Una ruta de dos días cruzando de punta a punta este parque nacional, con bosques atmosféricos, un importante mausoleo y un vertiginoso descenso hasta Kotor
Lovcen es un macizo montañoso que forma parte de los Alpes Dináricos y es el responsable del nombre de Montenegro (Crna Gora), utilizado por los Venecianos de Kotor en referencia al color oscuro de los bosques de hayas que lo cubren. La zona fue designada parque nacional en el año 1952. Ocupa una superficie de 62km2 que incluye el Pico Jezerski, coronado por el Mausoleo del héroe nacional Petar II Petrovic-Njegos. La población más cercana a Lovcen es Ivanova Korita, de donde parten diferentes senderos, aunque si cuentas con vehículo propio se puede acceder fácilmente al parque desde otros lugares. Yo opté por una ruta a pie de 2 días, con inicio en Cetinje y final en Kotor, pasando la noche en un hotel de Ivanova Korita.
La mejor época para visitar Lovcen es entre los meses de mayo y octubre, cuando no hay nieve en los senderos y es más fácil realizar actividades al aire libre. Yo recorrí el parque a principios de octubre y a parte de una tarde donde la niebla hizo acto de presencia, en general disfruté de un tiempo muy agradable.
PRIMER DIA: CETINJE – IVANOVA KORITA / 10km / +620m
La jornada comenzó en mi apartamento de Casa Calda, en Cetinje, con la alarma sonando a las 7.30h tras dormir como un tronco. La ruta prevista para este día no era muy exigente, así que me pude tomar las cosas con calma. A continuación desayuné un plátano, un croissant de chocolate y un yogur; preparé la mochila pequeña, a la que añadí 3 litros de agua (casi no me cabían las cosas); y me despedí de los propietarios. En el exterior el clima era perfecto, con un cielo completamente despejado y sol radiante.
Mi plan consistía en llegar a la población de Ivanova Korita, y una vez allí valorar la posibilidad de hacer alguna excursión adicional en función de las horas de luz disponibles. En total necesité 2 etapas:
1. Gornic: para empezar recorrí la calle Njegoseva, contemplando por última vez sus mansiones señoriales; y caminé hacia el oeste dejando atrás Cetinje. De entrada me tocó seguir por la carretera, aunque como todavía era temprano apenas pasaban vehículos. De camino vi varios puestos que vendían productos tradicionales, entre los que destaca el Prsut (jamón curado), muy popular en estas montañas. También había queso, vino, aceite y rakija.
En un punto me desvié por un sendero que se adentró en el bosque ganando altura y al cabo de unos minutos conecté con una estrecha carretera local que me llevó directo a Gornic, entre árboles frondosos y el sonido de los pájaros carpinteros.
Gornic consiste en un puñado de viviendas separadas donde no me entretuve mucho. Mientras lo cruzaba vi varias vacas; un par de lugareños cortando leña; y un abuelete vestido de apicultor rodeado de cajas de madera con panales de abejas (no pude hacer fotos porque una abeja se puso pesada y me alejé para evitar otra situación como la que viví en Sri Lanka).
2. Ivanova Korita: al otro lado de Gornic se levanta un muro de roca cubierto de espesa vegetación y continué por un sendero bien marcado que asciende en zigzag. A medio camino aproveché un sitio a la sombra para picar unas galletas y beber agua. En la parte superior el paisaje era espectacular, con árboles pelados; un prado con plantas de un color naranja intenso; y las casas de Cetinje en la distancia. Después bajé hasta una pista de tierra; vi un par de caballos ensillados que descansaban cerca de una granja; pasé bajo unas torres de alta tensión que hacían un ruido inquietante; y conecté de nuevo con la carretera.
La opción más sencilla hubiera sido seguir por el asfalto hasta Ivanova Korita, pero siempre que pude utilicé caminos que cruzaban el bosque. Por un lado atajé, porque la carretera dibuja varias curvas pronunciadas; pero por otro la señalización brilla por su ausencia y tuve que consultar el mapa en infinidad de ocasiones, avanzando más despacio. En este tramo aparecieron a mi derecha perfectamente definidas las dos cumbres más altas del Monte Lovcen: el Pico Stirovnik (1749m), al que no está permitido subir porque hay un conjunto de antenas de comunicación; y el Pico Jezerski (1657m).
