Descubriendo una población con un casco antiguo amurallado, una espectacular cascada y un lago compartido con la vecina República Srpska
Jajce es una población situada en el punto donde confluyen los ríos Vrbas y Pliva que tiene una gran importancia histórica. Fue fundada a finales del siglo XIV por un poderoso señor feudal, y cuando murió en el año 1416 se convirtió en la capital del Reino de Bosnia, ya que su viuda se casó con el monarca Stefan Ostoja y este decidió trasladar aquí la corte. En 1463 los Otomanos conquistaron Jajce y asesinaron al rey Stefan Tomasevic, poniendo fin al Reino de Bosnia. Aunque las tropas de Hungría consiguieron recuperar la capital y resistió durante más de 60 años el empuje de los Otomanos. Mucho después, en 1943, tuvo lugar en Jajce un comité donde Josip Broz Tito, líder de los Partisanos, estableció por primera vez las bases de la futura República Federal de Yugoslavia.
En la actualidad los habitantes de Jajce están repartidos a partes iguales entre Bosnios musulmanes y Croatas (los Serbios huyeron o fueron expulsados a la vecina República Srpska). Entre sus principales lugares de interés destacan el Fuerte, la Cascada o la Iglesia de Santa María. Además Jajce se encuentra a escasa distancia de los Lagos de Pliva, con paisajes de postal y antiguos molinos de agua.
VIAJE: SARAJEVO – JAJCE
Este desplazamiento comenzó tras desalojar mi habitación de Apartments Casa United. Después cogí el tranvía (todavía me quedaban viajes en la tarjeta), me bajé en la parada de Muzej y continué a pie hasta la Terminal. Allí compré el billete en la taquilla (29,30M) y el encargado me informó que el siguiente autobús salía al cabo de 3 horas, con lo cual busqué un bar y me senté en la terraza, donde cayeron un par de cafés con leche (4M). La verdad es que el tiempo pasó volando mientras leía y preparaba mis próximas aventuras en Bosnia.
A la hora prevista apareció el autobús y guardé la mochila grande en el maletero (1M adicional). El conductor se echó unas risas a mi costa por pronunciar mal el nombre de Jajce (tontos hay en todas partes). En el interior ocupé un asiento junto a la ventana y nos pusimos en marcha, con el vehículo prácticamente lleno de gente.
Entre Sarajevo y Jajce solo hay 165km de distancia, pero durante buena parte del trayecto recorrimos estrechas carreteras llenas de curvas y tardamos 4 horas. Al principio cruzamos poblaciones modernas de escaso interés con edificios abandonados a causa de la Guerra de Bosnia. Más adelante pasamos por Travnik, un lugar que me hubiera gustado visitar. En el año 1699 los Habsburgo destruyeron Sarajevo y los Otomanos decidieron trasladar aquí la capital de la provincia de Bosnia. El pueblo conserva numerosas viviendas tradicionales de esa época, además de varias mezquitas y dos torres del reloj. Si viajas en coche te recomiendo parar un rato y dar un paseo por el casco antiguo.
Después de Travnik atravesamos una zona montañosa cubierta de espesos bosques; y durante el último tramo seguimos el curso del río Vrbas, con unos paisajes memorables. Antes de llegar a Jajce hicimos un alto en un área de servicio, donde me compré patatas fritas y un zumo (3M). Y una vez en la Terminal caminé un cuarto de hora hasta el lugar elegido para pasar la noche.
ALOJAMIENTO: HELLY’S APARTMAN – 36M/Noche
*Puntos a favor: estudio equipado con cocina y nevera; cama doble muy cómoda; ducha perfecta; limpieza extrema; mobiliario moderno; ubicación inmejorable, a escasos minutos a pie del casco antiguo; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; aire acondicionado; chocolatinas y caramelos de cortesía; precio.
*Puntos en contra: llegada muy confusa.
Reservé 3 noches en este apartamento a través de Booking y la verdad es que los inicios fueron caóticos. A pesar de avisar de mi hora de llegada no había nadie esperándome. Por lo visto la llave de acceso estaba en un cajetín que se abre con un código, pero la propietaria no me lo había enviado por mensaje como ocurre en estos casos; y cuando la llamé por teléfono no hablaba ni una palabra de inglés. Así que me quedé un rato esperando en la puerta con cara de póker. Al final apareció la mujer pidiendo mil disculpas, abrió el cajetín y me pude instalar. Vaya tela… Por suerte el resto de mi estancia transcurrió sin incidentes y acabé muy satisfecho. Volvería a alojarme aquí sin dudarlo.
A continuación me estiré un rato en la cama a descansar, y cuando se hizo de noche salí a la calle en busca de un local para cenar.
