Una ruta de 4 días visitando monasterios ortodoxos, poblaciones congeladas en el tiempo y una mansión abandonada cayéndose a pedazos
Creado en 1960, Fruska Gora es el parque nacional más antiguo de Serbia. Está situado en la región de Vojvodina, al sur del río Danubio, y ocupa una superficie de 267km2. En su interior hay colinas cubiertas de espesos bosques (la cima más alta es el monte Crveni Cot, con solo 539m); numerosos monasterios ortodoxos construidos entre los siglos XVI y XVIII (Fruska Gora es conocido como el “Monte Athos de Serbia”); y viñedos que ya se explotaban en tiempos del Imperio Romano. Si cuentas con vehículo propio hay diferentes puntos que permiten acceder a Fruska Gora. Al no ser mi caso opté por la población de Sremski Karlovci, a tan solo 12km de Novi Sad. Desde aquí se puede viajar en taxi hasta el Monasterio de Velika Remeta y enlazar con uno de los senderos que se adentran en el parque.
La mejor época para visitar Fruska Gora es entre los meses de mayo y septiembre, cuando las temperaturas son más agradables y los principales lugares de interés están abiertos al turismo. Yo recorrí el parque a finales de julio, con un calor horrible, pero a cambio disfruté de cielos despejados y no cayó ni una gota de lluvia.
VIAJE: NOVI SAD – SREMSKI KARLOVCI
Para este desplazamiento solo tenía que recorrer 13km, aunque necesité 2 etapas:
1. Taxi hasta la Terminal de Novi Sad: la alternativa era caminar 3km bajo el sol cargado con mis mochilas, así que decidí utilizar por primera vez en Serbia los servicios de Yandex y el servicio fue impecable. Al momento apareció un vehículo con un conductor muy simpático y me dejó en la puerta de la Terminal por 340D (alrededor de 3€).
2. Autobús a Sremski Karlovci: después compré el billete en la taquilla (168D), esperé un cuarto de hora en el andén indicado, y llegó un autobús urbano (el nº61, aunque también sirve el nº62). Nada más subir se puso en marcha y durante el trayecto se detuvo en un montón de paradas. Aun así en cuestión de 20 minutos ya estaba en el centro de Sremski Karlovci. Como todavía era demasiado pronto para el check-in me senté en una terraza a tomar un café con leche (140D); y después caminé hasta el lugar elegido para pasar la noche.
Nota: el autobús cruzó Novi Sad de norte a sur, así que no es imprescindible cogerlo en la Terminal, pero tendrás que encontrar alguna de sus paradas. Por si te sirve de ayuda, hay una justo antes del Puente Varadin.
ALOJAMIENTO: BED & BREAKFAST ZERAVICA – 3.000D/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; ubicación ideal, a 5 minutos a pie del centro; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; aire acondicionado; balcón privado con una mesa; propietaria (Maria) muy simpática.
*Puntos en contra: nevera compartida situada demasiado lejos de la habitación; precio (que a pesar de ser un bed & breakfast no incluía el desayuno).
Con este alojamiento batí el récord de precio en Serbia, y eso que era uno de los más baratos en Booking. No sirvió de nada que fuera lunes y se tratara de un pequeño pueblo. Al final reservé 2 noches a regañadientes, aunque acabé muy contento. Al llegar la señora de la limpieza llamó a Maria y estuvimos un rato charlando. La mujer me explicó que se marchaba unos días de vacaciones y en teoría Booking no debería haber aceptado mi reserva, pero o no se explicó bien o fue un error de la web. El caso es que Maria continuó adelante con sus planes y el segundo día estuve completamente solo en la casa, dejándome el número de teléfono de su hija por si pasaba algo.
Nada más instalarme salí a la calle con ganas de conocer el pueblo.
UN PASEO POR SREMSKI KARLOVCI
A pesar de su reducido tamaño, Sremski Karlovci fue durante mucho tiempo la población más importante de los serbios que vivían en la región de Vojvodina, dentro del Imperio Austro-Húngaro. Aquí estaba la sede de la Iglesia Ortodoxa Serbia; y durante la revolución de 1848 se convirtió en la primera capital de la Vojvodina Serbia, una provincia independiente de Hungría que duró poco más de un año. En la actualidad la gente acude a Sremski Karlovci para dar un paseo por su Casco Histórico, visitar sus bodegas y explorar el Parque Fruska Gora.
Yo para empezar me dirigí a Branka Radicevica, la principal plaza del pueblo, donde se concentran los edificios antiguos más importantes.
Esto fue lo más destacado de mi recorrido:
1. Catedral Ortodoxa de San Nicolás: es posiblemente la imagen más icónica de Sremski Karlovci, con sus dos afilados campanarios de color blanco visibles desde cualquier punto de la población. Este templo de estilo barroco fue construido en el año 1762, y en el interior destacan su elaborado iconostasio y varias coloridas vidrieras.
