Descubriendo el misterioso mundo de los Derviches, con una visita al mausoleo de su fundador y una espectacular ceremonia
La historia de Konya se pierde en la noche de los tiempos. Ya estaba habitada en la Edad de Bronce, hace más de 5mil años. Formó parte del Imperio Hitita. Y más tarde perteneció al Reino de Frigia, cuyo monarca más conocido fue el rey Midas. Los romanos llamaron a la ciudad Iconium, y la designaron capital de la provincia de Lycaonia. Los turcos de la Dinastía Selyúcida se la arrebataron al Imperio Bizantino. Y en el siglo XII se convirtió en capital del Sultanato de Rum, título que ostentó durante 150 años. En este periodo Konya vivió una época dorada, destacando como un importante centro comercial de la Ruta de la Seda. Y los sultanes ordenaron construir monumentos de gran calidad artística que la situaron como una de las capitales más bellas del mundo.
Hoy día Konya es una urbe moderna con más de 1,2 millones de habitantes, y constituye uno de los principales motores industriales de Turquía. Entre sus atracciones turísticas destacan el Museo Mevlana, con su torre cubierta de azulejos verdes; las ceremonias de los Derviches; el Museo Arqueológico; y la cercana población de Sille.
VIAJE: PAMUKKALE – KONYA
Antes de iniciar este desplazamiento ya era consciente de que iba a ser largo, pero no me imaginaba que acabaría consumiendo la práctica totalidad del día. El viaje constó de 3 etapas:
1. Dolmus a Denizli: tras desayunar en el Hotel Dört Mevsim de Pamukkale y desalojar mi habitación, caminé hasta el centro del pueblo. Allí subí a un dolmus que estaba a punto de partir y llegué a la Terminal de Denizli (4,5L).
2. Autobús hasta la Terminal de Konya: en Denizli subí a la planta superior de la enorme Terminal y localicé el mostrador de la compañía Kamil Koç. En sus oficinas de Pamukkale ya me había informado del horario y el precio, así que solo tuve que comprar el billete (75L) y sentarme en una sala de espera frente a los andenes. Mientras, me dediqué a leer y cayó un zumo de naranja (4L).
Minutos antes de la hora prevista apareció el autobús; guardé mi mochila grande en el maletero inferior; ocupé mi asiento en la fila individual; y a las 10.45h nos pusimos en marcha. La verdad es que viajé muy cómodo, con espacio más que suficiente y una ventana enorme para contemplar el paisaje. El trayecto duró casi 7 horas y fui escuchando música, con alguna pequeña cabezada, sin molestarme en bajar en las paradas que hicimos. Al principio el ayudante del conductor pasó un par de veces para ofrecer agua y un té con galletas. Pero en el segundo tramo desapareció por completo (quizás porque el autobús iba casi vacío).
De camino pasamos por Isparta, una ciudad de nombre sugerente pero sin interés alguno, a parte de sus farolas con forma de flor y una rotonda presidida por la estatua de una manzana (¡?); el Lago Egirdir, de aguas azules, con pequeñas aldeas y montañas nevadas de fondo; y el Lago Beysehir en la distancia. En total fueron 400km en dirección este, avanzando a buen ritmo. A parte de los lagos el paisaje tuvo un poco de todo: zonas industriales; bosques; campos de cultivo; cumbres lejanas… Llegando a Konya pude ver una espectacular panorámica de la ciudad, con un auténtico mar de edificios.
3. Tranvía al centro: la Terminal de Konya está a 7km del centro y decidí viajar en tranvía, más sencillo para orientarse que el autobús/dolmus. Así que caminé hasta una parada cercana y en la taquilla compré una tarjeta de transporte con el mismo funcionamiento que la Istanbulkart. Esta se llama Konya ElKart, cuesta 1,5L, y se va recargando (yo empecé con 10L). La única diferencia es que en Konya hay que adquirir la tarjeta sí o sí (no hay opción de comprar billetes individuales).
Tras acceder al andén esperé unos minutos y llegó el tranvía con destino Alaaddin Tepesi (en el centro de Konya). En total fueron 16 paradas y un trayecto de media hora rodeado de lugareños. Desde el centro hasta el alojamiento caminé 10 minutos más, y por fin acabó esta jornada de traslados (ya eran casi las 19h).