CENA: KOD ASIMA
Todo el mundo coincide en que este restaurante es el mejor de Jajce, así que no me lo pensé dos veces. Se encuentra en pleno casco antiguo y ocupa dos edificios históricos: la Puerta de Travnik, que forma parte de la muralla medieval; y una vivienda tradicional del siglo XVII conocida como la Casa de Omer-Bey. El comedor está dividido en diferentes apartados y cuando llegué apenas había un par de mesas ocupadas. El menú (en inglés) cuenta con diferentes platos típicos a precios muy económicos. Yo pedí una Ensalada (tomate, pepino y lechuga); Gulash (estofado de carne de ternera y patatas); y una jarra de cerveza Pan (originaria de Croacia). La comida llegó al momento, estaba muy rica, y todo me costó 12M. Kod Asima también tiene una terraza, pero por la noche hacía frío y estaba desierta.
Una vez con el estómago lleno regresé al apartamento caminando por calles oscuras; hice una pequeña compra de comida en un supermercado que hay justo enfrente; y me dediqué a leer hasta la hora de dormir.
LA CASCADA DE PLIVA
Al día siguiente me desperté algo más tarde de lo previsto, pero es que se estaba genial en la cama. No se escuchaba ni un ruido. Ya en pie desayuné un plátano, un croissant de chocolate y un yogurt; preparé la mochila pequeña; y salí a la calle, donde lucía un sol radiante.
Para empezar decidí conocer la atracción turística más popular de Jajce: la Cascada de Pliva. Está situada al pie del casco antiguo, donde las aguas del río Pliva se precipitan desde una altura de 17m para unirse al río Vrbas, creando un salto espectacular. Y eso que antes era de 30m, pero durante la Guerra de Bosnia una crecida del río provocó un desprendimiento y la redujo casi a la mitad. Hay quien dice que fue por los daños causados a la presa que alimenta la Planta Hidroeléctrica Jajce-I, ubicada a 4km; y otros que fue a causa de un terremoto (a mí la primera teoría me parece mucho más probable).
La Cascada de Pliva se puede contemplar desde diferentes ángulos. Estos fueron los 3 que visité:
*Panorámica: para llegar a este mirador hay que seguir unos metros la carretera general que va hacia Banja Luka (la M16). En un punto el arcén se ensancha a la izquierda, y desde allí disfruté de muy buenas vistas de Jajce, con sus viviendas tradicionales distribuidas por la colina en diferentes niveles y el Fuerte en la parte superior. A continuación caminé por un sendero que atraviesa un tramo de bosque y alcancé el sitio que buscaba, donde además de las vistas del pueblo aparece la Cascada. La imagen es de postal (mejor luz para la fotografía por la mañana) y encima no había nadie.
*Primer plano: es el lugar más visitado de la Cascada. Se trata de una plataforma de madera pegada al salto de agua que permite verlo muy de cerca. Eso sí, antes hay que pagar el billete de acceso, que cuesta 8M. Aquí tuve mala suerte porque mi llegada coincidió con la de un grupo de 30 señoras que invadieron la zona haciéndose selfies y hablando a gritos. Pero bueno, con paciencia las pude esquivar.
La verdad es que solo estuve un momento en la plataforma, porque la fuerza del agua levanta nubes de vapor que dejan empapado. Y si sacas la cámara de fotos el objetivo acaba empañado en cuestión de segundos. Por suerte hay unas escaleras laterales que permiten conseguir primeros planos de la Cascada sin mojarte.
*Parte superior: antes de cruzar la Puerta de Travnik para acceder al casco antiguo me desvié a la derecha, bajé por unas escaleras y caminé hasta el sitio exacto donde el agua del río Pliva cae al vacío formando la Cascada. Otro ángulo realmente fotogénico. En los alrededores hay varios edificios abandonados cubiertos de grafitis.
De regreso en el centro de Jajce me compré una Pita de queso en una panadería (2M) y me la comí sentado en un banco. Estaba recién hecha y todavía quemaba, pero me dejó como nuevo.
MAS LUGARES DE INTERES
A continuación realicé una ruta por el casco antiguo de Jajce. Durante la Guerra de Bosnia sufrió daños importantes, pero con la ayuda de la Unesco se reconstruyeron la mayoría de edificios. Hoy día en su avenida principal adoquinada hay un buen número de cafés y bares con animadas terrazas y grupos de turistas paseando. Aunque fuera de este oasis de normalidad todavía es fácil ver viviendas en ruinas y fachadas cubiertas de agujeros de bala.
