En una de las ciudades más importantes de la Ruta de la Seda, visitando madrasas con siglos de historia, lujosos palacios y mausoleos cubiertos de azulejos
Bukhara es una ciudad histórica situada en la parte central de Uzbekistán. Los persas llamaban a esta región Sogdiana y era una de las provincias orientales del Imperio Aqueménida. Más tarde los romanos se refirieron a ella como Transoxiana, al encontrarse al otro lado del río Oxus (actualmente el Amu Daria). Y en la Edad Media se la conoció con el nombre de Turán. Bukhara fue una de las paradas comerciales más importantes de la Ruta de la Seda y tuvo dos épocas doradas. La primera como capital del Imperio Samánida, entre los siglos IX y X, cuando se convirtió en el principal centro cultural y religioso de Asia Central. Y la segunda, tras ser arrasada por los Mongoles y vivir a la sombra de la vecina Samarkand, con la creación del Kanato (más tarde Emirato) de Bukhara a principios del siglo XVI.
Actualmente Bukhara está a medio camino entre la grandiosidad de Samarkand y las dimensiones acogedoras de Khiva. Entre sus principales atracciones turísticas destacan sus Madrasas, el Palacio de los Emires (o Ark), y el Minarete Kalon. Aunque las calles de su Casco Antiguo ocultan infinidad de sorpresas.
VIAJE: KHIVA – BUKHARA
En este recorrido por fin pude olvidarme de los taxis compartidos y volví a viajar en tren. Yo compré el billete a través de la página web de la compañía con un par de días de antelación y solo quedaban 6 asientos en Segunda Clase, quizás porque era domingo. Precio: 131milS. Tras desalojar mi habitación del Khiva Ibrohim Hotel y despedirme de su amable propietaria caminé hasta la Estación. Por delante tenía un trayecto de 8h para cubrir 450km rumbo al este del país y ya sabía que en el tren no había cafetería, así que busqué un lugar para comprar algo de comida. Al final acabé en el restaurante del Hotel Umar, justo enfrente de la Estación, y pedí dos Lavash (shawarmas) para llevar. Mientras esperaba me tomé un té con limón y todo me costó 46milS.
Una vez en la Estación pasé los 3 controles habituales; me dirigí al andén indicado, donde ya esperaba el tren; y encontré mi sitio sin problema. Se trataba de un compartimento de 4 camas y yo ocupaba una de las superiores. Antes de arrancar me comí uno de los Lavash y nos pusimos en marcha con puntualidad. Al cabo de un rato llegamos a Urgench y estuvimos parados más de media hora. Por este motivo mucha gente prefiere viajar de Khiva a Urgench en taxi compartido y subirse al tren allí.
Mi plan era pasar el resto del viaje tumbado, leyendo y revisando fotos. Pero en Urgench subió un matrimonio (Bakhram y Khulkar), y al poco empezaron a sacar tuppers de comida e insistieron en que me uniera a ellos. No me vino mal, porque un Lavash para tantas horas era muy escaso. Comí carne de ternera, pan, tomate, pepino, té con limón y dátiles. La pareja no hablaba ni palabra de inglés pero nos apañamos como pudimos. Después de cenar se estiraron a dormir y regresé a mi cama, donde estuve descansando hasta que a las 0.15h llegamos a Bukhara. Por cierto, yo había guardado mi mochila grande bajo la cama de Bakharm y le tuve que despertar para recuperarla. El hombre no entendía nada. Vaya tela…
La Estación de Tren de Bukhara está 15km al sur del Casco Antiguo, mucho más lejos que el Aeropuerto, con lo cual necesitaba un taxi. Como sabía que llegaría bastante tarde y no tenía ganas de sorpresas ni pérdidas de tiempo, cuando reservé mi alojamiento pedí al dueño que me consiguiera un vehículo. Yo pensé que enviaría a alguna persona de confianza, pero vino él mismo en su coche. Precio: 40milS.
En la salida de la Estación había un grupo de taxistas a la caza de clientes, y entre ellos estaba el hijo del dueño, que sostenía un papel donde aparecía mi nombre. El chaval me condujo al coche, donde esperaba su padre al volante, y arrancamos sin perder tiempo.
