Dos días explorando los alrededores de Dubrovnik, con un siniestro hotel abandonado, un teleférico que conduce a un espectacular mirador, y una isla paradisíaca
La mayoría de turistas que llegan a Dubrovnik reducen su visita al Casco Antiguo, pero en los alrededores hay numerosos lugares de interés que merecen la pena y permiten alejarse de las multitudes durante unas horas. En primer lugar las playas, aunque yo solo visité Banje y Sveti Jacov, y lo que realmente me atrajo a ellas fue explorar el gigantesco Hotel Belvedere, abandonado desde hace décadas. Después el Monte Srd, al que se puede llegar caminando o en teleférico, con vistas memorables del Casco Antiguo y un fuerte que alberga un interesante museo sobre el Cerco de Dubrovnik.
Y por último Lokrum Island, la más cercana a la ciudad y a su vez sorprendentemente tranquila, con paisajes de postal, una vegetación exuberante y las ruinas de varios edificios históricos, como un Monasterio Benedictino o Fort Royal, situado en el punto más alto de la isla.
LAS PLAYAS DE DUBROVNIK
El día comenzó en mi habitación de Apartments & Room Lino tras una nueva noche de tranquilidad total. Menos mal que tuve suerte con mi alojamiento y pude dormir sin ruidos porque de lo contrario no habría aguantado el ritmo de visitas que me impuse durante mi estancia en Dubrovnik. A continuación desayuné un plátano, un croissant de chocolate y un yogur; preparé la mochila pequeña; salí al exterior, donde ya lucía un sol impecable; y caminé hasta el Casco Antiguo.
Mi idea era visitar un par de playas situadas al norte, así que recorrí la calle Stradun, salí del Casco Antiguo por la Puerta de Ploca, y seguí por un paseo marítimo.
1. Banje Beach: es la playa más popular de Dubrovnik y no me extraña. Se encuentra cerca del centro, tiene aguas cristalinas y ofrece buenas vistas del Puerto Antiguo y el Fuerte Sveti Ivan. La mitad de Banje Beach está ocupada por el EastWest Beach Club, con docenas de tumbonas y sombrillas (por supuesto de pago) que no dejan ver la arena; y la otra mitad es de libre acceso (y gratuita). Desde el paseo la imagen es genial, excepto cuando aparecen escuadrones de kayaks de color rojo y amarillo.
2. Sveti Jakov Beach: se llega bordeando la costa por una estrecha carretera que me obligaba a echarme a un lado cuando pasaban vehículos. De camino descubrí viviendas antiguas con detalles interesantes; aluciné con el lujoso Hotel Villa Dubrovnik; y contemplé una gran panorámica de Lokrum Island, aunque había un enorme crucero atracado en un lateral. Al final alcancé la Iglesia de Sveti Jakov, con un exterior muy sencillo y la puerta de acceso cerrada. Desde aquí las vistas son espectaculares, con todo el tramo de costa recorrido cubierto de espesa vegetación, el Monte Srd y el Casco Antiguo de Dubrovnik en un extremo.
Para acceder a Sveti Jakob Beach hay que bajar por unas escaleras. Es un rincón idílico, perfecto para bañarse y tomar el sol rodeado de una atmósfera relajada. Aunque la infraestructura turística es mucho más limitada que en Baje Beach.
3. Hotel Belvedere: este imponente edificio fue construido en 1985 y era uno de los alojamientos más lujosos de la costa del Adriático, con más de 200 habitaciones, helipuerto y muelle privado. Pero tan solo 6 años después los bombardeos de las tropas Serbias y Montenegrinas durante el Cerco de Dubrovnik provocaron importantes daños y el Hotel Belvedere quedó abandonado a su suerte. En el 2014 un millonario ruso adquirió la parcela, aunque de momento no están claros sus planes y el edificio continua cayéndose a pedazos.
Yo caminé hacia el norte desde la Iglesia de Sveti Jakob y de repente la carretera acabó frente a la entrada principal del hotel. Allí me encontré paredes cubiertas de grafitis; montones de escombros; un arco de metal donde se podía leer “Hotel Belvedere”; y los restos de un coche calcinado. Mirando hacia arriba pude comprobar las enormes dimensiones del complejo: un auténtico laberinto de torres, terrazas y balcones que subía por la ladera de la montaña. Y mirando hacia abajo descubrí un anfiteatro al borde del mar decorado con el escudo del Hajduk Split (un equipo de futbol). En ese momento no lo sabía pero más tarde me enteré que en él se grabó la mítica escena de Game of Thrones donde el Príncipe Oberyn se enfrenta a La Montaña (entonces el anfiteatro lucía un león y un ciervo, escudos de las Casas Lannister y Baratheon).