2. Residencia del Patriarca: se trata de un imponente palacio de estilo italiano inaugurado en 1892 donde vivió el líder de la Iglesia Ortodoxa Serbia hasta la unión de Vojvodina con el Reino de Serbia en el año 1920, que implicó el traslado de la sede a Belgrado. En la actualidad es la residencia de verano del Patriarca y contiene un museo con objetos procedentes de diferentes iglesias (no lo visité).
3. Iglesia Católica: está justo al lado de la Catedral Ortodoxa (no deja de ser curioso), data de 1768 y también es de estilo barroco, aunque solo cuenta con un campanario. Durante mi visita la puerta se encontraba cerrada y no pude acceder al interior. De hecho se estaban realizando obras de reforma y una parte de la iglesia estaba cubierta de andamios.
4. Fuente de los Cuatro Leones: ubicada frente a las dos iglesias, cuenta la leyenda que quien beba agua de ella regresará a Sremski Karlovci para casarse. Yo no creo en este tipo de historias, pero por si acaso no bebí…
5. Escuela de Gramática (o Gymnasium): fue la más antigua de Serbia, aunque el edificio actual es de 1890. Hoy día alberga una escuela de idiomas. En teoría es posible visitar el interior, pero durante mi estancia en Sremski Karlovci se habían suspendido los tours hasta nuevo aviso y me tuve que conformar con hacer una foto a través de la verja de la lujosa entrada, decorada con arcos y estatuas.
6. Farmacia: data de 1890 y es una de las más antiguas de Vojvodina. Hasta no hace mucho el techo estaba decorado con reproducciones de obras clásicas, como la “Creación de Adán” de Miguel Angel, o la “Primavera” y el “Nacimiento de Venus” de Botticelli. Pero por lo visto tanto cuerpo desnudo incomodó a algunos clientes y el nuevo propietario de la farmacia decidió pintar el techo de blanco. Aun así merece la pena asomarse porque todavía conserva detalles interesantes, como la caja registradora o un par de esculturas.
Además de estos edificios históricos en la la plaza hay otros como la Escuela de Teología, el Ayuntamiento, o el Stefaneum (donde se alojaban los alumnos de las dos escuelas).
Tras recorrer Branca Radicevica y hacer un montón de fotos necesitaba un descanso. Así que entré en una panadería; me compré dos Burek (masa de hojaldre rellena), uno de patata y otro de carne (220D); y me senté a comer en un banco de la plaza. A continuación fui a la terraza de un bar cercano. Durante mi paseo me había cruzado dos veces con el dueño e insistió en que tomara algo allí porque era el cumpleaños de su hija. Pero cuando llegué el hombre estaba como una cuba cantando a gritos con un micrófono, y encima me tocó pagar la cerveza que me tomé (180D). De hecho ni siquiera se enteró de que me marché. En fin… A veces me paso de formal…
MAS LUGARES DE INTERES
Una vez con el estómago lleno me dirigí a las dos últimas atracciones de Sremski Karlovci, un tanto alejadas de la plaza:
7. Capilla de la Virgen de la Paz: construida en el año 1817 justo en el lugar donde se firmó el Tratado de Karlowitz, que en 1699 puso fin a la Gran Guerra Turca entre el Imperio Otomano y los estados Cristianos de Europa. Está ubicada sobre una colina al sur del pueblo, pero durante mi visita estaba cerrada y solo pude contemplar el exterior.
8. Mirador Dusko: las vistas desde este lugar elevado son épicas, con las casas de Sremski Karlovci, los campanarios de las iglesias y el río Danubio de fondo. Mi cámara de fotos echaba humo. El Mirador se llama así por el famoso poeta Serbio Dusko Trifunovic, y tiene una estatua donde aparece sentado.
A parte de estos sitios concretos, Sremski Karlovci es un pueblo ideal para pasear sin rumbo, descubriendo viviendas tradicionales, fachadas con relieves, viejas puertas de madera, cafés, y tiendas con rótulos antiguos. Me gustó mucho. Además vi bastantes carteles que conducen a bodegas locales donde suelen estar encantados de recibir visitas.
CENA: GOSTIONA KOD CETIRI LAVA
Para acabar la jornada decidí cenar en este restaurante recomendado por Maria donde ya había estado tomando un café con leche por la mañana. Se encuentra en la plaza principal y tiene una terraza con música agradable. Allí ocupé una mesa y me atendió una camarera muy simpática con un inglés excelente. Tras examinar el menú pedí Ensalada Shopska, Goulash de Ternera (típico de Vojvodina) acompañado de patatas cocidas, y una cerveza Lav. La comida estaba riquísima y acabé a reventar, rodeado de una gran atmósfera, con las campanas de la iglesia y niños jugando.
Después de cenar regresé a mi alojamiento, donde me dediqué a leer y descansar, porque en los siguientes días me esperaban largas caminatas.