En los últimos metros ya ni siquiera había camino, y avancé campo a través entre matorrales y molestos pedruscos hasta llegar a mi hotel. En total tardé 4 horas desde que salí de Cetinje.
ALOJAMIENTO: HOTEL MONTE ROSA – 26€/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; mobiliario moderno; buena ubicación, en pleno parque nacional; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; piscina cubierta con sauna y jacuzzi gratis; encargada de la recepción muy simpática; desayuno incluido.
*Puntos en contra: limpieza mejorable (polvo, pelos…); habitación poco equipada para su precio (sin nevera o calentador de agua).
En Ivanova Korita escasean las opciones de alojamiento y no tuve mucha elección, así que reservé una noche en el Hotel Monte Rosa a través de Booking. Menos mal que me beneficié de una gran oferta, porque normalmente las habitaciones cuestan 40€ y distan mucho de ser ideales. En la recepción me atendió una chica que me dio la llave de la habitación y en unos segundos ya estaba instalado.
A continuación eran las 14h pasadas y todavía tenía tiempo para explorar los alrededores. Pero cuando salí a la calle me quedé sin palabras: una espesa niebla lo envolvía todo, ocultando las montañas y reduciendo muchísimo la visibilidad. En esas condiciones no merecía la pena perder tiempo y energías, y preferí buscar un lugar para llenar el estómago. No me imaginaba que algo tan simple se iba a convertir en una odisea.
COMIDA: KRALJICIN VRT
Este local situado a 700m del hotel es el más económico de Ivanova Korita y tenía buenas críticas de otros usuarios, con lo cual me pareció el lugar idóneo. Tras ocupar una mesa de la terraza examiné el menú y elegí los platos, pero el único camarero del restaurante tardó un rato en aparecer, y cuando lo hizo empezó a tomar los pedidos de gente que había llegado más tarde, así que me largué de allí indignado. La alternativa fue el restaurante de mi hotel, aunque me encontré una situación peor, con un abuelete errático atendiendo todas las mesas del comedor. Y cuando por fin decidió atenderme de mala gana me empezó a poner pegas y acabé marchándome también. Esto era desesperante. Además en el pueblo no hay tiendas para salir del paso.
Al final regresé al Kraljicin Vrt y cambié de estrategia: me acerqué a la barra y pedí una Pizza de Prsut para llevar; y mientras la hacían me tomé una jarra de cerveza Niksicko. La pizza apareció al cabo de unos minutos y todo me costó solo 6,3€. Camino del hotel pasé junto al Centro de Visitantes del Parque Lovcen y me senté a comer en una mesa de picnic, rodeado de árboles y pájaros, completamente solo. La pizza estaba muy rica y fue un gran momento. Eso sí, hacía bastante frío y me tuve que poner el abrigo (Ivanova Korita está a 1250m de altura).
Después de comer visité una cafetería cercana y me tomé un café con leche en la terraza (1,3€). El local estaba desierto y charlé un rato con el simpático camarero. A continuación empezó a oscurecer y volví a mi habitación, de donde ya no salí. Para cenar cayó un sandwich de prsut y queso que compré en la cafetería (2,5€). Y recuperé fuerzas de cara a la segunda jornada en Lovcen, que iba a ser mucho más exigente.
SEGUNDO DIA: IVANOVA KORITA – PICO JEZERSKI – KOTOR / 20km / +420m y -1657m
La jornada comenzó de nuevo a las 7.30h tras una noche de sueño impecable. Por la tarde había un grupo de niños que no paraban de correr y gritar por el pasillo del hotel, pero afortunadamente a eso de las 23h reinó la calma y pude descansar. Una vez en pie preparé la mochila; desalojé la habitación; y a las 8h ya estaba en el restaurante del hotel listo para disfrutar del desayuno incluido en el precio. Tras la negativa experiencia del día anterior me temía lo peor, aunque todo salió a la perfección: pude elegir un plato de entre varias opciones del menú; y mientras lo preparaban pagué mi estancia y hablé unos minutos con la encargada de la recepción.
