Una ruta circular de 3 días por un rincón del Cáucaso muy poco visitado, caminando entre la niebla y durmiendo en refugios de montaña
Lagodekhi National Park fue creado en 1912 y se trata de la primera reserva natural protegida de Georgia, con una superficie de 245km2. Está situado al pie de las montañas del Cáucaso, a escasa distancia de Azerbaiyán, y cuenta con inmensos bosques, profundos valles y un precioso lago situado a 2.800m de altura, en la frontera entre Georgia y Rusia. Aquí todavía no han llegado las hordas de turistas que recorren los senderos de Svaneti o Kazbegi. Y las posibilidades de ver fauna son teóricamente mayores. Para acceder al Parque se utiliza la población de Lagodekhi, moderna y sin ningún interés turístico.
La mejor época para visitar Lagodekhi son los meses de verano, entre Junio y Septiembre, cuando la nieve desaparece y las temperaturas son más agradables. Sobretodo si quieres realizar el Black Rock Lake Trek, de 3 días de duración. Aunque la climatología en el Cáucaso es impredecible. Yo visité Lagodekhi a principios de Agosto, y la lluvia y una espesa niebla me complicaron la vida.
VIAJE: SIGHNAGHI – LAGODEKHI
Preveía un desplazamiento complicado y al final fue realmente sencillo. Para llegar a Lagodekhi tuve que utilizar dos transportes:
*Marshrutka hasta Tsnori: nada más aparecer en la terminal de Sighnaghi vi un vehículo a punto de partir y era el mío. Así que me subí, ocupé un asiento (solo había 3 pasajeros) y nos pusimos en marcha (1L). La marshrutka bajó la colina sobre la que se ubica Sighnaghi, y tras un breve recorrido de 7km me dejó en el centro de Tsnori, ya en la carretera principal.
*Taxi a Lagodekhi: el amable conductor me indicó el lugar por donde tenía que pasar la siguiente marshrutka y se marchó. Pero al cabo de un par de minutos se acercó un chaval y me hizo una propuesta que no pude rechazar. Eran dos alemanes que llevaban un rato esperando, y un taxista les había ofrecido llevarles a Lagodekhi por 30L. Así que me preguntó si quería unirme a ellos y dividir el precio entre los tres. Toda una suerte, porque solo pagué 7L extra (la marshrutka costaba 3L), viajé cómodamente, y llegué a Lagodekhi en un momento.
Ya en el centro del pueblo me despedí de los alemanes (que ya tenían alojamiento reservado) y me puse a buscar el mío.
ALOJAMIENTO: KIWI HOUSE – 50L/Noche
*Puntos a favor: habitación muy espaciosa; lavabo privado; limpieza extrema; ubicación perfecta, a medio camino entre el centro de Lagodekhi y la entrada del Parque Nacional; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; aire acondicionado.
*Puntos en contra: camas individuales, con un colchón muy incómodo; los mandos de la ducha son los del lavabo, y es bastante molesto; precio.
Cuando llegué a Lagodekhi no había consultado alojamientos en Internet. Así que comencé a caminar hacia la entrada del Parque Nacional con la intención de improvisar. Y al pasar junto a Kiwi House decidí quedarme, ya que se trataba de un lugar recomendado por mi guía de viajes. La guesthouse es agradable, pero no me gustó nada el ansia de los propietarios por ganar un lari extra. Una vez instalado en mi habitación, miré en internet y me di cuenta que me estaban cobrando el mismo precio que el anunciado en Booking. El hijo de la dueña me reconoció que pagaban 10L de comisión, y aun así no accedió a hacerme una rebaja, poniendo excusas ridículas.
Además, por guardar la mochila mientras visitas el Parque Nacional te cobran 1L al día, a pesar de haberte alojado en la guesthouse. Muy rastrero… Yo cuando regresé del Parque me negué a pagar los 3L, amenazando con pasar la noche en otro sitio y el hijo accedió a regañadientes.
