Resumen del tercer semestre de Mi Gran Viaje, en el que visité países poco conocidos de Europa del Este, como Bulgaria, Ucrania o Bielorrusia
Contra todo pronóstico y en medio de una pandemia mundial, ya he alcanzado el Mes 18 viajando en solitario sin billete de vuelta, aunque con algunos cambios. En teoría tras Arabia Saudí la idea era seguir recorriendo el Golfo Pérsico y más tarde dirigirme hacia Asia Central. Pero después de 3 meses de descanso forzado en Barcelona esa parte del mundo seguía cerrada al turismo. Así que decidí aprovechar que ya era posible viajar por Europa para comenzar una ruta por algunos países del Este bastante desconocidos y con innumerables muestras de arte soviético.
Desde el principio tuve claro que el coronavirus no había desaparecido y en cualquier momento un nuevo rebrote podía devolverme a casa o dejarme atrapado en alguna ciudad tal y como me ocurrió en Riyadh. Con lo cual opté por aprovechar el tiempo y viajar a un ritmo más intenso. Sin prisas, pero sin las paradas de varios días que realicé durante el primer año de Mi Gran Viaje para subir posts al blog. En su lugar me dediqué a preparar los textos sobre la marcha, y dejé la edición de fotos y el toque final para un hipotético nuevo confinamiento. Pero la suerte me ha sonreído y he podido viajar de forma continuada 6 meses mientras las fronteras volvían a cerrarse a mi alrededor.
Otro hecho importante fue la llegada del invierno. Entré en Ucrania ya a mediados de octubre y al poco empezó a hacer frío, los días se acortaron y cayeron las primeras nevadas. En circunstancias normales el timing de la ruta hubiera sido distinto, pero no me quedó otra que abrigarme y seguir con las visitas.
ITINERARIO
Comencé el tercer semestre de Mi Gran Viaje el 2 de julio de 2020 en Sofia. Desde allí recorrí Bulgaria de oeste a este, visitando las ciudades de Plovdiv, Veliko Tarnovo y Shumen; y llegué a la isla de Nesebar, en el Mar Negro. A continuación me dirigí a Ruse y crucé la frontera de Rumanía, donde pasé bastante tiempo haciendo trekking en las montañas de los Cárpatos, además de explorar el río Danubio, castillos, iglesias fortificadas y ciudades medievales, como Brasov, Sighisoara o Sibiu.
Tras conocer las regiones de Maramures y Bucovina crucé la frontera de Ucrania, y realicé una ruta por todo el país, en la que visité lugares vinculados a la antigua Unión Soviética, como Chernobyl o la base de misiles de Pervomaisk; paseé por las playas de Odessa, a orillas del Mar Negro; descubrí castillos medievales y las ciudades históricas de Kiev, Lviv e Ivano-Frankivsk; y contemplé aldeas de postal en los Montes Cárpatos. Para acabar volé de Kiev a Minsk; y pasé los últimos días del semestre en Grodno.
Mi idea era desplazarme únicamente por tierra o mar, tal y como hice durante los primeros 6 meses de Mi Gran Viaje, y casi lo consigo. Pero uno de los requisitos para poder visitar Bielorrusia sin tener que solicitar un visado implicaba entrar en el país a través del Aeropuerto de Minsk, así que decidí volar y evitarme problemas burocráticos.
A continuación incluyo una relación del tiempo invertido en cada país, y de los lugares más destacados que he tenido la oportunidad de conocer en los últimos 6 meses, agrupados en Patrimonio de la Humanidad y Reservas Naturales.
Países
09. Bulgaria – 37 días
10. Rumanía – 70 días
11. Ucrania – 66 días
12. Bielorrusia – 12 días (todavía en curso)
Patrimonio de la Humanidad
31. Boyana: una iglesia medieval situada en las afueras de Sofia, con sus muros interiores cubiertos de coloridos frescos del siglo XIII.
32. Rila: alojado en un antiguo monasterio ortodoxo rodeado de montañas, donde destaca una iglesia con su fachada llena de frescos representando escenas de la Biblia.
