Explorando una desconocida ciudad pegada a la frontera de Rumanía, entre edificios decorados con coloridos mosaicos de estilo soviético
Cahul (también llamada Kagul) es una ciudad situada en el sur de Moldavia, a escasos kilómetros de la frontera con Rumanía. Su nombre procede de la Batalla de Cahul (1770), que tuvo lugar en los alrededores. Este enfrentamiento fue el más importante de la Guerra Ruso-Turca y acabó con una rotunda victoria de las tropas rusas, a pesar de la gran superioridad numérica del ejército otomano. A partir de aquí el Imperio Ruso se convirtió en la nueva potencia hegemónica de Europa del Este. Hoy día Cahul tiene unos 30mil habitantes y es famosa entre los moldavos por sus manantiales de aguas medicinales, con un moderno sanatorio (el Nufarul Alb) que acoge a docenas de pacientes.
Para la mayoría de turistas occidentales Cahul es un simple lugar de paso entre Rumanía y Moldavia, y casi nadie le dedica una visita. Pero si te gusta el arte soviético, esta ciudad cuenta con una serie de magníficos mosaicos que merece la pena conocer.
VIAJE: CHISINAU – CAHUL
Tras desalojar el dormitorio del Hostel City Center salí a la calle y me encontré con el centro de Chisinau cubierto de hielo y nieve, después de dos días de climatología adversa. A diferencia de Minsk aquí no había un ejército de máquinas quitanieves y operarios con palas despejando la zona, así que me tocó caminar resbalando continuamente.
Para este desplazamiento de 165km necesité 2 etapas:
1. Taxi hasta la Terminal de Autobuses Sur: se encuentra a 6km del centro y solicité un vehículo utilizando la app de Yandex. El taxista era un tipo peculiar que iba comiendo brócoli crudo, conduciendo a toda pastilla (a pesar de la nieve), y peleándose con todo el mundo. Además cuando llegamos a la Terminal la app indicaba 42L y él redondeó a 50L (ya tenía pensado hacerlo, pero me pareció un detalle feo).
2. Marshrutka a Cahul: compré el billete en una taquilla (95L) y la encargada me indicó el andén correcto, donde ya estaba esperando una furgoneta. Yo guardé mi mochila grande en el maletero trasero, ocupé un asiento de la fila individual, y al cabo de unos minutos nos pusimos en marcha, con el vehículo lleno de pasajeros. Por cierto, casi todo el mundo pagó directamente al conductor.
El trayecto duró 3,5 horas y no fue nada cómodo. Había poco espacio entre los asientos y apenas me cabían las piernas. La marshrutka no tenía calefacción (con -6ºC en el exterior se me helaron los pies). Y en Moldavia está permitido transportar pasajeros de pie en el pasillo, así que en un par de ocasiones viajé con lugareños literalmente apoyados sobre mí, incluida una abuela entrada en carnes que me puso su bolso en las piernas. Durante la primera mitad de la ruta había mucha nieve, pero por suerte poco a poco fue desapareciendo y en los alrededores de Cahul casi no quedaba. En el segundo tramo la carretera discurrió pegada a la frontera de Rumanía, e hicimos un par de paradas de un cuarto de hora en las Terminales de Leova y Cantemir.
De camino atravesamos enormes extensiones de viñedos y aldeas tradicionales con casas de madera. También pude ver de forma fugaz monumentos soviéticos de piedra que señalaban la entrada de las diferentes poblaciones; paradas de autobús cubiertas de coloridos mosaicos; Crucifijos; o edificios abandonados con rótulos y relieves interesantes. Me hubiera encantado tener mi propio vehículo para detenerme a examinar cada detalle. La marshrutka finalizó su recorrido en el centro de Cahul, y desde allí caminé en busca de un lugar para pasar la noche.
ALOJAMIENTO: AZALIA HOTEL – 500L/Noche
*Puntos a favor: cama doble muy cómoda; lavabo privado con ducha perfecta; buena limpieza; ubicación inmejorable, en pleno centro de Cahul; tranquilidad total por la noche; nevera; wifi rápido; desayuno incluido (aunque bastante pobre).
*Puntos en contra: mobiliario destartalado; precio.