Como hacía un calor horrible me quedé un rato descansando en la habitación. A eso de las 19.30h caminé hasta el centro de Lagodekhi. Un agradable paseo de apenas 1km por una carretera sin mucho tráfico en el que vi a muchos vecinos sentados frente a sus viviendas, charlando a la fresca.
En Lagodekhi compré algo para cenar: un yogurt en un súper (3,45L); y dos melocotones + ciruelas en un pequeño mercado callejero (1,2L). Pero de repente el cielo comenzó a cubrirse de nubes negras y se escucharon los primeros truenos. Y a pesar de no entretenerme llegué a la guesthouse a la carrera bajo una fuerte lluvia.
De nuevo en mi habitación, ya no volví a salir más. Se preveían jornadas maratonianas, así que mejor descansar todo el tiempo posible. Mientras, en el exterior la tormenta continuaba, con rayos y truenos constantes.
PREPARANDO LA RUTA
La excursión más popular en Lagodekhi es el Black Rock Lake Trek. Se trata de un recorrido circular de 42,5km que comienza y acaba en el Centro de Visitantes. La ruta dura 3 días, y cuenta con 2 refugios para pasar la noche. Puedes optar por dormir en una cama (20L) o acampar (5L). Eso sí, de cualquier forma hay que ser autosuficiente y llevar encima toda la comida necesaria, además de un buen saco de dormir. En el Centro de Visitantes alquilan material de acampada, y puedes contratar los servicios de un guía o caballos.
El camino está perfectamente señalizado, con marcas de pintura de color rojo y blanco, y algún que otro cartel donde aparecen la distancia y el tiempo estimado hasta el siguiente destino. De todas formas, te recomiendo la app para móvil maps.me, que me ayudó a tomar la decisión correcta en un par de cruces dudosos.
Mi principal inquietud era conseguir cama en los refugios. Así que nada más instalarme en Kiwi House, caminé 1km hasta el Centro de Visitantes del parque para realizar la reserva. No tenía muchas esperanzas, porque los refugios son pequeños (16 camas en cada uno), era mes de agosto, y ya había visto la popularidad de otros lugares del Cáucaso, como Svaneti o Kazbegi. Pero para mi sorpresa la chica de la recepción (Natia) me dijo que había camas disponibles, y ni siquiera hacía falta reservar.
Por cierto, Natia fue muy maja, pero me pintó el Black Rock Lake Trek como si fuera el ascenso al Everest: durísimos desniveles, el agua escasea, clima frío, etc… Ya hacen bien en que la gente no se confíe, pero me pareció un tanto alarmista.
A continuación me acerqué al centro de Lagodekhi e hice una compra de alimentos en un supermercado. No había muchas opciones, así que me conformé con un pan + medio quilo de salami para 2 cenas; 5 Snickers para picar durante el día; y galletas para 2 desayunos. Más sencillo imposible. Todo por 24L (apenas 8€).
ETAPA 1: LAGODEKHI – METEO SHELTER – 11,5km / ascenso de 1.450m / 4,5h
Al día siguiente me levanté a buena hora, porque tenía mucho por hacer. A continuación preparé la mochila grande con las cosas que me iba a llevar a la ruta; dejé la pequeña en la guesthouse con un par de bolsas de plástico anexas; y a las 8h bajé a la terraza cubierta. Pero una vez más comprobé que la Kiwi House no es el alojamiento ideal, y no lo recomiendo.