ALOJAMIENTO: DERYA HOTEL – 80L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; mobiliario moderno (se trata de un hotel orientado a gente de negocios); limpieza extrema; ubicación inmejorable, en pleno centro de Konya y a unas calles de los principales lugares de interés; nevera con agua de cortesía; precio; abundante desayuno incluido.
*Puntos en contra: hotel para fumadores (los pasillos apestan a tabaco); calle ruidosa, con vehículos y gente gritando hasta tarde.
Esta vez la táctica Expedia funcionó a medias. En el autobús elegí un hotel con los requisitos de siempre (económico, buenas valoraciones y habitaciones disponibles), pero cuando intenté regatear el precio (que coincidía con el de Expedia) no hubo manera. El encargado de la recepción me dijo que las habitaciones de Expedia eran de calidad inferior, y si quería una solo me ahorraba 5L. Con lo cual acepté el precio, que ya era bastante económico.
Una vez instalado salí a la calle a llenar el estómago, porque no comía nada decente desde el desayuno en Pamukkale.
CENA: DEVA 1 RESTAURANT
Mi guía de viajes aconsejaba dos restaurantes situados a no mucha distancia del hotel pero no los encontré. Así que al final acabé en este local de la Plaza Mevlana y me senté en una terraza llena de lugareños. Y es que mi llegada a Konya coincidió con el Ramadán, y en esta ciudad conservadora el ayuno se toma más en serio que en otras partes de Turquía. Además acababa de ponerse el sol y la gente estaba hambrienta, así que el ambiente era frenético.
Yo pedí una especialidad de Konya: el Firin Kebap. Se trata de carne de cordero con pan pide, cebolla y perejil. Estaba deliciosa y la acompañé con una Fanta. Pero me quedé con hambre, porque una porción de 100g de carne costaba 28L. Con lo cual complementé el menú con un Firin Sutlaç de postre y un té de cortesía. Precio: 40L. Lo que no me gustó fue el servicio. Los camareros iban desbordados, y o no me hacían caso o me trataban de forma seca. Y todo por un rato de trabajo, porque cuando me fui casi todas las mesas estaban vacías.
LA TUMBA DE MEVLANA
Al día siguiente me levanté a las 7.30h tras una noche de sueño impecable. A continuación me vestí y bajé a desayunar al comedor del hotel. El menú consistió en un buffet libre con todo tipo de platos. Además de los habituales (tomate, pepino, quesos, etc…) había otros como patatas hervidas, salchichas con salsa de tomate o berenjena asada. Yo primero me serví un plato generoso de productos salados; y después otro de dulces con bizcocho, galletas, pan con mermelada y mantequilla… Todo regado con 3 vasos de té. Acabé a punto de explotar. El comedor estaba casi desierto, con una TV emitiendo las noticias del día.
Tras desayunar cogí la cámara de fotos y salí a la calle para visitar Konya. De entrada me dirigí a la principal atracción turística de la ciudad: el Museo Mevlana.
*Horario: 9h – 18.30h (lunes abre a las 10h)
*Precio: gratis
*Fotografía: ok
Durante la época del Sultanato de Rum llegó a Konya una familia procedente de Afganistán. Con ella viajaba Celaleddin Rumi, un joven que con el tiempo se convirtió en uno de los más grandes teólogos, poetas y filósofos del Sufismo, la rama mística del Islam. Hasta el punto de que sus seguidores le llamaban Mevlana (Nuestro Guía). Tras su muerte en 1273 su hijo organizó a sus fieles bajo una hermandad conocida como los Mevlevis o Derviches. Y pronto comenzaron a aparecer docenas de escuelas (llamadas Tekkes) por toda Anatolia, donde se formaba a nuevos iniciados a través de un durísimo proceso de aprendizaje.
Los Derviches alcanzaron un elevado poder en tiempos del Imperio Otomano, erigiéndose como guardianes de la tradición y los valores. Tanto que Ataturk (el padre de la Turquía moderna) prohibió sus prácticas,y en la actualidad tan solo sobrevive algún Tekke bajo la denominación de “asociación cultural”.