FRUSKA GORA PARK: PREPARATIVOS
Para organizar mi visita al Parque Nacional Fruska Gora me encontré con un problema: la escasez de información era alarmante. Prueba de ello los relatos de dos blogueros cuyas excursiones al Parque fueron un desastre, perdidos en el bosque o realizando visitas de un día desde Novi Sad sin vehículo propio (complicado). Por suerte gracias a maps.me y Google Maps descubrí varios lugares de interés y conseguí trazar una ruta realmente atractiva. Mi plan era pasar 3 jornadas en el sector oriental de Fruska Gora, entrando por Velika Remeta y saliendo desde Beocin.
Estos fueron los aspectos a tener en cuenta:
1. Alojamiento: en el interior de Fruska Gora hay varios hoteles con habitaciones a precios razonables; y los pueblos de la zona ofrecen una gran variedad de opciones, desde apartamentos hasta hoteles de lujo. Oficialmente la acampada libre está prohibida. Yo no lo tenía previsto porque mi tienda se rompió en el Parque Pelister (Macedonia), pero al ser verano metí en mi mochila el saco de dormir como recurso de emergencia por si me veía obligado a hacer un vivac (al final no fue necesario).
2. Equipo: además del saco de dormir para esta excursión me llevé lo imprescindible, teniendo en cuenta que la previsión del tiempo para los próximos días no podía ser mejor, con sol y temperaturas elevadas. Entre mi equipo habitual nunca faltan: linterna frontal con pilas de repuesto; power bank recién cargada para no quedarme sin móvil; y chubasquero. El resto de mi equipaje se quedó en el Bed & Breakfast Zeravica, y ni siquiera necesité guardarlo porque Maria no alquiló la habitación durante mi ausencia.
3. Comida: en Fruska Gora solo es posible comer en los restaurantes de los hoteles, con menús que incluyen platos típicos relativamente asequibles; o comprar víveres en las tiendas de los pueblos. Yo me la jugué bastante y únicamente llevaba encima un paquete de galletas, pero me busqué la vida sin problema. En Fruska Gora encontrarás agua potable en los diferentes monasterios, aunque yo la probé en dos sitios y el sabor me pareció horrible. El primer día comencé la ruta con 3 litros de agua y los repuse en una tienda de Irig, además de las cervezas que fueron cayendo por el camino.
4. Mapas: antes de partir hacia el parque visité la Oficina de Turismo de Sremski Karlovci y me dieron un mapa muy básico de Fruska Gora con algunos lugares de interés e información en inglés. En general los senderos están bien señalizados, aunque hay tramos que de repente desaparecen entre los arbustos (como el que conecta Velika Remeta con Grgeteg) y será de gran ayuda una app de mapas con GPS (yo utilicé maps.me y me fue genial).
VIAJE: SREMSKI KARLOVCI – VELIKA REMETA
Tras un día dedicado a realizar gestiones varias en Sremski Karlovci comencé la jornada con las pilas cargadas. Y es que la noche anterior fui el único huésped del alojamiento y dormí perfectamente, rodeado de un silencio sepulcral. Una vez en pie desayuné un croissant de chocolate, galletas y un plátano; preparé la mochila grande; y me dirigí a la plaza principal del pueblo. Todavía no eran las 10h y el sol ya apretaba. Me esperaba un día duro…
La idea era comenzar mi recorrido por Fluska Gora en Velika Remeta, una población situada 10km al sur de Sremski Karlovci. Pero no hay transporte público, con lo cual necesitaba los servicios de un taxi. En la plaza principal hay una parada y el día anterior vi una fila de vehículos, pero cuando llegué solo había uno. El taxista me pidió 1.000D por el trayecto (8,5€), un importe similar al que me anticipó Maria, así que acepté y nos pusimos en marcha. El viaje duró un cuarto de hora y el hombre me dejó en el lugar indicado sin incidentes.
Nota: otros puntos de acceso a Fruska Gora desde Sremski Karlovci son Krusedol, situado a 12km; o Strazilovo, a tan solo 5km a pie.
PRIMER DIA EXPLORANDO FRUSKA GORA
En total caminé 19km y tardé 10 horas, incluyendo las visitas a los diferentes lugares de interés y la comida.
Esto fue lo más destacado:
1. Monasterio de Velika Remeta: el edificio original data del siglo XV, pero durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupado por milicias de la Ustasha (un grupo fascista que gobernó Croacia gracias al apoyo de Hitler); y cuando se marcharon incendiaron el monasterio, al igual que muchos otros de la zona (eran de religión Católica). Lo que se ve hoy día es una reconstrucción realizada en 1982. En el exterior llama la atención el campanario de estilo barroco con 39m de altura añadido en 1735. Dentro las paredes de la iglesia están completamente cubiertas de coloridos frescos, aunque durante mi visita se estaba celebrando un bautizo y no pude explorar el lugar como me hubiera gustado.