Como quería comenzar la ruta con el estómago lleno, decidí desayunar en la guesthouse. Yo quería a las 7.30h, y me dijeron que no podía ser hasta las 8.30h. ¡En un lugar donde la gente viene a caminar a la montaña! Al final conseguí adelantarlo a las 8h. Una vez en la mesa me encontré con un menú más que justo: una tortilla francesa con verduras; queso; algo de fruta (un melocotón y 3 ciruelas); 4 rebanadas de pan con mermelada y mantequilla; y una taza de té. Teniendo en cuenta que costaba 15L, y los abundantes desayunos de otros lugares como Kutaisi o Stepantsminda, fue una decepción. Creo que hasta la dueña se dio cuenta y apareció al poco con un huevo duro y una salchicha para complementar. En fin…
Tras desalojar la habitación, caminé hasta el Centro de Visitantes del parque. Allí un amable encargado (Zaza) me volvió a dar información sobre la ruta; me registré; pagué 40L por las dos noches de alojamiento en los refugios; y me puse en marcha.
La mayor parte de la etapa fue una subida interminable por el lado derecho del Valle de Alazani. No hubo ni un momento de respiro, e intenté detenerme lo menos posible, para llegar a buena hora al refugio y evitar sorpresas con las camas. Además, a diferencia de otros lugares del Cáucaso georgiano, en esta etapa tuve que hacer frente a 3 inconvenientes adicionales:
*Calor: era sencillamente insoportable. Ya llegué sudando a mares al Centro de Visitantes, y así continué hasta el final. Con la camiseta empapada, igual que la parte superior de los pantalones. En estas condiciones mi cantimplora voló en poco tiempo, y tuve que comenzar a racionar la botella de 1,5l para evitar momentos de tensión.
*Peso: iba cargado con comida para 3 días, mi saco de dormir… Y al final la mochila se me clavaba en los hombros. Era muy incómodo.
*Moscas: parece una tontería, pero fueron un incordio constante. Durante toda la etapa tuve que soportar montones de moscas, que se ponían a revolotear delante de mi cara y se lanzaban directas a mis ojos. Además, a veces el camino se estrechaba y me tocaba cruzar la espesa vegetación, rodeado de abejas, mosquitos…
En cuanto a lugares de interés, esto fue lo más destacado:
*Para empezar me adentré en un bosque realmente atmosférico. Con árboles cubiertos de musgo; helechos; y muy poca luz. A medida que cubrí metros los árboles eran cada vez más grandes. En ocasiones escuchaba algún pájaro o algún sonido extraño, pero en general la fauna brilló por su ausencia.
*En un punto crucé el río Lagodekhistskali. Por lo visto una crecida había destrozado el puente, y para pasar tuve que utilizar un tronco con unas ramas a modo de barandilla. Menos mal que el desvío estaba perfectamente indicado.
*Durante la última parte de la etapa salí del bosque en varias ocasiones. Aquí la ruta avanzó sin apenas desnivel y me pude relajar un poco, entre prados llenos de flores y buenas vistas de las montañas (aunque sus cumbres estaban tapadas por las nubes). En especial me gustaron unos árboles de flores rojas realmente fotogénicos.
Aunque la gran noticia de la jornada fue comprobar que mis tiempos de la ruta superaban con diferencia los oficiales, y al final me planté en el refugio hora y media antes de lo previsto. Tantos días en las montañas del Cáucaso parecían dar sus frutos, y me encontraba en plena forma (aunque cuando empecé pensaba todo lo contrario). Además, tan solo me crucé con otras dos personas en todo el recorrido: dos chavales chinos con una pequeña bolsa a la espalda. Acostumbrado a tanta gente en Svaneti y Kazbegi, fue una grata sorpresa. ¡Y en pleno mes de agosto!
En el refugio Meteo Shelter (a 2.000m de altura) me recibió un simpático Ranger que me indicó la cama donde iba a dormir. Había 3 habitaciones con un total de 16 camas, y a mí me tocó en la parte inferior de una litera. El refugio es muy básico: tiene una fuente a 200m de distancia, a la que se llega siguiendo un sendero (yo llené mis botellas de agua nada más llegar); y un lavabo pestilente (bueno, un agujero en el suelo rodeado de planchas de chapa) con pinta de no haber sido limpiado en muchísimo tiempo. Pero no tengo ninguna queja, teniendo en cuenta el lugar tan remoto donde estaba.
