Una visita a las cataratas más espectaculares del mundo, contemplando las vistas desde los diferentes miradores del lado brasileño
Las Cataratas do Iguaçu están situadas en la frontera entre Brasil y Argentina, en un punto donde el río Iguaçu se precipita por un enorme cañón poco antes de unirse al río Paraná, formando centenares de saltos de agua en diferentes niveles que llegan a alcanzar los 80m de altura. El lado brasileño forma parte del Parque Nacional do Iguaçu, en el estado de Paraná. Fue inaugurado en el año 1986 y tiene una extensión de 1.700km2. Iguaçu es un nombre guaraní que significa “aguas grandes”, y el primer europeo que descubrió las cataratas fue el explorador español Cabeza de Vaca, en 1542.
La mejor época para visitar las Cataratas do Iguaçu es durante la Primavera, entre los meses de septiembre y noviembre. Las temperaturas son agradables, no llueve demasiado, y el caudal de agua de las cataratas es óptimo. Yo visité el Parque a finales de octubre y disfruté de un tiempo perfecto. El principal punto de acceso al Parque es la ciudad de Foz do Iguaçu.
VIAJE: CUIABA – FOZ DO IGUAÇU
La jornada comenzó en el Cuiabá Hostel Pousada Safari. Tras un mísero desayuno preparé mis mochilas; desalojé la habitación; y me preparé para un largo desplazamiento que me ocupó buena parte del día. Estas fueron las etapas:
1. Coche hasta el Aeropuerto: se encuentra en Várzea Grande, la segunda ciudad más importante del estado de Mato Grosso, situada al sur del río Cuiabá. Un taxi me hubiera salido muy caro; y la compañía Uber todavía no había llegado a Cuiabá; así que acepté la propuesta de la dueña de la pousada, que me llevó en su coche por 40R. De camino charlamos animadamente, y me contó todos los proyectos que tenía para mejorar el servicio de su alojamiento (yo fui sincero y le aconsejé ampliar el menú del desayuno).
2. Avión a Sao Paulo: entre Cuiabá y Foz do Iguaçu hay unos 1.400km de distancia y en autobús se tarda más de 24 horas en llegar pasando por Campo Grande, con lo cual ni me lo planteé. En su lugar había reservado un vuelo desde casa a través de la página web de Expedia, con la compañía GOL. El problema fue que no encontré ninguno directo a Foz do Iguaçu. Esto alargó el viaje, aunque por suerte no encareció el precio del billete (110Usd). Una vez en el Aeropuerto todo salió según lo previsto: facturé mi mochila grande; esperé un rato en una sala; y despegamos puntuales. El vuelo duró 2,5 horas y no se hizo nada pesado. Yo fui escuchando música con mi iPod, y las azafatas repartieron una bolsa de crackers y un vaso de agua (más de lo que esperaba).
En el Aeropuerto de Sao Paulo busqué algún lugar para comer, porque tenía un par de horas de escala hasta el siguiente vuelo. Pero solo había locales de comida rápida a precios ridículamente caros. Así que acabé comprándome en una tienda una bolsa de Cheetos, una botella de agua y una Paleta Mexicana (un helado típico de México) de fresa y leche condensada. Todo por 22R. No fue lo más sano, pero a estas alturas del viaje no estaba para derrochar dinero…
3. Avión a Foz do Iguaçu: este segundo vuelo duró tan solo 1,5 horas, y de nuevo repartieron crackers y agua. Me dio mucha rabia no conseguir un sitio junto a la ventana, porque había leído que era posible contemplar buenas vistas de las Cataratas do Iguaçu. Al final estiré la cabeza todo lo que pude y vi el río Iguaçu con una serie de pronunciados meandros; la gigantesca Presa de Itaipú; y una gran extensión de selva tropical. Pero de las Cataratas ni rastro…
4. Taxi hasta el centro: tras recuperar mi mochila grande salí del Aeropuerto y un taxi me llevó al lugar elegido para pasar la noche (55R). El conductor me cayó muy bien: me explicó la distribución de Foz do Iguaçu; me dio un folleto informativo sobre las Cataratas; y elogió mi portugués, que tras varias semanas en Brasil mejoraba a pasos agigantados.