Mucha gente limita su visita a Jajce a ver la famosa Cascada, pero el pueblo cuenta con otras atracciones que merecen la pena.
Esto fue lo más destacado de mi recorrido:
1. Fuerte: el último hogar de los monarcas Bosnios corona la colina en la que se ubica Jajce. Oficialmente Bosnia pertenecía al Reino de Hungría desde el siglo XII, primero como Banato de Bosnia y más tarde, en 1377, como Reino de Bosnia, cuando Uros V falleció sin descendencia y Stephen Tvrtko I reclamó el trono de Serbia. Pero a efectos prácticos Bosnia siempre disfrutó de una gran independencia. Con Stephen Tvrtko I el reino se convirtió en una de las potencias de los Balcanes, conquistando partes de Croacia y Serbia. Aunque tras su muerte en el año 1391 Bosnia se fragmentó en diferentes señoríos feudales.
El recinto fortificado rodeaba el casco antiguo de Jajce y todavía es posible ver tramos de la muralla y dos puertas medievales perfectamente restauradas (Banja Luka y Travnik). En el punto más alto se levanta la ciudadela, cuyo aspecto actual es del periodo Otomano. Para acceder hay que pagar 5M. Junto a la entrada principal hay un relieve con el emblema de la Dinastía Kotromanic, a la que pertenecía el rey Stephen Tomasevic. Dentro destaca el edificio del Arsenal; y es posible caminar por la parte superior de los muros, con dos Bastiones que ofrecen vistas épicas de los alrededores.
2. Catacumbas: el primer propietario del Fuerte (Hrvoje Vukcic Hrvatinic) ordenó construir junto a la base una cripta excavada en la roca para utilizarla como mausoleo familiar. Aunque más tarde, durante la ocupación Otomana, hizo las veces de iglesia clandestina donde se reunía la comunidad cristiana de Jajce.
La entrada a las Catacumbas cuesta 4M y se dividen en dos salas: una principal, con un altar y varios huecos laterales para las tumbas; y una más pequeña a la que se baja por unas estrechas escaleras donde hay una cruz tallada en la roca. Junto a la puerta es posible distinguir unos relieves inacabados.
3. Iglesia de Santa María: el templo original data del siglo XII aunque fue ampliamente restaurado cuando Jajce se convirtió en residencia real, añadiendo en un lateral el Campanario de San Lucas. Aquí fue coronado el rey Stephen Tomasevic y tras la caída definitiva de Jajce en 1527 los Otomanos transformaron la iglesia en una mezquita. Con el paso del tiempo diferentes incendios afectaron al edificio. Tras el de 1832 quedó en ruinas y así continúa. Está cerrado al público, aunque merece la pena acercarse solo por contemplar el magnífico campanario.
4. Mezquita Esma Sultanija: fue construida en el año 1750 y completamente arrasada durante la Guerra de Bosnia. El edificio actual es del 2010, pero luce imponente con sus muros de color blanco y su afilado minarete. Junto a la mezquita hay un Memorial dedicado a los Bosnios musulmanes fallecidos en el conflicto.
5. Templo de Mitra: en tiempos del Imperio Romano se extendió entre muchos de sus habitantes el culto a Mitra, el dios de la luz de la religión Zoroastriana adorado en la antigua Persia. El templo de Jajce fue descubierto de forma accidental en el año 1931 durante las obras de construcción de una vivienda. Data del siglo IV y se compone de un altar con un relieve donde aparece Mitra sacrificando a un toro. Se encuentra 3m bajo el nivel del suelo y desde el 2012 está rodeado de una estructura de hierro y cristal que permite verlo sin tener que entrar. No es un lugar muy visitado (estuve completamente solo) pero si te gusta la arqueología no te lo puedes perder.
6. Monasterio de San Lucas: es de finales del siglo XIX y pertenece a la orden de los Franciscanos, aunque durante la Guerra de Bosnia fue bombardeado. Durante mi visita a Jajce se había reconstruido el complejo, con una iglesia que luce un altísimo campanario, pero todavía faltaban detalles (los muros eran de cemento gris y ladrillo, sin ningún tipo de decoración).
El Monasterio destaca por un Museo donde se exponen numerosos objetos antiguos. La estrella del recinto es un ataúd de cristal con el esqueleto del rey Stephen Tomasevic. O al menos eso es lo que aseguran los monjes, sin ningún tipo de base científica. En 1888 un arqueólogo descubrió una tumba con un esqueleto decapitado y se llegó a la conclusión de que pertenecía al monarca. Me hubiera gustado visitar el Museo, pero cuando llegué la puerta estaba cerrada y no pude acceder (desconozco el motivo).