TARDE DE RELAX
De momento los únicos turistas del refugio eran los chinos, que no hablaban ni palabra de inglés y estaban mirando vídeos en sus móviles. Más tarde el Ranger explicó que no llevaban nada de comida y al llegar a refugio le pidieron el “menú”, como si estuvieran en un restaurante. Encima no se habían registrado en el Centro de Visitantes y pretendían dormir en una cama. Pero el hombre los envió de regreso a Lagodekhi. Estos chinos son de lo más raro… Yo me comí un Snickers, me cambié la camiseta por otra seca, y me estiré en la cama. Allí estuve unas horas descansando, mientras una mosca gigantesca no paraba de hacer ruido en el cristal de la ventana.
La cosa se animó cuando apareció un guía con sus clientes: una pareja de belgas que habían llegado al refugio a caballo. Nada más verme asomar por la puerta, el hombre me hizo sentar en una mesa exterior con el Ranger y la pareja. Y estuvimos un buen rato bebiendo vino (con unos brindis que se hacían eternos) y picando trozos de pan con queso y salami. El guía ya iba con una borrachera importante, y nos partíamos de risa: cantó una canción tradicional, se le cayó el vaso… ¡Y minutos después se marchó a caballo rumbo a Lagodekhi! Menudo personaje…
Más tarde fue llegando gente. Dos chicos (georgiano y holandés) con los que charlé un rato (el holandés era sordomudo, y el georgiano iba traduciendo a lenguaje de signos). Una pareja de alemanes que acamparon junto al refugio. Y dos chicas (georgiana y rusa) con las que también hablé mientras cenaba en la mesa pan con salami. A mi alrededor el escenario era de postal, con montones de flores; las montañas de fondo; y un cielo azul salpicado de nubes blancas. Se estaba genial.
Cuando oscureció, el Ranger encendió un fuego y me quedé un rato con la pareja de belgas. A eso de las 21h pasé por la habitación y vi que la gente ya se estaba preparando para dormir, así que hice lo mismo. No me sorprendió lo más mínimo que poco después el georgiano comenzara a roncar como un búfalo (siempre coincido con algún roncador). Con lo cual me puse el iPod, y dormí a ratos. A veces la chica belga se unía al show y hablaba en sueños. En fin… Justo por esto evito los hostels.
ETAPA 2: METEO SHELTER – DEMIDOV’S HOUSE – 16km / ascenso de 800m / 6 horas
La jornada comenzó a las 7h, tras un montón de horas en la cama. Me vestí, piqué unas galletas, preparé la mochila… Y a las 7.45h ya estaba en marcha. La pareja belga salió un rato antes que yo, pero al poco les adelanté, y el resto del tiempo caminé completamente solo, sin cruzarme con nadie más.
En esta segunda etapa de la ruta la tónica general fue el mal tiempo reinante. Por la noche escuché cómo llovía, y el día amaneció muy nublado. Y tras unos minutos caminando se puso a llover de nuevo, con lo cual me tocó ponerme el chubasquero y proteger la mochila. Aun así, no pude evitar acabar con los pantalones y las zapatillas empapadas, porque en muchos tramos el sendero se estrechaba y las plantas me mojaban.