33. Kazanlak: la tumba tracia más impresionante de todas las descubiertas hasta la fecha, con una cámara funeraria decorada con pinturas murales (aunque solo se puede visitar una reproducción).
34. Madara: excursión para ver el famoso Jinete, un relieve tallado en una pared de roca que data de la época del Primer Imperio Búlgaro, rodeado de otros restos arqueológicos.
35. Nesebar: una pequeña isla en el Mar Negro con un Casco Antiguo plagado de iglesias de diferentes épocas, entre las que destacan los magníficos frescos de Sveti Stefan.
36. Ivanovo: un conjunto de iglesias medievales excavadas en la roca durante el siglo XIII, con coloridas pinturas murales y un maravilloso entorno natural.
37. Delta del Danubio: explorando en lancha o bicicleta la desembocadura del segundo río más largo de Europa, entre canales, lagos y montones de aves.
38. Sighisoara: paseando por las calles adoquinadas de la Ciudadela medieval donde nació el famoso Vlad Tepes (alias Drácula), con torres defensivas y edificios históricos.
39. Transilvania Sajona: pequeñas poblaciones con iglesias fortificadas construidas en la Edad Media para defenderse de las invasiones del Imperio Otomano. Yo visité la iglesia de Biertan, situada cerca de Sighisoara.
40. Maramures: descubriendo aldeas tradicionales con iglesias de madera de altos campanarios y afilados tejados, y (en algunos casos) interiores decorados con pinturas murales.
41. Moldavia: una serie de monasterios medievales situados en la región de Bucovina. Fueron construidos por los príncipes moldavos para conmemorar sus victorias contra el Imperio Otomano y están cubiertos de espectaculares frescos. Yo visité los de Voronet y Humor.
42. Chernivtsi: visita al conjunto de edificios donde se ubicaba la antigua residencia de los Metropolitanos de Bucovina, hoy uno de los campus de la Universidad.
43. Kiev: varios días en la capital de Ucrania, contemplando recintos religiosos sagrados, como la Catedral de Santa Sofia o Pechersk Lavra; numerosas muestras de arte soviético; parques que lucían preciosos en otoño; y emotivos memoriales.
44. Cárpatos: pueblos de montaña con iglesias de madera de majestuosos campanarios y tejados puntiagudos. Yo solo visité la de Yasinya.
45. Lviv: en el casco histórico de la antigua capital de Galicia, con montones de lujosos edificios, catedrales, estatuas y un cementerio muy atmosférico. Además lo pude disfrutar durante la época navideña, paseando entre música, adornos y mercados callejeros.
Parques y Reservas Naturales Protegidas
17. Rila: una zona de montañas y lagos glaciales no muy lejos de Sofia, donde me alojé en un bonito hotel y recorrí el circuito de los Siete Lagos.
18. Bulgarka: explorando a pie una de las reservas más pintorescas de los Montes Balcanes, entre el Monumento de Budludzha y el Paso de Shipka, cruzando bosques de árboles enormes.
19. Shumen: visitando una meseta boscosa con interesantes construcciones, como el magnífico Monumento a los Fundadores del Estado de Bulgaria o el Fuerte de Shumen.
20. Rusenski Lom: un tramo donde el río Lom dibuja una serie de pronunciados meandros creando un cañón de altísimas paredes con increíbles miradores y las Iglesias de Ivanovo.
21. Delta del Danubio.
22. Bucegi: caminando por los senderos del parque más visitado de los Cárpatos Meridionales, con afiladas montañas, refugios aislados y la misteriosa Sfinxul.
23. Retezat: otro parque de los Cárpatos Meridionales con numerosos lagos de origen glacial, cumbres exigentes y una bonita zona de acampada a orillas del Lago Bucura para realizar excursiones por los alrededores.
24. Portile de Fier: un tramo donde el río Danubio crea un profundo cañón que forma la frontera natural entre Serbia y Rumanía, con miradores que ofrecen vistas memorables, cuevas y excursiones en lancha.
