Datos básicos para visitar de forma independiente este país de Asia Central que durante siglos fue el epicentro de la Ruta de la Seda, atrayendo comerciantes de todo el mundo.
Varios fueron los motivos que me animaron a viajar a Uzbekistán. Primero, es posible visitar una serie de ciudades históricas, como Bukhara, Khiva o la mítica Samarkand, que prosperaron gracias a las caravanas que recorrían la Ruta de la Seda y están llenas de lujosas mezquitas y madrasas. En segundo lugar quería ver en primera persona el desastre ecológico que provocaron los líderes de la Unión Soviética en la región de Karakalpakstan, convirtiendo el Mar de Aral en un desierto donde solo quedan un puñado de barcos oxidados. Tercero, desde la llegada al poder del presidente Shavkat Mirziyoyev en el año 2016 el país está mucho más abierto al turismo, sin tantos trámites burocráticos.
Por último, tras largos meses con sus fronteras cerradas por la crisis del coronavirus, algunos países de Asia Central comenzaron a permitir la entrada de turistas. Con lo cual aproveché para poner punto y final a mi recorrido por Europa del Este y retomar el itinerario original de Mi Gran Viaje. Eso sí, dejando atrás Turkmenistán, que continuaba sin autorizar ningún tipo de visado.

Uzbekistán
El origen de la Ruta de la Seda se remonta al siglo II AC, cuando el Imperio Chino (gobernado por la Dinastía Han) conquistó el Reino de Dayuan y ocupó el Valle de Fergana, iniciando relaciones comerciales estables con los reinos Helénicos que sucedieron al Imperio de Alejandro Magno. Al principio los chinos estaban interesados en los caballos que criaban las tribus nómadas, y los griegos en la seda producida en China. Aunque con el tiempo la Ruta también sirvió para intercambiar otros productos, además de difundir religiones, avances tecnológicos (como la pólvora o el papel), e incluso la devastadora Peste Negra. Durante el siglo XIII, en tiempos del Imperio Mongol, el mercader Marco Polo recorrió la Ruta en su totalidad, viajando entre Venecia y Beijing (unos 7mil kilómetros). Y sus relatos de tierras y ciudades exóticas hicieron volar la imaginación de los europeos.
En la actualidad el Ministerio de Exteriores considera Uzbekistán un destino seguro. Solo recomienda tener cuidado en las zonas fronterizas con Kirguistán, Tayikistán y Afganistán, que por otra parte requieren de un permiso especial por parte del gobierno. Yo viajé en solitario por todo el país utilizando transporte público, incluyendo zonas menos turísticas como la república de Karakalpakstan o el Valle de Fergana, y la verdad es que no tuve ninguna sensación de peligro.
ITINERARIO POR UZBEKISTAN
En total estuve 29 días recorriendo Uzbekistán. Comencé la ruta en Tashkent, donde volé desde Chisinau. A continuación, tras visitar la capital, viajé en tren hasta Khiva, que me sirvió como base para explorar la república de Karakalpakstan, realizando una excursión de varios días al remoto oeste, con paradas en Nukus y Moynak, junto a la antigua orilla del Mar de Aral. Después puse rumbo hacia el este, dedicando tiempo a Bukhara y Samarkand. Y pasé los últimos días conociendo el Valle de Fergana.
CUANDO IR
La mejor época para viajar a Uzbekistán es durante los meses de otoño (de septiembre a noviembre), cuando las temperaturas son agradables y apenas llueve. Aunque si estás dispuesto a abrigarte, los meses de invierno constituyen una opción interesante. En verano el calor es horrible y las principales atracciones son invadidas por hordas de turistas. Y en primavera hay más probabilidades de coincidir con días de lluvia.
Yo visité Uzbekistán entre marzo y abril, y disfruté de un clima genial. Es verdad que al principio llovió durante varias jornadas en el centro del país, pero yo aproveché para viajar al oeste, dominado por un clima desértico, y cuando regresé a la zona de Bukhara y Samarkand lucía un sol impecable.
VISADO
Los ciudadanos de la Unión Europea no necesitamos visado para entrar en Uzbekistán, pudiendo permanecer en el país un máximo de 30 días.
Aunque mi llegada se produjo en plena crisis del coronavirus y las autoridades habían establecido un requisito: hacerse un test PCR, como máximo 72 horas antes de aterrizar en Tashkent, y aportar un certificado que acreditara el resultado negativo. Yo me hice el test en Chisinau. Utilicé los servicios del Centro Médico Invitro Diagnostics y acabé muy satisfecho. Concerté la cita por teléfono, recibí el resultado por correo en apenas unas horas, y recogí el documento sellado al día siguiente. Precio: 800L (unos 40€). En situaciones de urgencia, pagando 400L más es posible obtener el documento el mismo día.
