Un impresionante memorial de la época soviética y una excursión para contemplar el relieve de un jinete tallado en la roca
Shumen es una moderna ciudad que surgió a partir de un fuerte situado a 5km, habitado desde la época de los Tracios. En el siglo VII la zona de los Balcanes pertenecía al Imperio Bizantino, pero entonces aparecieron los Búlgaros, un grupo de tribus nómadas procedentes de las estepas de Asia central que bajo el liderazgo de Khan Asparuh derrotaron a las tropas de Constantino IV, dando lugar al Primer Imperio Búlgaro, con capital en Pliska y más tarde en Preslav (ambas a apenas 20km de Shumen). Durante más de 300 años los Búlgaros fueron los principales rivales del Imperio Bizantino en su frontera occidental (igual que el Imperio Sasánida en la oriental), aunque también hubo periodos en los que convivieron en paz. Hasta que en el año 1018 una serie de exitosas campañas militares devolvió a los Bizantinos el control de los Balcanes, acabando con el Primer Imperio Búlgaro.
En la actualidad el centro de Shumen merece un paseo para ver diferentes edificios históricos. Pero los pocos turistas que visitan la ciudad lo hacen por dos motivos: descubrir el Monumento a los Fundadores del Estado Búlgaro, un gigantesco memorial de la época soviética; y realizar una excursión a Madara para contemplar el famoso Jinete, símbolo de Bulgaria. Como anécdota, en 1882 se empezó a elaborar en Shumen la cerveza Shumensko, la más antigua del país, que tuve oportunidad de probar en numerosas ocasiones.
VIAJE: VELIKO TARNOVO – SHUMEN
Este desplazamiento comenzó temprano en el Rooster Hostel de Veliko Tarnovo, tras una noche movida. En la habitación de al lado me tocaron unos chavales con ganas de fiesta (era sábado) y volvieron pasadas las 3h de la mañana gritando y dando golpes. Afortunadamente mis puñetazos en la pared les hicieron calmarse un poco. En fin… Ya en pie desayuné, preparé las mochilas y me dirigí a la Estación de Tren. El cielo estaba nublado y el camino era cuesta abajo, así que fue mucho menos duro que el día que llegué a la ciudad. En la taquilla compré mi billete (9,05L) y me senté a esperar en un banco.
Shumen se encuentra 140km al este de Veliko Tarnovo, y para llegar en tren de nuevo necesité hacer transbordo. Estas fueron las etapas:
1. Tren a Gorna Oryahovitsa: un trayecto de apenas 20 minutos que pasó volando.
2. Tren hasta Shumen: después de localizar el andén correcto esperé 40 minutos a que llegara el segundo tren, que cubría la ruta entre Sofía y Varna (en el Mar Negro). Como era domingo había bastante gente y viajé en un compartimento acompañado de dos señoras (una de ellas como en su casa, descalza y con los pies en el asiento de delante). El trayecto duró casi 2 horas, cruzando bosques y campos de cultivo. Yo fui escuchando música con mi iPod y aproveché para echar una cabezada (me moría de sueño). Y a las 13h llegamos a Shumen.
El lugar donde había decidido alojarme estaba a 15 minutos a pie, con lo cual no necesité utilizar un taxi. De camino recorrí calles solitarias, pasé junto a bloques de pisos de estilo soviético, y encontré el hotel sin problema.
ALOJAMIENTO: RÍO ROOMS – 36L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; lavabo privado con ducha de agua caliente; limpieza impecable; buena ubicación, a un cuarto de hora a pie del centro; tranquilidad total por la noche; mobiliario moderno; wifi rápido; aire acondicionado; nevera.
*Puntos en contra: camas individuales; encargada realmente antipática (las pocas preguntas que le hice fueron recibidas con mala cara); críos corriendo a cualquier hora del día justo encima de mi habitación; recibimiento caótico.
