Una ruta de 4 días que recorre las montañas del Cáucaso, cruzando praderas cubiertas de flores, profundos valles y poblaciones tradicionales
El Mestia – Ushguli Trek es una ruta de larga distancia que une las poblaciones de Mestia y Ushguli, en la región de Svaneti. Consta de 57km divididos en 4 etapas, y se suele iniciar en Mestia, tras dedicar una jornada a explorar la población. La ruta recorre algunos de los paisajes más espectaculares de las montañas del Cáucaso, con afiladas cumbres, prados llenos de coloridas flores, espesos bosques e imponentes glaciares.
PREPARANDO LA RUTA
La época ideal para recorrer el Mestia – Ushguli Trek es durante los meses de Verano, entre junio y septiembre. Fuera de esta temporada el frío y la nieve se convierten en un reto solo apto para montañeros experimentados. Yo realicé la ruta en julio y disfruté de un tiempo espectacular, con sol radiante la mayor parte del día. Aunque no hay que confiarse, porque un par de semanas antes había estado lloviendo sin parar, con violentas tormentas.
1. Mapas: hay diversas guías en el mercado con información detallada para seguir el Mestia – Ushguli Trek, pero yo no utilicé ninguna. En su lugar me moví con la app para móvil maps.me y fue todo un acierto. Los mapas tienen un grado de detalle espectacular, mostrando los diferentes senderos, y me permitieron caminar con total libertad, decidiendo sobre la marcha el itinerario. Para complementar la app me descargué un Pdf con la descripción de la ruta incluida en esta web llena de datos prácticos.
La señalización del Mestia – Ushguli Trek es bastante deficiente. Hay dos tipos:
*Marcas de pintura rojas y blancas: son las más frecuentes. Hay tramos donde aparecen de forma regular, y en otros no las ves durante kilómetros.
*Carteles: situados en las poblaciones más importantes de la ruta, indicando la distancia hasta la siguiente.
2. Alojamiento: si recorres el Mestia – Ushguli Trek en 4 días podrás pasar la noche en alguna de las muchas guesthouses que hay al final de cada etapa. De lo contrario, si optas por un recorrido más flexible necesitarás tienda de campaña, y estar preparado para temperaturas gélidas en cualquier época del año. Yo le estuve dando muchas vueltas, y al final opté por 4 días y guesthouses. A pesar de visitar la zona en temporada alta, apenas tuve problemas para encontrar una habitación individual.
3. Comida: todas las guesthouses incluyen en el precio (alrededor de 60L por persona) cena, desayuno y bolsa de picnic. Con lo cual las preocupaciones son mínimas. Para beber hay diversos puntos de agua potable durante el camino. Yo viajé en todo momento con una cantimplora de 1 litro, y la fui rellenando sobre la marcha. Además, a lo largo de cada etapa encontré al menos un bar donde pude parar a tomarme una cerveza fría. Si eliges acampar, en las principales poblaciones encontrarás tiendas para abastecerte de productos básicos.
4. Equipo: intenta caminar lo más ligero posible. Yo dejé la mayor parte de mis cosas en la guesthouse de Mestia y las recuperé cuando acabé. Así que solo utilicé mi mochila pequeña con lo realmente básico. Pero durante el Mestia – Ushguli Trek me encontré a mucha gente cargando con pesadas mochilas sin motivo aparente.
Entre los elementos imprescindibles no olvides un chubasquero (puede llover en cualquier época del año) y unos bastones (para apoyarte en pendientes pronunciadas y terreno resbaladizo, o a la hora de cruzar ríos).