GUÍAS DE VIAJE
-“Uzbekistan” de Bradt Guides: es la única guía del mercado centrada exclusivamente en Uzbekistán, y cuenta con 312 páginas llenas de información detallada para visitar cualquier rincón del país. Imprescindible.
-“Central Asia” de Lonely Planet: con apenas 90 páginas dedicadas a Uzbekistán. Además la última edición disponible durante mi viaje era de mediados del 2018 y los datos prácticos estaban muy desactualizados (el país ha cambiado radicalmente en los últimos años). Sirve como complemento, para tener una idea general de la zona.
COMO LLEGAR
Entré en Uzbekistán por aire, volando con Turkish Airlines desde Chisinau hasta Tashkent, haciendo escala en Estambul. Para llegar al aeropuerto llamé a un taxi utilizando la app de Yandex y me dejó en la puerta de la Terminal por 120L (unos 6€). Por suerte en el check-in no hubo sorpresas y, tras examinar el certificado del test PCR, la azafata me dio las tarjetas de embarque.
El vuelo a Estambul transcurrió sin incidentes: el avión se encontraba en muy buen estado, con asientos cómodos y espaciosos; y a pesar de que el vuelo duró hora y media repartieron una botella de agua para cada pasajero. Al comprar el billete me preocupaba que tenía menos de 2 horas de escala en Estambul, y cualquier pequeño retraso me haría perder el avión a Tashkent. Incluso estuve a punto de elegir otro con una escala de 12 horas. Pero despegamos puntuales, y una vez en tierra me moví a toda velocidad, llegando a la puerta de embarque con tiempo más que suficiente.
Mi experiencia en el vuelo a Tashkent fue bien distinta. Las azafatas se dirigían a los pasajeros con brusquedad y malos modos; mi pantalla individual se quedó congelada a los pocos minutos y nadie me aportó una solución; y el piloto necesitó dos intentos para aterrizar porque había mucha niebla, viviendo momentos de tensión (hacía tiempo que no escuchaba aplausos de los pasajeros al llegar al destino sanos y salvos).
Otro motivo de preocupación durante el segundo vuelo fue que una azafata me dio un formulario donde me comprometía a aislarme en un hotel de Tahskent durante 14 días, aportando la dirección y mi número de teléfono, y aceptando las sanciones derivadas de un posible incumplimiento. Según la información que disponía, con un test PCR negativo era libre para visitar el país a mi aire, pero durante la crisis del coronavirus aparecían nuevas normas de un día para otro y a lo mejor se había producido algún cambio de última hora. Y si esto era así mi itinerario previsto por Uzbekistán saltaba por los aires. O me obligaba a infringir la ley y arriesgarme a que me pillaran, como ocurrió en Bielorrusia.
Cuando aterricé en el Aeropuerto de Tashkent estaba bastante nervioso. Allí un empleado revisó (y selló) el certificado del test PCR; y me dirigí al Control de Pasaportes. El agente que me atendió era muy majo, pero me obligó a rellenar el formulario. Yo le pregunté varias veces y el chaval me aseguró que no era necesario que me aislara (más tarde me lo confirmó el dueño del hotel donde me alojé). Pero entonces, ¿para qué necesitan ese documento? En fin, cosas de la burocracia heredada de la antigua Unión Soviética. A continuación el agente selló mi pasaporte, recuperé mi mochila grande y entré en Uzbekistán.
El Aeropuerto de Tashkent está situado 9km al sur de la capital. Hay un autobús (el nº40) que cubre el trayecto por un precio de risa, pero yo decidí viajar en un taxi oficial por varios motivos:
-Eran las 8h de la mañana, y tras una noche sin pegar ojo llena de incertidumbre lo último que necesitaba era enfrentarme al transporte público de una ciudad desconocida cargado con mis mochilas.
-El taxi costaba 50milS (unos 4€).
-Desconocía la ubicación exacta del hotel, porque no aparecía en maps.me y no tenía acceso a Internet.
-En Tashkent hay docenas de taxistas ilegales que se amontonan junto a la salida de la Terminal y son famosos por el asedio al que someten a los turistas. Quitármelos de encima camino de la parada de autobús no iba a ser sencillo.
Los taxis oficiales se contratan en el mostrador de Información que hay nada más cruzar el Control de Pasaportes. El chaval que me atendió me acompañó hasta el vehículo, pasando entre un grupo de taxistas que no paraban de decirle cosas, e hizo de conductor. El trayecto duró un cuarto de hora, avanzando a buen ritmo por avenidas sin mucho tráfico. Y no me pudo dejar en la puerta del hotel porque la calle estaba cortada, pero la encontré sin problema tras caminar unos metros.
