Animados mercados llenos de colorido, una espectacular mezquita de reciente construcción y un polémico monumento con vistas geniales de la ciudad
Dakar es la capital de Senegal y está ubicada en el extremo de la Península de Cabo Verde. Hasta finales del siglo XVIII era una minúscula aldea de pescadores conocida como Ndakaaru, habitada por miembros de la etnia Lebou, que vivían bajo el dominio del Reino de Kayor (de etnia Wolof). Pero entonces consiguieron independizarse y Ndakaaru (cuyo nombre derivó a Dakar) se convirtió en la capital del nuevo estado. Más tarde, cuando se abolió la esclavitud, los Franceses pusieron el punto de mira en Dakar, con un puerto que ofrecía muchas más posibilidades para la exportación de cacahuetes en cantidades industriales. Así que tras hacerse con el control de la zona comenzaron a invertir en infraestructuras, relegando Saint Louis a un segundo plano. Y la ciudad continuó creciendo hasta alcanzar los 1,2 millones de habitantes que tiene en la actualidad.
Durante los últimos años el gobierno ha gastado un dineral en fastuosas construcciones que se han convertido en atracciones turísticas, como el Monument de la Renaissance Africaine, el Musée des Civilisations Noires o la Mezquita Massalikul Jinaan. Estos son los 7 lugares de Dakar que recomiendo:
BARRIO DE PLATEAU
Plateau constituye el centro de la ciudad de Dakar y su aspecto actual se debe al plan urbanístico desarrollado en 1902, cuando fue designada capital de Senegal. Aquí se ubican los principales edificios de la administración y las sedes de importantes empresas, además de tiendas, restaurantes, hoteles y agencias de viaje. Y a escasa distancia se encuentran el Puerto y la Estación de Tren. También se conservan varios edificios coloniales (menos de los que me esperaba), aunque una parte albergan dependencias vinculadas a la Policía o el Ejército, así que comprueba bien la situación antes de hacer una foto.
Las calles de Plateau tienen nombres de personalidades de la cultura francesa, como Zola, Victor Hugo o Georges Pompidou. Lástima que no hay ninguna peatonal y pasear por ellas es un auténtico suplicio, con vehículos bloqueando las aceras y un tráfico intenso que no permite despistarse ni un segundo. En cuanto a sitios concretos, estos son los más destacados:
1. Plaza de la Independencia: es el epicentro de Plateau. Tiene forma alargada y cuenta con edificios históricos como la Cámara de Comercio o la antigua Sede del Gobernador. Aquí se reúnen los habitantes de Dakar para protestar contra la clase política o celebrar las victorias de la selección de fútbol (los “Leones de Teranga”).
2. Ayuntamiento: data de 1914 y se trata de un elegante Palacio de estilo francés rodeado de jardines. Yo accedí al patio e hice algunas fotos del exterior.
3. Catedral de Nª Sra de las Victorias: es la iglesia más grande de Dakar y fue construida en el año 1936. Tiene dos campanarios, una cúpula dorada de estilo bizantino, y una entrada principal decorada con las estatuas de 4 ángeles. En el interior la cúpula cuenta con pinturas murales. Como anécdota, la catedral se levanta sobre un antiguo cementerio Lebou.
4. Palacio de la República: conocido como la Maison Blanche, este imponente edificio data de 1907 y en un principio albergaba la residencia privada del gobernador de todas las colonias incluidas en África Occidental Francesa. Aunque tras la independencia pasó a ser la vivienda del Presidente de Senegal. Las medidas de seguridad alrededor del Palacio son rigurosas: numerosos agentes armados patrullando o controlando el tráfico; y ni siquiera me dejaron caminar por la acera pegada al edificio (me enviaron a la opuesta). Sobra decir que intentar hacer fotos no es muy buena idea.