2. Monasterio de Grgeteg: para llegar tenía que recorrer un sendero de 2,5km, y sobre el papel era una de las etapas más sencillas del día. Pero las cosas se torcieron y al final tardé hora y media. A los pocos metros de empezar me encontré el camino bloqueado por un muro de plantas espinosas. Por suerte conseguí dar un rodeo y retomé el sendero más adelante, continuando sin problema. Aunque al cabo de unos minutos el camino volvió a desaparecer entre bosques impenetrables y espesos arbustos, y me costó un mundo salir de allí. Fueron momentos de tensión, con plantas que me arañaban, ramas que se enganchaban a mi mochila, y un calor asfixiante que me hacía sudar a mares (me bebí una de las botellas de agua entera). Pero al final lo conseguí y enlacé con una pista que me llevó hasta Grgeteg.
Esta población consiste en un conjunto de casas y granjas de escaso interés, así que seguí caminando hasta el Monasterio de Grgeteg. Al igual que Velika Remeta, el primer edificio era del siglo XV, pero fue sustituido por otro de estilo barroco en el siglo XVIII, y reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho, durante mi visita se estaban realizando obras. Y en el interior de la iglesia había varios andamios, con un par de artistas pintando frescos.
En Serbia la mayoría de iglesias ortodoxas prohiben hacer fotos, y en el Monasterio de Grgeteg había varias monjas por los alrededores, aunque me las apañé para conseguir alguna.
3. Torre Iriski Venac: con lo mal que lo había pasado para llegar a Grgeteg, reconozco que empecé esta etapa bastante nervioso, porque eran 5km (la más larga del día). Afortunadamente el escenario cambió por completo. La ruta discurrió por una pista espaciosa, señalizada con marcas de pintura en los árboles, y apenas tuve que consultar el mapa. Eso sí, al principio me tocó encarar una serie de rampas interminables hasta la cordillera central de Fruska Gora y volví a sudar sin parar. Mientras, a mi alrededor, docenas de lagartijas salían corriendo entre las hojas secas haciendo un ruido exagerado.
Tras coronar la colina avancé en horizontal y pude disfrutar por primera vez del entorno. Este tramo atraviesa un bosque realmente atmosférico, con árboles altísimos, el sonido de los pájaros carpinteros y vegetación exuberante. Menos mal, porque el sol caía a plomo y la sombra de los árboles evitó que me pegara de lleno. A cambio aguanté un montón de molestas moscas que al verme se me lanzaban a los ojos. A veces encontré muestras de presencia humana: pilas de troncos, viviendas que parecían abandonadas, un remolque antiguo donde se podía leer “Yugoslavia”… Pero no me crucé con nadie.
Iriski Venac tiene 170m de altura y es una torre de cemento inaugurada en el año 1975 para la emisión de señales de Radio y TV en la región de Vojvodina. Durante los bombardeos de la OTAN de 1999 sufrió importantes daños y hoy día se puede ver tal y como quedó. Fue todo un momentazo salir del bosque y encontrarme de repente a escasos metros de esta gigantesca construcción. Desde ese ángulo la torre no me pareció muy deteriorada, pero caminando alrededor descubrí el punto donde impactaron los proyectiles, con varias plantas del centro de control hundidas. Una imagen alucinante.
COMIDA: HOTEL NORCEV
Al lado de la Torre hay un hotel y como tenía hambre decidí acercarme, cruzando los dedos para que contara con restaurante propio, y a poder ser estuviera abierto. Poco antes de llegar vi una terraza con varias mesas de lugareños comiendo y se despejaron mis dudas. Una vez allí me senté y un camarero muy atento me ayudó a traducir el menú. Al final pedí Ensalada Shopska, Pileca Karadordeva con patatas fritas (unos rollitos de pollo rebozado rellenos de mantequilla, ajo y perejil, similares al Pollo a la Kiev de Ucrania), y 2 cervezas Jelen que me devolvieron la vida. Mientras comía no pude dejar de pensar que hacía apenas unas horas estaba atrapado en los arbustos y ahora saboreando platos en un hotel. Así son mis viajes…
Teniendo en cuenta la ubicación del restaurante me esperaba unos precios elevados, pero todo me costó 1.480D (lo mismo que en cualquier otra parte de Serbia). Impecable.
MAS LUGARES DE INTERES
Después de comer continué con el itinerario previsto, consciente de que eran las 15.30h y todavía quedaba mucha tela que cortar:
4. Memorial Sloboda: desde la Torre Iriski Venac seguí un sendero muy bien señalizado que avanzó en paralelo a la carretera principal. Las moscas suicidas continuaron asediándome, pero solo se trataba de 2,5km y los cubrí a buen ritmo.
El Memorial Sloboda fue inaugurado en el año 1951 y está dedicado a los soldados fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial. Se compone de un obelisco coronado por la estatua de una mujer con los brazos levantados; un conjunto de esculturas que representa a un grupo de partisanos; y una serie de relieves de bronce con escenas de diferentes batallas. Toda una sorpresa encontrar este magnífico monumento en medio de la montaña.
En los alrededores vi varias mesas de picnic con familias de lugareños pasando el rato. Y un restaurante que puede ser una alternativa interesante al Hotel Norcev. Esto ya depende del timing de cada uno.
