Recorriendo en pick up los bosques del mayor parque nacional de Senegal, y navegando el río Gambia en busca de hipopótamos
El Parc National du Niokolo-Koba es el parque más grande de Senegal, con una extensión superior a los 9.000 km2. El paisaje aquí es muy variado, formado por una mezcla de zonas de bosque, sabana, y humedales. Y está atravesado por varios ríos, entre los que destacan el Gambia y el Niokolo-Koba, que da nombre al parque. Fue creado en 1954, aunque durante los últimos años la fauna del lugar ha caído en picado, fruto de la caza furtiva, y del aumento de tráfico por la carretera RN7 que, de forma incomprensible, atraviesa el parque.
La mejor época para explorar Niokolo-Koba es la temporada seca (de diciembre a abril). Si se visita el parque con expectativas realistas, sin pretender ver un león tras cada arbusto, será una gran experiencia. Porque este sitio ofrece paisajes de postal, fauna variada, y la posibilidad de recorrer el río Gambia en barca.
VIAJE KÉDOUGOU – DAR SALAM
Para llegar a la entrada de Niokolo-Koba, lo primero era conseguir un sept place en la estación de Kédougou. Como de costumbre, cuando llegué aun faltaban 3 personas para completar el vehículo. Pero bueno, eran las 15h, y el trayecto recorría la carretera principal en dirección a Dakar, así que no preveía una espera muy larga. Ya ya… ¡Me tocó esperar nada menos que 2,5 horas! Desesperante… Mientras, me bebí 3 Fantas fresquitas que compré en una tienda cercana (a 250f cada una); y visité un lavabo infame, en un recinto al aire libre, con un pestazo brutal (y encima le tuve que pagar 100f al cuidador). También vi un camión cargado de mercancías y personas, que se dirigía hacia Guinea.
Por lo menos viajé cómodo, sentado en la fila central del sept place. Eso sí, la carretera estaba en un estado lamentable, llena de socavones y polvo. Y los adelantamientos a camiones eran continuos, con el consiguiente riesgo de un choque frontal. Pero bueno, en general avanzamos a buen ritmo, y tardamos 3 horas en cubrir los 160km de trayecto. Precio: 6.000f + 500f por la mochila grande.
Cuando llegué a Dar Salam, ya era noche cerrada (casi las 21h). El sept place paró frente al único alojamiento del pueblo, siguiendo mis indicaciones. Y se marchó, dejándome junto a la carretera, en un lugar oscuro y solitario. La situación era realmente delicada. Aquel alojamiento no tenía pinta de estar abierto (y no había más opciones). Y estaba cansado y muerto de hambre, sin ingerir nada sólido desde el desayuno en casa de Souleymane. Así que cogí mi linterna frontal, y caminé hacia un sitio cercano donde se veía luz.
Por suerte, allí había dos chavales que trabajaban en la oficina del parque. Y uno de ellos se portó genial: llamó por teléfono a la chica encargada del alojamiento; y me acompañó hasta un restaurante para encargar algo de cenar. Una vez más salvado por la campana…
ALOJAMIENTO: CAMPEMENT TOURISTIQUE DAR SALAM – 8.000f/Noche
*Puntos a favor: bungalow redondo, amplio y espacioso.
*Puntos en contra: cama individual muy incómoda (¡con sábanas del Institut Català de la Salut!); bungalow sin electricidad (me dieron una linterna); bucket shower (me dejaron en la puerta dos cubos de agua); polvo y telarañas; ubicación al lado de la carretera, con ruidosos camiones pasando a cada momento; precio.
La chica encargada no tardó mucho en aparecer, con cara de pocos amigos, pues era el único huésped, y no la había avisado con tiempo. Pero en cuestión de minutos, ya estaba instalado. Más tarde, me acerqué al restaurante, y me senté a disfrutar de un delicioso plato de spaghetti con pollo en salsa. Me supo a gloria. Tanto, que repetí, y me comí otro plato, que me dejó como nuevo. Para acompañar, dos botellas de agua fría. Precio: 7.000f. Algo caro, pero no era momento de pensar en el dinero.
El comedor estaba desierto y a oscuras, así que tuve que utilizar mi linterna frontal para poder ver. Y el encargado era un tipo muy gracioso, que aparecía de forma regular para ver si todo estaba a mi gusto. Haciendo gala de un francés sorprendentemente culto y refinado, teniendo en cuenta las circunstancias. Imagino que hacía mucho que no trataba con un turista.
PREPARANDO LA VISITA A NIOKOLO-KOBA
Al día siguiente la jornada comenzó a buena hora, y a las 6.30h ya estaba sentado en el mismo restaurante, con ganas de desayunar. Y cumplió con creces mis expectativas. Cayó una barra de pan recién hecho, que unté mitad con nocilla mitad con mermelada artesanal (los tarros estaban sin empezar). Para acompañar, un café con leche. Todo por solo 1.000f.