Reservé este alojamiento a través de Booking y la verdad es que los primeros momentos fueron para olvidar. De entrada la puerta se encontraba cerrada y no había nadie en la recepción. Y el número de teléfono del hotel no estaba registrado en Whatsapp, así que como solo tenía una tarjeta SIM de datos no pude contactar con la encargada. Solución: me acerqué a una tienda cercana, compré una bolsa de ganchitos (0,5L) y pedí a la dueña que llamara con su móvil. Suerte que la mujer me ayudó (no hablaba ni palabra de inglés) y al momento una abuela me abrió la puerta.
Tras esperar un momento en la cocina apareció la encargada, que hablaba un inglés básico, y me condujo a mi habitación. Pero pronto me di cuenta que no cuadraba con lo que había reservado: no tenía aire acondicionado; y estaba en un sótano (según Booking me correspondía una ventana con vistas). Por supuesto me quejé a la mujer y me reubicó a regañadientes en una habitación de la planta baja que sí coincidía con la de Booking. Vaya tela… Mi teoría es que nadie se había dado cuenta de mi reserva e improvisaron sobre la marcha, creándome una tensión innecesaria. Entre esto y el trato que recibí durante mi estancia no recomiendo este alojamiento.
Una vez instalado en la habitación salí a la calle a comer algo, porque ya se hacía tarde y al ser domingo no tenía demasiadas opciones (muchos restaurantes cierran).
COMIDA: VOYAGE RESTAURANT
Encontré este lugar a 10 minutos de mi alojamiento, rastreando en Google Maps, y la verdad es que triunfé. Cuenta con un mostrador donde tienen expuestos diferentes platos del día, y así pude curiosear y elegir fácilmente, sin confusiones por el idioma. Al final opté por una ensalada de tomate, pepino y queso feta; pastel de carne; y un arroz con leche bastante digno. Para acompañar, como no, una cerveza Shumensko. A continuación ocupé una mesa del comedor, donde había varias familias de lugareños. Todo estuvo muy rico, y me costó solo 11,5L.
Después de comer regresé a mi habitación para descansar un rato y evitar la parte central del día, porque el sol no daba tregua.
PASEANDO POR SHUMEN
Por la tarde salí a explorar la ciudad. Viniendo de Plovdiv o Veliko Tarnovo, la verdad es que mi primera impresión de Shumen fue decepcionante. En los alrededores de mi alojamiento solo había viviendas con jardines descuidados, aceras levantadas, basura, perros y gatos callejeros, y lugareños de rostro serio. Aunque la cosa mejoró bastante en los alrededores de la calle Slavyanski, una avenida peatonal del centro que comienza en el parque Gradska Gradina, con tiendas, locales de comida, edificios curiosos y animadas terrazas. Allí pasé varias horas entretenido.
Esto fue lo más destacado:
1. Russian Monument: está justo al principio de la calle. Es un monumento que tiene forma de pirámide cortada, con la estatua de un soldado ruso, una estrella (símbolo del Ejército Rojo) y las dos fechas en que Rusia liberó a Bulgaria (1878 y 1944).
2. Teatro Vasil Drumev: un imponente edificio de estilo soviético construido en 1981, con una fachada llena de arcos decorada con leones de metal.
3. Monument of Freedom: situado en la plaza del Ayuntamiento, data de 1965 y se compone de un pedestal sobre el que hay una estatua de un soldado ruso con los brazos abiertos; otra estatua de un enemigo sentado con las manos atadas a la espalda; y un panel con varios relieves donde aparecen militares del ejército ruso liberando al pueblo búlgaro (unos ondean una bandera con el símbolo de la hoz y el martillo).
4. Plaza Osvobozhdenie: es enorme y tiene un montón de edificios con fachadas de estilo Neoclásico, torres con tejados puntiagudos, columnas… Además hay una vieja torre de cemento que era parte de la antigua Oficina de Correos, con un bonito relieve de estilo soviético.