ALOJAMIENTO: MINORAI XURD – 125milS/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama enorme y muy cómoda; baño privado; limpieza impecable; ubicación ideal, en pleno Casco Antiguo; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; familia propietaria muy acogedora; precio; té de cortesía; abundante desayuno incluido.
*Puntos en contra: ducha con escasa presión; la puerta de la habitación era de cristal y dejaba pasar mucha luz.
El Minorai Xurd es una pequeña guesthouse familiar que consiguió mantener el nivel de mi alojamiento en Khiva (y eso que parecía imposible). Yo reservé 2 noches a través de Booking, aunque después alargué mi estancia otras 2 ahorrándome la tasa turística (42milS en total). La guesthouse había abierto hacía unos meses, en plena crisis del coronavirus, y el negocio no iba muy bien. Una pena porque la familia se portó genial conmigo y me hizo sentir como en casa. Incluso se encargaron de llevar a reparar mis tejanos rotos a una tienda.
Tras instalarme engullí el segundo Lavash y me preparé para una noche de descanso más que merecida. Por suerte ya había finalizado mi recorrido por el oeste de Uzbekistán y a partir de ahora solo me faltaba un viaje de cierta complejidad.
PRIMER DIA RECORRIENDO BUKHARA
Al día siguiente me desperté tras dormir como un tronco. De buena gana me hubiera quedado unas horas más en esa fabulosa cama (la mejor de mi viaje por el país), pero tenía mucho que ver en Bukhara y me obligué a levantarme. A continuación me vestí, preparé la mochila pequeña, y bajé al comedor de la guesthouse. Allí me estaba esperando un desayuno que era una auténtica locura. Había de todo: crepes, Tukhum Barak, embutido, queso, un huevo duro, pan tradicional, mermelada, crema de cacao, varios tipos de dulces, cerezas, frutos secos… Y dos tazas de café con leche para acompañar. Menudo festín… Me atendió la señora de la casa, que no hablaba inglés pero no paraba de sonreír.
Después de desayunar salí al exterior y empecé a recorrer las calles de Bukhara. Esta jornada la dediqué a visitar los 3 lugares más turísticos de la ciudad.
EN LYABI HAUZ
Se trata de una plaza construida entre los siglos XVI y XVII alrededor de un estanque. En tiempos del Kanato de Bukhara el centro de la ciudad contaba con una red de canales y estanques (llamados hauz) que suministraban agua a sus habitantes. Pero la higiene era escasa y de vez en cuando se convertían en focos de enfermedades, así que los rusos decidieron eliminarlos a excepción de unos pocos que destacaban por su belleza. Uno de los que sobrevivió es el conjunto de Lyabi Hauz. Hoy día es un lugar muy concurrido, con árboles centenarios, terrazas, fuentes y patos nadando.
Junto al estanque hay varios edificios históricos:
*Nadir Divan Begi Madrasa: su nombre se debe al Gran Visir de Bukhara, que financió la construcción. Cuenta la leyenda que inicialmente era un caravanserai, pero durante su inauguración el Kan lo confundió con una madrasa y hubo que realizar modificaciones para no contradecirle. La fachada es espectacular, cubierta de coloridos azulejos, con las figuras de dos pavos reales que sostienen dos corderos (algo totalmente atípico en el Islam, donde está prohibida la representación de seres vivos). En el patio interior las antiguas habitaciones de los estudiantes están ocupadas por tiendas de artesanía y souvenirs, algunas muy fotogénicas.
*Nadir Divan Begi Khanaka: un recinto utilizado por los miembros de la orden de los Sufíes para celebrar ceremonias y reuniones. En la actualidad alberga un Museo de Cerámica. Me hubiera gustado echar un vistazo en el interior, pero cada vez que pasé por delante (y fueron unas cuantas) me encontré la puerta cerrada.