ALOJAMIENTO: GREEN HOUSE HOSTEL – 30R/Noche
*Puntos a favor: ubicación céntrica; patio exterior con piscina, bar y mesa de ping-pong; encargados de la recepción muy amables; wifi rápido; precio; desayuno incluido.
*Puntos en contra: dormitorio de 8 plazas casi lleno, con dimensiones bastante reducidas y mobiliario destartalado; colchones muy incómodos; demasiado ruido por la noche.
Aunque el principal problema de este hostel eran sus huéspedes. Se trataba de un grupo de chavales que llevaban semanas alojados allí, dando pie a situaciones realmente incómodas: se movían a sus anchas por las zonas comunes y me hacían sentir como un bicho raro, sin dirigirme la palabra; estaban liados entre ellos, y discutían o se besaban apasionadamente en el dormitorio; por la noche se quedaron hasta las 2h pasadas viendo una película y de cachondeo en el comedor, sin dejarme dormir; y de higiene no andaban muy finos, porque el dormitorio olía fatal.
Reservé este alojamiento con antelación a través de la página web de Hostelworld. Una vez instalado me senté en el patio y me tomé una cerveza Skol. Y a las 20.30h salí al exterior con ganas de llenar el estómago.
UN PASEO POR FOZ DO IGUAÇU
Foz do Iguaçu es una moderna ciudad ubicada en el punto donde se unen los ríos Iguaçu y Paraná, que forman las fronteras naturales de Brasil con Argentina y Paraguay. Durante mucho tiempo fue un simple puesto militar, hasta que en 1910 comenzó a recibir inmigrantes y fue bautizado como Vila Iguazu. Pero su despegue definitivo se produjo en los años 60, con motivo de la construcción de la cercana Presa de Itaipú (la segunda más grande del mundo); la inauguración del Puente de la Amistad (que fomentó el comercio con Ciudad del Este); y la afluencia de turistas para visitar las Cataratas do Iguaçu.
La verdad es que yo me esperaba un asentamiento tranquilo, y en su lugar me encontré una especie de Los Ángeles en miniatura, con tiendas de moda ocupando locales enormes de fachadas relucientes; bares y restaurantes fashion con música en directo; terrazas llenas de gente arreglada tomando copas; y todo tipo de coches de lujo recorriendo las calles. El ambiente era impresionante (quizás en parte porque era sábado noche).
CENA: CHURRASCARIA DO GAUCHO
El último día de mi tour por el Pantanal visité una Churrascaría y me gustó mucho. Así que al ver esta decidí repetir. Son locales típicos de Brasil y su servicio es conocido como Rodizio. Yo ocupé una mesa del enorme comedor y me serví un plato de un buffet libre con guarniciones situado en el centro de la sala (me puse tomate, lechuga, arroz y patatas fritas). Y a continuación comenzaron a pasar por la mesa camareros que me ofrecían diferentes tipos de carne recién salida de la barbacoa, desde partes tradicionales del cerdo y la vaca (como la picanha) hasta salchichas, corazones o chepa de buey. Si quería me cortaban un trozo, y si no se marchaban. Así hasta que acabé a reventar. Para beber pedí dos Cokes. Y de postre me comí tres trozos de piña asada con canela (estaba deliciosa y también la ofrecían los camareros).
A mi alrededor había montones de mesas con familias de lugareños engullendo sin parar, tanto hombres como mujeres. El precio de las Churrascarías es fijo. En este caso me costó tan solo 25R + 8R de la bebida. Es una opción que sale muy a cuenta, aunque quizás no sea la más saludable y no conviene abusar (solo había que ver las barrigas de la gente).
