Una ciudadela con elegantes iglesias y una visita a la ciudad construida para albergar a buena parte de los habitantes de Pripyat
Chernihiv (también conocida como Chernigov) es una ciudad situada junto al río Desna, a menos de 50km de la frontera con Bielorrusia. Entre los siglos XI y XIII, cuando el Kievan Rus dominaba la zona, fue la capital del poderoso Principado de Chernihiv, que rivalizó en importancia con el de Kiev y le disputó el liderazgo de la federación. Tras ser arrasada por los Mongoles la ciudad cambió de manos en varias ocasiones. Y a mediados del siglo XVII volvió a prosperar gracias al recién creado Hetmanato Cosaco, un estado autónomo que ocupó la región central de Ucrania, y que Catalina la Grande acabó integrando dentro del Imperio Ruso en el año 1764.
En Chernihiv es posible visitar espectaculares iglesias, como la Catedral de la Transfiguración o la Iglesia de Santa Catalina. También destaca la Plaza Krasna, rodeada de edificios históricos. Y está cerca de Slavutych, la ciudad donde se reubicó a muchas de las familias que vivían en Pripyat tras el trágico accidente de Chernobyl.
VIAJE: KIEV – CHERNIHIV
Este desplazamiento comenzó por la mañana, después de un abundante desayuno en el Hotel Express de Kiev. Tras desalojar la habitación salí al exterior, donde me esperaba un tiempo horrible, con niebla espesa y bastante frío. Entre estas dos ciudades hay 145km y necesité 2 etapas:
1. Metro hasta la estación de Lisova: se encuentra al este de Kiev (al final de la Línea Roja). De camino crucé el río Dnieper y la isla de Hidropark. Por algún motivo que desconozco mi tren finalizó su recorrido en la estación de Darnytsia, así que tuve que bajarme y esperar a que pasara otro. Menos mal que la gente me avisó, si no a saber dónde acabo… Precio: 8G.
2. Autobús a Chernihiv: en la zona de Lisova había un montón de autobuses y furgonetas aparcadas junto a la carretera principal sin ningún orden aparente y me costó aclararme. Pero preguntando a un par de lugareños conseguí encontrar mi vehículo. A continuación guardé la mochila grande en el maletero trasero, compré el billete al conductor (100G), ocupé un asiento junto a la ventana, y al cabo de un rato nos pusimos en marcha.
El trayecto duró 2 horas y fue bastante aburrido: la niebla y los cristales empañados no me dejaron contemplar el paisaje; y la carretera llena de baches me impidió echar una cabezada. Pero bueno, a la hora prevista llegamos al centro de Chernihiv, y desde allí caminé hasta el lugar donde había decidido pasar la noche.
ALOJAMIENTO: APARTMENT PEREMOHY 46 – 500G/Noche
*Puntos a favor: estudio de buenas dimensiones equipado con cocina y nevera; ducha perfecta; limpieza extrema; mobiliario moderno; ubicación inmejorable, justo entre el centro y la Terminal de Autobuses; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; lavadora; propietarios (Yevgeniy y su mujer) muy amables.
*Puntos en contra: sofá cama un tanto incómodo.
Mientras buscaba alojamiento en Chernihiv me di cuenta que pagando un par de euros más por noche podía tener un piso para mí solo en vez de una habitación de hotel, así que no me lo pensé dos veces. Hice una reserva a través de Booking y cuando llegué al edificio envié un mensaje a Yevgeniy para que me viniera a buscar. El chaval apareció al cabo de unos minutos con su mujer, me enseñó el estudio y nos despedimos. La verdad es que acabé muy contento: por dentro era moderno, pero estaba en un edificio soviético lleno de ambiente, rodeado de bloques de viviendas y coches antiguos.
Ya instalado solo faltaban unas horas para la puesta de sol y quería aprovecharlas, así que me dirigí al centro de Chernihiv.
UNA ANTIGUA CIUDADELA
Para empezar a conocer Chernihiv visité su principal atracción turística: Dytynets, que en ruso antiguo significa Ciudadela. Se trata de una colina a orillas del río Desna donde en tiempos del Kievan Rus había un recinto fortificado con el palacio de los príncipes, las viviendas de la nobleza y las iglesias más importantes de la ciudad. A lo largo de los años la Ciudadela fue destruida en varias ocasiones pero siempre volvió a recuperarse, y durante el siglo XVII aquí se ubicó el cuartel de un regimiento de los Cosacos. Hasta que en 1799, ya sin relevancia estratégica, los rusos diseñaron un nuevo plan urbanístico y demolieron las murallas y el castillo.
