Explorando una república autónoma en el extremo occidental de Uzbekistán con castillos en ruinas, una antigua necrópolis y un sorprendente museo de pintura
Karakalpakstán es una República Autónoma situada dentro de Uzbekistán que ocupa alrededor de un tercio de su territorio. Está habitada por un grupo étnico emparentado con los kazajos que tiene su propia lengua, bandera e instituciones de gobierno. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando los karakalpakos se establecieron en la zona tras una existencia nómada recorriendo las estepas. Al principio vivieron bajo el dominio del Kanato de Khiva, hasta que pasaron a depender del Imperio Ruso y en 1932 se creó la república. Karakalpakstán es un lugar árido, rodeado por el menguante Mar de Aral al norte, y los desiertos de Karakum y Kyzylkum al sur y este. En el pasado prosperó gracias a la pesca y agricultura, pero el desastre ecológico provocado por los dirigentes de la Unión Soviética la ha convertido en la región más pobre de Uzbekistán.
La capital de Karakalpakstán es Nukus, una ciudad con un interesante museo de arte y varios mosaicos soviéticos. Además en la región destacan numerosas ruinas procedentes de la época dorada de Khorezm, como Chilpik Dakhma; la necrópolis de Mizdakhan; o los fuertes de Elliq Qala.
VIAJE: KHIVA – CHILPIK
El día comenzó en el Khiva Ibrohim Hotel, donde tras desalojar mi habitación dejé 3 bolsas con parte de mi equipaje; me despedí de la encantadora propietaria; y salí a la calle con la mochila grande donde había metido lo imprescindible para pasar unos días. Entre Khiva y Chilpik no hay transporte directo, así que necesité utilizar dos taxis compartidos:
1. Taxi a Urgench: los vehículos aparcan junto a la puerta norte de Ichan Qala. Nada más llegar un taxista me condujo a su coche, donde había otro pasajero esperando. Los taxis solo se ponen en marcha cuando están completos (4 clientes), pero al cabo de unos minutos se planteó la posibilidad de que repartiéramos el coste entre los dos y acepté. Así que pagamos 20milS cada uno y en media hora llegamos a Urgench.
2. Taxi hasta Chilpik: a continuación necesitaba otro taxi en dirección a Nukus. Estos aparcan junto al Estadio de Urgench, a 3km de la parada de los que van a Khiva. Yo tenía pensado ofrecerle algo más de dinero al conductor para no tener que caminar, pero me sorprendió que me llevara él sin decirle nada. ¿Una muestra más de la hospitalidad uzbeka? Pues no… Su objetivo era ganarse una comisión a mi costa. El tipo habló con el taxista de Nukus y acabé pagando 80milS por el viaje cuando el precio normal es de 50milS (me enteré más tarde). Al sinvergüenza le salió bien la jugada porque era la primera vez que viajaba en taxi compartido y no tenía referencias. Pero a partir de aquí me puse a la defensiva y esquivé cualquier intento de engaño por parte de los taxistas (y fueron constantes).
Lo bueno de estos países tan económicos es que al final el timo únicamente me supuso un coste extra de 3 dólares, pero aun así me sentó fatal. Por suerte al momento apareció el cuarto pasajero, subimos al taxi y arrancamos.
El trayecto duró hora y media, recorriendo una carretera en muy mal estado. De camino atravesamos campos de cultivo y poblaciones desiertas. Y en un punto tuvimos que cruzar el río Amu Daria (que forma la frontera con Karakalpakstán) por un puente que daba miedo, con planchas de metal mal soldadas, agujeros, y pilares de madera tambaleantes. En la orilla del río había varias embarcaciones amarradas.
Yo viajé en la parte trasera del taxi, entre una chica y un militar que no paraba de hablarme en uzbeko a pesar de decirle varias veces que no entendía ni una palabra. Pero él lejos de venirse abajo me invitó a una chocolatina y continuó preguntándome cosas. Mientras fui controlando mi ubicación en el mapa y cuando llegué a mi objetivo, unos 50km antes de Nukus, me bajé del vehículo en medio de la nada ante la cara de sorpresa de mis acompañantes.
