En la región más occidental de Ucrania, con interesantes castillos medievales, edificios históricos y una importante comunidad de origen húngaro
Transcarpatia es una región de Ucrania que se encuentra al suroeste de los Montes Cárpatos, pegada a las fronteras de Rumanía, Hungría y Eslovaquia. El Reino de Hungría conquistó la zona en el año 895 y gobernó durante más de 10 siglos, hasta la descomposición del Imperio Austro-Húngaro en 1918. Poco después Transcarpatia pasó a formar parte de Checoslovaquia; y tras la Segunda Guerra Mundial fue integrada en la República Socialista de Ucrania. Aunque, al margen del país al que pertenecían, sus habitantes siempre lucharon por mantener un alto grado de autonomía. Hoy día alrededor de un 12% de la población es de origen húngaro y, salvo algún conflicto puntual, la convivencia con la mayoría ucraniana es pacífica.
Esta región no se parece en nada al resto del país, y la herencia soviética es mucho menos evidente. Mi visita a Transcarpatia se centró en sus dos principales ciudades: Mukachevo, que cuenta con el Castillo de Palanok y un Ayuntamiento de estilo gótico; y Uzhgorod, sede del gobierno, donde destacan su antigua Sinagoga y la zona del río Uzh.
VIAJE: RAKHIV – MUKACHEVO
Tras desalojar mi habitación de la Guesthouse Zatishok caminé hasta la pequeña Terminal de Autobuses de Rakhiv. El día anterior me había acercado a informarme de los horarios, así que no hubo sorpresas. Compré el billete en la taquilla (178G); ocupé un asiento junto a la ventana; y como aun tenía tiempo complementé el desayuno con un bollo relleno de patata y un cortado (23G). Al no haber apenas pasajeros el conductor me indicó que dejara la mochila grande en la última fila del autobús, y a la hora prevista nos pusimos en marcha.
El trayecto duró algo más de 4 horas y fue un auténtico espectáculo. Al principio recorrimos el Valle de Tisza, que no paró de ofrecer escenas memorables: aldeas con casitas de madera; puentes colgantes sobre el río; pescadores junto a la orilla; los Montes Cárpatos cubiertos de espesos bosques… Además el día amaneció con un sol radiante que realzaba los colores. Durante unos 60km el río Tisza forma la frontera natural con el norte de Rumanía, y pasamos muy cerca de Sighetu Marmatiei, una ciudad de la región de Maramures que visité 2 meses antes (habían pasado tantas cosas desde entonces…). A continuación el paisaje cambió y atravesamos extensas llanuras y poblaciones con antiguas iglesias. De vez en cuando aparecían Crucifijos, y llegando a Mukachevo pude ver varios lagos. Me lo pasé genial, mientras escuchaba música con mi iPod.
Yo fui el único pasajero que completó todo el viaje desde Rakhiv hasta Mukachevo. A mi alrededor subió y bajó gente, pero realizando desplazamientos cortos entre poblaciones, y el autobús iba siempre casi vacío. Hicimos alguna breve parada en las terminales más importantes, y una más larga en Hust, donde aproveché para estirar las piernas y comerme otro bollo relleno de patata (9G).
El autobús me dejó cerca del centro de Mukachevo, y desde allí caminé 20 minutos por calles llenas de gente hasta el lugar donde había previsto pasar la noche.
ALOJAMIENTO: APARTMENT BEHERIVSKA 3 – 484G/Noche
*Puntos a favor: estudio de buenas dimensiones equipado con cocina y nevera; cama doble muy cómoda; ducha perfecta; limpieza extrema; balcón con bonitas vistas del Castillo de Palanok; mobiliario moderno; ubicación inmejorable, en pleno centro de Mukachevo; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; lavadora (me vino ideal); propietario (Konstantin) muy amable y con un nivel de inglés impecable.
*Puntos en contra: no se me ocurre ninguno.
En Mukachevo me ocurrió algo similar a Chernihiv. Tras un rato investigando en Booking no encontraba ningún hotel que me acabara de convencer, y me di cuenta que más o menos por el mismo precio podía alojarme en un apartamento para mí solo en vez de una habitación, así que reservé uno. Cuando llegué al edificio viví momentos de incertidumbre, porque nadie contestaba el teléfono y los dos mensajes que envié en las últimas horas no habían tenido respuesta. A lo mejor al ser temporada baja no contaban con ningún huésped. Pero bueno, al final, cuando ya estaba buscando alternativas, Konstantin me llamó y bajó a buscarme a la entrada. El hombre se portó muy bien, me enseñó el apartamento, y hasta me trajo detergente para que pudiera usar la lavadora.