MERCADOS
En Dakar hay varios mercados repartidos por toda la ciudad, además de un ejército de vendedores ambulantes recorriendo sus calles. Si te gusta ir de compras estás en el lugar adecuado. Yo visité 3 de esos mercados (los más céntricos) y esta fue mi experiencia:
1. Marché Sandaga: situado al noroeste del barrio de Plateau. Históricamente ocupaba un edificio de estilo sudanés construido en 1935, pero el gobierno decidió demolerlo en el 2021 (justo unos meses antes de mi visita) para sustituirlo por una estructura más moderna y funcional. Así que en su lugar me encontré con un solar rodeado de vallas metálicas y máquinas trabajando. De todas formas las calles anexas están llenas de puestos al aire libre que venden todo tipo de productos. Frutas, verduras, carne, telas, artesanía, ropa, utensilios de cocina, joyas, etc… El ambiente es caótico, y cuesta moverse entre los vehículos y una marea de lugareños.
Aunque el gran problema del mercado de Sandaga es la cantidad de pesados que deambulan por la zona intentando venderte algún recuerdo, llevarte a la tienda de un amigo, o sacarte el dinero de la forma que sea. Se acercaba un tipo, me preguntaba de dónde era, y me empezaba a seguir haciéndose el simpático. Yo contestaba con educación y al final me lo quitaba de encima con un par de palabras firmes. Pero es que cuando se marchaba ya había otro esperando que tomaba el relevo. Me agobié un poco. Igual no es mala idea visitar el mercado acompañado de uno de los pesados, y por lo menos espanta al resto.
2. Marché Kermel: este mercado de alimentos se encuentra en un edificio situado cerca de la Plaza de la Independencia. El original databa del año 1860, pero un incendio lo arrasó por completo en 1994 y tuvo que ser reconstruido. El edificio es de estilo mozárabe, de forma redonda, hecho con ladrillo y metal. Su espacio está dividido en círculos concéntricos: los interiores para pescado y marisco (me impactaron las langostas vivas o unas caracolas enormes); los del medio para carne (con los encargados cortando piezas a golpe de machete); y los exteriores para frutas y verduras. El recinto es realmente bonito y pude pasear a mis anchas sin excesivos agobios.
Eso sí, en el exterior del edificio hay numerosos puestos de artesanía (máscaras, figuras de madera, telas, cuadros, bisutería…) y los vendedores caían sobre mí como buitres. Pero les dedicaba un par de minutos, hacía alguna foto del puesto, y me despedía con una sonrisa.
3. Marché des HLM: aquí la especialidad es la ropa tradicional senegalesa. Yo me acerqué porque el mercado se encuentra a una distancia razonable de Liberté 5 (el barrio donde me alojaba en ese momento), y fue una gran decisión. Los puestos al aire libre venden telas de vivos colores, vestidos, pañuelos para la cabeza, bordados, zapatos, bolsos, joyas… Las oportunidades fotográficas son infinitas, aunque la gente no es muy partidaria de posar ante la cámara de un desconocido. El ambiente es bastante tranquilo y solo tuve que espantar a un par de pesados.
También es muy popular el Marché Soumbedioune, dedicado exclusivamente a la venta de artesanía, pero está muy alejado del centro. Solo lo recomiendo si estás interesado en comprar algún artículo concreto.
MUSEE DES CIVILISATIONS NOIRES
*Horario: 10h – 19h (lunes cerrado)
*Precio: 3milF
*Fotografía: ok
Este moderno museo fue inaugurado en el año 2018 gracias al apoyo financiero del gobierno de China. Se encuentra a escasa distancia del Puerto de Dakar y su forma redonda evoca las casas impluvium típicas de la región de la Casamance, con un patio interior presidido por un enorme baobab metálico de 12m de altura. Para llegar al Museo utilicé el tren y me bajé en la Estación de Dakar (500F), desde donde solo tuve que caminar unos minutos. Cerca del edificio me encontré varios autobuses escolares aparcados, pero por suerte durante la visita solo me crucé con 2 grupos y los profesores los mantenían a raya. También me sorprendió ver un montón de milanos revoloteando sobre el Museo, además de ruidosos cuervos, un Lagarto Agama y hasta un Buitre (no me lo esperaba en pleno centro de la ciudad).
El Musée des Civilisations Noires tiene como objetivo mostrar al mundo la importancia de África, una idea que ya surgió durante los años 50, cuando numerosos países luchaban por conseguir su independencia. En teoría se trataba de un proyecto conjunto de todos los integrantes de África Occidental. Pero como en paralelo también subyace la intención de Senegal de reafirmar su posición dominante en la región, algunos países recelosos (como Benin) ya están planificando su propio Museo.