LAS RUINAS DE CHILPIK DAKHMA
Desde ese punto pude ver recortado en el horizonte el lugar que quería visitar. Se trata de una colina de arenisca situada en medio del desierto en cuya cima hay una construcción de forma circular llamada Dakhma (literalmente Torre del Silencio), vinculada al Zoroastrianismo, una de las religiones más antiguas del mundo. Los Zoroastrianos consideran los cadáveres objetos impuros que no pueden contaminar sus elementos sagrados, como la Tierra o el Fuego, con lo cual tienen prohibido enterrarlos o quemarlos. En su lugar construían Dakhmas en las afueras de las ciudades: torres funerarias donde los cuerpos eran expuestos para ser devorados por los buitres. Más tarde los huesos se guardaban en un osario común ubicado en la parte central del edificio. Hoy día los Zoroastrianos son enterrados en cementerios especiales dentro de ataúdes de hormigón.
Yo ya había visitado un par de Dakhmas en Yazd (Irán). Chilpik data del siglo I AC, está considerada como una de las primeras Dakhmas conocidas, y se mantuvo operativa hasta mucho después de la invasión árabe. A continuación se utilizó como torre de vigilancia, y en la actualidad hay una antena de telecomunicaciones. Chilpik se encuentra a 3km de la carretera y se llega siguiendo una pista sin asfaltar. De camino me crucé con unos soldados en coche que pararon a saludar; y un pastor con un rebaño de cabras y su Chugirma (gorro tradicional uzbeko).
En la base de la colina hay dos yurtas para sentarse a descansar. Allí conocí a un chaval que me ofreció sus servicios de guía, pero apenas hablaba inglés y preferí continuar solo. A continuación alcancé la torre mediante unas escaleras de cemento y accedí al interior. Chilpik está en ruinas y no quedan elementos reconocibles, pero aun así impresiona poder contemplar un lugar tan cargado de historia. Además ofrece unas vistas geniales, con el río Amu Daria, una inmensa llanura salpicada de manchas de sal y matorrales, y alguna granja aislada. En la Dakhma no había nadie más, así que dejé mi mochila en un rincón y estuve un rato examinando sus muros desgastados, rodeado de un gran ambiente.
El día había amanecido soleado, pero poco a poco el cielo se fue cubriendo de nubes grises y empezaron a caer gotas de lluvia, con lo cual decidí finalizar la excursión y regresar a la carretera.
VIAJE: CHILPIK – NUKUS
Para alcanzar Nukus me tocó hacer autoestop por primera vez en Uzbekistán, aunque pronto comprobé que iba a ser muy fácil. Ni siquiera había llegado a la carretera y un coche ya me ofrecía subir (iba en sentido contrario). A los pocos segundos le hice señas a una furgoneta, que en principio pasaba de largo, pero al verme frenó en seco. Dentro había dos simpáticos lugareños que estaban encantados de conocerme: me hicieron fotos; y hasta llamaron a un amigo que hablaba inglés y me pasaron el teléfono.
Su trayecto finalizaba en un control policial a 16km de Nukus, y allí conseguí otro coche hasta el centro. De camino el hombre también recogió a una pareja y viajamos todos juntos. Casualmente nos dejó a unos metros del lugar donde había previsto pasar la noche, así que todo me salió a pedir de boca.
ALOJAMIENTO: TASHKENT HOTEL – 200milS/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; baño privado con ducha perfecta; limpieza impecable; mobiliario moderno; balcón; ubicación genial, en pleno centro de la ciudad; tranquilidad total por la noche; aire acondicionado; agua de cortesía; encargados de la recepción muy amables; abundante desayuno incluido.
*Puntos en contra: wifi errático.
Hace unos años la oferta hotelera de Nukus era realmente escasa y el único lugar decente para alojar viajeros era el Jipek Joli (por eso en muchos blogs se recomienda casi como única opción). Pero hoy día hay donde elegir. Yo hice una reserva en el Tashkent Hotel a través de Booking y acabé muy satisfecho. Me sorprendió leer varias críticas negativas, porque a la habitación no le faltaba ni un detalle; y el Jipek Joli costaba 115milS más por noche. Además cuando regresé de mi excursión al Mar de Aral me alojé otra vez aquí y me dieron una habitación superior a precio de económica, con cama doble y nevera. Todo un detalle.
Tras instalarme cogí mi cámara de fotos y salí a conocer la ciudad.
