Descubriendo un castillo que perteneció al héroe nacional de Albania y una ciudad costera con numerosos hallazgos del Imperio Romano
Kruja y Durrës son dos poblaciones ubicadas en los alrededores de Tirana que suelen visitarse en excursiones de un día, pero yo preferí dedicarles más tiempo y me alojé un par de noches en cada una. En sus orígenes Kruja estaba habitada por los Albanoi, una tribu Iliria que es la responsable del nombre actual del país (a pesar de que la gente prefiere Shqipëri). Su momento de gloria llegó gracias al héroe nacional Skanderbeg, que ubicó en Kruja la capital de la Liga de Lezhe y mantuvo a raya el avance de los ejércitos Otomanos. Las principales atracciones de Kruja son el Castillo medieval, que incluye un Museo dedicado a Skanderbeg; y el antiguo Bazar.
La importancia de Durrës es más consistente en el tiempo. Fue fundada por los Griegos en el siglo VII AC con el nombre de Epidamnos; durante el Imperio Romano marcaba el inicio de la Via Egnatia, una carretera que conectaba el Mar Adriático y Constantinopla cruzando los Balcanes; continuó prosperando como Durazzo dentro de la República de Venecia; y entre los siglos XIII y XIV fue la capital del Reino de Albania. Hoy día Durrës es la segunda ciudad más grande del país y sus principales atracciones turísticas son el Anfiteatro romano, un Museo Arqueológico y la Torre Veneciana.
VIAJE: TIRANA – KRUJA
Entre estas dos poblaciones solo hay 32km de distancia, pero el viaje me ocupó mucho más tiempo de lo previsto. Constó de 2 etapas:
1. Autobús a la Terminal Norte: tras desalojar mi habitación de Nina Guest House caminé con mis mochilas hasta la avenida que conduce a la Terminal. Allí mi idea era buscar una parada de autobús y subirme al primero que pasara, tal y como hice cuando llegué a Tirana. Pero pronto descubrí que la avenida es de un solo sentido y me tocó continuar a pie un buen rato hasta que se bifurcó y encontré una parada. Además había un montón de gente esperando (principalmente chavales) y el primer autobús se llenó sin que pudiera entrar. En el segundo lo conseguí, aunque íbamos como sardinas en lata. Eso sí, el revisor conseguía abrirse paso entre los pasajeros y me cobró el billete (40L).
2. Furgon hasta Kruja: una vez en la Terminal deambulé entre docenas de vehículos buscando uno con el letrero de mi destino en la parte frontal, pero ni rastro. Al final pregunté a un lugareño y me indicó el lugar donde tenía que esperar. Un rato después apareció un Furgon, pero el conductor me dio una sorpresa: salía dentro de una hora. Así que me compré un Byrek de Espinacas y Queso en un puesto (40L); y me senté en un bar cercano a tomar un café con leche (150L).
Cuando volví al Furgon había un montón de pasajeros y casi me quedo sin sitio. Por suerte ocupé uno junto a la ventana y a la hora prevista nos pusimos en marcha (150L). El trayecto duró una hora mientras cruzábamos un paisaje urbano con edificios, naves industriales y comercios. Aunque solo eran las 15h el cielo se había cubierto de nubes grises y parecía que estaba a punto de anochecer. A continuación llegamos a Fushë Kruja, una moderna población; y los últimos 11km consistieron en una carretera llena de curvas que ganó altura sin parar hasta alcanzar el centro de Kruja. Desde aquí continué subiendo a pie 1km más en dirección al lugar donde había previsto alojarme.
Nota: en la Terminal Norte hay un tráfico constante de Furgons que se dirigen a Fushë Kruja. Más tarde me dijeron que debería haberme subido a uno para no perder tiempo, porque desde esta población parten Furgons hacia Kruja cada media hora.
ALOJAMIENTO: ROOMS EMILIANO – 20€/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; buena limpieza; ubicación inmejorable, dentro del Castillo de Kruja; tranquilidad total por la noche; nevera; radiador; restaurante propio con cenas caseras a 7€ (bebida a parte); propietario (Emiliano) muy amable; precio; desayuno incluido.
*Puntos en contra: wifi horrible en la habitación y sin apenas cobertura; inodoro pegado a la pared y debajo del calentador (era complicado utilizarlo); al estar junto a un jardín a veces se cuelan insectos (una cochinilla sobre la cama, un escarabajo…).
