Recorriendo un valle dominado por las ruinas de un castillo medieval, alojado en una cabaña propiedad de una encantadora familia
El Valle de Yeghegis es un rincón de Armenia totalmente al margen del turismo de masas que invade otros lugares del país, como alguno de sus famosos monasterios. Este valle ofrece un paisaje precioso, con afiladas montañas, pináculos de roca y aldeas tradicionales. La población de Yeghegis constituye una buena base para explorar la zona. Cuenta con tres iglesias antiguas y un interesante cementerio judío. Y la excursión hasta las ruinas del Fuerte de Smbataberd proporciona panorámicas insuperables de la zona, incluido el vecino Valle de Artabuynk.
VIAJE: ARENI – YEGHEGIS
La jornada comenzó en la Areni Lodge Guesthouse con un desayuno servido en el jardín, rodeado de vegetación y tranquilidad. Esperaba más del menú, pero me tuve que conformar con dos huevos duros minúsculos; queso; pan con mermelada y mantequilla; y una taza de té. A continuación preparé la mochila y desalojé la habitación. Para viajar hasta Yeghegis necesitaba un taxi y al comentárselo el día anterior a Hasmik me dijo que me llevaría ella en su coche. Aunque por la mañana estaba muy liada y al final llamó a un amigo. Por lo menos apareció al momento, así que subí al vehículo y nos pusimos en marcha.
La población de Yeghegis está a 30km de Areni y tardamos unos 20 minutos en llegar. Primero conduciendo hacia el este, pasando cerca de Yeghegnadzor (la capital de la Provincia de Vayots Dzor); y después hacia el norte, alcanzando Shatin, donde comienza el Valle de Yeghegis. Durante el trayecto fui entretenido disfrutando del paisaje. Para llegar al alojamiento que había elegido cruzamos Yeghegis y nos desviamos por una pista sin asfaltar hasta la entrada. Precio: 5.000D (muy correcto, gracias a la gestión de Hasmik).
ALOJAMIENTO: THE RIVER HOUSE YEGHEGIS – 5.850D/Noche
*Puntos a favor: cabaña muy espaciosa; limpieza extrema; ubicación inmejorable, a escasa distancia del río Yeghegis, rodeado de montañas y vegetación; tranquilidad total por la noche; cocina compartida; servicio de comidas muy económico; familia propietaria realmente encantadora; precio; espectacular desayuno incluido.
*Puntos en contra: camas individuales (pero muy cómodas); lavabo exterior compartido (aunque solo lo utilicé yo) y estilo turco; wifi lento en mi bungalow.
Elegí este alojamiento gracias a las recomendaciones de Sarah, la chica de Gales que conocí en Turquía, y fue todo un acierto. La dueña me recibió con dos tazas de té de rosas acompañadas de frutas, galletas y nueces (así pude complementar el escaso desayuno en Areni); el marido me dio más nueces acabadas de recoger del árbol; y la hija (la única que hablaba inglés) atendió todas mis dudas con una sonrisa de oreja a oreja.
La guesthouse contaba con muy buenas críticas de los usuarios (no me extraña), así que de nuevo opté por reservar una noche a través de Booking para evitarme problemas. Al final me quedé otra más para descansar y cargar pilas de cara a mi aventura por los Montes Geghama. Pagué el mismo precio, pero no me importó lo más mínimo. Una vez instalado decidí aprovechar el día, así que cogí mi cámara y salí a explorar los alrededores.
UN PASEO POR YEGHEGIS
A pesar de tratarse de una pequeña aldea, en el pasado Yeghegis debió ser un lugar importante, porque cuenta con una serie de monumentos que merece la pena visitar:
1. Cementerio Judío: a pocos metros de mi alojamiento, accedí cruzando el río por un puente metálico. El lugar es realmente atmosférico. Data de los siglos XIII-XIV, y se trata de un pequeño recinto con una serie de tumbas y lápidas, algunas de ellas con grabados en hebreo. Hasta su descubrimiento no se tenía constancia de la presencia de judíos en Armenia. La anécdota se produjo cuando durante la visita me dejé la puerta abierta y se coló una vaca. Por suerte me hizo caso y la pude sacar.
2. Iglesias: en Yeghegis hay nada menos que tres:
*Surp Zorats: data del siglo XIV, cuando el Reino de Armenia estaba bajo el dominio del Imperio Mongol. Se encuentra en las afueras del pueblo, dominando una colina, y su diseño es único: en vez de un recinto cubierto la iglesia consta de un altar exterior. Los expertos creen que servía para bendecir a las tropas antes de partir hacia la guerra. Alrededor del templo hay varias lápidas medievales y khachkars. Y las vistas de las montañas son preciosas.
*Surp Karapet: construida durante el siglo XIII, cuenta con alguna lápida curiosa en el exterior.
*Surp Astvatsatsin: es del siglo XVIII, y está situada en el centro de Yeghegis. En los muros exteriores hay khachkars y cruces grabadas. La puerta estaba cerrada, así que no pude visitar el interior.
