Una ruta de cuatro días cruzando los Montes Malditos, con un trayecto en barco por un estrecho cañón, bosques de color naranja y aldeas tradicionales
El Valbona – Theth Trek es una ruta que conecta estas dos poblaciones situadas en los Montes Malditos (o Bjeshket e Nemuna en Albanés), una cordillera que forma parte de los Alpes Dináricos y se extiende por Kosovo, Albania y Montenegro. El origen de este nombre tan poco atractivo está vinculado a diferentes leyendas locales, como la de una madre que perdió a sus tres hijos en la zona y maldijo a las montañas. El sendero atraviesa algunos de los paisajes más espectaculares del norte de Albania, con imponentes montañas de cumbres afiladas y espesos bosques.
Si no tienes vehículo propio la base ideal para acceder a Valbona o Theth es la ciudad de Shkoder, donde todos los alojamientos ofrecen ayuda para organizar el transporte a los Montes Malditos.
PREPARANDO LA RUTA
La distancia oficial del Valbona – Theth Trek es de 9,5km, aunque en realidad hay que caminar 17,5km para ir de una población a otra. Lo normal es dedicarle 3 días, uno para la ruta y dos para los desplazamientos. Es posible hacerla en cualquier sentido, empezando en Valbona o en Theth. Yo decidí comenzar en Valbona por 3 motivos:
*El desplazamiento desde Shkoder es laborioso, con 2 Furgons y un Ferry que navega el lago Koman, y me pareció una forma más épica de llegar a las montañas.
*El tramo inicial de la ruta es más duro y así me lo quitaba de encima a primera hora, cuando todavía estaba descansado y el sol no apretaba.
*Theth cuenta con varios lugares de interés, y me pareció mejor visitarlos al final, antes de regresar a Shkoder.
Dicho esto durante el trekking me crucé con otros montañeros que se dirigían a Valbona. Esto ya dependerá de los gustos y circunstancias personales de cada uno.
La época ideal para recorrer el Valbona – Theth Trek es entre los meses de junio y octubre. Fuera de esta temporada la nieve y el hielo bloquean los senderos y se convierte en un reto solo apto para montañeros experimentados. Yo realicé la ruta a finales de octubre y tuve una suerte tremenda porque lució un sol radiante. Además al ser otoño muchos árboles estaban teñidos de color naranja creando imágenes espectaculares.
Otros aspectos a tener en cuenta:
1. Alojamiento: tanto en Valbona como en Theth hay un buen número de pensiones familiares y hoteles. En verano o fines de semana te recomiendo reservar con antelación para evitar sorpresas desagradables. También hay campings, pero en determinadas épocas del año la lluvia o el frío pueden complicar la experiencia.
2. Equipo: para esta excursión me llevé una mochila pequeña con lo imprescindible, teniendo en cuenta la corta duración de la ruta. Entre mi equipo habitual nunca faltan: linterna frontal con pilas de repuesto; power bank recién cargada para no quedarme sin móvil; bastones de montaña; cantimplora; y chubasquero. El resto de mi equipaje se quedó en en la Guest House Zadeja de Shkoder hasta mi regreso (pagando 3€).
3. Comida: todos los alojamientos de Valbona y Theth ofrecen desayunos y cenas, y si es necesario también preparan bolsas de picnic para llevar, con lo cual las preocupaciones son mínimas. A lo largo de la ruta hay 3 cafés pero no vi ninguno abierto, así que mejor no contar con ellos. Yo la verdad es que acabé tan lleno con el desayuno de mi hotel en Valbona que no necesité comida hasta llegar a Theth. También hay un par de fuentes de agua potable. Yo comencé con 1,5 litros y tuve suficiente, aunque al ser otoño no hacía demasiado calor.
4. Mapas: el sendero está bien señalizado, con marcas de pintura roja y blanca, y algunos carteles que indican las distancias entre los principales lugares. Aunque hay cruces donde las indicaciones desaparecen y será de gran ayuda una app de mapas con GPS (yo utilicé maps.me y me fue genial). También es posible conseguir mapas físicos en Shkoder.
Para acabar, el Valbona – Theth Trek es una de las 10 etapas del Peaks of the Balkans Trail, una ruta circular de largo recorrido que discurre por las Montañas Malditas, con 192km de longitud y un desnivel positivo de +10mil metros. Yo durante mi viaje por Kosovo hice parte de la etapa que une Kuqishtë y Babino Polje, visitando el lago Leqinat.