En la actualidad Dytynets es un bonito parque al que se puede acceder de forma gratuita a pasear y contemplar sus monumentos más destacados:
1. Catedral de los Santos Borys y Hlib: fue construida en el siglo XII como iglesia privada y mausoleo de la familia real. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió importantes daños y hoy día alberga un interesante Museo (30G). Cuenta con dos plantas donde se exponen diferentes objetos antiguos: iconos, libros, mosaicos… La estrella del recinto son las elaboradas puertas de plata cubiertas de relieves que en el siglo XVIII decoraban la iconostasis. En el Museo no hay carteles en inglés, pero la simpática encargada hizo todo lo que pudo para facilitarme información.
2. Catedral de la Transfiguración: data del siglo XI (es la más antigua de Chernihiv) y todavía está en activo. El interior me gustó mucho, con una nave envuelta en sombras, iconos sagrados, fieles rezando y encendiendo velas, y una lujosa iconostasis (no está permitido hacer fotografías). Durante mi visita se estaban realizando obras de restauración y en el exterior había varios andamios.
3. College: establecido en el año 1700, este centro educativo dependía de la Catedral de los Santos Borys y Hlib, y ahora es un Museo (40G) en cuyas salas se puede ver una interesante colección de iconos procedentes de varias iglesias de la región. En el exterior destaca su espectacular campanario de estilo barroco.
4. Iglesia de Santa Catalina: alejada de los anteriores monumentos, fue construida en el año 1710 para conmemorar una victoria de los Cosacos sobre las tropas del Imperio Otomano. El exterior es imponente, con 5 cúpulas de color dorado. El templo contiene varias reliquias a las que se atribuyen propiedades curativas.
5. Mirador: ofrece buenas vistas del río Desna y cuenta con una hilera de cañones del siglo XVIII.
Además en Dytynets hay diferentes esculturas y memoriales, o la conocida como Casa de Ivan Mazepa, donde vivía el líder de los Cosacos. Junto a los principales edificios hay códigos QR que permiten acceder a explicaciones en inglés muy completas. En los museos estuve completamente solo, y por el parque únicamente vi a madres con carritos de bebés y alguna pareja.
COMIDA: SHARLOTKA
En los alrededores de la Plaza Krasna hay numerosas cafeterías y restaurantes con muy buena pinta, y tras un paseo de reconocimiento acabé entrando en el Sharlotka. Allí ocupé una mesa de su pequeño comedor, revisé el menú (en inglés) y pedí Zeama (una sopa de pollo y fideos), y pan de gofre con champiñones y tomate. Para beber, una limonada casera. Y de postre un crepe de manzana y canela. Precio: 194G. La limonada no me gustó, pero la comida estaba muy rica, y el ambiente del local era perfecto, con luz tenue, música agradable y una camarera eficiente.
Camino del apartamento hice una compra de comida en un supermercado ATB. Y dediqué el resto de la jornada a leer, escribir y planificar los próximos días. Como había comido bien solventé la cena con un plátano y galletas. Por la tarde mis vecinos armaron un follón tremendo, con gritos y golpes. Aunque tuve suerte y a partir de medianoche no se escuchó ruido.
RECORRIENDO CHERNIHIV
Al día siguiente me desperté tras una noche de sueño perfecta y me preparé para explorar Chernihiv. Desayuné un plátano, galletas y un yogurt; metí mis cámaras de fotos en la mochila pequeña; y salí a la calle. Hacía mucho frío, con el cielo cubierto de nubes grises y minúsculos copos de nieve flotando en el aire. Y es que el invierno cada vez estaba más cerca…
Chernihiv es una ciudad de dos caras. Por un lado tiene un centro moderno, compuesto por amplias avenidas, bloques de pisos y comercios. Pero las afueras (sobre todo la zona junto al río Desna) suponen una inmersión en la Ucrania más rural, con barrios de casas tradicionales donde parece que no haya pasado el tiempo.
Estos fueron los lugares de interés que visité:
1. Plaza Krasna: es peatonal, con adoquines de color rojo y amarillo, y tiene unas dimensiones enormes. Durante la Edad Media acogía el mercado de la ciudad. Su nombre significa “hermosa” en ucraniano y hoy día continúa siendo el epicentro de Chernihiv. Está rodeada de edificios históricos, entre los que destaca el Teatro Taras Shevchenko, de estilo neoclásico, con columnas y un panel con relieves.
