En un lago compartido con Albania, explorando a pie aldeas tradicionales y navegando sus aguas entre cientos de aves
Con una media de 450km2 de superficie (varía según la época del año) el lago Skadar es el más grande de los Balcanes y está dividido casi a partes iguales entre Montenegro y Albania, donde es conocido con el nombre de lago Shkoder o Shkodra. La zona de Montenegro fue designada parque nacional en el año 1983 y su territorio está habitado por una fauna muy variada, que incluye una gran cantidad de aves (como el raro Pelícano Dálmata) y varios peces y moluscos endémicos. Gracias a la abundancia de playas en Montenegro el lago Skadar no sufre la masificación turística de otros sitios como el lago Ohrid, y constituye un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza.
La mejor base para conocer el lago es la población de Virpazar, que cuenta con un fuerte Otomano, un curioso memorial, y numerosas compañías que organizan excursiones en barco por los alrededores, visitando islas y ruinas abandonadas. Además hay rutas de senderismo que enlazan con aldeas tradicionales, como Godinje.
VIAJE: BUDVA – VIRPAZAR
Este fue el desplazamiento más laborioso de mi recorrido por Montenegro, lo cual tampoco quiere decir mucho teniendo en cuenta las reducidas dimensiones del país. Constó de 2 etapas:
1. Autobús a Bar: tras desalojar mi apartamento de Budva caminé acompañado de la propietaria (Stanislava) hasta la Terminal de Autobús; compré el billete en la taquilla (6€); y tomamos un café con leche en el bar (1,4€). La chica me estuvo explicando su odisea tras serle diagnosticado un cáncer de útero unos meses antes (algo había deducido por su aspecto) en una época donde la única enfermedad que parecía importar en el mundo era el coronavirus. En fin… A continuación nos despedimos con un abrazo, me dirigí a la zona de andenes, y al momento apareció un minibús. El conductor me cobró 1€ adicional por guardar la mochila grande en el maletero; ocupé un asiento junto a la ventana; y nos pusimos en marcha.
El trayecto duró 1 hora, con una primera parte que pasó por lugares que ya conocía, como Sveti Stefan o Petrovac. Después seguimos la costa hacia el sur hasta llegar a la Terminal de Bar, una ciudad moderna de nulo atractivo turístico, a no ser que quieras viajar en ferry a Bari (Italia).
2. Tren hasta Virpazar: por suerte la Estación de Bar se encuentra a solo 5 minutos de la Terminal, así que llegué caminando bajo una fina lluvia; y compré el billete en la taquilla (1,2€). Cerca de la entrada se me acopló una mujer que no paraba de ofrecerme cosas con unas formas demasiado bruscas: taxi a Virpazar (¡?); alojamiento; visitar el café de un amigo… Me costó quitármela de encima pero al final lo conseguí.
Hay varios trenes al día que cubren la ruta entre Bar y Podgorica con parada en Virpazar, aunque a mí me tocó esperar casi 3 horas hasta la siguiente salida. Buena parte de ese tiempo lo pasé sentado en un bar cercano, donde me tomé un café con leche (1€) y estuve organizando la visita al lago Skadar. Un rato antes de la hora prevista regresé a la Estación y el tren llegó puntual. Yo me subí a uno de los vagones de Segunda Clase y me senté al lado de la ventana. El aspecto exterior del tren daba un poco de miedo, sucio y cubierto de grafitis, pero dentro estaba impecable.
Al cabo de 25 minutos aparecí en Virpazar. El tren primero siguió la costa hasta Sutomore, y después atravesó las montañas por un larguísimo túnel. Antes de bajar estuve charlando con el simpático revisor, que me recomendó lugares para visitar en Montenegro. Muy majo, igual que el conductor del minibús, que me ayudó a ponerme la mochila grande. Nada que ver con lo vivido en Croacia o Bosnia. Desde la Estación de Virpazar me dirigí al alojamiento elegido para pasar la noche.
