Dos días recorriendo por libre los alrededores de Mostar, con una necrópolis medieval, un pueblo de arquitectura otomana y una serie de bonitas cascadas
Al sur de Mostar, en un radio de unos 40km, se encuentran 3 de las atracciones turísticas más famosas de Bosnia. En primer lugar la necrópolis medieval de Radimlja, compuesta por docenas de lápidas de diferentes formas conocidas con el nombre de Stecak. Después Pocitelj, una población fortificada construida en tiempos del Imperio Otomano sobre un anfiteatro natural. Y por último las Cascadas de Kravica, formadas en un punto del río Trebizat, con diferentes saltos de agua y un lago. Además, entre estos sitios hay otros que también merecen la pena, como la población de Stolac.
Si cuentas con vehículo propio es muy sencillo moverse por la zona y puedes visitar los 3 lugares en un día sin problema. Al no ser mi caso, el recorrido se convirtió en una pequeña odisea, con autobuses infrecuentes, caminatas por carreteras sin arcén, y tramos de autoestop, pasando la noche en un motel cerca de Pocitelj.
VIAJE: MOSTAR – RADIMLJA
La jornada comenzó a buena hora porque tenía una agenda realmente complicada. Después de desayunar desalojé el estudio de Pansion Villa Anja y me dirigí a la Terminal de Autobús de Mostar con lo imprescindible, dejando atrás mi mochila grande (más tarde la encargada de la limpieza la guardó en un trastero hasta mi regreso).
El plan era visitar la Necrópolis de Radimlja. Para llegar necesitaba el autobús que cubre la ruta Mostar-Stolac y pasa junto a la entrada. Ya me había informado de los horarios con antelación, así que compré el billete en la taquilla (6,5M) y esperé en el andén indicado. El autobús apareció puntual y nos pusimos en marcha con apenas 4 pasajeros (no me extraña que haya tan pocas salidas).
Entre Mostar y Radimlja solo hay 33km pero el trayecto duró una hora porque la ruta da un amplio rodeo siguiendo una carretera local que atraviesa una zona prácticamente deshabitada (no entendí el motivo). En el último tramo fui controlando mi ubicación en el mapa y me bajé en Radimlja.
LA NECROPOLIS DE RADIMLJA
*Horario: 7h – 19h
*Precio: 4M
*Fotografía: ok
Entre los siglos XII y XVI surgieron en la región de los Balcanes (principalmente en Bosnia) numerosas necrópolis con lápidas (Stecak) de formas diversas: estelas, sarcófagos, cruces… De ellas 28 están catalogadas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Yo ya había visitado la necrópolis de Mramorje en Perucac (Serbia) o las Stecak del Museo Nacional de Sarajevo, pero Radimlja es el conjunto de mayor calidad artística. En un principio contaba con 133 lápidas, aunque la construcción de la carretera en la época del Imperio Austro-Húngaro eliminó unas cuantas, y otras quedaron aisladas al otro lado.
Tras comprar la entrada me dediqué a pasear por el recinto durante alrededor de una hora, examinando cada detalle. La mayoría de Stecak están decoradas con inscripciones y relieves que representan gente bailando, ciervos y símbolos misteriosos. Aunque la decepción fue enorme cuando descubrí que las lápidas más icónicas de Radimlja, donde aparece un hombre con su mano derecha levantada, tenían el sol de cara y apenas se podían ver. Así que es mejor visitar Radimlja por la tarde (ojalá hubiera encontrado esta información en alguno de los blogs que consulté). Además la necrópolis se encuentra pegada a la carretera, con un tráfico de vehículos constante que rompe la magia del lugar; y los mosquitos no paraban de picarme en las piernas. Dicho esto el sitio me gustó y solo lo compartí con dos parejas que se marcharon al momento.
UN PASEO POR STOLAC
A continuación caminé durante 3km siguiendo la carretera. El terreno es llano y avancé a buen ritmo, pero durante un largo tramo no hay arcén y los vehículos pasaban a pocos centímetros. Fue un poco agobiante.
