Un paseo en ferry hasta una tranquila isla con templos antiguos, huyendo del ruido y la contaminación de Mumbai
Elephanta Island es una pequeña isla ubicada a 9km de Mumbai donde entre los años 450 y 750 se construyeron una serie de templos en cuevas excavadas en la roca. Por eso la isla era conocida como Gharapuri (Lugar de Cuevas). Más tarde, los portugueses le cambiaron el nombre a Elephanta, por un enorme elefante de piedra que se levantaba cerca de la orilla, y que ahora se encuentra en los Victoria Gardens de Mumbai.
La verdad es que mi visita a esta isla fue más bien una excusa para abandonar el caos de Mumbai, y disfrutar de un relajante viaje en ferry. Ya que durante los próximos días iba a tener la oportunidad de admirar templos mucho más espectaculares.
LLEGADA A MUMBAI
Aterricé en Mumbai pasada la medianoche, tras un vuelo agotador. Así que no me lo pensé dos veces, y me dirigí al mostrador de taxis oficiales, donde contraté uno para que me llevara hasta mi alojamiento. El aeropuerto se encuentra a 30km del centro, por lo que el trayecto duró unos tres cuartos de hora, que se añadieron al interminable vuelo.
Mumbai es una ciudad enorme, con más de 16 millones de habitantes, y capital del estado de Maharashtra. Se trata de una isla unida al continente por varios puentes. Los portugueses llegaron al lugar en 1534 y lo bautizaron con el nombre de Bom Bahia. Pero más tarde, en 1665, los ingleses se hicieron con el control y lo llamaron Bombay. Hasta que en 1996 se restauró su nombre original, derivado de la diosa Mumba, a la que adoraban los habitantes originales de la zona.
Mumbai es el motor económico del país, y en ella los contrastes son abrumadores. Mientras más de la mitad de la población vive en barrios de chabolas (como el gigantesco Dharavi), aquí está el epicentro de la industria de Bollywood, que produce más de 900 películas al año. Donde participan actores y actrices que son idolatrados por las masas.
La verdad es que si por mí hubiera sido, esa misma noche habría abandonado la ciudad, en busca de sitios más apetecibles. Pero había un problema: era fin de semana. Y según había leído, esos lugares de interés estarían atiborrados de gente. Así que para disfrutarlos con tranquilidad, me tocó quedarme al menos un día en Mumbai.
ALOJAMIENTO: BENTLEY’S HOTEL – 1.915R/Noche
*Puntos a favor: habitación enorme; lavabo privado con ducha perfecta; ubicación en el céntrico barrio de Colaba, a corta distancia de las principales atracciones turísticas; desayuno incluido, servido en la propia habitación.
*Puntos en contra: ventilador insuficiente para contrarrestar el tremendo calor que hizo durante la noche; precio (aunque Mumbai es la ciudad más cara de la India, y no abundan las opciones económicas).
Además, el cansancio hizo que me olvidara de cerrar las ventanas de la habitación. Con dos consecuencias inmediatas: se colaron un montón de mosquitos, que no dejaron de atacarme en toda la noche. Y se escuchaban todo tipo de ruidos: maullidos incesantes de una gata en celo; graznidos insoportables de una bandada de cuervos que revoloteaba por los árboles que rodeaban el hotel… Así que no paré de despertarme sobresaltado. Esto unido al calor asfixiante, provocaron que casi no pegara ojo.
Había reservado la habitación desde casa, a través de la página web del hotel. Así que solo tuve que enseñar el correo en recepción, y en cuestión de minutos ya estaba instalado.
VIAJE MUMBAI – ELEPHANTA ISLAND
Al día siguiente, tras una noche movidita, me desperté completamente roto, sin ganas de hacer nada. Solo quería quedarme en la cama y dormir unas horas más. Pero al final me obligué a ponerme en pie. Tenía que aprovechar el tiempo. El sistema para desayunar fue muy peculiar: llamé por teléfono a la recepción; y al momento un empleado me lo subió a la habitación. Eso sí, extremadamente básico: un café con leche muy aguado; y dos tostadas con mermelada y mantequilla.
En fin, ya con algo en el estómago, salí a la calle equipado con mi mochila pequeña, rumbo al puerto de Mumbai. Aunque de camino me encontré con dos atracciones turísticas:
1. El Taj Mahal Palace Hotel: un edificio espectacular construido en 1903, con todos los lujos imaginables. Eso sí, a 500 Usd la noche. Así que me conformé con sacar fotos del exterior. Viendo a la gente pasear tranquilamente junto al edificio, costaba hacerse a la idea de que hacía menos de 4 meses aquí se desató el caos absoluto. Este hotel fue uno de los objetivos de los atentados terroristas que tuvieron lugar en Mumbai en 2008, a manos de un grupo de radicales islámicos ubicado en Pakistán. Solo aquí murieron 31 personas, y muchas otras resultaron heridas, a causa de las explosiones de granada y disparos de 4 terroristas que se atrincheraron en el hotel durante 3 días. De película…
2. La Gateway of India: un enorme arco de triunfo construido para conmemorar la visita del Rey George V a la ciudad en 1911. Cuando la India todavía era colonia británica. Este monumento ubicado junto al mar es un punto de encuentro habitual entre los lugareños. Pero por desgracia durante mi visita se encontraba en restauración, cubierto de andamios, y no lo pude contemplar muy bien.