En Kruje no hay muchos alojamientos pero por suerte encontré habitaciones disponibles en Rooms Emiliano, una guesthouse con excelentes valoraciones. Yo reservé un par de noches a través de Booking y al momento Emiliano me envió un mensaje con instrucciones para encontrar el lugar. Cuando llegué estaba en la puerta, me invitó a un chupito de Rakia y me condujo a la habitación, que era una especie de bungalow apartado del edificio principal.
Una vez instalado ya no me daba tiempo a visitar nada, así que me estiré un rato en la cama a descansar.
CENA: RESTAURANT EMILIANO
Emiliano me comentó la posibilidad de cenar un menú tradicional en el restaurante de la guesthouse y me pareció buena idea. A la hora acordada entré en el comedor, donde ya tenía preparada la mesa. El menú consistió en Sopa de Verduras con pan casero; una bandeja con diferentes especialidades de la gastronomía albanesa (quesos con pimiento y tomate; Qofta de cerdo y ternera; un Sarma; olivas; salsa de yogurt; Byreks de patata y espinacas; y una pequeña ensalada de tomate y pepino); y de postre dos mandarinas. Para beber pedí una cerveza Tirana y una botella de agua grande.
La comida me gustó y acabé lleno (y eso que tenía hambre). Además Emiliano estuvo en todo momento pendiente de mí, tratándome como si estuviera en un restaurante de lujo. La verdad es que el precio me pareció razonable (9€). Por cierto, en un extremo del comedor había dos turistas, y al cabo de unos minutos me di cuenta de que estaban hablando en español. Yo les saludé (eran de Almería) y les hice un par de preguntas, pero no les vi con muchas ganas de charlar y continué a mi aire sin problema.
De regreso en mi habitación me dediqué a leer y preparar las próximas jornadas, mientras en el exterior caía una fina lluvia y se escuchaban perros ladrando.
EXPLORANDO KRUJA
Al día siguiente me desperté tras una noche de sueño impecable. Una vez en pie me vestí, preparé la mochila pequeña y me dirigí al restaurante de la guesthouse para disfrutar del desayuno incluido en el precio de la habitación. Esta vez Emiliano me condujo a una terraza elevada con unas vistas geniales de los alrededores y me senté en una mesa. A escasos metros había dos parejas, incluidos los españoles (que seguían sin querer socializar). Al cabo de unos minutos Emiliano me trajo el desayuno: un huevo frito; una bandeja con galletas, mermelada, ensalada de tomate y pepino, queso y trozos de manzana; una jarra de té; y un café con leche. Hubiera comido el doble, pero fue suficiente.
Después comencé a visitar los diferentes lugares de interés de Kruja. La previsión del tiempo apuntaba a un día nublado y es verdad que al principio las montañas amanecieron cubiertas por una ligera bruma. Pero poco a poco el cielo se despejó y lució un sol radiante durante buena parte de la jornada. Esto fue lo más destacado:
1. Castillo: fue construido en el siglo V sobre una colina rocosa y con el tiempo experimentó diferentes ampliaciones. Entre los siglos XII y XIII albergó la corte del Principado de Arbanon, el primer intento de estado independiente Albanés, liderado por la familia Progoni, que solo duró 27 años. Y en 1443 Skanderbeg arrebató el castillo a los Otomanos, para a continuación resistir 3 ataques en clara inferioridad de fuerzas. Hizo falta la muerte de Skanderbeg y una cuarta ofensiva que se alargó un año para que sus ocupantes se acabaran rindiendo en 1478.
Las guerras posteriores provocaron importantes daños en el castillo, aunque se conservan elementos interesantes. La entrada es gratuita y durante mi recorrido pude ver la Torre del Reloj (en restauración); las ruinas de la Iglesia de San Ndreu (con restos de frescos) y de la Mezquita Fatih (una antigua iglesia con un minarete que resiste en pie); un Hammam del siglo XV (estaba cerrado); el Tekke de Dollma (un santuario Sufí del siglo XVIII que también se encontraba en obras, rodeado de andamios); y un Olivo con más de 500 años de edad (se creé que lo plantó el propio Skanderbeg el día de su boda, instaurando una tradición que aun perdura).
