Un castillo medieval a orillas del río Dniester, estatuas de Lenin y una excursión a pie hasta un pueblo lleno de edificios abandonados
Transnistria cuenta con varios lugares de interés además de Tiraspol. Entre ellos destaca Bendery, una ciudad a orillas del río Dniester que en el pasado era conocida como Tighina. Debido a su ubicación estratégica, durante el reinado de Stefan cel Mare se construyó un fuerte de madera para proteger la zona de los ataques de los Tártaros de Crimea. En el año 1538 el Imperio Otomano conquistó el lugar, rebautizándolo con el nombre de Bender; y el castillo fue sustituido por uno de piedra, con gruesos muros y torres defensivas. El nuevo fuerte resistió numerosos asedios, hasta que a principios del siglo XIX cayó en manos del Imperio Ruso.
Oficialmente Bendery se encuentra en la zona neutral establecida al oeste del río en el acuerdo de paz firmado entre Rusia y Moldavia en 1992, pero a efectos prácticos está controlada por el gobierno de Transnistria. Lo mismo ocurre con otros sitios que merecen una visita, como la población de Chitcani.
VISITANDO BENDERY
La jornada comenzó a las 8h en el Like Home Hostel rodeado de un silencio sepulcral. Este alojamiento se encuentra en una calle tranquila por donde apenas pasan vehículos; y mi dormitorio estaba en la otra punta de la casa, lejos de la zona donde vive la familia de la dueña; así que no se escuchaba ni una mosca. Una vez en pie desayuné galletas, un plátano y un yogurt; y me preparé para continuar explorando Transnistria.
Después de recorrer Tiraspol mi siguiente destino era Bendery. Para llegar caminé hasta la calle 25 de Octubre, esperé en una parada de autobús, y al cabo de unos minutos apareció la marshrutka nº 20, que me llevó al centro de Bendery por 4R. A continuación comencé a recorrer el pueblo. Esto fue lo más destacado:
1. Fuerte: es la principal atracción de Bendery. Yo primero estuve paseando por un parque anexo, haciendo fotos desde la distancia. Tuve suerte porque el día amaneció con cielo azul y un sol impecable, y el castillo lucía en todo su esplendor, perfectamente restaurado. Después compré la entrada en una taquilla (50R, el doble del precio que pagan los lugareños) y accedí al interior.
La verdad es que no hay demasiadas cosas que ver: un patio pelado; un par de pequeños museos con objetos antiguos; y alguna torre a la que es posible subir para contemplar las vistas, con el río Dniester, un puente pintado con los colores de las banderas de Transnistria y Rusia, y un cuartel militar pegado a la muralla. Pero por 2,5€ tampoco me podía quejar. Además en el castillo no me crucé absolutamente con nadie.
2. Monumentos/Memoriales: en homenaje a las víctimas de la Guerra de Transnistria y la Gran Guerra Patriótica. Junto a ellos hay un Tanque T-34.
3. Terminal de Autobuses: dentro del edificio hay 3 bonitos mosaicos soviéticos, pero durante mi visita se estaban realizando obras. Un operario me dejó asomarme y pude verlos entre el polvo y los andamios, aunque me alegró comprobar que seguían intactos. Había leído que en el piso superior está la CCCP Canteen, ambientada en la antigua Unión Soviética, pero obviamente se encontraba cerrada.
4. Plaza Komsomolskaya: está presidida por una estatua de Lenin de color amarillento y aspecto deteriorado. Frente a ella se encuentra el Cine Gorki, que ocupa un edificio de estilo neoclásico.
5. Mosaico: a escasos metros de la plaza hay un restaurante cuya pared está decorada con un magnífico mosaico. En él aparece Fat-Frumos, un héroe del folclore popular rumano, enfrentándose a un dragón de 3 cabezas.
6. Estación de Tren: un edificio con una imponente fachada. Además al lado hay un tren soviético de principios de siglo. Sus dos últimos vagones albergan un Museo, pero estaba cerrado. También destaca un Memorial compuesto por dos relieves dedicado a los Trabajadores Ferroviarios, muy activos en los diferentes movimientos revolucionarios de Rusia.
