Breve visita a la capital de Senegal, con un polémico monumento y una tranquila playa para pasar una tarde relajada
Aunque intento evitar todo lo posible las grandes ciudades, tengo que reconocer que Dakar cuenta con algunos lugares de cierto interés que justifican una corta estancia. Hay coloridos mercados de artesanía o alimentos; un animado puerto pesquero; monumentos antiguos y modernos… Y para el que busque una escapada nocturna, restaurantes y locales de ocio para todos los gustos.
LA ANTIGUA NDAKAARU
Dakar está ubicada en el extremo de la Península de Cabo Verde. Y hasta bien entrado el siglo XIX no despertó el interés de las potencias europeas, que prefirieron disputarse el dominio de la vecina isla de Gorée. Hasta ese momento la península estaba habitada por miembros de la etnia Lebou. Que vivían en varios asentamientos pesqueros, bajo el dominio del Reino de Kayor (de etnia Wolof).
En 1795 los Lebou se rebelaron contra el Reino de Kayor, y crearon un nuevo estado independiente, cuya capital se ubicó en Ndakaaru. Una pequeña población que por entonces tenía tan solo 300 habitantes. Y cuyo nombre acabó derivando en el actual: Dakar.
Con el fin de la esclavitud, los franceses pusieron el punto de mira en Dakar, cuyo puerto ofrecía muchas más posibilidades para la exportación de cacahuetes en cantidades industriales. No les costó nada hacerse con el control de la zona, y pronto comenzaron a invertir en infraestructuras, relegando a un segundo plano a Saint Louis.
Así, en 1886 se completó la linea férrea Dakar-Saint Louis. Un año más tarde Dakar recibió la categoría de commune. Y en 1902 se convirtió en la capital de toda la Afrique Occidental Française. Hasta que en 1960 que Dakar fue elegida capital de la recién creada República de Senegal. Y la ciudad continuó creciendo, hasta los 1,2 millones de habitantes que tiene en la actualidad.
Aunque sin duda Dakar es conocida en Europa como el destino final del mítico Rally París-Dakar. Celebrado por primera vez en 1979, durante casi tres décadas sus participantes cruzaron el norte de África, aportando recursos a la zona. Hasta que en 2008 se tuvo que suspender, debido a las amenazas recibidas por parte del terrorismo islámico en Mauritania. Y al año siguiente continuó su andadura por tierras de Sudamérica. Así están las cosas en África hoy día, por culpa de un puñado de fanáticos religiosos…
LES DEUX MAMELLES DE DAKAR
Como solo disponía de una tarde para visitar Dakar, decidí centrarme en las atracciones que ofrece el barrio de Ouakam. Este barrio fue en el pasado una de las antiguas poblaciones pesqueras que los Lebou habitaban en la península. Y que con el tiempo acabó siendo absorbida por el crecimiento imparable de Dakar. En Ouakam destacan dos colinas de origen volcánico y forma muy similar, conocidas como las Deux Mammelles (creo que sobra la traducción).
En lo alto de una de las colinas se ubica el gigantesco Monument de la Renaissance Africaine. Una estatua metálica de 52 metros de altura, inaugurada en 2010, para conmemorar el 50 aniversario de la independencia de Senegal. Representa a una pareja con su hijo en brazos, y costó la friolera de 20M euros. Algo indignante para los senegaleses, muchos de los cuales se ven forzados a embarcarse en pateras rumbo a Europa porque no tienen nada para comer. Mientras el gobierno se gasta una fortuna en una estatua… Reconozco que la imagen del monumento era espectacular, aunque un tanto surrealista.
Actualmente es posible subir en ascensor hasta la parte superior de la estatua. En concreto, hasta la frente del hombre, donde hay un mirador. Yo me acerqué hasta la base de la colina, para ver una panorámica del imponente monumento. Pero no entré en el recinto. Primero, por el precio: 6.500f para los no residentes. Segundo, porque las vistas no iban a ser espectaculares. Y tercero, porque subir a la otra colina es gratis.
Así que caminé hasta la cima de la segunda colina, donde se ubica el Phare des Mamelles. Un faro construido por los franceses en 1864. Las vistas confirmaron mis sospechas: un montón de edificios grises, el aeropuerto, y un tramo de costa urbanizada. Nada del otro mundo, vamos. Pero bueno, el paseo hasta el faro estuvo bien.
LA PLAGE DES MAMELLES
Para acabar la tarde, bajé por un estrecho sendero hasta esta pequeña playa de arena, ubicada al pie de la colina del faro, frente a un enorme acantilado. Por suerte, mi llegada a la playa coincidió con la marcha de un numeroso grupo escolar. Así que pude disfrutar de una atmósfera tranquila.
En la playa había un chiringuito, con una encargada muy amable y simpática, que me permitió hacer el guiri total: alquilé una esterilla y una sombrilla por 2.000f; me compré una lata de Fanta por 500f; y me estiré a descansar. Mientras, el sol bajaba hacia el horizonte frente a mí. Y algunos lugareños entrenaban por la orilla, corriendo y haciendo estiramientos.
Al final, tras un par de horas de relax, decidí llenar el estómago.
CENA: LA CALABASSE
Se trata de un restaurante de nivel, muy cerquita de la playa, donde había reservado mesa nada más llegar a Ouakam, para pegarme un homenaje. Allí opté por un menú degustación, que incluía unos buñuelos de maíz; 3 pequeñas ensaladas variadas (de verduras, de couscous…); pollo asado; un filete de pescado en salsa (sin duda el mejor plato del menú); y un combinado de postres, que incluía fruta del tiempo, y algunos pasteles. Para beber, dos cervezas locales de 0,33l, una marca La Gazelle y otra Flag (algo más fuerte); y agua fría. Precio: 18.000f. En fin, un día es un día…
Aunque la verdad es que pasé algo de vergüenza. Era sábado noche, y el restaurante estaba lleno, con una mezcla de lugareños adinerados y turistas franceses. Ellos con americana, ellas con lujosos vestidos. Mientras, tocaba en directo una orquesta liderada por un abuelete ciego, primero música soul, y más tarde salsa. Incluso vino a hablar conmigo un minuto el dueño del local, para saber si estaba contento con el servicio y la comida. Todo de lujo. Y yo vestido con camiseta, pantalón sucio, bambas y mochila. Vaya tela…
CONCLUSION
Dakar es una ciudad enorme y moderna. Pero su centro y alrededores contienen varias atracciones turísticas con las que estar entretenido un par de días. Reconozco que no me importaría volver, para visitar lugares que me quedaron pendientes, como el legendario Lago Rosa, la población pesquera de Kayar, o alguno de sus fascinantes mercados.
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