25. Apuseni: explorando un remoto parque de los Cárpatos Occidentales donde la erosión del agua ha creado un impresionante paisaje kárstico.
26. Podilsky-Tovtry: el parque nacional más grande de Ucrania, aunque yo solo visité los alrededores de la población de Kamyanets-Podilsky, con su castillo medieval y el espectacular Cañón de Smotrych.
27. Khotyn: un tramo del río Dniester que incluye el lugar donde se ubica la fortaleza de Khotyn, cerca de la frontera con Rumanía, con un paisaje precioso.
28. Lower Dniester: una reserva que protege la desembocadura del río, junto a la cual se encuentra el Castillo de Akkerman (o Bilhorod-Dnistrovsky), que en su día tuvo una gran importancia estratégica.
29. Cárpatos: la única región montañosa de Ucrania, hogar de los Hutsul, donde se encuentra la cima más alta del país. Aunque mi llegada coincidió con las primeras nevadas y me tuve que limitar a visitar las principales aldeas, sin alejarme mucho.
Nota: en invierno me vi obligado a descartar algunos parques naturales porque era casi imposible: mal tiempo, ausencia de fauna, senderos impracticables… Por eso no hay más lugares en la lista.
EXPERIENCIAS
Reconozco que después de vivir aventuras increíbles en lugares tan exóticos como Irán, Irak o Arabia Saudí, retomar Mi Gran Viaje por tierras europeas no me parecía un gran reto. Aunque precisamente por ese motivo elegí una serie de países muy poco visitados, y al final he podido disfrutar de momentos únicos. En cambio las situaciones desagradables han escaseado, y afortunadamente no ha sido fácil reunir 6.
Top 6 – Grandes momentos
*Panorámica del Casco Antiguo de Veliko Tarnovo (Bulgaria): la imagen desde el Asenevtsi Monument, con centenares de viviendas antiguas apiñadas en diferentes niveles al borde del cañón del río Yantra, es sencillamente épica.
*Visita a las antiguas Minas de Sal de Turda (Rumanía): una serie de cuevas subterráneas iluminadas con luces futuristas entre las que destaca la gigantesca Mina Rudolf, con estalactitas de sal, un lago con barcas, y hasta una noria.
*Descubriendo en solitario el paisaje kárstico de Apuseni (Rumanía): me encantó caminar junto a los profundos pozos de Lumea Pierduta, forrados de vegetación exuberante; o asomarme a cuevas misteriosas rodeadas de bosques de película.
*En el interior de una antigua base de misiles nucleares soviéticos (Ucrania): incluso pude bajar con mi guía Helena al puesto de control en un pequeño ascensor y simular un lanzamiento de misiles, rodeados de luces y el sonido de las alarmas.
*Explorando la ciudad fantasma de Pripyat (Ucrania): un día entero caminando entre bloques de pisos abandonados y accediendo al interior de los edificios más importantes. Viví un sinfín de experiencias memorables: las vistas de la ciudad desde una azotea, el parque de atracciones, las guarderías, el hospital… Con toda la zona solo para mi guía y yo.
*Pasear por las calles de Minsk (Bielorrusia): esta ciudad anclada en la época de la antigua URSS no dejó de sorprenderme, y disfruté como nunca descubriendo memoriales, edificios y mosaicos soviéticos.
Top 6 – Situaciones desagradables
*Vertiginoso descenso hasta el Monasterio de Rila (Bulgaria): una ruta de montaña que se alargó mucho más de lo previsto, por un camino solitario que desaparecía continuamente entre la vegetación, resbalando y sin agua. Al final estaba exhausto y no me aguantaba en pie.
*Sorteando un tramo de montaña vertical con la ayuda de cuerdas (Rumanía): pocas veces he puesto tan a prueba mi temor a las alturas como en los Montes Bucegi, mientras me dirigía al Refugio Tiganesti junto a Adriana y sus amigos. Y encima tuve que pasar por allí dos veces.