Nota: podría haber optimizado este desplazamiento bajándome del minibús en Sutomore y esperando el tren allí. De esta forma es muy probable que hubiera llegado a tiempo para coger el tren anterior, ahorrándome la espera (y algo de dinero).
ALOJAMIENTO: APARTMAN PAVLE – 16€/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; baño privado con ducha perfecta; buena limpieza; ubicación a 15 minutos del centro de Virpazar; radiador eléctrico; wifi rápido; nevera; propietarios (Pavle y su madre Branka) muy amables; comida y bebida de cortesía; precio; desayuno incluido.
*Puntos en contra: cama individual; colchón incómodo; habitación sin ventanas; la familia vive en el piso de arriba y se escuchan ruidos y voces hasta muy tarde (el techo es demasiado fino).
Al ser temporada baja había un montón de habitaciones disponibles en Booking, pero no tardé en elegir Apartman Pavle por las excelentes valoraciones de otros usuarios, que destacaban la increíble hospitalidad de los propietarios, y reservé 3 noches. Nada más llegar Pavle y Branka me recibieron con un enorme plato de queso y salchichón, y una botella de vino tinto elaborado por la familia (las venden a 8€); y charlamos unos minutos. En general acabé satisfecho con la estancia, aunque los ruidos me tocaron bastante las narices.
Como me moría de hambre a la que me quedé solo en la habitación dejé el plato limpio y me bebí media botella de vino. Todo estaba delicioso. A continuación cogí mi cámara de fotos y caminé hasta el centro del pueblo. Durante el trayecto avancé unos metros por la carretera general, con vehículos circulando a toda velocidad a pesar de un cartel donde se advierte que es una zona de paso de nutrias. Después crucé las vías del tren y continué campo a través por un sendero mucho más tranquilo.
UN PASEO POR VIRPAZAR
La vida en Virpazar gira en torno a las excursiones en barco por el lago Skadar. Junto al puente de piedra hay un montón de embarcaciones de todo tipo; en las calles se suceden los pequeños mostradores de madera con fotos de las principales atracciones; dos lugareños se acercaron a ofrecerme sus servicios; y vi varios “centros de información” que en realidad son agencias encubiertas. Yo tenía claro que quería navegar el lago pero no en ese momento, así que me mantuve al margen y visité otros sitios:
1. Memorial: el 13 de Julio de 1941 un grupo de Partisanos se levantaron contra el cuartel del ejército Italiano que controlaba la zona y consiguieron liberar Virpazar. Para homenajear a los fallecidos se inauguró en 1964 una espectacular estatua de bronce ubicada sobre un pilar de roca que representa a 3 Partisanos en combate.
2. Fuerte Besac: fue construido por los Otomanos en el año 1478 tras la caída del Principado de Zeta, y durante la Segunda Guerra Mundial los Italianos lo utilizaron como prisión. El terremoto de 1979 provocó importantes daños, pero los trabajos de restauración finalizaron en el 2013 y hoy día luce impecable (demasiado para mi gusto).
El fuerte corona una colina situada en las afueras de Virpazar y se accede por una serie de escaleras. Yo tenía entendido que la entrada costaba 1€, pero a lo mejor es en verano porque durante mi visita no había nadie vendiendo billetes. El edificio consta de dos torres laterales y una central que ofrecen bonitas vistas de Virpazar y el lago Skadar. Al lado está el antiguo cuartel, reconvertido en restaurante con una terraza que ocupaba buena parte del recinto (a pesar de la escasez de turistas).
Tras contemplar el atardecer regresé al centro del pueblo, hice una compra de comida en una tienda, y volví a mi alojamiento, donde me dediqué a leer y descansar. Para cenar cayó pan tostado, una cerveza Niksicko y un plátano.
