Descubriendo una ciudad con una montaña sagrada, numerosos mosaicos soviéticos y un mercado de animales lleno de ambiente
Osh es la segunda ciudad más grande de Kirguistán y está situada en el Valle de Fergana, que ocupa el extremo sur del país, delimitado por los Montes Tian Shan y la cordillera del Pamir Alay. Antiguamente la región pertenecía a Sogdiana, hasta que durante el siglo II AC se transformó en el estado de Dayuan, integrado por los descendientes de los griegos que llegaron a la zona exiliados por los persas o enviados en tiempos de Alejandro Magno. Su capital estaba en Khujand (Tayikistán) y destacaba por sus fértiles tierras, regadas por el río Sir Daria. Aunque en Dayuan también se criaba una raza de caballos que pronto llamaron la atención del Imperio Chino, dando pie a la creación de la Ruta de la Seda. Más tarde los rusos dividieron el Valle de Fergana entre las repúblicas de Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán, plantando la semilla de numerosos conflictos.
Hoy día casi la mitad de los habitantes de Osh son uzbekos y en sus animadas calles reina un ambiente cosmopolita. Los principales lugares de interés son el monte Suleiman Too; varios murales y mosaicos de estilo soviético; y Malbazaar, un importante mercado semanal de animales.
VIAJE: BISHKEK – OSH
Entre estas dos ciudades hay 600km de distancia y si quería recorrerlos por tierra me enfrentaba a un viaje en taxi compartido de más de 12 horas de duración (no hay autobuses ni marshrutkas), así que decidí utilizar el avión. Hay varias aerolíneas nacionales que cubren la ruta y no es difícil encontrar ofertas con precios similares a los de un taxi, con lo cual la tentación de volar es máxima.
El trayecto a Osh constó de 3 etapas:
1. Taxi al Aeropuerto de Bishkek: yo solicité un vehículo con la app de Yandex y apareció al momento, pero tardamos casi 1 hora en recorrer los 27km. Y es que primero encontramos un tráfico horrible; después el conductor decidió parar a poner gasolina; y por último le dieron el alto en un control policial y se tiró un buen rato rellenando un impreso (creo que le multaron por algún motivo). Encima en el Aeropuerto me tocó unirme a una multitud que se agolpaba en la única puerta de entrada porque solo había un agente controlando el acceso (¡en un Aeropuerto Internacional!). Reconozco que al final me empecé a enfadar…
2. Avión hasta Osh: unos días antes hice una búsqueda en Internet y reservé un billete de la aerolínea Avia Traffic. Mi idea inicial era utilizar su página web pero un problema informático me lo impidió y tuve que hacer la compra a través de una intermediaria . El vuelo costaba 1.500S (en rublos) con un límite de 10kg para el equipaje facturado. Como mi mochila grande pesaba bastante pagué 130S más y aumenté el peso permitido a 15kg. Pagué con tarjeta de crédito sin problema y al momento recibí un correo electrónico con el billete, que ni siquiera imprimí.
La Terminal de vuelos domésticos está a escasos metros de la entrada del Aeropuerto. Tras unos momentos de duda encontré el mostrador de Avia Traffic y realicé el check-in en un par de minutos. A continuación pasé a una sala de espera y aproveché para comerme una Somsa con un Nestea y galletas (200S), porque me moría de hambre. A la hora prevista subí a un autobús que nos condujo al avión; ocupé mi sitio junto a la ventana; y despegamos más o menos puntuales. El vuelo duró solo 45 minutos y me entretuve contemplando unas vistas geniales de las montañas. Aunque una vez en tierra mi mochila grande tardó en aparecer en la cinta casi el mismo tiempo. En fin…
3. Taxi al centro: como de costumbre evité a los primeros conductores que esperaban junto a la salida del Aeropuerto y negocié con un chaval. Me pedía 300S pero lo dejamos en 220S (la distancia es de 10km). Aunque al poco consiguió otro pasajero y el precio quedó en 150S. El trayecto duró un cuarto de hora y me bajé del taxi a unos metros del lugar que había elegido para alojarme.
