Un río de pronunciados meandros, una cueva enorme para visitar por libre y una excursión en kayak acompañado de garzas y patos
A parte de su belleza natural, el lago Skadar tiene un gran significado histórico para los habitantes de Montenegro, porque en sus alrededores se asentaron las primeras capitales del Principado de Zeta tras independizarse del Reino de Serbia. Para empezar Shkodra, situada en la orilla oriental del lago (hoy día territorio de Albania), donde Durad I ubicó la corte en 1362. Un siglo más tarde, ante la amenaza del Imperio Otomano, Ivan Crnojevic trasladó la capital a Zabljak Crnojevica (unas ruinas de difícil acceso sin vehículo propio). Pero el avance de los turcos fue imparable: en 1478 cayó Zabljak e Ivan huyó a Rijeka Crnojevica; y solo 4 años más tarde decidió establecerse en las montañas, fundando la ciudad de Cetinje.
Para continuar explorando el lago Skadar utilicé como base la población de Rijeka Crnojevica, donde también es posible organizar excursiones en barco y kayak por los alrededores. Además hay rutas de senderismo que enlazan con aldeas tradicionales, como Poseljani; la Cueva de Obod; o Pavlova Strana, el mirador más famoso de la zona.
TERCER DIA EXPLORANDO EL LAGO SKADAR
La jornada comenzó con mi alarma sonando a las 8h. Por la noche reinaba la calma en Apartman Pavle y me fui a dormir sin tapones, pero una vez más me despertaron de madrugada los ruidos del piso de arriba. Una pena porque este alojamiento podría haber sido genial. En fin, una vez en pie me vestí; preparé las mochilas; y un poco antes de lo habitual llegó Branka con el desayuno. El menú consistió en un plato enorme de Priganice con mermelada; dos huevos duros; y un vaso de leche. No me extraña que durante el día no tuviera mucho apetito.
Mi plan del día era llegar a Rijeka Crnojevica, un pueblo situado 24km al norte de Virpazar, visitando varios lugares de camino y alojándome allí un par de noches. Así que opté por viajar con lo indispensable y dejé la mochila grande en la habitación hasta mi regreso (no la había reservado nadie). A continuación me despedí de Branka y me dirigí al centro de Virpazar. El tiempo era soleado, pero con un cielo cubierto de nubes. Estas fueron las etapas de mi recorrido:
1. Komarno: entre Virpazar y Rijeka Crnojevica no hay transporte público. El día anterior vi algún taxi aparcado en el centro, pero cuando llegué no había ninguno. Por suerte pregunté a un lugareño y este llamó a un conocido que apareció al cabo de unos minutos. Todo un detalle. La idea era quitarme de encima los primeros 10km hasta Komarno por varios motivos: es un tramo que no tiene sitios de especial interés; implica una dura subida; y así me podía tomar con calma el resto de la ruta. Viendo lo que pasó después fue una sabia decisión.
El taxista era un abuelete que ganó altura a buen ritmo por una estrechísima carretera con curvas sin visibilidad donde ni siquiera se molestaba en tocar el claxon (un choque con otro vehículo nos enviaba al fondo del barranco). Durante el trayecto pasamos junto al mirador que visité la tarde anterior; contemplé una bonita panorámica del lago Skadar; y el taxista me dejó en el centro de Komarno. Precio: 10€ (sin necesidad de negociar).
Este pueblo es minúsculo y en media hora ya lo había visto todo. Tiene una iglesia del siglo XIX rodeada de tumbas que estaba cerrada; una especie de antigua balsa de forma circular cuya utilidad desconozco (¿almacenar agua potable?); varias casas tradicionales a la sombra del monte Komarstik; y un edificio abandonado donde entré a investigar, pero el techo se estaba desprendiendo y solo encontré algunos muebles viejos. Por todas partes hay viñedos y árboles frutales (principalmente granados); y el ambiente es muy auténtico.
2. Poseljani: esta etapa se convirtió en una odisea. Yo había planeado caminar hasta Poseljani siguiendo la carretera, pero en las afueras de Komarno descubrí un cartel que indicaba el comienzo de un sendero alternativo que llega cruzando la montaña. La verdad es que me extrañó porque ni siquiera aparecía en maps.me, aunque decidí investigar. Al cabo de unos metros encontré otro cartel y una marca de pintura roja, y esto me acabó de convencer, así que me lancé a recorrer ese sendero misterioso.