5. National Community Hall Dobri Voynikov: un centro cívico construido a mediados del siglo XIX con una fachada imponente. Se llama así en honor a un importante escritor nacido en Shumen. Sin duda es el edificio más fotogénico de la ciudad (mejor luz por la mañana).
6. Mezquita Tombul: es la más grande de Bulgaria, con un minarete de 40m de altura. Y no es de extrañar, porque en Shumen hay una importante comunidad turca que representa alrededor de un 12% de su población.
Cuando ya empezaba a hacerse tarde, caminé hasta un supermercado CBA y realicé una compra de comida. Ya en mi habitación solventé la cena con una lata de atún, queso, pan tostado y una chocolatina. Y me pude estirar en la cama a descansar y recuperar energías.
UN MONUMENTO GIGANTESCO
Al día siguiente me desperté tras una noche de sueño perfecta, aunque de buena gana me hubiera quedado un par de horas más en la cama, porque se estaba genial. Pero por delante tenía una jornada realmente intensa, así que desayuné (galletas, un plátano y un yogurt); me vestí; preparé la mochila pequeña; y salí a la calle, donde el sol ya apretaba.
Mi objetivo inicial era visitar el lugar por el que había decidido incluir Shumen en mi circuito por Bulgaria: el Monumento a los Fundadores del Estado de Bulgaria. Fue construido en 1981 para conmemorar los 1300 años desde la creación del Primer Imperio Búlgaro, y el gobierno comunista de la época no reparó en gastos, creando una obra de dimensiones descomunales. Para ello se utilizaron 50mil metros cúbicos de cemento y 2.500 toneladas de acero. Una auténtica locura. El monumento está situado en la cima del Monte Ilchov, a 450m de altura, y su silueta es visible desde 30km de distancia.
*Horario: 8h – 20h
*Precio: 4L
*Fotografía: ok
Se puede llegar al monumento de dos formas: en taxi (el trayecto cuesta alrededor de 6L); o subir a pie por una interminable rampa con 1300 escalones (un guiño al aniversario). A mí me encanta caminar, así que elegí la segunda opción. Como fui desde mi alojamiento, aproveché para atajar y me ahorré unas cuantas escaleras, pero aun así el ascenso fue agotador. No se acababa nunca.
Yo decidí avanzar a un ritmo constante, parando apenas un par de veces, y llegué arriba empapado en sudor. Y eso que la rampa atraviesa el bosque y hay bastantes tramos de sombra. A mi alrededor había un par de grupos de chavales subiendo, muchos sin camiseta porque el calor era importante. La recompensa de utilizar las escaleras (a parte de hacer deporte) fue que no tuve que pagar la entrada de 4L (si llegas en vehículo tienes que pasar obligatoriamente por la taquilla.
Tras recuperar la respiración me adentré en el Monumento a los Fundadores del Estado de Bulgaria. Es de estilo cubista, y está compuesto por enormes torres de cemento. A un lado hay una serie de estatuas representando a algunos de los monarcas (khans) más relevantes del Primer Imperio Búlgaro, como Asparuh, Tervel, Omurtag o Krum. Sus cuerpos son conjuntos de bloques de formas geométricas de los que sobresalen la cabeza, manos, pies y su espada. Por eso mucha gente se refiere a estas estatuas como los primeros Transformers. La mayoría están a varios metros de altura, y desde allí miran a los visitantes con rostro serio. Alguno parece que vaya a saltar hacia ti en cualquier momento. A su alrededor hay diferentes inscripciones donde se narra la historia del Primer Imperio Búlgaro.
Al otro lado hay unos mosaicos inmensos, donde de nuevo aparecen reyes con sus espadas, guerreros, monjes levantando crucifijos… Y coronando la estructura hay un león de granito que pesa… ¡mil toneladas! Todo en este monumento es a lo grande. Me lo pasé genial, deambulando entre las estatuas, examinando cada detalle y disfrutando del ambiente. A mi alrededor iban apareciendo grupos de lugareños, pero se marchaban al momento, y me venían bien para incluirlos en mis fotos y reflejar las dimensiones del lugar.