Stolac es una población atravesada por el río Bregava que ha estado habitada desde tiempos inmemoriales. En una colina cercana se levanta el Fuerte de Vidoska, con varias torres defensivas muy bien conservadas obra de los Otomanos y Austro-Húngaros. No pude hacer fotos panorámicas porque de nuevo me encontré el sol de cara (vaya día). Y como tenía poco tiempo tampoco subí a explorar (era eso o comer, y a lo mejor no tenía otra oportunidad durante la jornada). Además del Fuerte en los alrededores hay más atracciones turísticas, como la Cueva de Badanj; la Necrópolis de Boljuni, con más Stecak; o las ruinas de Daorson, un antiguo asentamiento Ilirio. No hubiera sido mala idea pasar una noche en Stolac…
El pueblo sufrió importantes daños durante la Guerra de Bosnia y en el centro todavía hay numerosos edificios en ruinas con sus fachadas cubiertas de agujeros de bala. Eso sí, las iglesias y mezquitas fueron reconstruidas tras el conflicto y hoy día lucen impecables.
Después de un breve paseo por el centro decidí buscar algún sitio para llenar el estómago.
COMIDA: HAN RESTAURANT
Está ubicado en la Plaza Mayor, donde hay varios locales con animadas terrazas. Allí ocupé una mesa y me atendió un camarero muy atento. Tras examinar el menú (en inglés) pedí una Ensalada Shopska; Ternera en salsa (acompañada de arroz y puré de patatas); y 2 Cokes (pequeñas). La carne estaba rica, aunque la ensalada tenía lechuga y maíz (¡?); no venden cerveza (hay una mezquita a escasos metros); y los precios son algo caros (pagué 16M). Además al poco se sentaron a mi lado unos moteros alemanes y uno de ellos fumaba sin parar.
De camino a la Terminal de Autobús comprobé que todavía tenía tiempo y entré en un local a tomar un café con leche (2M). Se llamaba “Amigos” y pensé que era fruto de la relación entre España y Mostar. Pero al momento vi un fresco en la pared donde aparecía un jinete con sombrero mejicano cabalgando por el desierto. En fin…
VIAJE: STOLAC – POCITELJ
Al llegar a la Terminal de Stolac me quedé sin palabras: estaba destruida, con sus paredes llenas de manchas oscuras fruto de un incendio; y cristales y basura por todas partes. Por curiosidad pregunté en la recepción de un hotel cercano y la encargada me dijo que habían sido “unos salvajes”, sin concretar mucho más. A lo mejor es fruto de las tensiones existentes entre las comunidades Croatas y Bosnias de Stolac. Según me explicaron, los primeros gobiernan el pueblo y acababan de colocar cruces de cemento en la subida al Fuerte de Vidoska a modo de Vía Crucis (igual que en el Monte Hum de Sarajevo), violando los acuerdos de paz firmados.
El segundo lugar de interés del día era Pocitelj, y llegar fue bastante laborioso. En total necesité de 3 etapas:
1. Autobús a Domanovici: el rodeo que da el autobús que viaja entre Mostar y Stolac me benefició, porque pasa por la población de Domanovici, a 6km de Pocitelj. Aunque no todos los autobuses dan ese rodeo y hay que consultar los horarios previamente. Al poco apareció el autobús, conducido por un imbécil que estuvo a punto de hacerme perder los nervios: me detuvo bruscamente cuando subía al vehículo enviándome a la zona de andenes; me cobró 5M por un tercio del trayecto a Mostar (el completo cuesta 6,5M); y avanzó a toda velocidad, con frenazos bruscos e insultos a cualquiera que se interponía en su camino. Menos mal que el viaje solo duró 20 minutos…
2. Autoestop hasta Hotanj: en el centro de Domanovici comprobé que no había ni rastro de taxis, así que me planté junto a la carretera con la intención de reducir al máximo los 6km de distancia. Al principio pasaron bastantes coches que me ignoraron mientras el sol apretaba con fuerza. Pero por suerte un chaval paró y me ahorró 4km. Durante el breve trayecto me explicó que era agente de aduanas en la frontera entre Bosnia y Montenegro, y nos despedimos.
3. Caminata a Pocitelj: en este tramo final de 2km avancé por una carretera local con poco tráfico, entre granados y casas solitarias (afortunadamente sin perros). Estaba muy animado, porque iba a llegar a Pocitelj con tiempo suficiente para dedicarle una visita a fondo, y al principio de la jornada no lo tenía nada claro.
