Un recorrido de 2 días en moto por la Península de Bozburun, descubriendo pueblos tradicionales, playas de postal y muestras constantes de hospitalidad turca
Marmaris es una ciudad situada justo donde se encuentran el Egeo y el Mediterráneo. En el pasado se llamaba Physkos y formaba parte del Reino de Caria junto a otros asentamientos, como Halicarnaso o Knidos. Hasta que tras la conquista de Anatolia los Otomanos le cambiaron el nombre. En la actualidad Marmaris es un importante centro de veraneo orientado al turismo de masas, que durante la temporada alta acude en oleadas. Y sus calles principales son una sucesión de bares, restaurantes y casas de cambio, sin apenas lugares de interés, a parte de la bahía y un pequeño castillo.
Pero Marmaris cuenta con una ubicación privilegiada, entre dos penínsulas boscosas que permiten explorar pueblos tradicionales y tramos de costa prácticamente vírgenes. Por un lado está la Península de Datça, de mayores dimensiones, donde destaca su extremo occidental, con las ruinas de Knidos. Y por otro la Península de Bozburun, más salvaje y auténtica.
VIAJE: BODRUM – MARMARIS
El desplazamiento entre estas dos poblaciones fue muy sencillo. Tras desalojar mi habitación de Melis Pansiyon caminé hasta la Terminal de Bodrum y pregunté cómo llegar a Marmaris. Al no haber transporte directo tuve que hacer el viaje en dos etapas:
1. Autobús hasta Mugla: el vehículo estaba algo destartalado, pero iba medio vacío y pude viajar relativamente cómodo, sentado junto a la ventana. Mientras esperaba a que saliera me dio tiempo a entrar en un local de comidas y desayunar un par de bollos y un té (8L). Durante el primer tramo del trayecto bordeamos la costa, pasando junto a calas solitarias de aguas turquesa y hotelazos de lujo con entradas faraónicas. En total fueron 2 horas de trayecto en las que me dediqué a escuchar música (24L).
2. Dolmus a Marmaris: el autobús finalizó su recorrido en una parada donde tuve que esperar unos minutos hasta que llegó el siguiente vehículo. Subió bastante gente y conseguí el único asiento que quedó libre, junto a una chica (no pareció molestarle). El viaje duró una hora, atravesando un terreno montañoso cubierto de bosques con un desnivel importante (13L); y llegué a Marmaris.
La Terminal está a 3km del centro, pero el hotel que había elegido para pasar la noche se encontraba en las afueras. Aun así me tocó caminar 1,5km siguiendo la carretera principal, cargado con mis mochilas. Suerte que soplaba una brisa agradable, y que ya me iba acostumbrando al peso.
ALOJAMIENTO: ROSY HOTEL – 90L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; mobiliario moderno; baño privado con ducha perfecta; balcón; aire acondicionado (interesante en verano); nevera/mueble bar con productos a precios asequibles; piscina; parking privado (me vino genial para guardar mi moto de alquiler); wifi rápido; encargadas de la recepción muy amables; precio; desayuno incluido.
*Puntos en contra: camas individuales; solo una vieja manta para taparme (hacía frío por la noche); limpieza mejorable; paredes finísimas que filtran cualquier ruido de los vecinos (y teniendo en cuenta el tipo de turista que visita Marmaris…).
En Marmaris no abundan los alojamientos baratos, así que por segunda vez utilicé la táctica Expedia. Y de nuevo me salió bien la jugada, porque (a pesar de sus pegas) al hotel no le faltaba ni un solo detalle, y me ahorré 15L respecto el precio que indicaba la página web.
Una vez instalado en la habitación solventé la comida con unos crackers del mueble bar (3L). Y decidí descansar un rato, hasta que el sol perdiera algo de fuerza. A eso de las 17h salí al exterior a conocer la zona.
MARMARIS VS BODRUM
Marmaris es un destino turístico de primer orden situado en la región del Mar Egeo, aunque con 3 diferencias principales respecto a Bodrum:
*Lujo: Bodrum es un lugar exclusivo, dirigido a un turismo de presupuesto alto; mientras que Marmaris es apto para todos los bolsillos. Si Bodrum es la Marbella de Turquía, Marmaris sería el equivalente a Salou o Lloret de Mar. Con un sinfín de terrazas que anuncian bebida barata; y una calle conocida como Bar Street, plagada de ruidosos locales de fiesta.
*Ubicación: la bahía de Marmaris es espectacular. Tiene un tramo de playa que por la tarde ofrece unas vistas memorables del casco antiguo, rodeado de montañas y bosques. En cambio la bahía de Bodrum, con tanto yate y palmera, no deja ver casi nada.