El edificio se divide en 4 plantas, aunque solo 2 están ocupadas de forma permanente. En la planta baja hay una exposición sobre los primeros homínidos (la mayoría originarios de África), con reproducciones de los fósiles encontrados hasta la fecha y detalladas explicaciones en inglés. También hay paneles que sitúan en África numerosos avances científicos y matemáticos, aunque el responsable siempre es el mismo (Egipto). El primer piso me gustó mucho más, con una espectacular colección de objetos antiguos procedentes de diversos países: siniestras máscaras, figuras de madera, instrumentos musicales, ropa tradicional… Además hay un apartado dedicado al arte contemporáneo, con cuadros y esculturas muy interesantes. Por cierto, en el exterior del Museo hay un círculo de monolitos trasladado desde la población de Sinthiou Ngayène.
La verdad es que recomiendo la visita al Musée des Civilisations Noires. Yo pasé hora y media muy entretenido. Lástima que por unos días no pude ver la exposición temporal “Picasso en Dakar”. Aunque me quedó la sensación de que una vez construido el edificio nadie tenía muy claro qué hacer con él y todavía está infrautilizado (un problema muy habitual). Frente al Museo está el imponente Teatro Nacional, construido en el año 2011 con capital Chino.
Otro Museo para contemplar arte africano es el histórico Musée Théodore Monod IFAN, situado en el barrio de Plateau, en la Place Soweto.
CAP MANUEL
En su extremo sur la Península de Cabo Verde forma un apéndice rocoso que en su día fue bautizado con el nombre de Cap Manuel, en homenaje a Manuel I, rey de Portugal durante el siglo XVI. Yo realicé una ruta circular a pie siguiendo la costa en la medida de lo posible y encontré varios lugares de interés. Esto fue lo más destacado:
1. Plage de l’Anse Bernard: mi ruta comenzó en el Palacio Presidencial, al sur del barrio de Plateau, siguiendo una carretera de escaso tráfico y sin apenas desnivel. De camino pasé junto a numerosos baobabs. Uno es enorme y como se interponía en el trazado de la carretera en vez de cortarlo hace las veces de improvisada rotonda. El cielo estaba lleno de milanos y cuervos planeando, algunos a escasos metros de mi cabeza. De hecho no eran nada tímidos y en un árbol había varios descansando sobre las ramas. Por si fuera poco la panorámica de la costa es espectacular, con el agua turquesa y la Isla de Gorée a apenas 5km (sus casas son perfectamente visibles).
Al final alcancé la Plage de l’Anse Bernard, dividida en una pequeña cala donde había dos coloridas barcas de madera y un niño nadando; y una playa desierta de buenas dimensiones que me pareció un lugar ideal para pasar el rato. La carretera pasa a gran altura y yo me limité a hacer fotos desde diferentes miradores, aunque si te apetece también hay senderos que permiten bajar.
2. Cap Manuel: desde la Plage de l’Anse Bernard continué avanzando hacia el sur y pasé al lado de la entrada del lujoso Hotel Savana. A continuación crucé una zona bastante salvaje, con cactus, algún baobab y restos de antiguas construcciones. Mi intención era caminar hasta el extremo de Cap Manuel, donde en teoría hay un búnker abandonado. Pero no pude acceder porque esa zona está ocupada por un cuartel militar con una fuerte vigilancia. De hecho mientras valoraba qué hacer se acercó un soldado y me hizo varias preguntas con rostro serio. Con lo cual seguí la carretera en dirección norte.
3. Antiguo Palacio de Justicia: este gigantesco edificio data del año 1958, y en el 2006 fue abandonado con la excusa de que habían aparecido algunas grietas. Pero a fecha de hoy todavía se mantiene en pie, con la mayoría de sus ventanas rotas y un aspecto lúgubre. La fachada principal es imponente, con dos enormes columnas y la mayoría de las letras del rótulo ausentes. Me hubiera encantado colarme y explorar sus salas y despachos. Pero el viejo Palacio de Justicia todavía guarda archivos de un contenido delicado (procesos judiciales, sentencias…) y está vigilado por un grupo de agentes que periódicamente patrullan el interior para evitar la presencia de intrusos. Así que con este panorama me tuve que conformar con hacer alguna foto desde el exterior.