Una vez instalado me asomé al balcón y contemplé una preciosa puesta de sol, con el cielo de color naranja, unas nubes muy fotogénicas y el Castillo de Palanok de fondo. A continuación dediqué el resto de la jornada a leer, escribir y descansar. Para cenar caminé hasta un supermercado de grandes dimensiones situado a apenas 5 minutos. Allí encontré una amplia sección de comida preparada y me compré un muslo de pollo con patatas al horno, una Fanta, y de postre dos Syrniki (pequeños pasteles de queso). Justo lo que necesitaba.
DESCUBRIENDO MUKACHEVO
Al día siguiente me desperté tras una noche de sueño perfecta y comprobé que de nuevo lucía el sol, así que no tardé en levantarme. A continuación desayuné galletas, yogurt y un plátano; preparé la mochila pequeña con mis cámaras de fotos; y salí a la calle con ganas de explorar la ciudad.
En el siglo XV Mukachevo se convirtió en un destacado centro comercial y albergó una creciente comunidad judía que antes de la Segunda Guerra Mundial representaba alrededor de la mitad de la población. Aunque la llegada de los Nazis implicó que la gran mayoría fueran asesinados o enviados al campo de concentración de Auschwitz, y el régimen soviético los sustituyó por inmigrantes rusos y ucranianos. Como curiosidad, hasta el año 2017 la ciudad se llamaba oficialmente Mukacheve, pero el gobierno autorizó cambiarlo por el nombre que utilizaba buena parte de sus habitantes. Estos fueron los lugares de interés que visité:
1. Catedral de San Martín de Tours: un templo católico que fue construido en el siglo XIV, aunque con el paso del tiempo sufrió graves daños y solo se conserva la Capilla de San José. La iglesia actual es del año 1905 y tiene un imponente campanario. Durante mi recorrido la catedral estaba cerrada y no pude acceder al interior.
2. Plaza Cyril & Methodius: se trata de la plaza principal de la ciudad, de forma alargada y peatonal. Tiene varios edificios históricos con llamativas fachadas, entre los que se incluyen el Hotel Star o el Teatro. Además hay diferentes estatuas; y en Navidad se añade un enorme árbol.
3. Ayuntamiento: es la imagen más emblemática de Mukacheve. Un edificio que data de 1904, pintado de verde y lleno de arcos, torres puntiagudas y relieves. Me encantó, aunque no es fácil obtener buenas fotos, por los árboles que se interponen y el sol (crea molestas sombras y suele estar de cara).
4. Iglesia Ortodoxa: llama la atención por sus tres torres con alargadas cúpulas de color verde. No entré porque el templo es moderno y a esas alturas ya estaba un poco saturado de iglesias.
5. Río Latorica: a 5 minutos del centro hay un puente que ofrece bonitas vistas, con edificios reflejados en el agua y lugareños pescando. Además di un breve paseo por el parque que discurre junto a la orilla.
El centro de Mukachevo es bastante compacto, y durante mi recorrido pude ver otros edificios curiosos; tiendas con rótulos originales; estatuas de personajes destacados de la ciudad… La temperatura era perfecta y había mucha gente por las calles. Eso sí, a la que me paraba unos segundos se me acercaba alguien a pedirme dinero.
EL CASTILLO DE PALANOK
Después de recorrer el pueblo me dirigí a su principal atracción turística: el Castillo de Palanok. Está situado en las afueras, a más de 3km, así que para no perder tiempo decidí viajar en taxi. En el centro de Mukachevo hay varios puntos donde se reúnen los conductores y pensé que me intentarían timar por ser turista. Pero bueno, al final me lancé y todo salió a la perfección. Me acerqué a un taxista; subí al coche; le dije “zamok palanok”; y el hombre me dejó en la puerta del Castillo, cobrándome un precio que consideré correcto (60G).
El Castillo de Palanok fue construido en el siglo X, durante la época del Kievan Rus, para proteger las rutas comerciales. En un principio era de madera, hasta que en 1396 Fieder Koriatovych (un príncipe lituano caído en desgracia) adquirió Mukachevo al Reino de Hungría y reconstruyó la fortaleza por completo, dotándola de gruesos muros de piedra, un foso y torres defensivas. Con la irrupción en la zona del Imperio Otomano el Castillo cambió de dueño en numerosas ocasiones, destacando Ilona Zrini, una valiente mujer que resistió durante dos años y medio el asedio de las tropas de los Habsburgo, hasta su rendición en 1688. A finales del siglo XVIII el Castillo perdió su importancia estratégica y acabó transformado en una cárcel para presos políticos.
