Descubriendo espectaculares mosaicos bizantinos, y subiendo al monte desde el que Moisés vio la Tierra Prometida
Madaba es una moderna población, capital de la Gobernación del mismo nombre. Pero alberga algunos de los mejores mosaicos bizantinos que se pueden ver en el país, entre los cuales destaca el impresionante Mapa de Madaba. Tanto es así que Madaba es conocida como la «Ciudad de los Mosaicos«. Además, representa una buena base desde la que visitar algunas atracciones cercanas, como el Monte Nebo, el Mar Muerto o el Castillo de Herodes.
VIAJE AEROPUERTO – MADABA
El Aeropuerto Internacional Queen Alia (bautizado en honor a la reina que falleció en un accidente de helicóptero en 1977) se encuentra 44km al sur de la capital, Amman. Pero como no me gustan nada las grandes ciudades, decidí evitar Amman y comenzar mi recorrido por Jordania en Madaba, situada a tan solo 32 km.
Como aterricé de noche, no tenía opción de desplazarme en transporte público. Así que, una vez realizadas las gestiones habituales en el aeropuerto, me dirigí al mostrador de taxis oficiales. Y al poco ya estaba subido en un vehículo rumbo a Madaba. El trayecto duró una media hora, sin mucho que destacar. Y llegamos al hotel que había elegido.
ALOJAMIENTO: MOSAIC CITY HOTEL – 25D/Noche
*Puntos a favor: habitación muy espaciosa, ubicada en un edificio de reciente construcción (el hotel llevaba tan solo un mes abierto); cama doble comodísima; limpieza impecable; lavabo privado con ducha perfecta; ubicación, a tan solo 5 minutos del centro, aunque a la vez con un ambiente tranquilo; precio (que incluía un desayuno espectacular).
A destacar la gran amabilidad de la familia propietaria del hotel, que me hizo sentir como en casa, dedicándome todo tipo de atenciones.
*Puntos en contra: ninguno.
Lo cierto es que este hotel no fue mi primera opción, ya que no aparecía en las guías de viajes. Para empezar fui al Mariam Hotel, destacado como el mejor alojamiento de Madaba. Pero no había habitaciones. Así que me dirigí al Black Iris Hotel, y también estaba completo. Con lo cual, a la desesperada, pregunté a la chica de la recepción si me podía recomendar algún hotel cercano. Y fue ella la que me envió al Mosaic City. Gran consejo.
Tras una breve charla con la propietaria (una señora con un inglés muy correcto), me instalé en mi habitación, con ganas de descansar.
EL PASADO DE MADABA
Al día siguiente, me levanté a buena hora. Muy a regañadientes, pues se estaba genial en la cama (una situación habitual durante mis primeros días de viaje). Pero me obligué a ponerme en marcha, y al poco ya estaba en el comedor del hotel, listo para desayunar.
La verdad es que, cuando el desayuno está incluido en el precio de la habitación, mis expectativas son muy bajas. Pero en este hotel el menú me dejó sin respiración: pan abundante, con mermelada de naranja y cereza; queso para untar; salami; quesitos; huevos duros; ensalada de pepino, tomate y olivas; una jarra entera de zumo de naranja; té y café a discreción… Me puse las botas, hasta que al final no podía más. En todo momento estuve atendido por una asistenta filipina. Ya con el estómago lleno, me dispuse a visitar Madaba.
La ciudad de Madaba ya era mencionada en el Antiguo Testamento como uno de los lugares entre los que se repartieron las 12 tribus de Israel. Bajo el Imperio Romano, Madaba adquirió importancia, y se convirtió en un destacado centro cristiano, contando con su propio obispo. Y en la época del Imperio Bizantino, durante el reinado de Justiniano I, se potenció la construcción de iglesias, a las que se solían añadir espectaculares mosaicos. Pero en el año 747 un devastador terremoto hizo que la ciudad quedara abandonada, y sus obras de arte permanecieron enterradas durante siglos. Hasta que en 1879 un grupo de familias cristianas llegadas desde Karak se establecieron en el lugar, y al comenzar a excavar descubrieron los mosaicos por los que hoy la ciudad es famosa. Actualmente continúa siendo un importante núcleo cristiano, aunque cada vez hay más familias musulmanas procedentes de otras partes del país.