*Kukeldash Madrasa: es el edificio más antiguo de Lyabi Hauz y cuando se construyó no había una escuela islámica más grande en toda Asia Central. Sus dimensiones son enormes. La fachada apenas tiene decoración, pero el interior está lleno de detalles. Me gustaron las puertas de madera de algunas tiendas de souvenirs; o las dos salas de oración (también ocupadas por comercios). Una tiene pinturas murales de la época soviética; y en la otra estuve hablando con una mujer que me enseñó el souvenir estrella de Bukhara: los Suzanis. Se trata de telas que adoptan diferentes formas, desde paños a centros de mesa; y tienen estampados con motivos florales y geométricos que pueden estar bordados o cosidos.
En un lateral del estanque hay un restaurante de lujo (el Lyabi Hauz), con camareros uniformados y a veces música en directo. Yo preferí el lado opuesto, con una sencilla terraza donde sirven cafés, helados y refrescos; precios más económicos; y mejores vistas del conjunto. Allí me tomé un café con leche (15milS) y pasé un rato agradable viendo a la gente pasar (incluidas varias parejas de novios).
EL COMPLEJO DE POI KALON
A continuación me dirigí a otro de los lugares más famosos de Bukhara: una plaza rodeada de edificios imponentes.
*Minarete Kalon: con sus 48m de altura y su decoración exterior ofrece una imagen memorable. Fue construido en 1127, cuando la región de Transoxiana pertenecía al Kanato Karakhanida. Esta dinastía surgió en la región entre Kirguistán y China a partir de una confederación de tribus nómadas. Y en el año 999 conquistó Transoxiana aprovechando la debilidad del Imperio Samánida. Unas décadas más tarde se dividió en dos reinos independientes: el occidental, con capital en Samarkand; y el oriental, cuya corte estaba en Balasagun y después se trasladó a Kashgar (China). Y aunque casi siempre tuvieron que rendir pleitesía a otros estados más poderosos, sus gobernantes encargaron la construcción de magníficos monumentos. Hasta que en 1212 perdieron el control de la zona, poco antes de la invasión de los Mongoles.
Por lo visto Genghis Khan quedó tan impresionado con el minarete que lo dejó intacto, a diferencia de la mayoría de edificios de Bukhara. Durante siglos fue conocido como la Torre de la Muerte, porque era habitual que los condenados fueran arrojados desde su galería superior. Hasta hace unos años era posible subir por unas estrechas escaleras y contemplar una panorámica excepcional, pero un turista sufrió un accidente y durante mi visita el minarete estaba cerrado al público de forma indefinida.
*Mezquita Kalon: a diferencia del minarete, la mezquita original construida por los Karakhanidas no sobrevivió a los ejércitos de Genghis Khan, y la que se ve actualmente data del siglo XVI. Tiene una bonita fachada, un patio enorme con un mihrab lujosamente decorado y una cúpula de color azul. Es un remanso de paz, donde solo se escucha el sonido de los pájaros y grupos de ancianos charlando. Hasta que con la llamada a la oración el recinto se llena de fieles.
*Madrasa Miri Arab: también data del siglo XVI y es una maravilla de edificio, con una espectacular fachada y dos cúpulas de color azul. Todavía funciona como escuela islámica y no está permitido acceder al patio. Como mucho el vigilante deja mirar a través de unas rejas sin hacer fotos.
EL PALACIO DE LOS EMIRES
Es el tercer sitio más turístico de Bukhara y cuenta con dos monumentos muy populares:
*Ark: un majestuoso fuerte habitado por los diferentes gobernantes de la ciudad desde el siglo V, aunque el edificio actual es en su mayor parte del siglo XVIII, cuando albergaba el palacio de los Emires de Bukhara.
Nota: en el año 1506 se creó el Kanato de Bukhara, que durante mucho tiempo estuvo liderado por descendientes de Genghis Khan. Pero en 1785 la dinastía Manghit se hizo con el poder, y al no tener ningún vínculo directo con Genghis Khan sus líderes adoptaron el título de Emir, a diferencia de los Kanatos de Khiva y Kokand.
Lo primero que llama la atención del Ark son sus magníficas (y muy restauradas) murallas. Junto a ellas hay varios negocios que alquilan bicis, patinetes eléctricos, coches teledirigidos para niños, y todo tipo de vehículos para parejas y grupos. Son realmente populares y en las calles del centro abundan los turistas conduciendo a toda pastilla. También pude ver un pobre camello utilizado para fotos.
