En la región más occidental de Bielorrusia, con antiguas iglesias, castillos llenos de historia y un espectacular teatro de estilo soviético
Grodno (o Hrodna) es una ciudad situada en el oeste de Bielorrusia, a escasos kilómetros de las fronteras de Polonia y Lituania. Tras la desintegración del Kievan Rus fue la capital del Principado de Grodno, y durante el tiempo que perteneció al Gran Ducado de Lituania y el Reino de Polonia (hasta 1795) se convirtió en un destacado centro comercial. La mayoría de su población estaba formada por judíos y polacos, pero en la Segunda Guerra Mundial los Nazis se encargaron de exterminar a los primeros. Y más tarde los rusos dispersaron a los segundos, que emigraron voluntariamente a Polonia o fueron deportados a lugares remotos dentro de la Unión Soviética.
En la actualidad Grodno es un lugar bastante orientado al turismo, en su mayor parte procedente de los países vecinos. Cuenta con más iglesias católicas que ninguna otra ciudad de Bielorrusia, entre las cuales destaca la Catedral de San Francisco Javier. Y numerosos edificios interesantes, como los Castillos Viejo y Nuevo o el Teatro de Arte Dramático.
VIAJE: MINSK – GRODNO
Entre estas dos ciudades hay 275km de distancia y decidí utilizar por primera vez el tren. Hay varias salidas diarias desde Minsk, aunque en mi caso una de ellas era especialmente atractiva, por dos motivos: el trayecto duraba solo 4 horas al tratarse de un tren Inter Regional (el resto tardaban hasta 7); y el horario era normal, sin tener que madrugar demasiado o llegar a Grodno muy tarde. Al haber escogido viajar el 31 de Diciembre, una semana antes apenas quedaban asientos disponibles en la página web de la compañía y compré el último billete de Primera Clase, que solo me costó 23,3R (unos 8€).
Tras desalojar el Hotel Center on Korolya caminé media hora hasta la Estación de Minsk, localicé el andén correcto y al cabo de unos minutos apareció el tren. Mi asiento era perfecto: ubicado en una fila individual, cómodo, espacioso y con una pequeña mesita. Parecía que estaba en un avión. En teoría me tocaba viajar con alguien frente a mí, pero el sitio fue vacío todo el trayecto. Al principio atravesamos llanuras y bosques envueltos en la niebla, hasta que se hizo de noche y me dediqué a leer y escribir. Además esta vez iba preparado (algo realmente inusual en mí) y merendé galletas y un zumo de manzana.
A las 19h pasadas llegamos a la Estación de Grodno, y desde allí me dirigí a pie al lugar donde había previsto pasar las próximas noches.
ALOJAMIENTO: HOSTEL CENTER – 22R/Noche
*Puntos a favor: cubículo de madera completamente autónomo, con luz, enchufe y una cortina que permite bastante privacidad; cama doble muy cómoda; limpieza extrema; ubicación ideal, en plena calle Sovetskaya; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; cocina con nevera compartida; encargadas de la recepción muy amables; galletas de cortesía; precio.
*Puntos en contra: dormitorio de 10 plazas (aunque durante mi visita solo había otro huésped); señalización casi inexistente (me costó un mundo dar con la entrada).
Cuando busqué alojamiento en Grodno comprobé que la mayoría de hoteles y apartamentos eran demasiado caros (a partir de 75R la noche), así que me resigné a pasar Fin de Año en un hostel y realicé una reserva a través de Booking. No tengo nada en contra, pero mi experiencia en Ucrania no había sido muy buena, ya que a falta de turistas extranjeros (por la crisis del coronavirus) estaban ocupados por ruidosos estudiantes, trabajadores locales y personajes peculiares. Pero bueno, el Hostel Center tenía críticas excepcionales y la verdad es que acabé muy satisfecho.
Una vez instalado salí en busca de algún sitio para cenar, aunque a menos de 4 horas para las campanadas todo estaba cerrado. Menos mal que encontré un supermercado y pude realizar una pequeña compra: pan, queso, una cerveza, una bolsa de patatas fritas y un yogurt. Este fue mi menú de Fin de Año… De regreso en el hostel cené en una mesa de la cocina. Junto a mí había una pareja del este con su hijo que me ignoró por completo (cuánto eché de menos la hospitalidad de Oriente Medio). Así que a continuación me fui a la cama a leer y descansar, mientras ellos descorchaban una botella de champán. En fin…
A un par de calles del hostel, en la Plaza Sovetskaya, había montado un auténtico fiestón, con música en directo, fuegos artificiales, puestos de comida y centenares de lugareños. Pero no me apeteció salir solo, y encima a varios grados bajo cero.
