Dos memoriales donde se muestran las atrocidades que cometió el régimen de Saddam Hussein contra el pueblo kurdo y un animado bazar lleno de ambiente
Suleimaniya (también llamada Slemani o simplemente Suli) fue fundada en el año 1781 por el príncipe Ibrahim Pasha, que la bautizó en honor a su padre (Sulaiman Pasha). Y trasladó aquí la capital del Emirato de Baban, uno de los diferentes reinos kurdos que existían al este del Imperio Otomano entre los siglos XVI y XIX. En esta época los Otomanos estaban en conflicto permanente con el Imperio Safávida (Persia), y permitieron que los kurdos fueran independientes a cambio de su apoyo militar. Pero cuando acabaron las guerras los reinos fueron anexionados al Imperio, y en 1847 el ejército de Baban fue derrotado.
Actualmente Suleimaniya es la capital de una de las 4 provincias del Kurdistán Iraquí. Se trata de una ciudad moderna con varias atracciones turísticas, como el Memorial de Amna Suraka o su Bazar. Y a no mucha distancia se encuentra la población de Halabja, con otro interesante Memorial.
ALOJAMIENTO: DOLPHIN HOTEL – 20milD/Noche
*Puntos a favor: lavabo privado (aunque estilo turco) con ducha de agua caliente; buena limpieza; ubicación muy céntrica, a escasa distancia a pie de las principales atracciones; wifi rápido; nevera; agua de cortesía (aunque en vasos de plástico, un sistema nada ecológico).
*Puntos en contra: cama individual; las puertas de las habitaciones no cerraban muy bien y provocaban ruidos a horas intempestivas.
El taxi que cogí en el Garaj de Suleimaniya me dejó a 300m de distancia del alojamiento y cubrí el tramo final a pie. El motivo: el hotel se encuentra en la zona del Bazar y las calles eran un hervidero de gente y vehículos que el taxista quería evitar. Por suerte llegué al hotel sin problema y tenían habitaciones disponibles. De entrada me pidieron 25milD por noche, pero como me iba a quedar varios días pude conseguir un buen descuento.
Tras muchas jornadas sin poder conectarme a internet por la situación caótica vivida en Irán, el resto de la tarde estuve en mi habitación poniéndome al día en redes sociales y dando señales de vida. En los alrededores del hotel hay infinidad de locales de comida rápida. Así que para cenar no me compliqué y llené el estómago con un sandwich de pollo en un local de Döner (1milD), y un batido de plátano (1milD) en un local de zumos, rodeado de una auténtica multitud.
LA PRISION DEL HORROR
Al poco de llegar a Suleimaniya la lluvia hizo acto de presencia y no paró en 3 días. Con lo cual aproveché para escribir y descansar, que ya me hacía falta. Cuando amaneció un día soleado salí a la calle a conocer la ciudad. El centro de Suleimaniya es una explosión de vida. Hay montones de gente a cualquier hora del día, básicamente de etnia kurda. Los hombres de cierta edad visten pantalones anchos con un cinturón de tela y turbante. Y en la mano llevan un rosario que no paran de toquetear. En cambio entre las mujeres hay un poco de todo: algunas se cubren la cabeza con hijabs de vivos colores; otras llevan el pelo suelto; o visten chador negro.