A LA BUSCA DE MOSAICOS BIZANTINOS
Por la mañana estuve paseando por la ciudad, visitando los 4 lugares donde se encuentran los mejores ejemplos de mosaicos:
1. Archeological Park: un recinto formado por 3 construcciones. Una enorme mansión bizantina, en cuyo suelo se ubica un gran mosaico llamado Hippolytus Hall, con personajes mitológicos (Phaedra, Aphrodita, Cupido…); y escenas de caza con osos y leones. Me gustó muchísimo. La Church of the Virgin, con un enorme mosaico geométrico menos espectacular. Y un pequeño Museo con alguna obra curiosa.
En los mosaicos eran evidentes los efectos de la corriente iconoclasta que imperó en la zona durante más de un siglo. Y que obligó a los artesanos a borrar cualquier imagen que representara seres vivos (humanos o animales). Así que donde antes había un rostro humano, ahora aparecía una mancha borrosa. Según los iconoclastas, Dios es el único creador, y era una blasfemia que los humanos intentaran imitarle. En fin, una de estas teorías ridículas que lo único que consiguió fue dañar infinidad de obras de arte.
2. Church of the Apostles: con un mosaico enorme en el suelo, aunque bastante desgastado y difuso. Y con una luz muy molesta que entraba por la puerta y no permitía buenas fotos. En el centro, un mosaico circular con una mujer emergiendo de las aguas, rodeada de criaturas marinas. Y el resto de figuras, principalmente parejas de loros y carneros.
3. Madaba Museum: con más mosaicos (a destacar uno con animales y árboles); y una terraza que ofrecía buenas vistas de la ciudad, con sus casas apiñadas siguiendo el perfil de una colina. Me pareció increíble que el precio de la entrada conjunta para visitar estos tres lugares fuera de tan solo 2D (menos de 2 euros).
4. St. George’s Church: la principal atracción de Madaba. Aquí se descubrió en 1894 el Mapa de Madaba: un gigantesco mosaico que formaba parte de una iglesia mucho más antigua y grande que la actual, donde se representa un mapa de la Tierra Santa en el siglo VI. Aparece Jerusalén como centro del mundo antiguo; el resto de Palestina, identificando lugares de importancia en la Biblia; el Mar Muerto; el Delta del Nilo… Se calcula que está compuesto por unos 2 millones de piezas.
Me gustó el mosaico. Aunque solo se conservan algunos fragmentos del mosaico original, con una calidad inferior a la de otros que vi durante la mañana. Y tuve que aguantar la afluencia constante de ruidosos grupos de turistas que no paraban de llegar en autobuses. Suerte que el precio volvió a ser de saldo: 1D. El resto de la iglesia también merece la pena. Es el centro de la comunidad Griega Ortodoxa de la ciudad. Y sus muros están cubiertos de frescos, con alguna imagen curiosa, como la de St. George matando al dragón.
La verdad es que realicé las cuatro visitas sin prisas, examinando cada detalle, leyendo todos los paneles explicativos, sacando fotos… Y aun así, salí de la última iglesia a las 13h, mucho antes de lo previsto. Además, como era Viernes (día festivo en el mundo islámico), la mayoría de comercios estaban cerrados, y no había mucho ambiente por las calles. Así que entré en el Coffe Shop Ayola, y me tomé un vaso enorme de zumo de naranja natural, mientras planeaba mis siguientes pasos.