2. Parque Bohdan Khmelnytskyi: incluye la Iglesia de Santa Paraskevy, que data del siglo XII aunque fue reconstruida casi por completo tras la Segunda Guerra Mundial. Y una estatua de Khmelnytskyi, un importante Hetman de los Cosacos. Aquí estuve muy entretenido viendo a una graciosa ardilla que correteaba con una nuez en la boca mientras los cuervos la perseguían. Además cuando me paré a hacer fotos las palomas me empezaron a rodear pensando que les iba a dar comida (me pasó más veces en otras partes de Chernihiv).
3. Wedding Palace: un edificio de estilo soviético construido en 1988 para celebrar bodas, con un relieve en la fachada y un jardín con estatuas. Desde el exterior se intuye un mosaico que decora la sala principal, pero la puerta estaba cerrada y no pude verlo. Alrededor del Wedding Palace hay numerosas tiendas que venden vestidos de novia; y el jardín tiene un arco metálico con forma de corazón para las fotos. Vamos, el pack completo…
4. Chorna Mohyla: un túmulo funerario de 11m de altura situado cerca de la Plaza Krasna donde en 1873 se descubrió una tumba del siglo X con los restos de una pareja, dos caballos y numerosas armas y objetos decorativos (están expuestos en Moscú). Según la leyenda se trataría del lugar de entierro del Príncipe Negro, el fundador de Chernihiv. De ahí el nombre del túmulo, que significa Tumba Negra.
5. Monasterio de Yeletsky: fundado en el siglo XI y reconstruido durante los años 50. La iglesia tiene un exterior espectacular, con 4 torres rematadas por cúpulas verdes con forma de bulbo, y un campanario. En el interior pude ver un montón de iconos, fieles rezando y varios ataúdes con los restos de miembros destacados de la orden.
6. Puente Peatonal: pasa sobre el río Desna y ofrece las mejores vistas de Chernihiv, con docenas de casas tradicionales; las orillas del río cubiertas de vegetación; y la Iglesia de Santa Catalina de fondo coronando la colina de Dytynets. Me encantó el lugar. A continuación me adentré en la zona de viviendas, descubriendo detalles interesantes en cada rincón: fachadas de madera pintadas de vivos colores; elaboradas ventanas; tejados de formas irregulares, antiguos buzones… Durante mi visita me crucé con muchos chavales que salían del colegio; algún que otro perro callejero; y grupos de ruidosos cuervos.
7. Glory Memorial: está dedicado a los soldados y partisanos de Chernihiv que fallecieron durante la Segunda Guerra Mundial. Se compone de un conjunto de estatuas y 3 paneles con elaborados relieves que representan escenas de temática soviética (eran 5 pero 2 han desaparecido). A pocos metros se encuentran las Colinas de Boldyni, donde se puede subir por unas escaleras y ver diferentes túmulos funerarios de la Edad Media.
8. Cuevas de Antoniy: fueron excavadas en la zona de las Colinas de Boldyni entre los siglos XI y XIII, y se accede a través de la Iglesia de Illinska. Tras pagar la entrada (40G) aparecí en un solitario complejo de túneles subterráneos con pequeños altares, nichos y celdas antiguas, una iglesia en ruinas, iconos misteriosos, y un ataúd de cristal lleno de huesos pertenecientes a los monjes asesinados durante la invasión de los Mongoles (tocarlo da buena suerte). Se respiraba una atmósfera insuperable, con un silencio sepulcral y escasa iluminación. Eso sí, reconozco que me puse algo nervioso, porque durante unos minutos me hice un lío y no encontraba la salida a la superficie. Pero al final respiré hondo y me conseguí orientar. Una visita totalmente recomendable.
9. Monasterio de la Santísima Trinidad: construido a finales del siglo XVII, el exterior de la iglesia es similar a la de Yeletsky, con torres y cúpulas verdes. Dentro me gustó bastante su altísima iconostasis lujosamente decorada. Junto al templo hay un magnífico campanario del siglo XVIII. En teoría se puede subir a contemplar las vistas, pero estaba cerrado. Me hubiera quedado un rato más paseando por el recinto del monasterio, aunque un tipo se dedicó a seguirme a todas partes diciéndome cosas que no entendía y me agobié.
10. Tanque: como en muchas otras ciudades de Ucrania, en Chernihiv también hay una Plaza del Tanque (como yo las llamaba) con un modelo T-34 de la Segunda Guerra Mundial subido en lo alto de un pedestal.