Más tarde, me encontré con un chaval con el que había hablado la noche anterior para organizar mi visita a Niokolo-Koba. Y comprobé que ya tenía todo a punto, según lo acordado (algo realmente inusual en África):
1. Vehículo: una pick up bastante destartalada. Yo viajaba en el interior, sentado en la fila trasera. El conductor, un tipo serio y de pocas palabras. Precio: 90.000f por día y medio, gasolina y acceso al parque incluido.
2. Guía oficial: un abuelete con gafas de culo de botella que me hacían dudar de su capacidad para avistar fauna. Y problemas de próstata que le obligaban a parar cada cierto tiempo a orinar. Pero a cambio el hombre era una fuente de sabiduría. Había nacido en un pueblo ahora abandonado, dentro del parque, y se conocía la zona como la palma de su mano. Precio: 10.000f por día.
3. Entrada al parque: la compré en la oficina ubicada junto al campamento. Precio: 3.000f por día.
Incluso el chaval me dejó pagar la mitad del importe en euros (al tipo de cambio oficial), y la otra en francos. Porque en Dar Salam no había bancos ni casas de cambio, y me había quedado sin moneda local. Todo perfecto. Así que pasadas las 7h, subí al vehículo, y nos internamos en el territorio de Niokolo-Koba, con ganas de pasar un par de días rodeado de naturaleza.
GAME DRIVE
A pesar de su enorme tamaño, la exploración de Niokolo-Koba se centra alrededor de Simenti, donde están las instalaciones de los guardas del parque; los tres alojamientos donde se puede pasar la noche; y las aguas del río Gambia. Simenti se encuentra a unos 30km de Dar Salam, y se accede siguiendo una pista de tierra en buen estado.
Esto fue lo más destacado de mi primer safari por Niokolo-Koba:
1. Camino de Simenti cruzamos un espeso bosque, salpicado de termiteros gigantes, en el que encontramos bastante fauna: vi un Chacal, que nos miraba desde la distancia; un pequeño Red Duiker; algunos Waterbucks (machos y hembras); un par de Patas Monkeys; varios Kobs (machos y hembras); grupos de Facóqueros con sus graciosas crías; montones de Guinea Fowls (o Pintades, en francés); Starlings (de color azul metalizado); algún African Hornbill… No estuvo nada mal.
2. En Simenti, nos acercamos hasta el Hotel Simenti. En teoría, el mejor del parque. Aunque su estado de conservación era lamentable, con el techo del comedor a punto de hundirse, la piscina vacía… Eso sí, las vistas desde la terraza eran espectaculares, con un fotogénico meandro del río Gambia, rodeado de espesa vegetación. Por allí también había un grupo de graciosos Vervet Monkeys, correteando, o estirados quitándose piojos unos a otros.
3. También fuimos al Campement Gué de Damantan. Allí había una enorme jaula exterior donde vivía Niokolo. El último superviviente de tres crías de leopardo que los servicios aduaneros de Senegal requisaron en 1994, cuando estaban a punto de ser exportadas de forma ilegal. Como ya no era posible ponerlas en libertad, alguien decidió mantenerlas aquí, en tres jaulas anexas. Lo cierto es que ver a aquel imponente animal allí encerrado, lamiéndose con cara de aburrimiento, me entristeció bastante. Una pena…
En Niokolo-Koba no está permitido caminar. Pero durante el safari me dio un ataque de diarrea, y tuve que bajar del vehículo a la carrera y evacuar tras un árbol, sin saber qué me podía encontrar. Menuda situación…
ALOJAMIENTO: CAMP DU LION – 8.000f/Noche
*Puntos a favor: choza muy pintoresca, con paredes de caña y techo de paja, que dejaban pasar la brisa; colchón muy cómodo; ubicación inmejorable, rodeado de árboles, a escasos metros del río Gambia; tranquilidad total, con el único sonido de los pájaros, insectos, e hipopótamos en la distancia; bar/restaurante en el propio recinto; precio; posibilidad de pagar en euros.
*Puntos en contra: cama individual; ducha inexistente (ni siquiera bucket shower); baño turco compartido (con mis problemas de estómago, todo un engorro); encargada seca y borde (pero al final quería que le comprara un lienzo, o que le escribiera una dedicatoria en su libro de visitas…).
Ya instalado en mi cabaña, decidí caminar solo hasta la orilla del río Gambia, y dar un paseo por los alrededores. El paisaje era magnífico. El río formaba un bonito meandro, flanqueado por un bosque salpicado de palmeras. Y a lo lejos había un numeroso grupo de Babuinos, jugando y haciendo de las suyas. Yo saltaba de piedra en piedra, evitando el agua, y muy atento ante la posible presencia de algún cocodrilo.
EXCURSIÓN EN PIROGUE
Por la tarde, con el sol más calmado, decidí cambiar de registro y surcar las aguas del río Gambia, en busca de otro tipo de fauna. Así que, junto al conductor y el guía, fuimos en el vehículo hasta Simenti. Y allí contactamos con el chaval encargado de conducir la barca, con el que caminamos hasta la orilla del río. Precio: 20.000f, por una excursión de hora y media. Mi guía intentó encontrar gente interesada en compartir la excursión para abaratar el precio, pero no hubo suerte.