Durante mi paseo pude ver infinidad de comercios: panaderías con hornos de barro produciendo Khubz (el pan tradicional iraquí, de forma redonda), que los lugareños compran por docenas; locales de zumos y batidos; tiendas de dulces; frutos secos; ropa… El tráfico es intenso, compuesto en gran parte por taxis de color beige. Aunque cruzar las calles es muy sencillo y los vehículos son respetuosos. Por cierto, me llamó la atención no encontrarme con perros o gatos callejeros. Eso sí, hay un auténtico ejército de niños pidiendo limosna, y a la que te paras en algún sitio te asaltan. En cuanto a los lugares de interés de Sulaymaniyah, esto fue lo más destacado:
1. Amna Suraka: durante la guerra entre Irak e Irán, los kurdos aprovecharon la situación para volver a enfrentarse al gobierno central en busca de un estado propio, colaborando con los iraníes. Y en el año 1986, un Saddam Hussein frustrado por no haber podido ganar la guerra decidió erradicar el problema kurdo de forma drástica. Para ello puso en marcha una campaña militar llamada Al-Anfal, dirigida por su primo Ali Hassan al-Majid, en la que se cometieron todo tipo de atrocidades contra la población civil: ejecuciones masivas, ataques con armas químicas, pueblos enteros arrasados… Un genocidio en toda regla que acabó con la vida de unos 100mil kurdos en apenas 3 años.
Amna Suraka (traducido como “Cárcel Roja”) era el cuartel general norte del Mukhabarat, el temible Servicio de Inteligencia Iraquí. Y en el recinto había una cárcel donde miles de kurdos fueron sometidos a terribles torturas y violaciones. En el año 1991, con motivo de la Primera Guerra del Golfo, tropas kurdas asaltaron Amna Suraka. Y el lugar se ha conservado hasta hoy sin apenas cambios, convertido en un Memorial para no olvidar los horrores del pasado.
Yo llegué caminando desde mi hotel y pronto comprobé que Amna Suraka no es un museo cualquiera. Desde fuera parece un cuartel militar, con altos muros, alambradas y Peshmergas armados (soldados del ejército del Kurdistán) vigilando la entrada; se accede por una pequeña puerta con un rótulo apenas visible; y la visita es gratis. Amna Suraka se divide en 3 partes:
*Cárcel: sin duda es el recinto más impactante. Durante un buen rato recorrí pasillos, celdas y lúgubres salas que no hace tanto fueron testigos de escenas de dolor y sufrimiento. Las paredes (protegidas con cristales) están llenas de escritos de los reclusos. Y se han añadido figuras muy realistas que recrean algunas de las torturas. Esta prisión pone los pelos de punta. Se puede solicitar un guía, aunque no es imprescindible porque hay diversos paneles con información en inglés.
*Memoriales: en un segundo edificio hay diferentes salas cuyos muros están cubiertos con fotografías de las víctimas de la campaña del Al-Anfal; duras imágenes de familias kurdas sin hogar; y carteles en inglés explicando las diferentes fases de la sangrienta ofensiva.
Una parte del edificio está dedicada a los fallecidos luchando contra el ISIS (Islamic State of Iraq and Syria), con objetos personales y fotos escalofriantes en las que se ve a integrantes del grupo terrorista decapitando prisioneros, amputando miembros y sembrando el caos. Y es que en el año 2014 el ISIS logró conquistar Mosul (la segunda ciudad más grande de Irak) y controlaba un tercio del país. Por suerte 3 años más tarde fueron expulsados con la ayuda de tropas internacionales, y en la actualidad su presencia ha quedado restringida a una zona mucho más reducida.
*Patio: hay una serie de tanques y piezas de artillería a las que es posible subir (yo no me pude resistir y me hice alguna foto).
La visita a Amna Suraka es totalmente recomendable. Aunque conviene saber que se trata de un lugar muy visitado por grupos escolares. Durante el rato que estuve aparecieron unos cuantos y deslucían bastante la atmósfera, ya que los críos no paraban de gritar, reír y hacerse selfies, mostrando muy poco respeto (a esas edades ya se sabe…). Quizás por la tarde hay menos grupos. La anécdota se produjo cuando paseando entre los tanques me encontré con dos chicos madrileños que estaban trabajando en Suleimaniya. ¡Qué casualidad! Pero bueno, solo charlamos unos minutos y nos despedimos. A continuación me fui a comer, porque estaba hambriento.