Durante un buen rato bajé sin parar hacia la orilla del río Seljani. Aquí ya no vi ningún tipo de señalización, y encima el camino no parecía ir en dirección a Poseljani. Pero estaba despejado de obstáculos (se notaba que lo utilizaba gente) y pensé que una vez cerca de la orilla reconduciría el rumbo. De camino disfruté de unas vistas geniales del río, que crea a su alrededor una zona de marismas con vegetación de vivos colores y desemboca en el lago Skadar; pasé junto a un manantial de aguas cristalinas; y crucé un bosque realmente atmosférico, con piedras cubiertas de musgo, lianas y una oscuridad inquietante.
Hasta que de repente el sendero empezó a difuminarse y desapareció por completo. Y lo peor de todo: cuando quise dar media vuelta no encontraba el camino. Reconozco que viví momentos de tensión, completamente solo, rodeado de árboles de ramas retorcidas, barrizales con numerosas huellas (un lugar ideal para jabalíes), y el sonido de centenares de insectos. Parecía el escenario de una película de terror. Menos mal que en un punto había dejado una señal (una piedra con una rama apuntando en la dirección correcta) y nada más verla conseguí salir de allí. Vaya tela… Pasado el susto me tocó recuperar buena parte de la altura perdida y acabé empapado en sudor.
Mientras subía tenía clarísimo que continuaría hasta Poseljani por carretera. Pero entonces llegué a un cruce donde arrancaba un sendero en dirección al pueblo, y como no me gusta dejar las cosas a medias me la volví a jugar. Por suerte esta vez acerté, y al poco encontré marcas de pintura que me tranquilizaron. Mi teoría es que el sendero erróneo se usa para que el ganado baje a beber agua al río (había muchos excrementos de vaca). Aun así hubo un par de cruces sin señalizar donde tuve que guiarme por mi instinto; y el camino se llenó de plantas espinosas que se me enganchaban al cuerpo. Pero al final llegué a Poseljani. Menudo peso me quité de encima…
Poseljani es una pequeña aldea situada en un profundo valle con un fuerte desnivel donde el río Seljani crea numerosas cascadas. Por este motivo hace siglos se construyeron una serie de molinos de agua para atender las necesidades de los habitantes de la zona, que viajaban hasta aquí con sus sacos de trigo o maíz. En su momento de máximo esplendor llegó a haber 14 molinos, y a su alrededor aparecieron cafés, bares y casas de apuestas. Hoy día ya no funcionan y Poseljani parece un pueblo fantasma, donde solo se escucha el sonido del agua.
Yo primero crucé una zona pantanosa donde apenas había luz. Allí vi un siniestro edificio en ruinas y un antiguo puente de piedra cubierto de musgo. Después pasé junto a la única casa habitada del pueblo, con un enorme viñedo y un perro que se me acercó ladrando (menos mal que era un caniche). Y me dediqué a subir por el valle descubriendo viejos molinos (algunos todavía conservan restos de su mecanismo) y saltos de agua que crean piscinas naturales realmente fotogénicas. Durante mi paseo no me crucé con nadie y tras superar varias rampas alcancé la carretera. Eran las 15h y había tardado 4 horas en recorrer tan solo los primeros 4km de la ruta prevista. O sea que me faltaban 11km y quedaban 3 horas de luz.
3. Café Macalov Brijeg: a continuación me puse a caminar a buen ritmo. La carretera está rodeada de árboles y espesa vegetación, con vistas de las montañas. Además el desnivel no es excesivo y pasan muy pocos vehículos, con lo cual fue un trayecto agradable. Tanto que una familia de turistas se ofreció a llevarme en su coche y les dije que no.
En el punto más alto del recorrido me encontré con una gran sorpresa: un café con una pequeña terraza y unas vistas épicas del lago Skadar. Me vino genial porque no tenía agua y me moría de sed, así que ocupé una mesa y me tomé una cerveza Niksicko helada (2€). Para acompañar devoré un plato de salchichón que me había guardado del desayuno, aunque un gracioso gato también se llevó su parte. Me hubiera quedado un buen rato contemplando esa panorámica alucinante, con aguas de un color azul intenso, islas y bosques frondosos. Pero se me acababa el tiempo y tuve que continuar.
4. Mirador de Rijecani: de nuevo en marcha vi las casas de piedra de la aldea de Mihailovici. Y en las afueras de Rijecani me asomé a un mirador frente a un pronunciado meandro del río Rijeka Crnojevica (está justo al lado de otro mucho más famoso). A esas alturas del día el lugar estaba envuelto en sombras pero me encantó, con la orilla cubierta de nenúfares y una Garza Blanca volando.
5. Rijeka Crnojevica: el tramo final fue cuesta abajo y literalmente volé. Pronto alcancé la orilla del río y pasé junto a un embarcadero donde había lugareños pescando y las montañas se reflejaban en el agua. Poco después crucé un puente de piedra y llegué a Rijeka Crnojevica, donde me dirigí a mi alojamiento.