UN PASEO POR GRODNO
Al día siguiente me desperté tras una noche impecable y me puse en pie con ganas de aprovechar el tiempo, porque al ser invierno amanecía casi a las 10h y las jornadas eran cortísimas. A continuación desayuné galletas y un yogurt; preparé mi mochila pequeña; me abrigué todo lo que pude; y salí a la calle, donde me esperaba un cielo gris, con una ligera bruma y bastante frío.
Grodno es una ciudad muy distinta al resto de Bielorrusia. Durante siglos los reyes de Polonia y Lituania encargaron la construcción de edificios y monumentos típicos del centro de Europa, y la herencia soviética se nota mucho menos que en otros rincones del país (nada que ver con Minsk). Por ese mismo motivo hay más iglesias católicas que ortodoxas. El centro de Grodno es bastante compacto y se puede recorrer fácilmente sin necesidad de transporte público. Esto fue lo más destacado de mi paseo:
1. Calle Sovetskaya: es la principal avenida peatonal de la ciudad. Tiene el suelo adoquinado y está flanqueada por edificios del siglo XIX donde vivían los comerciantes de Grodno, con fachadas pintadas de vivos colores. Los fines de semana la calle se llena de familias y parejas que acuden a pasear, creando un ambiente muy animado, con puestos de artesanía, músicos tocando el acordeón o el violín, acogedores cafés, y tiendas con rótulos curiosos. Como mi alojamiento estaba aquí, recorrí la avenida en numerosas ocasiones y siempre descubría algún detalle interesante.
La calle acaba en la Plaza Sovetskaya, donde se encuentra el Palacio de Cultura, con enormes columnas blancas; y un edificio de estilo Art Nouveau donde vivían los Muravyov, una de las familias más influyentes de la ciudad. Durante mi visita la Plaza estaba ocupada por un árbol de Navidad, numerosos puestos de comida y un escenario con actuaciones infantiles.
2. Catedral de San Francisco Javier: también conocida como Farny, está situada en un extremo de la Plaza Sovetskaya y se trata de la iglesia católica más importante de Grodno. Fue construida en el año 1703 y en un principio pertenecía a un monasterio jesuita, hasta su disolución a finales del siglo XVIII. Sus dimensiones impresionan, con una imponente fachada blanca, además de dos torres y una cúpula cubiertas por tejados de color azul turquesa. Una de las torres tiene uno de los relojes más antiguos de Europa.
En el interior hay nada menos que 14 altares, algunos lujosamente decorados, con columnas doradas y estatuas. Está prohibido hacer fotos y acceder a la zona más próxima al altar si no es para rezar, así que me limité a observarlo desde la distancia, mientras varios feligreses se santiguaban arrodillados en el suelo y sonaba una bonita música de fondo.
3. Iglesia y Monasterio Bernardino: data del siglo XVII y domina una colina al sur de la Plaza Sovetskaya. Mi visita al interior se quedó a medias, porque la verja de acceso a la nave estaba cerrada y la tuve que contemplar a través de los barrotes. A pesar de todo me pareció una maravilla, con sus muros cubiertos de relieves, frescos y tallas de madera.
4. Gilibert Park: llamado así por un destacado botánico del siglo XVIII que en los actuales terrenos del parque creó unos jardines con docenas de especies exóticas. En el recinto se encuentra el Teatro de Marionetas; un Memorial en homenaje a los soldados y partisanos fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial, con una estatua y una llama eterna; un arroyo con montones de patos y palomas; y una Noria. Otro lugar ideal para pasear.
5. Torres de Agua: se trata de dos torres gemelas (Kasya y Basya) que fueron construidas a finales del siglo XIX para dotar de presión suficiente a la red de distribución de agua de Grodno. Tienen más de 20m de altura, con sus fachadas cubiertas de relieves (una más que la otra), y en la actualidad albergan los talleres de diferentes artesanos locales.
Llegado a este punto tuve que hacer un alto para entrar en calor, así que aproveché mi regreso a la Plaza Sovetskaya para sentarme en la barra de un elegante bar y tomar un café con leche (4,5R).
VISITANDO CASTILLOS
Tras el descanso me dirigí a una de las zonas más populares de Grodno: una colina sobre la que se asientan dos pintorescos castillos, dominando el río Neman.
*Stari Zamak: o Castillo Viejo. En tiempos del Kievan Rus aquí se ubicaba el fuerte de madera donde vivía el Príncipe de Grodno. Durante el siglo XIV el Gran Duque Vitautis ordenó la construcción de un castillo de piedra, cuando Grodno era la segunda capital de Lituania, tan solo por detrás de Vilnius. Más tarde Stefan Bathory, rey de Polonia y Lituania, convirtió la fortaleza en su residencia principal y realizó importantes reformas. Aquí tuvieron lugar varias reuniones del Parlamento (llamado Sejm), hasta que a principios del siglo XVIII la guerra con Suecia dejó el castillo arrasado.