ETAPA 1: MESTIA – ZHABESHI – 16km +760m / -520m
La jornada comenzó tras una noche movidita en la Pele Guesthouse de Mestia. En la habitación de al lado había tres polacas que estuvieron hasta las 2h de la mañana riéndose de forma escandalosa. Me faltó muy poco para llamarles la atención. Irma era consciente de lo ocurrido, porque me preguntó si me habían molestado. Pero bueno, este es un ejemplo del tipo de turismo que visita Mestia hoy día. Cuando me desperté a las 7.30h una de ellas roncaba como un búfalo. En fin…
Por suerte el delicioso desayuno me levantó los ánimos. A continuación preparé las mochilas; dejé la grande con casi todas mis cosas en una habitación; y me despedí de las hermanas hasta dentro de 4 días. Tras cruzar un puente localicé el inicio de la ruta y me puse a caminar a buen ritmo, aprovechando que hacía un tiempo perfecto, con un sol agradable. Estos fueron los tramos:
1. Valle de Mulkhura: al principio caminé por una amplia pista de tierra, donde pronto aparecieron otros montañeros a los que fui dejando atrás. La pista fue ganando altura sin parar, ofreciendo buenas panorámicas de Mestia, con sus fotogénicas torres defensivas (koshi). Y se convirtió en un sendero que, tras unos minutos de tregua, cruzó un tramo de bosque con una fuerte pendiente que me hizo sudar tinta. Llegué arriba casi sin respiración. Aunque este fue el único momento realmente duro del día. A partir de aquí atravesé una zona de prados llenos de flores y ruidosos grillos. Y aparecí en la parte superior del Valle de Mulkhura. Lo peor ya había pasado.
Desde lo alto del valle, el sendero continuó por el lado izquierdo, en suave descenso. Las vistas eran espectaculares, con poblaciones en ruinas, espesos bosques de coníferas, flores de todo tipo (no paré de hacer fotos), y cumbres nevadas. La mayor parte del tiempo caminé en solitario. A excepción de una simpática pareja de daneses (Jakob y Hannah) con los que coincidí en varias ocasiones. Menos mal, porque tal y como había empezado la ruta me esperaba una romería.
2. Zhamushi: el sendero conectó con una pista de tierra que me llevó hasta esta población, con antiguas koshi y casas tradicionales. Desde allí pude contemplar una preciosa panorámica de Lakhiri, una pequeña aldea algo más elevada con una serie de torres defensivas perfectamente alineadas, y las montañas de fondo.
Al pasar por una de las casas vi un cartel que anunciaba bebidas y decidí hacer un alto para tomar algo, porque ya llevaba unas horas caminando. Fue la mejor decisión del día. Entré en un patio donde vi la vieja Iglesia de St. Giorgi; una torre medio en ruinas; y una familia que me invitó a sentarme. Yo solo pedí una cerveza (5L), pero al poco estaba comiendo pan con queso y brindando con chupitos de Chacha. Por lo menos este era menos fuerte que el de Batumi (“solo” 45 grados), y tenía un sabor más agradable (de color amarillo, similar al orujo de hierbas).
El padre se llamaba Besiki, y al igual que el resto de miembros de su familia tenía unos ojos de color azul intenso. Yo hablé lo que pude con todo el mundo, echamos unas risas, y me despedí con abrazos. Un nuevo ejemplo de amabilidad georgiana.
3. Zabheshi: nada más abandonar la casa de Besiki me encontré con una pareja, y resultó ser la chica francesa del Giorgi’s Homestay de Kutaisi con su novio inglés. Qué casualidad… O como dicen los lugareños, “Georgia es un país muy pequeño”. Hablamos unos minutos, pero el novio no parecía muy interesado en socializar y nos acabamos separando. El sendero alcanzó el río Mulkhura y continuó por su orilla izquierda, evitando la carretera principal, que pasa por las poblaciones de Majvdieri, Chvabiani y Tsaldashi. Tuve que sortear bastantes tramos de barro, pero sin excesivos problemas.
En total invertí algo más de 6 horas en recorrer la etapa, con numerosas paradas para hacer fotos y media hora larga en casa de Besiki. En cuanto a fauna, todo se limitó a animales de granja (vacas, caballos, cerdos…) y algún tramo con montones de mariposas. Como suele ocurrir en la montaña me encantó el ambiente de camaradería, con saludos constantes y buen rollo al cruzarme con la gente.