Para acabar regresé al barrio de Plateau siguiendo la Avenida Pasteur. A parte del Palacio de Justicia, esta zona de Cap Manuel está ocupada por un Hospital, una Terminal de Autobuses, y varias embajadas. Ni un solo bar o restaurante por si a algún turista le da por acercarse.
MEZQUITA MASSALIKUL JINAAN
Esta monumental mezquita fue construida en el año 2019 por la comunidad de los Muradíes, una orden sufí muy influyente en Senegal y Gambia. Su origen se remonta a 1883, y su primer líder fue Amadou Bamba, un místico musulmán cuyas teorías captaron la atención de una gran cantidad de fieles. Hoy día es un personaje sagrado y su imagen con el rostro parcialmente cubierto por un turbante (obtenida a partir de la única fotografía que existe de él) aparece en todo tipo de comercios, viviendas y medios de transporte. Una muestra evidente del poder de los Muradíes es el coste de la Mezquita Massalikul Jinaan: nada menos que 30 millones de euros. Aunque, a pesar de sus dimensiones, no supera a la Gran Mezquita de Touba, ciudad santa de los Muradíes.
La Mezquita Massalikul Jinaan (su nombre significa algo así como “los caminos del Paraíso”) tiene un exterior imponente, con 5 minaretes de 80m de altura; y 5 cúpulas (una central de color dorado y el resto verdes). Puede albergar a 10mil fieles, más otros 20mil en la inmensa plaza que rodea el edificio. Durante mi visita (2022) aun había trabajos en curso para acabar de pulir diferentes detalles. Cuando llegué me encontré varias puertas cerradas y pensé que la mezquita solo abría para la oración, pero al final di con una entrada y pude acceder al interior.
A continuación pude explorar a mi aire la sala de oración. No tenía muy claro si me lo permitirían al no ser musulmán, pero los dos encargados que me crucé estaban encantados de mi presencia, y me animaron a entrar y hacer fotos (eso sí, guardando mi calzado en una bolsa de plástico). Menos mal, porque me hubiera perdido una maravilla: docenas de arcos y columnas; enormes lámparas colgando del techo; relieves dorados cubriendo cada centímetro con motivos florales y geométricos… La cúpula central es impresionante. Me recordó al algunas mezquitas que visité en Irán o Uzbekistán. Y solo había un chaval sentado contra una columna, así que mi cámara de fotos echaba humo. Presenciar aquí la oración del viernes tiene que ser un auténtico espectáculo.
En Dakar hay muchas otras mezquitas, como la Gran Mezquita, ubicada en el centro de la ciudad; o la llamativa Mezquita de la Divinidad, construida en una playa del barrio de Ouakam, no muy lejos del Monument de la Renaissance Africaine. Si el tema te interesa especialmente tienes horas de entretenimiento por delante.
MONUMENT DE LA RENAISSANCE AFRICAINE
*Horario: 11h – 19h (sábados y domingos hasta las 20h)
*Precio: 6.500milF
*Fotografía: ok
El barrio de Ouakam fue en el pasado una antigua población pesquera de la etnia Lebou que con el tiempo acabó absorbida por el desarrollo imparable de Dakar. Su principal atracción son dos colinas de origen volcánico conocidas como las Deux Mamelles, llamadas así por su forma cónica.
En lo alto de una Mamelle se ubica el gigantesco Monument de la Renaissance Africaine, una estatua metálica de 52 metros de altura inaugurada en 2010 para conmemorar el 50 aniversario de la independencia de Senegal. Representa a una pareja con su hijo en brazos, las obras fueron realizadas por una empresa de Corea del Norte, y el proyecto costó nada menos que 20 millones de euros. Algo indignante para los senegaleses, muchos de los cuales se ven forzados a embarcarse en pateras rumbo a Europa porque no tienen nada para comer, mientras el gobierno se gasta una fortuna en una estatua… A otros en cambio les molestó más el minúsculo vestido de la mujer, toda una afrenta en un país musulmán. En cualquier caso el monumento impresiona.