Nota: en verano es posible viajar por tierra entre Naryn y Jalal-Abad (y de aquí a Osh) por una pista sin asfaltar que atraviesa las montañas pasando por Kazarman. Pero durante mi visita la ruta estaba bloqueada por la nieve y me vi obligado a regresar a Bishkek.
ALOJAMIENTO: CAPSULE HOTEL – 730S/Noche
*Puntos a favor: habitáculo individual bien equipado, con espacio suficiente, un colchón cómodo y varios enchufes; taquilla enorme; buena limpieza; mobiliario moderno; ubicación inmejorable, en pleno centro de la ciudad; wifi rápido; té de cortesía disponible a cualquier hora.
*Puntos en contra: dormitorio para 25 personas; calor horrible en verano (los habitáculos son de madera y no hay ventilación); tan solo 1 baño y 1 ducha compartida para cada sexo (situados dentro del dormitorio); al llegar el encargado me tuvo media hora esperando porque estaba en otro sitio, y cuando apareció su trato fue muy distante, escudándose en que no hablaba inglés.
Aunque el principal problema del Capsule Hotel es el ruido. Primero porque los habitáculos no están ni mucho menos insonorizados y se escucha todo lo que ocurre en el dormitorio. Vamos, como en un hostel, pero con dos inconvenientes adicionales: los habitáculos se encuentran pegados unos con otros (parece que estés durmiendo con tu vecino); y tienen puertas correderas (más ruido). Si a esto le añadimos varios chavales rusos hablando a gritos y mirando vídeos en el móvil hasta altas horas de la noche el panorama era deprimente.
Yo hubiera preferido alojarme en una guesthouse, pero todas las opciones que había en Booking eran demasiado caras (más de 1.800S por noche). Y como sabía que llegaría a Osh poco antes de que oscureciera no me hizo gracia buscarme la vida sobre la marcha, así que antes de subir al avión reservé un par de noches en el Capsule Hotel. Es evidente que me equivoqué, engañado en parte por las valoraciones favorables de otros usuarios.
Una vez instalado en mi habitáculo decidí buscar un lugar para llenar el estómago.
CENA: FIESTA BURGER HOUSE
Tras un rato deambulando acabé en este local y ocupé una mesa de su enorme comedor. El menú es realmente extenso aunque sin platos típicos, con lo cual fui a lo seguro y pedí una Hamburguesa con Queso, patatas fritas y una Coke de litro. Las camareras eran simpáticas, pero me miraban como si fuera un extraterrestre. Precio: 320S.
De regreso al hotel hice una pequeña compra en una tienda y me preparé para una merecida noche de descanso. O eso pensaba…
EXPLORANDO JAYMA BAZAAR
Al día siguiente me desperté tras una noche para olvidar. Los rusos hicieron todo el ruido que quisieron, dejaron encendida la luz del dormitorio hasta muy tarde, dieron golpes sin importarles que hubiera alguien más… Y encima en el habitáculo el calor era agobiante. Me acabé quedando dormido por puro agotamiento. Ya en pie me vestí, desayuné galletas y zumo, preparé la mochila pequeña, y salí a la calle con ganas de conocer Osh. Todavía no eran las 10h y el sol ya pegaba duro, con un cielo azul impecable.
Para empezar caminé hasta Jayma Bazaar, el principal mercado de Osh, situado a escasos minutos a pie del hotel, a lo largo del río Ak-Buura. Ya comenté en los posts dedicados a Bishkek y Karakol que mis visitas a sus mercados acabaron con un sabor de boca amargo porque la gente se negaba rotundamente a aparecer en mis fotos. Pero en Jayma Bazaar encontré una actitud más relajada y esto me hizo sentirme muy cómodo, hasta el punto que me tiré casi 3 horas paseando por el lugar.