Además recorrí en solitario las callejuelas empedradas que envuelven el castillo, entre viviendas tradicionales y lugareños, con una atmósfera muy auténtica. Y me asomé a las murallas, disfrutando de unas vistas magníficas de Kruja, con sus casas de colores distribuidas en diferentes niveles al pie de las montañas. Una pena que recientemente el gobierno local ha autorizado la construcción de enormes bloques de pisos en pleno centro del pueblo (como el Hotel Panorama) y estropean el paisaje.
2. Museo Skanderbeg: está ubicado en el recinto del castillo y se trata de un edificio de grandes dimensiones que data de 1982 e imita el aspecto de un fuerte medieval. La entrada cuesta 500L y en teoría está prohibida la fotografía, aunque no hay nadie vigilando y pude hacer las que quise.
Gjergj Kastrioti Skanderbeg era un señor feudal Albanés que alcanzó cargos de responsabilidad dentro del ejército Otomano. Hasta que en el año 1443 desertó, adoptó la religión Católica, y junto a otros nobles Albaneses fundó la Liga de Lezhe, con sede en la ciudad de Kruja. A partir de aquí comenzó una guerra de guerrillas contra los Otomanos, primero con el apoyo de la República de Venecia y más tarde de la Corona de Aragón (a través del Reino de Nápoles). Y durante 25 años su ejército de 10mil soldados obtuvo sonadas victorias contra tropas muy superiores, convirtiéndose en un símbolo de resistencia.
Tras su muerte en 1468 los Otomanos continuaron su expansión por los Balcanes. Pero hoy día Skanderbeg es un héroe nacional, al mismo nivel que sus coetáneos Stefan cel Mare en Moldavia o Vlad Tepes en Valaquia. Algo curioso teniendo en cuenta que más de la mitad de la población de Albania es de religión Musulmana.
El Museo es un homenaje a Skanderbeg, aunque no hay que ser muy listo para descubrir la maniobra propagandística del régimen de Enver Hoxha, que aprovechó la ocasión para colar entre la exposición estrellas rojas y soldados Albaneses, porque ellos también estaban plantando cara a potencias como la URSS o China. Y para cerrar el círculo se dedica una sala a los Ilirios, que se enfrentaron heroicamente al Imperio Romano, aunque no está nada claro que tengan algo que ver con los Albaneses actuales.
A mí el Museo me gustó por dos motivos: la decoración de las paredes, con pinturas murales que representan escenas de batallas, mosaicos, vidrieras y relieves de estilo comunista; y las vistas desde la terraza. Por lo demás hay carteles en inglés con escasa información y objetos antiguos sin interés. Al principio estuve tranquilo, pero al rato apareció un numeroso grupo de lugareños que formaron un escándalo tremendo. Los niños llevaban camisetas y banderas con el escudo de Albania, y corrían y gritaban como si estuvieran en el parque.
Justo enfrente hay un Museo Etnológico ubicado en una casa tradicional del siglo XVIII que perteneció a la poderosa familia Toptani, pero yo no lo visité.
3. Bazar Otomano: se trata de uno de los más antiguos de Albania, con 400 años de historia, y se extiende a lo largo de una calle peatonal que comienza cerca del castillo. En sus docenas de tiendas hay todo tipo de objetos a la venta: antigüedades, ropa tradicional, joyas, alfombras, instrumentos musicales, recipientes de madera, bolsos, pinturas… Aunque también vi recuerdos menos atractivos, como imanes, camisetas, juguetes de plástico y peluches, con el escudo de Albania repetido hasta la saciedad.
Como no había turistas los dueños de las tiendas me invitaban a entrar, pero no tenía previsto comprar nada y preferí continuar paseando. Viendo el tiempo que tardan en montarlas me pareció un milagro que estuvieran abiertas un miércoles de noviembre.
4. Mezquita Murad Bey: construida en el año 1533, está situada en pleno Bazar y es el principal templo religioso de Kruja. En la época comunista fue clausurada y se demolió el minarete. Por suerte en 1991 se restauró y hoy luce impecable, creando bonitas imágenes junto a las tiendas del Bazar, con las montañas de fondo. Durante mi visita la puerta estaba cerrada y no pude acceder al interior, aunque por las fotos que vi la sala de oración es bastante espartana.
5. Estatua de Skanderbeg: en la entrada de Kruja, cerca de la parada de autobuses, se levanta la primera estatua dedicada al famoso héroe en Albania, inaugurada en 1959. Más tarde surgieron otras en ciudades como Skopje, Pristina o Roma.