UN PASEO POR NUKUS
Cuando se creó la República Autónoma de Karakalpakstán los rusos ubicaron la capital en la población de Turtkul, a orillas del río Amu Daria. Pero en 1939 una serie de inundaciones provocaron que la capital se trasladara a Nukus. Y en pocos años pasó de ser un minúsculo asentamiento a una típica ciudad soviética de trazado cuadrangular y amplias avenidas. Hoy día es la sexta más grande de Uzbekistán, superando los 300mil habitantes. Mi primera impresión de Nukus fue horrible, porque en las afueras hay varias instalaciones industriales y torres eléctricas rodeadas de dunas que crean un escenario post apocalíptico. En cambio el centro es más agradable, con animados comercios y numerosos edificios de la administración.
Una cosa que me llamó la atención en Nukus (extensible al resto de Uzbekistán) es que la mayoría de vehículos son de la marca Chevrolet. El motivo: tras la independencia del país se firmó un acuerdo y se construyó en Asaka (Valle de Fergana) la fábrica más grande de Asia Central. Para incentivar las ventas (y llenar los bolsillos de unos cuantos) el gobierno estableció unos elevadísimos impuestos a la importación de vehículos extranjeros, que en algunos casos superan su precio. Con esta situación solo los más ricos se pueden permitir el lujo de conducir otra marca, y las carreteras están llenas de Chevrolet, con algún que otro viejo Lada de la época soviética.
El Bazar de Nukus está a 5 minutos del Tashkent Hotel y me acerqué a curiosear. Se trata de un edificio cubierto rodeado de puestos con una gran variedad de productos a la venta: carne, fruta, verduras, encurtidos… Allí comprobé que los karakalpakos tienen una fisionomía muy distinta a los uzbekos, con rostros orientales y ojos rasgados. Al ser el único turista pronto me convertí en el centro de todas las miradas. Incluso me encontré a dos chavales que formaban parte del grupo de estudiantes de periodismo que conocí en Khiva y hablamos unos minutos.
Al final empezó a caer la noche y decidí buscar un lugar donde cenar, dejando las visitas más destacadas para el día siguiente.
CENA: NEO RESTAURANT
Este local está considerado como el mejor restaurante de Nukus y la verdad es que me convenció. Tiene un comedor con amplias mesas de madera; camareros atentos; y un menú en inglés donde predominan las carnes, con algún plato tradicional y ensaladas. Yo pedí 2 Shashlik de cordero (deliciosos); uno de patatas a la brasa; Ensalada de tomate y pepino; y una jarra de cerveza. Acabé llenísimo. Precio: 86milS. Justo al lado hay una discoteca donde vi demasiada gente para ser un martes.
Después regresé a mi habitación caminando por calles oscuras. Hacía frío y agradecí llevar mi abrigo puesto. Por cierto, en el hotel me sorprendió su fachada cubierta de luces LED que cambiaban de color.
LA NECROPOLIS DE MIZDAKHAN
Al día siguiente me desperté tras una noche de sueño impecable. Una vez en pie bajé a desayunar al restaurante del hotel. Algunas de las críticas negativas que leí en Booking se referían al menú del desayuno, pero yo lo encontré más que suficiente: un bufé libre con embutido, queso, pastas, zumo, café y té; y un plato principal a elegir (yo opté por huevos fritos con una salchicha y una Somsa rellena de carne).
A continuación me dirigí a la primera atracción turística de la jornada: la necrópolis de Mizdakhan. Se encuentra 20km al oeste de Nukus y la forma más económica de llegar consiste en utilizar dos taxis compartidos. Aunque a cambio se pierde bastante tiempo, y yo decidí viajar en taxi privado aprovechando los precios ridículos.
Para evitar regateos e intentos de timo pedí el taxi en la recepción del hotel y se produjo una situación curiosa: el chaval encargado llamó por teléfono y me dijo que el precio eran 50milS, pero cuando me quejé tímidamente el importe bajó a 30milS de un plumazo (poco más de 2€). En fin, al cabo de unos minutos apareció el conductor y nos pusimos en marcha. Durante el trayecto cruzamos el río Amu Daria, que a su paso por Nukus es un hilo de agua, con el resto de su enorme cauce cubierto de dunas de arena; y pasamos por el pueblo de Khojayli.