ALOJAMIENTO: APARTMAN JOVICEVIC PAVLE – 23,5€/Noche
*Puntos a favor: apartamento gigante equipado con cocina y nevera; cama doble muy cómoda; ducha perfecta; limpieza extrema; mobiliario moderno; ubicación inmejorable, en pleno centro de Rijeka Crnojevica; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; lavadora; calefacción; propietarios (Jelena y Petar) muy amables.
*Puntos en contra: no se me ocurre ninguno.
En Rijeka Crnojevica hay un buen número de alojamientos disponibles, pero la oferta consiste básicamente en apartamentos familiares (a precios más elevados) y muchos se encuentran a varios kilómetros del centro. Yo elegí Apartman Jovicevic Pavle por su ubicación y las excelentes valoraciones; y reservé un par de noches a través de Booking. La verdad es que acabé encantado. Incluso al despedirnos Jelena me regaló un imán de su tienda de souvenirs. Sin duda el mejor alojamiento de mi ruta por Montenegro.
Cuando llegué a los alrededores del apartamento Petar me vio consultando el móvil y tras presentarse llamó por teléfono a Jelena para que viniera con la llave. Menos mal porque no tiene ningún cartel exterior y encima no podía utilizar mi teléfono. A continuación hice una compra en el supermercado Idea del pueblo. Y aunque estaba agotado me obligué a salir a cenar algo.
CENA: RESTAURANTE LESENDRO
Un local justo al lado de mi apartamento que fue todo un descubrimiento. Como hacía frío me senté en el pequeño comedor y tras examinar la carta pedí Sopa de Pescado, Goulash con Macarrones, y 2 cervezas Zajecarsko pequeñas. Los dueños me parecieron majísimos, la comida estaba deliciosa, y los precios bastante ajustados (11,9€). Hay otras opciones junto al río aunque son más caras. Al principio cené solo, pero más tarde apareció un grupo de trabajadores (siempre una buena señal).
Con el estómago lleno ya me pude dedicar a descansar, porque al día siguiente me esperaban más aventuras y tenía que estar en plena forma.
CUARTO DIA EXPLORANDO EL LAGO SKADAR
La jornada comenzó tras una noche de sueño impecable en la que dormí del tirón. Me hacía mucha falta, aunque de buena gana me hubiera quedado un par de horas más en la cama. A continuación desayuné un plátano, un croissant de chocolate y un yogur; preparé la mochila pequeña; y salí a la calle, donde me esperaba un sol radiante. Yo empecé a caminar con chaqueta, pero al momento ya estaba en manga corta.
De entrada me dediqué a visitar Rijeka Crnojevica, una pequeña población que siempre se incluye entre los lugares de interés del lago Skadar, aunque en realidad está situada a unos kilómetros de distancia, junto al río del mismo nombre. Esto fue lo más destacado:
1. Danilo’s Bridge: fue construido en el año 1853 por el Príncipe Danilo (de ahí su nombre) para conectar Rijeka Crnojevica con Obod, sustituyendo un viejo puente de madera. Pegada a él, en la orilla occidental, hay una vivienda tradicional conocida popularmente como Mostina. Es el rincón más fotogénico del pueblo, pero alrededor se agolpan numerosas embarcaciones turísticas y es casi imposible evitarlas (además tapan el reflejo del puente en el agua).
2. Memorial: se encuentra al lado del puente de piedra moderno que utilizan los vehículos para cruzar el río Rijeka Crnojevica y acceder al pueblo desde Virpazar. Data de 1973 y está dedicado a los habitantes de la región fallecidos en diferentes conflictos bélicos, como las Guerras Mundiales o las de los Balcanes. Consiste en una letra v (¿de victoria?) flanqueada por varios bloques de cemento con los nombres de las víctimas y el símbolo de la hoz y el martillo; y un relieve de bronce que representa a un grupo de soldados y ciudadanos.
Además en Rijeka Crnojevica hay numerosas casas abandonadas donde es posible entrar a investigar. Algunas son antiguas mansiones señoriales con balcones e inscripciones en la fachada. Una pena que se están cayendo a pedazos y en el interior hay basura por todas partes, complicando bastante la exploración.
3. Mirador Pavlova Strana: está situado 4km al este del pueblo y es una de las imágenes más utilizadas como reclamo turístico para visitar el lago Skadar. Yo llegué siguiendo una carretera local por donde pasaban muy pocos vehículos, rodeado de frondosos árboles llenos de colorido. Al principio avancé relajado contemplando el paisaje, con buenas panorámicas de Rijeka Crnojevica. Pero el sol cada vez estaba más alto y creaba molestos reflejos para la fotografía, con lo cual aceleré el ritmo. La subida es constante y llegué con las piernas temblando.