La lluvia no duró mucho, pero dio paso a una espesa niebla que me acompañó el resto de la jornada. No se veía a más de 5 metros de distancia. Menos mal que el sendero estaba muy bien indicado, de lo contrario hubiera tenido serios problemas. Fue toda una aventura, caminando entre la bruma, sin saber qué me esperaba a escasos metros, intuyendo la silueta de montañas y plantas. Aunque el precio de la aventura fue no poder disfrutar de los espectaculares paisajes de Lagodekhi; y las posibilidades de ver fauna se desvanecieron por completo. Pero bueno, tuve tanta suerte en Svaneti y Kazbegi que no me podía quejar por tener que sufrir algo de mal tiempo. Así es la montaña…
La etapa fue mucho menos dura que la del día anterior. Comenzó con algunos tramos de subida, pero después avancé en llano o cuesta abajo. En cuanto a lugares de interés, esto fue lo más destacado:
*Tras 4 horas caminando empapado y soportando un viento frío a 2.500m de altura, estaba congelado. Casi no podía mover las manos, y tenía ataques de estornudos. Entonces apareció mi salvación: de entre la niebla emergió una tienda de campaña militar en cuyo interior se escuchaban voces. Era un grupo de soldados georgianos encargados de controlar la zona, al estar muy cerca de la frontera con Rusia. Al principio me recibieron con caras serias, preguntándome qué hacía allí. Pero después la cosa se suavizó y me ofrecieron sentarme junto a la estufa y una taza de té.
Esa tienda me devolvió la vida. Allí pude entrar en calor, me sequé algo, y me puse el abrigo. Mientras, uno de los soldados me pidió el pasaporte, me registró, y comunicó por radio mi presencia. Tras media hora me despedí estrechando manos y continué la ruta, mucho más animado.
*El momento estrella de los 3 días de trekking es contemplar el Black Rock Lake, situado justo en la frontera entre Georgia y el Daguestán ruso. Pero la niebla no aflojaba, y ya era consciente de lo que me esperaba. Cuando estaba a punto de llegar el sendero desapareció y estuve deambulando un rato en medio de la niebla en busca del lago. Según maps.me ya estaba junto a él, y al final encontré la orilla a apenas dos metros de mí.
De nuevo la sensación fue de decepción por no poder disfrutar de una bonita panorámica del lago bajo un cielo azul. Pero al mismo tiempo era genial estar frente a esa misteriosa masa de agua, rodeado de sombras, en completa soledad. En el Centro de Visitantes me habían alertado sobre la presencia de osos y lobos en la zona, y en cualquier momento temía ver una sombra abalanzándose sobre mí.
Yo opté por sentarme en una roca y comer algo, porque tenía el estómago vacío. Piqué pan con salami, unas galletas y un Snickers, y acabé como nuevo. Mientras la niebla abrió un par de minutos y pude ver el Black Rock Lake en toda su extensión. A media distancia había una valla que separaba ambas fronteras. Y al fondo se divisaban unas enormes montañas de cumbres afiladas, ya en territorio de Dagestán. Algo es algo.
*Tras un buen rato junto al lago decidí continuar la ruta. Al principio me costó encontrar el camino, perdido en la niebla. Mi sentido común me indicaba una dirección y maps.me otra. Por suerte hice caso al segundo, y al poco llegué a un poste con un cartel que me devolvió la tranquilidad. Y 3km después alcancé mi alojamiento del día, siguiendo un sencillo sendero en continuo descenso.
El recibimiento en Demidov’s House (2.650m) fue muy distinto al de Meteo Shelter. Según me iba acercando no se veía a nadie en los alrededores. Y cuando abrí la puerta… el lugar estaba desierto. Todas las habitaciones vacías, sin mochilas o algún indicio de presencia humana. Ni siquiera un Ranger. El refugio es bastante nuevo, ya que fue construido en 2016. Por lo visto casi todo el mundo visita Black Rock Lake desde el Meteo Shelter, y regresa a pasar la noche allí.
Esta opción tiene 3 ventajas:
1. Puedes realizar la excursión con lo básico, sin tener que cargar toda la mochila.
2. En Demidov’s House no hay agua disponible. Esto obliga a abastecerse bien en el lago, porque hasta los alrededores de Lagodekhi no se vuelve a pasar junto a un río o fuente.
3. El descenso a Lagodekhi es mucho más duro desde Demidov’s House.
Así que son muy pocos los que se alojan en Demidov’s House. Pero bueno, a mí me van los retos, y preferí realizar una ruta circular sin pasar dos veces por el mismo sitio.