Entre la estatua y el Bazar hay una tranquila calle peatonal con pequeños cafés, tiendas, perros durmiendo y lugareños charlando. Yo me senté un rato en una terraza y me tomé un café con leche (150L) rodeado de un ambiente tranquilo.
COMIDA: RESTAURANT PANORAMA
Este local forma parte del Hotel Panorama, que tanta rabia me dio cuando hacía fotos de Kruja desde el castillo. Pero cuenta con muy buenas valoraciones, así que decidí comer aquí. El restaurante tiene un amplio comedor con balcones que ofrecen vistas geniales, aunque cuando llegué estaban todos ocupados y me tuve que conformar con una mesa central. Tras examinar el menú (con una gran variedad de pastas y pizzas) pedí una Ensalada Mixta; Tave Dheu; y una cerveza Tirana.
La verdad es que acabé encantado. Los platos no tardaron en aparecer, la comida estaba muy rica, y acabé lleno. Además el lugar es elegante, con manteles blancos y camareros uniformados de trato exquisito. Pero a su vez los precios son económicos (todo me costó 750L). Solo con esto ya me habría marchado contento, pero a continuación sucedió algo inesperado…
Tras la comida pregunté a un camarero si había en el hotel algún lugar elevado para hacer fotos panorámicas de Kruja. A continuación el chico me llevó ante su jefe, volví a hacer la pregunta, y sin saber cómo al cabo de un par de minutos estaba en la terraza del edificio, que abrieron exclusivamente para mí. Todo un detallazo. Desde allí disfruté de unas vistas épicas, con el castillo, el bazar y la mezquita. La terraza cuenta con un bar y una piscina, y en verano tiene que ser un lugar ideal para tomar algo.
Cuando visité Kruja el sol se ponía a las 16.30h, por tanto hice una compra de comida en una tienda, regresé al castillo, y me senté junto a su muralla oriental. Desde aquí disfruté de una escena de postal, con una cadena de imponentes montañas extendiéndose hasta el infinito y grupos de coloridas casas. Todo bañado con las últimas luces del día y el sonido de perros y gallinas en la distancia. Una forma perfecta de acabar mi recorrido por Kruja.
Ya en mi habitación me estiré en la cama a descansar. Emiliano me ofreció la posibilidad de cenar de nuevo en su restaurante, pero no tenía hambre y opté por pan tostado y un yogur. En el exterior empezó a soplar un viento huracanado. Y había más huéspedes que el día anterior (incluidas 3 chinas), además de un grupo de chavales que estuvo jugando a fútbol en un campo cercano y pegando gritos hasta pasada la medianoche.
VIAJE: KRUJA – DURRËS
Por la mañana amanecí bastante congestionado. Antes de dormir desenchufé el radiador porque me secaba la nariz, pero de noche refrescó y la cama solo estaba equipada con una sábana, así que me resfrié. En fin, una vez en pie me vestí, preparé las mochilas y salí a la terraza, donde me esperaba otro delicioso desayuno. Después desalojé la habitación, me despedí de Emiliano y caminé hasta la parada de autobús, cruzando el centro de Kruja.
Para llegar a Durrës necesité 3 vehículos distintos, aunque tuve mucha suerte con las conexiones y las esperas se redujeron a unos minutos:
1. Furgon a Fushë Kruja: siguiendo el consejo de Emiliano me subí en la primera furgoneta hacia Fushë Kruja, mucho más frecuentes que las de Tirana. El vehículo estaba casi lleno y ocupé un asiento junto a la ventana en la fila trasera. Al poco nos pusimos en marcha y el Furgon finalizó su recorrido en el centro de Fushë Kruja. Precio: 100L (el conductor me cobró más por guardar la mochila grande en el maletero, un hecho inusual en Albania).
2. Furgon hasta Tirana: solo necesité caminar unos metros, subirme al siguiente vehículo, y tras una breve espera arrancó. También iba lleno de gente y me dejó en la Terminal Norte de Tirana. Precio: 100L.
3. Autobús a Durrës: la última etapa fue igual de sencilla. Encontré el autobús con el cartel de mi destino en la parte frontal; me senté; y poco a poco fue apareciendo gente hasta que comenzamos el trayecto. El paisaje no tuvo mucha historia, avanzando por una carretera de dos carriles en perfecto estado; y llegamos al centro de Durrës. Precio: 150L.