Tras la cena regresé al hostel y no tardé mucho en marcharme a mi cama a intentar descansar (algo que no ocurrió hasta bastante más tarde).
LAS CATARATAS DO IGUAÇU
Al día siguiente me levanté a las 7.45h después de una noche para olvidar, en la que apenas pude dormir 3 horas entre gritos, ronquidos y mal olor. Por suerte la jornada prometía, así que seguí con el plan inicial sin perder los ánimos. Me vestí con bermudas y chanclas; preparé la mochila pequeña; y fui a la cocina del hostel para desayunar. El menú me sorprendió bastante, porque mis expectativas eran bajísimas: pan con mermelada; un trozo de bizcocho; y macedonia de sandía y mango.
Después caminé hasta una parada de autobús cercana. Y tras unos minutos de espera apareció el número 120, que por 3,5R me llevó hasta la entrada del Parque Nacional do Iguaçu. El trayecto duró media hora, y recorrimos la Avenida das Cataratas, flanqueada por gigantescos hoteles dirigidos a grupos organizados. El vehículo estaba lleno de gente y me tocó viajar de pie.
Para acceder al Parque tuve que hacer una cola tremenda (ya eran las 9.30h). Aunque como había un montón de taquillas avancé rápido. El billete me costó 57,3R, y a continuación subí a uno de los autobuses que transportan a los turistas por el interior del Parque. Son de dos pisos y están pintados de vivos colores, con graciosos dibujos de los animales típicos de Brasil (jaguar, oso hormiguero, caimán…). De camino unos altavoces iban aportando información del Parque. Y comprobé que hacía un tiempo perfecto, con cielo azul completamente despejado y un sol muy agradable.
Esto fue lo más destacado de mi visita:
1. Trilha das Cataratas: una ruta de 1,2km que sigue el río Iguaçu, pasando por una serie de miradores que ofrecen magníficas panorámicas de las Cataratas. Durante todo el recorrido se sucedieron imágenes de postal, con docenas de saltos de agua cayendo al fondo del cañón, levantando nubes de vapor que con los rayos de sol creaban algún que otro arco iris. El entorno era selvático, con árboles y vegetación de un color verde intenso. Y la iluminación, perfecta para la fotografía. Había visto tantas veces las Cataratas do Iguaçu en revistas de viajes o programas de TV que me parecía mentira estar allí. En la orilla opuesta, en territorio de Argentina, se podían ver pasarelas de madera, barcos de turistas navegando el río, y una bandera.
Aunque este recorrido tuvo una gran pega: al ser domingo el Parque estaba lleno de visitantes (básicamente brasileños y argentinos). Y en los miradores me tocó moverme entre empujones y codazos; hacer cola mientras la gente posaba en interminables sesiones de selfies (donde solo aparecía una cabeza en primer plano a contraluz); y pasar apenas un minuto contemplando las vistas, porque había hordas de turistas esperando a que me marchara (que no entendían por qué no me hacía selfies). Una situación que estropeó bastante la experiencia, pero bueno.
2. Garganta do Diabo: este punto es el más espectacular de las Cataratas do Iguaçu, ya que aquí se concentra su mayor caudal. Una pasarela de madera lleva hasta el mismo borde del cañón, avanzando a escasa distancia de una serie de saltos de agua, y proporciona momentos para el recuerdo. Yo caminé envuelto en el atronador sonido de las cascadas, y las nubes de vapor de agua me dejaron empapado (casi todo el mundo utilizaba chubasquero, pero yo decidí jugármela). Desde el final de la pasarela las vistas son épicas y mi cámara de fotos echaba humo (aun a riesgo de acabar mojada).
3. Espaço Naipi: se trata de una torre con un mirador que ofrece algunas de las mejores panorámicas de las Cataratas. Se puede subir en ascensor, pero como había tanta gente la cola era interminable, así que utilicé las escaleras. Este mirador es mucho más espacioso que los de la Trilha das Cataratas, y aquí me pude relajar y disfrutar del paisaje sin ningún tipo de presión. La torre está situada junto al gigantesco Salto Floriano, y permite acercarte a pocos metros y apreciar la tremenda potencia del agua.