PRIMER DIA EXPLORANDO EL LAGO SKADAR
El día comenzó después de una noche un poco movida, porque los ruidos de la familia en el piso de arriba me despertaron un par de veces. Al menos conseguí volver a quedarme dormido al momento y descansé lo suficiente. Ya en pie me vestí; preparé la mochila pequeña; y un cuarto de hora antes de lo previsto Branka me trajo a la habitación el desayuno. El menú consistió en un generoso plato de Priganice, mermelada, queso, dos huevos duros y un vaso de leche. Acabé a reventar, y aun así sobró comida.
A continuación salí a la calle, donde me llevé una gran decepción. La previsión del tiempo apuntaba a un día soleado y me encontré con el cielo cubierto de nubes grises y un ambiente frío que me obligó a ponerme la chaqueta. Una pena porque mi plan para esta jornada era realizar una ruta a pie por los alrededores del lago Skadar en busca de buenas vistas, y los lagos sin una luz adecuada son lugares poco fotogénicos. En fin, a pesar de las condiciones adversas caminé hasta el centro de Virpazar y allí comencé el recorrido. Esto fue lo más destacado:
1. Zabes: primero seguí hacia el sur la carretera que bordea el lago Skadar, y al cabo de unos minutos me desvié a la derecha por una carretera local que me llevó hasta la población de Zabes. Apenas pasaban vehículos así que no fue un problema, y durante el trayecto contemplé una gran panorámica del valle.
En Zabes vi alguna casa antigua en ruinas y subí por una empinada pista para visitar la Iglesia de Sveti Nikola. La puerta estaba cerrada y no pude ver el interior, pero me entretuve paseando por el cementerio que la rodea, con lápidas antiguas y la tumba de un niño con una siniestra estatua donde aparece vestido de corto sosteniendo una pelota de fútbol.
2. Sveti Jovana y Sveti Nikola: a continuación dejé atrás Zabes y seguí por la carretera local, donde hay varias mansiones abandonadas. Yo entré en un par que se estaban cayendo a trozos, aunque todavía conservaban sus entradas señoriales, las baldosas del suelo, puertas y ventanas, y restos de pintura en las paredes. Fue toda una sorpresa.
En un punto giré a la izquierda por una pista asfaltada y llegué a la Iglesia de Sveti Jovana y Sveti Nikola. Me llamaron la atención el campanario y la fachada decorada con símbolos religiosos. También estaba cerrada y me tuve que conformar con explorar el cementerio, mientras dos cuervos sobrevolaban la zona. La buena noticia fue que el cielo se despejó bastante de nubes y empezó a lucir un sol radiante.
3. Mirador Brcelice: junto a la iglesia arranca un sendero que se adentra en la montaña y sube sin parar. Está muy bien señalizado, con marcas de pintura roja y cartelitos de madera. Y me hizo sentir en plena naturaleza, rodeado de plantas exóticas, coloridas flores y árboles de hojas curiosas. Me habían dicho que en la región abundan las tortugas de tierra y me hubiera encantado ver alguna, pero no fue posible porque a mediados de octubre ya se han ocultado bajo tierra para pasar el invierno. A cambio descubrí una enorme oruga de color naranja. Cómo sería que confundí el ruido que hacía al moverse con el de una tortuga. El sendero tiene un par de tramos estrechos demasiado cerca del barranco, pero los sorteé sin problema.
Al final, tras un largo ascenso, alcancé el Mirador Brcelice, un collado rocoso con unas vistas excelentes: a un lado el valle con Virpazar y Zabes; y al otro una extensión de espesos bosques, el lago Skadar y las montañas de fondo. Allí me quedé un rato disfrutando de la escena totalmente solo (en Montenegro si no se puede llegar en coche no hay gente).
4. Godinje: desde el mirador comencé un vertiginoso descenso por un terreno complicado, con piedras sueltas que me obligaban a medir cada paso para evitar una caída. Además tuve que consultar el mapa en un par de ocasiones porque el camino desaparecía. A mi alrededor revoloteaban todo tipo de pájaros, incluidas varias ruidosas urracas. Más tarde me interné en un bosque muy atmosférico y avancé en paralelo al cauce seco del río Celista. Cuando estaba a punto de llegar a Godinje se desvió a la derecha y seguí caminando por la ladera de la montaña. A cambio disfruté de una panorámica espectacular del lago Skadar con una luz perfecta.