Una vez en las afueras de Zhabeshi, sorteé el río por un puente y un lugareño me indicó dónde estaba mi guesthouse. De camino vi varios carteles, pero ningún nombre coincidía con el que buscaba, y es que la casa estaba un tanto escondida. Al final di con ella, gracias a la ayuda de otros vecinos.
ALOJAMIENTO: RISA GUESTHOUSE – 50L/Noche
*Puntos a favor: habitación muy espaciosa; buena limpieza; ventana con vistas a las montañas; tranquilidad total por la noche, con el sonido del río de fondo; dueña (Risa) realmente amable; precio (incluye cena, abundante desayuno y bolsa de picnic).
*Puntos en contra: lavabo exterior compartido (aunque solo con una pareja); agua fría; camas individuales; sin wifi.
Al tratarse de una ruta muy popular y estar en pleno verano, antes de abandonar Mestia pregunté a las hermanas de la Pele Guesthouse si conocían algún alojamiento en Zhabeshi. Y rápidamente Inga llamó por teléfono a Risa y reservó una habitación a mi nombre. Así me quitaba un problema de encima, y evitaba sorpresas desagradables. La verdad es que triunfé, porque la atmósfera era totalmente hogareña y el precio insuperable.
Una vez instalado bajé al comedor a tomar una taza de té de cortesía. Allí me encontré con Malin y Dario, una pareja de alemanes que estaban tan encantados con el alojamiento que se habían quedado un día más, a pesar de estar haciendo un viaje corto por Georgia. Estuvimos charlando un rato y me cayeron genial. Después regresé a la habitación, donde tuve tiempo de echarme una siesta y recuperar fuerzas.
La cena fue a las 20h y me uní de nuevo a la pareja. El menú consistió en un plato de sopa, ensalada de tomate y pepino, berenjena con verduras, patatas fritas, khachapuri y chishtvari. Todo acompañado de agua y un vasito de vino tinto casero. Y para rematar, un té con hojas de menta y bizcocho. Insuperable. Durante la cena continué intercambiando anécdotas con Malin y Dario. Y me fui a la habitación no muy tarde, porque Risa amenazaba con sacar una botella de Chacha, y yo ya había cubierto mi cuota diaria.
ETAPA 2: ZHABESHI – ADISHI – 11km +910m / -530m
La jornada comenzó tras una noche impecable. Hacía tiempo que no dormía tantas horas, así que me encontraba como nuevo. En el exterior lucía un sol radiante, con verdes montañas y el canto de los pájaros. Preparé la mochila con tranquilidad, y a las 8h estaba en el comedor listo para el desayuno junto a Malin y Dario. El menú fue muy variado y había comida de sobras: chishtvari, ensalada de tomate y pepino, bizcocho casero, pan con mermelada, huevos fritos con tomate y té. La bolsa de picnic incluida en el precio consistió en coger lo que quisimos del menú del desayuno. Yo me conformé con un par de chishtvari y un trozo de bizcocho, porque no suelo comer nada durante el día.
Tras el desayuno me hice unas fotos con la simpática Risa y la pareja; pagué; y me puse en marcha en solitario, porque Malin y Dario ya me habían avisado que caminaban a un ritmo muy lento.
Estos fueron los tramos de la etapa:
1. Tetnuldi: de nuevo en el sendero, atravesé Zhabeshi avanzando por la orilla izquierda del río, que crucé por un puente. A partir de aquí comenzó un duro ascenso con 800m de desnivel positivo que discurrió por zonas de bosque y pequeños prados. No paré de sudar, pero las piernas respondieron y conseguí mantener un buen ritmo, adelantando a mucha gente. Las vistas eran preciosas, con el Valle de Mulkhura y las cumbres nevadas de fondo, entre las que destacaba la del Monte Ushba, con una cima doble en forma de cuernos. De camino vi caras conocidas, como la francesa y su novio; o unas hermanas que pretendían llegar a Adishi en un día y acabaron rindiéndose a la evidencia (iban muertas).