Yo accedí al recinto y subí las escaleras hasta la base de la estatua, aunque no tenía muy claro si iba a comprar la entrada para visitar el interior, por su elevado coste y el escaso interés del contenido. Pero el vigilante de la puerta me hizo decidirme: le pregunté el precio de la entrada, puse cara de sorpresa ante su respuesta, y a continuación el hombre me compró en la taquilla un billete para residentes, cuyo precio es de solo 3milF. Así no me importó entrar a curiosear. Dentro me recibió un guía y cuando se formó un grupo (yo era el único occidental) comenzamos el recorrido, que constó de las siguientes partes:
–Planta Baja: hay un monitor con impresionantes imágenes que muestran el proceso de construcción del monumento; y una serie de paneles con información básica y fotografías de personajes clave en la independencia del continente africano.
–Plataforma de Observación: está ubicada en el Piso 15, justo en la frente del hombre, y se sube en ascensor. Los cristales estaban realmente sucios, pero por suerte había un par de ventanas abiertas para poder hacer fotos de los alrededores, con un mar de viviendas, cúpulas y minaretes; la segunda colina con el Phare des Mamelles; un genial primer plano del rostro de la mujer; los terrenos del antiguo Aeropuerto de Dakar; y el extremo de la Península de Cabo Verde (tapado parcialmente por un horrible edificio). En la Plataforma hay muy poco espacio y apenas pude quedarme un par de minutos, bajo la mirada apremiante del guía.
–Piso 3: hay cuadros de personajes destacados de raza negra (como Barak Obama); y una sala del trono, con sillas y dos estelas de madera tallada.
–Planta 2: aquí pudimos ver una sala de reuniones decorada con obras de arte aportadas por algunos países de África Occidental (una máscara, telas, una lanza…).
–Piso 1: contiene una sala con esculturas de una calidad realmente penosa que representan a los diferentes grupos étnicos de Senegal.
A ver, la panorámica desde la Plataforma de Observación me gustó y acabé satisfecho, pero porque no tuve que pagar los 6.500F. De lo contrario si te acercas al monumento es más que suficiente.
En la segunda colina está el Phare des Mamelles, un faro de color blanco construido por los franceses en 1864 y cerrado al público. El camino para llegar es agradable, avanzando cuesta arriba por una carretera asfaltada de escaso tráfico. Las vistas compensan el esfuerzo e incluyen el Monument de la Renaissance Africaine.
Para acabar mi recorrido bajé por un estrecho sendero hasta la Plage des Mamelles, ubicada al pie de la colina del Faro, frente a un espectacular acantilado. Por suerte cuando llegaba se marchó un numeroso grupo escolar y pude disfrutar de una atmósfera tranquila. En la playa hay un chiringuito donde me atendió una camarera muy simpática. Allí alquilé una tumbona con sombrilla por 2milF; me compré una Fanta (500F); y me estiré a descansar, mientras el sol bajaba lentamente hacia el horizonte y algunos lugareños hacían deporte en la orilla.
POINTE DES ALMADIES
Esta estrecha lengua de arena es el punto más occidental del continente africano. Para llegar caminé desde el Monument de la Renaissance Africaine. Se trata de 5km con un potencial turístico excepcional, porque la mayor parte del recorrido pasa junto a la costa. Pero no hay un paseo marítimo que aproveche el paisaje, solo lujosas urbanizaciones rodeadas de terrenos con pilas de escombros y edificios que se caen a trozos. Lo único destacable es la Grotte de Ngor (o de Seydina), una cueva sagrada a la que acuden muchos lugareños. Y la pequeña Plage Almadie Diendiene, con olas ideales para los surfistas y un puñado de restaurantes solo recomendables para viajeros con presupuesto holgado.
Cuando estaba a punto de alcanzar la Pointe des Almadies me encontré con una sorpresa: esa parte de la costa es privada y pertenece a un hotel Club Med que lleva años abandonado. Me parece alucinante que un sitio de tanta importancia no se pueda visitar libremente. Por suerte yo no me quedé sin verlo. En la puerta de acceso vi un guarda de seguridad, me puse a charlar con él, y al cabo de unos minutos me dejó pasar (a cambio le di 1000F). A continuación seguí una pista de tierra y por fin aparecí en la Pointe des Almadies, donde estuve un rato paseando completamente solo. En el lugar hay una proa de barca; un cartel con las distancias de diferentes ciudades; y grupos de aves acuáticas en busca de comida.