Una vez en Godinje dediqué un rato a explorar el pueblo. Sus casas son modernas, pero están rodeadas de viñedos y árboles frutales de vivos colores. Me crucé con dos lugareños que transportaban cubos con uvas recién prensadas. Y vi varios mostradores de madera que anunciaban excursiones en barco (desatendidos al no haber turistas); y carteles con productos tradicionales a la venta (vino, rakija, queso…). En un jardín una familia preparaba una barbacoa, con niños jugando y un ambiente festivo.
En mi opinión la principal atracción turística de Godinje es un memorial inaugurado en 1982 para homenajear a los vecinos fallecidos durante las dos Guerras Mundiales. Se compone de una escultura que evoca la forma de una granada (una fruta muy extendida en la zona) y dos relieves de bronce con escenas de las batallas. Está sobre una colina en el centro del pueblo y las vistas son geniales.
5. Pjesacac Beach: después caminé hacia el este entre frondosos árboles por una carretera local de tráfico muy escaso. Y en un punto giré a la izquierda siguiendo una pista asfaltada que me llevó hasta la orilla del lago Skadar. Allí me encontré con una imagen de postal: el agua cubierta de nenúfares; grupos de patos nadando; y varias barcas. No paré de hacer fotos.
Después continué bordeando la orilla por una estrecha pista de cemento, crucé un restaurante (cerrado) y llegué a Pjesacac Beach. En verano es un lugar muy popular y hay varios muelles con espacio para un buen número de embarcaciones. Pero durante mi visita no había absolutamente nadie y pude pasear a mi aire por la playa, formada por pequeñas piedras de color blanco. Al otro lado descubrí un grupo de cormoranes secándose sobre unas ramas, pero al poco de verme salieron volando. Yo aproveché para comerme un plátano mientras disfrutaba del paisaje, con una barca de pescadores alejándose y las montañas cubiertas de bosques en la distancia. Fue un gran momento.
A no mucha distancia se puede ver la minúscula Isla Grmozur con las ruinas de un antiguo fuerte Otomano. Fue construido en 1843, aunque unos años más tarde cayó en manos de Montenegro y se utilizó como prisión.
6. Mirador: me hubiera quedado más tiempo en Pjesacac Beach, pero ya eran las 16h pasadas y por delante tenía 6,5km de carretera para regresar a Virpazar. Durante el trayecto crucé Godinje; y seguí el contorno del lago Skadar, con panorámicas espectaculares. Al principio me tocó subir sin parar hasta llegar al punto más alto, donde hay un mirador con un banco para sentarse a contemplar las vistas del lago. Cuando llegué el sol ya se había ocultado tras las montañas y me tuve que poner la chaqueta porque empezó a refrescar.
A continuación avancé cuesta abajo hasta el centro de Virpazar. Tenía los pies doloridos, pero no aflojé el ritmo y llegué antes de que se hiciera de noche.
CENA: KONOBA BADANJ
Como estaba hambriento entré en el primer restaurante que vi sin complicarme la vida. Allí ocupé una mesa del comedor y pedí una Ensalada (con lechuga, tomate y pepino); Goulash con patatas; y 2 cervezas Niksicko pequeñas. La verdad es que me gustó todo: camarero atento, los platos aparecieron rápido; la comida estaba rica; y el precio correcto (13€). El restaurante también tiene una terraza junto al lago, pero de noche hacía demasiado frío.
Una vez con el estómago lleno volví a mi alojamiento por el sendero que cruza el campo, rodeado de una oscuridad total (suerte de mi linterna). En la habitación me hubiera gustado estar tranquilo, pero los gritos y ruidos del piso de arriba se alargaron hasta pasada la 1h y me obligaron a dormir con tapones en los oídos. Toda una falta de respeto sabiendo que estaba justo debajo.
