Una ciudad junto a la frontera de Grecia con animadas terrazas, un bazar otomano y espectaculares mosaicos de la época Romana
Bitola es la segunda ciudad más grande de Macedonia y una de las más antiguas. La fundó Filipo II durante el siglo IV AC, cuando era conocida como Heraclea Lyncestis. Y después prosperó formando parte de los imperios Romano y Bizantino gracias a su posición estratégica en la Via Egnatia, una importante ruta comercial que conectaba Bizancio con Durrës, en el Mar Adriático. Pero la invasión de los Godos a finales del siglo V y un terremoto pocos años más tarde provocaron su declive. Bitola renació bajo el dominio de los Otomanos, que la llamaron Monastir, y su centro se llenó de elegantes mansiones, prestigiosas academias y los consulados de diferentes países europeos.
En la actualidad Bitola está situada a tan solo 15km de la frontera con Grecia, pegada a las montañas del Parque Nacional Pelister y atravesada por el río Dragor. Entre sus principales atracciones turísticas destacan su antiguo Bazar Otomano; un interesante Museo de Historia; y las ruinas de Heraclea Lyncestis.
VIAJE: OHRID – BITOLA
Este desplazamiento comenzó de buena mañana tras desalojar mi habitación de Villa Dudinka. Desde allí caminé 2km hasta la Terminal de Autobuses de Ohrid y llegué a las 9h pasadas. Yo pensaba que no tendría que esperar mucho teniendo en cuenta la importancia de Bitola, así que me quedé de piedra cuando la encargada de la taquilla me dijo que el siguiente autobús no salía hasta las 12.30h. ¡Más de 3 horas! Frente a la Terminal están las oficinas de la compañía Galeb, pero allí la situación era aun peor y no había autobuses hasta las 15h. Vaya tela con el transporte en Macedonia… Al final compré el billete (210D); me senté a leer en la sala de espera de la Terminal; y después me acerqué a una cafetería, donde me tomé un par de cafés con leche rodeado de lugareños (140D).
Por suerte el autobús apareció puntual, guardé mi mochila grande en el maletero inferior y ocupé un asiento en la primera fila. El trayecto duró hora y media y transcurrió sin incidentes. Primero cruzamos las montañas del Parque Nacional Galicica por una estrecha carretera llena de curvas. Después paramos unos minutos en Resen, donde subieron y bajaron pasajeros. Y continuamos bordeando el norte del Parque Nacional Pelister, con vistas de afiladas cumbres (en algunas todavía se podían ver placas de nieve) y espesos bosques. Mi único error fue sentarme justo detrás del conductor, porque el tipo no paró de fumar y encima ni se molestó en bajar la ventanilla.
Una vez en Bitola fui controlando mi ubicación en el mapa e intenté bajarme cerca de mi alojamiento, aunque el conductor no me dejó porque tenía que abrir el maletero, con lo cual me tocó continuar hasta la Terminal y caminar 1km. Hacía un sol de justicia, pero me las arreglé para encontrar zonas con sombra y no fue para tanto.
ALOJAMIENTO: STONE BRIDGE APARTMENTS – 850D/Noche
*Puntos fuertes: baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; mobiliario moderno; ubicación inmejorable, en pleno centro de Bitola; wifi rápido; nevera; aire acondicionado; precio.
*Puntos débiles: cama individual; habitación en un edificio con un bar en la planta baja donde se escuchan gritos y música a todo volumen hasta la 1h; lavabo minúsculo (cuando lo utilizaba llenaba el suelo de agua).
Hice una reserva en este hotel a través de Booking y todo funcionó a la perfección. Cuando llegué a la puerta llamé al teléfono de contacto y en cuestión de segundos apareció un chaval que me acompañó a la habitación; pagué; y nos despedimos sin muchas palabras. La verdad es que Stone Bridge Apartments me pareció ideal, aunque solo para un par de días porque la zona es muy ruidosa. En la habitación había un cartel donde leí que si la música del bar era demasiado molesta podías bajar a comentarlo o llamar por teléfono al encargado del hotel (son los mismos dueños), pero dudo mucho que sirva de algo.
Una vez instalado me estiré un rato en la cama a descansar para evitar las horas más calurosas. Y a eso de las 16h cogí la cámara de fotos y salí a la calle.
UN PASEO POR EL BAZAR
La parte más tradicional de Bitola es el antiguo Bazar Otomano, también conocido como Carsija. Su origen se remonta a finales del siglo XIV y en su momento de máximo esplendor llegó a contar con 1.200 tiendas de artesanía y alimentación agrupadas por gremios. Pero durante el siglo XIX tres devastadores incendios redujeron drásticamente sus dimensiones. Aun así Carsija es un lugar muy recomendable para pasear sin rumbo y perderse entre viejos comercios con portales y rótulos curiosos; arte callejero; bares con terrazas donde los lugareños se dedican a charlar y beber cerveza; grupos de niños jugando; y gatos durmiendo.