Las tres iglesias estaban desiertas, y pude contemplarlas con total tranquilidad. Entre una y otra pasé junto a huertas con árboles frutales (principalmente manzanos, perales y nogales); y lugareños que me saludaban con caras de curiosidad.
3. Entrada del pueblo: hay un recinto con una khachkar llena de relieves con cruces; y varias tumbas medievales.
Tras explorar Yeghegis, busqué el inicio de la ruta hasta el siguiente lugar de interés del día.
EL FUERTE DE SMBATABERD
Desde Yeghegis se puede caminar hasta las ruinas del Fuerte de Smbataberd. El sendero está muy bien señalizado y son solo 3km. Aunque los comienzos no me inspiraron mucha confianza: la señora de mi alojamiento me ofrecía un palo para defenderme de las serpientes, que por lo visto abundan en la zona; y en las afueras de Yeghegis me bloquearon el paso dos perros muy agresivos (por suerte había un lugareño cerca y los pudo calmar lo justo para que pudiera continuar la ruta).
Menos mal que el resto del camino transcurrió sin incidentes. El sendero subió sin parar, ofreciendo muy buenas vistas del Valle de Yeghegis, con las casas del pueblo rodeadas de árboles y campos de cultivo; y las escarpadas montañas de fondo. Las plantas estaban plagadas de pequeños saltamontes, y a cada paso que daba aparecían decenas en todas direcciones. También pájaros, lagartijas, una mantis religiosa, y coloridas mariposas revoloteando. Poco a poco fui avanzando, y alcancé la parte superior del valle sin cruzarme con nadie más. Desde allí continué hasta llegar al castillo.
El Fuerte de Smbataberd fue construido en el siglo V, aunque durante el siglo XIII los príncipes Orbelianos realizaron importantes reformas para utilizar el castillo en su lucha contra el Imperio Selyúcida. Actualmente solo quedan en pie los muros exteriores, y una torre central en ruinas. Yo fui directo a la torre y me senté un buen rato a contemplar la espectacular panorámica, totalmente solo. Ante mí se desplegaban las murallas del castillo y los valles de Yeghegis y Artabuynk, con una luz perfecta para la fotografía. Fue uno de esos momentos inolvidables. Además surgió de la nada un gigantesco saltamontes que se paró a un par de metros de donde estaba.
Más tarde apareció gente: una pareja de lugareños, un grupo de chicas… Así que decidí volver a Yeghegis. Otra opción hubiera sido bajar hasta la población de Artabuynk (4km bien señalizados), visitar el Monasterio de Tsakhatskar, y viajar a Yeghegis en taxi. Pero ya había tenido suficiente arquitectura religiosa por un día.
REGRESO A YEGHEGIS
Para alcanzar Yeghegis utilicé el mismo sendero, esta vez cuesta abajo. La novedad fue cruzarme con una pareja de turistas que se dirigían a Smbataberd; y que entré en el pueblo evitando el punto donde me había encontrado con los perros agresivos.
Tras una intensa jornada estaba hambriento, así que busqué algún lugar para llenar el estómago, y de paso descansar un rato a la sombra, porque el sol apretaba. Solo encontré una tienda de comestibles, pero me vino genial. Compré un paquete de galletas, y cayeron un par de cervezas armenias de 0,5l, bien frías, sentado en la puerta del local. Todo por 1.150D (apenas un par de euros). Tuve suerte, porque al poco de pedir la segunda cerveza el dueño cerró la tienda y se marchó a casa con su familia.
A continuación caminé hasta mi cabaña y me estiré un rato en la cama a leer, todavía bajo los efectos del litro de cerveza. Una jornada aprovechada al máximo.
CENA: THE RIVER HOUSE
Como en Yeghegis no hay restaurantes, opté por cenar en mi alojamiento. A la hora acordada fui al comedor y disfruté de un fantástico menú: ensalada de tomate y pepino; sopa con carne y verduras; arroz blanco con verduras; y queso. Para beber, dos tipos de agua fría, una con manzana y otra con menta y limón. Todo delicioso y abundante. Ya tenía ganas de una cena casera (la última había sido en Dilijan). Precio: 2.500D. Como no había más huéspedes cené solo, comentando algo de vez en cuando con la hija de los dueños.
Después de cenar volví a la cabaña y al poco ya estaba durmiendo, acompañado del sonido de miles de insectos y las aguas del río de fondo. En los últimos días no había parado, y el cansancio comenzaba a notarse. Y el siguiente paso iba a ser todo un reto: recorrer en solitario los Montes Geghama.
CONCLUSIÓN
Tras visitar el Monasterio de Noravank, el Valle de Yeghegis es un destino ideal para perder de vista por un tiempo a los grupos de turistas. Aquí encontrarás buenas caminatas, paisajes espectaculares y monumentos medievales que te mantendrán entretenido. Te recomiendo al menos una jornada completa para explorar la zona, alojándote en la excelente The River House Yeghegis. Aunque si dispones de tiempo y buscas un sitio para relajarte unos días, no se me ocurre un lugar mejor.
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