Un acantilado con un conjunto de tumbas espectaculares talladas en la roca, y un río para recorrer en barca o sentarse junto a la orilla a tomar té
Dalyan es una especie de Marmaris en miniatura, y fue mi primer contacto con la Costa del Mediterráneo de Turquía, también llamada Costa Turquesa. Tiene un centro totalmente orientado al turismo, donde se suceden los restaurantes ostentosos con menús occidentales, bares de copas y tiendas de recuerdos. La verdad es que esperaba una población más rural, y me sorprendió encontrarme este ambiente.
Por suerte el entorno de Dalyan es precioso, con un río muy fotogénico. Y en sus alrededores hay lugares que merecen la pena, como las Tumbas Reales o las ruinas de la antigua Kaunos.
VIAJE MARMARIS – DALYAN
El siguiente desplazamiento de mi ruta fue muy sencillo. De hecho, la parte más dura fue caminar desde el Rosy Hotel de Marmaris hasta la Terminal de Autobús. Media hora con mis mochilas encima, y durante la parte central del día. Menos mal que el día estaba algo nublado… Una vez en la otogar todo funcionó a la perfección:
1. Dolmus hasta Ortaca. La parte positiva fue que el vehículo estaba casi lleno, y al poco de subir arrancó. La parte negativa, que solo quedaba el sitio más incómodo, en la fila trasera y casi sin espacio para mis piernas. Menos mal que hubo gente que se bajó a medio trayecto y me pude cambiar. El viaje duró 2 horas, atravesando un paisaje boscoso (20L). Y el conductor paró justo al lado del dolmus que necesitaba.
2. Dolmus a Dalyan. Fue un viaje corto, de apenas media hora, ya que se trataba de cubrir tan solo 12km. Una pena, porque iba sentado junto al conductor (un hombre sonriente) con todo el espacio del mundo, y me hubiera quedad0 un rato más. Precio: 4,5L.
Ya en el centro de Dalyan, tuve que caminar un rato hasta las afueras del pueblo, donde estaba el lugar que había elegido para dormir.
ALOJAMIENTO: CAMPING DALYAN – 80L/Noche
*Puntos a favor: bungalow espacioso (a pesar de ser el más económico); cama doble muy cómoda; terraza con buenas vistas de las Tumbas Reales; wifi rápido.
*Puntos en contra: lavabo compartido algo alejado de mi ubicación (ir por la noche era una aventura); cama equipada tan solo con una fina colcha y una manta (tuve que dormir vestido porque hacía un frío terrible); limpieza del lavabo muy mejorable; recepción desatendida; dueño con un carácter demasiado brusco.
Hay otros dos puntos en contra de los que no puedo culpar al alojamiento. Uno es el precio (Dalyan es un lugar caro, y ésta era la opción más económica). Y otro es la ubicación (Dalyan ha crecido mucho, y ahora la calle del camping está llena de bares y restaurantes, además de un tráfico constante hasta tarde).
Una vez instalado, estuve un rato descansando. Y después salí a buscar un lugar para llenar el estómago.
CENA: ANADOLU SOFRASI
Teniendo en cuenta la oferta gastronómica del centro de Dalyan, no me fue fácil encontrar un sitio para cenar que se ajustara a mis requisitos (barato y platos locales). Tras deambular por las calles decidí improvisar y acabé en Anadolu Sofrasi. Allí cené una sopa de lentejas con pan Pide, un Tavuk Shish Dürüm, Fanta y té. Todo 30L, atendido por el amable propietario, en un comedor vacío. La comida no fue especialmente exquisita, pero las raciones eran abundantes (me pusieron dos Dürüms, y me guardé uno para el desayuno).
Tras cenar, regresé a mi bungalow, pasando junto a terrazas llenas de alemanes bebiendo cerveza sin parar y hablando a gritos. No me quiero ni imaginar este pueblo en temporada alta…
EXPLORANDO LA ANTIGUA KAUNOS
Al día siguiente me levanté pronto tras una noche muy desapacible. Me desperté de madrugada congelado, y me tuve que poner un abrigo. Y antes de las 7h había un montón de palomas y gallos formando un escándalo tremendo. Pero bueno, me comí el Dürüm que sobró de la cena, y a las 9h ya estaba en el exterior preparado para una jornada de visitas.
En el pasado, en las afueras de Dalyan se encontraba la ciudad de Kaunos. Capital de un territorio independiente, situado entre los poderosos reinos de Caria y Licia, que a partir del siglo V AC prosperó gracias al comercio marítimo, aprovechando su posición privilegiada entre los mares Egeo y Mediterráneo, y a orillas del río Dalyan. Con el tiempo Kaunos pasó a formar parte de los diferentes imperios que dominaron la zona (Persas, Macedonios, Romanos…). Hasta que los sedimentos transportados por el río fueron alejando la ciudad del mar. Y la conquista Otomana hizo que Kaunos fuera abandonada para siempre.
Para visitar Kaunos desde el centro de Dalyan es necesario cruzar el río (y no hay puentes). La opción más sencilla es utilizar un servicio de barcas de remos gestionado por una cooperativa local. Precio: 5L (ida y vuelta). Yo caminé hasta el punto desde el que partían las barcas; pagué a una señora; y en cuestión de segundos apareció un barquero que me llevó al otro lado, donde se encuentra la aldea de Çandir. Esto fue lo más destacado:
1. Ruinas de Kaunos: desde el embarcadero caminé un cuarto de hora por una pista de tierra hasta la entrada del recinto arqueológico, atravesando un paisaje precioso, con granjas, campos de cultivo y lugareños dedicados a sus tareas. Tras pagar la entrada (12L), dediqué un rato a ver las diferentes construcciones que aun se mantienen en pie: el teatro, con capacidad para 5mil personas; la basílica; unos baños romanos… Pero pronto fijé mi atención en una colina cercana con los restos de un castillo que prometía buenas vistas, y me dirigí a la cima.