11. Estación de Tren: pintada de color naranja y con una imponente torre central, la Estación de Chernihiv es una de las más bonitas del país. Merece la pena acercarse aunque no se vaya a viajar en tren.
La verdad es que acabé encantado con las visitas, a pesar de que durante todo el día hizo un frío tremendo. El termómetro marcaba -2º, pero soplaba un viento polar que provocaba una sensación térmica de -8º. Y cuando sacaba mi cámara para hacer alguna foto se me helaban las manos, obligándome a parar unos minutos. Los peores momentos los pasé en el Puente Peatonal o la Plaza Krasna, donde hay menos protección. Al final me alegré de que se hiciera de noche a las 16h… Según Yevgeniy durante el invierno las temperaturas llegan a caer hasta los -25º. Me pareció ciencia ficción, pero semanas más tarde tendría oportunidad de vivir la experiencia en Bielorrusia…
COMIDA: BUBA RESTAURANT
En Ucrania hay un montón de restaurantes Georgianos y decidí probar el Buba, cerca de la Plaza Krasna, para rememorar mi paso por ese maravilloso país. La verdad es que me gustó mucho. Me senté en una mesa del solitario comedor, leí un menú en inglés, y pedí 4 Khinkali de Carne, un Khachapuri Adjaruli (con huevo frito) y una jarra de cerveza. La comida estaba rica, las camareras simpáticas, y el entorno muy logrado, con una bonita decoración y música típica de fondo. No se puede pedir más… Precio: 225G.
Después de comer regresé volando al apartamento; compré pan, queso y un yogurt para cenar; y ya no volví a pisar la calle. Tras tanto tiempo pasando frío me encontraba fatal, y me quedé varias horas estirado en la cama sin fuerzas para hacer otra cosa.
VIAJE CHERNIHIV – SLAVUTYCH
La jornada comenzó a buena hora, y al asomarme por la ventana me encontré con una sorpresa: había caído la primera nevada del año y todo estaba teñido de color blanco. Pero bueno, sin tiempo que perder desayuné, preparé la mochila pequeña y me puse en marcha. El plan del día era visitar Slavutych, una ciudad relacionada con el accidente de Chernobyl. Y para ello me dirigí a la Terminal de Autobuses, situada a 10 minutos de mi alojamiento.
No pude tener más suerte, porque al poco de llegar a la Terminal apareció mi autobús (lo reconocí gracias a memorizar el nombre de Slavutych en cirílico), ocupé un asiento junto a la ventana, y arrancamos. En ese momento no lo sabía, pero la siguiente salida era 2 horas más tarde y no me hubiera permitido conocer todos los lugares de interés de Slavutych. Vaya tela con el transporte público… Tardamos una hora en recorrer 53km hacia el oeste de Chernihiv, cruzando una llanura desolada con árboles pelados de color oscuro.
En cuanto al billete, yo pensaba que el conductor nos cobraría, tal y como suele ocurrir. Pero cuando llegamos al centro de Slavutych la gente bajó del autobús y se marchó sin más. Yo pensé que habían comprado el billete en la taquilla de la Terminal. Y tras unos momentos de duda seguí mi camino, ahorrándome el importe del trayecto.
EL ORIGEN DE SLAVUTYCH
Al día siguiente de la explosión del reactor nº4 de la central nuclear de Chernobyl, los 49mil habitantes de Pripyat fueron evacuados utilizando un escuadrón de autobuses llegados desde todos los rincones de Ucrania. Pero los otros 3 reactores continuaban en funcionamiento y había que buscar otro lugar para alojar a los trabajadores de la central y sus familias (en la antigua URSS estos asentamientos eran llamados Atomograd). En Moscú se valoraron diferentes opciones, y al final se decidió construir una nueva ciudad en una zona situada a 50km de Chernobyl, donde únicamente había una solitaria estación de tren rodeada de espesos bosques de pinos.
Para este descomunal proyecto se reunió a los mejores arquitectos y técnicos. La gestión del accidente de Chernobyl por parte de los gobernantes había sido nefasta, y ahora tenían la oportunidad de lavar su imagen. La ciudad fue bautizada con el nombre de Slavutych, porque se encuentra a 10km del río Dnieper (así se llama en antiguo eslavo). Y en su diseño y construcción intervinieron 8 de las repúblicas que formaban la antigua URSS, cada una encargada de un barrio concreto, excepto Rusia que asumió dos. El objetivo era triple:
*Tener la ciudad acabada en un tiempo récord: algo que se consiguió, porque los primeros de sus 25mil habitantes llegaron en octubre de 1988, solo dos años y medio después de la evacuación.