Jayma Bazaar se compone de una avenida principal cubierta y docenas de ramificaciones que conducen a todo tipo de puestos. Entre los productos que vi me llamaron la atención los Kurut (bolitas de queso), Lepyoshka (pan de forma redonda con un dibujo en el centro), Kalpak (gorros típicos), chalecos, especias, sandalias, frutos secos, tarros de miel, escobas, azúcar cristalizado amarillo o naranja, verduras… Al ser temporada había una gran cantidad de cerezas a la venta, y los precios eran ridículos: un kilo costaba 50S cuando en España salía por más de 800S (se lo comenté a una vendedora y su cara era de sorpresa total).
El ambiente de Jayma Bazaar me encantó, con una mezcla de culturas alucinante. Durante mi recorrido pasé junto a mujeres de rostro oriental y melena al viento; y otras con pañuelos en la cabeza, abayas de color negro, hijab o incluso niqab (una tela que cubre la cara a excepción de los ojos). Y es que el Valle de Fergana es la región más conservadora de Asia Central. Además vi señoras con vestidos de vivos estampados; abueletes con Kalpak y largas barbas; carretilleros transportando la compra de sus clientes (algunos empujando con dificultad y otros conduciendo cómodos vehículos eléctricos); dos mendigas que caminaban acompañadas de un altavoz que emitía música triste… Por supuesto era el único turista occidental y me convertí en el centro de todas las miradas, aunque los vendedores me trataron con mucho respeto y no me agobiaron.
En Jayma Bazaar hay varios cafés, algunos con terrazas junto al río. Yo me senté en una de ellas a tomar un café con leche (20S) y más tarde compré en un puesto un vaso de limonada casera (20S) que me devolvió la vida.
COMIDA: MANTYKANA AIBEK
Un local muy recomendado donde sirven una de las especialidades gastronómicas de Osh: el Maida Manti. Se trata de unos tortellini rellenos de patata, acompañados de cebolla con especias y smetana (crema agria). Un kilo costaba 200S (¡menos de 2€!), pero aun así era una locura para mí solo y pedí medio. El plato llegó al momento y para beber opté por té con limón. Precio: 165S. Otra variedad típica de Osh es el Gok Chuchvara, muy similar al Maida Manti (en este caso los tortellini están rellenos de verduras).
A mi alrededor había un montón de lugareños y cuando estaba acabando un chaval me preguntó si se podía sentar en mi mesa con sus dos amigos. Por supuesto acepté y estuvimos un rato charlando. Ayudado con gestos y vídeos me explicó que era luchador de artes marciales mixtas, y me invitó a un par de vasos de Pepsi que calmaron mi sed mucho más que el té caliente. Cuando llegó su pedido me despedí y les dejé comiendo tranquilos.
VISITA AL MUSEO REGIONAL
*Horario: 8.30h – 17.30h (con una hora de descanso entre las 12h y las 13h)
*Precio: 150S
*Fotografía: no
Este Museo se encuentra ubicado al pie de Suleiman Too, en un edificio de estilo soviético construido en 1978 para celebrar los 3mil años de historia de Osh. Dentro me recibió un encargado de rostro apático que sin parar de comer pipas me cobró la entrada y me envió al primer piso, donde está la exposición.
La visita me permitió hacer un repaso de la historia de la región, desde la Edad de Piedra hasta la Independencia de Kirguistán. Hay un par de rocas con petroglifos; diferentes objetos de cerámica; vestidos tradicionales; coloridas telas; fotografías antiguas; documentos…. La información en inglés brilla por su ausencia (el encargado me advirtió) y al lugar le hace falta una renovación urgente, porque la sección de arqueología es una sala polvorienta con una distribución caótica. Pero pasé un rato entretenido, completamente solo y a salvo del sol. Además las señoras que vigilaban el recinto estaban demasiado ocupadas hablando y pude hacer fotos.
Por cierto, antes de marcharme tuve que utilizar el lavabo. Yo pensaba que estaría impecable (como en la mayoría de museos) y me encontré con un rincón inmundo donde parecía que no habían limpiado en meses.