El Museo Mevlana de Konya es el primer Tekke donde desarrolló su actividad la orden de los Derviches. Esto fue lo más interesante de mi visita:
1. Mausoleo: aquí está la tumba de Mevlana, junto a la de su padre y otros destacados Derviches. Los féretros se encuentran tapados con mantos de terciopelo y coronados por un turbante. Y las paredes tienen una elaborada decoración, con lujosas lámparas colgando del techo. De vez en cuando aparecían fieles que se ponían a rezar frente a la tumba de Mevlana. Y unos altavoces emiten una música de flauta realmente atmosférica. El mausoleo está coronado por un enorme minarete cubierto de azulejos color turquesa, llamado Kubbe-i-Hadra (literalmente “cúpula verde”), que se ha convertido en la imagen icónica de Konya.
2. Semahane: es la sala donde tenían lugar las ceremonias Derviches más importantes. Actualmente se exponen diferentes reliquias, como Coranes antiguos o prendas de vestir de Mevlana.
3. Celdas: donde vivían los Derviches. Ahora contienen objetos relacionados con su vida diaria (instrumentos musicales, utensilios, ropa…), acompañados de paneles explicativos.
Antes de entrar en el mausoleo hay que cubrirse los pies con unas fundas de plástico que hay junto a la puerta. También había leído que las mujeres debían taparse la cabeza con un pañuelo y que estaban prohibidos los pantalones cortos. Pero durante mi visita vi a bastante gente que incumplía estos requisitos y los vigilantes no les dijeron nada.
Yo llegué al Museo a las 9.30h y la verdad es que fue una visita muy relajada. Los grupos de turistas aparecían con frecuencia, pero duraban poco en un mismo sitio y se movían con rapidez. Por la mañana se puede contemplar una buena panorámica del Museo desde los alrededores de la entrada, con una luz perfecta para la fotografía; y por la tarde desde la Plaza Mevlana.
Al salir del Museo Mevlana me acerqué a ver la Mezquita Selimiye, situada en la misma plaza. Data del siglo XVI y es enorme, de estilo Otomano. El exterior es impresionante y el interior no tiene nada de especial, aunque se puede entrar a echar un vistazo.
UN IMPROVISADO AMIGO
Después de visitar la mezquita me dirigí a la zona del Bazar, a un par de calles. Allí estuve curioseando entre comercios que vendían todo tipo de artículos (objetos religiosos, café, dátiles, frutos secos…), con lugareños paseando o sentados a la sombra y algún que otro minarete. Las casas son de paredes blancas con vigas de madera de color oscuro. Y en una plaza central destaca la imponente Mezquita Aziziye, construida en el siglo XIX para reemplazar otro templo que se quemó en un incendio. Tiene un peculiar estilo Barroco, con dos enormes minaretes.
Mientras fotografiaba la mezquita, un señor vestido de traje se puso a hablar conmigo en un inglés bastante decente. Tras unas palabras me invitó a tomar un té, y como el calor era insoportable y tenía tiempo de sobras decidí aceptar la oferta sin saber qué me iba a encontrar. El señor se llamaba Alí y me llevó a un café, donde ocupamos una pequeña mesa exterior. Allí tomamos un par de tés cada uno y un Simit (a estar en una calle apartada por lo visto no había problema, a pesar de ser Ramadán), y charlamos animadamente.
Alí me contó que era funcionario; se alegró de mi presencia en Konya, porque de alguna manera contribuiría a reactivar el turismo; y me explicó datos interesantes de la ciudad. Eso sí, no paraba de recibir llamadas y a cada momento se cortaba la conversación. Estuvimos media hora larga y al final se hizo cargo de la cuenta, aunque ahora viene la duda… Mientras charlábamos Alí me dijo que coleccionaba alfombras y conocía una tienda donde las conseguía a muy buen precio. Y al final acabó llevándome a la tienda. Es verdad que no recibí ninguna presión para comprar y tan solo estuvimos unos minutos. Pero… ¿era éste el verdadero objetivo de Alí al contactar conmigo? Si es así me parece una estrategia demasiado elaborada, pero bueno. Ya no sé qué pensar…
Nota: durante meses recibí de forma esporádica fotos de Alí donde aparecían alfombras, hasta que al final le bloqueé porque aquello no tenía ningún sentido.
