Continúa el ascenso entre las aldeas de Ghermu y Koto, superando los 2.500m de altura, con la primera aparición del Annapurna II
Las etapas 3 y 4 del Annapurna Circuit me llevaron desde la parte baja del valle del río Marsyangdi, cubierta de campos de cultivo y frondosa vegetación, hasta las primeras poblaciones de montaña por encima de los 2.500m de altura. De camino, lugares encantadores como Tal (con su enorme cascada), o Koto (con vistas espectaculares del Annapurna II). La etapa 3 fue la única de todo el AC en que la lluvia hizo acto de presencia y modificó mis planes. Y la etapa 4 fue una de las más largas, con nada menos que 20km de recorrido.
ETAPA 3: GHERMU – TAL / Distancia: 12km / Desnivel ganado: +570m / Tiempo: 5,30h
La jornada comenzó a las 6h en la Crystal Guest House de Ghermu (1.130m). Y a las 6,30h ya estaba en el comedor junto a Lidia, Pelayo y la pareja de República Checa preparados para desayunar. Pero a pesar de haber encargado el desayuno la noche anterior, no nos lo trajeron hasta las 7h pasadas. Muy mal, porque queríamos aprovechar el tiempo, y tomarnos la etapa con calma. El menú estuvo correcto: un cuenco de Porridge (copos de avena con leche y azúcar) al que añadieron trocitos de manzana; y un café con leche. Precio: 120R. También compré en la guest house 2 litros de agua (160R). Y a las 7,30h empezamos a caminar. La etapa se dividió en 3 partes:
1. Primero tuvimos que bajar hasta el nivel del río Marsyangdi, y cruzarlo por un larguísimo puente colgante, muy fotogénico, para llegar a la población de Syange (1.080m), situada en la orilla izquierda. El agua del río tenía un color azul espectacular, al ser de origen glaciar. Y frente a nosotros había una cascada que caía desde una gran altura. Un comienzo de ruta sencillamente genial.
2. Después, seguimos la pista principal en continuo ascenso, pasando por Jagat (1.300m) y Chamche (1.410m). Por suerte no había mucho tráfico de vehículos, y durante este tramo con más vida las oportunidades fotográficas fueron infinitas. En los pueblos había casas de madera pintadas de vivos colores; niños de camino al colegio; madres sentadas cuidando a sus bebés; ancianos con caras de curiosidad; animales domésticos… Estuvo muy entretenido.
2. En las afueras de Chamche tocó cruzar otro puente colgante y regresar a la orilla derecha del río. Y tras un rato avanzando comenzó el duro ascenso final hasta Tal. Es curioso porque, en comparación con la subida del día anterior a Bahundanda, eran 100m menos de desnivel. Pero se me hizo eterna, y avancé como pude, sintiendo en mis carnes cada paso que daba. Lo pasé realmente mal. Y eso que el paisaje que me rodeaba era majestuoso, con enormes montañas, y el valle haciéndose cada vez más profundo. Y que Pelayo me hizo compañía, y fuimos comentando anécdotas (la pareja de República Checa de nuevo quedó descolgada nada más empezar la etapa).
La verdad es que no me encontraba nada cómodo. Todavía no me había acostumbrado al peso de la mochila, y se me clavaba en los hombros. Además, el día anterior vestí pantalón corto, y me hice unas molestas rozaduras en los muslos que todavía no habían desaparecido. Y por si fuera poco, me moría de hambre, a pesar de haber comido por el camino un par de barritas energéticas. Pero cuando llegué a Tal se me pasaron todos los males…
EXPLORANDO TAL
Al final de la subida nos estaba esperando una increíble panorámica de Tal (1.700m). Se trata de un pueblo muy bonito, con casas de madera y una ubicación inmejorable. Situado en un llano donde el valle se ensancha, y el río discurre formando meandros al pie de altísimos acantilados. La imagen era preciosa. Pero en el mirador me distraje de charla con Pelayo… ¡y se me olvidó sacar una foto! Qué rabia me dio cuando me di cuenta más tarde…
En el pueblo decidimos hacer un alto para comer, y nos sentamos en el interior de una guest house. Yo pedí un plato de Egg Vegetable Fried Noodles, y a pesar de recibir un plato enorme, no dejé ni un fideo. Me quedé como nuevo. Para acompañar, una Coke (todo 550R).
