Descubriendo una ciudad amurallada tras un largo trayecto en tren, con un Casco Antiguo lleno de viviendas tradicionales, madrasas, mezquitas y minaretes de ladrillo
Khiva es una población situada al oeste de Uzbekistán, en una zona de fértiles tierras regadas por el delta del río Amu Daria. Antiguamente la región era conocida como Khorezm (o Chorasmia) y perteneció al Imperio Aqueménida. Más tarde fue ocupada por diferentes reinos que mantuvieron la capital en Konye-Urgench (Turkmenistán), una de las ciudades más grandiosas de la Ruta de la Seda. Hasta que la destrucción por parte de las tropas de Timur y un cambio de curso del río provocó que en el año 1592 la capital se trasladara a Khiva. Durante 3 siglos el Kanato de Khiva floreció gracias en buena parte a su mercado de esclavos, el mayor de Asia Central, donde grupos de mercenarios hacían fortuna con sus últimas capturas (principalmente de origen Persa y Ruso). Pero en 1873 fue anexado al Imperio Ruso.
En la actualidad el Casco Antiguo de Khiva (Ichan Qala) está rodeado por una muralla de adobe y cuenta con docenas de edificios históricos en un estado de conservación admirable. Entre ellos destacan el Minarete Kalta Minor, el Palacio Tosh Havli o el Mausoleo Pahlavon Mahmud.
VIAJE: TASHKENT – KHIVA
Este fue el desplazamiento más largo de mi ruta por Uzbekistán, con 990km, y decidí viajar en tren. Durante mi visita el tren de alta velocidad (Afrosiyob) no pasaba de Bukhara, así que me tocó utilizar el tren antiguo, mucho más lento, que tarda 14 horas. Por suerte el trayecto es nocturno y me ahorré la noche de hotel. Además hasta hace unos años el tren solo llegaba a Urgench y había que recorrer el último tramo hasta Khiva en taxi compartido. Pero a finales del 2018 se inauguró la nueva Estación de Tren de Khiva y ahora es posible realizar todo el recorrido del tirón, sin transbordos.
Yo compré el billete a través de la página web de la compañía. Y menos mal que lo hice con unos días de antelación, porque únicamente quedaban 3 sitios disponibles en Segunda Clase (la opción con mejor relación calidad-precio). Los trenes hacia el oeste de Uzbekistán salen desde la Estación Sur, situada a 8km del centro de Tashkent (¡está casi igual de lejos que el Aeropuerto!). Yo solicité un taxi a través de la app de Yandex y me dejó en la puerta por 19milS. Una vez allí pasé los diferentes controles; una empleada me indicó el tren correcto; y el revisor de mi vagón me acompañó hasta mi sitio. Todo impecable.
La Segunda Clase consiste en un compartimento de 4 plazas con dos literas. A mí me tocó una de las camas superiores, donde había una bolsa con sábanas y una pequeña toalla. Me acompañaron una pareja de abueletes con su nieto que ocuparon las camas inferiores; y un chaval que hablaba algo de inglés pero no tenía muchas ganas de charlar. Por suerte antes de subir al vagón entré en una tienda y compré una botella de agua y 4 bollos rellenos de chocolate (15milS), porque no había cenado nada y más tarde me enteré que el tren no tenía cafetería. Solo ofrece agua caliente y una bolsita de té a cada pasajero.
A la hora prevista nos pusimos en marcha. Yo me comí los bollos y me estiré en la cama a leer un rato. La verdad es que no fue un viaje nada cómodo: hacía bastante calor; la cama era muy estrecha y encima el tope metálico no subía (corría el riesgo de caerme); y el chaval roncaba como un búfalo. Pero por otro lado fue genial la sensación de estar cruzando el país de noche, y con el traqueteo del tren me quedé dormido al momento.
Los abueletes ya estaban en pie antes de las 7h de la mañana, pero yo seguí durmiendo a ratos hasta pasadas las 9h, a pesar de los gritos de los niños de otros compartimentos. Después me dediqué a contemplar el paisaje por la ventana, con llanuras infinitas, campos de cultivo, casas de adobe y lugareños trabajando. Hicimos una parada en Urgench, la capital de la región de Khorezm, que es un importante nudo de transportes pero no cuenta con ningún lugar de interés turístico. Aquí bajaron la mayoría de pasajeros y yo continué hasta Khiva, donde llegué a las 11h con puntualidad británica.