*Horario: 10h – 18h
*Precio: 50G
*Fotografía: ok
Palanok está ubicado sobre una colina de origen volcánico de 68m de altura. Yo crucé el foso por un puente de madera; compré el billete en la taquilla; y comencé a explorar el lugar por mi cuenta. El recinto se divide en los Castillos Inferior, Medio y Superior. Tiene dos patios preciosos, rodeados de elementos arquitectónicos de diferentes épocas, entre los que destacan un campanario con un reloj, una torre defensiva coronada por un tejado cónico, y los edificios residenciales. Y se puede acceder a varias terrazas que ofrecen unas vistas insuperables de los alrededores, con casitas de colores, cúpulas, el río Latorica y las montañas de fondo.
Dentro del Castillo visité el Museo de Historia de Mukachevo, que se compone de una serie de salas donde hay todo tipo de objetos: joyas celtas, utensilios medievales, fotografías, apartados dedicados a personalidades importantes, postales antiguas con imágenes de la ciudad… También entré en la Iglesia, donde hay una pequeña exposición de iconos. En ambos lugares las señoras que vigilaban intentaban vender mapas y guías de la zona. Durante mi recorrido la mayor parte del ala occidental del Castillo estaba cerrada por obras de restauración, incluido el Museo Etnológico y las terrazas de observación, pero aun así pasé un rato muy entretenido descubriendo infinidad de detalles.
Teniendo en cuenta que era lunes me sorprendió ver un goteo constante de turistas. En el Castillo hay muy pocos carteles informativos, y si quieres profundizar en su historia deberás contratar los servicios de un guía. Por último, en el Castillo Superior hay un restaurante de estilo medieval donde puedes probar platos típicos.
Cuando acabé la visita regresé a pie al centro de Mukachevo. De camino me giré varias veces para contemplar el Castillo de Palanok desde la distancia, con las últimas luces del día. También me crucé con una gata que trasladaba a su cría cogida del cuello, y que al asustarse la soltó dejándola cerca de la carretera y se fue (yo la recogí y la dejé junto al sitio al que se dirigía).
A esas alturas tenía bastante hambre y me compré un Shawarma de Pollo en un puesto (50G). Estaba muy rico y me lo comí en medio de la calle, aunque de nuevo me convertí en el foco de la gente que deambula por Mukachevo pidiendo limosna. Ya en mi apartamento estuve leyendo y organizando los próximos días. Y para cenar me acerqué al supermercado de la noche anterior y compré dos albóndigas de carne en salsa, dos rollitos rellenos de queso dulce y una Fanta. Precio: 97G.
VIAJE: MUKACHEVO – UZHGOROD
La jornada comenzó con mi alarma sonando a las 9h. Menos mal que iba a pasar la primera parte del día en ruta porque hacía un tiempo horrible, con el cielo cubierto de nubes grises y lluvia. En fin, después de desayunar preparé las mochilas; desalojé el apartamento a la hora prevista, coincidiendo con la llegada de la empleada de la limpieza; y caminé hasta la Terminal de Autobuses de Mukachevo. Allí compré el billete en la taquilla (39,2G) y cuando llegué al andén indicado vi que ya estaba mi autobús a Uzhgorod. Entonces se produjo una situación bastante tensa…
Como los conductores siempre se toman las cosas con calma pensé que tenía margen y decidí comprarme un bollo en una tienda cercana. Pero mientras pagaba comprobé con horror que el vehículo ya estaba arrancando y cerrando las puertas. Yo corrí y me salió al paso una encargada. Con gestos le pregunté si podía entrar con la mochila grande o la guardaba en el maletero, y la chica, con muy malos modos, me empezó a gritar “¡¡¡ticket!!!”. Vaya tela… Cuando se lo enseñé me dejó entrar, ocupé un asiento de la fila individual con un mal rollo tremendo, y la mochila grande acabó viajando conmigo. Ucrania es un país maravilloso, pero el sector servicios (transporte, restaurantes, tiendas…) está lleno de gente borde y maleducada sin la más mínima compasión por el turista.
El trayecto duró una hora para cubrir 43km en dirección oeste. Como llovía y los cristales estaban empañados me desentendí bastante del paisaje. Una vez en la Terminal de Uzhgorod recorrí 2,5km hasta el lugar que había elegido para alojarme.
ALOJAMIENTO: GUESTHOUSE GOGOL 14 – 449G/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; lavabo privado con ducha de agua caliente; limpieza extrema; ubicación inmejorable, a escasos minutos del centro de Uzhhorod; tranquilidad total por la noche; mobiliario moderno; wifi rápido; nevera; propietaria (Kristina) muy amable; desayuno disponible (de pago).