Por cierto, también me llamó la atención el edificio del Club Med, completamente en ruinas, con una enorme piscina vacía, una playa privada, fotogénicas palmeras, y numerosos milanos revoloteando. Me hubiera gustado acercarme a investigar, pero había operarios trabajando y el aspecto del edificio no ofrecía mucha seguridad.
La zona donde se ubica la Pointe des Almadies pertenece al barrio de Ngor y ocupa el extremo de la Península de Cabo Verde, pero de nuevo está desaprovechada porque, a parte del Club Med, la mayoría del terreno está ocupado por la gigantesca Embajada de Estados Unidos, el King Fahd Palace Hotel y un Club de Golf. Yo me acerqué a la minúscula Plage de la Pointe des Almadies, donde hay varios restaurantes con sencillas terrazas frente al mar a precios asequibles; tiendas de souvenirs; y un par de chiringuitos. Unos kilómetros hacia el este se encuentra la popular Plage de Ngor, con un servicio de Ferries que conectan con la vecina Isla de Ngor. Pero ya caía la tarde y tuve que regresar a mi alojamiento.
ALOJAMIENTO EN DAKAR
En total estuve 12 noches en Dakar, y dormí en 2 lugares:
Dakar International House – 6milF/Noche
*Puntos a favor: wifi rápido; encargados de la recepción muy simpáticos; precio.
*Puntos en contra: dormitorio de 8 plazas (aunque con solo 3 ocupantes más); colchón realmente incómodo; suciedad y basura por todas partes; compañeros de habitación muy molestos (uno roncando como un búfalo, otro saliendo al balcón continuamente para fumar y haciendo ruido con el móvil); docenas de mosquitos (tuve que montar la tienda de campaña sobre la cama y dormir dentro de la mosquitera); ubicación alejada de los lugares de interés turístico.
Este es el único hostel de Dakar (al menos registrado en Booking) y sus precios son imbatibles, aunque la calidad del servicio es horrible. Yo pasé una noche antes de viajar a Cabo Verde y la idea era no volver más, pero una serie de imprevistos me dejaron sin alojamiento a última hora y Dakar International House era lo malo conocido, así que reservé 4 noches en una habitación privada (13.500F) y al menos la cosa mejoró en algunos aspectos: limpieza, mosquitera, y hasta un pequeño desayuno servido en la habitación (huevos fritos con cebolla y una taza de té/café). Si viajas con presupuesto mochilero acabarás pasando por aquí.
Airbnb Terminus Liberté 5 – 12milF/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado; limpieza impecable; wifi rápido; cocina compartida con nevera; servicio de lavandería por 2milF (me vino genial); propietaria (Mibelo) muy amable; precio.
*Puntos en contra: presión del agua muy débil; ubicación alejada de los lugares de interés turístico; llegada confusa (desconocía dónde estaba exactamente el alojamiento y hubo varias llamadas telefónicas hasta que di con él); a pesar de aparecer a las 17h la habitación no estaba lista y me tocó esperar a que la limpiaran; para acceder al edificio hay que cruzar el patio de una familia (¡?).
Tras mi negativa experiencia en Dakar International House y la ausencia de alternativas económicas en Booking, decidí estrenarme en Airbnb. En el primer lugar que elegí rechazaron mi solicitud sin darme explicaciones, no sé si por no fiarse de mí al no tener historial o porque la habitación estaba ocupada. Menos mal que en el Terminus Liberté 5 sí me confirmaron la reserva de 3 noches. En general acabé satisfecho, teniendo en cuenta la nefasta calidad del alojamiento en Dakar, y alargué mi estancia 4 noches más.