Mizdakhan es una antigua ciudad fundada en el siglo IV AC que en su época de máximo esplendor fue la segunda más grande del reino de Khorezm, solo por detrás de Konye-Urgench. En el siglo XIV las tropas de Timur arrasaron Mizdakhan, pero la zona continuó utilizándose como cementerio, y se llenó de tumbas y mausoleos que a fecha de hoy siguen aumentando en número. Desde la distancia la imagen es espectacular, con una colina cubierta de lápidas y cúpulas. En la entrada una señora insistió en que me acompañara su marido para enseñarme el lugar, aunque no hablaba inglés y seguro que esperaba un dinero a cambio, así que rechacé sus servicios y exploré la necrópolis en solitario.
Durante mi paseo caminé entre centenares de tumbas con infinidad de detalles interesantes. Algunas son musulmanas y otras zoroastrianas, con osarios comunitarios. Las más modernas incluyen placas con los rostros de los difuntos. El cielo estaba despejado, pero soplaba un fuerte viento muy molesto. En la parte superior de la colina hay 3 mausoleos de especial relevancia:
*Mausoleo de Shamun Nabi: data del siglo XVIII y pertenece a un santo local que tenía poderes sobrenaturales, como curar a los enfermos o comunicarse con los animales. Se trata de un edificio con 7 cúpulas que contiene una tumba de varios metros de longitud, sin ningún elemento decorativo. Al llegar me encontré con varios lugareños rezando y un abuelete me hizo pagar 5milS, que deposité en una urna de donativos.
*Mausoleo de Muzlumkhan Sulu: cuenta la leyenda que aquí se encuentra enterrada una princesa de Khorezm junto a su amado. Por lo visto no se les permitió estar juntos y decidieron suicidarse (una versión uzbeka de “Romeo y Julieta”). El mausoleo es subterráneo y tiene varias salas cubiertas de azulejos. Aquí estuve completamente solo y no pagué nada.
*Mausoleo de Erejep Caliph: su origen está envuelto en un halo de misterio. En principio contenía la tumba de un santo local, aunque mucha gente cree que alberga los restos mortales de Adán (¡?). La construcción es enorme y está en ruinas, conservando únicamente 3 de sus muros y restos de la cúpula. Según la tradición cada año cae un ladrillo del mausoleo y el último marcará el Fin del Mundo. Los lugareños acuden a pedir deseos, formando pequeños montones con los ladrillos caídos.
Después caminé hasta otra colina situada a 1km de distancia, bordeando un lago salado muy fotogénico, con una sensación de aventura total.
*Fuerte de Gyaur Qala: en el pasado protegía la ciudad de Mizdakhan. Actualmente quedan en pie parte de sus antiguas murallas, además de los cimientos de varias estructuras. El Fuerte está a menos de 10km de la frontera de Turkmenistán, y a unos 25km de las ruinas de Konye-Urgench, la antigua capital del reino de Khorezm. Yo intenté divisar su minarete, pero el viento había levantado mucho polvo y no lo conseguí. En los alrededores vi varias granjas con vacas pastando; y un abuelete con un carro tirado por un burro. Por cierto, la gente se dedica a escribir sus nombres con piedras para que se vean desde lo alto del Fuerte.
Para regresar a Nukus me dirigí a la carretera principal y me puse a andar esperando que la suerte me sonriera. Y lo hizo. Al poco un profesor de historia de un colegio de Khojayli me ofreció llevarme al pueblo en su coche, donde podría encontrar transporte hasta Nukus. Pero durante el trayecto surgió la posibilidad de que él me hiciera de taxista, y me acabó dejando en el centro de Nukus por 30milS (lo mismo que pagué a la ida). Apenas hablaba inglés, pero llamó por teléfono a la profesora del colegio y negocié con ella.
EL MUSEO SAVITSKY
*Horario: 9h – 18h (los fines de semana abre a las 10h) (lunes cerrado)
*Precio: 55milS
*Fotografía: ok (aunque solo con el móvil)
Igor Savitsky era un arqueólogo nacido en Kiev que en 1950 llegó a la región de Karakalpakstán formando parte de una expedición que trabajó en diferentes yacimientos, como Chilpik Dakhma o los fuertes de Elliq Qala. El hombre se enamoró de la zona y decidió quedarse a vivir en Nukus. Con el paso de los años amasó una notable colección de arte etnológico (alfombras, joyas, ropa…) y logró convencer a las autoridades locales para que financiaran la construcción de un museo.