Tras la comida (más que necesaria en mi caso), dejamos las mochilas en la guest house y dimos un paseo por Tal. En las afueras había una espectacular cascada, y decidimos acercarnos. Lo probamos de mil formas, y no había manera: saltando precarios muros de piedra; atravesando campos de cultivo; intentando cruzar un riachuelo por piedras resbaladizas; perdiéndonos entre la espesa maleza… Al final, acabamos colándonos por la valla de acceso a una pequeña central hidroeléctrica, y conseguimos llegar al pie de la cascada. El agua caía con una fuerza tremenda. Después caminamos hasta la orilla del río Marsyangdi, y al otro lado pudimos ver un grupo de caballos, por los que Tal es famoso.
Según mis cálculos iniciales, la etapa del día ya había acabado, y tocaba buscar alojamiento. Pero como aun quedaban horas de luz, Pelayo y Lidia propusieron seguir avanzando. Y acepté continuar hasta Dharapani, a unas dos horas y media de Tal. Entonces se produjo algo inesperado… La jornada había comenzado con tiempo despejado, pero poco a poco se fue nublando. Y mientras estábamos en la guest house recogiendo nuestras mochilas, se puso a llover. No me hacía nada de gracia caminar bajo la lluvia, pues para mí un trekking no es solo cubrir kilómetros, sino también disfrutar del paisaje. Pero bueno, me puse el chubasquero, protegí mi mochila con una funda, y nos pusimos en marcha.
Hasta que pasé por la puerta de una guest house y me enamoré del lugar. A continuación, todo ocurrió rapidísimo: el chaval encargado me enseñó una habitación; negociamos el precio; dejé mi mochila; y corrí a informar a Pelayo y Lidia que me quedaba a pasar la noche en Tal. Ellos continuaron (junto a la pareja de República Checa, que había aparecido de nuevo), y acordamos que nos veríamos al día siguiente.
ALOJAMIENTO: PARADISI GUEST HOUSE – 100R/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa para mi solo; ubicación idílica, en una zona tranquila y a escasa distancia de la cascada, que se veía desde mi ventana; precio.
*Puntos en contra: lavabo exterior con agua helada.
Una vez instalado en mi habitación, aproveché que paró de llover, y me fui a dar un paseo por el pueblo. Al igual que había sucedido durante el día, me sorprendió que los niños y algunas mujeres me saludaran con un «Namaste», mientras que la mayor parte de los adultos me ignoraban por completo, pasando de mis saludos. Imagino que están hasta las narices de turistas por esa ruta, pero bueno… Cuando cayó la tarde, empezó a refrescar; y los mosquitos hicieron acto de presencia. Así que me refugié en mi habitación.
A la hora de cenar, bajé al comedor de la guest house y comprobé que la oferta de platos era mucho más variada que en el alojamiento de la noche anterior. Pedí Egg Vegetable Fried Rice, y me sirvieron un enorme plato que devoré (la jornada me había dejado bajo mínimos). Para acompañar, té con leche. Todo por 400R. En el comedor solo había un montañero de Manchester, con el que intercambié unas palabras. Y me fui a la habitación. La verdad es que pasé una noche genial: tapado con un edredón; y con el sonido de fondo de la cascada.
ETAPA 4: TAL – KOTO / Distancia: 20km / Desnivel ganado: +940m / Tiempo: 8,30h
La jornada comenzó a las 6h, y a las 6,30h ya estaba en el comedor preparado para desayunar. Por suerte, el chaval encargado fue más formal que la mujer de la primera guest house, y al momento apareció con el pedido: un generoso cuenco de leche caliente con Muesli y trocitos de manzana; y té con leche (me puso un termo del que salieron 4 tazas). Una auténtica bomba de energía. Precio: 350R. Antes de marcharme, compré solo 1 litro de agua (80R), porque el día anterior ya había llenado una cantimplora en la Water Station del pueblo (por 40R). Y a las 7,15h empecé a caminar.