Una vez en el exterior me tomé dos batidos de fresa y plátano en un local (40S); compré una botella grande de agua fría (25S); y caminé hasta un parque cercano, donde me estiré a leer y descansar bajo la sombra de un árbol. Incluso me quedé dormido unos minutos. Y es que la ruidosa noche y el calor sofocante empezaban a pasar factura. A mi alrededor había numerosos pájaros, hormigas, y unas arañas diminutas que pegaban unos saltos increíbles.
Ya recuperado me acerqué a conocer dos edificios históricos situados a escasa distancia del Museo Arqueológico:
1. Mezquita Rabat Abdullakhan: fue construida en el siglo XVI en honor al soberano del Kanato de Bukhara, que en esa época había alcanzado su momento de máximo apogeo tras conquistar el Valle de Fergana y la región de Khorezm. En teoría es la mezquita más antigua de Osh, pero varias obras de restauración le han dado un aspecto demasiado moderno y no tiene elementos decorativos. No me acabó de convencer.
2. Mausoleo de Asaf ibn Burhiya: su origen se remonta al siglo XI aunque con el tiempo ha experimentado numerosos cambios. El exterior me gustó, con una cúpula de ladrillo y una portada cubierta de relieves con motivos geométricos. En cambio el interior es muy espartano. Para acceder al recinto pasé junto a una taquilla que estaba cerrada, pero en el Mausoleo me encontré a un chaval que me pidió los 20S del billete. El precio era tan bajo que ni me molesté en pedirle algún tipo de acreditación.
ASCENSO A SULEIMAN TOO
En el centro de Osh se levanta una imponente montaña con 5 cumbres que está asociada a numerosas leyendas. Durante siglos los habitantes de la zona crearon altares en las cuevas para adorar a sus dioses. Hay quien relaciona Suleiman Too con la famosa “Torre de Piedra”, que marcaba el punto intermedio de la Ruta de la Seda. Y con la llegada del Islam la montaña se asoció a Salomón, el antiguo profeta (de ahí su nombre, que significa “Trono de Salomón”), y se construyeron varias mezquitas. Hoy día es la atracción turística más popular de Osh y el único lugar de Kirguistán incluido en el listado del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Suleiman Too tiene dos entradas principales. Si quieres minimizar esfuerzos te recomiendo entrar por la puerta Suroeste, con un desnivel mucho más suave, y salir por la puerta Este. Además es mejor hacer coincidir la visita con las últimas horas del día, cuando el sol ya no tiene tanta fuerza y la luz es perfecta para la fotografía. Esto fue lo más destacado de mi recorrido:
1. Cave Museum: a pesar de ser un lugar sagrado los rusos no tuvieron ningún problema en plantar un museo en Suleiman Too. Para ello hicieron un enorme agujero en la pared de roca a una altura considerable y lo cubrieron con un edificio futurista. Se llega por un camino en constante ascenso y la entrada cuesta 150S. El interior se compone de dos cuevas gigantescas: una inferior con lámparas colgando del techo donde hay expuestos objetos antiguos y reproducciones; y una superior con varios paneles informativos y una terraza con vistas geniales de Osh. Conectando ambas cuevas hay unas escaleras con animales disecados y un par de dioramas con hombres de las cavernas. La temperatura es perfecta y solo esto ya justificó el importe pagado.
2. Ene-Beshik Cave: desde el Museo bajé hasta el camino principal y continué hacia el este. En un punto me desvié por un sendero y alcancé esta cueva con dos agujeros en el techo que crean un fotogénico arco de piedra. Los lugareños atribuyen a Ene-Beshik propiedades milagrosas y acuden en busca de remedios para curar la infertilidad. De hecho me encontré a un hombre que estaba depositando en un altar varias botellas con bebida, llevando a cabo una especie de ritual.
3. Mirador: ya que me había liado seguí subiendo por el sendero hasta un paso entre dos de las cimas de Suleiman Too y disfruté de una panorámica alucinante de Osh, con el minarete de una mezquita sobresaliendo entre un mar de viviendas y la llamada a la oración de fondo. Me encantó. No tanto el descenso hasta el camino principal, porque el terreno es muy resbaladizo y llevaba zapatillas de ciudad, pero poco a poco logré avanzar sin caerme.