VIAJE: SHKODER – VALBONA
La jornada comenzó con mi alarma sonando a las 5.45h y un largo viaje por delante. Afortunadamente organizarlo es muy sencillo: existe un pack que puedes reservar utilizando esta página web o a través de tu alojamiento. Yo opté por lo segundo y un par de días antes hablé con Mira (la dueña de la Guest House Zadeja), que llamó por teléfono a una compañía y lo dejó todo atado. El precio es el mismo (18€), y negociar los diferentes tramos de forma individual no comporta ningún ahorro (cada uno cuesta 6€).
Una vez en pie desayuné un croissant de chocolate y un yogur; dejé la mochila grande en un rincón de la Guest House hasta mi regreso; y salí a la calle, donde todavía era de noche. Estas fueron las etapas del viaje:
1. Furgon hasta Koman: a las 6.30h pasó a recogerme una furgoneta y me senté junto a la ventana. Yo pensaba que el vehículo estaría lleno de turistas, pero para mi sorpresa era el único extranjero. El resto de asientos los ocuparon un grupo de trabajadores de la central hidroeléctrica y varios alumnos de la escuela de Koman, creando un ambiente muy animado. A cambio las continuas paradas y desvíos alargaron bastante el trayecto habitual (suele durar 1,5 horas y yo tardé más de 2).
Poco a poco salió el sol y avanzamos por una carretera en mal estado con partes sin asfaltar. La ruta sigue la orilla derecha del río Drin y ofrece imágenes de postal. Al llegar a Koman se bajó todo el mundo y el conductor me invitó a un café con leche en un bar cercano (todo un detalle), aunque apenas hablaba inglés y la conversación no fue muy fluida. A continuación regresamos a la furgoneta; pasamos junto a una enorme presa; cruzamos un túnel; y aparecimos en el embarcadero del Lago Koman.
2. Ferry a Fierze: solo hay una salida diaria a las 9h y yo llegué minutos antes. Eso sin contar que el servicio de Ferry finalizaba el 2 de noviembre y era 28 de octubre. Rozando el larguero. En fin, allí el conductor me dio el billete, nos despedimos, y ocupé un asiento en la parte superior descubierta donde solo había un par de chicas francesas porque el frío era tremendo. Ya en marcha comenzamos a navegar el Lago Koman, creado en el año 1988 cuando la construcción de la presa inundó un tramo del río Drin.
El trayecto duró algo más de 2 horas y fue una auténtica gozada, rodeado de gigantescas paredes de roca con cimas puntiagudas; bosques de vivos colores gracias a la llegada del otoño; y granjas aisladas en ubicaciones imposibles (la vida de esas familias tiene que ser durísima). Durante un rato nos siguió de cerca otra embarcación más pequeña y me vino genial para hacerle fotos con las montañas de fondo. Una experiencia inolvidable.
Reconozco que soplaba un viento helado, sobretodo cuando el lago se estrechaba o cruzábamos una zona donde no tocaba el sol. Pero mis dos abrigos respondieron a la perfección y aguanté todo el viaje solo en la parte superior, con apariciones esporádicas de algunos turistas que prefirieron quedarse en la cabina cerrada. Al final llegamos al embarcadero de Fierze y bajé del Ferry.
3. Furgon hasta Valbona: a escasos metros nos estaba esperando una furgoneta y me senté en la fila individual. Me sorprendió ver a varios turistas con enormes mochilas. Quiero pensar que algunos se disponían a recorrer el Peaks of the Balkans Trail, pero es que hasta había una pareja con maletas trolley. Al cabo de un rato nos pusimos en marcha y tardamos una hora en llegar a Valbona. Yo me entretuve contemplando el paisaje, con montañas imponentes y ríos de aguas cristalinas, mientras sonaban en bucle canciones de Ace of Base.
Una vez en Valbona el conductor de la furgoneta empezó a dejar a cada pasajero en la puerta de su alojamiento, pero yo decidí bajarme en el centro del pueblo y aprovechar el tiempo explorando la zona. Eso sí, hubo momentos de confusión porque el hombre me pedía un billete que nadie me había dado y ya me veía pagando más de la cuenta. Por suerte llamó al capitán del Ferry y se solucionó el malentendido.