PROBANDO COMIDA TIPICA
Durante mi estancia en Suleimaniya frecuenté el mismo restaurante, situado cerca de mi hotel (aunque pude ver otros de características similares). Allí me sentaba en una mesa del comedor y pedía un muslo de pollo asado con arroz blanco, que venía acompañado de un plato de judías; pisto de verduras (berenjena, tomate y pimiento); pan; y una botella de agua. Por lo que vi a mi alrededor era lo que comía casi todo el mundo, aunque algunos sustituían el pollo por un kebab. Este menú me dejaba como nuevo y por tan solo 4milD.
Los camareros eran muy simpáticos y al momento me traían la comida a la mesa. Siempre estuve acompañado por decenas de lugareños devorando platos a toda pastilla (en una ocasión se tuvieron que sentar en mi mesa dos chavales porque no había sitio y acabamos haciéndonos selfies).
A continuación me acercaba a alguno de los locales de zumos de la zona y pedía un batido de plátano (Shir Moz), que me tomaba de pie rodeado de gente. Es el batido más popular entre los iraquíes, y es que está delicioso, muy distinto a todos los que había probado hasta ese momento. Tiene trozos de plátano y nuez; virutas de coco; y es tan espeso que se come con cuchara. Además, mientras lo preparan te dan un chupito de otro batido (el de melón estaba de muerte). Y el precio: 1milD. Con lo cual, por menos de 4€ solventaba la principal comida del día.
MAS LUGARES DE INTERÉS
Una vez con el estómago lleno, pude continuar visitando el resto de atracciones turísticas de Suleimaniya. Fueron las siguientes:
2. Bazar cubierto: este mercado es un lugar ideal para empaparse de la atmósfera de la ciudad. Me encantó pasear entre una marea de iraquíes de rasgos exóticos, y descubrir tiendas con infinidad de productos curiosos: telas y vestidos de vivos colores; dulces típicos; joyas; alimentos… Las imágenes eran preciosas, y a veces me limitaba a quedarme quieto en un rincón contemplando a la gente. Además, cada tarde aparece en los alrededores del Bazar un extenso mercado callejero lleno de puestos (lo montan en cuestión de minutos). Y se crea un ambiente único, con vendedores gritando para promocionar su mercancía, música procedente de alguna tienda de cd’s, y lugareños en busca de las mejores ofertas. Por supuesto, no vi ni rastro de turistas.
3. Gran Mezquita: se encuentra junto al Bazar. Fue construida a finales del siglo XVIII, aunque el edificio tiene un aspecto bastante moderno. Es de grandes dimensiones y tiene dos minaretes distintos, dos cúpulas de color verde (una corresponde a un mausoleo) y un patio rodeado de arcos donde la gente se entretiene dando de comer a las palomas. Las dos veces que pasé junto a la mezquita estaba cerrada, así que no pude visitar el interior. En los alrededores hay grupos de abueletes vendiendo rosarios, además de anillos y pulseras. Visten ropa tradicional, creando escenas muy fotogénicas (si logras esquivar a la multitud de curiosos que recorren la zona).
4. Parque Municipal: tiene una avenida flanqueada por bustos de color blanco que representan a diferentes poetas kurdos. Muy frecuentado por lugareños.
5. Azadi Park: es un parque enorme. Tiene un lago donde nadan coloridos patos; esculturas modernas; extensos jardines; y varios carteles con una serie de prohibiciones, como entrar en el parque con armas de fuego (como si fuera lo más normal del mundo). Un sitio perfecto para escapar del ajetreo de Suleimaniya y desconectar de todo por unos instantes.
6. Slemani Museum: es el segundo museo arqueológico más grande de Irak tras el de Baghdad. Pero por desgracia cuando visité la ciudad estaba cerrado por obras (llevaba así más de un año) y no puedo opinar sobre su contenido.