No fue nada fácil, porque el camino correcto no estaba señalizado, y continuamente aparecían nuevas opciones. Hubo un momento en el que me puse a trepar por las rocas, pero por suerte di media vuelta y localicé un sendero menos peligroso. Aunque el esfuerzo mereció la pena, porque la panorámica que me encontré en la cima superó mis mejores expectativas. Ante mí se desplegaba la población de Dalyan, con el río creando fotogénicos meandros, y numerosas barcas surcando sus aguas. Hacia el otro lado, las ruinas de Kaunos, una zona de marismas, y al fondo la Playa de Iztuzu. Fue un momento genial, que disfruté completamente solo, sacando fotos sin parar.
De regreso a las ruinas me encontré bastante fauna: tortugas de tierra buscando comida; una serpiente de color negro que se escurrió entre las rocas; una ardilla roja que salió corriendo al verme… Gran lugar.
2. Tumbas Reales: sin duda es la imagen más conocida de Dalyan. Se trata de un conjunto de 6 tumbas talladas en la pared de un acantilado que se eleva sobre el río, a una altura imposible. Esta tradición era típica de los Licios. Pero los habitantes de Kaunos la copiaron aportando un toque personal, y las fachadas tienen forma de templo Helenístico, con columnas y frontones triangulares. Su calidad artística indica que fueron construidas para los reyes de Kaunos, o personalidades muy importantes. Yo aproveché que estaba al otro lado del río para acercarme todo lo posible. Atravesé un cementerio, llegué a la base del acantilado, y pude contemplar un primer plano de las tumbas, sin nadie más a mi alrededor. Solo se escuchaba el canto de los pájaros. Fue un momento único, y me hubiera quedado horas allí.
En la zona hay más de 150 tumbas excavadas en la roca, y muchas se pueden ver desde la pista que une Kaunos y Çandir. Algunas son simples agujeros sin decoración, pero permiten pasar un rato entretenido.
UN PASEO EN BARCO POR EL RÍO
Tras la sesión de arqueología, no me podía marchar de Dalyan sin realizar un trayecto en barco por el río, imitando a los miles de turistas que acuden al pueblo. Así que en Çandir me subí a una embarcación gestionada por la misma cooperativa local, que ya venía con una docena de turistas más. Y nos llevó hasta la desembocadura del río, donde se encuentra la Playa de Iztuzu. El recorrido duró algo más de media hora, a un ritmo pausado, y me costó 20L ida y vuelta. Fue un viaje agradable, entre vegetación acuática y vistas de las montañas.
La playa es una lengua de arena dorada de grandes dimensiones, aunque no me llamó nada la atención: demasiados turistas, y exceso de tumbonas para tomar el sol. Además, la tarde se había nublado bastante y hacía frío. Pero bueno, lo importante era el trayecto en barco. Y ya que estaba allí aproveché para comer algo en la terraza de un chiringuito: sandwich de queso, salami y tomate + agua (9,5L). Después di un breve paseo por los alrededores, y regresé al embarcadero para volver a Dalyan.
Sin duda la opción más sencilla para visitar todos los lugares de interés de Dalyan es apuntarse a un tour con alguna de las muchas agencias locales. El clásico cuesta 50L por persona, y además de lo que yo hice incluye las aguas termales de Sultaniye, situadas en la orilla del lago Köycegiz, donde hay unas piscinas de barro de propiedades curativas. Una alternativa a tener en cuenta, aunque yo siempre prefiero hacer las cosas a mi aire.
CENA: MELEK ANNE KAFE
Ya en el centro de Dalyan, decidí dar un paseo siguiendo el río. Pero me encontré con que la mayor parte de la orilla estaba invadida por decenas de embarcaciones, o por hoteles y restaurantes. Así que busqué un lugar para sentarme y encontré este café, que me encantó desde el primer momento. Ocupé una mesita a centímetros del río; rodeado de lugareños (unos pescando, otros jugando al okey, una especie de domino); y con unas vistas inmejorables de las Tumbas Reales. Estuve hora y media larga, mientras oscurecía a mi alrededor. Durante ese tiempo me tomé dos tés, cené un sandwich de Köfte (18L), y estuve haciendo fotos de las tumbas, aprovechando los barcos que pasaban. Fue la mejor forma de acabar la jornada.
Mientras caminaba de vuelta al camping ya era noche cerrada, y me di cuenta que las tumbas estaban iluminadas, creando una escena memorable.
CONCLUSIÓN
A pesar de haber sido invadida por el turismo de masas, considero que Dalyan es una población a incluir en cualquier circuito por el sur de Turquía. Una jornada completa será suficiente para descubrir los principales lugares de interés: ruinas de Kaunos (no te olvides de subir al mirador de la colina), Tumbas Reales (imprescindibles) y Playa de Iztuzu (por el trayecto en barco, no por la playa en sí, que no tiene mucha historia). Las opciones de alojamiento económico brillan por su ausencia, así que si viajas con presupuesto ajustado el camping de Dalyan será tu mejor alternativa.