Esta etapa fue realmente larga, y al final no pude cumplir con el itinerario previsto. Pero bueno, ya recuperaría al día siguiente. La etapa se dividió en 4 partes:
1. Al principio, seguí por la orilla derecha del río Marsyangdi, con unas vistas inmejorables, ganando altura poco a poco mientras el valle se estrechaba. Hasta que en un punto tuve que bajar hasta el nivel del río, cruzarlo por un espectacular puente colgante, y continuar por la pista principal. Al otro lado del puente la imagen era de postal, con una cascada deslizándose por la montaña y cayendo en el río. Por la pista encontré lugareños con rebaños de ovejas y vacas. Y me tocó cruzar el río por otro puente para llegar a la población de Karte. Desde aquí, seguí caminando, rodeado de una vegetación exuberante, con buenas panorámicas del valle, en las que se veía cómo la pista principal había sido excavada en la pared de roca.
Al final, tras cruzar un nuevo puente colgante, llegué a Dharapani (1.900m). Se trata de una atractiva aldea formada por 3 núcleos separados entre sí, con casas de piedra, paredes de colores, balcones de madera tallada, y una avenida principal decorada con banderas de oración. Aquí tuve que visitar las oficinas de TIMS y ACAP para registrarme. Y no me entretuve mucho más. A veces aparecía algún niño que me pedía dinero o caramelos, pero para evitar la mendicidad infantil mi negativa era siempre rotunda.
2. La ruta seguía por la pista principal. Pero yo decidí tomar un desvío NATT recomendado por mi guía de viajes, más interesante. Para ello tuve que cruzar un puente hasta la orilla derecha. Al poco cruzó también un grupo de mulas con sus dueños, y me quedé unos minutos contemplando el momento. Nada más cruzar el puente me adentré en la población de Thoche.
Desde Thoche la ruta del Manaslu Trek continúa hacia el noreste, siguiendo el valle del Dudh Khola. Y en el pueblo también se puede visitar un pequeño Gompa (templo budista) con más de un siglo de antigüedad. La verja estaba cerrada. Y tras preguntar a varios lugareños, nadie fue capaz de encontrar al encargado. Solución: salté el muro, y por lo menos visité el exterior. Me gustó mucho, con puertas y ventanas de madera tallada pintada de vivos colores; y ruedas de oración con inscripciones. Aunque en cualquier momento alguien me podía llamar la atención, así que no alargué mucho la visita. En las afueras de Thoche había un Chorten (torres de piedra de significado religioso), al pie del cual se acumulaban numerosas Piedras Mani, con mantras grabados.
El resto del desvío atravesó un bonito paisaje, con espesa vegetación, campos de cultivo, y vistas de cumbres nevadas en la distancia. Como iba en manga corta, rocé unas plantas con el brazo y resultaron ser ortigas, que me dejaron la piel llena de ronchas que me escocieron durante horas. Hacia el final, tras varias subidas y bajadas, crucé un puente para regresar a la pista principal; pasé por la minúscula población de Quinche (estaba llena de basura y parecía un estercolero); y llegué a Danaqyu (2.210m).
Aquí hice un alto para comerme unas galletas de chocolate que compré en una tienda (40R); llené una cantimplora en una Water Station (40R); y en las afueras estuve sacando fotos en un lugar donde había un Gompa y una larguísima Pared Mani con ruedas de oración (los lugareños caminan junto a ellas en el sentido de las agujas del reloj, de izquierda a derecha, haciendo girar las ruedas). Todo cubierto de banderas de oración, con las montañas nevadas de fondo. Me encantó este sitio.
3. Las etapas anteriores habían incluido un duro ascenso, y esta no iba a ser menos. Así que entre Danaqyu y Temang tuve que afrontar una subida de unos 500m de desnivel, con interminables tramos de pista y escaleras que atravesaban el bosque. De nuevo la mochila se me clavaba en los hombros, y respiraba con dificultad. Pero avancé como pude y llegué a Temang (2.700m), con las fuerzas muy justas. En el pueblo, volví a hacer un alto para comer más galletas (50R dos paquetes) y me quité unos minutos la mochila, rodeado de niños jugando y lugareñas cocinando al aire libre.