MAS LUGARES DE INTERES
Cuando me despedí de Alí, continué con las visitas que había previsto realizar:
1. Museo Arqueológico: en la taquilla ponía que la entrada costaba 5L, pero el mostrador estaba cerrado y un vigilante de seguridad me dijo que podía pasar. No sé si se trató de un hecho puntual o era fruto del Ramadán. El caso es que fue la segunda visita gratis de Konya.
En la sala principal hay una serie de sarcófagos romanos de piedra con esculturas y relieves espectaculares. Me encantó uno que representa los “Doce Trabajos de Hércules”. Según la mitología griega, son una serie de tareas casi imposibles que el rey Euristeo le encomendó para deshacerse de él, tales como matar al león de Nemea o al jabalí de Erimanto. En otras salas hay diferentes objetos procedentes de Çatalhöyük (un importante asentamiento del Neolítico ubicado a 33km de Konya) como estatuas, vasijas de cerámica o esqueletos (incluido el de un bebé con brazaletes). Y de Karahöyük, una colonia Asiria cercana. La verdad es que la organización del museo es realmente arcaica, con objetos apilados contra la pared sin paneles explicativos… Pero tiene su gracia. Junto al edificio hay un patio donde se acumulan estelas funerarias y sarcófagos de la época romana.
2. Alaaddin Tepesi: se trata de un montículo cubierto de árboles y jardines situado en el centro de Konya donde antiguamente se ubicaba el Palacio de los Sultanes de Rum (del que no queda ni rastro). Aquí había previsto pasar la tarde visitando varios sitios, pero por diversos motivos acabé mucho antes:
*Mezquita de Alaaddin: construida durante el siglo XIII por orden del Sultán Alaaddin (también conocido como Keykubad I). Estaba en restauración y solo se podía acceder por una entrada lateral a una moderna sala de oración.
*Jardines: había leído que en primavera hay centenares de tulipanes pero no vi ni uno. Quizás porque también se estaban realizando obras en buena parte de Alaaddin Tepesi. Yo vi zonas de césped y árboles con parejas o grupos de amigos charlando, pero no me pareció nada del otro mundo.
*Cafés: mi idea era sentarme a tomar algo y observar a la gente pasar, aunque al ser Ramadán estaban todos cerrados.
En los alrededores de Alaaddin Tepesi también hay un par de monumentos construidos en tiempos del Sultanato de Rum:
*Madrasa de Karatay: una antigua escuela coránica que alberga el Museo del Azulejo. Me la encontré cerrada por restauración y su portada medio tapada por una fea valla metálica. No me lo podía creer…
*Madrasa Ince Minare: otra escuela religiosa con una portada espectacular, cubierta de relieves con motivos geométricos y versículos del Corán. Aquí sí pude contemplar el edificio sin obstáculos. En el interior hay un museo que no prometía mucho y no lo visité.
De regreso a mi hotel compré un litro de zumo en una tienda (5L) y dediqué el resto de la tarde a leer y descansar.
CENA: SIFA LOKANTASI
Como era Ramadán preferí esperar a la puesta de sol para encontrar todos los restaurantes abiertos. Y a las 20h pasadas salí en busca de un local que me había recomendado Alí, situado a un par de calles del hotel. Pero estaba cerrado y opté por el Sifa Lokantasi, justo al lado. Fue todo un acierto.
Al llegar el comedor estaba lleno de lugareños, pero el trato que recibí de los camareros fue bien distinto al del Deva 1 Restaurant. Aquí unos chavales sonrientes me sentaron en una mesa, me atendieron al momento, y en cuestión de minutos ya tenía los platos que había pedido, ambos típicos de Konya. Primero una sopa llamada Bamya, hecha con ocra (una especie de verdura con forma de pimiento muy pequeño), que estaba riquísima. Y de segundo Etli Ekmek, una pizza de carne cuya masa tiene un grosor entre Pide y Lahmacun. Para acompañar, Fanta y un té de cortesía. Todo por 38L. Al acabar de cenar el restaurante ya estaba casi vacío (y eso que no me entretuve).
Camino del hotel acabé de constatar que Konya es una ciudad diferente a todo lo que había visto hasta ese momento en Turquía:
*Las mujeres visten mucho más recatadas: casi todas llevan pañuelo en la cabeza, abundan los Hijab (cubren cabeza y pecho) y no es extraño ver algún Chador (tela negra que cubre todo el cuerpo).