Mi desayuno consistió en Priganice, una especialidad típica de Montenegro que consiste en bolas de masa de churro fritas, en este caso acompañadas de miel y queso. El plato era enorme y acabé a reventar. Además me pude servir a voluntad zumo de naranja y café con leche de unas máquinas que había en el comedor. Justo lo que necesitaba para afrontar la ruta.
A continuación salí al exterior, donde contra todo pronóstico lucía el sol. Y es que el día anterior las previsiones indicaban que estaría nublado y temía no poder disfrutar del paisaje. Pero bueno, yo por si acaso no me entretuve y me puse en marcha a buen ritmo, porque en la montaña el clima cambia en cuestión de minutos. Estas fueron las etapas de la jornada:
1. Pico Jezerski: desde el hotel caminé unos metros siguiendo la carretera y después me desvié a la izquierda por un sendero de 4km que sube sin parar hasta la cima del Pico Jezerski. Fue un tramo muy agradable, donde contemplé bonitas vistas del Pico Stirovnik, acompañado por docenas de pájaros. Además el sendero está muy bien señalizado con marcas de pintura roja y blanca y apenas tuve que consultar el mapa. Yo empecé a caminar con la chaqueta, pero al momento estaba en manga corta y así continué el resto del día.
En el Pico Jezerski se encuentra el Mausoleo de Petar II Petrovic-Njegos, un Vladika (príncipe-obispo) que gobernó Montenegro entre 1830 y 1851. Está considerado uno de los mejores poetas de su época y un gran impulsor de la unión con Serbia (germen de la futura Yugoslavia). Antes de morir expresó su deseo de ser enterrado en el Pico Jezerski y en el año 1855 se construyó una capilla para albergar su cuerpo. Durante la ocupación Austro-Húngara los nuevos gobernantes planearon sustituir la capilla por una estatua gigante del Emperador Franz Joseph, pero su derrota en la Primera Guerra Mundial frenó el proyecto. Aunque más tarde, en 1974, sí se cambió la capilla por el Mausoleo actual.
Cuando alcancé la base subí unas escaleras y compré el billete en la taquilla (5€), donde el encargado me dio un folleto en inglés con bastante información. Yo pensaba que ya estaba todo hecho, pero aun me faltaba atravesar un túnel con un montón de escaleras más (en total hay 461). Llegué arriba empapado en sudor y con las piernas temblando, aunque el esfuerzo mereció la pena.
La verdad es que el monumento es espectacular. La entrada está flanqueada por las esculturas de dos cariátides de rostro serio; y en el interior hay una estatua de mármol oscuro que representa a Petar II Petrovic-Njegos acompañado de un águila bajo un techo con mosaicos dorados. Al otro lado del Mausoleo se encuentra el Mirador Guvno, una plataforma circular que ofrece unas vistas épicas de los alrededores, con el Pico Stirovnik, la Bahía de Kotor, las viviendas de Cetinje y el Lago Skadar en la distancia. Tuve mucha suerte porque todavía era temprano y solo compartí el lugar con 5 personas, pero cuando bajaba las escaleras me crucé con una multitud (imagino que era un grupo organizado).
2. Lovcen Park: sin perder tiempo inicié el largo descenso a Kotor. Nada menos que 1657m de desnivel negativo y desconociendo el estado de los senderos. Primero bajé hasta la carretera y seguí por ella 2km hasta una barrera donde un operario cobraba a los vehículos la entrada a Lovcen (2€). Como yo iba en sentido contrario (y a pie) el hombre me miró de reojo y me permitió continuar.
Después tomé un sendero que se adentra en los bosques de Lovcen cruzándolos de sur a norte y viví uno de los mejores momentos del día. El lugar es realmente atmosférico, con piedras cubiertas de musgo, hayas, flores, plantas exóticas, montones de setas, lagartijas, el sonido de los pájaros carpinteros… Además la señalización es perfecta. En el tramo final la pendiente se hizo más pronunciada; pasé por un mirador desde el que pude ver el mar en la distancia; y acabé en la carretera principal. A todo esto el cielo se fue cubriendo poco a poco de nubes y la niebla ocultaba la cima del Pico Stirovnik.