*Acosado por perros pastores durante mis caminatas en Apuseni y Maramures (Rumanía): reconozco que perdí la cuenta de las veces que les tuve que hacer frente, intentando mantener la calma, gritándoles con todas mis fuerzas o lanzándoles piedras. Y algunos eran auténticas bestias, entrenadas para pelear contra osos.
*Recta final de mi viaje a Chiscau (Rumanía): la ausencia de transporte público en la región de Apuseni me obligó a recorrer a pie 4km de pistas embarradas, bajo una lluvia intensa, mientras se hacía de noche y mi móvil se quedaba sin batería (dependía de maps.me para orientarme). Toda una aventura.
*Me encuentro cerrada la Zona de Exclusión de 10km de Chernobyl (Ucrania): ocurrió en dos ocasiones, al haber camiones trasladando material radiactivo. Y aunque más tarde pude acceder, me quedé sin unas horas valiosas que podría haber dedicado a Pripyat o Chernobyl-2.
*Casi pierdo el tren de Lviv a Kiev (Ucrania): todo a causa de un cúmulo de adversidades, donde un cajero se quedó mi tarjeta Revolut; Uber me bloqueó la app; y no encontraba ningún taxi por la calle. Por suerte di con uno y llegué a la Estación poco antes de la salida del tren.
ALOJAMIENTO
Durante el tercer semestre de Mi Gran Viaje me he alojado principalmente en Hoteles y Guesthouses familiares. Y en Ucrania alquilé varias veces Apartamentos particulares, surgidos al calor de Booking, con precios ligeramente superiores a los de una habitación de hotel. Por regla general los alojamientos estaban casi vacíos y no tuve problemas para conseguir cama, a excepción de Rumanía, donde mi visita coincidió con las vacaciones de Verano y había muchísima gente (sobretodo los fines de semana). Pero incluso en este caso siempre encontré alguna alternativa económica.
En algunas ocasiones también he pasado la noche en Hostels y tuve varias sorpresas agradables, como en Sibiu, Kamyanets-Podilsky o Grodno. Ayudado en gran medida porque la crisis del coronavirus ha reducido drásticamente el número de turistas extranjeros y tuve el dormitorio compartido casi para mí solo. Además descubrí la posibilidad de alojarme en habitaciones privadas dentro de los Hostels, como en Cluj Napoca, con tarifas inferiores a las de un Hotel y algunas ventajas (personal de la recepción suele hablar inglés y conexión wifi impecable). Aunque a veces la ausencia de turistas se giró en mi contra, y tuve que soportar sitios desatendidos, o llenos de personajes atípicos.
En 6 meses me he alojado en un montón de lugares diferentes. Estos han sido los más destacados (para bien y para mal):
Top 6 – Mejores Alojamientos
*Hotel Magnolia (Kazanlak, Bulgaria): un hotel recién construido con habitaciones impecables, propietarios muy simpáticos, y un restaurante con un menú lleno de especialidades del país. Mejor de Bulgaria.
*Casa Dunarea La Cazane (Dubova, Rumanía): una guesthouse ideal para explorar la zona de Portile de Fier, económica y llena de ambiente, donde sus propietarios me hicieron sentir como uno más de la familia. Mejor de Rumanía.
*Pensiune Ion De La Cruce (Poienile Izei, Rumanía): la granja de un reconocido violinista y su mujer, a los que incluso pude ver actuar en directo. Me alojé en una habitación acogedora decorada con artesanía local. Y el precio incluía desayuno y cena, con platos típicos deliciosos.
*Casa Andrada & llinca (Gura Humorului, Rumanía): una habitación en una casa que no tuve que compartir. Aunque de nuevo la diferencia la marcó el dueño, Paul, que me dedicó todo tipo de atenciones. Un tipo genial.
*Nadiya Hotel (Ivano-Frankivsk, Ucrania): un lujoso hotel donde pude conseguir una habitación por un precio muy económico, teniendo en cuenta que además de todas las comodidades imaginables incluía un desayuno con un buffet libre variado y abundante. Mejor de Ucrania.
*Hostel Center (Grodno, Bielorrusia): un hostel genial, donde disfruté de una cama espaciosa y completamente autónoma (con cortina y luz individual), ubicación perfecta y un precio imbatible. Mejor de Bielorrusia.