La subida acabó en una amplia pista, en el perímetro de la Estación de Esquí de Tetnuldi, a 2.500m de altura. Allí me encontré a Jakob y Hannah, la pareja de daneses del día anterior. Y continuamos juntos.
2. Al poco nos desviamos a la derecha por un sendero (gracias a que Hannah se dio cuenta), y caminamos sin apenas desnivel hasta llegar a un café situado en un mirador espectacular, donde decidimos hacer un alto. Lo peor de la etapa ya había quedado atrás, y ahora tocaba disfrutar. Yo me tomé una Coke (3L) y nos sentamos en una mesa de picnic, rodeados de prados y montañas nevadas. Estuvimos charlando un rato, y seguimos la ruta. Aunque al cabo de unos metros nos despedimos, pues ellos optaron por un sendero que iba hacia Adishi a una mayor altura, y yo seguí el oficial.
3. Adishi: la parte final de la etapa fue una gozada. Casi todo el tiempo avancé en llano o perdiendo altura, sin apenas esfuerzo. Y crucé extensas praderas cubiertas de infinidad de flores de colores. No pude parar de hacer fotos, y me detuve un montón de veces. Un paisaje único. También me tocó sortear varios tramos de barro. De camino me encontré con un grupo de ucranianos que habían acampado en una de las praderas, y me contaron que habían pasado un frío terrible por la noche (¡siendo ucranianos!). Y a otro grupo de catalanes que alucinaron cuando al pasar les dije “Bon dia”. Me lo pasé genial.
El sendero acabó con unas vistas inmejorables de la población de Adishi, con sus torres defensivas; casas tradicionales de madera; una antigua iglesia; caballos pastando; y enormes montañas de fondo. Eso sí, no me pude entretener mucho, porque los tábanos me asediaban (un par me picaron y vi las estrellas). Así que continué en busca de mi guesthouse.
En total invertí 5 horas en recorrer la etapa, a un ritmo muy tranquilo. La fauna volvió a brillar por su ausencia, y solo vi animales de granja, montones de mariposas, y una babosa de gran tamaño en medio del camino. Pero el paisaje compensó con creces estas carencias.
ALOJAMIENTO: MUKHRAN & NARGIZA GUESTHOUSE – 50L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble; buena limpieza; tranquilidad total por la noche; precio (incluye cena y abundante desayuno)
*Puntos en contra: lavabo exterior compartido; mobiliario destartalado (con inquietantes muñecas de ojos saltones en sus cajas); sin wifi
Mi llegada a este alojamiento fue totalmente de rebote. Siguiendo la misma estrategia que en Zhabeshi, pedí a Risa que llamara a alguna guesthouse conocida de Adishi y me reservara una habitación. Eso hizo (en teoría) y me envió a la casa de Gia Avaliani. No fue fácil encontrar la guesthouse, y tuve que preguntar a un par de lugareños. Pero lo peor fue que cuando llegué al lugar y… ¡no tenía habitaciones disponibles! Según Gia, no había hablado con Risa porque tenía problemas con el teléfono. Aunque quizás vio la oportunidad de alquilar la habitación a otro turista, y decidió no esperarme. Me dio mucha rabia, porque en el tramo final de la etapa fui muy despacio, con la seguridad de tener una cama. Y ahora tenía que buscar por el pueblo, en plena temporada alta.
Por suerte, Gia me envió a una guesthouse cercana con habitaciones libres. El precio inicial eran 60L, pero lo rebajé renunciando a la bolsa de picnic. Todo parecía arreglado, hasta que apareció un chino y el dueño lo intentó colocar en mi habitación. Yo me negué por varios motivos: quería mi espacio privado; el precio no iba a variar; y los chinos son muy raros. Y tras unos momentos de confusión me fui a descansar, evitando estar visible por si aparecía más gente.
Antes de cenar di un paseo por Adishi, y comprobé que se trata de un pueblo donde la mayor parte de casas se encuentran en ruinas, igual que algunas de las torres. Las únicas viviendas que se mantienen en pie son las guesthouses dedicadas al turismo. Me acerqué a una iglesia rodeada de tumbas; esquivé a varias vacas; y regresé a mi habitación.