El mirador oficial está en la carretera y ofrece unas vistas geniales de un pronunciado meandro del río Rijeka Crnojevica que envuelve una colina boscosa. Pero aquí es difícil hacer fotos porque se encuentra demasiado cerca. Solución: continuar por una pista asfaltada que sigue ganando altura hasta un punto despejado donde el meandro aparece con la distancia perfecta. Además se puede ver el río alejándose haciendo eses hasta desembocar en el lago Skadar. Fue un gran momento que disfruté completamente solo. En la media hora que estuve llegaron dos coches con turistas, pero se quedaron en el mirador oficial y no me molestaron. De vez en cuando aparecían pequeñas barcas navegando el río que realzaban las dimensiones del paisaje y mi cámara de fotos echaba humo.
Tras un buen rato regresé caminando a Rijeka Crnojevica con una sonrisa de oreja a oreja. Una vez en el centro me senté en la terraza de un restaurante y me tomé un café con leche (1,6€). El camarero me comentó que no podía darme un vaso de agua como es habitual porque en este local no era potable (viene directa del río). Por suerte se estaba de maravilla… hasta que un grupo de turistas invadió la terraza y me largué.
Como estaba al lado de mi apartamento aproveché para descansar un rato y de paso cayó una cerveza Jelen acompañada de una bolsa de ganchitos.
MAS LUGARES DE INTERES
A las 14.30h continué mi ruta por los alrededores de Rijeka Crnojevica, visitando dos nuevas atracciones:
4. Cueva de Obod: situada 2km al oeste del pueblo, se trata de una enorme cueva donde nace el río Rijeka Crnojevica. Primero avancé por una amplia pista de escaso desnivel; y después seguí por un sendero que se adentró en el bosque. Al igual que el día anterior la señalización dejó mucho que desear, con un cartel que ubicaba la cueva a 2,5km cuando ya solo faltaba 1km; y escasas marcas de pintura. En un cruce me desvié a la izquierda y bajé hasta la orilla del río, donde la erosión del agua ha creado una serie de cavidades de forma circular. Más tarde retomé la ruta; pasé junto a un edificio abandonado cubierto de musgo; y alcancé la Cueva de Obod, donde había un pequeño grupo de franceses que se marcharon al momento.
Frente a la cueva hay una avalancha de bloques de piedra, aunque varias marcas de pintura señalan el camino correcto y con cuidado los pude sortear. La entrada a la cueva es gratuita y durante los primeros 100m se puede explorar sin conocimientos de espeleología. Pero yo estaba más solo que la una; no hay formaciones curiosas; y el suelo se encuentra cubierto de pedruscos que complican las cosas. Así que avancé unos metros, hice varias fotos y di media vuelta. De regreso me crucé con una pareja de españoles y estuvimos un rato charlando.
5. Obod: en esta colina situada frente a Rijeka Crnojevica había un importante monasterio que durante el siglo XV albergó la sede de la Iglesia Ortodoxa. Y en 1493 comenzó a funcionar aquí la primera imprenta de los Balcanes que utilizó caracteres cirílicos. Mi idea era llegar a Obod directamente desde la cueva, pero por algún motivo que desconozco no había ni rastro del puente que aparecía en maps.me (quizás alguna crecida del río lo destruyó). Con lo cual me tocó regresar a Rijeka Crnojevica, cruzar Danilo’s Bridge y subir por una carretera local.
En Obod ya no queda nada del monasterio. En su lugar hay una iglesia con una bonita fachada que luce un mosaico, pero ni siquiera pude acceder al patio porque la puerta estaba cerrada. Al menos las vistas de Rijeka Crnojevica son excelentes. Cuando acabé ya eran las 17h y el sol se había ocultado tras las montañas, así que bajé al centro del pueblo con ganas de llenar el estómago.
CENA: RESTAURANTE LESENDRO
Tras la experiencia del día anterior tenía claro que repetiría. Esta vez pedí Sopa de Pescado, Pollo a la plancha con patatas fritas y Ajvar, y 2 cervezas Zajekarsco pequeñas. Precio: 11,9€. Cuando acabé estuve un rato hablando con el propietario, que es de Cetinje y construyó con sus propias manos el restaurante, incluidas las mesas. Un lugar totalmente recomendable.
De vuelta en el apartamento contacté con varias personas para organizar la siguiente jornada y me dediqué a leer y descansar.