Además de estos sitios, cualquier paseo por Suleimaniya permite descubrir multitud de detalles que llaman la atención. Como la puerta de entrada a la ciudad, con fotos de militares kurdos; o la Plaza Saray, donde la gente se sienta a tomar té junto a diferentes estatuas, y a veces actúan músicos tocando instrumentos tradicionales.
UNA CENA SUAVE
Tras mis copiosas comidas, intenté solventar las cenas con algo más ligero. Una vez me compré un sandwich de pollo en un local de Döner (1milD); otra comí un cuenco de sopa de garbanzos en un puesto callejero acompañado de dos bollos de pan (1milD) y un té (250D); y en un par de ocasiones me conformé picando galletas y un zumo.
VIAJE A HALABJA
Al día siguiente me levanté a buena hora, preparé la mochila pequeña y salí a la calle sin desayunar. El plan era visitar Halabja, una población situada a 80km de distancia. Y para ello necesité dos etapas:
1. Taxi privado hasta el Garaj Sharazoor, al sur de Suleimaniya: el encargado del hotel me había dicho que el precio eran 3milD, pero el taxista no aceptó menos de 4milD. Todo depende de las ganas que tengas de discutir.
2. Minibús a Halabja: en el Garaj pregunté a unos conductores, me indicaron dónde estaba mi vehículo, y ocupé un asiento de la fila individual. Por suerte ya había bastante gente y al cabo de unos minutos el minibús estaba completo, así que nos pusimos en marcha. El trayecto duró alrededor de una hora y me costó 3,5milD. El tiempo era horrible, con un cielo cubierto de nubes grises y una fina lluvia. Los cristales se empañaron al poco de arrancar, con lo cual no pude contemplar el paisaje. En la salida de Suleimaniya fui el único que tuvo que caminar hasta un control policial, donde entregué mi pasaporte y me hicieron un par de preguntas mientras el resto de pasajeros esperaba.
Cuando nos acercábamos a Halabja fui controlando mi ubicación en el mapa, y me bajé en las afueras.
LA MASACRE DE HALABJA
En marzo de 1988 Halabja cayó en manos de grupos rebeldes kurdos, gracias al apoyo militar que recibían de Irán. Y Ali Hassan al-Majid, lugarteniente de Saddam Hussein, decidió intensificar la campaña del Al-Anfal, lanzando un ataque químico a gran escala sobre Halabja, que le valió el apodo de “Chemical Ali”. Durante 5 horas varios aviones dejaron caer docenas de bombas de gas mostaza combinado con diferentes agentes nerviosos como el gas sarín, y los resultados fueron terribles. Se calcula que unas 5mil personas perdieron la vida y alrededor de 10mil resultaron heridas, en su mayoría población civil.
Los relatos de los supervivientes son escalofriantes, rodeados de gente que vomitaba un líquido verde, reía de forma histérica, o se había quedado ciega por los efectos del gas. Poco después del ataque los iraníes (muy hábiles) permitieron la entrada en Halabja de varios periodistas, y las terribles imágenes dieron la vuelta al mundo. Cuando las tropas de Saddam recuperaron la población se limitaron a demolerla y enterrar los cadáveres en fosas comunes.
UN IMPACTANTE MEMORIAL
Halabja es la capital de otra de las 4 provincias del Kurdistán Iraquí (la más pequeña con diferencia). Yo estaba aquí para visitar un Memorial construido en homenaje a las víctimas de la masacre. En la puerta de entrada un soldado Peshmerga me registró junto a un cartel que prohibía acceder al recinto con armas de fuego. La verdad es que el edificio es imponente, con una base de forma circular coronada por una torre que evoca la imagen de dos brazos levantados hacia el cielo. Como dato curioso, el edificio se inauguró en el año 2003, pero solo 3 años más tarde una multitud enfurecida le prendió fuego, porque Halabja todavía se encontraba en ruinas y el gobierno no hacía nada por mejorar la situación.