3. Petrova Ljut: mi plan era evitar las amplias curvas que traza la carretera y seguir un sendero que teóricamente avanzaba en linea recta. Pero en su lugar había una peligrosa pendiente con rocas sueltas, así que continué por la carretera. De todas formas solo se trató de 2km y circulaban pocos vehículos. Este desvío también me permitió contemplar una buena panorámica de Petrova Ljut, una aldea de coloridas viviendas situada al pie del Monte Mrajanik.
En las afueras de Petrova Ljut aproveché para sentarme en la terraza de un restaurante y me tomé una cerveza Niksicko (2€). El local era enorme aunque solo había un par de ciclistas agotados. Su menú incluía numerosas especialidades pero no tenía hambre (ni tiempo) y seguí la ruta.
4. Kotor: después me desvié a la derecha por un sendero que desciende de forma vertiginosa siguiendo un lateral del Cañón del Río Skurda. Al principio lo pasé fatal, porque tuve que sortear varios puntos muy estrechos con piedras resbaladizas. Un paso en falso y la caída era mortal. Incluso en un par de ocasiones avancé con el culo pegado al suelo. Mi gran temor era un lugar que aparecía señalizado en maps.me con una línea discontinua de color blanco que cruzaba el barranco de lado a lado (normalmente esto equivale a complicaciones). Por suerte resultó ser un antiguo puente de piedra, y a partir de aquí el resto de la ruta hasta Kotor fue bastante sencilla.
El sendero continuó por el bosque y al poco me encontré con un grupo de turistas que subía, lo cual me tranquilizó porque significaba que no había obstáculos insalvables. Al cabo de un rato llegué a dos miradores con unas vistas espectaculares de la Bahía de Kotor. Una pena que estaba bastante nublado y la luz era muy mala para la fotografía (mejor por la mañana).
Desde el último mirador bajé en zigzag por una pista pedregosa conocida como Ladder of Kotor. Este era el camino que durante siglos conectó Cetinje con Kotor, utilizado por las familias que bajaban a vender sus productos al mercado. Aquí el desnivel es más suave y avancé a buen ritmo, rodeado de arbustos, flores y granados; pasé junto a los restos de diferentes estructuras defensivas; vi dos pequeños cafés ideales para hacer un alto; y contemplé una gran panorámica del Fuerte de San Giovanni y las murallas. La verdad es que el descenso se me hizo interminable, y en la parte final me crucé con bastante gente en sentido contrario que pretendía contemplar la puesta de sol, a pesar de que las nubes cubrían el cielo.
Ladder of Kotor acaba junto a la desembocadura del río Skurda y al cabo de unos minutos ya estaba en el Casco Antiguo. Reto conseguido. A continuación mi idea era hacer una compra de comida en un supermercado y regresar a descansar a mi habitación de Art Guesthouse. Pero al ser domingo todos los comercios estaban cerrados. Solución: regresé a BBQ Tanja y pedí otro platazo de Mijesano Meso acompañado de 2 cervezas Niksicko heladas que me dejaron como nuevo.
CONCLUSION
La reserva natural más famosa de Montenegro es el Parque Nacional Durmitor, situado en el norte del país y catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero llegar en transporte público es complicado; no tenía tienda de campaña para realizar una ruta de varias jornadas; y hacía un tiempo muy inestable para adentrarme en solitario en esta zona de imponentes montañas. Así que en su defecto decidí recorrer el Parque Nacional Lovcen. Te recomiendo mi circuito de 2 días, que incluye lugares de interés como el Mausoleo o Ladder of Kotor, añadiéndole un día extra si quieres conocer a fondo Cetinje. En los alrededores de Ivanova Korita también me hubiera gustado hacer el Wolf Trail, pero la niebla me lo impidió.
Si te gustó el post, dale al like (el corazón que hay en la parte superior), deja un comentario con tu opinión, y sígueme en redes sociales