5. Monasterio de Staro Hopovo: la siguiente etapa de 3km comenzó de forma inmejorable, caminando por una amplia pista que bajó sin parar cruzando un bosque de postal. Incluso vi un ciervo que desapareció corriendo. Pero después me tocó desviarme por un sendero sin señalizar donde poco a poco la vegetación iba ganando terreno. Y si me volvía a encontrar el paso bloqueado ya no tenía mucho margen de tiempo. Además Maria me había comentando que en la zona habitaban grupos de jabalís agresivos y cada sonido me ponía en estado de alerta. Por suerte un poco más tarde el camino se despejó y llegué al monasterio sin problema.
Staro Hopovo (o “Monasterio Viejo”) es de pequeñas dimensiones y está dedicado a San Pantaleón. El templo original era de madera y fue construido en el siglo XVI, pero tras quedar arrasado por un terremoto fue sustituido por otro en 1752. Aun así, el aspecto del monasterio es bastante moderno, ya que fue renovado hace unos años, incorporando un campanario a escasos metros. En el interior de la iglesia hay un elaborado iconostasio y pinturas murales. No pude hacer muchas fotos porque al poco de llegar apareció un cura y comenzó la misa de la tarde. Yo estuve charlando con uno de sus ayudantes, que hablaba muy bien inglés, y continué la ruta.
6. Monasterio de Novo Hopovo: en teoría hay un sendero que conecta ambos monasterios atravesando el bosque, pero el ayudante no tenía constancia de él y cada vez era más tarde, con lo cual decidí no jugármela y seguí una carretera local durante 2,5km. La verdad es que fue un acierto: apenas había tráfico y el paisaje me encantó, con plantaciones de maíz y viñedos, granjas solitarias y bosques de colores intensos gracias a las últimas luces del atardecer.
Novo Hopovo (o “Monasterio Nuevo”) me pareció el mejor de los que visité este día. Data del siglo XVI, pero durante la Segunda Guerra Mundial sufrió importantes daños y está muy restaurado (el campanario también es nuevo). En cambio el interior de la iglesia es otra historia, con espectaculares frescos del siglo XVII. Una pena que al ser tarde casi no entraba luz por las ventanas y estaba muy oscuro (las fotos quedaban fatal).
7. Irig: mi idea inicial era alojarme en uno de los monasterios, tal y como había hecho en Rumanía o Moldavia, pero el ayudante con el que hablé en Staro Hopovo me dijo que no era posible. Y para llegar a la población de Vrdnik (el siguiente lugar de interés de mi ruta) tenía más de 6km a través del bosque, con lo cual llegaría de noche y sin un sitio garantizado para dormir. Así que acepté la propuesta del ayudante, que me recomendó caminar 3,5km hasta Irig y llamó a un hotel que conocía para reservarme una habitación. Problema solucionado de un plumazo.
Este tramo final de la jornada tuvo luces y sombras. Por un lado pasé junto a puestos de fruta y productos artesanales (rakija, miel, vino…). En uno compré 4 melocotones que me costaron 180D (el precio me pareció excesivo, pero bueno…). También disfruté de un bonito paisaje con campos de cultivo y granjas. Aunque a cambio me tocó aguantar docenas de vehículos pasando a escasos centímetros (incluidos ruidosos camiones). Y en muchas viviendas había perros que me ladraban de forma agresiva. Uno estaba suelto y salió de la casa; y otro se me lanzó al otro lado de la verja y me pegó un susto de muerte. De camino vi una tienda y pude hacer una compra de comida (¡y bebida!).
ALOJAMIENTO: ROOMS MILIN LAGUM – 2.000D/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; baño privado; limpieza extrema; ubicación inmejorable, en pleno centro de Irig; tranquilidad total por la noche; aire acondicionado; wifi rápido; nevera; propietaria muy agradable; precio.
*Puntos en contra: camas individuales; ducha con muy poca presión; iluminación lúgubre (solo una bombilla de mínima potencia).
Reconozco que tenía mis dudas sobre el sitio que había reservado el ayudante del monasterio, principalmente en cuanto al precio, pero al final acabé realmente satisfecho. Milin Lagum ofrece un desayuno opcional, aunque yo ya tenía provisiones. Una vez instalado me pegué una ducha que me dejó como nuevo; me estiré en la cama a descansar; y solventé la cena con galletas y una botella de litro y medio de zumo de naranja.
SEGUNDO DIA EXPLORANDO FRUSKA GORA
La jornada comenzó después de una noche nada agradable. Me desperté en varias ocasiones con un horrible picor en los brazos, fruto de los arañazos de las plantas y los mosquitos; y a las 7h ya no me pude volver a dormir. Una pena porque apenas había ruido y podría haber descansado más. En fin, a continuación desayuné un croissant de chocolate, galletas y un yogurt; estuve un rato planificando la ruta; y desalojé la habitación.