El acceso al Memorial es gratuito y pude pasear con total libertad. Aunque llegados a este punto hago una advertencia: si eres una persona muy aprensiva y no aguantas ver imágenes duras, quizás no sea buena idea que te acerques a Halabja. Porque al lado de este Memorial la cárcel de Amna Suraka parece Disneyland. Esto fue lo más destacado de mi visita:
*Maniquíes: en la primera sala se ha recreado con todo lujo de detalles cómo quedó Halabja tras el ataque químico, con muertos por todas partes y la escena icónica de un padre intentando proteger a su bebé de los gases.
*Galería de fotos: las paredes están cubiertas de las imágenes que obtuvieron los periodistas que visitaron Halabja, y cortan la respiración. Ante mí desfilaron montones de cadáveres, esqueletos semi enterrados, niños con la piel abrasada, cuerpos sin vida con las cuencas de los ojos vacías… Yo todavía estaba en ayunas y reconozco que me empecé a marear. Una auténtica locura…
*Certificados de defunción: tras la caída del régimen de Saddam Hussein en el año 2003 se creó un Tribunal Especial para juzgar a varios acusados por genocidio y crímenes de guerra. Por supuesto entre ellos estaba “Chemical Ali”, que fue condenado a muerte y ahorcado en 2010 por ordenar la Masacre de Halabja. El propio Saddam también fue ahorcado en 2006, aunque por otra matanza diferente (con él había donde elegir). En una sala del Memorial se exhiben copias de la documentación que acredita su muerte.
*Armamento: en los alrededores del Memorial hay diferentes tanques, piezas de artillería, e incluso un avión de combate.
Lo más sorprendente fue que en este sitio también había varios grupos escolares de visita. Con niños de apenas 9 años que no paraban de hacer fotos y videos con sus móviles, sin poner mala cara ante las horribles imágenes que estaban viendo. Muy surrealista… En fin, cuando me marchaba el Peshmerga de la entrada insistió en hacerme algunas fotos con el Memorial de fondo, y nos despedimos amigablemente.
PASEANDO POR HALABJA
A continuación caminé hasta el centro de New Halabja, donde se trasladaron los supervivientes de la masacre. Ya no llovía y en algunos momentos lució el sol. Yo pasé junto a un par de estatuas recordando la tragedia, y estuve dando un paseo fotografiando comercios curiosos, como panaderías o cafés. Pero al final me moría de hambre, así que entré en un restaurante y me senté en una mesa a comer. Allí pedí un menú similar al de Suleimaniya, con pollo, arroz blanco, judías, verduras en salsa y una pequeña ensalada, acompañado de pan y agua. Y pagué algo más (5milD). Después me acerqué a una tienda de dulces y compré un Baklava con forma de rollito, hecho con hojaldre, miel y frutos secos. Una auténtica bomba que me comí en la propia tienda, sentado en una silla (1,5milD).
Tras llenar el estómago ya no me quedaba nada más que hacer en Halabja, con lo cual me dirigí al Garaj, localicé el minibús que tenía previsto partir hacia Suleimaniya, ocupé un asiento en la fila individual, y al cabo de un rato arrancó. El trayecto finalizó no muy lejos del centro y llegué a mi hotel caminando en vez de coger un taxi.
CONCLUSION
Suleimaniya es una visita imprescindible en cualquier recorrido por el norte de Irak. Además de la famosa cárcel de Amna Suraka, se trata de una ciudad llena de vida, con un animado bazar y parques frecuentados por abueletes kurdos vestidos con ropa tradicional que se sientan a tomar té y charlar. Un día completo será suficiente para conocer los principales lugares de interés. Añadiendo un segundo puedes visitar el Memorial de Halabja, pero solo si tienes mucho tiempo disponible (y estómago para soportar las terribles imágenes). El Dolphin Hotel me parece una opción inmejorable para explorar Suleimaniya, con una ubicación céntrica y un precio asequible.
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