Por cierto, hablando de fotografía, lo mejor es visitar el monumento en un día nublado o por la tarde, porque el sol crea molestas sombras que dificultan la obtención de buenas imágenes. Yo cometí el error de acercarme por la mañana y en un día soleado, pero por suerte aparecieron un par de nubes que taparon el sol y me dieron margen suficiente.
Después de más de 2 horas paseando por el Monumento, decidí regresar al centro bajando (esta vez sí) los 1300 escalones, y acabé en la plaza del Ayuntamiento. Como ya eran casi las 13h, antes de continuar hacia la siguiente atracción del día preferí sentarme a llenar el estómago y descansar un rato.
COMIDA: MINALIAT VEK RESTAURANT
Ubicada cerca de la calle Slavyanski, se trata de una casa tradicional rodeada de jardines. La elegí porque había leído que tenía una gran variedad de platos típicos de la gastronomía búlgara. Pero cuando ocupé una mesa del comedor y examiné el menú (en inglés) comprobé que la oferta era excesivamente reducida. Menos mal que acerté con el plato. Pedí Svinski Dzholan (codillo de cerdo, muy habitual en Bulgaria), y me lo sirvieron deshuesado, acompañado de salsa, champiñones y puré de patatas. Estaba delicioso, con pan y dos cervezas Shumensko. Los camareros fueron muy simpáticos y el ambiente realmente agradable (era el único cliente en el comedor), así que repetiría. Precio: 21L.
EL FUERTE DE SHUMEN
A continuación ya estaba listo para seguir explorando. Bueno, al menos en teoría, porque el calor agobiante y los efectos del litro de cerveza y la comida me dejaron atontado un buen rato. Mi siguiente destino era el Fuerte de Shumen, situado en lo alto de una colina 5km al oeste de la ciudad. Para ello caminé hasta una parada de taxis, y uno me dejó en la puerta por 6L. En maps.me descubrí un sendero de 5,4km que comunica el Fuerte con el Monumento a los Fundadores del Estado de Bulgaria, atravesando una zona boscosa que pertenece al Shumen Plateau Nature Park. No hubiera estado mal, pero creo que hacer un alto para comer fue la opción más sensata.
*Horario: 9h – 19h
*Precio: 4L
*Fotografía: ok
La historia del Fuerte de Shumen es similar a la de otras fortalezas de Bulgaria, como Asen o Tsarevets. Primero se establecieron los Tracios en el siglo V AC; más tarde continuaron Romanos y Bizantinos; adquirió relevancia durante el Primer Imperio Búlgaro, al estar cerca de Pliska y Preslav; se convirtió en uno de los asentamientos más importantes del Segundo Imperio; y acabó arrasado por los Otomanos, aunque la ciudad de Shumen continuó creciendo. Tras comprar el billete accedí al recinto y estuve un buen rato paseando completamente solo.
Esto fue lo más destacado:
1. Cimientos: durante muchos años estuvieron ocultos bajo una capa de tierra, y los lugareños solían subir a la colina para acampar o jugar partidos de fútbol. Hasta que un equipo de arqueólogos trabajó en el lugar durante los años 80 y descubrieron los cimientos de viviendas, iglesias y torres, que se extienden por una amplia superficie.
2. Murallas y Torres: en el año 2015 se decidió reconstruir parte de las murallas, una puerta de entrada y una de las torres, coronada por la bandera de Bulgaria. Aunque lo podían haber hecho mejor, porque su aspecto es demasiado impecable, con bloques de piedra de color blanco. En varias ocasiones vi lagartijas correteando por las paredes.
3. Museo: ubicado en un antiguo refugio, alberga una pequeña colección con algunos de los hallazgos encontrados durante las excavaciones en el Fuerte. Monedas, utensilios de metal, objetos de cerámica… Allí conocí a un encargado que me aportó bastante información en un inglés muy correcto.