Nota: más tarde descubrí que en la app de Yandex un trayecto en taxi entre el centro y el Aeropuerto no supera los 15milS. En fin, pagué la novatada…
TRANSPORTE
Para moverte por el país las opciones son:
1. Tren: es el medio de transporte que más utilicé para recorrer Uzbekistán. En la página web de la compañía nacional de ferrocarril Uzbekistan Railways consultaba los horarios y planeaba mis desplazamientos. Y además podía comprar los billetes, realizando una captura de pantalla del documento, aunque es recomendable imprimirlo (yo lo hice en la recepción de alguno de los hoteles donde me alojé o en las propias taquillas de la Estación).
Las Estaciones de Tren (llamadas Vokzal) suelen encontrarse a varios kilómetros del centro de las ciudades, en algunos casos incluso más lejos que el Aeropuerto, como ocurre en Tashkent Sur o Bukhara. Para acceder a la zona de andenes hay que pasar por 3 controles: uno donde los agentes comprueban billete y pasaporte; otro para escanear el equipaje; y en el último sellan el billete.
Los trenes son extremadamente puntuales y los billetes muy económicos. Los asientos están numerados y distribuidos en filas o compartimentos en función del tipo de tren. Yo en los trayectos largos (como mi viaje de 14 horas entre Tashkent y Khiva) viajé en 2ª clase, en un compartimento para 4 personas con literas. Y en los cortos probé el flamante tren de alta velocidad Afrosiyob; o los modernos vehículos que recorren el Valle de Fergana, donde la clase Economy es más que suficiente (mi objetivo era la fila individual). Los vagones están muy limpios y en general iban bastante llenos, por lo que siempre tuve compañía (conviene ser previsor y reservar con unos días de antelación, sobretodo en fechas señaladas). Además hay empleados a los que puedes preguntar cualquier duda. Apenas hablan inglés, pero están encantados de ayudar.
Por cierto, en los trenes modernos hay servicio de cafetería y es posible comprar bebidas o snacks. Pero en los antiguos, entre Bukhara y Khiva, deberás hacer acopio de víveres antes de partir porque no hay otra opción. De todas formas, está previsto que en breve se amplíen las rutas del tren Afrosiyob, lo cual incrementará notablemente la comodidad de los trayectos largos.
2. Taxi Compartido: solo los utilicé cuando no tuve más remedio, como en la región de Karakalpakstan. Por varios motivos: los taxistas siempre intentan cobrar muchísimo más (a veces el doble) a los turistas y me veía obligado a regatear el precio, creándose situaciones desagradables; los vehículos no arrancan hasta que no hay 4 pasajeros, con esperas que en determinados momentos del día se pueden alargar bastante; la conducción es agresiva, con adelantamientos al límite y continuos frenazos; y los asientos traseros son incómodos y no permiten disfrutar del paisaje (las ventanas están tapadas con una tela negra para proteger del sol).
Aquí van algunos consejos para enfrentarte a los taxistas y evitar timos:
-Averigua el precio aproximado del trayecto para tener una referencia. A lo mejor acabas pagando algo más, pero ya no será el doble.
-A no ser que se trate de una persona de confianza, evita que alguien haga de intermediario entre tú y el taxista (un empleado del hotel, otro taxista…), porque solo busca una comisión que incrementará el coste del trayecto.
-Si el taxista te dice un precio y al momento lo convierte en dólares te está intentando estafar (lo hace para que parezca muy barato).
Por suerte mis viajes en Taxi Compartido no superaron las 4 horas de duración. Las paradas principales suelen estar junto a las Terminales de Autobús. Los precios son realmente baratos y se paga directamente al conductor. Una vez en marcha a parte de la conducción agresiva tendrás que soportar los molestos pitidos de los detectores de radares que utilizan la mayoría de taxistas.
3. Taxi Privado: ideales para desplazamientos internos en las principales ciudades de Uzbekistán, donde las distancias son enormes. Las tarifas son bastante asequibles a pesar de viajar en solitario. En Tashkent y Fergana pude solicitar los vehículos a través de la app de Yandex, evitándome discusiones por el precio o perder el tiempo intentando que el taxista entendiera donde quería ir. En el resto de ciudades tienes dos opciones: negociar antes de arrancar; o pagar al final del trayecto con un billete de 50milS sin hacer preguntas (una actitud que suele descolocar a los taxistas y reduce las probabilidades de pagar más de la cuenta). Aunque está previsto que en breve los servicios de Yandex se extiendan a otros lugares.