A las 20h bajé al comedor de la guesthouse, y me reuní con Malin y Dario (a los que Gia también había enviado allí); una pareja de polacos realmente simpática (ella había vivido 6 meses en Barcelona); y el chino. La cena consistió en un buen plato de sopa; berenjena con verduras; khachapuri; ensalada de tomate y pepino; y pollo en salsa.
Pero por encima de todo hubo alcohol a mansalva. La dueña casi nos obligó a bebernos un chupito de Chacha fortísimo (75 grados) durante la sopa; y después nos pasó unos cuernos que llenaba de vino blanco y teníamos que bebernos de un trago. Quizás gracias a esto se creó una atmósfera genial, y estuvimos todo el rato bromeando y partiéndonos de risa. Como técnica para entretener al personal, impecable… Aunque a eso de las 22h el dueño puso punto y final a la fiesta, y nos fuimos a dormir.
ETAPA 3: ADISHI – LALKHORI – 21km +860m / -1.170m
Al día siguiente me desperté antes de las 6h y me costó dormirme otra vez, todavía bajo los efectos del alcohol de la noche anterior (tenía la boca seca). A las 8h nos encontramos todos en el comedor de la guesthouse, con un ambiente mucho menos eufórico. El desayuno estuvo genial: tomate, pepino, platos de verduras en salsa, patatas fritas, pan con mermeladas, té con miel… Impecable.
A continuación me despedí de las parejas, que todavía estaban preparándose, y comencé la etapa en solitario. Estos fueron los tramos:
1. Río Adishi: la primera parte fue muy fácil, siguiendo un sendero prácticamente llano por la orilla izquierda del río Adishi. A mi alrededor vi prados llenos de flores, espesos bosques, y varios montañeros a los que fui adelantando. El tiempo un día más genial, tras una noche en la que no paró de llover (o eso me dijeron, porque yo ni me enteré).
Al cabo de unos kilómetros llegué al punto crítico de la jornada: tenía que cruzar el río Adishi, y no había ningún puente. Así que solo quedaban dos opciones: arremangarme los pantalones y mojarme; o utilizar uno de los caballos que alquilan los lugareños por 20L (un auténtico atraco). Cuando aparecí en el lugar había un montón de gente en ambas orillas y un grupo de caballos. Yo decidí cruzar a pie y estuve unos minutos buscando el mejor sitio, pero el río bajaba con fuerza y no me acabé de decidir. Al final me uní a tres alemanes (dos chicas y un chico) que tampoco lo veían claro, y nos metimos en el agua en el punto que parecía menos difícil.
Yo iba descalzo y con mis bastones para mantener el equilibrio. Pero era muy complicado avanzar, hundido hasta las rodillas, caminando sobre pedruscos, y empujado por la corriente. Además, el agua estaba congelada, y la sensación era como si me estuvieran clavando agujas en las piernas. Hasta que apareció el héroe del día… Un chaval de la República Checa que se quedó en mitad del río, y nos ayudó a pasar uno a uno. ¡Qué gran tipo! Aun así fue duro, pero me evitó una posible caída que me hubiera dejado sin cámara de fotos, móvil, portátil… Un drama. Ya en la otra orilla, con los pies todavía helados, me puse las zapatillas y continué la ruta.
2. Paso de Chkhunderi: acto seguido comenzó un duro ascenso que me llevó hasta este paso situado a 2.650m de altura. Se me hizo interminable y sudé sin parar, bajo un sol abrasador. Pero logré mantener un buen ritmo. De camino paré un momento en un mirador con unas vistas espectaculares del enorme Glaciar Adishi (tuve suerte porque minutos antes estaba cubierto de nubes); y me encontré con un grupo de españoles (viajaban con una guía georgiana que hablaba castellano y charlamos unos minutos).
Desde el paso pude contemplar una gran panorámica del Valle de Adishi, con el río serpenteante, un pequeño lago, bosques hasta el horizonte… Vi a gente que optaba por continuar subiendo hasta una cima cercana para tener mejores vistas, pero había muchas nubes y no merecía la pena el esfuerzo extra.