*Puntos en contra: grifo del lavabo con un molesto temporizador que duraba apenas unos segundos.
Reservé esta guesthouse a través de Booking y acabé muy satisfecho. Cuando llegué la habitación todavía no estaba lista, pero solo tuve que esperar 5 minutos acompañado de un simpático Huskie de ojos azules. La habitación se encuentra ubicada en un antiguo almacén y es muy original, con paredes de ladrillo, techos altos y vigas de madera.
Tras instalarme decidí aprovechar las últimas horas del día, así que cogí mi cámara de fotos y salí a conocer la ciudad.
EL CASTILLO DE UZHGOROD
Esta fortaleza fue construida durante el siglo XIV cuando el rey Charles I de Hungría cedió los terrenos a los Drugeth, una familia noble de origen franco-italiano. Su estructura es muy simple, con un edificio de 3 plantas de estilo renacentista rodeado por una muralla defensiva y un foso. En 1691, al morir el último descendiente varón de los Drugeth, el castillo pasó a manos del Conde Miklos Bercsenyi, uno de los cabecillas rebeldes que entre 1703 y 1711 se enfrentaron a los Habsburgo para intentar conseguir la independencia del Hungría. El líder era Ferenc II Rakoczi (hijo de la valiente Ilona Zrini), que tenía su cuartel general en el Castillo de Palanok. La revuelta fue aplastada con contundencia, y en el año 1775 la fortaleza acabó cedida a la iglesia Greco-Católica, que ubicó aquí un seminario teológico.
*Horario: 10h – 17h (lunes cerrado)
*Precio: 50G
*Fotografía: ok
La visita no pudo comenzar peor. Cuando llegué a la taquilla la señora encargada me explicó que el lugar se había quedado sin suministro eléctrico, y esto afectaba de forma importante al recorrido. A pesar de todo yo compré la entrada, pero no tardé en descubrir que la mujer tenía razón. Las diferentes plantas del Castillo están ocupadas por el Museo de Historia de Transcarpatia, y no se me permitió acceder porque se encontraban completamente a oscuras. Solo conseguí visitar un antiguo Museo Zoológico con varias salas llenas de animales disecados típicos de la zona (aves rapaces, ciervos, un oso, insectos…), y en la última parte tuve que utilizar la linterna del móvil.
A parte del edificio principal, en el Castillo de Uzghorod no hay mucho más que ver. Un par de estatuas en el patio; un bastión defensivo con vistas a una parte de la ciudad de nulo interés; y los cimientos de una iglesia que ardió en 1728. Así que no tardé en marcharme. Por cierto, al día siguiente regresé pero continuaban los problemas. En fin…
COMIDA: YIDALNYA NA FEDYNTSYA
Para reponer fuerzas me acerqué a este local recomendado por mi guía de viajes, situado en un primer piso a un par de calles de la guesthouse. El funcionamiento es idéntico al de mi añorado Puzata Khata de Kiev: elegí entre una serie de platos del día distribuidos en un expositor; pagué; y me senté a comer en una mesa. Yo opté por Borsch y un plato de Pollo con puré de patatas. La comida estaba fría y su calidad a años luz de Puzata Khata, pero por 94G (menos de 3€) tampoco me puedo quejar.
Antes de regresar a mi habitación hice una compra en un supermercado, y pasé el resto de la tarde descansando. Para cenar cayeron dos bollos rellenos de carne, que en la tienda estaban tiernos y calentitos y por la noche parecían de goma (20G); y unas galletas de chocolate.
UN PASEO POR UZHGOROD
Al día siguiente me desperté temprano y a la hora convenida Kristina llamó a la puerta de mi habitación con el desayuno. El menú consistió en un plato con jamón york, queso, dos huevos duros, pepino y pan; y un café solo. Hubiera comido el triple, aunque por 100G me pareció correcto. A continuación me preparé para seguir explorando la ciudad.
Uzhgorod se encuentra a tan solo 5km de la frontera con Eslovaquia, en un rincón de Ucrania tan apartado que muy pocos turistas extranjeros deciden incluir esta ciudad en su itinerario por el país. Hasta principios del siglo XX su nombre era Ungvar, y se modernizó de forma significativa durante la época en que Transcarpatia perteneció a Checoslovaquia. Esto fue lo más interesante de mi recorrido:
1. Catedral de la Santa Cruz: un impresionante templo católico construido en el año 1646 por la Orden de los Jesuitas. Tiene dos torres y una fachada de estilo neoclásico con grandes columnas. En el interior destacan las pinturas murales que decoran el techo, aunque durante mi visita se estaban restaurando y no las pude contemplar.