La puerta de entrada es señorial, flanqueada por dos torres. El billete me costó 25milS, aunque la encargada me quería colar uno de 85milS que incluye una visita guiada. Yo preferí explorar el recinto por mi cuenta. No hay muchos carteles en inglés, pero en los lugares más destacados hay códigos QR que conectan con páginas llenas de información. Para ello es necesario descargarse la app NazzAR, que funciona en las principales atracciones turísticas de Uzbekistán.
En el Ark visité la Mezquita Juma, que tiene un pórtico con columnas de madera y un interior con un elaborado techo que contiene un pequeño Museo de Caligrafía. También los edificios donde vivía el Primer Ministro del Emir de Bukhara (Kushbegi); el Patio de las Coronaciones (completamente renovado); los Establos; y lo que queda de las Estancias Reales, con varias salas donde se exponen diferentes hallazgos arqueológicos, fotos antiguas, ropa tradicional, y el último trono del Emir. Por todas partes hay puestos de souvenirs, aunque por suerte los vendedores no agobian mucho.
Yo esperaba poder contemplar buenas vistas del Casco Antiguo desde algún mirador, pero no hay ninguno. Y es que en 1920 los rusos (comandados por Mihail Frunze) bombardearon el Ark para hacerse con el control de Bukhara y el 80% del complejo quedó en ruinas. Hoy día esa zona está cerrada al público, aunque cuando estaba a punto de marcharme la propietaria de un puesto de souvenirs (asociada con los guardas de seguridad) me ofreció la posibilidad de acceder pagando 50milS.
Después de pensármelo unos minutos rebajé el precio a 40milS, un guarda me abrió una puerta metálica y me dejó solo en un terreno lleno de escombros. Desde allí caminé hasta el borde la muralla y disfruté de una panorámica genial del complejo de Poi Kalon. Mereció la pena rascarme el bolsillo. Eso sí, a la hora de salir había un perro suelto que no paraba de ladrarme y hubo momentos de tensión.
*Mezquita Bolo Hauz: data del siglo XVIII y era el lugar de oración del Emir (está a escasa distancia del Ark). Tiene un espectacular pórtico con columnas de madera y el techo pintado de vivos colores. Allí había un par de artesanos trabajando; y presencié la llamada a la oración, con una bonita melodía y docenas de lugareños acudiendo desde todos los rincones de la ciudad. Mejor luz para la fotografía por la mañana.
CENA: CHASHMAI MIROB
Un restaurante situado junto al complejo de Poi Kalon con una enorme terraza que ofrece buenas vistas. El dueño estaba en la puerta intentando atraer clientes, aunque yo ya había decidido cenar aquí y ocupé una mesa. No tenían menú disponible así que acabé pidiendo Plov y té con limón. El té llegó rápido pero para el arroz tuve que esperar casi una hora y encima no era nada del otro mundo (la carne estaba muy dura). Pero bueno, no tenía prisa y me entretuve con el paisaje: los edificios bañados con los últimos rayos de sol, una pareja de novios en la plaza, niños jugando, el minarete iluminado con luces… A mi alrededor solo había otra mesa con un chaval que se tomó un té y se marchó. Precio: 47milS.
Tras llenar el estómago regresé a mi guesthouse ya de noche, recorriendo calles oscuras con lugareños que me saludaban amablemente; gatos deambulando; edificios antiguos; y charcos creados por las lluvias de los últimos días. Me encantó el ambiente.
