Petroglifos milenarios representando todo tipo de figuras y misteriosos volcanes de lodo en medio de un paisaje desolador
Qobustan National Park fue creado en el año 1966, y se trata de un paisaje semi desértico situado 60km al sur de Baku, donde se puede visitar una de las mayores colecciones de petroglifos que existen en el mundo. El parque tiene una superficie de 54km2, y en su interior hay varios montes rocosos que ya estaban habitados durante la Edad de Piedra. Además, no muy lejos se encuentran una serie de sorprendentes volcanes de lodo muy activos.
La mejor época para explorar Qobustan son los meses de Primavera y Otoño, cuando las temperaturas son más suaves. Aunque en Verano también es posible, porque aunque el calor sea agobiante, no es un lugar donde haya que caminar mucho. Yo visité el parque a finales de agosto, y no tuve ningún problema.
VIAJE: BAKU – QOBUSTAN
La práctica totalidad de turistas que acuden a Qobustan lo hacen de dos formas: apuntándose a un tour organizado por una agencia local; o en coche (ya sea privado o un taxi). Pero yo decidí llegar utilizando transporte público, siguiendo las indicaciones que encontré en algún blogs de viajes. Estas fueron las etapas:
1. Para empezar, cogí el Metro y me bajé en la estación de Icherisheher, junto a la muralla del Casco Antiguo de Baku.
2. Desde Icherisheher caminé unos metros hacia el oeste hasta una parada de autobús, donde a los pocos minutos me subí al número 6. Es un autobús rojo, así que pude utilizar mi Bakicard. Pedí al conductor que me avisara cuando llegáramos al punto donde tenía que coger un segundo autobús, y su respuesta coincidió con lo que había leído en internet. Así que me bajé en la parada “20-Ci Saha”.
3. El último paso consistía en coger el autobús 195 que va hasta Alat, bajándome en la población de Qobustan. Parecía que todo iba sobre ruedas. En la parada había un buen número de taxis, y pronto se acercaron un par de conductores ofreciéndome sus servicios, pero me los quité de encima rápidamente. Me decían que por allí no pasaba ningún autobús hacia Qobustan, aunque en muchos países es un truco habitual y no les hice caso.
Pero tras 40 minutos esperando, viendo cómo pasaban siempre los mismos autobuses, empecé a pensar que quizás los taxistas tenían razón. El caso es que no encontré más información en internet; y cuando intenté pregunté a un par de lugareños, no me entendían. Así que muy a regañadientes acabé negociando con uno de los taxistas, porque ya eran las 10h pasadas y no quería perder el tiempo. Y aunque hubiera llegado en autobús a Qobustan, una vez allí tenía que contratar igualmente los servicios de un taxi para moverme por el parque.
Por lo menos pude conseguir un precio muy correcto: 50M ida y vuelta a Qobustan, con visitas a los Petroglifos y los Volcanes de Lodo. La verdad es que el taxista tuvo paciencia conmigo: me avisó varias veces de mi error; y hasta llamó por teléfono a una chica que hablaba inglés y me la pasó para que me lo explicara. Pero yo le mandé a paseo sin contemplaciones, hasta que al final me tocó recular.
Más tarde me enteré que el autobús 195 ahora viaja a Qobustan desde algún punto más al sur, siguiendo la costa. Así que la solución hubiera sido coger el autobús 125 (el que utilicé para llegar a Shikhov Beach), que sí vi pasar, y pedir al conductor que me dejara en la parada del 195. Dicho así parece sencillo, pero en un país donde el nivel de inglés es nulo cualquier pequeña gestión se convierte en una odisea.
ENTRE ANTIGUOS PETROGLIFOS
El taxista tenía un coche relativamente moderno, con aire acondicionado. Yo viajé en el asiento delantero. Y aproveché que paramos a poner gasolina para comprar galletas y un zumo de naranja. Mi alojamiento en Baku (el CTH Hostel) incluía desayuno, pero la puntualidad no es su fuerte. Y como quería aprovechar el tiempo preferí marcharme con el estómago vacío. El taxista optó por una bebida energética, y le invité para comenzar la excursión de buen rollo. Precio: 4,4M.
La carretera hasta Qobustan está en perfecto estado, con varios carriles para cada sentido, así que avanzamos a buen ritmo. El día amaneció un tanto nublado y con un fuerte viento, con lo cual no hacía tanto calor como en jornadas anteriores. Y llegamos a Qobustan.