DESCUBRIENDO POCITELJ
Pocitelj es un pueblo fortificado construido sobre un anfiteatro natural a orillas del río Neretva. Las primeras murallas se levantaron en el siglo XIV, durante el reinado del monarca Bosnio Stephen Tvrtko I. Más tarde los Húngaros ocuparon Pocitelj y reforzaron el sistema defensivo para intentar frenar el avance de las tropas de Mehmed el Conquistador. Aunque fueron derrotados en el año 1471, y el aspecto actual del lugar se debe principalmente al periodo Otomano. Durante la Guerra de Bosnia el ejército Croata arrasó Pocitelj y expulsó a buena parte de la población. Por suerte los trabajos de reconstrucción finalizaron en el año 2003 y muchos de sus habitantes han regresado a sus antiguos hogares.
La carretera local me dejó en la parte superior de Pocitelj y desde allí comencé el recorrido. Esto fue lo más destacado:
1. Torre Pasina Tabija: ofrece unas vistas espectaculares del pueblo, con viviendas tradicionales distribuidas en diferentes niveles, la Mezquita, varias torres defensivas y el río Neretva con sus aguas cristalinas.
2. Mezquita Hajji Alija: data del siglo XVI y las bombas Croatas destruyeron la cúpula y el minarete, pero ya está restaurada. Se puede visitar la sala de oración, que no cuenta con demasiados ornamentos.
3. Torre del Reloj: tiene 16m de altura y fue construida durante el siglo XVII. En 1917 el ejército de Yugoslavia fundió la campana para fabricar armas y más tarde se retiró el reloj. A unos metros de la puerta hay una vista genial de Pocitelj, con el minarete de la Mezquita y la Torre Gavrakapetan de fondo.
4. Torre Gavrankapetan: es la imagen más espectacular de Pocitelj. Se trata de un edificio de forma octogonal que corona un peñasco situado en un extremo del pueblo. Es posible acceder al interior y subir hasta el último piso por unas estrechas escaleras cubiertas de arena resbaladiza (hay que caminar con cuidado). Una vez arriba el aspecto del tejado pone los pelos de punta, con partes hundidas y algunas losas de piedra a punto de caer. Pero a cambio la panorámica de Pocitelj es memorable.
Unos metros hacia el norte hay otra torre que ofrece unas vistas épicas, con la Mezquita y la Torre del Reloj en primer plano, y el río Neretva perdiéndose en el horizonte.
5. Torre Kulina: cuando llegué la puerta metálica estaba cerrada y no pude entrar, aunque las vistas no son nada del otro mundo y no me disgustó.
6. Hammam: está en la parte inferior de Pocitelj y llaman la atención sus oxidadas cúpulas metálicas. Al pasar junto a la entrada vi un cartel escrito a mano donde solo entendí “10M”. Si ese es el precio por visitar el interior me parece excesivo. No lo pude comprobar porque también estaba cerrada.
Pocitelj me encantó y dediqué varias horas a recorrer sus estrechas callejuelas adoquinadas, entre casas con puertas de madera y tiendas de artesanía. También vi algún puesto con señoras que vendían fruta y zumos naturales. Yo me compré uno de granada (2M) y estaba delicioso. Durante mi visita me crucé con bastantes turistas, pero en ningún momento me sentí agobiado y tuve algunos miradores para mí solo. Eso sí, Pocitelj está considerado como un museo al aire libre y es verdad que apenas vi vecinos del pueblo (eché en falta algo de ambiente local).
Antes de abandonar Pocitelj me senté en la terraza de un bar y me tomé una cerveza Sarajevsko pequeña (aunque en el menú se anunciaba grande) por 3M. Y me dirigí al lugar donde había previsto pasar la noche, ya con las últimas luces del día.
ALOJAMIENTO: MOTEL JELCIC – 60M/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; buena limpieza; tranquilidad total por la noche (era el único huésped); wifi rápido; aire acondicionado; terraza con vistas de Pocitelj; propietaria muy amable; plato de fruta de cortesía.
*Puntos en contra: ubicación, a 1km de Pocitelj y junto a la carretera principal; restaurante del hotel cerrado (hay que ser autosuficiente); sin nevera; precio (un auténtico atraco).
En Pocitelj me encontré con un problema: solo hay un hotel y en Booking una habitación con lavabo compartido costaba 70M. Podría haber optado por alojarme en la población de Capljina, con una buena oferta a precios normales. Pero está a 4km y no me quería alejar demasiado de Pocitelj por si no me daba tiempo a visitarlo y tenía que regresar al día siguiente. Así que elegí una solución intermedia: el Motel Jelcic. Que se convirtió en el peor de mi ruta por Bosnia, teniendo en cuenta la relación calidad-precio.