SEGUNDO DIA RECORRIENDO BUKHARA
La jornada comenzó con mi alarma sonando a las 8h y seguí la pauta del día anterior: bajé al comedor de la guesthouse, donde ya había desplegado otro fenomenal desayuno (con algún ligero cambio); preparé la mochila pequeña; salí a la calle; y me puse a caminar bajo un sol radiante. Estos fueron los lugares de interés que visité en Bukhara:
*Bazares: en el siglo XVI el mercado cubierto de la ciudad ocupaba buena parte del Casco Antiguo, con varios edificios rematados por cúpulas y conectados entre sí por una red de callejones y pasadizos. Actualmente solo se conservan 3: Taki Sarrafon; Taki Telpak; y Taki Zargaron. Aunque fueron reconstruidos casi por completo hace unas décadas, añadiendo detalles de dudoso gusto como figuras de cigüeñas sobre las cúpulas. Los puestos de souvenirs venden Chugirma (gorros típicos), Suzani, figuras de terracota, juegos de ajedrez, cuchillos, imanes, acuarelas, muñecas de trapo, alfombras, bolsos, cojines, platos decorados, bisutería… Son recintos muy fotogénicos y pasé un rato agradable paseando por la zona.
*Mezquita Magoki Attari: es una de las más antiguas de Asia Central, ya que logró escapar de la ira de los Mongoles. Fue construida sobre las ruinas de un templo Zoroastriano durante el Kanato Karakhanida, y a esta época corresponde la elaborada fachada sur. Más tarde, en el siglo XVI, se realizaron importantes obras de reforma y se añadió la fachada este. En la actualidad la mezquita alberga un Museo de Alfombras.
A estas alturas mi idea era hacer un alto y tomar algo en el Tea & Coffe Khona, un local situado junto al Bazar Taki Sarrafon que ocupa el edificio de una vieja mezquita. Pero al ser temporada baja todavía estaba cerrado y decidí continuar con mi itinerario previsto.
EN EL PARQUE SAMANI
Está situado al noroeste del Casco Antiguo y cuenta con un parque de atracciones donde destacan una enorme noria; canales de agua; un lago de grandes dimensiones con patos; y árboles cuya sombra se agradece durante la parte central del día. Además en el Parque Samani se pueden visitar varios monumentos interesantes:
*Mausoleo Chashma Ayub: marca el lugar donde según la leyenda el santo Job hizo aparecer un manantial golpeando el suelo con su bastón. El edificio data del siglo XIV, durante el reinado de Timur, y tiene varias cúpulas (incluida una de forma cónica). Mientras estuve allí vi a un par de lugareños que se detenían a rezar unos segundos frente a la entrada. Dentro hay un museo de escaso interés y no lo visité.
A escasos metros se encuentran el Bazar de Bukhara y un moderno Memorial dedicado a famoso escritor del siglo IX Imam Al-Bukhari.
*Mausoleo Ismail Samani: fue construido en el año 905 por orden de Ismail Samani para albergar la tumba de su padre, aunque más tarde se convirtió en el Mausoleo Real de la Dinastía Samánida. Ismail es el fundador del Imperio Samánida, que en su época de mayor esplendor ocupó toda Asia central y buena parte de Irán. La capital se estableció en Bukhara y la ciudad floreció hasta rivalizar en importancia con la mismísima Baghdad, atrayendo a algunas de las figuras más destacadas del mundo islámico, como Avicena.
El mausoleo es un cubo de ladrillo con gruesas paredes cubiertas de relieves y una cúpula. Se trata de uno de los más antiguos de Asia Central porque durante la invasión de Genghis Khan estaba enterrado a causa de una serie de corrimientos de tierra. De hecho, fue descubierto por un equipo de arqueólogos rusos a principios del siglo XX. En el interior hay una tumba. Yo pagué 5milS para entrar, pero no tengo claro que la chica que me cobró fuera una empleada oficial (no me dio ningún billete y estaba sentada fuera con una libreta).
*Talipach Gate: cerca del Parque Samani se conserva un tramo de muralla de la época del Kanato de Khiva (siglo XVI) con una puerta flanqueada por dos torres. Mientras me acercaba un abuelete empezó a gritarme, saltó de su bici y me cogió del brazo intentando meterme en una vivienda. Con gestos me indicó que era para comer y no dudo de su buena intención, pero me pareció demasiado brusco y me negué educadamente. Me encanta relacionarme con la gente, pero también hay que ser precavido porque locos hay en todas partes…
A continuación caminé 3km para regresar al centro en busca de más lugares de interés.