Hace 12mil años este pedregal desértico tenía un aspecto completamente distinto. Tras la última glaciación el clima era húmedo, y la zona estaba cubierta de bosques tropicales y sabanas habitadas por todo tipo de animales, como ciervos o toros salvajes. Aquí llegaron los primeros humanos que emigraron de África, y se establecieron en cuevas que decoraron con petroglifos de temática diversa. Con el paso del tiempo muchas de las cuevas se desmoronaron, y actualmente forman un amasijo de enormes pedruscos. El descubrimiento de los petroglifos se produjo en los años 30, gracias al operario de una cantera que trabajaba en el lugar. Posteriormente se han realizado diferentes investigaciones arqueológicas, descubriendo unos 6mil petroglifos correspondientes a diferentes épocas. Todo un museo al aire libre que mereció ser incluido hace años en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El horario de acceso a Qobustan National Park es de 10h a 17h, y la entrada cuesta 10M. El taxista me acompañó en todo momento, aunque sospecho que no fue para ayudarme sino para que no me entretuviera y acortar al máximo la visita. Estos fueron los lugares más destacados:
1. Museo: para empezar, nada mejor que recorrer las salas de este moderno edificio situado a escasos metros de la taquilla. En su interior encontrarás diversos hallazgos arqueológicos (piedras con grabados, pulseras, utensilios prehistóricos…) y un buen número de paneles explicativos en inglés, que ayudan a entender la historia y significado de los petroglifos.
2. Boyukdash: es la montaña más visitada y dónde se pueden contemplar algunos de los petroglifos más famosos de Qobustan. Existe la posibilidad de contratar un guía de habla inglesa para recorrer el lugar por 10M. Pero la verdad es que si has visitado el Museo ya cuentas con una buena base. Y encontrar los diferentes petroglifos es bastante sencillo, porque el camino a seguir está bien señalizado; y porque siempre hay grupos organizados con sus propios guías que se van deteniendo en los puntos más importantes.
En Boyukdash hay petroglifos impresionantes, como figuras humanas bailando; barcos de remos; caballos; toros; cabras de larguísimos cuernos… Su finalidad todavía es motivo de debate entre los expertos. Hay quien afirma que se trata de meras obras de arte, mientras que otros sostienen que eran imágenes con fines religiosos. En cualquier caso, impresiona poder ver estos grabados con miles de años de antigüedad.
Además, el paisaje es memorable, caminando entre enormes bloques de piedra, con una panorámica genial de las llanuras y el Mar Caspio de fondo. Al buscar información de Qobustan, me encontré con varias fotos de turistas en el borde de una piedra que sobresale de la montaña. Pero para evitar accidentes se ha cerrado el acceso al lugar, y si te lo intentas saltar en busca de esa foto tan codiciada recibirás un par de gritos de alguno de los vigilantes del recinto.
La mayoría de visitas a Qobustan se limitan a Boyukdash, pero en el Parque Nacional hay otros lugares donde ver más petroglifos, como las montañas de Kichikdash o Jingirdagh. Aquí podrás descubrir representaciones de ciervos con enormes astas, o figuras de mujeres. Al tratarse de rincones más alejados, un guía (de habla inglesa o no) cuesta 25M. Me hubiera encantado alargar mi visita, pero esto implicaba una nueva negociación con el taxista, más dinero, etc… Así que me conformé con lo visto, que no estuvo nada mal.
3. Gaval Dash: se trata de piedras cuya peculiar composición hacen que al golpearlas con algún objeto emitan sonidos musicales. En Boyukdash hay un par, y el taxista me hizo una demostración.
4. Inscripción Romana: camino de Boyukdash hay un desvío que lleva hasta una roca en la que en el siglo I DC un centurión romano grabó una inscripción en latín indicando su presencia en el lugar. Como curiosidad, es el texto romano situado más al este que se conserva.
En general la visita estuvo bien, y el taxista se ofreció a hacerme alguna foto. Y aunque había bastantes turistas no me sentí agobiado, pudiendo encontrar siempre un momento para contemplar los diferentes petroglifos en soledad.
LOS VOLCANES DE LODO
El subsuelo de Azerbaiyán está lleno de gases, y eso es garantía de fenómenos curiosos. Como el fuego eterno en la montaña de Yanar Dag. O los Volcanes de Lodo que hay al sur de Qobustan, en las inmediaciones de la población de Alat. Estos volcanes se forman cuando los gases se mezclan con depósitos de lodo y salen al exterior a través de alguna fisura. Y se da el caso que Azerbaiyán tiene nada menos que 400 de estos volcanes, más de la mitad de todos los que hay en el mundo. Así que cualquier visita a los petroglifos de Qobustan se suele complementar con otra a los volcanes.