EXPLORANDO VALBONA
Valbona es una aldea situada en un amplio valle que fue designado Parque Nacional en el año 1996, con una superficie de 80km2. Está formada por una serie de viviendas y granjas separadas entre sí, muchas de las cuales ofrecen alojamiento. La mayoría de turistas (yo incluido) limitan su estancia a una noche, antes o después de recorrer el Valbona – Theth Trek, pero yo al menos quería visitar un par de lugares:
1. Molino de Agua: su ubicación es inmejorable, junto al río Valbona, rodeado de árboles y vegetación. Se accede por un puente de madera que se tambalea a cada paso; y la puerta está abierta para observar el interior, donde aun se conserva parte del antiguo mecanismo.
2. Búnkers: junto a la carretera descubrí 4 búnkers de la época comunista. Entre 1968 y 1986, durante el régimen de Enver Hoxha, se ordenó la construcción de miles de búnkers que se distribuyeron por todo el país para que la población defendiera el territorio en caso de un ataque enemigo. Todo fruto del temor de Hoxha a una invasión por la salida de Albania del Pacto de Varsovia y la mala relación con sus vecinos (Yugoslavia y Grecia). Al final los búnkers nunca tuvieron que utilizarse y el impacto de su fabricación fue tremendo en la débil economía albanesa.
Los búnkers de Valbona son del modelo más sencillo, compuestos por un habitáculo cilíndrico enterrado en el suelo donde cabían 2 personas; y un techo de forma semiesférica con ranuras para disparar. Yo entré en uno arrastrándome y la sensación era claustrofóbica.
Después caminé hasta mi alojamiento disfrutando de un paisaje épico, con montañas gigantescas; árboles que parecían en llamas con los últimos rayos de sol; granjas de ovejas y vacas; pajares; viviendas de madera… Mi cámara de fotos echaba humo y solo era mi primer día en la zona. La única nota discordante fue un enorme hotel en construcción que estropeaba parte de las vistas. Desde el Molino de Agua hasta mi alojamiento hay 5km (de los cuales 4km ya son parte de la ruta a Theth) y se trata de un agradable paseo sin apenas desnivel.
ALOJAMIENTO: HOTEL MARGJEKA – 32€/Noche
*Puntos a favor: baño privado con ducha de agua caliente; limpieza extrema; mobiliario moderno; ubicación a 4km del inicio del sendero a Theth; wifi rápido; calefacción; restaurante propio; encargados muy amables; abundante desayuno incluido en el precio.
*Puntos en contra: camas individuales; paredes muy finas que filtran cualquier ruido de tus vecinos; precio.
En Valbona hay muchas opciones de alojamiento disponibles, pero todas a unos precios que me parecieron carísimos a pesar de incluir el desayuno. Al final me decanté por el Hotel Margjeka porque es uno de los más cercanos al inicio del Valbona – Theth Trek, e hice una reserva a través de Booking con un par de días de antelación.
Cuando llegué me recibieron un par de chavales muy simpáticos, me dieron la llave de una habitación situada en el segundo piso, y en cuestión de segundos ya estaba instalado. La verdad es que en general acabé satisfecho (más aun si lo comparo con mi alojamiento de Theth). A continuación bajé a comer al restaurante del hotel porque estaba muerto de hambre.
COMIDA: RESTAURANTE MARGJEKA
Al ser casi las 16h los empleados del hotel se disponían a comer en una mesa, así que me tocó esperar un rato. Yo mientras examiné el menú y cuando acabaron pedí Laknor (una especie de empanada típica del país) de espinacas; Hígado con cebolla; Patatas Fritas; y 2 cervezas Peja pequeñas. Los platos llegaron bastante rápido y las raciones eran enormes. La única nota negativa fue el Laknor, que tenía partes duras como piedras y no me gustó nada. Precio: 1.350L (algo más de 10€).
Tras llenar el estómago el sol ya se había ocultado tras las montañas, con lo cual pasé el resto del día leyendo y descansando. La comida me dejó tan lleno que a la hora de cenar me conformé con una Sopa de la Casa (con patata y verduras), de nuevo en el restaurante del hotel (200L).
TREKKING VALBONA – THETH / 15km / +850m y -1095m
Al día siguiente tuve que madrugar de nuevo, después de una noche donde me desperté en varias ocasiones por los ruidos que se escuchaban en otras habitaciones. Y encima no podía entretenerme porque ante mí tenía un gran reto: completar el Valbona – Theth Trek. Así que me puse en pie al momento, preparé la mochila, y a las 7h ya estaba en el restaurante del hotel para disfrutar del desayuno incluido en el precio.