3. Khalde: tras unos minutos de descanso inicié un largo descenso. Al poco me encontré con Irene, una chica con la que había hablado los dos días anteriores, y continuamos juntos. La sorpresa fue descubrir que era chilena, así que cambiamos al castellano, explicándonos anécdotas de viajes. De camino atravesamos praderas cubiertas de flores, rodeados de cientos de mariposas (revoloteando o formando grupos en algunos puntos con barro). Y pasamos junto a una pared con extrañas formaciones de pizarra. Un paisaje precioso. En los últimos kilómetros se nos añadió una pareja de alemanes muy simpática.
Al llegar a la población de Khalde vi al grupo de catalanes con los que hablé el día anterior. Estaban sentados en la terraza de un bar (el único de toda la etapa), y decidí unirme a ellos. Así que me pedí una cerveza Natakhtari, y estuvimos hablando. Hacía tanto tiempo que no utilizaba el catalán que casi no me salían las palabras. El grupo me cayó muy bien, y hasta me invitaron a comer fuet (todo un lujo). También me encontré con Hannah y Jakob (la pareja de daneses), e intercambiamos unas palabras.
4. Lalkhori: tras un rato nos pusimos en marcha, y continué caminando junto a dos de las chicas del grupo de catalanes. Al poco el cielo se cubrió de nubes negras, y se escucharon truenos cada vez más cerca. Así que con las primeras gotas me puse el chubasquero, protegí la mochila, y avancé a paso ligero. Al llegar a un pueblo me despedí de los catalanes, que desde allí viajaban en coche directos a Ushguli. Y seguí en solitario, bajo una lluvia que por suerte no fue muy intensa.
Al estar acompañado no presté mucha atención al recorrido, y cuando consulté maps.me descubrí que había dejado atrás la población de Iprali, donde en teoría tenía previsto pasar la noche. Yo no lo tenía claro, y unos montañeros me confirmaron que aun faltaba para Iprali. Pero cuando llegué a una aldea y pregunté en un pequeño café, una lugareña me dijo que estaba en Lalkhori, un par de kilómetros después de Iprali (al final resultó ser el pueblo donde se detuvieron los catalanes). Vaya tela…
En el café me encontré a Irene y la pareja de alemanes. Ella iba a pasar la noche en la guesthouse anexa, mientras que los alemanes buscarían un sitio para acampar. Como seguía lloviendo y había hecho más kilómetros de los previstos, yo también decidí quedarme en la guesthouse. No sabía lo que me esperaba…
En total invertí unas 7 horas en recorrer la etapa (contando el cruce del río y la cervecita con el grupo de catalanes). En cuanto a fauna, montones de mariposas; caballos; y un par de cabras de color blanco.
ALOJAMIENTO: SWEET HOME – 60L/Noche
*Puntos a favor: vistas preciosas de bosques y montañas desde la ventana; tranquilidad total por la noche.
*Puntos en contra: habitación minúscula; camas individuales con una manta finísima (pasé frío); lavabo compartido (aunque por suerte no había mucha gente); familia propietaria bastante seca (en especial una niña repelente que actuaba de portavoz, al ser la única que hablaba inglés); sin wifi; precio (a pesar de incluir cena y desayuno); comida horrible.
La verdad es que mi experiencia en esta guesthouse fue una auténtica pesadilla. Por infinidad de detalles, a parte de los ya comentados. Al darme la habitación la dueña se llevó el colchón de una de las camas individuales para que no lo pudiera utilizar (nunca me había pasado); pedí un vaso de vino para acompañar la cena y me lo sirvieron mucho más tarde, cobrándome 3L; cuando me iba a dormir me exigieron pagar la habitación; y a eso de las 22h pasó la niña a decirme que apagara la luz… La antítesis de la hospitalidad georgiana con la que había sido tratado día tras día desde que crucé la frontera… Un lugar a evitar por completo.