UN MIRADOR IDEAL
Para acabar la jornada decidí subir a la moderna Torre Minorasi Majmuasi, situada justo enfrente del Ark. El billete cuesta 40milS y se alcanza la parte superior mediante un ascensor. Las vistas de Bukhara son inmejorables, con el recinto fortificado y las murallas en primer plano; y un mar de viviendas antiguas, cúpulas y minaretes en la distancia. Fue un gran momento y estuve casi todo el tiempo solo.
Hay quien recomienda hacer coincidir la visita con la puesta de sol, pero en ese momento la sombra de la torre cubre parte del Ark. Yo preferí subir un par de horas antes y conseguí buenas fotos.
CENA: CHAYXANA CHINAR
Este local se encuentra a escasa distancia de Lyabi Hauz, y tras examinar el menú pedí Ensalada de berenjena con tomate y pepino; Plov; y una cerveza Tuborg. La primera impresión no fue la mejor: su terraza estaba protegida por unos plásticos que tapaban las vistas y no dejaban pasar el aire; y no pude utilizar el wifi del local porque el camarero desconocía la clave (¡?). Por suerte a partir de aquí la cosa remontó. Los platos llegaron al momento; la comida estaba deliciosa (el arroz tenía pasas y la carne se deshacía en la boca); y el precio me pareció correcto (63milS). Al ser algo pronto para cenar en la terraza solo había otra mesa y disfruté de un ambiente relajado.
Tras llenar el estómago regresé a mi guesthouse, con el sol ocultándose en el horizonte; los árboles de Lyabi Hauz llenos de pájaros que formaban un escándalo tremendo; y calles cargadas de historia.
TERCER DÍA RECORRIENDO BUKHARA
Al día siguiente me desperté tras otra noche de sueño impecable y poco después ya estaba en el comedor de la guesthouse rodeado de platos, incluidos dos tipos de Tukhum Barak diferentes. Acabé a reventar. Después metí mis cámaras de fotos en la mochila y salí a buscar más edificios históricos en Bukhara. Esto fue lo más destacado:
*Madrasa Ulugbek: fue construida en el siglo XV por el nieto de Timur, aunque es más famosa la que encargó en el Registan de Samarkand. Tiene una bonita portada y un patio con paredes donde faltan bastantes azulejos (se estaban realizando obras de restauración). Las habitaciones de los estudiantes se encuentran ocupadas por tiendas de souvenirs. Muchas tenían la puerta cerrada pero las propietarias merodeaban la zona y caían sobre mí como buitres, sin aceptar un no por respuesta. La sala de oración alberga un Museo de Caligrafía (que no visité).
*Madrasa Abdul Azhiz Khan: situada delante de Ulugbek, data del siglo XVII y es un monumento con una decoración mucho más elaborada. La portada cuenta con muqarnas (estalactitas ornamentales) y azulejos de vivos colores. Y en el interior todavía se conserva intacta una de las antiguas habitaciones de los estudiantes. Tiene dos plantas, y el techo y las paredes están cubiertas de pinturas murales, estanterías y relieves.
Además la sala de oración es una obra de arte y contiene un pequeño Museo de tallas de madera (10milS). La encargada era muy simpática. Mientras estaba allí apagó las luces para que pudiera apreciar en el mihrab la silueta de Abdul Azhiz (que esquivó la prohibición de representar seres vivos). Un monumento imprescindible.
Para llegar al siguiente lugar de interés tuve que dirigirme hacia el este atravesando el Casco Antiguo. De camino recorrí callejuelas estrechas, pasé junto a viviendas tradicionales con puertas de madera tallada; mezquitas ocultas; niños correteando; y algún que otro gato. Sin duda es la parte más auténtica de Bukhara y merece la pena perderse por ella un rato.
*Chor Minor: una de las imágenes clásicas de Bukhara. Se trata de la puerta de una antigua madrasa del siglo XIX que fue demolida. Su nombre hace referencia a sus “4 minaretes” rematados por cúpulas de color turquesa. El edificio está inspirado en el Char Minar de Hyderabad (India) y antiguamente se utilizaba como mezquita, aunque hoy día contiene una tienda de antigüedades. Pagando 5milS el encargado me dejó subir al tejado por un estrecho pasadizo y contemplar las torres de cerca.