4. Metro: lo utilicé en Tashkent. En el post que dedico a esta ciudad incluyo información al respecto.
ALOJAMIENTO
La oferta hotelera en Uzbekistán es bastante amplia, y en la mayoría de poblaciones encontrarás un número razonable de alojamientos (solo tuve algún ligero problema en la zona del Mar de Aral). Yo siempre que pude opté por pasar la noche en guesthouses familiares, donde por muy poco dinero disfruté de una atmósfera realmente acogedora, habitaciones impecables y abundantes desayunos. Eso sí, a los uzbekos les gustan las camas bien duras, y en algunos casos mi espalda sufrió las consecuencias.
Si no es temporada alta y no estás interesado en algún alojamiento concreto te recomiendo que elijas sobre la marcha. De esta forma podrás viajar con total libertad. Yo escogía hotel uno o dos días antes y realizaba una reserva a través de Booking de al menos una noche, para asegurarme que estaba abierto y que esperaban mi llegada (en tiempos de covid todo era posible). Una vez allí solía alargar mi estancia negociando directamente en la recepción, y por regla general obtenía algún descuento. Los precios de Booking aparecen en dólares, aunque a la hora de pagar en moneda local no hubo sorpresas con el tipo de cambio. Además suelen incluir una tasa turística de un par de dólares por noche.
El gobierno de Uzbekistán obliga a todos los turistas a registrarse en cada lugar donde pasen la noche. Si utilizas hoteles o guesthouses el personal de la recepción se encargará del trámite, y cuando desalojes la habitación te darán un comprobante donde aparecen los días que has estado allí. Es muy importante guardar esos comprobantes por dos motivos:
-Es probable que al abandonar el país los agentes de aduanas te los pidan, y si no están todos te expones a una multa económica.
-Algunos alojamientos necesitan el comprobante de la noche anterior, y si no lo tienes cabe la posibilidad de que se nieguen a aceptarte como cliente (a mí durante mi viaje por Uzbekistán solo me lo pidieron en 2 ocasiones sobre un total de 9 alojamientos).
En el caso de Couchsurfing, Airbnb o la acampada libre no obtendrás ningún comprobante, pero existe la opción de registrarte online en esta página web, pagando la tasa turística correspondiente. Y si has pasado una noche viajando en tren, el propio billete se suele aceptar como comprobante. Teóricamente es posible estar 2 días seguidos sin registrarte, pero en la práctica puede dar lugar a malentendidos y problemas innecesarios. Yo guardé todos los comprobantes acreditativos de mis 29 noches en el país, aunque nadie me los pidió en el aeropuerto. Por cierto, teniendo en cuenta la importancia de estos papelitos es increíble la facilidad con que el personal de los hoteles se olvida de dártelos, así que deberás recordárselo antes de marcharte.
COMIDA
El plato estrella de la gastronomía uzbeka es el plov (arroz con trozos de carne y verduras). Aunque hay otros muy extendidos como el boso laghman (noodles fritos con carne y verduras); los manti (ravioli de diferentes tamaños rellenos de carne); los shashlik (kebabs); o la shurpa (sopa). Todo acompañado por non (pan uzbeko tradicional), de forma redonda; y a veces alguna salat (ensalada) de tomate, pepino y cebolla. Además, en ocasiones también solventé alguna comida o cena con una somsa (bollo relleno de carne). En los menús los precios no incluyen el servicio, que oscila entre un 10-15% según el lugar, pero aun así son realmente económicos (una comida en un buen restaurante difícilmente supera los 6€).
La bebida más extendida en Uzbekistán es el té verde (kuk choy), que se sirve sin azúcar (yo lo pedía con limón) y en pequeños boles. A pesar de ser un país islámico, en muchos restaurantes existe la opción de tomar vino o cerveza y no está mal visto, así que de vez en cuando cayó alguna cerveza marca Sarbast.
A la hora de comer con lugareños conviene tener en cuenta un par de costumbres locales:
-El pan tradicional es sagrado y se considera de mal gusto ponerlo en la mesa con el dibujo boca abajo.
-Cuando te sirven té o cualquier otra bebida solo te llenarán la taza hasta la mitad, muestra de que tu acompañante no tiene prisa y está a gusto contigo. Yo una vez compartí una botella de Fanta con un chaval y pensé que me estaba tomando el pelo, porque él sí que se llenaba su vaso hasta arriba. Por suerte más tarde entendí la situación.