SEGUNDO DIA EXPLORANDO EL LAGO SKADAR
La jornada comenzó tras una noche de sueño impecable, aunque imagino que gracias a los tapones. A continuación me vestí, ordené un poco la habitación, y apareció Branka con el desayuno. Esta vez había cocinado dos huevos fritos, salchichas y dos pimientos, con un vaso de leche para acompañar. Todo muy rico.
Después me dirigí al centro de Virpazar sin tener nada claro qué iba a ocurrir. Mi idea era realizar una excursión en barca por el lago Skadar, pero había 2 problemas:
*La temporada finaliza en septiembre, y de las 50 compañías que ofrecen excursiones durante el verano solo había operativas 3.
*En el caso de encontrar una barca disponible tenía que intentar compartirla con otros turistas en la misma situación que yo para reducir costes, y los pocos que había visto en Virpazar eran familias locales o grupos organizados.
Yo decidí no agobiarme y me acerqué al puente de piedra donde se concentran todas las embarcaciones. Si tenía suerte hacía la excursión; y si no pues me olvidaba del tema (o lo intentaba más adelante en Rijeka Crnojevica). Al principio la cosa pintaba fatal: solo vi una compañía operativa pero no tenía clientes; y por un recorrido privado de hora y media me pedían 30€. Ante esto decidí dar un paseo y volver más tarde, aunque la situación era idéntica. Y cuando ya estaba a punto de arrojar la toalla descubrí otra compañía con unos turistas esperando junto al mostrador de madera. Así que me acerqué, pregunté al dueño (Predrag), y saltó la sorpresa: en 10 minutos salía una barca para realizar una excursión de 2 horas; y me pude apuntar pagando 10€ + 4€ por la entrada al Parque Nacional. No me lo podía creer…
La compañía se llama Kingfisher, una de las primeras que comenzó a funcionar en Virpazar; y Predrag fue el encargado de conducir la embarcación. Habla un inglés impecable y no paró de aportar datos interesantes del lago y buscar aves. La barca estaba en perfecto estado y había espacio de sobras (solo la compartí con un inglés y una pareja de abueletes franceses). Además durante el trayecto comimos Priganice con miel acompañados de vino blanco. Un servicio impecable.
Para empezar navegamos por un brazo de agua del lago Skadar entre juncos y vegetación exuberante, descubriendo Garzas Blancas, una enorme Garza Real que levantó el vuelo, y huidizos Martines Pescadores. Una pena que durante todo el día el cielo estuvo cubierto de nubes y la luz para la fotografía no era muy buena. Después continuamos por el centro del lago, donde hay un puente moderno utilizado por la carretera que va a Podgorica; y las ruinas del Fuerte Lesendro. Este castillo fue construido en 1843, durante el reinado de Petar II Petrovic-Njegos, para defender el territorio de Montenegro de los ataques del Imperio Otomano. Y hasta las obras de la carretera estaba situado en una isla.
A continuación llegamos a una zona cubierta de nenúfares. En verano es posible ver montones de flores de color blanco, pero a estas alturas del año ya habían desaparecido. Al menos contemplamos centenares de aves: Cormoranes nadando o secándose sobre las ramas; Gaviotas; Patos; y hasta una pareja de Pelícanos Dálmatas (según Predrag tuvimos mucha suerte, porque normalmente habitan otra parte del lago). Estuvo genial, rodeados de un paisaje formado por montañas cubiertas de bosques; y de vez en cuando pasaban barcas de pesca. En un punto Predrag paró el motor y nos ofreció la posibilidad de bañarnos. Solo se animó el inglés y apenas duró unos segundos porque el agua estaba helada (creo que su verdadero objetivo era hacerse una foto saltando).