Una vez en el taxi, el conductor se dirigió a las afueras de Qobustan, y paró en una zona donde había varios taxistas esperando clientes. Resulta que para ver los Volcanes de Lodo hay que recorrer una pista de tierra en mal estado. Y los taxistas de Baku no ven con buenos ojos hacer el trayecto con sus coches de ciudad. Así que nos subimos en la parte trasera de un viejo Lada, y su propietario nos llevó hasta el lugar. De camino cruzamos una llanura desértica, con la silueta de un enorme volcán en el horizonte. Precio: 10M (que a mi juicio se tenían que descontar de los 50M que negocié).
Tras un cuarto de hora en ruta llegamos a una de las zonas de Volcanes de Lodo, y me encontré con el lugar lleno de turistas. Ante lo cual me asaltó una duda: ¿los taxistas traen a todo el mundo aquí porque se pueden ver los mejores volcanes, o porque es el sitio más cercano y conveniente para ellos? En fin… Pronto dejé de pensar porque la escena era espectacular: varios montículos de un par de metros de altura, con forma cónica, y rodeados de un terreno agrietado tremendamente fotogénico. Parecía una imagen de otro planeta.
Además, la actividad de los volcanes era constante, y en muchos de los cráteres se podían ver burbujas de gas cada pocos segundos. Yo me acerqué bastante a uno para grabar un vídeo, y pagué la novatada. Porque de repente el gas salió con fuerza y me salpicó de barro los pantalones. Vaya tela… Con la de gente que había y me tuvo que tocar a mí…
Al igual que ocurrió con los petroglifos, me hubiera encantado quedarme un buen rato a mi aire, caminando junto a los volcanes y explorando la zona. Pero al cabo de 20 minutos ya tenía a los taxistas encima, preguntándome si estaba satisfecho. Y aunque alargué la visita todo lo que pude, me faltó algo más.
REGRESO A BAKU
De nuevo en el coche, nos pusimos en marcha rumbo a Baku, atravesando un paisaje dominado por instalaciones petroleras, tuberías, naves industriales y torres eléctricas. Menos mal que de vez en cuando aparecían las aguas color turquesa del Mar Caspio y me alegraban algo la vista. Ya en la ciudad, el taxista se ofreció a llevarme hasta el centro. Yo acepté para evitar tener que utilizar el autobús, y llegamos a la estación de Metro de Icherisheher, tras una excursión que duró un total de 4 horas.
Pero a la hora de pagar saltó la sorpresa. Porque el taxista me pedía 60M cuando en realidad le correspondían 40M. Y es que el listo me quería colar dos importes extras:
*10M que ya había pagado por el Lada que nos llevó a los volcanes.
*10M por llevarme al centro (¡?). El punto anterior se puede considerar como una confusión, pero esto era claramente un timo en toda regla, y dejaba en evidencia la mala fe del taxista.
El caso es que me negué en redondo a pagar lo que pedía. Hubo momentos de tensión, y al final le acabé dando solo 3M extra para quitármelo de encima, alegando que no tenía más efectivo. Así que nos despedimos con frialdad y caminé hasta mi alojamiento. Ya me extrañaba a mí no haber tenido ningún conflicto con taxistas en Azerbaiyán…
CONCLUSIÓN
Qobustan National Park es una de las atracciones turísticas más famosas de Azerbaiyán, y una visita imprescindible. Aquí podrás ver petroglifos milenarios y curiosos volcanes de lodo, rodeado de un paisaje espectacular. Yo intenté acceder a Qobustan en transporte público y no lo conseguí, aunque continúo pensando que es posible y abarata bastante el coste de la excursión. Pero también es verdad que viajar en taxi desde Baku agiliza enormemente la visita, y el precio no es desorbitado (incluso viajando solo).
Tras mi visita me quedé con la sensación de que Qobustan ofrece mucho más de lo que se incluye en el recorrido estándar. Hay más petroglifos en las montañas de Kichikdash o Jingirdagh; y volcanes de lodo menos visitados. Si estás interesado en explorar a fondo Qobustan, asegúrate de que el taxista lo tenga claro antes de subir al vehículo, e incluye en la negociación el número de horas a pasar en el parque para que no haya sorpresas. O mejor aun, contrata un guía en el Museo.
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