*Compensar a las familias por el drama sufrido: Slavutych se concibió como una ciudad del futuro, con viviendas de alto standing, zonas verdes, colegios de calidad e instalaciones deportivas. Algunos barrios han aguantado el paso del tiempo con peor suerte, pero en su día estaban por encima de cualquier otra zona residencial de la URSS.
*Ser un ejemplo de cooperación: esto no sucedió. El accidente de Chernobyl marcó el inicio de la descomposición de la Unión Soviética, y durante el proceso algunas de las repúblicas elegidas para participar en el proyecto retiraron su financiación. Los planos iniciales contemplaban la construcción de varios edificios administrativos, un teatro y diferentes memoriales, y al final se tuvo que cancelar casi todo lo que no era estrictamente necesario.
En Slavutych se alojaron alrededor de 9mil trabajadores de la central nuclear de Chernobyl junto a sus familias. Para desplazarse utilizan un tren que avanza en linea recta, cruzando parte del territorio de Bielorrusia. Hoy día el futuro de Slavutych es incierto. Los 3 reactores de la central fueron desactivados (el último en el año 2001) y alrededor de 6mil trabajadores se quedaron en paro. El resto continúan empleados realizando tareas de vigilancia y mantenimiento, pero a falta de alternativas laborales la gente ha comenzado a emigrar a otras ciudades. Y aun gracias que la empresa pública que gestiona la central continúa haciéndose cargo de la mayor parte del presupuesto anual de Slavutych.
Al margen de sus trágicos orígenes, yo decidí visitar Slavutych porque me encanta el arte soviético y esta ciudad es un auténtico festival, con barrios de diferentes estilos arquitectónicos, edificios curiosos, memoriales y mosaicos. En cuanto al posible dilema ético, considero que hace más de 30 años del accidente y la población ya ha pasado página. Eso sí, actuando siempre con respeto y educación.
LOS BARRIOS DE SLAVUTYCH
Para empezar decidí recorrer los 9 barrios originarios de Slavutych (durante los años 90 se añadieron 3 más de escaso interés). Yo hice una ruta a pie con forma de U, empezando y acabando en la Terminal de Autobuses. Esto fue lo más destacado:
1. Yerevan (Armenia): está junto a la Terminal de Autobuses y es uno de los platos fuertes de Slavutych, porque para construir sus bloques de pisos se utilizó la piedra rosada tan característica de Yerevan. Además hay un Memorial dedicado a los constructores del barrio que se compone de una estela de 8 metros coronada por un águila, y un Khachkar (piedra con una cruz, típica de Armenia).
2. Baku (Azerbaiyán): mi barrio favorito, con espectaculares edificios de color naranja y blanco, y ventanas de diferentes formas.
3. Tbilisi (Georgia): sus bloques de pisos tienen bonitos relieves. Además cuenta con un Pabellón Deportivo donde destaca un impresionante mosaico de estilo soviético.
4. Moscú (Rusia): teniendo en cuenta su nombre, es curioso que se trate de un barrio intrascendente, sin nada que llame la atención.
5. Neva (antes Leningrado) (Rusia): tiene interesantes edificios cuyos balcones están decorados con relieves. Además en una avenida hay un estanque sin agua que representaba los canales de Leningrado; y un Pabellón Deportivo con un relieve donde aparece un jinete a caballo. Por algún motivo que desconozco se decidió cambiarle el nombre al barrio.
6. Vilnius (Lituania): sus bloques de pisos tienen fachadas de diferentes colores, aunque también hay casas unifamiliares. Es el barrio más alejado del centro, a escasos metros de un bosque de pinos realmente lúgubre.
7. Riga (Letonia): cuenta con edificios de calidad pero escaso interés, así que lo crucé bastante rápido.
8. Tallinn (Estonia): ocurre lo mismo que en el barrio de Riga. Tiene bloques de pisos muy bien valorados por sus habitantes, y casas prefabricadas de madera, pero poco que ver.
9. Kiev (Ucrania): es el barrio más grande, con edificios de colores y fachadas llenas de ventanas. Está junto a la Terminal de Autobuses.