En total tardé algo más de 2 horas en completar las 3 etapas. A continuación caminé hacia el lugar donde había previsto alojarme; y como todavía era un poco pronto para el check in me senté en una terraza a tomar un café con leche (150L).
ALOJAMIENTO: VILLA OLYMPIA – 18€/Noche
*Puntos a favor: apartamento espacioso equipado con cocina y nevera; ducha perfecta; limpieza extrema; mobiliario moderno; buena ubicación, a 5 minutos del centro de Durrës; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; lavadora; gimnasio gratis; propietario (Arian) muy amable; precio.
*Puntos en contra: camas individuales (el apartamento con cama doble costaba 2€ más); sin calefacción (por la noche hacía frío); piso de arriba en obras y habitado por una familia muy ruidosa, con lo cual el día (y parte de la noche) era un festival de golpes.
En Durrës la oferta de alojamiento es realmente amplia, aunque yo preferí gastar un poco más a cambio de un apartamento céntrico. Mi llegada fue curiosa porque tuve que entrar en el gimnasio de la planta baja, donde había dos chicas haciendo deporte. Desde allí la encargada llamó por teléfono a Arian y éste me condujo al apartamento.
Tras instalarme ya eran las 13h pasadas, así que salí a la calle para aprovechar las pocas horas de luz que quedaban.
COMIDA: THE KING PIZZA
Una pizzería ubicada cerca de mi apartamento muy popular entre los jóvenes de Durrës. Normalmente compran la comida para llevar, pero el local también tiene un pequeño comedor con 4 mesas y preferí sentarme en una. Yo pedí una Pizza Deliciosa (con jamón curado, tomates Cherry y rúcula) y una cerveza Tuborg pequeña. La pizza hizo honor a su nombre y me dejó como nuevo. Y solo pagué 650L (menos de 6€). Eso sí, todo muy básico, sin cubiertos ni vaso para beber.
A continuación me dirigí al principal lugar de interés de Durrës, situado a un par de calles.
UN ANFITEATRO ROMANO
*Horario: 9h – 17h (domingo hasta las 14h) (lunes cerrado)
*Precio: 300L
*Fotografía: ok
El Imperio Romano derrotó a los Ilirios en el año 219 AC y se hizo con el control de su reino, incluida la ciudad de Epidamnos, a la que rebautizaron con el nombre de Dyrrachium. Aquí ubicaron una base naval; y el comercio que generaba la Via Egnatia (continuación de la Via Appia) convirtió su puerto en unos de los más importantes del Adriático. Tanta riqueza llenó sus calles de templos, monumentos y lujosas villas; y en el siglo IV fue designada capital de la provincia de Epirus Nova. La caída de Roma no afectó mucho a Dyrrachium, que mantuvo su estatus dentro del Imperio Bizantino. Aunque a partir del siglo X comenzó a perder relevancia, y la conquista Otomana en el año 1501 provocó una clara decadencia, con su población reducida a apenas mil habitantes que vivían entre las ruinas de la antigua capital.
Una muestra de la importancia de Durrës en tiempos del Imperio Romano es su Anfiteatro. Fue construido en el siglo II, durante la época de Trajano, y era el más grande de los Balcanes, con capacidad para 20mil espectadores. En su arena tuvieron lugar combates con gladiadores y fieras salvajes, hasta que estas prácticas fueron prohibidas en el siglo V. Con el tiempo los terremotos provocaron graves daños en el edificio y los Otomanos decidieron enterrarlo para siempre. No fue hasta el año 1966 que un equipo de arqueólogos lo descubrió, y hoy día es posible visitarlo.
Tras pagar la entrada me dediqué a explorar el recinto completamente solo. El estado de conservación del Anfiteatro es bastante precario y las gradas consisten en una pendiente donde cuesta apreciar los asientos. Además está rodeado de edificios modernos que todavía se encuentran ocupados por familias. Pero a cambio el lugar es muy auténtico. Me encantó recorrer sus túneles subterráneos descubriendo salas oscuras y rincones misteriosos; o contemplar una pequeña iglesia del siglo V decorada con mosaicos de gran calidad.