El recorrido nos llevó cerca de la desembocadura del río Moraca (principal fuente de agua del lago Skadar); y en la distancia vimos la silueta del Monasterio de Kom, ubicado en la Isla de Andrijska Gora. Pero estas dos atracciones no están incluidas en la excursión de 2 horas, con lo cual iniciamos el regreso a Virpazar. De camino charlé con el inglés, que en un par de meses viajando había visitado casi más países que yo en el último año (¡?).
A ver, me hubiera encantado realizar una excursión más larga. La de 6 horas incluye muchas más atracciones y cuesta 29€ por persona; y la de 3,5 horas sale por 19€ (siempre y cuando haya un grupo interesado). Pero teniendo en cuenta la situación no me puedo quejar.
Nota: desaconsejo por completo contratar las excursiones del Hotel/Restaurante Pelikan. Su dueño suele merodear la entrada del pueblo abordando a los turistas (doy fe de ello); y al día siguiente me pidió que le escribiera una valoración positiva en Google sin haber utilizado sus servicios (obviamente me negué). Predrag tampoco me habló muy bien de él.
En fin, de nuevo en tierra firme busqué un lugar para comer, porque al ser domingo muchos restaurantes cerraban pronto y no quería jugármela.
COMIDA: DOMACA KUHINJA
Elegí este restaurante al azar y me senté en una mesa de la terraza, donde había varios lugareños bebiendo vino y tapeando. Allí me recibió un camarero de rostro apático, y tras examinar el menú pedí Sopa de Pescado, el Plato Especial Domaci (carne de cerdo, un par de cevapi y patatas fritas), y una jarra de cerveza Niksicko. Precio: 10,5€.
La verdad es que no acabé muy satisfecho: la ensalada que prometía el Plato Especial resultó ser un trozo de cebolla (¡?). Y la actitud del camarero fue lamentable: me trajo la cuenta sin darme opción a pedir algo más; me dijo que no había café (algo difícil de creer en los Balcanes); y se quedó con los 50 céntimos del cambio. Me sorprendió teniendo en cuenta que el restaurante acababa de abrir. Pero bueno, como se me había antojado un café con leche caminé hasta el cercano Konoba Badanj y me lo tomé allí (1,5€).
EN UN MIRADOR SOLITARIO
Después de comer decidí hacer una pequeña excursión para despedirme de Virpazar, y subí hasta un mirador situado 1,5km al norte del pueblo. Primero caminé por la carretera que va a Rijeka Crnojevica; y después seguí un sendero que se enfila en zigzag por la ladera de la montaña cruzando un tramo de bosque. La verdad es que la zona parecía un basurero, con latas y botellas de plástico por todas partes. Al final llegué al mirador, ubicado en una torre de piedra de la que desconozco su antigüedad. Aquí disfruté de unas vistas geniales: el valle con las casas de Virpazar y Zabes; la montaña que recorrí el día anterior; y parte del lago Skadar. Fue un gran momento, rodeado de árboles y pájaros, mientras el sol se ocultaba tras las cumbres.
A continuación bajé al centro y regresé a mi habitación. Como era domingo todas las tiendas estaban cerradas y no pude comprar nada, así que cuando Branka me ofreció un café acepté al momento. Era estilo turco, super espeso, y encima vino acompañado de una tableta de chocolate relleno de cereza. Más tarde solventé la cena con un plato de queso que me había sobrado del desayuno del día anterior y un vaso de vino. Y me preparé para una noche de descanso más que merecida.
CONCLUSION
Durante mi ruta por Montenegro el mal tiempo fue una amenaza constante y no tuve nada claro que pudiera visitar el Lago Skadar. Hasta que al final me lancé y disfruté de 2 días geniales utilizando como base la población de Virpazar. Es verdad que llegué en una época del año donde las aves escasean; no encontré un grupo de gente para apuntarme a una excursión en barca de larga duración; y mi alojamiento era demasiado ruidoso por la noche. Pero la perfección no existe, y todo lo que visité compensó con creces la estancia.
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