En la Estación ignoré a los taxistas que se agolpaban junto a la puerta de salida y caminé unos 20 minutos hasta mi alojamiento. De camino recorrí una amplia avenida de reciente construcción que en el futuro albergará tiendas, hoteles y restaurantes; aluciné con las vistas de Khiva desde la distancia, con sus murallas y minaretes; y crucé el Casco Antiguo de punta a punta, bajo un sol de justicia.
Nota: lo normal hubiera sido continuar mi recorrido por Uzbekistán parando en Samarkand y Bukhara. Pero se preveían lluvias en la zona para los próximos días; y además de esa forma los horarios del tren son menos convenientes (por ejemplo, viajar de Bukhara a Khiva implica coger el tren a las 3h de la mañana). Así que me desplacé directamente al oeste del país, y de regreso a Tashkent visité Bukhara y Samarkand.
ALOJAMIENTO: KHIVA IBROHIM HOTEL – 115milS/Noche
*Puntos fuertes: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; ubicación genial, dentro de Ichan Qala; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; aire acondicionado; lavadora (me vino genial); propietaria (Guzal) muy acogedora, al igual que el resto de su familia; precio; abundante desayuno incluido; té y pastas de cortesía al llegar.
*Puntos débiles: no se me ocurre ninguno.
Reservé esta guesthouse familiar a través de Booking y fue todo un acierto. Guzal y su familia me hicieron sentir como en casa y disfruté de una estancia realmente agradable. Eso sí, cuando regresé a Khiva tras explorar Nukus y el Mar de Aral pasé otra noche en el Khiva Ibrohim Hotel y Guzal me dio una habitación diferente que me gustó menos (está pegada al comedor de la casa, y siempre había gente hablando o la TV puesta). Con lo cual te recomiendo la habitación nº1, aislada de las zonas comunes.
Una vez instalado decidí tumbarme en la cama para descansar un rato y evitar las horas con peor luz para la fotografía. Al poco llamó a la puerta Guzal, que había cocinado Plov (arroz con carne y verduras) y me invitó a un pequeño plato, acompañado de té y una ensalada. Estaba delicioso y así ya no tuve que preocuparme de buscar un lugar para comer. Todo un detalle.
UN PASEO POR ICHAN QALA
A continuación cogí mi cámara de fotos y salí a conocer Khiva. El Casco Antiguo se llama Ichan Qala y está rodeado de imponentes murallas de adobe con 4 puertas de entrada. El recinto no es demasiado grande y se puede visitar a pie sin problema. Pasear por sus estrechas callejuelas es como dar un salto en el tiempo, entre viviendas tradicionales con puertas de madera tallada, madrasas, cúpulas y minaretes. También me crucé con señoras luciendo vestidos de vivos colores, pañuelos en la cabeza y dientes de oro. Me recordó bastante a Yazd (Irán), aunque Khiva está muchísimo más orientada al turismo, por varios motivos:
1. En el centro de Ichan Qala hay docenas de puestos de souvenirs que ocupan hasta el último metro cuadrado, con molestos toldos que tapan los edificios históricos y complican la fotografía. Venden de todo: bisutería, muñecas, objetos de cerámica, ropa… Me llamaron la atención los Chugirma, unos voluminosos gorros hechos de piel y lana de oveja que los uzbekos utilizaban antiguamente. Hoy día son más discretos y la gente se hace fotos con ellos.
2. Hay diferentes servicios: lavabo gratuito; una consigna con taquillas para guardar las mochilas mientras se recorre Ichan Qala; y varias oficinas de la Policía Turística, encargada de velar por la seguridad de los visitantes.
3. Otros detalles, como un pobre camello utilizado para fotos; o dos tipos disfrazados de enormes osos de peluche (¡?) dando vueltas por las calles.