Top 6 – Peores Alojamientos
*Hostel Mostel (Sofia, Bulgaria) – tenía muy buenas referencias, pero la crisis del coronavirus hizo caer en picado la llegada de turistas y el dueño había despedido temporalmente a toda la plantilla, convirtiendo el hostel en un lugar sucio y abandonado. Peor de Bulgaria.
*Guest Rooms Opera (Plovdiv, Bulgaria) – una habitación con colchones incómodos, ducha de escasa potencia y wifi errático, muy por debajo del resto de mis alojamientos en el país.
*Cabana Belvedere (Padina, Rumanía) – aparecí con ganas de una habitación después de 3 días recorriendo los Montes Bucegi. Todas estaban ocupadas, pero el encargado del alojamiento me dejó plantar mi tienda de campaña en la parte trasera del edificio. La sorpresa llegó al día siguiente cuando me cobró 10€, a pesar de que hice gasto en el restaurante. Un atraco.
*La Maison Blanche (Alba Iulia, Rumanía) – reservé un estudio (a precio de estudio) y en realidad era una cocina vieja con un sofá cama y un ruidoso termo de agua que se activaba a todas horas. Peor de Rumanía.
*Sweet Home Hostel (Dnipro, Ucrania) – me sabe mal porque los dueños eran un encanto y el precio imbatible, pero es que durante mi visita el hostel alojaba a un grupo de estudiantes árabes que no paraban de gritar y dar golpes a cualquier hora del día. Peor de Ucrania.
*Monotel Maidan (Kiev, Ucrania) – un hostel estilo japonés con cápsulas individuales. Aunque yo pensaba que estaban insonorizadas y al final comprobé que son de plástico muy fino y el ruido era constante. Demasiado caro para lo que ofrecía.
COMIDA
Había leído que la gastronomía en los países de Europa del Este era monótona y sin gracia, pero la verdad es que durante el tercer semestre de Mi Gran Viaje he probado platos deliciosos. Mis locales preferidos son los tipo buffet, llamados Autoservire en Rumanía y Stolovaya más al norte, con comida típica, raciones abundantes y precios económicos.
Top 6 – Platos Favoritos
*Kavarma (Bulgaria): un guiso elaborado con trozos de carne, champiñones, puerro, tomate y otras verduras, además de un huevo frito. Mi preferido era el de Cerdo, aunque también había de Pollo.
*Sarmale (Rumanía): carne picada con arroz envuelta en hojas de col, muy parecido a los Dolma de Armenia. Se suelen acompañar con Mamaliga, una especie de polenta hecha con harina de maíz.
*Ciorba de Burta (Rumanía): una deliciosa sopa elaborada con callos, verduras y Smetana (una crema agria omnipresente en los países de Europa del Este).
*Borsch (Ucrania): una sopa de color rojo cuyo ingrediente principal es la remolacha, pero también contiene otros tipos de verdura y trozos de carne. Se suele servir con Smetana y pan de ajo.
*Vareniky (Ucrania): una especie de ravioli con una gran variedad de rellenos (carne, patata, verduras y hasta cerezas). Normalmente se acompañan con Smetana. Es el equivalente a los Coltunasi de Moldavia y los Pierogi de Polonia.
*Solyanka (Bielorrusia): una sopa riquísima elaborada con un montón de ingredientes: diferentes carnes (salchicha, bacon, ternera…), patata, col, champiñones, aceitunas… Y por si fuera poco se le añade Smetana y una rodaja de limón.
DINERO
En este tramo de Mi Gran Viaje he conseguido mantenerme por debajo del presupuesto diario que me marqué. Y eso que cuando decidí continuar mi ruta por Europa temí que mis gastos se dispararan, al tratarse de una zona menos económica en comparación con Asia.