El día antes de viajar a Cahul decidí hacer una reserva a través de Booking. Solo había 4 alojamientos disponibles y elegí Casa Ala, con habitaciones privadas a 400L. Pero envié un par de mensajes para confirmar mi llegada y al no recibir respuesta pensé que estaría cerrado. Así que durante el viaje a Cahul me dediqué a buscar alternativas y en Google Maps encontré el Azalia Hotel, que no aparecía en Booking. La marshrutka me dejó a un par de calles y llegué sin problema. Por suerte estaba abierto y en la recepción me dijeron que tenían habitaciones disponibles (de hecho yo era el único huésped de mi planta). Si me hubiera fallado esta opción mi plan b era el Marco Polo Hotel, recomendado en algún blog de viajes.
Una vez instalado cancelé la reserva de Casa Ala (sin coste); y como no quedaban muchas horas de sol me estiré en la cama a leer y descansar. Más tarde salí en busca de un lugar para cenar.
CENA: ANDY’S PIZZA
En Chisinau ya había visitado un par de locales de esta cadena de restaurantes moldava y quedé muy satisfecho, con lo cual no dudé en repetir. Tras revisar el menú pedí Zeama; una Pizza Napolitana; y una cerveza Chisinau. Precio: 153L. Los platos estuvieron ricos y acabé llenísimo, pero a diferencia de experiencias anteriores el servicio fue muy lento (y eso que en el comedor no había tanta gente). Por suerte no tenía prisa y maté el tiempo consultando información en mi móvil.
A continuación hice una pequeña compra de comida en un supermercado Linella. Y en el hotel me dediqué a preparar mis próximas aventuras, rodeado de un silencio sepulcral.
EXPLORANDO CAHUL
Al día siguiente me desperté como nuevo después de una noche de sueño impecable, y bajé al café del hotel para disfrutar del desayuno incluido en el precio. Allí la encargada me dio a elegir entre 8 menús (¡?), y pedí uno que incluía dos crepes rellenos de carne, pan con mermelada y mantequilla, una mini napolitana de crema y una taza de té. Muy justito. Además la señora se olvidó de ponerme la mermelada y cuando se la pedí me quería cobrar 5L. Aunque me quejé y tras unos momentos de confusión se dio cuenta del error. Eso sí, me podía haber ahorrado la protesta porque estaba asquerosa.
Después subí a la habitación, preparé la mochila pequeña y me lancé a la calle con ganas de conocer Cahul. Esta ciudad no tiene atracciones turísticas tradicionales, como monumentos o museos. Pero en el centro y alrededores hay una serie de edificios decorados con espectaculares mosaicos de la época soviética, y no me podía marchar de Moldavia sin verlos.
Esto fue lo más destacado de mi recorrido:
1. Parque Central: en circunstancias normales es un lugar agradable para pasear o sentarse en un banco a observar a la gente. Pero durante mi visita estaba en obras, con toda la tierra removida, y no le dediqué ni dos minutos. En el centro se encuentra la Iglesia de San Miguel. Y en un lateral está el Monumento a los Defensores de Cahul, que consta de un panel con relieves de soldados, un obelisco metálico y una llama eterna.
2. Café Escobar: el exterior tiene dos grafitis donde aparecen el famoso narcotraficante y un gorila.
3. Escuela de Deportes: está junto al Parque Central y luce un colorido mosaico de grandes dimensiones con gente practicando todo tipo de deportes.
4. Mosaico: desde el Parque Central caminé hacia el norte por la calle Mihai Eminescu y pasé junto a un bloque de pisos adornado con un mosaico que representa a una mujer rodeada de pájaros y flores. Uno de mis favoritos de Cahul.
5. Guardería: se encuentra más al norte y en sus muros exteriores hay 4 mosaicos. Como la puerta estaba abierta y no había niños, entré en el patio a observar los mosaicos de cerca y hacer alguna foto.
6. Theoretical Hig School Sergei Rahmaninov: a continuación me dirigí al sur de Cahul, crucé el río Frumoasa por un puente, y llegué hasta este colegio, cuya fachada está decorada con un mosaico donde aparecen 3 elegantes mujeres. El edificio se encuentra en muy mal estado, con un lateral cayéndose a trozos por los efectos de la humedad.