Hoy día el Castillo Viejo ha recuperado parte de su esplendor, con un puente de piedra que conduce a la entrada y dos torres defensivas perfectamente restauradas. En el interior hay un Museo, aunque durante mi visita estaba lleno de andamios y no se podía entrar.
*Novi Zamak: o Castillo Nuevo. Data de 1742, cuando tras la destrucción del Castillo Viejo el rey de Polonia y Lituania Augustus III decidió levantar justo al lado otro edificio donde ubicó su residencia de verano. Aquí también se celebraron reuniones del Sejm, incluida la última de la Alianza de Polonia y Lituania, en 1793, donde el gobierno se vio obligado a ceder a Rusia parte de sus territorios. El castillo sufrió daños importantes durante la Segunda Guerra Mundial, pero los rusos lo restauraron y utilizaron como sede regional del Partido Comunista. Tras cruzar la puerta de entrada, decorada con estatuas, se accede a un patio donde destaca la fachada principal del castillo, con un relieve de la hoz y el martillo. Detrás hay una biblioteca con una torre rematada por una estrella.
Parte del castillo alberga un Museo y decidí visitarlo. El billete cuesta solo 4R, aunque como la encargada de la taquilla no hablaba inglés me hice un lío y acabé pagando 4R más por una exposición temporal ubicada en el magnífico Hall of Senators. El Museo se distribuye en dos plantas donde hay todo tipo de objetos: una colección de armas antiguas que ocupa varias salas; una habitación con docenas de animales exóticos disecados (incluido un enorme oso polar); esculturas; arte religioso; cuadros; piezas de cerámica; documentos… Apenas hay información en inglés pero pasé un rato entretenido.
Desde el Castillo Nuevo las vistas del río Neman y los alrededores son épicas. A escasa distancia se encuentra la Estación de Bomberos, donde destaca su torre de vigilancia, construida en el año 1912 como respuesta al devastador incendio de 1885. Cada día, a las 12h en punto, un bombero sube y toca una melodía con una trompeta. Yo tuve la suerte de pasar en ese momento y fue un espectáculo curioso. Además la fachada cuenta con una pintura mural de grandes dimensiones donde aparecen diferentes personajes, entre los cuales hay una mujer con la cara de la Mona Lisa.
Cuando empezó a oscurecer regresé al centro y busqué un lugar para llenar el estómago.
COMIDA/CENA: STARY LYAMUS
Este restaurante ocupa una casa situada en Gilibert Park. Al llegar me senté en una mesa del comedor, que a eso de las 17h estaba desierto (demasiado tarde para comer y muy pronto para la cena). Por las noches hay mucho más ambiente, con música en directo, pero yo no podía esperar tanto. La carta está en inglés y tiene una gran variedad de platos típicos. Pedí Solyanka (la sopa tradicional de Bielorrusia); Salchicha casera acompañada de patatas cocidas y champiñones; y una cerveza. Todo muy rico. Si tuviera que criticar algo sería la actitud de la camarera, que no fue especialmente simpática. Precio: 28,2R.
De regreso al hostel hacía un frío importante, pero aun así se respiraba un ambiente festivo, con las calles llenas de gente paseando, luces de Navidad y los puestos de comida de la Plaza Sovetskaya a pleno rendimiento. Un buen final para un día perfecto.
EN BUSCA DE ARTE SOVIETICO
La jornada comenzó con mi alarma sonando a las 9.30h y me levanté como nuevo. Para desayunar piqué unas galletas y al cabo de un rato ya estaba en la calle pasando frío. A pesar de que en Grodno la huella de la antigua Unión Soviética es menos evidente, cuenta con varios monumentos de interés a los que dediqué la mañana. Fueron los siguientes:
1. Plaza Lenin: presidida por una estatua del líder bolchevique, obra del famoso escultor Zair Azgur (visité su Museo-Estudio en Minsk). Tras ella aparece el edificio de cemento del Comité Ejecutivo de Grodno.
2. Mural “Ciencia”: de grandes dimensiones, ocupa la fachada de una casa donde antiguamente había un club de jóvenes técnicos. En el mural la Ciencia está representada por una mujer rodeada de personajes, como un químico, un matemático o un astronauta. Sencillamente espectacular. Está frente a la Catedral Ortodoxa de San Basilio.
3. Tanque T-34: ubicado sobre un alto pedestal, en memoria de los soldados del Ejército Rojo que liberaron la ciudad de los Nazis en 1944. Se encuentra en un extremo de la Plaza Sovetskaya.