La verdad es que el paseo estuvo genial. Solo por el paisaje ya merecía la pena. El entorno era precioso, realzado por las últimas luces del atardecer. Y avanzamos a ritmo pausado, siguiendo el curso del río. Los avistamientos de fauna fueron habituales. Vi un magnífico Bushbuck, de cuernos retorcidos y pelaje rojizo, que se había acercado a beber a la orilla; un enorme Cocodrilo sumergiéndose en el agua, y otros flotando cerca de la barca; un Hipopótamo a cierta distancia, con medio cuerpo fuera del agua; y un árbol con sus ramas llenas de Babuinos comiendo frutos. En cuanto a aves, no me pude quejar: una curiosa Cigüeña de color oscuro en lo alto de un árbol, que salió volando; un Hamerkop pescando en la orilla; un colorido Bee-Eater…
La única pega es que el motor de la barca estaba bastante cascado, y levantaba nubes de humo que a veces era bastante molesto. Además, la excursión parecía no ir con el guía, que no hacía el más mínimo gesto de buscar fauna. Pero bueno, entre el barquero y yo nos apañamos…
De regreso en el campamento, ya de noche, me senté en el comedor exterior. Mientras llegaba la cena, me refresqué con una botella de agua. En las mesas cercanas había una familia de alemanes, y algún que otro turista, pero en un ambiente relajado, sin el follón que montan los grupos organizados. La cena consistió en un generoso plato de cous-cous muy rico, aunque con un pescado lleno de espinas que picoteé como pude. Y de postre, una naranja que estaba malísima. Así que no acabé muy satisfecho. Para acompañar, una botella de agua grande. Precio: 5.000f.
GAME DRIVE
Al día siguiente, me levanté a buena hora, con ganas de ponernos en marcha lo antes posible, para aprovechar el mejor momento del día para ver fauna en Niokolo-Koba. Pero a la impresentable encargada del campamento se le pegaron las sábanas, y apareció con el desayuno casi media hora más tarde de lo previsto. Total, para media barra de pan con mermelada y mantequilla, y un café con leche (1.500f). Así que abandonamos el lugar poco antes de las 8h.
Esto fue lo más destacado de mi segundo safari por Niokolo-Koba:
1. Tras avanzar unos metros, el guía hizo detener el coche, y caminamos unos metros hasta la orilla del río Gambia, donde me encontré con una escena genial. A escasos metros de distancia había un grupo de Hipopótamos sumergidos en el agua, a los que pude sacar buenas fotos. Uno de ellos tenía toda la parte superior del cuerpo visible; otro abría la boca como bostezando; y del resto solo asomaban orejas y ojos, mirándonos de vez en cuando con curiosidad. Me quedé allí un buen rato, contemplando a estos enormes animales; y el paisaje que me rodeaba. Gran comienzo de jornada. Y un diez para mi guía, que tuvo que pedir permiso a un guarda del parque.
2. Visitamos dos de los varios miradores que hay repartidos por el parque. Ubicados junto a lagunas (bastante secas en esa época del año) donde se concentra gran parte de la fauna. Y provistos de casetas de madera para ocultarse y no espantar a los animales. Pero lo cierto es que nada más vernos salían disparados. En el primero vi un grupo de Waterbucks (machos y hembras) que se alejaron a la carrera, al igual que las bandadas de patos, Guinea Fowls y garzas blancas que les rodeaban.
En el segundo había una familia de Facóqueros nada tímidos, que tardaron en salir corriendo. Y dos aves pescando en la distancia. Una era una Cigüeña, que sobrevoló un par de veces la zona. La otra, un espléndido Jabirú, que pasó volando sobre mí con un pez en el pico, y pude fotografiar en movimiento.
3. Por último, recorrimos a ritmo pausado la pista de regreso a Dar Salam, atravesando el bosque. De camino pude contemplar muy de cerca un magnífico ejemplar de Waterbuck macho (es un animal imponente). Y un par de Abyssinian Roller, de color azul turquesa y buen tamaño. Uno de ellos se lanzó en picado al camino, y al regresar a una rama vi que tenía en el pico una enorme araña que acababa de capturar.
Ya en Dar Salam, estuve un rato charlando con el chaval que me organizó la visita al parque, y con el encargado de la taquilla. Me preguntaron cómo me había ido, y la verdad es que no tenía queja alguna. Después, continuamos en la pick-up unos kilómetros hacia el oeste, hasta Dialakoto, donde vivía el guía. Me despedí del guía, dándole de propina 2.000f + 2,5 euros en monedas (lo único que me quedaba a falta de conseguir moneda local en algún lugar). Y continué con la ruta.
CONCLUSIÓN
Si decides visitar el este de Senegal, te recomiendo hacer un alto en el Parc National du Niokolo-Koba. No tiene nada que ver con los grandes parques de África Oriental, ni a nivel de fauna ni de calidad de los alojamientos. Pero a cambio permite recorrer kilómetros y kilómetros sin cruzarte con ningún otro vehículo de turistas. Y el paisaje es realmente magnífico. Un par de días serán suficientes para visitar los principales lugares de interés, pasando al menos una noche en el interior del parque, para disfrutar de su atmósfera salvaje.
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