Explorar el hotel no me resultó sencillo. La entrada principal estaba tapiada; un cartel advertía del peligro de acceder y recordaba que era una propiedad privada; había un coche aparcado (¿de un vigilante?); y una cámara de seguridad controlaba la zona. Pero en un lateral del complejo encontré unas escaleras y subí a la zona de las piscinas. Una tenía una cascada con varios niveles y estaba llena de pedruscos que habían caído desde la montaña. La otra estaba cubierta por una estructura metálica oxidada. Desde allí las vistas eran impresionantes. Solo por esto ya mereció la pena visitar el hotel, pero yo no me conformé…
A continuación seguí subiendo escaleras, entre escombros y bloques de habitaciones con las ventanas rotas. De repente vi una puerta abierta y llegué cruzando unos espesos arbustos. Tuve suerte porque me permitió acceder al restaurante del hotel (o discoteca, no estoy seguro). Tiene el techo cubierto de piezas de cristal (muchas ya se han desprendido); columnas; y dos balcones de forma circular. El suelo estaba en muy mal estado y no me atreví a caminar demasiado.
De regreso en las escaleras acabé en una carretera donde el hotel tiene otra entrada bloqueada por una valla. Yo aquí ya me di por satisfecho y bajé al punto de partida. Podría haber intentado adentrarme más en el complejo, pero no hay que olvidar que estaba totalmente solo y cualquier accidente me dejaba en una situación delicada. Además investigué en Google y no encontré ninguna foto distinta a lo que ya había visto (de hecho no había ninguna del restaurante).
Para volver al Casco Antiguo de Dubrovnik seguí la misma ruta. En los alrededores de la ciudad hay otras playas. Por ejemplo en la Península de Lapad destacan Copacabana Beach (la más grande) y Uvala Lapad Beach, con todo tipo de servicios. Pero con Banje y Sveti Jakob tuve más que suficiente.
COMIDA: PIZZERIA OLIVA
Este local situado cerca de la Plaza Gundulic, en pleno corazón del Casco Antiguo, estaba recomendado por mi guía de viajes y decidí acercarme. Eso debió pensar mucha gente porque ocupé la última mesa libre de la terraza. Tras examinar el menú pedí una Pizza Capra (con jamón, queso de cabra y tomates deshidratados) y una jarra de cerveza Pan Zlatni. Precio: 143K. A ver, la pizza estaba blanda y me pareció algo insípida. Además no me gustó la escasa distancia entre las mesas para aprovechar el espacio. Prefiero las pizzerías donde comí en días anteriores. Pero bueno, la cuestión es que llené el estómago y pude continuar la ruta.
EXCURSION AL MONTE SRD
El Monte Srd tiene 412m de altura y domina el Casco Antiguo. Para subir utilicé el Teleférico. Fue inaugurado en el año 1969, aunque durante el Cerco de Dubrovnik sufrió importantes daños y no volvió a funcionar hasta el 2010, con instalaciones completamente renovadas. La Estación Inferior se encuentra cerca de la Muralla norte. El Teleférico solo cuenta con dos cabinas y en temporada alta las colas son kilométricas, así que estaba preparado para lo peor. Pero cuando llegué a la Estación únicamente había 6 personas delante de mí, con lo cual compré el billete (90K) y tras una breve espera nos pusimos en marcha. El trayecto dura 4 minutos y sobra decir que las vistas son magníficas. Una vez en la cima hay dos atracciones turísticas:
1. Miradores: es posible contemplar los alrededores desde 3 lugares, y cada uno de ellos ofrece ángulos distintos. El primero es la terraza de la Estación Superior del Teleférico, con una bonita panorámica de las montañas que separan Croacia de Bosnia (las crucé durante mi viaje en taxi desde Trebinje). El segundo es una plataforma con una enorme cruz blanca, ideal para fotografiar el Casco Antiguo de Dubrovnik, que desde la distancia parece una maqueta; y Lokrum Island, rodeada de embarcaciones. El tercer mirador está al final de una pista asfaltada que avanza hacia el noroeste y permite ver la Península de Lapad y diferentes islas perdiéndose en el horizonte (Elafiti, Mljet…).
En mi opinión la mejor luz para la fotografía se da por la tarde, aunque no es ideal ya que el sol siempre está de frente y provoca molestas sombras.