Por si fuera poco mi llegada a Khiva coincidió con una semana de vacaciones escolares fruto del Nowruz. Y el Casco Antiguo estaba invadido por grupos de turistas llegados desde todos los rincones del país que estropeaban la magia del lugar, con chavales corriendo; gritos; y chicas dedicadas a interminables sesiones de selfies.
Menos mal que hay formas de esquivar este caos. Te recomiendo visitar Ichan Qala a primera y última hora del día, cuando apenas hay turistas; evitar los fines de semana; y dedicar tiempo a los barrios residenciales del norte y el sur, donde hay un ambiente mucho más relajado. Mi idea era subir a alguno de los miradores del Casco Antiguo coincidiendo con la puesta de sol, pero para mi sorpresa todos cerraban a las 18h (una hora antes), así que opté por llenar el estómago.
CENA: CAFE ZERAFSHAN
En Ichan Qala no hay muchas opciones para comer y acudí a este local recomendado por mi guía de viajes. El salón es espectacular, pero fue lo único que me gustó. Yo pedí Shurpa (una sopa típica de Asia Central, con carne, patata y zanahoria); Manti (una especie de ravioli) rellenos de carne y calabaza; y una botella de agua. Las porciones eran escasas y la calidad de la comida bastante mejorable. Además el restaurante estaba vacío, no había ningún tipo de música (el silencio era incómodo) y los camareros me ignoraron por completo, con caras de apatía. No aconsejo para nada el Café Zerafshan. Precio: 55milS.
Tras la cena ya era de noche y decidí dar otro breve paseo por Ichan Qala. Los turistas se habían marchado, la mayoría de puestos de souvenirs estaban recogidos, y la atmósfera era genial, con varios monumentos iluminados, grupos de niños jugando, y la luna llena brillando en el cielo. Una forma inmejorable de poner punto y final a la jornada.
PRIMER DIA EXPLORANDO KHIVA
Al día siguiente mi alarma me despertó poco después del amanecer porque quería hacer fotos con los primeros rayos de sol. Pero estaba agotado y me quedé durmiendo hasta las 8h (no es la primera vez que me ocurre esto durante mis viajes). Una vez en pie me vestí y salí a desayunar al comedor. Allí coincidí con un matrimonio (Asad de Pakistán y Toshiko de Japón), que viajaba con sus 3 hijos, y estuvimos charlando un rato. Mientras, disfruté de un menú sensacional, con Tukhum Barak (ravioli rellenos de huevo y especias, un plato típico de la región de Khorezm), embutidos, queso, ensalada de tomate y pepino, pan con Nutella y mermelada, pastas, fruta (manzana y granada) y té. Acabé a reventar.
Después preparé mi mochila pequeña y caminé hasta las taquillas que venden los billetes para visitar Ichan Qala, situadas junto a la puerta principal (la oeste). Todavía no eran las 10h pero ya había bastantes turistas y un par de autobuses aparcados. Hay 3 tipos de billete:
1. Economy: permite el acceso a Ichan Qala, sin entrar en ninguno de los monumentos. Precio: 50milS. Sinceramente, no entiendo a quién le puede interesar esta opción, teniendo en cuenta que solo hay dos puertas con tornos y vigilancia (la oeste y la este) y es facilísimo colarse. Desconozco si en temporada alta se controla más a los visitantes, o si está previsto sellar el resto de accesos en un futuro.
2. Estándar: incluye la entrada a los diferentes edificios de Ichan Qala, excepto los mausoleos y miradores. Precio: 100milS.
3. VIP: además de los edificios de Ichan Qala incluye el acceso a 2 miradores: el Minarete Islom Hoja y la Torre del Kuhna Ark. Precio: 150milS. Quedan al margen los mausoleos, que se pagan a parte. Este fue el billete que compré.
El billete es válido para 2 días y está permitida la fotografía en el interior de los monumentos. Por cierto, en las taquillas un cartel indicaba que no se aceptaban tarjetas extranjeras, pero yo pagué con la mía sin problema. Estos fueron los lugares de interés que visité en Ichan Qala:
*Madrasa Islam Khodja + Minarete: ambas construcciones datan de 1910. Islam Khodja era el Gran Visir del Kanato de Khiva, pero su excesiva popularidad y su espíritu reformista le granjearon muchos enemigos y en 1913 fue apuñalado por un grupo de asesinos. La madraza alberga el Museo de Artes Aplicadas, que consta de varias salas con objetos antiguos sin ningún orden aparente: columnas de madera tallada, alfombras, ropa, azulejos… No me crucé con nadie.