UN REFUGIO SOLITARIO
Tras la sorpresa inicial me puse manos a la obra. Elegí una cama; me quité la ropa mojada (tenía los calcetines empapados); me puse camiseta y calcetines secos; eché por la ventana unas cuantas moscas gigantescas (nunca las había visto tan grandes); y me estiré en la cama a escribir. Mientras, en el exterior, se escuchó un trueno increíble y comenzó a llover con fuerza. Y yo que había pensado en regresar al lago si el tiempo mejoraba…
A eso de las 19h, cuando ya creía que pasaría la noche solo, apareció la pareja de alemanes que acampó la noche anterior en Meteo Shelter. La verdad es que se agradeció algo de compañía y cenamos juntos en la mesa del comedor. Ellos me prepararon un té y un plato de caldo con un par de macarrones que me sentó genial; y yo les di agua y galletas. Además comí pan con salami. Estuvimos un buen rato de charla, y me pareció gente muy interesante: él abogado de una ONG, viajando por el mundo; ella coordinadora en una universidad, ambos viviendo en Berlín. Y a las 22h pasadas pusimos punto y final a la velada.
A pesar de disfrutar de una habitación para mí solo, sin nadie que me molestara, pasé una noche desapacible. Tras caminar todo el día mojado tenía los pies congelados; y estaba muy congestionado, con la nariz llena de mocos que no me dejaban respirar bien. Fue agobiante y no paré de despertarme.
REGRESO A BLACK ROCK LAKE
Al día siguiente me desperté a las 7h y a través de la ventana de mi habitación comprobé que el tiempo había mejorado mucho. Lucía el sol, y el cielo estaba bastante despejado. Así que me vestí, piqué unas galletas, me despedí de los alemanes, y salí a toda prisa en dirección al Black Rock Lake. No me podía marchar del Lagodekhi National Park sin ver este lago en todo su esplendor. Aunque eso significara añadirle 6km más a una etapa que ya de por sí era retadora.
De camino disfruté de un paisaje precioso, con montañas peladas y una soledad estremecedora. Yo busqué algún indicio de fauna, pero no hubo manera. Cuando vi que el cielo comenzaba a llenarse de nubes, avancé hacia el lago casi a la carrera, aprovechando que había dejado todas mis cosas en el refugio y solo llevaba encima mis cámaras. No quería encontrarme el lugar nublado después de todo el esfuerzo…
Pero no fue así, y esta vez me recibió un Black Rock Lake bien diferente al del día anterior. Desde la distancia pude contemplar una gran panorámica. Y cuando me acerqué las vistas mejoraron aun más, con las montañas del Dagestán y grupos de nubes blancas reflejadas en las aguas del lago. Una imagen idílica. Allí me encontré con la pareja de chicas georgiana/rusa, que habían pasado la noche acampadas junto al lago (en principio no está permitido) y estaban desayunando. Me quedé unos 20 minutos, me comí un Snickers, hice un montón de fotos, y regresé al Demidov’s Shelter con una sensación de felicidad total. Misión cumplida.
ETAPA 3: DEMIDOV’S HOUSE – LAGODEKHI – 15km / descenso de 2.100m / 6,5h
Una vez en el refugio la pareja de alemanes ya se había marchado y no me entretuve mucho. Preparé la mochila y a las 9.30h estaba en marcha, con toda la etapa por delante. Esto fue lo más destacado:
*El comienzo fue genial, descendiendo por las montañas de Kudigori, con un profundo valle envuelto en la bruma a mi izquierda, y todo tipo de flores a mi derecha. El tiempo todavía acompañaba, con un sol muy agradable, y avancé a buen ritmo. Aunque el sendero no paraba de dar vueltas un tanto absurdas, en lugar de enfilarse hacia el fondo del Valle de Alazani. Además hubo un sitio donde una perdiz arrancó a volar a un par de metros de mí, y casi me desmayo del susto…
*Al cabo de una hora alcancé a los alemanes y una vez más me vi envuelto en una situación hilarante, tras interponerme entre dos parejas germanas a punto de pedirse matrimonio en Ghana y Sri Lanka. Cuando estaba a unos metros les vi abrazados, pero no le di más importancia. Hasta que más tarde me explicaron que ella le estaba planteando la posibilidad de adoptar un niño, y él todavía no había contestado. Vaya tela… En fin, el caso es que decidí continuar la ruta con ellos, a pesar de tener que reducir mi ritmo considerablemente.