*Hay mucha mendicidad por las calles: niñas pidiendo limosna en la Plaza Mevlana; niños hurgando en los contenedores de basura… Según me contó Alí, en Konya hay decenas de miles de refugiados procedentes de Siria.
*Apenas hay perros o gatos callejeros.
EXCURSIÓN A SILLE
Al día siguiente me levanté a las 8h, me vestí y bajé a desayunar al restaurante del hotel. El buffet libre era igual de amplio, pero los platos tenían un aspecto mustio, como si fueran sobras de días anteriores, y no comí con mucho apetito. Después preparé mi mochila pequeña y salí a la calle, donde el sol ya apretaba.
Aprovechando que estaba en Konya decidí visitar la población de Sille, una excursión recomendada por varios viajeros. Sille está ubicada a 11km de la ciudad y para llegar la opción más económica es un autobús (el número 64) con salidas cada media hora. Mi guía de viajes indicaba que la parada está en Alaaddin Tepesi y me dirigí hacia allí. Para asegurarme pregunté a unos chavales y me dijeron que esperara, pero vi con horror cómo el autobús pasaba de largo.
Otro lugareño me dijo que esa no era la parada y me envió a otro punto de Alaaddin Tepesi. Así que volví a caminar y esperé 20 minutos, hasta que a las 10.30h apareció el autobús y pude subir. Pero una vez en marcha comprobé que el vehículo cruza toda la ciudad antes de partir hacia Sille, y pasó muy cerca de mi hotel. En fin…
Para pagar el trayecto es necesaria la Konya ElKart (2,5L). El trayecto duró 20 minutos y viajé rodeado de abueletes hasta llegar a Sille (hay que esperar hasta la última parada). Esta tranquila población tiene una dilatada historia. Siempre estuvo habitada por una importante comunidad griega hasta que en 1924 fueron obligados a emigrar a Grecia fruto del intercambio acordado en el Tratado de Lausanne. Pero los nuevos vecinos se han preocupado por conservar el pasado de Sille. Estos son los principales lugares de interés:
1. Cuevas Trogloditas: las montañas que rodean Sille están llenas de viviendas excavadas en la roca y hasta alguna iglesia. Se encuentran en un estado de conservación lamentable, pero es posible pasear por la zona y curiosear un rato.
2. Iglesia de Santa Elena: cuentan que fue fundada en el siglo IV por la Emperatriz Helena, madre de Constantino el Grande, al ver las precarias iglesias excavadas en la roca. Aunque el edificio bizantino original ha experimentado numerosas reformas. La última hace unos años, gracias a la cual se pueden contemplar en todo su esplendor los frescos. Datan del siglo XIX y representan imágenes de santos y pasajes de la Biblia.
3. Iglesia de Küçük: situada en lo alto de una colina. Merece la pena subir por el cementerio otomano que hay de camino, con lápidas antiguas y graciosos lagartos; y por las vistas de los alrededores (mejor luz para la fotografía por la tarde). En el interior hay un pequeño museo que no visité.
La buena noticia es que todas las visitas son gratis. A continuación me dediqué a pasear por el pueblo. La verdad es que me lo imaginaba más tradicional, pero a parte de alguna vivienda con vigas de madera predominan los edificios modernos. Y el centro es una sucesión interminable de cafés y restaurantes, porque Sille es un sitio muy popular entre los habitantes de Konya para desayunar los domingos. Eso sí, casi todos estaban cerrados y las terrazas desiertas, al ser Ramadán. En resumen, el pueblo es bonito, pero tampoco para tirar cohetes.
Como el calor era horrible entré en un par de tiendas para refrescarme: en la primera compré una Fanta (2,5L); y en la segunda dos Twisters (2L) que comí a escondidas. A eso de las 14h el cielo comenzó a cubrirse de nubes negras que amenazaban lluvia y decidí regresar a Konya en autobús. El resto de la tarde me quedé en la habitación, ya que el tiempo no invitaba a pasear.