Cuando llegué a la puerta el edificio parecía abandonado, sin signos de vida. Aunque llamé por teléfono y al momento apareció la dueña, que no hablaba ni una palabra de inglés pero me condujo a la habitación, preparó una mesa en la terraza y me trajo un plato de fruta (uvas, higos y ciruelas). Todo un detalle. Estaba agotado y allí me quedé un rato mientras se hacía de noche, acompañado por el sonido de docenas de grillos.
Para cenar cayó una Pita de queso y espinacas (Zeljanica) que compré en una panadería de Pocitelj (2,5M). Y no tardé en estirarme a dormir, porque me esperaba otra jornada de emociones fuertes.
VIAJE: POCITELJ – KRAVICA
Al día siguiente mi alarma sonó a las 7.30h tras una noche bastante movida. Se estaba genial, pero no paré de tener sueños raros y me desperté en varias ocasiones. Como el día anterior no compré nada para desayunar me vestí, preparé la mochila, desalojé la habitación y me marché sin despedirme de la dueña del Motel Jelcic (ignoraba por completo dónde vivía). En el exterior el tiempo era genial, con sol radiante y cielo despejado.
Mi plan era visitar un tercer lugar de interés en los alrededores de Mostar: las Cascadas de Kravica. La verdad es que no tenía muy claro cómo llegar, pero al final solo necesité 2 etapas:
1. Caminata a Capljina: de entrada recorrí a pie 4km. Primero seguí una carretera sin arcén, con vehículos pasando demasiado cerca. Y después crucé el río Neretva por un puente metálico, adentrándome en la población de Capljina (que se pronuncia “chaplina”), donde vi varios edificios en ruinas y algún grafiti curioso.
2. Taxi hasta Kravica: el siguiente tramo era complicado. Yo había pensado acercarme a la Terminal de Autobús para ver si había alguna salida hacia Ljubuski. Aunque en el caso improbable de que hubiera una no sería ni mucho menos inmediata; y el autobús me dejaría a 4km de las Cascadas. Y no tenía tiempo que perder (por este motivo ni me planteé hacer autoestop). Así que cuando vi varios taxis aparcados en el centro de Capljina y un conductor me pidió 20M (10€) por el trayecto de 17km no me lo pensé dos veces y subí al vehículo. El viaje transcurrió sin incidentes y el hombre me dejó en la puerta de acceso a las Cascadas de Kravica a eso de las 9h. Creo que fue la mejor decisión.
LAS CASCADAS DE KRAVICA
*Horario: 7h – 22h (o 17h en invierno) (antes o después no se paga entrada)
*Precio: 20M (de octubre a mayo 10M)
*Fotografía: ok
El río Trebizat es uno de los principales afluentes del Neretva y el responsable de las Cascadas de Kravica, un arco con una serie de saltos de agua que caen desde una altura de 25m creando un lago natural. No son tan famosas como las de Plitvice (Croacia), pero aun así se trata de uno de los lugares más visitados de Bosnia y durante mi recorrido por el país vi infinidad de carteles publicitarios. Por este motivo quería llegar lo antes posible (encima era sábado).
Tras comprar el billete en la taquilla (el precio me pareció escandaloso) bajé por unas escaleras y comencé a explorar el lugar. Pronto me quedó claro que en verano las Cascadas de Kravica pierden bastante caudal y no son tan espectaculares como en las fotos promocionales (algunos saltos son hilos de agua). Aun así la imagen es impresionante y merece la pena visitarlas en cualquier época del año.
Yo para empezar me dirigí a un mirador que en teoría ofrece una vista panorámica del conjunto, pero la vegetación tapaba una parte y el resto estaba en sombras. Quizás en otro momento la situación es distinta. Una vez en la orilla del lago contemplé las Cascadas desde todos los ángulos posibles; y después lo crucé por dos pasarelas de madera de aspecto realmente frágil (en la segunda hay que hacer equilibrios). Según me explicaron se trata de puentes provisionales que solo se habilitan en verano, y el resto del año hay que contratar una barca o alquilar un kayak para alcanzar la orilla opuesta.
Madrugar tuvo su recompensa, porque me tiré más de una hora paseando por la zona sin apenas gente; y encima la luz es mejor para la fotografía (por la tarde el sol está de cara). A continuación me senté en la terraza de un restaurante y me tomé un café con leche (3M) con unas vistas geniales, mientras no paraban de llegar turistas, tanto locales como extranjeros. Mucha gente acude a pasar el día, ya que en el lago alquilan tumbonas para tomar el sol y está permitido bañarse. En mi caso ya había tenido suficiente y decidí marcharme.