Conociendo el pasado de Slavutych, recorrer sus calles fue toda una experiencia. Yo me esperaba una ciudad más tranquila y en cambio vi gente caminando en todas direcciones, con señoras cargadas con bolsas de alimentos, grupos de niños jugando, abueletes charlando… Hice bastantes fotos, pero de forma muy discreta. Siempre llevaba la cámara enfundada; no la utilizaba si había algún vecino cerca; y evité los primeros planos de personas (de hecho no fotografiaba edificios si había alguien asomado a la ventana). No se si fue gracias a este comportamiento, pero el caso es que no recibí ningún tipo de comentario o mala cara, algo que me preocupaba bastante.
Por segundo día consecutivo hizo mucho frío. Yo me equipé con mi abrigo técnico de montaña (capucha incluida). Pero en Slavutych también había nevado y el suelo estaba cubierto de hielo. Y yo iba como si nada, con mis zapatillas y calcetines finos. Resultado: no paraba de resbalar, caminando muy despacio; y tras un rato pisando nieve se me mojaron los pies, que acabaron congelados.
MAS LUGARES DE INTERES
Tras visitar los barrios de Slavutych continué recorriendo la ciudad en busca de otros rincones atractivos:
1. Plaza Central: es gigantesca y está rodeada de construcciones curiosas. Entre ellas destacan el Ayuntamiento; el Supermercado Dnieper (con una torre del reloj anexa); el Cinematic Concert hall, lleno de ángulos imposibles; un Memorial a los Héroes de Chernobyl (con una campana y retratos de las víctimas oficiales del accidente); y una estatua de un Ángel Blanco.
2. Iglesia del Profeta Elías: las obras acabaron en el año 2016 por problemas de financiación. Está dedicada al mismo santo que la Iglesia de Chernobyl, y a pesar de ser moderna tiene un diseño muy original.
3. Hospital MSCH-5: su fachada está decorada con un impresionante mosaico de estilo soviético. Aquí tuve que ser rápido, porque no me gustó deambular por allí con mi cámara de fotos mientras llegaban ambulancias o visitas de los pacientes.
Podría haber dedicado más tiempo a explorar Slavutych, pero a esas alturas estaba helado y me moría de hambre, así que decidí refugiarme en algún lugar.
COMIDA: STARYI TALLINN RESTAURANT
Está situado en el barrio de Tallinn y según había leído se trata del mejor restaurante de la ciudad. La entrada del local es faraónica, flanqueada por dos soldados con armadura. Y la escalera que conduce al enorme comedor, ubicado en la primera planta, está decorada con figuras de madera. Pero a partir de aquí se rompió la magia: el ambiente era triste y desangelado; me atendió una camarera muy borde; y no tenían menú (o no me lo quisieron traer). Con este panorama opté por pedir un Borsch con pan y me largué al momento. Por lo menos la sopa estaba muy rica, y pagué un precio razonable (75G).
REGRESO A CHERNIHIV
Tras la comida caminé hasta la Terminal de Autobuses mientras se hacía de noche, y esta vez no me acompañó la suerte. La siguiente salida a Chernihiv estaba prevista para las 18h, con lo cual tenía 2 horas de espera por delante. Así que me senté en una cafetería cercana, pedí un café con leche y una magdalena de chocolate (50G) y estuve leyendo y revisando las fotos del día.
Cuando faltaba un rato para las 18h intenté comprar un billete en la taquilla, pero la chica encargada me dijo que se pagaba al conductor (no entendía nada). En fin, cuando llegó la marshrutka ocupé un asiento de la fila individual, y antes de ponernos en marcha el conductor me pidió el importe del viaje (50G). Aunque no me dio billete y no vi a nadie más pagar. Mi teoría es que se trataba de trabajadores de la central de Chernobyl que viven en Chernihiv y realizan el trayecto cada día (a lo mejor tienen una especie de abono mensual).
El trayecto de vuelta a Chernihiv discurrió por una carretera completamente oscura. Casi nos estrellamos con un coche que apareció de la nada (el frenazo fue terrible), pero conseguí llegar sano y salvo, y finalizar mi excursión. Y al día siguiente regresé a Kiev en marshrutka.
CONCLUSION
Chernihiv es una ciudad con suficientes lugares de interés para pasar una jornada entretenida. Y además constituye una base ideal desde la que visitar Slavutych, la población que sucedió a Pripyat como hogar de los trabajadores de la central nuclear de Chernobyl, con numerosos ejemplos de arte soviético. Aunque solo te recomiendo viajar hasta aquí si no tienes problemas de tiempo o te gustan los sitios especialmente remotos (a cambio no sacrificaría Odessa o Lviv). Si decides pasar la noche en la ciudad te aconsejo el apartamento donde me alojé, con todo lo necesario para una estancia agradable.
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