*Actividades: Bodrum tiene más lugares de interés turístico; mientras que Marmaris solo cuenta con un pequeño castillo que alberga el Museo local. Fue construido por Suleyman el Magnífico para lanzar un ataque a los Caballeros Hospitalarios y arrebatarles la cercana Isla de Rodas, donde tenían su cuartel general. Así que en Marmaris toca explorar los alrededores, ya sea apuntándote a alguna excursión en barco o alquilando coche/moto.
Yo estuve una hora larga entretenido recorriendo la zona de la bahía. Y después me dediqué a realizar gestiones de cara a los próximos días.
CENA: MERYEM ANA
Cuando empezó a oscurecer me dirigí a este restaurante turco tradicional (lokanta) ubicado en el casco antiguo, en busca de una experiencia más auténtica. Y vaya si la encontré. En el mostrador me atendieron dos señoras sonrientes con pañuelo en la cabeza, y pedí media ración de un par de platos: Manti (pequeños raviolis rellenos de carne, con yogurt en vez de salsa y pimentón); y un guiso de Köfte con patatas y verduras. Para acompañar, unas hojas de verdura aliñadas con limón; pan; y agua. Y como casi siempre en estos lugares, té de cortesía. A continuación cené en una mesa del comedor, rodeado de lugareños. Y todo por tan solo 15L, cuando en el paseo marítimo ya pedían 25L por una cerveza… Un gran acierto.
De regreso al hotel viví momentos de tensión. Había caído la noche; conducía mi moto recién alquilada; y Google Maps no paraba de darme direcciones erróneas. Por suerte salí del apuro como pude y conseguí llegar al hotel muerto de frío (soplaba un viento helado).
PREPARANDO UN VIAJE EN MOTO
Al día siguiente me levanté bastante cansado porque me fui a dormir muy tarde organizando cosas, así que me pegué una ducha para despejarme y bajé al comedor del hotel. El desayuno era estilo buffet y reconozco que me hinché a comer. Había de todo: quesos, olivas, mermeladas, Nutella, huevo duro, salami, tomate, pepino, patatas fritas… Incluso zumos (primera vez en Turquía). Los platos estaban muy ricos y cargué baterías hasta la hora de la cena.
Una vez con el estómago lleno comenzó la aventura. Había decidido pasar 2 días explorando los alrededores de Marmaris, y para ello la tarde anterior alquilé una moto. Yo pensaba que sería facilísimo y encontraría un montón de agencias, pero tras un buen rato vagando por las calles acabé preguntando en una tienda de bicis y me enviaron a Best Motor, en la zona de la bahía. Otra cosa que me sorprendió fue el precio: nada menos que 100L al día por el modelo más básico (con rebaja incluida). Aunque no tenía alternativas, y me gustó que en la tienda había una gran variedad de motos; parecían en buen estado; y el encargado no se quedó mi pasaporte, como suele ocurrir en otros lugares. Tras firmar el contrato y recibir las instrucciones básicas, me marché con mi moto; y más tarde llené el depósito en una gasolinera (32L).
El siguiente paso era decidir hacia dónde me dirigía. Básicamente tenía 2 opciones:
*Península de Datça.
*Península de Bozburun.
Yo al principio estaba decidido a recorrer Datça, pero a última hora (ya de madrugada) cambié de opinión por varios motivos: es una zona menos salvaje, a excepción de su extremo occidental; y los lugares interesantes comienzan a partir de la población de Datça, a 70km de Marmaris. Muy complicado cubrir tantos kilómetros en una moto básica. Con lo cual elegí Bozburun, con distancias más asequibles y mayor variedad de atracciones turísticas.
Como suelo hacer en estos casos, dejé mi mochila grande en el hotel y me fui con lo básico en la pequeña, además de mi cámara lista para hacer fotos por el camino. Así, a las 10h ya estaba conduciendo rumbo al sur de Marmaris.
EN LA PENINSULA DE BOZBURUN
Esta ruta fue todo un acierto. Durante horas recorrí carreteras que cruzaban frondosos bosques de pinos y pueblos tradicionales. Con durísimas pendientes y curvas imposibles que llevaron mi pequeña moto al límite de sus posibilidades. Y miradores frente a montañas y bahías de aguas color turquesa. Un espectáculo.
En cuanto a lugares concretos, estos fueron los más destacados.
1. Içmeler y Turunç: dos poblaciones muy turísticas, parada habitual de los barcos que organizan excursiones. No me detuve en ellas, pero sí las vi de lejos desde un mirador.
2. Amos: un antiguo asentamiento del Periodo Helenístico situado en lo alto de una colina. Cuenta con murallas defensivas; un teatro; y vistas espectaculares de la Playa de Kumlubük. Además pude disfrutar del lugar completamente solo, caminando entre árboles retorcidos por el viento y plantas curiosas.