A continuación ya oscurecía, así que decidí regresar al apartamento. Para cenar cayó pan tostado con salchichón, una cerveza Nektar y un yogurt. Y fue un gustazo estirarme a dormir rodeado de un silencio sepulcral a pesar de ser sábado.
Nota: desde el año 2018 las visitas a las diferentes atracciones de Jajce cuestan la mitad durante la temporada baja, que va de octubre a abril.
LOS LAGOS DE PLIVA
La jornada comenzó tras otra noche de sueño impecable. A continuación desayuné; preparé la mochila con mis cámaras de fotos; y me puse en marcha. Mi plan era visitar los Lagos de Pliva, creados por el río del mismo nombre, que son los más grandes de Bosnia (a parte de los artificiales). El primero de ellos está situado 3km al oeste de Jajce y decidí llegar en taxi para aprovechar el tiempo. Pero cuando aparecí en la parada que hay en las afueras del pueblo me encontré con una escena que he vivido en numerosas ocasiones durante mis viajes.
Solo había un taxi y el conductor estaba recostado en el asiento con rostro somnoliento. De entrada se me intentó quitar de encima con la excusa de que no hablaba inglés. Y cuando le enseñé el mapa con el lugar donde quería ir me pidió 10M por el trayecto. ¡5 euros por 3km! El tipo alegaba que la carretera estaba en mal estado, algo que es completamente falso. Y cuando me negué a pagar ese precio abusivo se despidió de mí y continuó descansando. En serio, salvo muy contadas excepciones, los taxistas son una panda de sinvergüenzas en cualquier lugar del mundo. Así que me tocó caminar los 3km por una carretera sin arcén con un molesto tráfico de vehículos. Vaya tela…
Por suerte no tardé mucho en alcanzar la zona de los lagos y pude comenzar a visitar lugares de interés. Esto fue lo más destacado:
1. Lago Pequeño (o Malo Plivsko): al llegar disfruté de una imagen espectacular, con las montañas y bosques de los alrededores perfectamente reflejados en sus aguas transparentes. En el extremo oriental hay una barrera natural de piedra caliza, formada por la acumulación de minerales, que crea una serie de pequeñas cascadas. Y se puede caminar sobre ella por una pasarela de madera, entre árboles frondosos, grupos de patos y el sonido del agua cayendo.
Después seguí la orilla izquierda del lago por una carretera secundaria contemplando nuevas panorámicas. Aunque tuve que cruzar dos túneles oscuros con el espacio justo para un vehículo y viví momentos de tensión (utilicé la linterna del móvil como luz de posición).
2. Molinos de Agua: durante la Edad Media los habitantes de la zona decidieron aprovechar la fuerza del río Pliva y construyeron pequeños molinos de madera que servían para moler trigo. Con el tiempo dejaron de utilizarse y hoy día solo se conserva un grupo de 20 ubicado en la parte que separa el Lago Pequeño del Grande. Pero ya no funcionan y su única misión es atraer turistas. Los molinos están conectados entre sí por unos puentes de madera que pasan sobre el río. Son realmente fotogénicos, aunque por la mañana la luz es horrible. Una pena, porque cuando llegué no había mucha gente y más tarde preveía una auténtica horda (era domingo).
3. Lago Grande (o Veliko Plivsko): desde los molinos caminé siguiendo la orilla derecha del Lago Grande y llegué al lugar donde se concentra buena parte de la infraestructura turística. Hay hoteles y cafés; se alquilan barcas a pedales, kayaks y bicicletas; y hay atracciones infantiles. Yo ocupé una mesa de la terraza del Café Plaza y me tomé un café con leche (2M) a escasos metros del lago, con unas vistas geniales.
Después continué avanzando por la orilla, disfrutando de nuevas panorámicas del Lago Grande. El problema es que no hay un sendero para peatones y tuve que utilizar la carretera principal, sin arcén y con vehículos pasando muy cerca a toda velocidad. Además vi un par de mesas de picnic rodeadas de montañas de basura (daban mucho asco).
En un punto crucé la frontera de la República Srpska y tuvo su gracia, aunque no hay ningún tipo de barrera física. Tan solo un cartel dando la bienvenida y varios puestos de madera con cd’s a la venta (sus carátulas habían perdido casi todo el color por el sol y el paso del tiempo).
4. Jezero: este pueblo es el primero que encontré al otro lado de la frontera, ubicado en el extremo occidental del Lago Grande. Se nota que estuvo en el frente de batalla durante la Guerra de Bosnia porque todavía tiene bastantes casas destruidas. Pero me gustó su atmósfera auténtica, sin turistas ni tiendas de souvenirs. Tan solo abueletes trabajando o sentados tomando una cerveza y charlando. Además Jezero está cruzado por el río Pliva y a escasa distancia del monte Otomalj, de forma piramidal y cubierto de bosques.