El comedor se encontraba desierto y temí perder un tiempo valioso esperando, pero al momento apareció la dueña con los platos. El menú fue espectacular: 3 tipos de queso; mortadela; un huevo duro; ensalada de tomate y pepino; un croissant de chocolate; pan con mermelada y mantequilla; zumo de naranja; y café con leche. Justo lo que necesitaba para afrontar el trekking.
Cuando acabé de desayunar me puse mis dos abrigos, me despedí de la dueña y salí al exterior, donde se notaba que había hecho frío porque la hierba estaba congelada. Eso sí, el cielo lucía completamente despejado y todo apuntaba a un tiempo genial. Estas fueron las etapas del Valbona – Theth Trek:
1. Rrogam: para empezar bajé hasta el Valle de Valbona y seguí el curso seco del río hacia el oeste durante 4km hasta llegar al inicio oficial del sendero, situado en la pequeña aldea de Rrogam. Los turistas alojados en el centro de Valbona tienen que recorrer 8km, y como la pista es transitable por todo tipo de vehículos muchos optan por alquilar un Furgon y se quitan de encima este tramo. En algún blog de viajes incluso leí que es un trámite imprescindible. A ver, esto ya depende del tiempo y las energías de cada uno, pero el paisaje me pareció espectacular; y casi no hay desnivel, lo cual permite que las piernas vayan entrando en calor. El caso es que mientras caminaba me adelantó un Furgon con un grupo de turistas americanos y les dejó pasado Rrogam, ahorrándoles todavía más kilómetros. En fin…
2. Simoni Kafe: desde Rrogam avancé por la pista adentrándome en el bosque, y al rato se convirtió en un sendero que empezó a ganar altura pasando junto a alguna granja aislada. Aunque ya eran las 9h el sol todavía no había aparecido y el paisaje estaba envuelto en sombras. No tardé en dejar atrás al grupo de americanos, que se habían detenido unos minutos a charlar y echar unas risas (debían estar muy cansados). Y llegué al Simoni Kafe, que parecía cerrado pero cuenta con una fuente.
3. Collado de Valbona: poco después del Kafe salí del bosque y me encontré frente al enorme muro de roca que separa los Valles de Valbona y Shala, con cumbres afiladas y árboles de color rojizo cubriendo sus laderas. Aquí cometí un error y me desvié del camino correcto siguiendo una pista pedregosa. En mi defensa he de decir que también tenía marcas de pintura y la dirección me pareció lógica. Menos mal que se me ocurrió consultar maps.me por si acaso y di media vuelta sin perder mucho tiempo.
A continuación llegó la parte más dura de la ruta y el sendero empezó a subir en zigzag por el lado izquierdo del Valle de Valbona. Por suerte mis piernas respondieron y encaré las rampas sin problema. Eso sí, en el tramo final me encontré más dificultades de las previstas, con puntos donde el camino se estrechaba, avanzando a escasos centímetros del borde del barranco; y zonas resbaladizas con pequeñas piedras, placas de hielo y barro. Hubo algún sitio donde tuve que caminar a paso ligero, mirando al suelo y con el corazón a mil por hora. Pero conseguí alcanzar el Collado de Valbona (1795m) sin incidentes.
Yo había pensado hacer un alto para descansar, pero en el collado apenas hay espacio (donde acaba un valle empieza el otro). Además soplaba un fuerte viento. Aquí existe la opción de subir un poco más hasta una cima anexa en busca de mejores vistas, pero el terreno es muy resbaladizo y durante la ruta ya había podido contemplar panorámicas excelentes, así que comencé el descenso a Theth.
4. Mirador del Valle de Theth: el inicio de esta etapa no pudo ser peor: en un punto el sendero se había desprendido y tuve que pasar pegado a la pared de roca, casi sin espacio para apoyar los pies. Un paso en falso y acababa en el fondo del barranco. Reconozco que el miedo a las alturas estuvo a punto de bloquearme, pero me conseguí calmar y superé el obstáculo.
El resto de la bajada fue mucho más sencillo y crucé un bosque realmente atmosférico, con árboles de vivos colores y el suelo cubierto de hojas secas. De camino pasé junto al Zef Rrgalla Kafe, donde también hay una fuente. En una de sus mesas estaban comiendo dos parejas de alemanes que se habían alojado en el Hotel Margjeka (me adelantaron tras el Collado de Valbona sorteando el sendero desprendido con una facilidad pasmosa).