2. Fort Imperial: en 1805 los ejércitos de Napoleón derrotaron a una coalición formada por Austria y Rusia en la Batalla de Austerlitz. Como consecuencia Austria se vio obligada a ceder a Italia (controlada por Napoleón) los territorios de la antigua República de Venecia, que había caído en 1797. Y un año más tarde el Imperio de Francia aprovechó la ocasión para conquistar la República de Ragusa sin apenas resistencia, poniendo fin a sus más de 4 siglos de independencia.
A continuación Napoleón ordenó la construcción de un Fuerte en la cima del Monte Srd, que fue inaugurado en el año 1812. Aunque tras la derrota de Napoleón en 1815 el Fuerte (y el resto de Ragusa) pasó a manos de Austria.
Hoy día una parte de Fort Imperial alberga el Homeland War Museum. En el año 1991 Croacia declaró de forma unilateral su independencia de la República de Yugoslavia, y esta (controlada por Serbia) respondió enviando tropas para restablecer la situación. La guerra duró casi 5 años, con escaladas intermitentes, hasta que Croacia recuperó de forma definitiva el control de todos sus territorios. Los Croatas se refieren a este conflicto con el nombre de Homeland War.
Uno de sus episodios más dramáticos fue el Cerco de Dubrovnik, donde el ejército de Yugoslavia, con el apoyo de Montenegro, bombardeó en varias ocasiones el Casco Antiguo de la ciudad. En total murieron alrededor de 300 personas, entre civiles y militares, nada que ver con los sangrientos Cercos de Sarajevo o Mostar. Pero los proyectiles causaron daños en más de la mitad de los edificios históricos y esto provocó la indignación de la comunidad internacional. Mientras, Fort Imperial se convirtió en un símbolo, porque los soldados allí desplegados consiguieron resistir los continuos ataques enemigos. Solo hay que ver cómo quedó el edificio (en especial la parte que no corresponde al Museo) para imaginarse lo que esa gente tuvo que pasar.
La entrada al Museo cuesta 30K y se compone de 6 salas muy interesantes. Durante mi recorrido vi fotos de la época donde aparecen los diferentes edificios de Dubrovnik protegidos con planchas de madera y sacos de arena; imágenes de los destrozos, con tejados hundidos y monumentos en llamas; el sufrimiento de la población, mucha de la cual tuvo que ser evacuada de sus hogares… También objetos personales de los protagonistas (armas, ropa, medallas…); y un documental con escenas filmadas durante los bombardeos donde impresiona el sonido de las explosiones y las columnas de humo negro. Me parecía increíble que eso hubiera ocurrido solo 3 décadas antes en la zona donde me acababa de comer una pizza tranquilamente, rodeado de turistas.
Tras una hora de visita subí a la terraza de Fort Imperial y contemplé las vistas de los alrededores totalmente solo. La Estación Superior del Teleférico cuenta con un café y me hubiera gustado sentarme a tomar algo, pero un capuchino costaba 40K (¡más de 5€!) y esto ya me pareció ofensivo. Vaya tela con Dubrovnik… Otro ejemplo del nivel de esta ciudad es el precio del Teleférico: normalmente el billete de ida y vuelta supone un pequeño importe adicional sobre el de ida para incentivar la venta, en cambio en Dubrovnik cuesta 170K (casi el doble). Por suerte yo ya había decidido regresar al centro a pie.
El camino arranca junto a Fort Imperial y no tiene pérdida. Primero avancé por un terreno pedregoso que baja en zigzag con bonitas panorámicas del Casco Antiguo; y después atravesé un tramo de bosque hasta alcanzar la carretera. En total tardé 45 minutos y me crucé con bastante gente que subía para ver la puesta de sol.
A continuación volví a mi alojamiento, donde me dediqué a descansar después de haber vivido una jornada llena de emociones. Para cenar cayó un Burek de queso que había comprado en una panadería (15K), regado con un par de cervezas Karlovacko (estaba muerto de sed).
VIAJE DUBROVNIK – LOKRUM ISLAND
Al día siguiente me desperté otra vez con mi alarma sonando a las 7.30h. De buena gana me hubiera quedado un rato más en la cama, pero tenía que aprovechar el buen tiempo reinante y me puse en marcha. Una vez en pie desayuné; preparé la mochila pequeña; me dirigí al Casco Antiguo de Dubrovnik; y lo crucé de punta a punta hasta llegar al Puerto Antiguo.