Ya instalado en la habitación, me quedé en el café. Primero con Irene y la pareja de alemanes; y después sólo tomando una cerveza Natakhtari (a 7L, la más cara hasta la fecha). Cuando estaba apurando el último trago, la dueña me dijo que la cena ya estaba lista, y me condujo al comedor de la casa, donde también se encontraba Irene. La cena fue una nueva decepción: todavía no eran ni las 18h; y encima el menú fue pobrísimo: sopa, dos tipos de queso, tomate, unos macarrones fríos que ni probamos; y agua de grifo. Menudo timo.
Por lo menos la charla con Irene fue agradable, tras mucho tiempo sin poder hablar en castellano. Durante la cena; en el café tomando el vaso de vino; y sentados en el exterior comiendo pipas de girasol que nos dio la dueña. Aunque no tardamos en marcharnos a nuestras habitaciones.
ETAPA 4: LALKHORI – USHGULI – 11km +670m / -340m
La jornada comenzó de forma surrealista. El día anterior le dije a la dueña que quería desayunar a las 7.30h. Pero a las 6.30h me despertó llamando a la puerta y gritando “eat, eat!”. Y no porque se equivocara de hora, sino porque había preparado el desayuno de la familia y así también se quitaba de encima el de los huéspedes. Como me negué a levantarme, cuando bajé al comedor a la hora convenida me estaba esperando medio plato de sopa fría, dos trozos de khachapuri pastoso y una taza de té. Además de los macarrones fríos de la cena y un par de platos de queso que ni toqué. Una auténtica vergüenza. Sin duda, el peor alojamiento en más de 3 meses de viaje. Así que tras el desayuno, a las 8.15h, me marché casi sin decir adiós.
Una pena porque el lugar tenía un potencial tremendo. A primera hora vi desde mi ventana la imponente cima doble del Monte Ushba recortada en la distancia, sin una sola nube. Pero bueno…
Cuando abandoné la habitación me crucé con Irene y nos despedimos hasta otra ocasión. Y todavía en Lalkhori me encontré con Malin y Dario. Por lo visto todas las guesthouses de Iprali estaban llenas y tuvieron que seguir caminando, a pesar de que Malin se había hecho daño en el pie. A continuación comencé la etapa en solitario. Estos fueron los tramos:
1. Davberi: en las afueras de Lalkhori tomé un sendero que arrancaba a la izquierda. Tuve que sortear una valla, y crucé un campo lleno de plantas más altas que yo, hasta llegar a la población de Davberi. Allí tenía que saltar una valla que se caía a trozos, pero al otro lado había dos enormes perros que no paraban de ladrar. A uno le acabé calmando, aunque el otro no parecía muy amigable. Por suerte apareció un abuelete y lo espantó con un par de gritos. Y pude continuar, saltando esa valla y otra más unos metros después. Suerte de maps.me, porque no había ningún tipo de indicación.
2. Ushguli: tras Davberi llegó la parte principal de la etapa. El sendero avanzó por una fuerte subida que me dejó sin aliento, alcanzando una altura cercana a los 2000m. Y a continuación atravesó prados llenos de flores y mariposas, bordeando la montaña, con vistas geniales del Valle de Enguri. En un par de ocasiones el camino se adentró en el bosque, sin apenas luz, y con pájaros revoloteando que me dieron algún que otro susto.
Lo mejor de todo fue que no me crucé con nadie, y pude disfrutar de los últimos momentos de la ruta en completa soledad. Además, por cuarto día consecutivo lucía un sol espléndido, con unos paisajes espléndidos.
El sendero acabó uniéndose a la pista de tierra que comunica Mestia y Ushguli. Pronto me di cuenta que caminar por ella era imposible, porque los vehículos que pasaban levantaban nubes de polvo cegadoras. Así que a la que pude tomé un sendero mucho más tranquilo que me llevó hasta Murkmeli, el primero de los cuatro núcleos urbanos que forman Ushguli. De esta forma acababa mi ruta de montaña. Un nuevo reto superado.