7. Puesto de Mando: al estar tan cerca de la frontera entre Moldavia y Transnistria, en Bendery se produjeron los combates más intensos de la Guerra. Un buen ejemplo es este edificio abandonado con su fachada cubierta de agujeros de bala.
8. Estatua de Lenin: es muy pequeña y está frente a una construcción vacía que debía tener cierta importancia hace años.
9. Biblioteca Central: tiene una fachada formada por anillas de cemento entrelazadas y se encuentra en muy mal estado.
10. Calle Lenin: mientras paseaba por Bendery escuché música y di con el lugar de procedencia. Un trozo de la avenida estaba cortado al tráfico y había numerosas atracciones, con terrazas; puestos de comida; un poste que los chavales intentaban trepar (solo vi a uno conseguirlo); y un escenario con karaoke donde la gente cantaba. Me gustó mucho el ambiente, con docenas de familias, parejas y grupos de amigos. Más tarde me enteré que estaban celebrando la llegada de la Primavera.
11. Casa de Cultura: su fachada está decorada con dos bonitos mosaicos. Frente al edificio hay una estatua de Pavel Tkachenko, un conocido líder revolucionario del Partido Comunista que se enfrentó al gobierno de Rumanía.
12. October Park: sigue la orilla del Dniester y ofrece unas vistas geniales del río. Además tiene varios lugares de interés, como el Monument to the Fighters for State Soviet Power (una estela de cemento con relieves); el Wedding Palace; un edificio abandonado con un relieve soviético; y un parque infantil desierto.
Tras esta última visita caminé hasta la parada de autobús; regresé al centro de Tiraspol en la marshrutka nº20; y busqué un sitio para reponer fuerzas.
COMIDA: LA VIDA
Se trata de una pizzería con buenas referencias así que me acerqué a comprobar si eran merecidas. Tiene un comedor gigantesco, camareras amables y un amplio menú. Yo pedí Pizza Carbonara y una jarra de cerveza Chisinau. La pizza estaba muy rica y todo me costó solo 113R (unos 6€). Acabé muy satisfecho, con lo cual repetiría sin duda.
EXCURSION A CHITCANI
Después de comer todavía faltaban unas horas hasta la puesta de sol y decidí conocer la población de Chitcani, situada 7km al sur de Tiraspol. Para llegar hay que cruzar el río Dniester por un puente; y después coger la marshrutka nº80, que espera aparcada al otro lado. Como hacía buen tiempo yo opté por caminar y así contemplar mejor el paisaje.
La ruta siguió en todo momento la carretera, pero no pasaban muchos vehículos. Al principio avancé junto al Dniester, y en varios puntos me acerqué a la orilla para hacer fotos. También pude ver bosques de árboles pelados, con el sonido de montones de pequeñas aves y algún pájaro carpintero; cabañas de madera; cruces con flores en homenaje a gente fallecida en accidentes de tráfico; y señales curiosas. En cambio la segunda parte de la ruta fue más aburrida, cruzando una extensa pradera y campos con viñedos infinitos. El recorrido no tiene desnivel y disfruté de un sol realmente agradable.
Una vez en Chitcani me dirigí a su atracción más conocida a nivel turístico:
1. Monasterio de Noul Neamt: fue fundado en el año 1861 por un grupo de monjes procedentes del Monasterio de Neamt, situado en la región de Moldavia (en Rumanía). De ahí su nombre, ya que Noul significa “nuevo”. Los monjes estaban descontentos con el gobierno rumano, que había aprobado una serie de leyes para confiscar gran parte del patrimonio de la Iglesia Ortodoxa. Aunque no les fue mucho mejor durante la época soviética, cuando el nuevo monasterio acabó convertido en un hospital. Al final la comunidad pudo regresar en 1989, y de momento continúa allí sin incidentes.