Un rato después me desvié a la derecha y alcancé un mirador que ofrece unas vistas épicas del Valle de Shala, con cumbres de formas imposibles, un mar de árboles de un color naranja intenso, dos caballos pastando a escasos metros, y un cielo azul impecable. Todo con una luz perfecta para la fotografía. No me quería marchar de este mágico lugar, que disfruté completamente solo.
5. Theth: la recta final hasta el fondo del Valle de Shala siguió por el bosque y solo se complicó un poco al final, con una pista pedregosa que resbalaba bastante. En esta zona me crucé con varios montañeros que subían, un poco tarde teniendo en cuenta que eran más de las 14h y solo quedaban 3 horas de sol, pero bueno. La anécdota se produjo cuando me encontré a par de turistas en calzoncillos con toda su ropa esparcida por los alrededores, sin que cerca hubiera algún río o lago que justificara la situación. Yo opté por no complicarme la vida y pasé de largo. Ya en Theth tuve que cruzar el pueblo porque mi alojamiento estaba en el extremo sur, pero a esas alturas no me importó.
En total tardé 7 horas en completar el Valbona – Theth Trek, caminando a un ritmo muy tranquilo e incluyendo la parada de media hora en el Mirador. Este es el tiempo aproximado que comentaban algunos blogs, así que prueba superada.
ALOJAMIENTO: BUJTINA LEKE GERLA – 25€/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; mobiliario moderno; buena ubicación, cerca de la iglesia y el inicio de los senderos a las cascadas y el Blue Eye; wifi rápido; propietaria (Vera) muy simpática; abundante desayuno incluido en el precio.
*Puntos en contra: paredes y techos de madera que filtran cualquier ruido de los vecinos (cuando caminaban en el piso de arriba era ensordecedor); sin calefacción (no me pude quitar el abrigo); cortes de electricidad constantes (otros alojamientos tienen generador propio); a pesar de llegar a las 15h la habitación no estaba lista; precio.
En Theth empleé la misma táctica que en Valbona y reservé 2 noches a través de Booking en una de las opciones más económicas con una ubicación estratégica. La verdad es que el precio me pareció excesivo teniendo en cuenta las condiciones de la habitación. Aunque mi visita a Theth coincidió en fin de semana y más tarde descubrí que el pueblo estaba lleno de turistas Albaneses. De hecho una pareja me explicó que no quedaba ni una cama libre en la zona. En cambio otro huésped que había reservado con meses de antelación solo pagaba 12€ por una habitación mejor que la mía (en el piso superior).
Mi llegada a Bujtina Leke Gerla fue caótica: Vera me recibió con cara de sorpresa y encima no hablaba inglés para podernos comunicar. La mujer me hizo sentarme en una mesa del jardín y estuve esperando media hora solo sin saber qué ocurría. Además pensaba que el alojamiento tendría restaurante propio y podría comer algo, porque estaba hambriento. Pero solo preparan platos previo encargo y me tuve que apañar con una bolsa de pan tostado y unos M&Ms. Menos mal que al final apareció el hermano de Vera y me ofreció una taza de café turco. Poco después me condujo a mi habitación, donde en esos momentos no había electricidad. Vaya tela…
Tras dejar las mochilas regresé a la mesa del jardín y estuve haciendo tiempo hasta la hora de la cena. Al poco Vera encendió un fuego y charlé con dos parejas de alemanes que llevaban meses viajando en sus autocaravanas. Mientras tanto la puesta de sol teñía de naranja las cimas de los alrededores; y una abuela vestida con ropa tradicional tendía la ropa.
CENA: BUJTINA LEKE GERLA
A las 18.30h entramos en el comedor de la guesthouse y nos unimos a Leopoldo, un escritor aficionado de Granada que llevaba 4 días en Theth. El menú consistió en sopa de verduras y varios platos con carne de ternera, patatas fritas, ensalada y queso. Para beber una copa de vino tinto, agua y un chupito de Rakia. Y de postre una manzana. Impecable. Los alemanes no comían mucho pero yo acabé a reventar. Además me encantó socializar tras mucho tiempo viajando en solitario.
Después de cenar volví a mi habitación y me dediqué a leer y descansar, contento tras haber completado con éxito el Valbona – Theth Trek. Mientras, en el piso superior unas chicas no paraban de hacer ruido. Por suerte a medianoche reinó la calma.