El edificio se inauguró en 1966 con Savitsky como encargado del mismo. Y poco a poco fue incorporando una gran cantidad de cuadros, tanto de artistas de Asia Central como de pintores vanguardistas rusos cuya obra estaba censurada expresamente por los líderes del Partido Comunista. Un auténtico milagro que fue posible gracias a la ubicación remota de Nukus, y a la buena relación de Savitsky con el gobierno regional. Tras el fin de la Unión Soviética los expertos descubrieron la importancia del museo, que actualmente cuenta con más de 10mil obras de arte vanguardista (una de las mayores colecciones del mundo).
Tras comprar la entrada dejé mi cámara de fotos en una consigna y comencé la visita. El edificio principal consta de dos plantas donde se exponen montones de cuadros, además de alguna escultura. Yo me lo pasé genial contemplando pinturas de composiciones originales y vivos colores. La mayor parte del tiempo estuve solo, menos un rato en que apareció un grupo escolar y el recinto se llenó de niños que corrían y gritaban. En las salas hay muchas encargadas vigilando, pero me dejaron a mi aire y no me sentí observado.
El museo tiene otro edificio anexo que contiene los hallazgos arqueológicos de la región de Karakalpakstán, pero durante mi visita se estaban realizando obras de reforma y se encontraba cerrado al público. Una pena…
EN BUSCA DE MOSAICOS SOVIETICOS
Al salir del museo me lancé a recorrer las calles de Nukus en busca de varios mosaicos soviéticos que tenía localizados en el mapa.
Fueron los siguientes:
1. Jaslar Orayi: una escuela situada justo al lado del Hotel Tashkent cuya fachada luce dos mosaicos. Uno de ellos es espectacular, de grandes dimensiones, con escenas llenas de colorido donde aparecen músicos y gente bailando.
2. Nukus Specialized School of Culture: cuenta con un mosaico en el que se pueden ver tres bailarinas, una chica tocando el violín y pájaros volando. Encontré la escuela gracias a un trabajador del Museo Savitsky, que realizó varias llamadas telefónicas y me dio la dirección exacta. Está a unos metros del Bazar y para verlo de cerca decidí entrar en el recinto. Al poco me interceptó un vigilante y mis explicaciones no le acabaron de convencer porque no se despegó de mí, pero al menos pude hacer las fotos que quería.
3. Karakalpakstán State University: la entrada de uno de los edificios del campus está decorada con un magnífico mosaico de estilo similar al de Jaslar Orayi. Pensé que tendría problemas para acceder, pero nadie me dijo nada. De camino pasé junto al Museo Berdakh, que ocupa una curiosa construcción de forma cilíndrica rematada por una cúpula.
4. Center for Progress and Development: sobre la entrada hay un panel con llamativos relieves. Tuve que recorrer a pie varios kilómetros hacia el sur, pero mereció la pena. Eso sí, el viento cada vez era más intenso y levantaba nubes de polvo que me cegaban.
Para regresar al centro de Nukus me subí al azar a una marshrutka y me dejó bastante cerca por 1.500S. El trabajador del Museo Savitsky me dijo que si me gustaban los mosaicos soviéticos tenía que visitar Takhiatash, una zona industrial situada a 15km de la ciudad, pero ya no me quedaba tiempo y lo dejé correr.
CENA: CINNAMON CAFE
Un local ubicado a escasos metros del Museo Savitsky que cuenta con un pequeño comedor muy acogedor, menú en inglés y simpáticos camareros. Su especialidad son las pizzas y el shushi, así que pedí una Pizza Barbacoa, que incluyó un filete de carne cortado a trozos (¡?). Estaba muy rica. Para beber no tenían cerveza y los refrescos eran botellas de 1,5l. Al final me compré una de Fanta porque solo costaba 11milS (menos de un euro) y me llevé el resto al hotel. Precio: 60milS.