Vrdnik es una población situada 11km al noroeste de Irig. Como el trayecto no parecía muy interesante decidí quitármelo de encima en algún tipo de transporte, pero la dueña del alojamiento me devolvió a la dura realidad: no hay autobuses, y un taxi me cobraría 2milD porque la carretera estaba en obras y había que dar un importante rodeo. Con este panorama la única opción era andar y opté por el camino más directo, fiándome de maps.me. Así que compré en una tienda 3 litros de agua fría y me dirigí a las afueras de Irig, de nuevo bajo un sol abrasador.
La ruta consistió en una serie de pistas de tierra que atravesaron una zona de campos de cultivo, y por suerte me orienté sin problema, a excepción de un par de cruces que se prestaban a la confusión. Además, lo que en principio iba a ser un trayecto aburrido se convirtió en uno de los tramos más fotogénicos de mi recorrido por Fruska Gora, avanzando rodeado de vegetación exuberante, entre viñedos, maizales, enormes girasoles y granjas de madera. En una de las plantaciones había un grupo de lugareños recolectando ciruelas y me pidieron que les hiciera una foto. Aunque a parte de ellos solo me crucé con otra persona en las 2 horas que tardé en cubrir los 8km. La soledad era sobrecogedora y me sentía en el escenario de la película “La Matanza de Texas”. Al menos no tuve que soportar perros agresivos.
El principal problema de esta ruta fue que estuve expuesto al sol en todo momento y acabé bañado en sudor. Suerte del agua fría… Al final llegué a un mirador con una bonita panorámica de Vrdnik; y bajé al centro del pueblo, donde hice un alto para comerme un helado de naranja (70D). A partir de aquí ya pude comenzar a visitar lugares de interés.
Esto fue lo más destacado:
1. Monasterio de Ravanica – Vrdnik: en el año 1697 un grupo de monjes llegó a Vrdnik procedente del Monasterio de Ravanica, situado en Serbia central, que acababa de ser destruido por los Otomanos. El monasterio de Vrdnik se encontraba en ruinas y los monjes lo restauraron, guardando en él las reliquias del venerado Príncipe Lazar, que falleció luchando en la Batalla de Kosovo (1389). Aunque el conjunto que se puede ver hoy día data del siglo XIX, y después de la Segunda Guerra Mundial las reliquias fueron devueltas al Monasterio de Ravanica original.
El interior de la iglesia me gustó mucho, con un lujoso iconostasio y restos de pinturas murales en las paredes y el techo. Durante mi visita había una monja que no paraba de cantar y dar vueltas por la nave, pero aproveché que se puso a hablar con una familia para hacer alguna foto.
2. Torre de Vrdnik: durante la Edad Media se levantaba en las afueras de Vrdnik un recinto fortificado del que actualmente solo se conserva una torre defensiva de 18m de altura rodeada de ruinas. Aun así ofrece una imagen espectacular, coronando una colina cubierta de espesos bosques.
Alcanzar la torre no fue sencillo: tuve que recorrer más de 3km por una carretera local en constante ascenso; y encima durante la parte central del día, bajo un sol implacable. Sudé como nunca y paré a beber agua en varias ocasiones, porque me arriesgaba a que me diera un golpe de calor. De camino pasé junto al gigantesco Hotel Fruske Terme, donde la gente se relajaba nadando en una piscina infinita. El contraste entre su situación y la mía era realmente cómico. Pero cuando aparecí frente a la torre se me olvidó el cansancio. En un lateral hay unas escaleras que permiten subir para ver el interior y contemplar una gran panorámica de los alrededores.
3. Mirador de Zmajevac: desde la Torre me adentré en los bosques de Fruska Gora, y agradecí caminar de nuevo protegido por la sombra de los árboles. Al principio seguí un sendero que avanzaba en paralelo a la carretera, y después continué directamente por el asfalto. Hubo momentos de tensión cuando a pocos metros de abandonar el bosque el camino desapareció frente a un muro de plantas espinosas. Yo intenté atravesarlo pero me fue imposible, atrapado entre zarzas, ortigas y montones de insectos. Y al final tuve que desandar parte del camino y conectar con la carretera como pude. Vaya tela…
Al cabo de 2,5km llegué al Mirador de Zmajevac, que ofrece buenas vistas de Vrdnik y la Torre. Una pena que los cables de una tirolina (que ni siquiera estaba operativa) dificultan conseguir buenas fotos. En los alrededores hay varias mesas de picnic donde vi parejas de lugareños descansando.
ALOJAMIENTO: ZMAJEVAC MOUNTAIN LODGE – 2.000D/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; ubicación genial, en medio del bosque; aire acondicionado; encargado muy amable; restaurante propio; precio.
*Puntos en contra: limpieza mejorable; sin wifi.
Aunque lo peor me lo encontré después. Por la tarde empezó a llegar gente y comenzó una fiesta con música a todo volumen y gritos hasta pasada la 1h. ¡Un jueves! Cuando la gracia de alojarte en la montaña es precisamente disfrutar en calma de la naturaleza. Me dio mucha rabia.
Nota: durante mi recorrido por Serbia no paré de ver todo tipo de celebraciones (cumpleaños, bautizos, bodas…), porque la gente había pospuesto estos actos a causa del coronavirus y ahora tenían lugar a la vez.