3. Bayir: llegar aquí me hizo vivir los momentos más tensos del día. Las cuestas y curvas se sucedían sin parar, con los frenos de la moto echando humo; el viento me zarandeaba; la carretera se llenó de pequeñas piedras que hacían patinar las ruedas; los ojos me lloraban (el casco no me permitía usar gafas de sol); tiritaba de frío… Iba tan agobiado que el trayecto se me hizo eterno, y al final pensaba que me había perdido. Pero por suerte lo conseguí.
Bayir es una población minúscula con una plaza principal dominada por un enorme árbol de 200 años de antigüedad. A su alrededor hay varios puestos que venden productos orgánicos (miel, almendras, esencias…); y una terraza donde me senté a tomar un té caliente que me devolvió la vida (2L). Al ser domingo había bastantes familias turcas de visita, creando un ambiente muy animado.
4. Sögüt: el trayecto desde Bayir fue más tranquilo. Me detuve en varios miradores a contemplar las vistas; atravesé profundos valles y bosques; y vi rebaños de ovejas y vacas pastando. Una vez en Sögüt bajé hasta Saranda Cove, una playa de piedras bastante grande. Soplaba el viento y el mar estaba bastante agitado, así que la poca gente que había estaba comiendo en los restaurantes y me marché pronto.
Ya en las afueras del pueblo paré un momento a fotografiar un puesto de miel y un chaval empezó a charlar conmigo. A continuación me invitó a tomar un té en la terraza de su negocio familiar y me senté un rato al sol. Eso sí, no me esperaba que el té sería gratis; y que su madre me acabaría ofreciendo una bolsa de fruta del árbol que tenían en el jardín. Sin pedir nada a cambio. Qué encanto de gente… Me explicaron sus planes de futuro, les hice una foto, y nos despedimos amigablemente. Este momento tan auténtico compensó todas las penurias del día.
5. Bozburun: otro pueblo junto a una bonita bahía, con veleros amarrados, aguas azules, y un estrecho paseo marítimo. Aquí pasé junto a un par de astilleros dedicados a la construcción de yates; caminé unos minutos siguiendo la costa; y como se hacía tarde empecé a buscar un lugar para dormir.
ALOJAMIENTO: ÜNLÜ APART PANSIYON – 90L/Noche
*Puntos a favor: apartamento enorme, con salón y cocina; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; balcón con vistas al mar; ubicación céntrica, en pleno paseo marítimo; tranquilidad total por la noche; dueños encantadores; precio.
*Puntos en contra: limpieza mejorable; montones de mosquitos (tuve que encerrarme en la habitación y acabar con los que había); wifi errático.
La verdad es que en Bozburun tuve que emplearme a fondo. El primer alojamiento que elegí era espectacular, pero costaba 200L con media pensión. Y en el segundo me pedían 100L por una habitación al final de una cocina donde había gente preparando comida. Por suerte mantuve la calma sin precipitarme y a la tercera acerté.
Los propietarios de Ünlü Apart Pansiyon eran un matrimonio de edad avanzada y me trataron genial. Él me presentó a sus dos hijos; y ella me recibió con un vaso de té y un plato con gözleme de espinacas y pastas (todo casero). Me hicieron sentir como en casa y acabé charlando con el dueño y sus hijos (como pudimos, porque su inglés era nulo). Después decidí salir a cenar, porque ya era de noche y al ser temporada baja no sabía hasta qué hora estarían los restaurantes abiertos.
CENA: DOGAN USTANIN YERI
En el paseo marítimo de Bozburun hay varios restaurantes caros, pero al igual que hice en Bodrum me adentré en las calles del pueblo y encontré un lokanta. Allí elegí dos platos del mostrador y me senté en una mesa del comedor. El menú consistió en bolitas de carne con garbanzos, acompañadas de una salsa de yogurt y menta (desconozco el nombre del plato); y patatas fritas con berenjena (también con yogurt). Para beber, agua y un té. La comida estaba deliciosa pero acabé a reventar, porque el encargado no entendió que quería medias raciones y me las puso enteras. Precio: 24L.
De regreso al hotel caminé por la bahía, pasando junto a veleros amarrados, con la silueta de las montañas en la distancia y un cielo despejado lleno de estrellas.
SEGUNDA JORNADA RECORRIENDO BOZBURUN
Al día siguiente me desperté a buena hora tras una noche de sueño impecable. A continuación desalojé el apartamento y fui a casa del dueño para pagarle. El día amaneció con un tiempo ideal: sol radiante, cielo azul y mar en calma. Así que aproveché para hacer algunas fotos antes de marcharme de Bozburun. Después inicié el regreso a Marmaris, deteniéndome a visitar varios lugares de interés a lo largo de la costa norte de la Península de Bozburun. La mayor parte del tiempo circulé por una carretera principal, lo cual tuvo ventajas (más fácil conducir) e inconvenientes (más vehículos adelantándome peligrosamente).