Salvando las distancias, Noul Neamt me recordó a Curchi. Tiene una entrada principal con un campanario decorado con relieves y frescos; 3 iglesias (una de estilo barroco y las otras dos más modernas); y varias construcciones donde viven los monjes. Yo di un paseo por el recinto y me marché. En principio solo había venido a ver el monasterio, pero ya que estaba decidí explorar por mi cuenta el pueblo y no paré de encontrar lugares de interés. Esto fue lo más destacado:
2. Casas tradicionales: con buhardillas de madera pintadas de vivos colores.
3. Fábrica de vino: en la actualidad es un restaurante, pero todavía conserva varios mosaicos en su fachada donde aparece gente trabajando en la vendimia.
4. Memorial: dedicado a las víctimas de la Gran Guerra Patriótica.
5. Ayuntamiento: lo descubrí gracias a maps.me, aunque sin saber exactamente cómo era. Así que la sorpresa fue mayúscula cuando llegué a este edificio señorial con columnas, el escudo de Transnistria y un enorme busto de Lenin. En un lateral hay un antiguo gimnasio y el cartel es realmente cómico (parece dibujado por un niño).
6. Teatro: a unos metros del Ayuntamiento descubrí los restos de esta elegante construcción. Solo se conservan 3 de los muros exteriores, rematados por un arpa. Y uno de ellos cuenta con un magnífico mosaico que representa a dos pájaros.
7. Edificios abandonados: hay por todas partes. Uno tiene una fachada con los relieves de dos leones y pude entrar a explorar, entre techos hundidos y peligrosos agujeros. No muy lejos destaca un antiguo hospital donde me hubiera encantado colarme. Y abundan las viviendas y almacenes en ruinas sin ningún tipo de obstáculo para acceder. Las posibilidades de Chitcani son infinitas.
Una pena que cada vez había menos luz y empezó a llover con cierta intensidad. Así que caminé hasta una parada de autobús situada en el centro del pueblo y al poco apareció la marshrutka nº80, que me llevó hasta el puente sobre el Dniester. Aquí el conductor intentó amargarme el día contestándome con malos modos cuando intenté pagarle (5R). Al final resultó que quería cobrar al final del trayecto, pero es que le estaba dando el importe exacto. ¿Qué le costaba cogerlo? En fin, cosas del transporte público en Europa del Este…
CENA: LA TOCANA
Como no tenía mucha hambre me conformé con un plato de Sarmale y una cerveza Chisinau pequeña. Precio: 55R. En el restaurante había una atmósfera festiva, con un montón de lugareños. Yo me entretuve con el wifi del local y regresé al hostel recorriendo calles oscuras.
UN PASEO CON NICHOLAS
Al día siguiente me desperté tras otra noche de descanso total y decidí que ya era hora de volver a Chisinau para no alargar demasiado mi situación irregular en Transnistria. Así que me vestí; desayuné; preparé mi mochila; y busqué a la dueña del hostel para pagar la estancia. En la parte habitada por la familia no había nadie y me senté a esperar. Una hora estuve allí, hasta que a las 10h apareció un chaval y me dijo que la dueña… ¡estaba durmiendo! Vaya tela… Al final bajó su marido con cara de sueño, le di el dinero y me marché. Me supo mal no poder despedirme de nadie…
Cuando crucé la frontera de Transnistria, antes de subir al taxi, intercambié datos de Telegram con Nicholas, el agente de aduanas que me ayudó a sortear el control. Mi idea inicial para abandonar el país era viajar a Bendery, coger otro taxi y decirle al conductor que me sacara de allí por la misma zona de caminos de tierra. Pero al comentárselo a Nicholas me dijo que ese día había una patrulla y habría que buscar una alternativa, con lo cual quedamos en vernos.
Al cabo de unos minutos apareció el chaval en la puerta del hostel. Venía tan elegante que no le reconocí, pero es que sin uniforme, sin gorra y con la cara descubierta era otra persona. Desde allí nos dirigimos al centro de Tiraspol y dimos un largo paseo. Básicamente recorrimos la calle 25 de Octubre y no descubrí nada nuevo, aunque Nicholas me iba aportando información interesante en un inglés muy correcto. Reconozco que la situación era un tanto surrealista: yo paseando con el agente de aduanas que me había colado en el país de forma ilegal…
Después de unas horas buscamos un sitio para comer, por si en la aduana las cosas se alargaban más de la cuenta.