Mi plan era dedicar la jornada a explorar Lokrum Island, una isla situada a menos de 1km de Dubrovnik. Sus primeros habitantes oficiales fueron los monjes Benedictinos, que construyeron un monasterio durante el siglo X. Hasta que Napoleón se hizo con el control de la República de Ragusa y en 1808 expulsó a los monjes. Más tarde, en 1859, el Archiduque Maximilian Ferdinand (hermano del Emperador de Austria) adquirió Lokrum junto a su esposa Charlotte y construyó una residencia de verano donde pasaron largas temporadas rodeados de jardines exóticos. Seguro que en esos momentos no se imaginaban su triste destino: él fue fusilado en México solo 8 años más tarde; y ella acabó internada en un sanatorio mental donde pasó casi 50 años hasta su muerte. La historia es realmente trágica.
En fin, con el tiempo la propiedad de la isla pasó al gobierno de Yugoslavia, que en 1964 la convirtió en una reserva natural. Actualmente Lokrum está deshabitada y es un remanso de paz ideal para huir del bullicio de Dubrovnik.
Hay varias compañías con barcas que cubren la ruta entre Dubrovnik y Portoc Bay (Lokrum). Están ubicadas en el Puerto Antiguo y todas cobran 50K por el trayecto de ida y vuelta (muy barato para ser Dubrovnik). Yo fui al primer mostrador que vi y me atendió una chica de rostro serio y formas un tanto bruscas. Además necesitaba saber mi hora de regreso y no tenía ni idea. Al final le dije a las 17h (la última barca es a las 18h) y se quedó tranquila. Si cambiaba de opinión ya me buscaría la vida. En teoría la siguiente salida era a las 10h, pero una familia contrató un tour por la zona y me unieron a ellos (además de una pareja de franceses), así que arrancamos media hora antes de lo previsto.
El trayecto a Lokrum solo dura 15 minutos. En mi caso se alargó algo más porque la barca se desvió para ver de cerca Betina Cave Beach, incluida en el tour de la familia. Se trata de una minúscula playa ubicada dentro de una cueva a la que solo se puede acceder por mar (es una parada habitual de los circuitos en kayak). También disfruté de unas vistas geniales del Casco Antiguo de Dubrovnik; y del Hotel Belvedere, que desde la distancia parecía una inmensa colmena llena de ventanas.
Por cierto, el conductor de la barca era realmente borde y no me gustó cómo trataba a la familia del tour: no les daba información (a pesar de hablar un inglés perfecto); y cuando llegamos a Lokrum no sabían si tenían que bajar o no y el tipo se dirigía a ellos como si fueran tontos. Lo mejor de todo es que en su asiento había un cartel invitando a la gente a dejarle propina. Claro, claro…
EXPLORANDO LOKRUM ISLAND
Ya en tierra entré en las oficinas de la Reserva y pagué el billete de entrada, que ya me pareció más acorde al nivel de Dubrovnik (150K). A continuación comencé a recorrer Lokrum y estuve más de 5 horas caminando con tan solo una breve parada. Estos fueron los sitios más destacados de mi ruta:
1. Mar Muerto: se trata de una cavidad creada por la erosión del agua donde con el tiempo se ha formado un pequeño lago. Su salinidad es muy elevada y esto provoca al nadar un efecto parecido al del Mar Muerto original. Yo no entré a comprobarlo, pero durante mi visita el nivel del agua estaba bajo mínimos y no sé si hubiera podido. Al margen de esta anécdota es un bonito lugar y pasé un rato agradable.
2. Rocas: en el extremo sur de Lokrum hay unas curiosas formaciones calcáreas de color rojizo que sobresalen del agua y son realmente fotogénicas. A escasos metros también vi una cueva natural con un enorme agujero que da al mar. Toda la zona está formada por rocas agrietadas y tuve que moverme con cuidado, sorteando obstáculos constantemente.
El Mar Muerto y las Rocas son las dos atracciones más populares de Lokrum y se suelen llenar de gente, así que lo mejor es visitarlas nada más desembarcar en la isla. Yo estuve un rato completamente solo en el Mar Muerto, y en las Rocas solo había dos chicas tomando el sol. Pero en cuestión de minutos comenzaron a aparecer turistas con toallas y bolsas de comida y ya no era lo mismo.
Después continué por el sur de Lokrum recorriendo varios senderos y pasé junto a dos miradores con unas vistas excelentes de acantilados verticales y calas de aguas turquesa. Un punto me gustó especialmente y decidí sentarme a comer un Burek de carne que había comprado el día anterior y una botella de agua (todavía fría). Fue un gran momento, mientras veía pasar barcas y algún kayak, acompañado por el sonido de las olas. Por cierto, no muy lejos había una playa nudista.
3. Pozo de Charlotte: está en medio del bosque y fue construido cuando Maximilian vivía en Lokrum (por eso se llama como su mujer). Yo me detuve unos minutos para hacer fotos pero tuve que salir corriendo porque los mosquitos me devoraban las piernas.