Durante el paseo por el Parque pude ver más fauna de la prevista, teniendo en cuenta la cantidad de gente que había. Varios Coatíes (un nombre guaraní que significa “nariz alargada”) campando a sus anchas. La zona estaba llena de carteles prohibiendo darles comida, y advirtiendo del peligro de estos animales (en algunos se mostraban fotos de una mano ensangrentada tras un mordisco). También vi un par de Teiús (una especie de lagarto enorme) tomando el sol. Nubes de mariposas (de vez en cuando se me posaba alguna en el brazo). Y pájaros tropicales que creaban un gran ambiente.
4. Espaço Porto Canoas: un recinto con todo tipo de servicios turísticos (restauración, tiendas de souvenirs, lavabos, centro de atención médica…). Yo tenía bastante hambre, así que en un local de fast food pedí un Menú Yacaré, que incluía una Hamburguesa con bacon, queso, lechuga y tomate; patatas fritas; y una limonada (35R). Comí sentado en una terraza al lado del río Iguaçu, con unas vistas preciosas. Y de postre me compré un polo de limón (6R).
TARDE DE RELAX
Cuando acabé de comer todavía eran las 14h, y pensé en acabar la jornada realizando alguna excursión. En el parque es posible recorrer senderos alternativos que se adentran en la selva (a pie, en bici o 4×4); navegar en barco por el río Iguaçu; o descubrir saltos de agua con piscinas naturales para bañarse. Pero me encontré con un gran problema: es obligatorio contratar los servicios de la agencia Macuco Safari, que cobra unos precios abusivos. Por ejemplo, recorrer la Trilha Poço Preto (9km) más un paseo en Barco costaba nada menos que 260R por persona. Una auténtica locura, así que lo dejé correr.
En su lugar decidí visitar de nuevo los miradores del Espaço Naipi y la Garganta do Diabo, ya con mucha menos gente. Y a eso de las 15h caminé hasta el Espaço Porto Canoas; subí a un autobús (tras hacer una cola que no se acababa nunca); y regresé a la entrada del Parque. Allí esperé unos minutos hasta que apareció el autobús número 120, que me devolvió al centro de Foz do Iguaçu.
CONCLUSION
Las Cataratas do Iguaçu son una auténtica maravilla de la naturaleza y no te las puedes perder por nada del mundo. Media jornada será suficiente para recorrer los diferentes miradores del lado brasileño. Aunque si vas muy justo de tiempo te recomiendo ir directo al lado argentino (en el Parque Nacional Iguazú) y dedicarle un día completo. Cuenta con una red de senderos mucho más extensa, numerosos miradores y la posibilidad de realizar excursiones en barco a precios razonables. Yo visité ambos lados y considero que se complementan a la perfección: Brasil ofrece panorámicas geniales y Argentina permite una experiencia más cercana. Mi visita al Parque Nacional Iguazú la relataré en un post aparte.
Si te gustó el post, dale al like (el corazón que hay en la parte superior), deja un comentario con tu opinión, y sígueme en redes sociales
Comentarios
2 ComentariosRocada
Jun 29, 2022Hola!!
Quería preguntarte como fuiste desde Foz hasta las cataratas del lado Argentino. No encuentro mucha información.
¡Gracias!
Ganas De Mundo
Jul 17, 2022Hola! Tengo pendiente compartir un post dedicado al lado Argentino con toda la información. Ahora mismo estoy de viaje por África y no tengo acceso a la libreta donde tomé las notas de ese viaje. Me suena que utilicé 2 autobuses: uno hasta Puerto Iguazú y otro hasta las cataratas, pero te lo confirmo cuando regrese a España. Un abrazo!