4. Dom Babura: tras pagar 20S más en una taquilla subí docenas de escaleras y acabé en una pequeña mezquita cuya primera versión era de finales del siglo XV. Fue construida para el joven Zahiruddin Babur, rey de Fergana y futuro fundador del Imperio Mogol, que se extendió por buena parte del subcontinente Indio. Los terremotos y la mano del hombre destruyeron el templo en varias ocasiones, y el actual es una reconstrucción de los años 90. Junto a Dom Babura hay una terraza con unas vistas épicas de Osh. Desde aquí bajé sin parar por unas escaleras hasta la puerta Este y abandoné Suleiman Too.
Además de estos lugares principales, durante la excursión descubrí cuevas escondidas, pequeños altares oscurecidos por el humo de las velas, y rocas con antiguos petroglifos que representan todo tipo de símbolos misteriosos.
CENA: TSARSKII DVOR
Este restaurante se encuentra en la Avenida Lenin y es uno de los mejores de Osh. Tiene un patio central con mesas y varias terrazas elevadas que ofrecen un ambiente más acogedor. Yo me senté en una y todo salió a la perfección. Me atendió un simpático camarero y tras examinar el menú (en inglés) pedí una Ensalada de tomate, pepino y maiz; un Shashlik de cordero (la carne estaba deliciosa); otro de patatas baby; y un par de jarras heladas de cerveza Arpa que me supieron a gloria. Justo lo que necesitaba. Precio: 1.030S.
Cuando acabé de cenar ya había oscurecido y regresé al hotel. Estaba agotado, pero muy satisfecho por cómo había transcurrido el día.
UN MERCADO DE ANIMALES
La jornada comenzó con muy pocas horas de sueño. Y es que la noche fue aun peor que la anterior, con situaciones surrealistas: un tipo decidió pegarse una ducha a la 1h; otro se puso a planchar a las 4h (¡?); un ruso entrado en carnes que roncaba como un búfalo; un chaval que con un montón de camas libres eligió una pegada a la mía, haciendo un montón de ruido; la luz del dormitorio estuvo casi toda la noche encendida… De locos. Uno de los peores hostels que recuerdo. Eso sí, a las 7h todo el mundo dormía a pierna suelta como si nada. Por supuesto no tuve ningún tipo de consideración, encendiendo la luz y dando todos los golpes que quise.
Encima no podía entretenerme porque tenía que llegar temprano al primer lugar de interés del día. Así que me vestí, desayuné galletas y Nestea junto a un chaval que roncaba estirado en los sofás de la zona común (¡?), preparé la mochila pequeña y me puse en marcha.
Mi plan era visitar Malbazaar, un Mercado de Animales que tiene lugar cada domingo en las afueras de Osh. No es ni mucho menos el único de Kirguistán, y durante mi recorrido por el país estuve a punto de acercarme a ver los de Tokmok, Karakol y At-Bashi, pero al final no pudo ser por diferentes motivos y me lo jugué todo a este. La actividad de Malbazaar comienza a primera hora de la mañana y a eso de las 10h pierde fuerza, de ahí la necesidad de madrugar. Para no perder tiempo decidí viajar en taxi, pero me encontré con un problema inesperado: desconocía la ubicación exacta del Mercado. No aparecía en Google Maps o maps.me; ni en los diferentes blogs de viaje que consulté; y el encargado de la recepción del hotel no tenía ni idea. Con este panorama estaba en manos de los taxistas…
El primer conductor con el que hablé me pidió 400S y me pareció tan exagerado que no le di opción a negociar. Después paré un taxi que pasaba y el hombre quería 300S, pero por si acaso lo rebajé a 250S… y acerté de casualidad, porque Malbazaar está situado 13km al este de Osh y ese es el precio habitual. Por cierto, cuando estaba a punto de llegar comprobé que el mercado sí aparece en las apps de mapas (no sé qué falló durante mi búsqueda).