En total invertí 3,5 horas en recorrer la etapa. En cuanto a fauna, además de las mariposas vi grupos de enormes cuervos, y el sonido de muchos otros pájaros de fondo.
CONCLUSIÓN
El Mestia – Ushguli Trek es una ruta de montaña espectacular que combina lo mejor de la región de Svaneti: paisajes bucólicos; aldeas tradicionales; y auténtica hospitalidad georgiana (¡a no ser que te alojes en Sweet Home!). En la época adecuada y si el tiempo acompaña, hay lugares que te harán sentir en otro planeta, cruzando extensas praderas cubiertas de coloridas flores, con cientos de mariposas revoloteando a tu alrededor.
La organización del Mestia – Ushguli Trek es muy sencilla, con abundantes guesthouses en cada final de etapa que ofrecen alojamiento y comida a precios ridículos. Se trata de una ruta de dificultad moderada, y si estás en buena forma física podrías recorrer sin problema la ruta en 2 días. Pero te recomiendo dedicarle 4, para saborear con calma cada rincón.
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Comentarios
10 ComentariosRobert
Ago 9, 2023Muy buen blog. Que todo el mundo te pareciese amable y simpatico (menos en la Sweet house) dice mucho mas de ti que de ellos. Asi que enhorabuena y gracias de nuevo por esta estupenda guia.
Ganas De Mundo
Ago 11, 2023Muchas gracias por el comentario! Georgia es uno de mis países favoritos y la gente es encantadora. Si no bebieran tanto y condujeran un poquito mejor Georgia ya sería un país perfecto 🙂
Meritxell
Jun 9, 2023Estupenda información
Cómo hiciste para llegar al punto de inicio y fin del trek? Nosotros iremos este verano y queríamos ir desde la capital
Gracias adelantadas
Ganas De Mundo
Jun 12, 2023Hola, muchas gracias por el comentario! En el post que dediqué a Svaneti explico al detalle cómo llegué a Mestia y salí de Ushguli, y qué hice en esas poblaciones (lo quise separar del trek). En resumen viajé a Mestia en marshrutka desde Kutaisi; y cuando acabé el trek viajé a la capital en marshrutka. Es la opción más económica, aunque preparaos para la conducción temeraria de los georgianos 🙂
David
Abr 2, 2022Simplemente: maravillosa crónica¡ Muchas gracias por relatarla tan bien. Estoy armando un viaje de 23 días a Georgia y tu post me ha resuelto muchísimas dudas¡ mil gracias
Ganas De Mundo
Abr 7, 2022Gracias a ti por el comentario, David. Un placer compartir. Espero que disfrutes mucho Georgia, es uno de mis países favoritos y tengo muchas ganas de volver. Un abrazo.
Laura Rivas Moreno
Ago 7, 2019Y como te acuerdas de todo? Lo vas apuntando cada día? Jajaja admirable Andreu, espero ir algún día espectacular el sitio.
Ganas De Mundo
Ago 9, 2019Hola Laura! Pues eso intento! Me llevo el portátil a todas partes, y cuando acaba el día escribo lo que he hecho. Luego lo voy complementando con notas de historia, o preguntando dudas. Esto me viene bien, porque me obliga a aflojar el ritmo y dedicar algún día que otro a escribir y organizar fotos. El Mestia-Ushguli Trek me encantó. Tiene unos paisajes geniales! Un abrazo!!
Ferran
Jul 2, 2023Hola y qué tal para hacer el trekking y visitar el país viajando solo? Voy a ir al segunda quincena de agosto con la idea de hacer algún trekking tb por Kazbegui y volver por Yeverán
Gracias de antemano, muy buen blog!!
Ganas De Mundo
Jul 4, 2023Hola! Muchas gracias por el comentario. Georgia es un país ideal para visitar en solitario y combinar trekkings con poblaciones históricas y visitas culturales. Además la gente es muy amable, buena comida, precios económicos… No se puede pedir más. Bueno, sí, que aprendan a conducir, porque los viajes en transporte público ponen los pelos de punta. Disfruta de ese viaje!