Junto al Anfiteatro hay una calle peatonal con numerosos grafitis, algunos realmente fotogénicos. Aunque ya empezaba a caer la noche, así que hice una compra de comida en una tienda y regresé al apartamento. De camino me sorprendió ver numerosos edificios en ruinas, y más tarde me enteré que en el 2019 (solo 2 años antes de mi visita) Durrës sufrió un violento terremoto que causó 25 víctimas mortales y dejó sin hogar a centenares de personas. Vaya tela con los terremotos en la costa del Adriático…
El resto de la jornada me dediqué a leer mientras no paraba de moquear y estornudar. La cena consistió en unas galletas, y me estiré en la cama con ganas de descansar (si mis vecinos me lo permitían).
DESCUBRIENDO DURRËS
Al día siguiente me desperté tras una noche de sueño impecable. Eso sí, las obras en el piso de arriba comenzaron a las 8h, justo cuando sonó mi alarma. Un timing perfecto. A continuación desayuné un croissant de chocolate, un yogur y un café con leche; preparé mi mochila pequeña; y salí a continuar visitando lugares de interés. De nuevo me sonrió la fortuna y hacía un sol radiante. Esto fue lo más destacado:
1. Foro Bizantino: también llamado Mercado Bizantino, data del siglo V, época del emperador Anastasios I, que nació en Dyrrachium. Este era el antiguo epicentro de la ciudad y se compone de una plaza circular rodeada de columnas. Solo quedan unas cuantas y el conjunto está a la sombra de varios edificios de viviendas, pero aun así merece la pena dedicarle unos minutos.
2. Gran Mezquita: fue construida en 1931 en el lugar de una antigua mezquita Otomana y domina Iliria Square, la principal plaza de Durrës. Sobra decir que durante el régimen comunista perdió su minarete y se convirtió en un Centro Juvenil, hasta que en el año 1993 volvió a acoger ceremonias religiosas.
3. Murallas: en el siglo V Dyrrachium quedó arrasada por un devastador terremoto y el emperador Anastasios I aprovechó para reconstruir sus defensas, convirtiendo la ciudad en una de las fortalezas más imponentes de los Balcanes, con gruesos muros de hasta 12m de altura. Otro terremoto en el año 1273 causó estragos, y tanto Venecianos como Otomanos realizaron diferentes modificaciones. Hoy día se conservan algunos tramos, además de la espectacular Torre Veneciana, situada en las inmediaciones del Puerto.
4. Museo Arqueológico: data de 1951 y el traslado a su ubicación actual se produjo en el año 2002. El edificio cuenta con 3 pisos, pero retrasos de todo tipo provocaron que durante mi visita solo estuviera abierta al público la planta baja (¡19 años más tarde!). Un encargado me comentó que si todo iba bien abrirían el resto de la exposición durante el 2022, aunque su rostro no reflejaba demasiada convicción.
La entrada cuesta 400L y a pesar todo me pareció un lugar muy interesante. El Museo repasa las diferentes etapas de Durrës desde la Prehistoria hasta la época del Imperio Romano, y cuenta con numerosos objetos de gran calidad. A lo largo de mi recorrido pude ver esculturas; estelas funerarias decoradas con relieves; vasijas de cerámica pintadas con todo tipo de personajes; ánforas gigantescas; joyas de oro; docenas de figuras votivas encontradas en el antiguo Templo de Artemisa; columnas y capiteles… Hay carteles en inglés que aportan mucha información; y en todo el tiempo que estuve solo me crucé con dos parejas.
5. Paseo Marítimo: comienza en el Puerto de Durrës, de donde parten barcos de pasajeros hacia varias ciudades de Italia, como Brindisi, Bari o Ancona; y acaba en Durrës Beach. Tiene montones de cafés y restaurantes con terrazas; enormes bloques de apartamentos y hoteles; un muelle que se adentra en el mar ocupado por el exclusivo Hotel Ventus Harbor, con buenas vistas de la ciudad; y un par de estatuas de estilo comunista. Una de ellas homenajea a Mujo Ulqinaku, uno de los pocos oficiales Albaneses que murió enfrentándose al ejército Italiano durante la invasión de 1939.
Reconozco que fue un lujo poder caminar en manga corta a mediados de noviembre, disfrutando de un sol impecable y el sonido de las olas.