EXCURSION AL BLUE EYE
La jornada comenzó a las 7.30h y me vestí a toda prisa porque en la habitación hacía un frío tremendo. A continuación preparé la mochila para aprovechar el tiempo y bajé al comedor de la guest house, donde me senté con Leopoldo y una de las parejas de alemanes. Vera no tardó en aparecer con el desayuno, que consistió en tortitas con mermelada y mantequilla, queso, miel y una taza de té. Poco variado pero abundante, así que comí todo lo que pude mientras hablábamos de viajes.
Tras el desayuno salí al exterior, donde ya lucía un sol radiante. Theth está en un valle que fue catalogado Parque Nacional en el año 1966, con una superficie de 26km2. Mi plan era realizar una ruta circular cuyo principal atractivo es el Blue Eye, situado 8,5km al suroeste del pueblo.
Esto fue lo más destacado:
1. Cascada de Theth: al principio me costó bastante abandonar el pueblo por culpa de maps.me. Muchos de los caminos que aparecen en el mapa de Theth están bloqueados por vallas de propiedades privadas, o directamente no existen. Y el GPS se volvía loco, tardando un montón en darme mi ubicación real. Una vez en el sendero correcto apenas hay señales, y en algunos cruces tuve que tomar decisiones guiándome por mi instinto. Así que avancé a paso de tortuga lleno de dudas.
Al cabo de un rato caminando por el bosque me desvié a la izquierda y empecé a subir sin parar siguiendo la orilla izquierda de un río hasta llegar a la Cascada de Theth, un espectacular salto de agua de 30m de altura que crea una bonita laguna de color azul. Hacía bastante frío, pero me quedé un rato contemplando la escena totalmente solo.
2. Cañón de Grunas: cerca de la base de la cascada crucé el río saltando de piedra en piedra y bajé siguiendo la orilla derecha hasta el sendero principal. Después continué por el bosque y en un punto me desvié de nuevo para ver el Cañón de Grunas. Se trata de un tramo del río Shala donde sus aguas discurren por un estrecho desfiladero, y la única forma de apreciarlo es desde un pequeño puente de madera situado a gran altura que pone los pelos de punta. Una pena que no pudiera conseguir buenas fotos, porque a un lado los árboles tapaban las vistas y en el otro tenía el sol de cara.
3. Nderlysa: desde el puente alcancé una pista sin asfaltar y bajé a un ritmo frenético porque el paisaje no era nada del otro mundo. De vez en cuando pasaban 4x4s y furgonetas y me tenía que apartar, recibiendo saludos de los conductores. La pista acabó en la población de Nderlysa, llena de rincones con encanto: viviendas tradicionales, pajares, un cementerio con cruces de madera, un rebaño de ovejas, enormes cerdos en corrales al aire libre… Todo ello con las gigantescas montañas de fondo. Me encantó.
4. Blue Eye: a continuación atravesé el cauce seco del río Lumi i Zi (que significa “río negro”); subí por unas rocas; crucé un puente de madera que acaba en un altar con una estatua de la Virgen y una cruz; y seguí ganando altura por un solitario bosque. La recta final fue un descenso por un terreno embarrado muy resbaladizo y aparecí en la orilla de Blue Eye, una piscina natural de aguas azules alimentada por una pequeña cascada. Allí me encontré con dos parejas de chavales que me pidieron que les hiciera una foto con mi cámara y se la enviara por correo electrónico. Yo accedí y en agradecimiento se despidieron regalándome fruta (un plátano, dos mandarinas y una manzana). Todo un detalle. Después apareció una familia pero no tardó en marcharse y me quedé solo, disfrutando de una atmósfera única.
El lugar estaba envuelto en sombras y hacía frío, pero aun así me senté a comerme el plátano. También le compré un zumo de uva a un vendedor ambulante que me dio algo de pena, y el tipo me clavó 200L por una pequeña lata.
5. Theth: a eso de las 14h inicié el regreso a Theth. Como iba sobrado de tiempo paré en un bar junto al río Lumi i Zi y me senté en el comedor a tomar una cerveza Peja (150L). A continuación caminé por la pista sin asfaltar y vi varias furgonetas llenas de turistas que se dirigían hacia el Blue Eye. Mi timing no pudo ser mejor.