COMIDA: CAFE ALEN
A esas alturas ya tenía hambre, así que entré en este local y ocupé una mesa del comedor, con ventanas que dan al río. Al momento me atendió una sonriente señora que no hablaba inglés, pero con gestos nos pudimos entender. Yo esperaba probar algún plato típico de la zona, aunque no había menú y la mujer me indicó que solo tenía carne (quizás por ser domingo), enseñándome unos enormes trozos expuestos en un mostrador junto a la entrada del café. No tenía un aspecto muy apetecible, pero a falta de otras opciones pedí un plato. Por suerte lo pude acompañar con una Ensalada de tomate y cebolla (deliciosa) y 2 cervezas Jelen (originaria de Serbia).
La porción de carne fue generosa, pero estaba muy seca y dura. De hecho la mujer ni siquiera la calentó. Más tarde, utilizando Google Translator, descubrí que se trataba de cordero, y a la hora de pagar se notó. Nada menos que 22M (11€). Aquí se fue el dinero que no le quise pagar al taxista por la mañana. En fin…
REGRESO A JAJCE
Tras la comida mi idea era volver a la zona de los molinos de agua en autoestop, pero estaba tan lleno que decidí caminar, únicamente por bajar el cordero y hacer ejercicio. Cuando salí de Jajce lucía el sol, aunque poco a poco el cielo se fue cubriendo de nubes y no hacía nada de calor, algo que me vino genial para cubrir kilómetros a buen ritmo.
Al llegar a los molinos la luz era mucho mejor y estuve un rato haciendo fotos desde diferentes ángulos. Eso sí, también había gente por todas partes y me tuve que armar de paciencia. Después seguí caminando hasta Jajce, donde llegué a las 17h pasadas. En total recorrí unos 24km y mis pies lo notaron, pero la excursión mereció la pena.
CONCLUSION
Jajce se encuentra bastante apartada de la ruta turística que conecta Sarajevo y Mostar, y si viajas en transporte público el trayecto te hará perder mucho tiempo. Pero se trata de una población espectacular, con callejuelas llenas de ambiente y una cascada que se disfruta mejor desde la distancia, así que merece la pena el desvío. Dos días serán suficientes para explorar Jajce y visitar los cercanos Lagos de Pliva con sus fotogénicos molinos de agua. Por último, para una experiencia más redonda te recomiendo alejarte en Helly’s Apartman y probar algún plato típico de la región en el Restaurante Kod Asima.
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Comentarios
4 ComentariosDavid
Jun 29, 2022Maravilloso Post¡ Te doy las gracias y te digo porqué: en agosto voy por segunda vez a Bosnia a visitar las zonas más alejadas de Sarajevo y Mostar y alejarme de la típica zona turística. Tengo planeado hacer dos noches en Jajce y me invadían las dudas porque leyendo en internet por lo visto la gente solamente pasaba una tarde pero con todo lo que veía creía que el pueblo daba para dos noches. Con tu relato ya no me queda ninguna duda que he hecho súper bien en reservar dos noches allí 🙂 Mil gracias¡
Ganas De Mundo
Jul 17, 2022Hola David! Muchas gracias por el comentario. Estoy de acuerdo, creo que has hecho realmente bien. Jajce es un lugar que me encantó y tiene bastante que ver a parte de la cascada. Además está tan apartado del resto del país que merece la pena pasar al menos un día completo. Ocurre que mucha gente intenta recorrer toda la región de los Balcanes en un par de semanas y claro, de esa forma pasan por los sitios a toda prisa sin dedicarles el tiempo que merecen. Espero que disfrutes Jajce. Un abrazo!
David
Ago 3, 2022Pues aquí estoy, en Jajce 🙂 Escribiendo desde mi alojamiento después de haber pasado un día maravilloso descubriendo la ciudad, me ha fascinado¡ Y todavía tengo el día de mañana entero para ir a los lagos. Me gusta mucho caminar asique voy a realizar más o menos tu ruta, he barajado la opción de hacerla en bici pero no he dado con ninguna tienda que las alquilen. Anotado también lo de la luz en los molinos, me encanta la fotografia¡ Me acercaré por la mañana primero al mirador que hay desde la carretera principal y luego ya rumbo a los lagos. Te mando un saludote enorme¡
Ganas De Mundo
Ago 3, 2022Me alegro, pásalo genial. Si te gusta caminar y la fotografía los alrededores de Jajce son ideales. Un abrazo!