4. Vistas: tanto desde el Museo como desde la torre se puede disfrutar de una espectacular panorámica de los alrededores, con montañas del Shumen Plateau Nature Park cubiertas de bosques; el Monumento a los Fundadores del Estado de Bulgaria; y la ciudad.
Para regresar al centro de Shumen me encontré con el problema de siempre: no hay transporte público y no vi ningún taxi en la puerta del fuerte. Así que no me quedó otra que ponerme a caminar por la carretera. El paisaje es muy bonito y avancé entre árboles y vegetación exuberante. Pero como no había arcén los coches pasaban demasiado cerca y no me permitían relajarme. Por suerte a medio camino hay una fuente de agua helada y pude recuperar líquidos. A continuación llegué a la fábrica de cerveza Shumenko, y poco después encontré un taxi aparcado junto a la entrada de un parque. Así me ahorré algo más de 2km de trayecto por tan solo 2,9L. A esas alturas ya estaba agotado.
En el centro di un paseo por los lugares de interés que había visitado el día anterior, aprovechando que el sol los iluminaba de forma distinta (algunas fotos me quedaron mejor). Y seguí hasta mi alojamiento, de donde ya no salí. Allí estuve leyendo y descansando; y cené queso, pan tostado, una cerveza Kamenitza y un yogurt.
EL JINETE DE MADARA
La jornada comenzó con mi alarma sonando a una hora razonable porque no había necesidad de madrugar. La idea era realizar una excursión a la población de Madara, situada 15km al este de Shumen. Para llegar en transporte público la única opción es el tren, y decidí coger el de las 13.30h por dos motivos:
*Según mis investigaciones la mejor luz para la fotografía era por la tarde, y este tren encajaba a la perfección en mis planes.
*El tren anterior salía a las 7.20h, y no tenía ganas de levantarme tan temprano.
También hubiera podido utilizar un taxi, que por esa distancia no me habría cobrado mucho, pero el tren ya me vino bien. Durante la mañana aproveché para realizar varias gestiones que tenía pendientes (cortarme el pelo, dejar una bolsa de ropa sucia en una lavandería cercana…). Y a la hora indicada caminé hasta la Estación, compré el billete (1,5L) y subí al tren que se dirigía a Varna. El trayecto duró menos de 20 minutos, así que poco que contar.
Madara es una pequeña población de escaso interés, pero se encuentra a 2km de la Madara Archaeological Reserve, donde en el año 1872 se descubrieron varios lugares de gran importancia histórica. Aquí me tocó caminar, y la verdad es que no fue un paseo agradable: tuve que avanzar por una carretera sin apenas arcén con los coches pasando muy cerca; todo el recorrido fue cuesta arriba; el calor era infernal; y tenía una dolorosa rozadura en la ingle. Por lo menos el paisaje estuvo entretenido, y pude ver viviendas con jardines y viñedos, bosques y las montañas de fondo.
*Horario: 8h – 20h
*Precio: 5L
*Fotografía: ok
Tras pagar la entrada empecé a visitar las diferentes atracciones de la Reserva. Lo ideal hubiera sido sentarme un rato a comer algo y refrescarme, porque me encontraba muy cansado. Pero el cielo se estaba empezando a llenar de nubes y quería ver todo antes de que las condiciones de luz empeoraran. Así que me puse en marcha.
Esto fue lo más destacado:
1. Jinete de Madara: se trata de un relieve tallado en una pared de roca que representa a un hombre a lomos de su caballo atravesando a un león con su lanza y seguido por un perro. La obra data del siglo VIII y es única en Europa. Según algunos expertos el jinete es Khan Tervel, monarca del Primer Imperio Búlgaro. Alrededor del relieve hay 3 inscripciones en griego donde se relatan las hazañas de Tervel y otros dos monarcas (Kormisosh y Omurtag). Por ejemplo, Tervel ayudó al Emperador Justiniano a recuperar el trono de Bizancio, y durante un tiempo ostentó el título de Cesar.