Después crucé un puente y conecté con un sendero que cruza el bosque rumbo a Theth, mucho más interesante que la pista. De camino vi una serpiente de buenas dimensiones que se escondió en un agujero; recorrí un tramo estrecho pegado a un profundo barranco que cortaba la respiración; y pasé casi de puntillas sobre un viejo puente de madera que parecía a punto de derrumbarse.
En un cruce me desvié a la izquierda y volví al Cañón de Grunas, donde esta vez sí que pude conseguir alguna foto. Y cubrí la recta final hasta Theth por la pista mientras el sol desaparecía tras las montañas. Cuando llegué al pueblo maps.me volvió a hacer de las suyas: según el mapa hay varios sitios donde era posible cruzar el río, pero ninguno de ellos existe y tuve que seguir caminando hasta el puente que hay en el centro, añadiendo 2,5km a la ruta. Me dio una rabia tremenda, aunque alcancé la guesthouse antes de que cayera la noche. En total recorrí 21km invirtiendo algo menos de 8 horas. Una excursión muy recomendable.
Cuando llegué a mi habitación se había cortado por enésima vez el suministro eléctrico y me quedé un rato descansando a oscuras metido en la cama, porque el frío era importante.
CENA: BUJTINA LEKE GERLA
A las 19.30h bajé al comedor muerto de hambre y me uní a Leopoldo y una de las parejas de alemanes. Todavía no había electricidad y empezamos a cenar a la luz de las velas, aunque solo fueron unos minutos. Esta vez el menú consistió en varios platos con carne de cordero, arroz, patatas fritas, berenjenas, queso y ensalada. Para beber una copa de vino tinto y agua. Y de postre bizcocho. Todo estaba muy rico y no paré de comer, mientras charlábamos animadamente. Como anécdota, por la tarde había visto a Vera caminando hacia un campo cercano con una azada y un recipiente de plástico, y regresó con varias patatas para la cena. Más natural imposible.
De regreso en la habitación me tocó soportar durante horas los ruidos del piso superior, porque las chicas ya no estaban y en su lugar había un grupo de chavales albaneses que no paraban quietos. Fue desesperante y no entiendo por qué no había comentarios sobre este problema en Booking.
UN PASEO POR THETH
Al día siguiente me desperté temprano y a las 8h ya estaba en el comedor de la guesthouse listo para desayunar. Pensaba que lo haría en compañía de Leopoldo, aunque el hombre tenía prisa por regresar a Shkoder y decidió madrugar, así que comí solo. Al menos pasó a despedirse y me regaló su último libro dedicado. Los platos tardaron en llegar, pero al final Vera me trajo dos huevos fritos, queso, pan con mermelada de higo (deliciosa) y 3 tazas de té con miel. Justo lo que necesitaba.
Después cogí la cámara de fotos y salí a caminar por Theth. Este pueblo es más compacto que Valbona y tiene un par de lugares de interés que quería visitar antes de marcharme:
1. Iglesia: fue construida en el año 1892 y durante la época comunista se utilizó como centro de salud. El templo ha sido completamente restaurado (demasiado para mi gusto), pero su imagen es inolvidable, con el campanario rematado por una cruz y las gigantescas montañas de fondo. Durante mi visita estaba cerrada, aunque una de las parejas alemanas me dijo que el interior no tiene nada de especial.
Llama la atención que en Theth y Valbona no haya mezquitas. El motivo es que la administración Otomana no se estableció en esta región montañosa hasta principios del siglo XX, y sus habitantes (los Ghegs) continuaron practicando el Catolicismo, a diferencia del resto de Albania.
2. Kulla e Ngujimit: no muy lejos de la iglesia hay una torre de piedra cuya antigua utilidad es sorprendente. Durante la Edad Media la vida de los Ghegs se regía por un estricto código de leyes conocido con el nombre de Kanun. Y según este código, si una familia cometía algún tipo de ofensa contra otra (robo, violación, impago de una deuda…) la única forma de que la familia afectada mantuviera su honor era matando a un miembro varón de la otra. Y esto iniciaba una espiral de violencia que no tenía fin. Cuando la situación era insostenible se reunía durante días a las dos familias en una Torre de Reconciliación como la de Theth, hasta que encontraban una solución y la familia que inició el conflicto era perdonada.