A continuación subí al Minarete, que con sus 57m de altura es el más alto de Uzbekistán. No fue tarea sencilla porque se accede por un pasadizo muy estrecho, con techos bajos y escalones altos. Encima es el mismo que utiliza la gente que baja y no caben dos personas a la vez. Llegué a la parte superior casi sin respiración, pero mereció la pena porque la panorámica de Khiva es espectacular, con un mar de tejados salpicado de cúpulas y minaretes. Eso sí, hay unas rejas protectoras que complican la fotografía, y apenas hay espacio para 8 personas, sin nadie que controle la situación. De todas formas es el mejor mirador de Khiva y un lugar imprescindible (mejor luz para la fotografía por la mañana).
*Mezquita Juma: fue construida en el siglo XVIII y destaca por su sala hipóstila con 218 columnas de madera. Algunas proceden de una mezquita anterior del siglo X. Es un lugar ideal para alejarte un rato de la gente y huir del sol en un día caluroso. Tiene un minarete y hace años era posible subir, pero comenzó a inclinarse peligrosamente y ya no está permitido por razones de seguridad.
*Murallas: las que se ven hoy día datan del siglo XVIII y ofrecen un aspecto imponente, con gruesas paredes, torres de vigilancia y almenas. Yo primero recorrí todo el perímetro, pasando junto a las puertas de acceso (la oeste fue reconstruida durante los años 70) y el antiguo cementerio, con docenas de tumbas antiguas amontonadas de forma caótica. Después alcancé la parte superior mediante unas escaleras que hay junto a la puerta norte y contemplé bonitas vistas de Ichan Qala. Algunos tramos están en mal estado, con agujeros y grietas. Y en un punto un cable de la luz que cortaba el paso me obligó a dar media vuelta.
COMIDA: CAFE BIR GUMBAZ
Un sencillo café situado en pleno centro de Ichan Qala con una pequeña terraza exterior y un comedor que ocupa un edificio histórico. No tiene menú y la oferta es bastante limitada, pero me atendió una camarera muy amable y la comida estaba rica. Allí probé otro plato típico del Khorezm: los Gumma (una especie de empanadillas de masa muy fina rellenas de carne o patata), acompañados de té. Y me entretuve observando las oleadas de turistas que recorrían la calle principal de Khiva.
MAS LUGARES DE INTERÉS
Tras descansar un rato y reponer energías continué visitando nuevas atracciones turísticas:
*Madrasa Mohammed Rakhim Khan: dedicada a este gobernante, poeta y amante de las artes, durante cuyo reinado Khiva cayó en manos de los rusos. El edificio contiene un Museo de Historia, pero cuando lo visité estaba cerrado. Al menos pude acceder al patio y conseguí buenas fotos de la espectacular fachada (mejor luz por la tarde).
*Kuhna Ark + Torre de Vigilancia: en este amplio conjunto de edificios vivían los monarcas de Khiva junto con su harén, familiares y sirvientes. El recinto original data del siglo XII, pero lo que se ve actualmente es una reconstrucción realizada a principios del siglo XIX tras los destrozos causados por las tropas de Nadir Shah, el cruel líder del Imperio Persa.
Se accede al Ark por una puerta monumental flanqueada por dos torres. Dentro hay una serie de edificios organizados alrededor de varios patios. Entre ellos destacan la Mezquita de Verano, con un impresionante pórtico (iwan) cubierto de azulejos; el Patio de Recepciones, con otro iwan similar al de la Mezquita; la Sala del Trono (el original fue llevado a Rusia como botín de guerra y está expuesto en el Museo Hermitage); y un pequeño Museo donde se explica el proceso de fabricación de la moneda propia de Khiva y se expone una colección de monedas antiguas. La parte del Harén se encuentra cerrada al público.