Tras contemplar las vistas desde el Mirador ya eran las 14.30h y estaba de nuevo en la cordillera central de Fluska Gora, así que decidí solventar el tema del alojamiento y caminé unos metros hasta el Zmajevac Mountain Lodge. Por suerte tenían habitaciones disponibles y me pude instalar sin problema. Hubo algo de confusión con el precio, porque después de acordarlo con un chaval apareció una mujer y me pedía 500D más. Yo me negué y al final aceptó con cara de circunstancias.
Sin tiempo que perder bajé a comer al restaurante. Allí ocupé una mesa exterior bajo un ventilador, me atendió el mismo chaval, y revisé el menú, con numerosos platos típicos (algunos demasiado caros). Yo pedí Ensalada Shopska, Pljeskavica (una hamburguesa) acompañada de patatas fritas y 2 cervezas Jelen (no estaban muy frías y pedí que metieran la segunda en el congelador). La comida me gustó y el ambiente era agradable, rodeado de naturaleza. Precio: 1.380D.
EL LAGO LEDINCI
Después de comer cogí la cámara de fotos y me dirigí al último lugar de interés del día: el Lago Ledinci. Su origen es realmente curioso. Hasta 1999 era una cantera, pero los ataques aéreos de la OTAN dañaron el mecanismo que drenaba las aguas subterráneas y el enorme agujero comenzó a llenarse, convirtiéndose en un lago. Durante unos años se explotó como zona de recreo, pero en el 2006 una avalancha de rocas lesionó a varios turistas y una empresa minera retomó su actividad, vaciando el lago. En la actualidad vuelve a estar lleno y cuando descubrí unas fotos en Google decidí que tenía que conocer este sitio.
En maps.me aparecen varios senderos que conducen al Lago y yo opté por el más directo, que alcanza la orilla sur en 2,5km. De entrada el sendero discurrió en paralelo a la carretera, y más tarde se desvió a la izquierda bajando sin parar por una dura pendiente. La verdad es que no fue un paseo agradable. El camino desapareció varias veces; los árboles no dejaban pasar la luz creando una atmósfera inquietante; estuve cerca de una zona pantanosa ideal para jabalís; y no me crucé con nadie. Al final llegué a un mirador desde donde pude contemplar parte del Lago Ledinci, con sus impresionantes aguas de color verde y varios lugareños nadando. Pero los árboles tapaban las vistas y si quería buenas fotos me tenía que acercar al filo del barranco, con un terreno muy resbaladizo (lo descarté inmediatamente).
La alternativa era caminar hasta la orilla norte, donde hay más miradores y el único acceso al agua. Oficialmente está prohibido bañarse en el lago y hay un vigilante de seguridad, pero el encargado del hotel me dijo que pagándole un par de cervezas hace la vista gorda. Lo malo era que para llegar hasta allí tenía que dar un rodeo de varios kilómetros y no quedaban muchas horas de luz. Si surgía cualquier imprevisto me arriesgaba a que se me hiciera de noche. Con lo cual, muy a mi pesar, di media vuelta.
Además de la decepción por no poder visitar bien el Lago Ledinci, me encontré con unas condiciones totalmente adversas: una fuerte subida, moscas que se me lanzaban a los ojos, mosquitos que no paraban de picarme (un gran error olvidarme el repelente), calor agobiante, telarañas que se me pegaban en la cara… Los bosques y selvas son mucho más bonitos en las fotos… Pero bueno, al final alcancé la carretera y el último tramo hasta mi alojamiento no tuvo dificultad. En total este día caminé 19km y tardé 8,5 horas, incluyendo las visitas a los diferentes lugares de interés y la comida.
Ya en mi habitación dediqué el resto de la jornada a leer y descansar, con el ruido de la fiesta de fondo. Para cenar piqué unas galletas y dos melocotones, además de una botella de agua de 1l por la que en el restaurante me cobraron nada menos que 300D. Qué paciencia…
TERCER DIA EXPLORANDO FRUSKA GORA
Al día siguiente me desperté tras una noche apacible gracias a que estaba agotado, y a que cuando acabó la fiesta reinó la calma. Una vez en pie desayuné unas galletas de chocolate y desalojé la habitación. En mi última jornada en el Parque caminé 13km y tardé 5 horas, incluyendo las visitas. Esto fue lo más destacado:
1. Mirador de Brankovac: para empezar avancé unos minutos por la carretera, y después me desvié por un sendero que avanza por el bosque en paralelo. Tenía que elegir entre sol y molestos vehículos o moscas kamikazes y telarañas, y opté por lo segundo. Durante el trayecto pasé junto a un grupo que había montado tiendas de campaña y escuchaba música con un altavoz enorme. También me crucé a un runner que debía pertenecer al mismo grupo.