PRESENCIANDO UNA SEMA
A eso de las 18h caminé hasta el Centro Cultural Mevlana, situado a 1,2km del centro, para presenciar una Sema, la ceremonia tradicional de los Derviches que tiene lugar cada sábado (gratis) a las 19h. Según me acercaba comprobé que el Centro Cultural es una especie de moderno campus universitario, dominado por dos enormes auditorios de forma cónica. Pero también me sorprendió la ausencia de gente en los alrededores. La zona estaba desierta. Hasta que un vigilante me vio y me explicó lo que sucedía: como era Ramadan la Sema se había retrasado hasta las 21h para que los Derviches pudieran actuar con el estómago lleno. Me dio rabia porque me tenía que haber imaginado algo así y no me informé. Pero bueno, al final decidí volver al centro a cenar algo.
Tras la positiva experiencia de la noche anterior no dudé en regresar al Sifa Lokantasi para continuar probando especialidades de Konya. Esta vez pedí Tirit, que en resumen vendría a ser un plato muy parecido al Iskender Kebap, con trozos de pan pide, yogurt, y tomate. Yo elegí el Tirit Tandir Kebap, con carne de cordero al horno, aunque también hay con Köfte o Ternera. Como el Iskender Kebap es uno de mis platos favoritos, el Tirit me encantó. Estaba delicioso. Para acompañar, un plato de verduras, Fanta y un par de tés de cortesía. Precio: 40L.
De regreso en el Centro Cultural Mevlana, a eso de las 20.30h, accedí a una especie de sala con mesas, sillas y tiendas de artesanía (cerradas), donde ya había un puñado de personas. Yo pensaba que aquello sería cuestión de minutos, pero para nada… Tres cuartos de hora esperando hasta que comenzamos a entrar en el auditorio; y la Sema empezó a las 21.30h. Durante la espera estaba indignado, porque llegué antes para hacerme con un buen sitio y no paraba de aparecer gente con las mismas opciones que yo. Pero después descubrí que el auditorio era gigantesco y había asientos de sobras para todos.
Intentar explicar toda la simbología que hay detrás de una Sema me ocuparía un montón de páginas. Resumiendo mucho, los Derviches (unos 20) aparecen en el escenario vistiendo unas capas negras y gorros alargados. Tras unas oraciones y música de flauta se quitan las capas; reciben el permiso del maestro para ponerse en movimiento; y comienzan a girar poco a poco, sobre sí mismos y alrededor del escenario. Al principio con los brazos cruzados y más tarde extendidos, con sus túnicas blancas ondeando. La idea es que con ese movimiento entran en contacto con Alah y transmiten su energía a la Tierra.
La imagen de todos los Derviches girando a la vez con la música tradicional de fondo es inolvidable. Yo hice fotos y vídeos, pero también tuve tiempo para contemplar embobado aquel ritual ancestral. Algunos Derviches estaban como en estado de trance, con la cabeza ladeada. La secuencia de giros se repitió dos veces más, hasta que los Derviches se volvieron a poner las capas y se marcharon en silencio, sin recibir ni un solo aplauso (están prohibidos, al igual que las fotos con flash, para que no se desconcentren). En total la Sema duró una hora.
De regreso al hotel no pude evitar detenerme unos minutos a contemplar por última vez el Museo Mevlana y la Mezquita Selimiye, con sus cúpulas y minaretes iluminados. Una forma perfecta de acabar una gran jornada.
CONCLUSIÓN
Konya es un buen lugar para hacer un alto durante el recorrido clásico entre Pamukkale y la Capadocia, con monumentos interesantes, platos típicos deliciosos y la magia de los Derviches. Un día completo será suficiente para visitar las principales atracciones de la ciudad. Te recomiendo hacer que coincida en sábado para poder presenciar la Sema de los Derviches, una experiencia imborrable. En cuanto a la visita a Sille, la verdad es que no la considero imprescindible, aunque si te sobra tiempo constituye una agradable excursión de medio día.
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Comentarios
2 ComentariosJOSE MIGUEL JARAMILLO JARAMILLO
Ene 3, 2023Excelentes tus relatos, con claras explicaciones históricas, físicas y arquitectónicas, asi como para transporte, utiles para expertos o novatos en viajes de intereses varios y compartidos.
GRACIAS desde COLOMBIA
JOSE MIGUEL JARAMILLO JARAMILLO
Arquitecto Diseñador Urbano.
Ganas De Mundo
Ene 3, 2023Muchas gracias por el comentario! Un placer compartir información para que otros viajeros puedan visitar lugares maravillosos completamente al margen del turismo de masas. Un abrazo! (ahora mismo desde Congo Brazzaville)