Cuando llegué a la base de la pared solo había una familia de lugareños, y al poco me quedé solo contemplando el relieve, que se ha convertido en el símbolo de Bulgaria: aparece en todas las monedas entre 1 y 50 stotinki; y tras una votación popular se decidió que también lo haga en las monedas de 1 euro (cuando Bulgaria se incorpore a la Zona Euro). Yo me lo esperaba más grande, quizás influido por los impresionantes relieves Sasánidas que visité en Irán, en lugares como Persepolis o Kermanshah. Pero bueno…
2. Fuerte de Madara: situado en la parte superior de la pared de roca. Para alcanzarlo primero seguí un sencillo sendero atravesando el bosque; y después tuve que encarar una vertiginosa subida por una serie de escalones tallados (casi 400) hasta la cima. Costó, pero cuando llegué al Fuerte no había nadie y exploré el lugar a mi aire. Fue construido en el siglo IV por los Romanos y reformado durante la Edad Media hasta la invasión Otomana. En la actualidad se conservan algunos muros y los cimientos de una iglesia donde la gente ha creado un pequeño altar con un icono y deposita flores y ofrendas. Desde el Fuerte las vistas son espectaculares, con el pueblo de Madara rodeado de campos de cultivo, y los acantilados.
El descenso tampoco fue sencillo, porque el terreno es resbaladizo y un paso en falso te envía al fondo del barranco. Por suerte hay barandillas a las que agarrarse en caso de duda. De camino vi varias lagartijas, un Lagarto Verde de gran tamaño; y varios grupos de lugareños que se habían animado a subir.
3. Cuevas: están en la base de las montañas, al este del Jinete de Madara. Hay tres: una enorme, que en el pasado albergaba un santuario Tracio dedicado a las Tres Ninfas (diosas de la naturaleza); una pequeña, habitada en tiempos del Paleolítico; y en la última está la Capilla de San Panteleimon, llena de iconos, amuletos, crucifijos y trozos de papel con deseos de la gente. En estas cuevas se respira una atmósfera especial.
Después de la última visita estaba que no podía con mi alma. Me moría de hambre y sed, y la rozadura de la ingle ya era insoportable. Pero bueno, bajé las escaleras como pude e hice un alto en una cafetería cercana, donde me tomé dos cervezas Kamenitza que me dejaron como nuevo (5L). Allí me quedé una hora descansando y aproveché para picar unas galletas que llevaba en la mochila.
Más tarde caminé de regreso a la Estación de Tren. En mi mapa aparecían dos, y al final me hice un lío (esas cervezas…) y acabé en la que ya no se utiliza (una pena, porque el edificio me gustó mucho). Por suerte la Estación correcta está a tan solo 10 minutos a pie, y llegué sin problema siguiendo un sendero paralelo a la vía, rodeado de vegetación, con granjas y buenas panorámicas de las montañas.
El tren apareció a las 19h y subí a un vagón. Como en la Estación de Madara no hay taquilla tuve que pagar el billete al Revisor. Y llegué a Shumen según lo previsto (mucho antes pude ver en la distancia la silueta del Monumento a los Fundadores de Bulgaria). Así acabó mi recorrido por Shumen y alrededores.
CONCLUSION
Shumen es una ciudad alejada de los circuitos turísticos tradicionales y desde Veliko Tarnovo la gente suele viajar directa a Nesebar. Pero si te gusta el arte soviético deberías hacer todo lo posible por incluirla en tu itinerario y dedicarle un día, porque las gigantescas estatuas del Monumento a los Fundadores del Estado de Bulgaria son una auténtica locura. No muy lejos también se puede visitar el famoso Jinete de Madara. El relieve no me impresionó demasiado, pero si dispones de tiempo y el clima acompaña constituye una agradable excursión de media jornada para disfrutar de la Bulgaria rural.
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Comentarios
2 Comentariosmarcos
Dic 22, 2022Muy buen post, soy de esa zona y redactas 10/10
Ganas De Mundo
Dic 29, 2022Muchas gracias!