IDIOMA
La lengua oficial en Uzbekistán es el Uzbeko, que habla alrededor del 80% de la población. En tiempos de la Unión Soviética se escribía utilizando los caracteres del alfabeto Cirílico, pero tras la independencia se cambió al Latino (aunque algunos nostálgicos todavía se resisten). Yo la verdad es que no pasé de alguna palabra básica, como Salom (hola); Hayr (adiós); o Rahmat (gracias). Con el problema añadido de que muy pocos uzbekos hablan inglés. Así que en muchas situaciones me fue realmente complicado comunicarme.
Tras el Uzbeko el siguiente idioma en importancia es el Ruso, fruto del pasado de Uzbekistán como integrante de la Unión Soviética. Además hay otros grupos étnicos minoritarios que tienen su lengua propia. Como el Karakalpako, hablado en la república autónoma de Karakalpakstan (al oeste del país); o el Tayiko, utilizado en Bukhara, Samarkand y algunas zonas del Valle de Fergana.
MONEDA
El Som Uzbeko. Cuando visité Uzbekistán el tipo de cambio era de 1 eur = 12.500S (marzo/2021). Para obtener moneda local utilicé mis tarjetas BNext y Revolut en los cajeros automáticos, que están por todas partes, incluso en las poblaciones más pequeñas. Eso sí, la mayoría de bancos cobran alrededor de un 1,5% de comisión sobre el importe retirado.
Pagar con tarjeta en los establecimientos no es tan habitual y solo ofrecen esta opción los lugares más turísticos. De hecho, durante todo mi recorrido por el país solo pude evitar el pago en efectivo en 3 ocasiones (dos hoteles y un restaurante).
Por cierto, en el Aeropuerto de Tashkent hay cajeros automáticos, pero durante mi visita no funcionaban. Bastante sospechoso, porque la única agencia de cambio disponible aplicaba un tipo muy desfavorable (11.500S). Si te encuentras con la misma situación cambia allí lo estrictamente imprescindible para llegar al centro de la ciudad, donde encontrarás mejores alternativas.
TELEFONO
Si vas a pasar mucho tiempo en el país y no quieres depender únicamente de las redes wifi, lo más aconsejable es comprar una tarjeta SIM local. En Uzbekistán hay 4 operadoras: Ucell, Beeline, Mobiuz y Uzmobile. Por lo que pude investigar Ucell y Beeline tienen mayor cuota de mercado y ofrecen mejor cobertura, así que elegí la primera.
Conseguí la tarjeta SIM en una tienda de Tashkent. Por suerte me atendió un empleado que hablaba algo de inglés y nos pudimos comunicar. El hombre me explicó que tenían 3 planes Prepago, válidos para un periodo de 30 días:
1. Special 35: 7GB de datos + 2.500 minutos de llamadas.
2. Special 45: 9GB + 3.000 minutos.
3. Special 55: 12GB + 4.000 minutos.
Yo escogí el Special 55, que me costó 55milS (de ahí el nombre). El proceso de compra fue muy sencillo. Entregué mi Pasaporte, le hicieron una fotocopia y en cuestión de segundos ya tenía mi tarjeta SIM activada. En teoría también es necesario mostrar el papel con el Registro del hotel donde te alojas, pero yo todavía no lo tenía y no pasó nada.
En cuanto a mi experiencia con Ucell, es complicado opinar. La red de telefonía en Uzbekistán es sencillamente horrible y por regla general fuera de los núcleos urbanos no hay cobertura (los trayectos de varias horas en tren se hacen eternos). Pero yo además tuve problemas en infinidad de ocasiones, incluso en el centro de Tashkent, mientras que a mi alrededor veía a gente utilizando sus móviles con normalidad. Durante el viaje varias personas me recomendaron Beeline, con lo cual si regresara a Uzbekistán cambiaría de operadora sin dudarlo.
Un último apunte: si has previsto recorrer Uzbekistán durante más de 30 días, ten en cuenta que deberás registras tu móvil de forma presencial (en cualquier Oficina de Correos), pagando una tasa en función del modelo. De lo contrario, al cabo de ese plazo dejará de funcionar. Yo pensé que era una medida obsoleta, pero durante mi estancia recibí varios mensajes que me avisaban de lo que iba a ocurrir.
SALUD
No hay ninguna vacuna obligatoria para visitar Uzbekistán. Aunque se recomiendan las de la Fiebre Tifoidea, Hepatitis A y B, y Tétanos.
Bueno, podría facilitar muchos más datos, pero creo que junto a los 7 posts que he publicado tienes bastante información para hacerte una idea de Uzbekistán y decidir si te apetece o no visitar este país. Aún así, si te surge alguna duda escríbeme y con mucho gusto intentaré resolverla.
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