Uno de los platos fuertes del Kuhna Ark es subir a su Torre de Vigilancia, que ofrece una panorámica genial de Ichan Qala. Mi visita coincidió con dos sesiones de fotos: una pareja de novios y otra disfrazada con trajes de época. Me tocó un poco las narices porque no me pude mover con total libertad para no molestar, pero aun así me tiré un buen rato disfrutando del lugar (mejor luz para la fotografía por la tarde).
CENA: TERRASSE CAFE
Como el Kuhna Ark cerraba antes de la puesta de sol me acerqué a este restaurante situado a escasos metros con una terraza que permite una experiencia parecida. Allí me recibió el dueño, que me invitó a subir y hacer fotos sin necesidad de consumir, pero ya que estaba decidí quedarme a cenar. Tras examinar el menú pedí Qiyma Shurpa (sopa con albóndigas y verduras); Shivit Oshi (un plato típico del Khorezm que consiste en noodles de color verde con salsa de yogurt y un estofado de carne y verduras); y té. Todo muy rico. Fue un gran momento, rodeado de edificios históricos iluminados con las últimas luces del día. En la terraza había alguna otra mesa con turistas occidentales (de los poquísimos que vi en Khiva) y al final hacía algo de frío. Precio: 45milS.
Después de cenar regresé a mi habitación atravesando calles oscuras, y dediqué el resto del día a leer y descansar.
SEGUNDO DIA EXPLORANDO KHIVA
La jornada comenzó tras otra noche de sueño impecable. A la hora del desayuno coincidí de nuevo con Asad y Toshiko en el comedor, y retomamos la conversación del día anterior mientras no paraba de engullir platos. Cuando acabé nos despedimos, porque ellos continuaban su viaje rumbo a Bukhara; preparé la mochila pequeña; y salí a la calle a seguir explorando Khiva.
Fuera me esperaba un día frío y nublado, y encima yo me olvidé el abrigo en la habitación (no entraba en mis planes pasar frío en Khiva). A pesar de todo las calles de Ichan Qala volvieron a llenarse de gente. Como apenas había turistas occidentales mi presencia llamaba mucho la atención. En una ocasión un grupo de chavales estudiantes de periodismo me rodeó y una chica no paraba de preguntarme cosas mientras el resto me hacían fotos y grababan con sus móviles. En cuanto a lugares de interés concretos, esto fue lo más destacado:
*Palacio Tosh Hovli: en el año 1832 el monarca Allah Kuli Khan decidió que quería su propia residencia real al margen del Kuhna Ark y comenzó la construcción de un lujoso palacio. Está dividido en dos partes a las que se accede por entradas distintas. La primera es la del Harén, situada al norte, con un patio en el que hay 5 espectaculares iwanes cubiertos de azulejos, con coloridos techos de madera tallada y elaboradas columnas. Uno era para el Kan, y está comunicado con la Sala del Trono; y el resto para sus 4 mujeres. Al otro lado del patio hay varias habitaciones y balcones para las concubinas. El Palacio es un festival de arte islámico y me encantó.
La segunda entrada está situada al sur y conduce a un laberinto de salas y patios (suerte que había flechas indicando el recorrido a seguir). Dos de los patios están decorados con azulejos, y en las salas hay diferentes objetos antiguos expuestos, como piedras con inscripciones del Corán o columnas de madera.
En el año 1885, cuando el Kanato de Khiva ya pertenecía al Imperio Ruso, Mohammed Rakhim Khan II abandonó el palacio y regresó al Kuhna Ark.
*Minarete Kalta Minor: es una de las imágenes más icónicas de Khiva. Cuando Mohammed Amin Khan ordenó su construcción en 1851 iba a ser el minarete más alto del mundo islámico, con una altura prevista de 80m. Pero el monarca falleció antes de que finalizaran las obras y sus sucesores se desmarcaron del proyecto por falta de recursos. A pesar de estar inacabado, el minarete es una auténtica obra de arte, con 14m de diámetro en la base y paredes cubiertas de coloridos azulejos. Yo estuve bastante tiempo haciéndole fotos desde diferentes ángulos, en combinación con otros edificios o gente.