Al cabo de 4km llegué a Brankovac, que consiste en un prado con mesas de picnic y buenas vistas de los bosques de los alrededores. Es un lugar muy popular y aunque era temprano ya había varios lugareños ocupando posiciones. A escasos metros hay un hotel que podría ser una alternativa al Zmajevac Mountain Lodge. Yo no me entretuve demasiado en esta parte y continué la ruta.
2. Mirador Kobilica: en Brankovac tomé una pista que va directa hasta el Monasterio de Beocin, y al poco me desvié a la derecha. Solo son 1,5km ida y vuelta, y merece la pena porque el Mirador ofrece una panorámica impresionante, con colinas cubiertas de bosques y el prado de Brankovac en la distancia (mejor luz por la tarde). Allí vi los restos de una hoguera, rodeado del sonido ensordecedor de docenas de chicharras. La única pega es que para llegar al mirador hay que perder bastante altura y el regreso se me hizo durísimo. Además solo tenía medio litro de agua porque me negué a gastarme otros 300D en el Zmajevac Mountain Lodge.
3. Monasterio de Beocin: después de visitar el Mirador retomé la pista, que durante 4km bajó sin parar por el bosque hacia el norte de Fruska Gora. El terreno estaba lleno de piedras afiladas y tenía que vigilar dónde ponía los pies para no hacerme daño. Además las moscas suicidas no dieron tregua en este tramo. Así era imposible disfrutar del paisaje, con lo cual decidí bajar a toda velocidad y acabar cuanto antes. De camino me crucé con un abuelete que subía a Brankovac. Tenía ganas de charla pero no hablaba ni palabra de inglés y nos despedimos al momento.
El Monasterio de Beocin original fue destruido por los Otomanos y quedó abandonado. Hasta que en el año 1740 un grupo de monjes procedentes del Monasterio de Raca se establecieron en la zona y reconstruyeron el edificio. El exterior de la iglesia es muy elegante, aunque dentro no hay nada que ver a parte del iconostasio, y ni siquiera pude hacer fotos porque una monja no me quitaba ojo.
4. Spitzer Castle: desde el Monasterio caminé 3km hasta el centro de Beocin, donde me esperaba el plato fuerte del día. A finales del siglo XIX Eduard Spitzer, propietario de la fábrica de cemento de Beocin, ordenó la construcción de una espectacular mansión contratando a uno de los mejores arquitectos de la época. Pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial la familia Spitzer se trasladó a Alemania. Tras el conflicto la propiedad de la mansión pasó a manos del estado, y fue utilizada como escuela, biblioteca e incluso restaurante. Aunque el edificio se fue deteriorando poco a poco y acabó abandonado.
Yo me acerqué sin muchas expectativas porque había leído que Spitzer Castle estaba rodeado de una valla metálica que impedía el acceso. Así que la sorpresa fue mayúscula cuando comprobé que no había ningún tipo de obstáculo. Una vez en el interior dejé mi mochila en un rincón y dediqué más de una hora a explorar el edificio completamente solo, rodeado de una atmósfera lúgubre. Aunque reconozco que la visita entraña sus riesgos, porque el suelo estaba lleno de escombros caídos del techo y los muros tienen peligrosas grietas.
Fue toda una experiencia, y no paré de descubrir detalles interesantes: la sala principal, con arcos y columnas; ventanas con restos de vidrieras; esculturas de cabezas de ángel; restos de pintura rosa; trozos de madera tallada… También pude recorrer el piso superior, con un elaborado balcón, un lavabo que todavía conserva azulejos, puertas con relieves… Y por todas partes habitaciones oscuras, tablones, basura, grafitis en las paredes… En el exterior de Spitzer Castle destaca su imponente fachada con una escalera doble, y una pérgola de metal escondida entre la maleza. Un lugar increíble que me recordó a los hoteles abandonados de Tskaltubo.
REGRESO A SREMSKI KARLOVCI
A continuación caminé unos minutos hasta un cruce donde se encuentra la pequeña Terminal de Beocin. Tras una breve espera me subí a un autobús que me dejó en el centro de Novi Sad (160D). Allí me dirigí a una parada que hay justo antes del Puente Varadin; y cogí el autobús nº62, que cubre la ruta hacia Sremski Karlovci (135D). Durante el trayecto fui controlando mi ubicación en el mapa y me bajé casi al lado del Bed & Breakfast Zeravica, poniendo punto y final a mi recorrido por Fruska Gora.
CONCLUSION
El Parque Nacional Fruska Gora no es de los más espectaculares de Serbia, y si viajas con poco tiempo te recomiendo dedicarlo a otras reservas naturales como el Parque Nacional Tara o Uvac Canyon. Pero si te gustan los lugares poco conocidos y te sobran 4 días, esta zona del país es una caja de sorpresas, con un montón de monasterios, bosques atmosféricos, extensos viñedos, memoriales de la Segunda Guerra Mundial, construcciones abandonadas de diferentes épocas, y la maravillosa población de Sremski Karlovci, donde merece la pena pasar una noche. Mi ruta fue pura improvisación, pero a cambio viví grandes aventuras tras varias jornadas de relativa calma en Nis, Belgrado y Novi Sad.
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