Antes recorrí un sendero que sigue la orilla del río Trebizat hacia el este, cruzando una zona de camping y un bosque realmente atmosférico, con árboles enormes y rincones ideales para bañarse (el agua es de color verde esmeralda). Al cabo de 15 minutos pasé por debajo de un gigantesco puente de cemento y llegué a un mirador frente a Mala Kravica (Pequeña Kravica): 3 saltos de agua que desembocan en un bonito lago. Nada que ver con su hermana mayor, pero se trata de un paseo agradable.
REGRESO A MOSTAR
Tras la excursión a Mala Kravica comencé el camino de vuelta a Mostar. Todavía tenía muchas horas por delante, pero mejor contar con margen por si surgían imprevistos. Así que subí las escaleras hasta la entrada; compré una limonada en un puesto (3M); y me puse en marcha.
Estas fueron las etapas:
1. Caminata a Ljubuski: en principio el plan era recorrer solo 4km hasta la carretera general. Fue un tramo sencillo por una pista asfaltada que me permitió alejarme del tráfico y no jugarme la vida cada pocos segundos, entre campos de cultivo y casas unifamiliares. Una vez en la carretera me di cuenta que recorriendo 2km más llegaría a un cruce por donde pasan los autobuses que cubren la ruta Ljubuski-Mostar, así que seguí caminando (esta vez por una carretera sin arcén con algún punto delicado).
Ya en el cruce entré en el bar de un área de servicio y me tomé una cerveza Karlovacko (originaria de Croacia) (3M). Estaba helada y me dejó como nuevo, aunque con el estómago vacío se notaban los efectos. En parte mejor, porque a continuación no paré de recibir malas noticias.
Primero la encargada del bar me dijo que los autobuses no paraban allí y tendría que ir a la Terminal de Ljubuski. Con lo cual caminé 2km más por la carretera principal (ya iban 8km en total). Al menos me entretuve contemplando la imagen del Fuerte de Herzog Stephan, que corona un peñasco a 350m de altura, con una torre rectangular bien conservada.
En la Terminal de Ljubuski me esperaba una nueva sorpresa: estaba desierta y la taquilla cerrada. Y tras momentos de incertidumbre (en los que un policía ignoró por completo mis preguntas) un chaval me dijo que al ser sábado no había autobuses a Mostar. A ver, yo ya imaginaba que me tocaría esperar un buen rato, pero que no hubiera servicio… Además ¿no lo sabía la encargada del bar? En fin, que me tocó desandar los 2km hasta el área de servicio, ahora cuesta arriba y con un sol de justicia que no dio tregua en toda la mañana. Vaya tela…
2. Autoestop hasta Mostar: de nuevo en el cruce me planté junto a la carretera y saqué el dedo sin mucha convicción. Los primeros coches me ignoraron, pero a los 5 minutos se detuvo un abuelete con un coche destartalado que se dirigía a Mostar y me dejó acompañarle.
El hombre no hablaba ni palabra de inglés; iba fumando sin parar; y de vez en cuando invadía el carril contrario o se salía de la carretera. Reconozco que el trayecto se me hizo eterno, pero al final me dejó en el centro de Mostar. Al despedirme le di 10M (no está mal por 34km) y el abuelete se guardó el dinero sin un pero (creo que ya contaba con él). Por fin estaba en Mostar, donde me esperaba una buena cena y mi habitación de Pansion Villa Anja. Prueba superada.
CONCLUSION
Visitar sin vehículo propio los 3 lugares de interés que hay al sur de Mostar es toda una aventura. A mí me encantan los retos y conseguir llegar por mi cuenta a cada uno de esos sitios me llenó de satisfacción. Pero entiendo que a mucha gente la idea de caminar por carreteras llenas de tráfico o hacer autoestop no le hará ni pizca de gracia. En este caso la alternativa es alquilar un coche o contratar los servicios de un taxi (el gasto dependerá del número de viajeros a compartir). De cualquier forma, Pocitelj, las Cascadas de Kravica y la necrópolis de Radimlja deberían figurar en cualquier itinerario por Bosnia. Si decides seguir mis pasos 2 días serán suficientes, a no ser que tengas muy mala suerte.
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