QUINTO DIA EXPLORANDO EL LAGO SKADAR
Por la mañana me desperté como nuevo tras dormir como un tronco. Menos mal, porque tenía que enfrentarme a una jornada maratoniana. Una vez en pie desayuné; cogí mis cámaras de fotos; y caminé hasta la tienda de souvenirs de Jelena.
Mi plan para despedirme de Rijeka Crnojevica era hacer una excursión en kayak por el río. Me costó decidirme porque hasta ese momento solo había navegado en kayak una vez (en Kas), y acompañado de un guía. Pero al final me lancé a la aventura. Jelena me había dicho que tenía kayaks disponibles, y la sorpresa llegó cuando el día anterior le pregunté el precio y me dijo que me lo dejaba gratis. Qué gente tan amable… En la tienda Jelena me condujo al kayak; me dio el remo y una bolsa impermeable para guardar las cosas; y me puse en marcha, con la intención de volver al cabo de 2 horas. El día había amanecido completamente despejado, con un sol impecable, así que las condiciones eran ideales.
La excursión en kayak fue una experiencia increíble. El río era una auténtica balsa de aceite y a esas horas no me crucé con otras embarcaciones. Además el paisaje era espectacular, con tramos cubiertos de nenúfares, viviendas tradicionales y las montañas cubiertas de bosques reflejadas en el agua. Y pasé a escasos metros de todo tipo de aves: Garzas Blancas, enormes Garzas Reales que levantaban el vuelo, Cormoranes, Gaviotas, Cisnes, Gansos, Patos… Me encantó. Al final alcancé el meandro que vi desde el Mirador de Rijecani y di media vuelta, regresando a Rijeka Crnojevica 15 minutos más tarde de la hora prevista.
Eso sí, durante el recorrido me encontré con varios problemas:
*El kayak era descubierto y al remar se me mojaba el pantalón (me había dejado el bañador en Virpazar).
*Mi técnica al remar era penosa y el kayak siempre se me desviaba hacia algún lado, perdiendo tiempo y energías.
*Me costó mucho hacer fotos, porque al pararme el kayak se balanceaba peligrosamente y tenía miedo de volcar.
*Al cabo de una hora tenía los brazos cansados y la vuelta a Rijeka Crnojevica fue dura. Sobretodo cuando confundí el puente moderno con Danilo’s Bridge y descubrí que aun me faltaba un buen trozo.
Dicho esto, repetiría sin dudarlo, aunque con alguien que me enseñe a remar correctamente. A continuación devolví el material a Jelena, desalojé el apartamento y nos despedimos.
REGRESO A VIRPAZAR
Por delante tenía 24km y no quería recorrerlos a pie, pero un taxi o barca me salía carísimo; y mis posibilidades de hacer autoestop eran escasas porque en esa carretera apenas circulaban vehículos. Yo decidí no agobiarme y empecé a caminar esperando un golpe de suerte. Y no tardó en llegar: el primer coche que pasó se detuvo y era una pareja muy simpática con la que viajé 9km hasta el Café Macalov Brijeg. Ahora ya solo me quedaban 15km y en el peor de los escenarios los podía hacer caminando sin excesivos problemas. Todo apuntaba a ello, porque pasaron 4 coches y no pararon. Aunque no me importó porque el día anterior no había recorrido ese tramo de carretera y pude disfrutar de unas panorámicas geniales de Poseljani y el lago Skadar.
Tras 5km caminando llegué a Komarno. Al menos aquí la carretera continuaba cuesta abajo. Pero no perdí la esperanza y al final me recogió una pareja de abueletes que me dejaron en Virpazar. El hombre hablaba algo de español porque había viajado por España y Sudamérica trabajando a bordo de un barco mercante. Durante el trayecto estuvimos a punto de estrellarnos con un coche que venía en sentido contrario (el frenazo fue tremendo) y yo iba con el corazón en un puño. Pero gracias a los abueletes me dio tiempo a comer tranquilamente en Virpazar antes de continuar con mi ruta por Montenegro.
CONCLUSION
Mi idea inicial era visitar el lago Skadar desde Virpazar, pero mientras estaba allí busqué información de la zona y descubrí numerosos lugares de interés en los alrededores de Rijeka Crnojevica. Además la previsión del tiempo era inmejorable, con sol y cielos despejados de cara a los próximos días. Así que decidí ampliar mi estancia y me planté en Rijeka Crnojevica. Te recomiendo una estancia de 2 días, alojándote en el magnífico Apartman Jovicevic Pavle y probando platos típicos en el Restaurante Lesendro, donde si te gusta el pescado cocinan una trucha deliciosa.
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