Cuando acabé de cenar uno de los camareros se sentó a hablar conmigo un rato. Tenía muy buen nivel de inglés y estaba planeando una visita a su “novia” griega a la que había conocido por Internet. Aunque en plena crisis del coronavirus lo tenía complicado. Después volví a mi habitación y caí agotado en la cama tras una jornada maratoniana. No me imaginaba que Nukus iba a dar tanto de sí…
LOS FUERTES DE ELLIQ QALA
Al norte de Urgench se extiende una zona desértica conocida como Elliq Qala donde se levantan las ruinas de docenas de fuertes, palacios y construcciones defensivas (el nombre significa “50 Castillos”). Los primeros se remontan a la época del Imperio Aqueménida, y su existencia se debía a la necesidad de proteger las poblaciones y rutas comerciales distribuidas a lo largo del río Amu Daria de los ataques de las tribus nómadas. Pero cuando las tropas de Genghis Khan destruyeron la región a principios del siglo XII la mayoría de estos castillos quedaron abandonados, y el paso del tiempo y los elementos fueron moldeándolos hasta adoptar su forma actual.
Elliq Qala se encuentra dentro de la República de Karakalpakstán, y la mejor base para visitar las diferentes ruinas es Khiva (yo lo hice el día antes de viajar a Nukus). Si no dispones de transporte propio la única forma de explorar Elliq Qala es contratando un tour con alguna agencia local. Yo utilicé los servicios de Islambek Travel, cuyo dueño (Murat) es hermano de Guzal, la propietaria del Khiva Ibrohim Hotel. Esta agencia tiene una página web con varias excursiones disponibles, mapas e información detallada. Yo elegí el tour de un día completo que incluye la visita a 10 castillos. Cuesta 39Usd, pero al ser cliente del Khiva Ibrohim obtuve un descuento de 4Usd. También hay otro tour en el que se visitan solo 5 castillos por 29Usd.
CAMINANDO ENTRE RUINAS
La excursión comenzó a las 8.30h en la puerta de mi alojamiento. Murat también trabaja como profesor de inglés en un colegio y normalmente deja los tours en manos de conductores de confianza, pero como tenía el día libre decidió acompañarme. Yo ocupé el asiento del copiloto y nos pusimos en marcha rumbo hacia el norte. Para llegar a la zona de Elliq Qala cruzamos la ciudad de Urgench; y pasamos por un puente sobre el río Amu Daria. Estos fueron los lugares que visité:
1. Dumon Qala: el nombre de este castillo significa “niebla”, porque estaba cerca del río y era habitual la falta de visibilidad. Solo conserva una torre defensiva y lo contemplé desde la distancia.
2. Guldursun Qala: un recinto fortificado que data del siglo XII y fue destruido por los ejércitos de Timur. Cuenta la leyenda que la hija del rey se enamoró del comandante de las tropas invasoras y le facilitó el acceso al fuerte, a lo que este respondió asesinando a todos sus habitantes (ella incluida). Yo subí por unas escaleras y me asomé al interior, convertido en un campo cubierto de hierba por donde caminaba un pastor.
3. Koykirilgan Qala: los orígenes de esta misteriosa construcción de forma circular se remontan al siglo IV AC. Los expertos afirman que se trataba de un recinto sagrado utilizado para realizar observaciones astronómicas, o incluso un mausoleo real. Pero hoy día solo queda un pedazo de muralla y los cimientos. Tampoco ha sobrevivido la doble muralla que lo rodeaba, aunque con un dron se pueden obtener fotos espectaculares. Se accede a Kouykirilgan Qala por una pista en mal estado (hubo momentos donde el coche de Murat lo pasó mal).
4. Angka Qala: tiene algunos trozos de muralla en buen estado y dediqué unos minutos a rodear el perímetro en busca de los mejores ángulos para la fotografía.
5. Janbas Qala: se trata de uno de mis castillos favoritos de Elliq Qala. Forma un enorme recinto rectangular sin torres defensivas donde los muros todavía conservan las ranuras para disparar flechas al enemigo. Las vistas panorámicas del conjunto son magníficas.
6. Kirkkiz Qala: otro de mis castillos favoritos. En una esquina tiene un grupo de torres retorcidas muy fotogénicas. Dentro hay trozos de vasijas de barro por todas partes, ya que durante un tiempo el lugar fue un centro de producción de cerámica.