4. Teatro de Arte Dramático: construido en el año 1984, es un impresionante edificio de color blanco, con forma de corona. Sobre la entrada hay un conjunto de esculturas llamado “Pegasus”, en el que aparecen dos figuras humanas junto a un caballo alado. No me cansé de observar el Teatro desde todos los ángulos posibles.
Antes de continuar con el resto de visitas decidí entrar en un local de la calle Sovetskaya y me senté en una mesa a tomar un café con leche y un croissant (8,5R). Solo fueron unos minutos, pero suficientes para recuperar la sensibilidad de las manos (las tenía congeladas).
MAS LUGARES DE INTERES
De regreso en el exterior caminé hacia el oeste de la ciudad, dejando atrás los Castillos Viejo y Nuevo, y encontré nuevos sitios que merecen la pena:
1. Gran Sinagoga: data de 1578, aunque a principios del siglo XX fue reconstruida tras un grave incendio, adoptando su estilo gótico actual. Durante la ocupación Nazi la sinagoga se convirtió en el epicentro del gueto judío y su interior fue destrozado. Los rusos tampoco mostraron mucha empatía y mantuvieron cerrado el templo, hasta que tras la independencia de Bielorrusia la comunidad judía recuperó su gestión. Hoy día la Gran Sinagoga luce impecable gracias una cuidada restauración. Se puede visitar el interior, donde hay un Museo que narra la historia de los judíos de Grodno (yo no entré).
2. Iglesia de los Santos Boris y Hleb: también llamada Kolozha. Al igual que los castillos está ubicada al borde del cañón que forma el río Neman y se trata de la iglesia más antigua de la ciudad, construida durante la época del Kievan Rus. Uno de sus muros se hundió a mediados del siglo XIX y fue restaurado con tablones de madera oscura, creando un efecto curioso. En las paredes originales todavía se pueden ver piedras de colores que forman bonitas cruces. Dentro no hay frescos ni relieves, pero sí montones de iconos, además de una atmósfera especial.
3. Kolozhski Park: un parque de grandes dimensiones situado junto a la iglesia. Tiene un Mirador que ofrece unas vistas preciosas del río Neman; y un monumento creado en el año 1978 para conmemorar el 850 aniversario de la fundación de Grodno. Consiste en dos estelas con dos estatuas de bronce de 6m de altura que representan a un guerrero en armadura (“Valor”) y una mujer (“Hospitalidad”). Durante mi visita había alguna familia paseando por sus senderos, entre arboledas y ruidosos cuervos.
4. Old Bridge: desde aquí se puede disfrutar de una de las mejores panorámicas de Grodno, donde destacan la Iglesia del Monasterio Bernardino, la Catedral de San Francisco Javier, los Castillos Viejo y Nuevo, y el río Neman desapareciendo en la distancia, con sus orillas cubiertas de árboles y vegetación, y algún que otro pescador. Mi cámara de fotos echaba humo. Una pena que el puente no sea peatonal, porque el tráfico es horrible a todas horas y rompe un poco la magia. Al otro lado de Old Bridge, sobre una colina, hay un Mirador con una pérgola metálica y una nueva perspectiva de la ciudad.
5. Cruce Gornovykh/Pieramohi: siguiendo la calle de Old Bridge hacia el sur se llega a un cruce de avenidas donde encontré dos edificios interesantes. La Filarmónica de Grodno, inaugurada en el 2019, con una moderna fachada de cemento y cristal. Y la Fábrica de Tabaco Neman, la más grande de Bielorrusia, con coloridas paredes y un escudo. No son ni mucho menos visitas imprescindibles, pero ya que estaba en la zona…
A continuación caminé hasta el centro, recorriendo por última vez la calle Sovetskaya. Así acabó mi visita a la ciudad de Grodno.
CONCLUSION
Al igual que ocurre en Ucrania, el oeste de Bielorrusia tiene más lazos históricos con Europa Central que con la Unión Soviética y Grodno es un claro ejemplo, como demuestran sus magníficas iglesias católicas. De hecho, hace tiempo que la ciudad se abrió al turismo (junto a la vecina Brest) permitiendo la entrada de viajeros desde Polonia sin necesidad de visado durante un periodo máximo de 10 días (ahora ampliado a 15). Te recomiendo dedicarle a Grodno un par de jornadas para explorar con calma sus principales monumentos, alojándote en el Hostel Center.
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Comentarios
2 ComentariosManolo
May 16, 2022Grodno (igual que gran parte de Bielorusia), fue parte de Polonia entre 1919-1939.
https://es.wikipedia.org/wiki/Grodno
Ganas De Mundo
Jun 4, 2022Gracias por el comentario!