4. Monasterio Benedictino: el edificio original sufrió graves daños durante el terremoto de 1667. Hoy día la antigua iglesia está en ruinas y solo queda en pie la mitad del claustro medieval. La parte construida posteriormente alberga un restaurante y varias salas dedicadas a diferentes aspectos de Lokrum: historia, flora, fauna… y su participación en el rodaje de algunas escenas de Game of Thrones. De hecho en un extremo hay una réplica del Iron Throne y todo el mundo se hace una foto sentado (yo no quise ser menos).
Pegado al Monasterio se encuentra la antigua residencia de verano de Maximilian Ferdinand, de estilo Gótico, rodeada de un jardín botánico donde plantó todo tipo de especies exóticas (palmeras, eucaliptos, cactus…). Además hay varios Pavos Reales que trajo de las Islas Canarias.
5. Fort Royal: fue construido en 1808 por los Franceses y ampliado más tarde por los Austro-Húngaros. Está en el punto más alto de la isla y se llega por una pista pedregosa que sube en línea recta conocida como el Camino del Paraíso. Solo son 93m de desnivel pero si el día es caluroso (como fue mi caso) requieren un esfuerzo considerable. El fuerte tiene forma circular. En el interior hay escaleras y túneles oscuros; y se puede subir a una terraza con buenas vistas de los alrededores.
Tras bajar de Fort Royal me dediqué a recorrer el norte de Lokrum, donde no me crucé con nadie y encontré dos miradores que ofrecen una panorámica genial del Casco Antiguo de Dubrovnik.
6. Skalica: se trata del Puerto Antiguo de Lokrum, aunque ya no hay embarcaciones. Un buen sitio para tomar el sol y darse un baño rodeado de una atmósfera tranquila.
7. Cruz de Triton: homenajea a las docenas de marineros que en 1859 fallecieron durante la explosión del Triton, un buque de guerra Austriaco. Curiosamente este suceso trajo a Lokrum a Maximilian Ferdinand para investigar las causas y acabó enamorado de la isla.
8. Lazaretto: tras el estallido de la Peste Negra se empezaron a construir recintos especiales para que las personas, animales y mercancías procedentes de otro lugar pasaran una cuarentena antes de acceder a las ciudades. Estos recintos se llamaban Lazarettos y el de Lokrum iba a ser el tercero de Dubrovnik. Se empezó a construir en el siglo XVI pero nunca llegó a completarse, y años más tarde el Lazaretto acabó convertido en un campo de olivos rodeado de antiguos muros.
Desde el Lazaretto caminé hasta el Puerto acompañado de una ruidosa música procedente de un barco pirata anclado en la zona. Aunque no me puedo quejar, porque antes de llegar a Lokrum me esperaba encontrar una auténtica multitud, ya que era sábado y lucía un sol espectacular. Pero por lo visto los lugareños no se complican la vida y optan por otras playas más accesibles; y los turistas prefieren excursiones organizadas a islas más remotas. Así que pasé mucho tiempo solo, caminando entre una vegetación exuberante, con plantas curiosas, flores, mariposas, aves que salían volando a mi paso, y el sonido de docenas de chicharras.
Una vez en el Puerto mi idea era tomar un café en el restaurante de la isla (seguro que a precios abusivos) y esperar hasta las 17h. Pero como faltaban pocos minutos para las 16h me acerqué al embarcadero y acabé regresando a Dubrovnik en la barca de esa hora, que iba casi vacía (el conductor no miró la hora escrita en mi billete). Esta vez el trayecto sí duró 15 minutos y llegué a tierra firme sin incidentes.
Antes de volver a mi alojamiento decidí acabar el día con un último helado en Peppino, esta vez de Ferrero Rocher y Strudel de Manzana. Sencillamente delicioso (32K).
CONCLUSION
Teniendo en cuenta los precios de Dubrovnik tiene mérito que decidiera quedarme 2 días más para explorar sus alrededores. Y podría haber continuado más tiempo, porque la oferta de actividades es infinita: tours a otras islas; recorridos en barco coincidiendo con la puesta de sol; rutas en kayak (me hubiera apuntado, pero los grupos me parecieron enormes)… Incluso hay excursiones de un día a Mostar (Bosnia) o Kotor (Montenegro). Yo en un principio había decidido visitar Mljet Island, que cuenta con un Parque Nacional, pero la logística era complicada: solo hay un Ferry al día a horas intempestivas; tenía que buscar alojamiento; alquilar una moto para moverme por la isla… Así que al final la sustituí por Lokrum Island.
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