El minarete formaba parte de la contigua Madrasa de Mohammed Amin Khan, a la que está unida por un pequeño puente de madera. En la actualidad es el Hotel Khiva, aunque durante mi visita se encontraba cerrado.
*Mausoleo Pahlavan Mahmud: este edificio no se incluye en la entrada VIP (al igual que el resto de mausoleos de Ichan Qala), pero merece la pena pagar los 35milS que cuesta. Pahlavan Mahmud fue un poeta sufí y luchador profesional que vivió en Khiva entre los siglos XIII y XIV. Al morir su tumba se convirtió en un lugar de peregrinaje, aunque su gran salto a la fama llegó cuando en 1810 Mohammad Rahim Khan lo designó patrón oficial del kanato y convirtió su mausoleo en un lujoso monumento. Tan satisfecho quedó el monarca que decidió ubicar allí su tumba, al igual que varios de sus descendientes.
La sala principal es una maravilla, con sus paredes forradas de azulejos, y está coronada por una magnífica cúpula de color verde. En un nicho se encuentra la tumba de Mohammad Rahim Khan, y en 3 salas anexas atiborradas de elementos decorativos las de otros kanes. Durante mi visita el ambiente del recinto era excepcional, con un hombre recitando plegarias y docenas de feligreses rezando con las palmas de las manos levantadas. Después dejaban donativos, pero yo consideré que pagar 7 veces más que ellos por la entrada ya implicaba una generosa contribución. La fotografía está permitida (con discreción).
*Palacio Isfandiyar (o Nurullabay): se encuentra fuera de las murallas de Ichan Qala y constituye el capricho de Isfandiyar Khan, uno de los últimos monarcas de Khiva, que ordenó la construcción de un nuevo palacio para desmarcarse de sus antecesores. Aunque solo lo pudo disfrutar 6 años, porque en 1918 se produjo un golpe de estado y fue condenado a muerte.
La entrada no está incluida en el billete VIP de Ichan Qala y cuesta 50milS. El Palacio tiene una estructura principal con una serie de habitaciones lujosamente decoradas: paredes y techos cubiertos de relieves; coloridas chimeneas; lámparas de cristal… Apenas hay mobiliario, pero el lugar impresiona. También hay dos patios que dan acceso a diferentes salas con exposiciones. Me gustó mucho una con fotos antiguas de la región de Khorezm, pero también visité dos de pintura moderna; y un pequeño Museo Etnológico con instrumentos musicales y ropa tradicional. En uno de los patios se estaba celebrando una boda, con la pareja de novios rodeada de familiares y amigos, y música a todo volumen.
Poco antes de acabar la visita comenzó a llover, así que busqué un lugar para comer cerca del Palacio.
COMIDA: TOXIR & ZUXRA CAFE
Un local frecuentado por lugareños con un comedor cuyas mesas tenían cortinas para dar más intimidad. Yo ocupé una y pedí Shurpa; dos Shashlik de cordero (la carne estaba algo dura); y té. Por suerte el dueño hablaba algo de inglés y el menú tenía fotos de los platos. Precio: 55milS. La verdad es que me pareció muy caro teniendo en cuenta que el restaurante está alejado de la zona turística, pero bueno.
Tras la comida seguía lloviendo, y como ya había visitado las principales atracciones de Khiva realicé una compra en un supermercado y regresé a mi habitación, donde pasé el resto de la tarde.
CONCLUSION
Khiva es mi ciudad histórica favorita de Uzbekistán y un lugar imprescindible en cualquier circuito por el país a pesar de estar muy alejada de la capital. Recorrer sus estrechas callejuelas entre edificios de adobe, cúpulas y minaretes es toda una experiencia. Y eso que mi visita coincidió con la semana del Nowruz y había gente por todas partes. Además constituye una base ideal para explorar la región de Karakalpakstán. Te recomiendo viajar a Khiva en el tren nocturno y dedicarle un mínimo de 2 jornadas completas, alojándote en el Khiva Ibrohim Hotel, con una relación calidad-precio insuperable, y probando la gastronomía de la zona en el Terrasse Café.
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