*Casa-Museo: mientras regresaba al centro de Bukhara un abuelete insistió en que entrara a ver una vieja casa del siglo XIX. Al principio me resistí pero tengo que reconocer que se trata de un recinto muy atmosférico, con muros en ruinas, una mezquita y montones de objetos antiguos por todas partes. También pude subir al tejado de la casa por una serie de precarias escaleras de madera que pusieron a prueba mi equilibrio.
Cuando acabé era consciente de que aquello tenía un precio, pero el abuelete me pedía nada menos que 50milS. Un importe totalmente desproporcionado, así que le di 15milS (más que suficientes) y se quedó con cara de tristeza. ¡Pero si la entrada al Ark cuesta 25milS! En fin, una trampa para turistas, pero aun así merece la pena echar un vistazo. Se encuentra en la calle Xuja Nurobod.
A continuación volví a mi habitación donde estuve unas horas estirado en la cama descansando. Ya hacía días que me encontraba fatal del estómago y no me vino mal hacer un alto, evitando la parte central del día.
DESPEDIDA DEL CASCO ANTIGUO
De nuevo en las calles dediqué el resto de la tarde a pasear por el Casco Antiguo de Bukhara, visitando lugares que ya conocía en busca de ángulos diferentes o una mejor iluminación para la fotografía. También me centré en conseguir imágenes de gente, pidiendo permiso o utilizando mi zoom sentado en un rincón. Las mujeres visten ropa colorida, con pañuelos en la cabeza y zapatillas con calcetines. Los hombres en cambio no son tan fotogénicos, excepto los ancianos que todavía utilizan el Chugirma (gorro tradicional).
Y de esta forma fue cayendo la tarde, con un cielo despejado y una temperatura ideal. Hasta que decidí buscar un local para cenar.
CENA: OLD BUKHARA RESTAURANT
Un enorme restaurante no muy alejado de Lyabi Hauz que cuenta con una popular terraza. Yo pedí Qiyma Shurpa (sopa con albóndigas); Kazan Kebab (cordero al horno con patatas y cebolla, delicioso); y una cerveza Tuborg. Los platos llegaron al momento y los camareros fueron muy atentos. A mi alrededor había bastantes mesas de lugareños, creando un ambiente muy animado. De fondo se escuchaba música tradicional y cuando me marchaba apareció un violinista. Precio: 73milS.
Tras la cena regresé a la guesthouse, finalizando así mi visita a Bukhara.
CONCLUSION
Bukhara es otra de las visitas imprescindibles de Uzbekistán y cuenta con infinidad de monumentos que dan fe de su esplendoroso pasado como importante centro comercial de la Ruta de la Seda. A diferencia del resto de ciudades históricas del país, esta es la que mejor integra sus edificios antiguos con el resto del casco urbano, sin dar la sensación de estar visitando un museo al aire libre (como ocurre a veces en Khiva). Dos días serán suficientes para explorar las principales atracciones de Bukhara, aunque con tres podrás tomarte las cosas con calma y descubrir rincones menos conocidos. Y si buscas un alojamiento tradicional, no se me ocurre uno mejor que el Minorai Xurd.
Lástima que durante mi visita la ausencia de turistas por la crisis del coronavirus me convirtió en el centro de todas las miradas, y no paré de recibir propuestas de dueños de tiendas y restaurantes, guías y todo tipo de buscavidas. Yo mantuve la calma y siempre contesté con una sonrisa, pero hubo momentos de mucho agobio.
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Comentarios
2 ComentariosMaria
Jul 11, 2023¡Hola Andreu!
Muchas gracias por tu blog. Es estupendo y me está ayudando mucho para planificar nuestro viaje a Kirguistán y Uzbekistán.
Ganas De Mundo
Jul 12, 2023Hola! Gracias por el comentario! Un placer compartir información de viajes y animar a recorrer el mundo. Disfrutad mucho, os va a encantar esa parte de Asia Central. Justo ahora estoy en Aktau, llevo 6 semanas recorriendo Kazajistán en tren y por libre, un país fascinante. Cuando tenga tiempo compartiré una serie de posts. Un abrazo!