*El sendero siguió haciendo cosas raras (eses infinitas, subidas repentinas que no venían a cuento…), y acabó internándose en el bosque. Después comenzó un tramo de fuertes pendientes, con un barro muy resbaladizo tras las lluvias de los días anteriores que casi me envía al suelo en varias ocasiones. Aquí tuvimos que avanzar a paso de tortuga (yo no hubiera caminado mucho más rápido que la pareja). Y paramos un par de veces para beber y picar algo (yo un Snickers). Mientras, atravesamos una zona espectacular, con árboles enormes y musgo de un color verde intenso.
*La última parte de la etapa se me hizo durísima. Me empezó a doler el pie izquierdo, y la uña del dedo gordo del derecho me hacía ver las estrellas cada vez que golpeaba una piedra o tenía que hacer presión con el pie. Además mi cantimplora estaba vacía; y todavía quedaban unos cuantos kilómetros. Así que me despedí de la pareja y seguí hasta el final en solitario. Fue una odisea y acabé destrozado, ayudándome con los bastones, y apartando de mi cara a las incansables moscas que se me lanzaban a los ojos. Pero cuando divisé el Centro de Visitantes la satisfacción compensó con creces cualquier esfuerzo. Un nuevo trekking de alta montaña superado.
En el Centro de Visitantes todo fueron buenas noticias. Había una fuente, en la que pude aplacar mi sed y mojarme la cabeza. Y Natia y Zaza me recibieron con una amabilidad extrema: me regalaron un mapa del Parque Nacional que la gente compraba por 2L; me apuntaron sus nombres; me recomendaron un lugar para comer a escasos metros; y nos despedimos estrechando manos. Cuando les dije que además de la etapa había regresado a ver el Black Rock Lake se miraban asombrados.
COMIDA: WALD HOTEL LAGODEKHI
Este lugar fue toda una sorpresa. El hotel es un remanso de paz, con una piscina rodeada de jardines, y un restaurante. Yo me senté en una mesa del comedor y pedí 10 Khinkali que estaban deliciosos (ya había perdido la esperanza, tras mis negativas experiencias en Sighnaghi y Stepantsminda). Para acompañar cayeron dos jarras de cerveza. Precio: 17L. Los camareros eran unos chavales super simpáticos que me colmaron de atenciones. Y se estaba genial, con aire acondicionado y buena música. Justo lo que necesitaba.
Tras la comida caminé hasta Kiwi House, recuperé el resto de mi equipaje, y acepté quedarme a dormir una noche más para no complicarme la vida. Así acababan mis aventuras en Lagodekhi National Park. Mereció la pena regresar a las montañas.
CONCLUSIÓN
Lagodekhi National Park es una muestra de cómo eran otras zonas del Cáucaso antes de verse invadidas por el turismo de masas. Aquí podrás caminar durante horas sin cruzarte con otro turista, recorriendo espesos bosques, montañas imponentes y prados cubiertos de flores. Pero al mismo tiempo los senderos están perfectamente señalizados, y existe la opción de pasar la noche en un par de refugios de montaña.
Si estás en buena forma, te recomiendo que realices el Black Rock Lake Trek, de 3 días de duración (necesitarás otro más para los preparativos). De lo contrario, en Lagodekhi también hay otras rutas cortas, ideales para una toma de contacto con este precioso lugar, como las excursiones a las cascadas Black Grouse y Ninoskhevi (5 horas cada una); o al Fuerte de Machi (4 horas).
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