Estos fueron los lugares que visité:
1. Selimiye: una población con una bahía espectacular. Tiene zonas con el agua de un color turquesa irreal y daban ganas de tirarse de cabeza. Además hay una pequeña isla con las ruinas de un castillo; un mirador con vistas espectaculares; y una pastelería con una terraza donde me senté a desayunar un surtido de Baklava y un té (20L). Estaban deliciosos.
2. Cascada de Selale, accesible por una pista de tierra que de nuevo puso a prueba mi moto. La visita es gratis y consiste en recorrer un sendero que discurre paralelo al río, hasta llegar a la cascada. No es nada del otro mundo, pero el bosque es muy atmosférico, con árboles antiguos y vegetación exuberante. Eso sí, yo pensaba que estaría solo, y en cambio me encontré el lugar invadido por montones de turistas en bañador y chanclas. Porque en Marmaris las agencias organizan excursiones en Jeep Safari (4×4 descubiertos) y son muy populares. Tanto que cuando me marchaba en el aparcamiento había 20 vehículos (con capacidad para 10 personas cada uno). Y no paraban de llegar más.
3. Turgut: una aldea muy auténtica. En las afueras pude ver montones de cajas de madera pintadas de colores, utilizadas como panales para producir miel. Y por las calles había ancianas con ropa tradicional (pañuelo blanco en la cabeza y vestido de flores). Para acabar me acerqué a la bahía, muy poco profunda ya que está justo en la desembocadura de un río A cierta distancia había una Garza Real buscando comida, y ni rastro de turistas.
4. Orhaniye: un pueblo cuya principal atracción es la Playa de Kizkumu, con una lengua de arena rojiza cubierta de agua que permite cruzar caminando casi hasta el otro lado de la bahía. Por eso también se conoce la playa como Jesus Beach (parece que camines por encima del agua). Cuando llegué me encontré un panorama desolador: decenas de Jeep Safaris descargando grupos de turistas en la playa; y un lugareño que ofrecía paseos en pony y camello (este último con bozal y sombrero…). Así que me senté en la terraza de un café a cierta distancia y aproveché para comer: Lahmacun y té, todo por 10L. Allí me quedé hasta que se despejó la zona de gente.
Una vez en la Playa de Kizhumu dudé bastante, pero al final me descalcé, me arremangué los pantalones y di un paseo por la lengua de arena. El lugar era idílico, con el contraste de colores (rojo de la arena y turquesa del agua); las montañas y bosques de fondo; y la curiosa sensación de estar de pie en medio de la bahía, completamente rodeado de agua. La espera mereció la pena.
5. Hisarönü: otra bahía situada en un marco incomparable, con una playa larguísima, montañas cubiertas de vegetación, y ausencia casi total de turistas. Aunque como ocurrió el día anterior, por la tarde soplaba un fuerte viento y el mar estaba revuelto, con lo cual me limité a dar un breve paseo. Esta fue la última visita de mi ruta por la Península de Bozburun.
REGRESO A MARMARIS
Desde Hisarönü solo tuve que recorrer 19km. Y los cubrí a buen ritmo, con tan solo un par de paradas para contemplar una panorámica perfecta de Marmaris. En Best Motor devolví la moto y el casco a la hora convenida, y ni siquiera comprobaron cómo estaba. Muy recomendable esta empresa. Además, fue alucinante que pudiera pasar dos días enteros con tan solo un depósito de gasolina (y todavía quedaba algo). Así pude compensar el precio del alquiler.
Ya sin la moto, me estaban esperando caras conocidas en Marmaris: una cena en Meryem Ana; y una noche alojado en el Rosy Hotel. De esta forma acababa mi recorrido por la costa del Mar Egeo.
CONCLUSIÓN
Reconozco que Marmaris fue toda una sorpresa. Me esperaba un ciudad gris y caótica, y en su lugar me encontré una población con una bahía espectacular, rodeada de naturaleza. Además, al igual que en Bodrum, es posible disfrutar de una estancia económica, alojado en algún hotel más alejado del centro (como el Rosy Hotel), y comiendo en restaurantes tradicionales (como el Meryem Ana).
Eso sí, en Marmaris no hay mucho que hacer. Así que te recomiendo dedicar un mínimo de 2 días a recorrer sus alrededores, pasando la noche en algún pueblo durante la ruta. Yo exploré la Península de Bozburun, y fue una gran experiencia. Con un vehículo mejor que el mío también es posible conocer la Península de Datça, aunque bastante gente me comentó que es menos salvaje.
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