Malbazaar es un lugar realmente caótico. Se trata de un recinto sin asfaltar donde se comercia con 4 tipos de animales: ovejas, cabras, vacas y caballos. Y atrae a centenares de compradores y vendedores que apenas dejan espacio para pasar entre ellos, creando un festival de imágenes, olores y sonidos. Yo estuve 2 horas dando vueltas, caminando sobre excrementos en busca de oportunidades fotográficas, y la verdad es que todo el mundo me trató genial, saludando y estrechando la mano (era el único turista). Incluso conocí a un par de lugareños con buen nivel de inglés que me explicaron datos curiosos, como los precios de los animales. Además en el recinto hay puestos de complementos para caballos (sillas de montar, riendas, arneses…), bebidas, aperitivos… Fue toda una experiencia.
Aunque si te preocupa mucho el bienestar de los animales vas a presenciar escenas bastante desagradables, como ovejas y cabras arrastradas bruscamente por las patas, o introducidas en el maletero de un coche; y vacas atadas sin apenas margen de movimiento bajo un sol abrasador, o subidas a golpes a los camiones. Así son las cosas por estas tierras… Los únicos que disfrutan de una vida más tranquila son los caballos. Comparativamente había muy pocos a la venta y no sé si es lo habitual o ya los habían comprado a primera hora.
En fin, a las 10.30h decidí regresar al centro de Osh, y como ya no tenía prisa opté por la alternativa más económica: caminé 1,5km hasta la carretera principal; y allí un lugareño me llevó en su coche hasta Navoi Park por tan solo 50S (también hay marshrutkas que cubren este recorrido).
EN BUSCA DE ARTE SOVIETICO
Cuando visito cualquier antigua república de la Unión Soviética siempre investigo en Internet para localizar edificios, memoriales o estatuas procedentes de esa época. Y reconozco que en Osh no me esperaba encontrar tantas obras de arte. Esto fue lo más destacado de mi recorrido:
1. Misha: se trata de un mural con un enorme relieve del oso elegido como mascota de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Ocupa todo el lateral de un bloque de pisos, pero es una pena que esté parcialmente tapado por unos arbustos; o que a escasos metros se encuentren los malolientes contenedores de basura del barrio.
2. Anuncio de Aeroflot: está cerca de Misha y es otro relieve de grandes dimensiones dedicado a la aerolínea nacional rusa, que patrocinaba los Juegos Olímpicos. En él aparece un mapa de la Unión Soviética con un avión y el logo de la compañía (la hoz y el martillo con unas alas).
3. Mural “Glory to Work”: ocupa las fachadas de dos edificios unidos por un arco, y representa a una serie de trabajadores con la ropa tradicional kirguisa. En el pasado también aparecía el rostro de Lenin pero fue eliminado, al igual que el lema “Nuestro Objetivo es el Comunismo”. Aun gracias que se conserva el mural…
4. Mosaico “Peace”: una paloma con sus alas en forma de manos acompañada de un sol. El mosaico es muy bonito, pero está perdiendo piezas a pasos agigantados (había por todas partes). Se encuentra en un viejo edificio que alberga el Registro Civil de Matrimonios, acompañado de una sencilla escultura.
5. Teatro de Arte Dramático: un edificio de estilo soviético con una entrada señorial. Además el suelo está cubierto de coloridas baldosas; y en un lateral luce el Mosaico “Drama”, con un grupo de músicos y bailarines.
6. Estatua de Lenin: es la más grande de Asia Central y preside la amplia Avenida Lenin, justo enfrente de la sede del gobierno regional.
7. Mosaico “Horsepower”: está a poca distancia de la estatua y decora la fachada de la Facultad de Agronomía. Se divide en dos partes, con una mujer que sostiene una paloma en un lado y un hombre a caballo en el otro.
8. Mosaico “Fabric”: representa a 3 trabajadores y una serie de edificios industriales de fondo. Tiene un grado de detalle excepcional, aunque unos arbustos tapan toda la parte inferior y para obtener buenas fotos me tuve que jugar el tipo desde la carretera. Decora una escuela técnica.