Las claves: el bajo nivel de vida de los países que he visitado, considerados de los más pobres de Europa por las estadísticas oficiales; la fuerte depreciación de la grivna ucraniana tras los incidentes del 2014; que apenas he realizado actividades caras (tan solo una excursión privada a Chernobyl, y comprar el billete de avión a Minsk); y he dedicado mucho tiempo a caminar por la montaña (que es gratis).
Este ha sido mi gasto medio por países:
1. Bulgaria: 38,3€/día
2. Rumanía: 34,4€/día
3. Ucrania: 36,7€/día
4. Bielorrusia: 33,2€/día
Del dinero gastado, el 50% ha ido a parar a Alojamiento y el 25% a Comida, con alguna pequeña variación en función del país (la más llamativa en Ucrania, donde el 30% del presupuesto se fue en Actividades, al contratar una excursión privada de 2 días para visitar Chernobyl).
Principalmente he utilizado mis tarjetas sin comisiones. Como novedad, la compañía Ferratum dejó de operar y durante mi estancia en Barcelona sustituí esta tarjeta por la de Revolut, con muy buenas referencias entre la comunidad viajera. La utilicé bastante, hasta que un cajero se la quedó en Lviv y no pude recuperarla. Así que encaro el cuarto semestre de Mi Gran Viaje únicamente con mi tarjeta BNext, además de las tradicionales.
SALUD
Después de 3 meses prácticamente recluido en Barcelona, con alguna salida puntual para correr, es normal que ganara casi 8kg de peso, y retomé Mi Gran Viaje con 93,4kg (más aun que cuando aterricé en Estambul al principio de mi aventura). En estos 6 meses poco a poco he ido recuperando la forma, y alcancé mi punto álgido en Rumanía, donde realicé infinidad de rutas de varias jornadas por los Montes Cárpatos aprovechando el clima favorable. Pero después llegó el invierno y en la última parte del semestre me he tenido que centrar en visitar pueblos y ciudades, donde a pesar de caminar bastante, no tuve el mismo nivel de exigencia. Esto unido a los días más cortos y una mala alimentación me ha hecho recuperar peso hasta los 87,5kg actuales.
En este tramo ha habido algún pequeño percance, pero nada importante, teniendo en cuenta todo el tiempo que he pasado solo en las montañas, con infinidad de peligros potenciales. Esto ha sido lo más destacado:
*La cama de mi alojamiento en Veliko Tarnovo tenía un colchón muy incómodo que me provocó un molesto dolor en las costillas durante unos días.
*En varios momentos de mi recorrido por Bulgaria me empezó a doler el tobillo izquierdo, sobretodo cuando caminaba con las dos mochilas encima. Reconozco que me preocupó bastante, pero imagino que fue fruto de los meses de inactividad, porque en Rumanía pasé un montón de tiempo en las montañas sin problema.
*Unos días de malas posturas al escribir durante mi estancia en Ucrania me crearon molestias cervicales, y al levantar la cabeza mientras caminaba por la calle sentía un dolor muy agudo. Por suerte tomé precauciones y desapareció solo.
Aunque sin duda la noticia estrella es que en todos estos meses no me haya infectado de coronavirus, a pesar de recorrer países con una elevada tasa de contagios; realizar infinidad de viajes en transporte público sin distancia de seguridad; comer cada día en cafés y restaurantes; y alojarme en lugares donde tenía que compartir lavabo y zonas comunes. Todo esto rodeado de gente que o no utilizaba mascarilla, o se la ponía mal (sin taparse la nariz). El caso es que no he notado síntomas, y antes de volar a Minsk me hice un test PCR en un laboratorio de Kiev, con resultado negativo. Con lo cual, imagino que la suerte y el sistema inmunológico de cada uno juegan un papel importante, porque hay personas que por muchísimo menos acaban contagiadas.
Por último, comentar que mi seguro de viaje True Traveller venció en septiembre (había contratado año y medio). La única vez que tuve que reclamar unos gastos médicos funcionó a la perfección, pero a fecha de hoy todavía no lo he renovado por varios motivos:
*La compañía no me cubre los gastos médicos por coronavirus si me contagio en un país al que el Gobierno de Gran Bretaña desaconseja viajar (o sea, la mayoría).