Al pie de la Gateway of India estaba el lugar donde tenía que coger el ferry para ir hasta la Elephanta Island. Pagué el billete. Y al poco ya estaba surcando las aguas del Mar de Arabia. El trayecto duró una hora, y la verdad es que no me sentí muy cómodo. Porque el calor era terrible, bajo un sol de justicia. Y yo encima iba con el vestuario equivocado: pantalón largo y botas de montaña. Mientras el resto de pasajeros viajaban en pantalón corto y chanclas, con un look totalmente playero. Ni siquiera llevaba gafas de sol, y la luminosidad era cegadora. Me moría…
Nada más desembarcar en la isla, caminé por el muelle, evitando un trenecito que cubría el trayecto (aunque con el calor que hacía estuve dudando). Subí por una larguísima escalinata hasta la entrada del recinto. Pagué el ticket de acceso. Y me dispuse a visitar el lugar.
EN LOS TEMPLOS DE ELEPHANTA
La mayor atracción de la isla es un templo hindú dedicado a Shiva, uno de los dioses más importantes de la religión hindú. Que junto a Brahma y Vishnu forman la Trimurti (el equivalente a la Santísima Trinidad de la religión católica). Es el dios destructor (o transformador), y se le representa con un tercer ojo en la frente.
La verdad es que mereció la pena visitar este templo. A destacar del interior: una gran sala apoyada sobre enormes columnas de piedra. Y sobretodo, en un extremo, el Maheshmurti: una gigantesca escultura de 6 metros de altura y rasgos exquisitos representando la cabeza de Shiva con tres caras, según las tres manifestaciones de la Trimurti: como Creador, Preservador y Destructor. Una imagen espectacular. Incluso pude encontrar a un lugareño que me hizo una foto decente junto a la escultura. También había otros relieves con diferentes escenas de la mitología hindú realmente interesantes. Aunque muchos estaban bastante en bastante mal estado…
En total, estuve deambulando un par de horas por la isla. El resto de templos no tenían mucho interés. Sí, en cambio, un grupo de graciosos monos (Bonnet Macaques, endémicos del sur del país), con la cara de color rojo, que se lanzaban a los turistas en busca de comida, y provocaban las risas de la gente. En cambio, los pobres perros, flacuchos y hambrientos, que utilizaban métodos más civilizados y seguían a la gente, acababan ahuyentados e incluso esquivando alguna que otra piedra. Al ser sábado, me esperaba una avalancha de gente visitando la isla, pero al final la cantidad fue aceptable, y no me sentí agobiado.
COMIDA: LEOPOLD CAFE
De regreso en Mumbai, estaba que me moría de hambre. Desde el desayuno que no había ingerido nada sólido. Así que entré en este restaurante mítico de la ciudad, en funcionamiento desde 1871. Para variar, el lugar también fue objetivo de los atentados terroristas de hacía unos meses. Y aquí murieron tiroteadas 10 personas (tal y como indicaba una placa conmemorativa en una de las paredes del local).
Yo solo buscaba tranquilidad y buena comida. Pero desgraciadamente no obtuve ni lo uno ni lo otro. La sala estaba llena de mesas apretujadas, con un griterío ensordecedor. Y tras probar mi comida (un enorme plato de Pekin Chicken Fried Rice), me di cuenta con horror que aquello picaba como un demonio. No se salvaba ni una zona del plato, pues por todas partes había trocitos de guindilla, pimiento, una salsa roja sospechosa… Así que hice lo que pude, ayudado por una Coke. Pero acabé dejando más de la mitad. Por suerte, rematé el menú con un delicioso y refrescante Batido de Plátano. Una desastrosa primera toma de contacto con la gastronomía local…
Ya con el estómago lleno, estuve caminando por la Colaba Causeway, una de las mayores calles comerciales de la ciudad, pues tenía un par de asuntos que resolver: me compré unas zapatillas de deporte nuevas en un flamante Nike Store; y me corté el pelo (el chaval era todo un personaje, que remató su faena con una especie de masaje durante el cual no paré de recibir capones y collejas).
A continuación, me dispuse a realizar un recorrido por el barrio de Fort, donde quería ver algunos edificios coloniales de interés. Pero no podía más… El calor era asfixiante; estaba agotado (regresando de Elephanta Island me quedaba dormido); me picaba el cuello tras el corte de pelo; las calles estaban atiborradas de gente, con mendigos sin piernas y enfermos parándome pidiendo limosna; estruendo de pitidos y motores; perros a punto de ser atropellados… Así que regresé al Leopold Café, para engullir otro delicioso Batido de Plátano y comprar una botella de agua de 1 litro. Cómo estaría de cansado que mientras leía mi guía me quedaba dormido.
Al final, decidí abandonar Mumbai y ponerme en marcha hacia mi siguiente destino, pues ya empezaba a oscurecer.
CONCLUSIÓN
Si tienes previsto visitar los templos de Ellora y Ajanta, la visita a Elephanta Island sobra por completo, ya que sus templos son mucho más básicos. Pero si te ves obligado a quedarte un día en Mumbai, y odias las ciudades, esta isla constituye un auténtico oasis de paz. Y permite pasar una mañana o tarde tranquila, además de un agradable trayecto en ferry.
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