Tras esta última visita paramos en una tienda y compramos algo para comer. Yo opté por unas galletas de chocolate y un zumo de mango (que estaba horrible). Durante el tour normalmente se come en Ayaz Qala, donde hay un par de cafés, pero al ser temporada baja estaban cerrados. A mí no me importó, porque así tuve más tiempo para dedicar a los castillos.
MAS LUGARES DE INTERES
7. Yekke Parsan: un pequeño fuerte que era propiedad de un líder local. No me impresionó demasiado así que lo observé desde lejos.
En los siguientes 3 castillos se paga una entrada de 5milS por cada uno que no están incluidas en el precio de la excursión, pero como era temporada baja no había nadie vigilando y me ahorré el dinero.
8. Ayaz Qala: es el recinto más espectacular del tour. Se compone de dos castillos: uno del siglo IV AC que corona la cima de una montaña; y otro construido durante el siglo VIII sobre una colina cercana. Yo subí a ambos y disfruté de unas panorámicas increíbles de los alrededores. Ayaz Qala se encuentra justo donde comienza el desierto de Kyzylkum y está rodeado de dunas de arena y arbustos exóticos. En total me dediqué a explorar el lugar alrededor de una hora, equipado con mi abrigo porque soplaba un viento huracanado.
Junto a los castillos hay un campamento de yurtas muy popular entre los turistas, con camellos para dar paseos, locales de comida y alojamiento. Pero como ya he comentado el lugar estaba cerrado.
9. Toprak Qala: data del siglo II y fue la residencia de uno de los monarcas de Khorezm. Una escalera moderna conduce a la parte superior, y se han restaurado los cimientos de varias construcciones pegadas a la muralla.
10. Kizil Qala: parte de sus muros se han reconstruido por completo y ofrece un aspecto demasiado impecable. Yo subí por una escalera y preferí dedicarme a contemplar el paisaje, con llanuras, una balsa de agua con pájaros, y las montañas de color oscuro de fondo.
Desde Kizil Qala emprendimos el regreso a Khiva y llegamos a las 18h pasadas. En total fueron casi 10 horas de excursión sin apenas descanso. Y recorrimos 320km, en su mayor parte por carreteras secundarias y pistas de tierra. Algunos tramos fueron complicados y una parte se alargó más de la cuenta porque un puente estaba en obras y tuvimos que dar un rodeo.
En cuanto a Murat, el hombre se portó genial. Al principio del tour me dio un mapa y un folleto con información de los principales castillos; me explicó un montón de anécdotas; y creó un ambiente muy relajado, dejándome explorar las ruinas a mi aire mientras él esperaba en el coche. De camino cruzamos aldeas somnolientas con viviendas de adobe donde no faltaba un Tandoor (el horno tradicional para hacer pan), campos de cultivo, canales de agua, vacas pastando, algún perro solitario, granjas en medio de la nada, burros tirando de carretas cargadas, llanuras cubiertas de arbustos… Durante todo el día el cielo estuvo lleno de nubes que creaban molestas sombras y me obligaban a esperar a que saliera el sol para obtener buenas fotos.
CONCLUSION
La República de Karakalpakstán es una región inhóspita que muchos viajeros evitan atraídos por los monumentos de las ciudades históricas de Uzbekistán, pero aquí me sentí como un auténtico Indiana Jones, descubriendo ruinas milenarias rodeadas de un paisaje desolador al margen de los grupos de turistas. Toda una sorpresa. Para explorar Karakalpakstán es necesario un mínimo de 3 días completos, aunque si no dispones de tanto tiempo por lo menos te recomiendo la excursión para visitar los castillos situados al norte de Urgench utilizando los servicios de Islambek Travel.
Mis favoritos son Janbas, Kirkkiz y Ayaz Qala, y los 2 primeros solo están incluidos en el tour de 10 castillos. También me hubiera gustado conocer Jampik Qala, del cual vi fotos espectaculares, pero para acceder es necesario un vehículo 4×4. Por cierto, el Mar de Aral también se encuentra dentro del territorio de Karakalpakstán, pero he preferido dedicarle un post a parte.
Si te gustó el post, dale al like (el corazón que hay en la parte superior), deja un comentario con tu opinión, y sígueme en redes sociales