*Para poder entrar en Ucrania y Bielorrusia tuve que contratar dos pólizas con aseguradoras nacionales que ya me dieron cobertura durante el último tramo del semestre.
*Mi seguro de viaje contaba con varios extras que no necesito a corto plazo: deportes de riesgo; robo de objetos de valor…
Así que durante el cuarto semestre volveré a investigar y buscaré el seguro de viaje que mejor se adapte a mi situación actual.
EQUIPO
Mi regreso forzoso a Barcelona tuvo una parte positiva: me permitió poner al día mi equipo y realizar una serie de cambios necesarios. Estos fueron los más destacados:
*Por fin pude sustituir las zapatillas de montaña que me estaban destrozando los dedos. De nuevo elegí la marca Salomon, pero esta vez un modelo de gama superior (aprovechando un descuento) y una talla más. Los resultados fueron excelentes. Son muy cómodas y no me han provocado ni una sola molestia en las diferentes rutas que he realizado.
*Las 4 tarjetas de memoria de mi cámara de fotos se encontraban prácticamente llenas. En Barcelona pasé las fotos a un disco duro externo que guardé en un lugar seguro; formateé las tarjetas; y así pude comenzar a utilizarlas de cero.
*Sustituí la funda de mi cámara de fotos.
*Me compré unos tejanos nuevos y unas bermudas (las que tenía se me rompieron en casa y quedaron inservibles).
*También renové mis calcetines, que estaban agujereados (dos pares de ciudad y dos cortos); y los dos calzoncillos que me compré en el bazar de Tabriz, que eran incomodísimos.
*Sustituí dos camisetas de manga corta bastante desgastadas (una blanca tenía manchas marrones que no desaparecían con los lavados).
*Por último renové los productos del neceser; revisé la caducidad de los componentes del botiquín; y añadí material para protegerme del coronavirus (mascarillas, gel hidroalcohólico y guantes de plástico).
Al final me pude quitar de encima el inservible Magic Mouse que había cargado durante un año. Y añadí un nuevo objeto a mi equipo: una pequeña colchoneta hinchable para hacer mis noches de acampada más llevaderas. Fue un gran acierto y gané en comodidad.
Con esta puesta a punto preveía un tercer semestre bastante tranquilo, pero durante este tiempo mi equipo ha sufrido una serie de daños:
*Al poco de llegar a Sofia el puerto para cargar mi teléfono móvil empezó a funcionar mal. Lo llevé a una tienda local y el chaval encargado me dijo que había que cambiar la pieza. Para ello tuve que dejarle el móvil con la clave de acceso, sin conocerle de nada ni pedirle algún tipo de recibo. Hamza y Driss alucinaban con mi decisión, pero al cabo de unas horas lo recogí arreglado (25€) y no me ha vuelto a dar problemas.
*Cuando me preparaba para viajar al parque de Apuseni se me rompieron los pantalones de montaña (eran demasiado finos) y tuve que comprar otros a toda prisa en una tienda de Cluj Napoca. Me costó encontrar mi talla, pero al final di con un modelo que me convenció.
*La funda de mi cámara de fotos tiene una cremallera rota (por suerte la puedo cerrar con la otra).
*Mis tejanos se han vuelto a agujerear, pero van a aguantar otro semestre. Las bermudas también se rompieron y acabé tirándolas, porque se acercaba el invierno y no quería un objeto inservible en la mochila.
*Los calzoncillos de montaña tienen algún que otro agujero.
*Una chancla se me rompió y la arreglé con un pegamento especial que compré en un supermercado. De paso aproveché para reparar una de mis zapatillas de ciudad, que se estaba abriendo peligrosamente por un lateral.