COMIDA: TOSCANA RESTAURANT
Nicholas eligió este elegante local situado en la calle 25 de Octubre y decidí que nos pegáramos un homenaje (hacía meses que no visitaba un restaurante acompañado). Pedimos un Entrecot de Ternera con dos pequeñas mazorcas de maíz, y para beber una botella de vino Negru de Purcari (uno de los mejores de Moldavia). El tamaño del Entrecot me pareció algo escaso, pero la carne estaba muy tierna y el vino entraba solo. Además la camarera hablaba inglés y no paró de dedicarnos atenciones.
Durante la comida Nicholas me explicó su vida: sus padres eran militares del Ejército Ruso; solo cobraba 300€ al mes; le encantaría trabajar en Europa Occidental… A la hora de pagar salíamos a 303R cada uno (15€), pero le invité en agradecimiento por su ayuda.
REGRESO A CHISINAU
A continuación nos dirigimos a una parada de autobús; subimos a la marshrutka nº20 rumbo a Bendery; y desde allí caminamos hasta un puesto fronterizo situado en las afueras de la población de Varnita. Previamente Nicholas había contactado por teléfono con el Coordinador y me dejó unos minutos solo para hablar con él en persona. Y cuando regresó me planteó la situación: el Coordinador haría la vista gorda mientras rodeábamos el puesto de control por un sendero, pero a cambio quería 400R (20€).
Llegados a este punto se admiten todo tipo de teorías: ¿era este el plan de Nicholas desde el principio? ¿Había un Coordinador que pedía dinero o Nicholas le solicitaba el favor y se quedaba los 400R? Es más, ¿había realmente una patrulla en la zona de caminos de tierra? A mí personalmente la actitud del chaval me pareció muy sincera. De hecho fui yo quien le pidió su Telegram (él me dejaba irme sin más). Y aun siendo malpensado, por 20€ me quitaba el marrón de encima y abandonaba Transnistria sin incidentes. Así que pagué y cruzamos a pie la frontera.
En la Terminal de Autobuses de Varnita descubrimos que la siguiente marshrutka a Chisinau no salía hasta dentro de 3 horas, así que buscamos un bar y nos sentamos a tomar algo. Yo pedí una jarra de cerveza y él un vaso de coñac y otro de zumo de manzana, con una bolsa grande de patatas para picar. Cayeron dos rondas (pagamos una cada uno). Y cuando me despedí de Nicholas decidí darle 300R porque cada vez tenía más claro que no iba con segundas intenciones y me parecía injusto no premiar su ayuda decisiva. Con lo cual la entrada ilegal en Transnistria me salió por un total de 50€ (si incluyo la invitación del restaurante), un importe aceptable teniendo en cuenta la situación.
A las 17.30h volví a la Terminal, donde ya esperaba la marshrutka a Chisinau. Tras comprar el billete al conductor (43L) ocupé un asiento en la fila individual y nos pusimos en marcha. Así acabaron mis aventuras en Transnistria.
CONCLUSION
Los escasos viajeros que llegan a Transnistria realizan una excursión de un día desde Odessa o Chisinau, limitándose a dar un paseo de unas horas por el centro de Tiraspol. Pero si dispones de tiempo esta república ofrece muchas más opciones, como la ciudad de Bendery y su castillo; o diferentes aldeas de atmósfera aletargada con viviendas tradicionales, memoriales y edificios abandonados. Nicholas me habló muy bien de Gisca, un lugar con mosaicos y estatuas de la época soviética, incluido un busto de Lenin partido en dos como consecuencia de los bombardeos durante la guerra. De buena gana me hubiera quedado más días explorando a fondo la zona, pero mi situación ilegal era peligrosa y decidí no llevar mi suerte al límite.
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