COMIDA EN DAKAR
En Dakar las opciones para comer son ilimitadas, desde sencillos locales de comida rápida y cafés hasta lujosos restaurantes. Estos fueron los 4 lugares que visité:
Le Djembé
Un restaurante muy recomendado ubicado en el barrio de Plateau, a escasa distancia de la Plaza de la Independencia. Yo fui a la hora de comer y pude elegir entre 3 platos del día. Opté por Yassa Poulet, que estaba muy rico, aunque la porción de pollo podría haber sido un poco más grande. Para beber pedí 2 vasos de zumo de Bissap. Y de postre una macedonia de fruta rematada con un vaso de té. Como fui temprano no había mucha gente en el comedor, y disfruté de un ambiente tranquilo, atendido por camareras sonrientes. Precio: 6milF. Repetiría sin dudarlo.
Le Ch’ti Calypso
Este curioso local se encuentra cerca del Mercado Sandaga. En su comedor ocupan más espacio las mesas de billar que las destinadas a sentarse; y está justo al lado de la Discoteca Calypso. Parece que la fiesta es más importante que la comida, pero mi experiencia fue impecable, con camareras simpáticas y eficientes. Yo fui a la hora de comer y de nuevo elegí entre 3 platos del día. Esta vez pedí Poulet Basquaise (o Pollo a la Vasca), acompañado de pimientos, cebolla y arroz blanco. Para beber cayó un vaso de zumo de Bissap; y acabé con un chupito de té. Todo muy rico y a un precio económico (3.500F).
Noflaye Beach
Un restaurante ubicado a orillas de la Plage Almadie Diendiene. Yo había leído críticas horribles, pero es uno de los locales más baratos de la zona y decidí jugármela. Tiene una enorme terraza y tras ocupar una mesa y examinar el menú pedí 2 crepes (la especialidad del lugar): uno salado (jamón, queso y huevo); y uno dulce (Nutella y plátano). Para acompañarlos me pareció buena idea un vaso de sidra, pero resultó ser una copa minúscula y acabé muerto de sed. Por suerte los crepes eran de buen tamaño y estaban ricos. Además las camareras son muy amables, los crepes llegaron al cabo de unos minutos, me pusieron unos cacahuetes de cortesía, y la atmósfera era genial, con el sonido de las olas. Eso sí, el precio picó (7.200F). A pesar de pedir lo más económico del menú.
La Calabasse
Se trata de un lujoso restaurante situado cerca de la Plage des Mamelles donde decidí pegarme un homenaje para cenar. Tras ocupar una mesa del comedor valoré las opciones disponibles y acabé pidiendo un menú degustación que incluía unos buñuelos de maíz; 3 pequeñas ensaladas variadas (de verduras, de couscous…); pollo asado; un filete de pescado en salsa (sin duda el mejor plato del menú); y un combinado de postres con fruta del tiempo y algunos pasteles. Para beber cayeron dos cervezas pequeñas, una marca La Gazelle y otra Flag (algo más fuerte); y una botella de agua.
Todo muy rico, con porciones correctas, aunque reconozco que pasé algo de vergüenza, porque era sábado noche y el restaurante estaba lleno de lugareños adinerados, ellos con americana y ellas luciendo vestidos de gala. Mientras, tocaba en directo una orquesta liderada por un abuelete ciego, primero música soul y más tarde salsa. Incluso vino a hablar conmigo un momento el dueño del local para saber si estaba contento con el servicio y la comida. Y yo vestido con camiseta, un pantalón sucio, zapatillas de deporte y mochila. Vaya tela… Precio: 18milF (un día es un día).
CONCLUSION
Dakar es una ciudad de contrastes, con un centro cuidado y moderno, pero una serie de barrios periféricos que ofrecen una experiencia realmente intensa: calles sin asfaltar cubiertas de arena, carretas de caballos, tráfico infernal, aceras bloqueadas por todo tipo de vehículos y estructuras, fugas de agua, mendigos, vendedores ambulantes, taxis pitando al verme… En Dakar las distancias son enormes. Yo me desplacé combinando recorridos a pie con el taxi (pagué unos 300F/km) o el tren, inaugurado en el 2022 (500F por un billete de 2ª clase). Los vagones están impecables, con salidas frecuentes. También hay montones de autobuses, pero no conseguí encontrar un mapa con las lineas disponibles para poder orientarme.
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