7. Iglesia Lipoveana: situada justo al lado del colegio, tiene un exterior imponente, con una cúpula y un campanario de color rojo y blanco, columnas y capiteles. La puerta estaba cerrada así que no visité la nave.
8. Terminal de Autobuses: desde la iglesia caminé un rato hasta esta parte de la ciudad y pasé junto a una casa tradicional con un tejado de madera tallada muy elaborado. En la Terminal, las paredes de la sala de espera cuentan con algún relieve interesante.
9. Monumento a la Liberación de Cahul: junto a la Terminal se puede ver este Memorial dedicado a las víctimas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Tiene una estrella soviética, un cañón antiaéreo sobre una plataforma, y un bloque de pisos muy auténtico de fondo.
Llegados a este punto busqué una cafetería para sentarme a tomar algo caliente y descansar unos minutos. Pero en las dos primeras los camareros me dijeron con cara de desidia que… ¡no tenían café! Vaya tela… Acostumbrado a la opulencia de las ciudades de Bielorrusia y Ucrania, mi recorrido por Moldavia me devolvió a la realidad una y otra vez.
MAS LUGARES DE INTERES
Como no encontré más locales y tampoco iba muy sobrado de tiempo decidí continuar con mi ruta, encarando una dura subida. Estas fueron las principales atracciones:
10. Cahul City Monument: ubicado en la entrada de la ciudad, se trata de un monumento decorado con relieves similar a los que vi durante mi trayecto en marshrutka desde Chisinau.
11. Monumento a los Pilotos Soviéticos: está a escasos metros y consiste en un avión de combate ruso colocado sobre una plataforma.
A continuación tenía que regresar al centro de Cahul, y en vez de utilizar el mismo camino se me ocurrió atajar, cruzando una zona residencial de viviendas unifamiliares que en el mapa aparecía impecable, con un trazado simétrico. Aunque en la práctica me tocó bajar por calles llenas de barro y nieve con una fuerte pendiente, avanzando con dificultad. En un par de ocasiones casi me caigo, y en las casas había perros que no paraban de ladrarme (por suerte estaban encerrados). El recorrido se me hizo eterno y acabé con las zapatillas y los pantalones manchados. Y menos mal que en el último tramo el vigilante de seguridad del Sanatorio Nufarul Alb me permitió atravesar el recinto, porque la alternativa era dar un rodeo tremendo. Cómo se complican las cosas…
12. Palacio de Cultura: sobre la entrada hay un enorme mosaico dividido en varias escenas, con soldados que se despiden de sus familiares para ir a la guerra; otros regresan y son recibidos con flores; partisanos organizándose… Me encantó.
13. Universidad Bogdan Petriceicu Hasdeu: tiene una elegante fachada adornada con columnas de color blanco.
Además de estos lugares pude ver bloques de pisos de estilo soviético; tiendas con rótulos curiosos; y vehículos antiguos, incluidas unas furgonetas rusas UAZ-452 utilizadas como ambulancias… El tiempo fue muy variable: a veces lució el sol y otras el cielo se cubrió de nubes grises y cayó una fina lluvia. Por supuesto era el único turista y cuando los lugareños me veían haciendo fotos con la cámara réflex se quedaban mirándome con cara de asombro.
De esta forma acabó mi visita a Cahul. Al día siguiente cogí una marshrutka y volví a Chisinau siguiendo la misma ruta. En el centro de la ciudad hay una parada, pero si no quieres viajar de pie te recomiendo caminar hasta la Terminal situada a 2km y asegurarte un asiento.
CONCLUSION
Si te gusta el arte soviético, Cahul es una auténtica joya, con algunos de los mejores mosaicos que se pueden ver en Moldavia. Te recomiendo dedicarle una jornada completa y pasar la noche en la ciudad (imagino que en circunstancias normales hay una mayor oferta de alojamiento que la que yo me encontré). A parte de Cahul el otro lugar de interés del sur de Moldavia es Gagauzia, una región autónoma habitada por un grupo étnico de origen turco con su propia lengua y tradiciones. Suena genial pero a nivel turístico no hay mucho que ver a parte de algún monumento soviético menor en Comrat (su capital), así que no visité la zona.
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