ASCENSO AL MONTE NEBO
Durante la segunda parte del día decidí visitar este lugar mítico, ubicado a 9km de Madaba. Para llegar allí estuve hábil: me acoplé a un lugareño y viajé en taxi compartido, mucho más barato. El Monte Nebo, con poco más de 800 metros de altura, se trata de uno de los lugares bíblicos más importantes de toda Jordania. Aquí fue donde, tras 40 años al frente de los israelitas, pasando todo tipo de penurias desde su huida de Egipto, Moisés subió para ver la Tierra Prometida (a la que Dios le había prohibido la entrada). Y aquí murió a la edad de 120 años.
La pena fue que una de las principales atracciones, la Moses Memorial Church, estaba en restauración, y no se podía visitar. Así que me quedé sin ver su espectacular mosaico. Por suerte, en las inmediaciones de la iglesia, había otro mosaico de gran calidad. En perfecto estado, y con animales salvajes, figuras humanas… No sabía de dónde procedía, pero el caso es que compensó un poco la decepción inicial.
La segunda atracción del monte era disfrutar de las vistas. En un primer momento, costaba imaginarse que aquel secarral fuera un día el lugar conocido como Land of Milk and Honey. Si a mí tras 40 años a la deriva Dios me dice que aquello es la Tierra Prometida, yo también me quedo en el sitio como le pasó a Moisés. Aunque tengo que reconocer que fue impresionante poder ver, aunque fuera en la distancia, lugares míticos como el Mar Muerto, el Río Jordán, Ramallah, Hebron, Jericó, el Lago Tiberias… Nombres que por desgracia hoy día están más relacionados con conflictos bélicos y muertes, que con relatos bíblicos.
El regreso a Madaba fue gracioso. Esta vez decidí coger un taxi privado, y por lo visto hubo un malentendido al negociar el precio. Así que durante todo el camino el conductor iba eufórico, charlando animadamente; riendo a carcajada limpia todos mis comentarios; e incluso gritando “¡I love Barcelona!”. Y cuando llegamos y le pagué los 3D que le había ofrecido (más que razonables), su cara fue de absoluta sorpresa, porque pensaba que le había dicho 15D. Sí hombre… Al final me pedía 6D, pero me negué en rotundo, y le dejé refunfuñando.
Una vez en el centro de Madaba, como ya no se me ocurría qué hacer, decidí regresar al hotel, y descansar un rato en mi habitación hasta la hora de cenar.
CENA: HARET JDOUDNA
Para cenar decidí pegarme un homenaje. Fui al mejor restaurante de la ciudad, y uno de los más destacados del país: el Haret Jdoudna. Incluso recibe gente que viene expresamente desde Amman. La atmósfera estaba muy cuidada, y me senté en un patio exterior, iluminado con velas, con música tradicional de fondo, camareros de uniforme… Mi elección fue un menú compuesto por Mezze (entrantes típicos de los países árabes): Labaneh with Thyme (un queso de cabra súper fuerte en forma de rollito que no me gustó nada); Sambousek (queso rebozado muy bueno); y Hummus Billahmeh (un círculo de hummus con carne y piñones tostados en el centro, delicioso). Para acompañar, una botella grande de agua y pan Pita recién hecho. Impecable.
De regreso al hotel pude comprobar que hacía un frío importante, y agradecí llevar chaqueta. Antes de entrar en mi habitación, estuve charlando un rato con el agradable matrimonio propietario del hotel. Se les veía muy ilusionados con su nuevo negocio, y no paraban de explicarme todo lo que estaban haciendo para promocionar el hotel: página web, tarjetas, participación en foros especializados, etc… Una familia encantadora.
CONCLUSIÓN
Madaba es un excelente lugar para comenzar un recorrido por Jordania, evitando los agobios de una gran ciudad como Amman. Un día es más que suficiente para visitar los recintos donde se conservan los principales mosaicos bizantinos; y realizar una excursión al Monte Nebo o al Castillo de Herodes. No me alojé en más sitios, pero el Mosaic City Hotel me parece una opción excelente. Fue sin duda el mejor hotel de mi viaje por el país.
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