COMIDA: CHICKEN HOUSE
Varios blogs recomiendan probar en Durrës el Sufllaqe y decidí acercarme a este local de comida rápida situado junto al Paseo Marítimo. El comedor de Chicken House es gigante y estaba completamente vacío, así que me senté en un rincón donde me atendió un simpático camarero. El Sufllaqe se trata de un plato originario de Grecia, donde es conocido como Souvlaki, y consiste en pan pita con trozos de carne (en mi caso de pollo), patatas fritas, tomate, pepino, ketchup y mayonesa. Para acompañar pedí una cerveza Korça pequeña. A ver, no es la comida más sana del mundo, pero me gustó bastante. Y por solo 320L (¡menos de 3€!).
MAS LUGARES DE INTERES
Tras llenar el estómago quedaban pocas horas de luz y aun tenía que visitar dos sitios en Durrës, así que no me entretuve.
6. Villa Zog: en 1925 Ahmed Zogu fue elegido Presidente de Albania, aunque una serie de cambios en la Constitución le permitieron gobernar como un dictador. Tanto que 3 años más tarde decidió instaurar una Monarquía y convertirse en el Rey Zog I. Con el apoyo de la Italia de Mussolini llevó a cabo numerosos cambios para modernizar el país que le granjearon la enemistad de buena parte de la población, y sobrevivió a un sinfín de atentados. Pero poco a poco Italia se fue haciendo con el control del país hasta que en 1939 lo invadió sin apenas oposición. Y Zog I huyó cargado de oro, siendo acogido en diferentes estados hasta que en 1961 murió en París.
Zog I tenía una residencia de verano en Durrës. Fue construida en 1937 sobre una colina que domina la ciudad y la verdad es que no tuvo mucho tiempo para disfrutarla. Durante el régimen de Enver Hoxha se utilizó para recibir a diferentes líderes extranjeros, pero en 1997 una revuelta popular arrasó el interior de Villa Zog y a fecha de hoy permanece abandonada.
Yo subí la colina y contemplé el edificio desde fuera. Me gustó mucho la fachada, con un relieve que representa a un guerrero medieval sobre su caballo. Ojalá hubiera podido colarme a explorar, pero Villa Zog está rodeada por un muro de cemento, y la entrada principal reforzada con alambradas. Eso sin contar un vigilante que patrulla el interior (había un coche aparcado junto a la puerta). Con lo cual no me compliqué la vida y regresé al Paseo Marítimo. De camino crucé un bosque de pinos donde hay varios búnkers de la época comunista.
7. Durrës Beach: para acabar el día me senté a contemplar la puesta de sol en esta pequeña playa. La arena es de color oscuro y durante mi visita estaba llena de algas secas, pero sus aguas son cristalinas y las barcas crean imágenes de postal.
A continuación me senté a tomar un café con leche en una terraza (150L); recorrí de nuevo el Paseo Marítimo ya de noche, con varios músicos callejeros tocando y una bonita luna llena; y volví a mi apartamento. Para cenar me apañé con pan tostado, una cerveza Peja y un yogur. Al día siguiente regresé a Tirana en Furgon, poniendo punto y final a mi excursión por los alrededores de la capital.
CONCLUSION
Reconozco que no tuve clara hasta última hora la inclusión de Kruja y Durrës en mi ruta por Albania. Pero me alegro de haber visitado estas dos ciudades, porque son imprescindibles para entender la historia del país. Kruja fue el hogar de su héroe nacional; y Durrës la ciudad más importante de Albania durante muchos siglos. Te recomiendo dedicarle un día completo a cada lugar, a parte del tiempo necesario para los desplazamientos. Y si vas demasiado justo y tienes que elegir yo me decantaría por Durrës, con transporte público directo y más lugares de interés.
Si te gustó el post, dale al like (el corazón que hay en la parte superior), deja un comentario con tu opinión, y sígueme en redes sociales
Comentarios
2 ComentariosHerminia
Oct 11, 2023Hola, queriamos alquilar un apartamento en Durres y movernos desde ahi a algunas ciudades. Hay buena comunicacion en transporte publico o es necesario llegar a Tirana? Y una duda que tenemos, si alquilamos el apartamento en la playa, tiene fácil acceso para ir y venir al centro andando? En el mapa parece que la playa está separada por autovía y que el acceso solo puede ser en vehiculo?
Muchas gracias por tu información.
Ganas De Mundo
Oct 12, 2023Hola! Depende de la ciudad que queráis visitar tendréis que cambiar de vehículo en Tirana. En cuanto a la playa, es accesible a pie desde el centro sin problema. Un abrazo!