2. Philharmonia: se trata de una antigua sinagoga de 1905 que durante los años 50 se reconvirtió en sala de conciertos con capacidad para 800 personas. El edificio es el más espectacular de Uzhgorod, de estilo mozárabe, con muros de ladrillo de color rojo, elaboradas ventanas y una fachada monumental. La única forma de entrar es asistiendo a algún concierto.
3. Río Uzh: divide en dos la ciudad y está lleno de bonitos rincones. Durante mi recorrido vi un puente peatonal rodeado de edificios históricos; un paseo que sigue la orilla, flanqueado por enormes tilos; grupos de cisnes y patos; lugareños caminando; animadas terrazas…
4. Mini-esculturas: en Uzhgorod hay un montón de pequeñas figuras de bronce que en el año 2010 comenzaron a aparecer en los lugares más insospechados. Son obra del artista local Mykhailo Kolodko y representan todo tipo de personajes, como una graciosa Estatua de la Libertad, un caracol o una pareja de enamorados. Si no se presta atención es muy fácil pasar de largo, aunque yo no me volví loco y me conformé con ver media docena.
5. Korzo Street: es la principal avenida peatonal de la ciudad, con tiendas, cafeterías, edificios antiguos decorados con relieves y lugareños paseando a cualquier hora.
Para descansar un rato (y utilizar el lavabo) entré en un local y me tomé un café con leche (35G), atendido por una simpática camarera, mientras de fondo sonaban canciones clásicas de Navidad.
6. Barrio Checo: está compuesto por numerosos edificios que datan de la época en que Uzhgorod perteneció a Checoslovaquia. A nivel arquitectónico son fascinantes, con infinidad de detalles curiosos, como la fachada del Palacio de Justicia, adornada con estatuas.
7. Plaza Narodna: presidida por el edificio donde se ubica la Sede del Gobierno Regional de Transcarpatia, de estilo soviético. En los alrededores hay una imponente escultura de Taras Shevchenko.
8. Catedral de Cristo el Salvador: una iglesia ortodoxa construida en el año 2000 con un exterior que es un espectáculo. Destacan sus muros de color blanco inmaculado, las cúpulas azules y una torre central de 60m de altura coronada por una cúpula dorada. Como iba algo justo de tiempo y se trata de un templo moderno, no entré a curiosear.
9. Estación de Tren: está algo apartada del centro, pero merece la pena acercarse a ver el edificio.
La verdad es que Uzhgorod me gustó mucho y mientras deambulaba por sus calles el tiempo pasó volando. No paré de alucinar descubriendo rincones interesantes: esculturas, tiendas con rótulos originales, decoración navideña, músicos… Además durante todo el día lució un sol realmente agradable, con cielo azul y ni rastro de nubes. Una gran sorpresa teniendo en cuenta la época del año.
COMIDA: CAFE MUZEY PID ZAMKOM
Cuando empezó a oscurecer me acerqué a esta cafetería, catalogada como una de las más antiguas de Uzhgorod. Al llegar me senté en una mesa del comedor, que estaba completamente vacío; y me atendió la amable propietaria. Tenía muchas ganas de probar algún plato típico, aunque me encontré con un gran problema: no había menú en inglés; Google Translator se volvía loco al intentar traducir el menú en ucraniano/húngaro porque estaba escrito a mano y no reconocía las palabras; y la señora no hablaba nada de inglés.
Por suerte la hija entendía algo y a través de ella pude pedir un plato de Goulash con carne de ternera en salsa y verduras; y una jarra de cerveza, que me sirvieron con especias y un trozo de limón. La comida estuvo deliciosa y me hubiera gustado rematarla con algún postre, pero las luces del comedor estaban apagadas (excepto la de mi mesa) y todo apuntaba a que no tardarían en cerrar. Así que pagué (140G) y me despedí. El café parece un museo, con sus paredes llenas de antigüedades. Muy recomendable. Y una forma perfecta de finalizar mi visita a la región de Transcarpatia.
CONCLUSION
La zona de Transcarpatia está ubicada en un rincón demasiado apartado del circuito turístico habitual del país (si es que hay alguno). Con lo cual lo más probable es que la visites si estás viajando entre Ucrania y Hungría o Eslovaquia; o si tienes tiempo de sobras, como fue mi caso. En cuanto a sus dos principales ciudades, en conjunto encontré Uzhgorod más completa, con numerosos lugares de interés; aunque me quedo con el castillo de Mukachevo. Un día para cada ciudad será suficiente.
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