4. La parte final de la etapa fue toda una bendición. Yo pensaba que tenía que seguir ganando altura. Pero resultó que no había interpretado correctamente el mapa, y todo se limitó a un corto tramo de ascenso bastante llevadero, que pronto continuó llano o en suave descenso. Menos mal, porque estaba en las últimas. Además, el paisaje era espectacular. Y crucé un bosque de altísimos pinos y abetos, con grupos de cuervos revoloteando y unas vistas geniales de profundos valles y picos nevados (aunque el tiempo estaba algo nublado).
De camino pasé por la población de Thanchowk. Aquí había previsto parar a comer algo consistente, ya que según mi guía de viajes el lugar merecía una visita. Pero no andaba muy sobrado de tiempo, y desde la distancia no me pareció nada del otro mundo. Con lo cual continué la ruta hasta llegar a Koto (2.640m). Llegados a ese punto ya eran las 16h y estaba cansado. Así que, a pesar de haber quedado con Pelayo y Lidia en Chame, decidí poner punto final a la etapa, y posponer el reencuentro para el día siguiente. No me podía arriesgar a lesionarme nada más comenzar el AC…
ALOJAMIENTO: SUPER VIEW GUEST HOUSE – 100R/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa para mi solo; ubicación genial, con vistas al valle y las montañas nevadas; enchufe para cargar la batería de mi cámara de fotos sin coste adicional.
*Puntos en contra: lavabo exterior con agua helada.
La verdad es que en Koto todas las guest houses me parecían iguales, y los precios eran idénticos. Así que entré en la primera que me hizo gracia y me instalé. A continuación, tocaba comer. Caminé unos metros y entré en otra guest house donde engullí un buen plato de Egg Vegetable Fried Rice, acompañado de te con leche. La chica encargada era muy simpática, y el comedor realmente acogedor. Precio: 485R.
Tras la comida, di un paseo por Koto, y comprobé que es un pueblo muy bonito. Pude ver casas con balcones de madera; un Gompa ubicado en su calle principal; grupos de niños jugando; hombres cortando leña; señoras con vestidos tradicionales; mulas; alguna vaca solitaria campando a sus anchas; y en todo momento enormes cumbres nevadas dominando el paisaje, entre las que destacaba la cima triangular del Annapurna II (7.937m). Había costado llegar hasta aquí, pero estas imágenes compensaban cualquier esfuerzo.
Cuando comenzó a oscurecer, regresé a mi habitación a descansar un rato. Con la altura los mosquitos habían desaparecido, pero a cambio el frío ya era importante. A la hora de cenar, bajé al comedor y me senté en una mesa. Aunque cuando apareció el dueño de la guest house y me vio completamente solo y pelado de frío, me invitó a trasladarme a la cocina, y me sentó junto a la estufa de leña. Allí vi cómo la mujer cocinaba mi plato de Egg Vegetable Noodles. Y cené rodeado de una atmósfera genial, con un calorcito agradable, y la familia entrando y saliendo. Ahora sí que me sentía en plena montaña… Los Noodles estaban deliciosos, y me sentaron de maravilla. Precio: 350R.
Después de cenar, el dueño me dio un par de edredones, y me fui a la habitación con ganas de un descanso más que merecido.
CONCLUSIÓN
La etapa 3 no es muy larga, y resultará tentador seguir avanzando. Pero te recomiendo que pases la noche en la población de Tal, a ser posible en la guest house que hay cerca de la cascada. Dormir rodeado de montañas con el sonido de fondo del agua cayendo no tiene precio. Y así dosificas fuerzas en las primeras jornadas del AC.
En cuanto a la etapa 4, reconozco que sus 20km de distancia y casi 1.000m de desnivel positivo son una auténtica paliza. Si dispones de tiempo suficiente, una opción recomendable consiste en dividir la etapa en dos: pasando la primera noche en Danaqyu; y afrontando la dura subida a Temang con el frescor de la mañana, para acabar la jornada alojado en Koto (una población mucho más tranquila que Chame). Una vez más, tú decides.
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