GENTE
Viajar en medio de una pandemia mundial ha provocado que en el tercer semestre apenas haya conocido a otros turistas extranjeros. Y Europa del Este se encuentra a años luz de Oriente Medio, donde la hospitalidad alcanza límites insospechados. A excepción de Rumanía, un país de raíces latinas con gente muy maja, en el resto de mi recorrido la población local me ha tratado con frialdad, y en algunos casos con brusquedad y malos modos (esas terminales de autobús…). Así que he encadenado una gran cantidad de jornadas completamente solo, sin relacionarme con nadie. A continuación indico la gente que me ha marcado:
Top 6 – Gente maja en ruta
*Hamza y Driss: dos amigos franceses con los que coincidí en el dormitorio del Hostel Mostel de Sofia. Compartimos un día de paseo, comida y cervezas por la capital, y me cayeron muy bien. Se dirigían a Varna a pasar unos días en la playa.
*Adriana: una chica rumana muy aficionada a la montaña que conocí en la cima del Monte Omu (Bucegi). Había vivido varios años en Barcelona y hablaba un español perfecto. Continué la ruta junto a ella y dos amigos hasta el Refugio Tiganesti, donde pasamos la noche, y me explicó un montón de datos interesantes.
*Razvan: el propietario de Casa Dunarea La Cazane, donde me alojé para visitar la zona de Portile de Fier (Rumanía). Su amabilidad me dejó sin palabras: realicé excursiones junto a su familia y amigos; me invitó a comer y cenar; y hasta pasé una noche en su casa cuando no quedaban habitaciones disponibles. Una gran persona. Desde entonces seguimos en contacto vía redes sociales.
*Ioana: una simpática chica rumana encargada de una de las iglesias de madera de Ieud (Maramures). Me dio todo tipo de explicaciones en un inglés excelente, me regaló fruta para el camino, y me invitó a presenciar esa noche una muestra de folklore tradicional en Poienile Izei. Estamos en contacto a través de redes sociales.
*Paul: el dueño de la Casa Andrada & Ilinca, donde me alojé para explorar parte de la región de Bucovina. Tuvo infinidad de detalles conmigo: me regaló una botella de licor de arándanos; me llevó en su coche a un pueblo cercano para visitar un museo; y se encargó de lavar mi ropa sucia en su casa.
*Helena: profesora y la única guía de habla inglesa disponible en Pervomaisk, la población más cercana al Museum of Strategic Missile Forces. Además de cumplir con su trabajo a la perfección se preocupó por encontrar la forma más económica para llegar al museo; hizo una reserva para que viajara cómodamente a Odessa en una furgoneta privada; y me envió información sobre otros lugares de interés en la región.
En sentido contrario destaca Yasir, un chaval paquistaní afincado en Alemania al que conocí en el Delta del Danubio. Más tarde volvimos a coincidir en dos lugares de Rumanía, pero me di cuenta que era una compañía realmente tóxica (lo que él hacía era lo mejor, cuestionaba continuamente mis decisiones…) y acabé evitándole. También me hizo gracia conocer en persona a Eva Zubeck, una famosa youtuber polaca a la que seguía en Instagram y que en ese momento se encontraba haciendo vídeos en Breb (Maramures).
PROXIMAMENTE
En la actualidad estoy recorriendo a buen ritmo Bielorrusia ya que solo puedo permanecer en el país un máximo de 30 días. A partir de aquí mi idea es continuar viajando hacia el norte a pesar del invierno y visitar los Países Bálticos. Quiero ver hasta dónde soy capaz de llegar, con Finlandia y las islas de Svalbard en el horizonte. Aunque el panorama es todavía más incierto que hace 6 meses, con una nueva oleada del coronavirus que está provocando cierres de fronteras y restricciones al turismo.
Comentarios
2 ComentariosIris
Feb 15, 2021Wow…muy interesante este resumen. Me entraron unas ganas terribles de viajar a estos países. Me gusta que enumeres los aspectos positivos y también los negativos, los gastos, la gente conocida, etc. Estaré atenta a tus siguientes pasos…
Ganas De Mundo
Feb 16, 2021Muchas gracias! La verdad es que acabé en esta zona de Europa del Este un poco de rebote, forzado por la pandemia, y al final ha sido todo un descubrimiento, visitando lugares realmente desconocidos. El siguiente semestre promete mucho, seguimos en contacto. Un abrazo!