9. Tienda Tsum: cuando regresaba al hotel descubrí por casualidad un nuevo mosaico del que no tenía constancia. También está dedicado a los trabajadores, con varios operarios, agricultores y un brillante sol presidiendo la escena.
Para ver todos estos ejemplos de arte soviético tuve que recorrer varios kilómetros bajo un sol abrasador. En una ocasión me detuve a tomar un vaso grande de Kvass (20S). Se trata de una bebida sin alcohol muy popular en Europa del Este elaborada con harina y malta, y en las calles de Osh hay varios depósitos de color amarillo donde se puede comprar. Como estaba fría entró genial, aunque tiene un cierto olor y sabor a cerveza que descoloca. Eso sí, mientras bebía se me cayó al suelo el vaso de forma inexplicable con la mitad del contenido, y continué la ruta con cara de tonto.
Poco después me salió al paso una chica que en un inglés aceptable me ofrecía un masaje, y cuando le dije que no su cara de decepción era total, sin entender mi negativa. No tengo claro a qué clase de masaje se refería, pero no me suena que sea algo típico de Kirguistán…
COMIDA: AKMARAL CAFE
A estas alturas no podía con mi alma y decidí sentarme un rato en algún local. Me costó bastante encontrar uno pero al final acabé en una sencilla cafetería donde había varias mesas con lugareños. Mi idea era tomar un café o una cerveza, aunque llevaba todo el día sin comer y me obligué a ingerir algo sólido, así que tras examinar el menú pedí una Ensalada de tomate y pepino; un plato de Plov; y una Fanta de litro. La comida me pareció correcta y solo pagué 235S.
LOS PARQUES DE OSH
El resto de la tarde me dediqué a pasear por los dos parques más importantes de Osh, situados en el centro de la ciudad:
*Petrovsky Park: está presidido por la Catedral de San Miguel, un templo ortodoxo construido en el año 1909. Actualmente forma parte de un colegio y ni siquiera pude acceder al patio, así que me tuve que conformar con hacer fotos desde la verja que la rodea. Tiene una bonita fachada de color azul y blanco. Distribuidos por el parque hay diferentes memoriales que homenajean a las víctimas de la Gran Guerra Patriótica, a los liquidadores enviados a limpiar Chernobyl o a los caídos durante la Guerra de Afganistán.
*Navoi Park: es el parque más popular de Osh, con familias y grupos de amigos paseando a cualquier hora del día. Está ubicado junto al río Ak-Buura y cuenta con numerosos puestos de comida, atracciones infantiles, y un enorme avión Yak-40 real donde los niños se suben a jugar. Durante mi visita el ambiente era frenético y me hubiera quedado horas observando la actividad de la gente, pero tras un día caminando sin parar tenía dos rozaduras en los muslos muy molestas y tuve que regresar al hostel.
CONCLUSION
Si viajas por el Valle de Fergana entre Kirguistán y Uzbekistán, la ciudad de Osh se encuentra de camino y cuenta con numerosos lugares de interés que te mantendrán ocupado un par de días, sobretodo si te gusta el arte soviético. De lo contrario viajar a Osh desde Bishkek implica un larguísimo desplazamiento por tierra que te recomiendo evitar utilizando un vuelo interno. Mi visita se produjo a principios de junio y el calor era asfixiante, así que en pleno verano Osh tiene que ser un auténtico horno. Las opciones de alojamiento son más caras que en el resto del país, pero mantente alejado del Capsule Hotel, donde viví situaciones surrealistas y dormí fatal.
En Osh comienza la mítica Carretera del Pamir, que durante más de 1200km se adentra en el territorio de Tayikistán y finaliza en su capital, Dushanbe. Aunque no tenía visado para acceder al país, y aunque lo hubiera conseguido la crisis del coronavirus había provocado el cierre de las fronteras terrestres. Eso sin contar que las montañas todavía estaban cubiertas de nieve y la Carretera del Pamir discurre por alturas superiores a los 4500m. Queda pendiente.
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