Otras torres eran de Aislamiento, donde se encerraba a las familias que se negaban a perdonar, condenadas a vivir aisladas sin el apoyo del resto del clan. Muchas de estas torres fueron destruidas a principios del siglo XX por orden del rey Zog I en su afán por modernizar el país; y el régimen comunista prohibió la práctica del Kanun. Pero por lo visto en la actualidad el viejo código está resurgiendo y cada año se producen muertes relacionadas con él. Hoy día la torre de Theth contiene un pequeño museo etnológico con diferentes objetos distribuidos en dos pisos: muebles, herramientas, fotografías antiguas… La entrada cuesta 1€ (si el dueño anda por allí).
Además de la Iglesia y la Kulla me encantó pasear por Theth, descubriendo viviendas tradicionales, pajares, caballos, un abuelete arando el campo… Y las omnipresentes montañas como telón de fondo.
VIAJE: THETH – SHKODER
Entre estas dos poblaciones hay 75km de distancia y durante muchos años la única vía de comunicación fue una pista pedregosa llena de curvas que solo era transitable por 4x4s y furgonetas especiales. Pero en verano del 2021, justo unas semanas antes de mi visita, se acabó de asfaltar la pista y ya podían circular todo tipo de vehículos.
Cada día hay un Furgon que cubre la ruta entre Theth y Shkoder por 1.250L. Yo después de desayunar pedí a Vera que me reservara plaza, llamó por teléfono al conductor, y me dijo que a las 11.30h pasaría a recogerme. Aunque a las 11h, mientras descansaba en la cama, Vera llamó a la puerta porque el Furgon estaba en la puerta. De entrada me alegré, ya que eso implicaba que llegaría antes a Shkoder, y ocupé un asiento junto a la ventana. Pero para mi sorpresa era el único pasajero y el conductor me tuvo dando vueltas por el pueblo casi una hora, mientras charlaba con varios vecinos y se tomaba un café. Después recogió a más gente, incluido un grupo de chavales albaneses, y paramos un buen rato en las afueras de Theth por algún motivo que desconozco.
Una vez en marcha el ritmo no mejoró. El conductor se detuvo a hablar con un montón de vehículos que circulaban en sentido contrario (a muchos no creo que los conociera); hizo un alto de más de media hora en un café; y antes de llegar al centro de Shkoder se desvió para dejar a un par de pasajeros en la puerta de su casa. Resultado: me bajé del Furgon a las 15h, nada menos que 4 horas después de que me recogiera. Y todo para un trayecto de 75km. Reconozco que estuve a punto de perder los nervios en un par de ocasiones. Eso sí, cruzamos un paisaje espectacular, con profundos valles y pequeñas aldeas.
CONCLUSION
Si te gusta la montaña el Valbona – Theth Trek es una actividad imprescindible en cualquier itinerario por Albania, ya que a parte de paisajes espectaculares ofrece un épico viaje en ferry por el lago Koman y dos poblaciones llenas de encanto con varios lugares de interés. Yo hasta el último día no tuve claro si podría adentrarme en las montañas, porque a finales de octubre el tiempo era muy inestable y el ferry estaba a punto de suspender sus salidas, pero la suerte me sonrió y disfruté de días soleados y bosques de color naranja gracias al otoño. Te recomiendo pasar una jornada extra en Theth realizando la excursión que conduce a la Cascada y el Blue Eye.
La construcción de la nueva carretera que une Shkoder y Theth provocará un cambio radical en la zona, permitiendo la llegada de autobuses con grupos de turistas, la construcción de hoteles de grandes dimensiones, y la desaparición de las actividades tradicionales. Con lo cual si lo que has leído en este post te ha gustado, no retrases mucho la visita.
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Comentarios
4 ComentariosChaxiraxi Rguez
Jun 5, 2023Hola,
Voy a ir este verano con mis hijos pero sólo vamos a llegar a Valbone porque no me atrevo hacer el Trekking con ellos. Mi pregunta es si desde Valbone hay bus de regreso a Skoder???
Ganas De Mundo
Jun 6, 2023Hola, no hay un autobús directo a Skoder, tendrías que realizar a la inversa la misma ruta que describo para llegar a Valbona, que incluye un ferry para cruzar el lago Koman.
Esteban
Jun 4, 2023Hola, con que tipo de calzado hiciste el trecking? Se puede hacer con unos deportivos normales? O la ruta es muy resbaladiza? Gracias.
Ganas De Mundo
Jun 4, 2023Hola, lo hice con unas zapatillas de media montaña. La ruta es resbaladiza en función de la época del año en que la hagas, yo encontré bastantes placas de hielo en el tramo más elevado.