Muchas tiendas cierran alrededor de las 15h así que hay más ambiente por la mañana, pero recorrer Carsija por la tarde también tiene su gracia. Durante mi visita era el único turista y la gente me miraba con cara de sorpresa mientras me dedicaba a hacer fotos.
A un par de calles se encuentra el Bazar Cubierto (o Bezisten), una imponente construcción del siglo XV rematada por varias cúpulas que contiene más de 80 tiendas. En el pasado eran de productos textiles pero hoy día venden comida. Además en los alrededores también hay varios edificios históricos, como el antiguo Hotel Macedonia (estaba en restauración) o la Farmacia de Ahil Chalovski, ambos del siglo XIX.
Tras explorar la zona del Bazar busqué un sitio para cenar en los alrededores.
CENA: VINO BAR BURE
Este restaurante se encuentra en Magnolia Square, con una terraza que ofrece bonitas vistas de los diferentes monumentos. Al ser todavía temprano tuve el lugar para mí solo. Tras ocupar una mesa me atendió un camarero muy atento. El menú es amplio e incluye platos típicos Macedonios y Turcos. Yo pedí Queso Fundido (estilo provolone); Lahmajun (una pizza muy fina); y dos cervezas Skopsko. Acabé llenísimo, aunque la comida no me acabó de convencer (el Lahmajun era demasiado grueso y tenía lechuga en vez de rúcula). Precio: 526D.
De regreso a mi habitación entré en un supermercado Vero a hacer una compra y dediqué el resto de la jornada a leer y descansar. Mientras en el exterior parecía Nochevieja (¡y solo era martes!); y cuando cerró el bar a la 1h seguía pasando gente por la calle gritando. Es el gran inconveniente de los alojamientos tan céntricos…
EXPLORANDO BITOLA
Al día siguiente me desperté antes de la hora prevista pero ya no me pude volver a dormir, así que preferí ponerme en marcha. A continuación desayuné un plátano, un croissant de chocolate y un yogurt; preparé la mochila pequeña; y continué visitando las atracciones turísticas de Bitola. Esto fue lo más destacado:
1. Sirok Sokak: es la principal avenida peatonal de Bitola, con 1km de longitud, y está flanqueada por numerosos edificios del siglo XIX de estilo neoclásico que lucen fachadas decoradas con relieves, estatuas y columnas. Me llamó la atención la Catedral del Sagrado Corazón, con un afilado campanario, actualmente atrapada entre dos casinos; o el antiguo Cine Manaki. Además en Sirok Sokak siempre hay gente paseando o tomando algo en las animadas terrazas de sus cafés y restaurantes.
2. Magnolia Square: una plaza situada en el extremo norte de Sirok Sokak, presidida por una estatua ecuestre de Filipo II, fundador de la ciudad. Aquí se puede contemplar la Mezquita Yeni, que data del siglo XVI y tiene un minarete de 40m de altura. En la actualidad alberga exposiciones de arte, pero durante mi visita se estaban realizando obras y no se podía entrar. Otros monumentos interesantes de Magnolia Square son la imponente Torre del Reloj, de 32m de altura, construida durante el siglo XIX; y la curiosa mansión donde está el consulado de Rusia, con balcones pintados de color rojo y ventanas puntiagudas.
3. Iglesia de San Demetrio: fue construida al mismo tiempo que la Torre del Reloj. El exterior es realmente austero por exigencias de los gobernantes otomanos, con arcos de piedra y un elegante campanario. En cambio dentro hay un elaborado iconostasio de madera y bonitos frescos. La entrada cuesta 50D.
4. Museo de Bitola: ocupa un edificio utilizado inicialmente como Escuela Militar del ejército Otomano y hace un repaso de la historia de la ciudad desde el Neolítico hasta la creación de la moderna Macedonia. Yo realicé la visita completamente solo. De hecho cuando entré en el Museo una chica bajó de su despacho a venderme el billete (120D) mientras otra se encargaba de encender las luces y poner una especie de música new age que sonaba por unos altavoces (¡?).
El Museo consta de varias salas. En la principal hay numerosos hallazgos arqueológicos, como figuras y altares de barro del Neolítico; joyas; monedas antiguas; objetos de cerámica; alguna escultura de la época Helenística; o una reproducción de una Basílica cristiana. En cuanto al resto, una contiene iconos procedentes de varias iglesias de la zona; otra una exposición de pintura contemporánea; y la última está dedicada a Mustafa Kemal Ataturk, el padre de la Turquía moderna, que cuando era un chaval estudió en la Escuela Militar de Bitola. Hay muchos carteles con información en inglés y en total pasé una hora muy entretenido.
COMIDA: PIZZA BURE
Una de las pizzerías más antiguas de Bitola, situada en la calle Sirok Sokak. Yo me senté en una pequeña mesa de la terraza, revisé su escueto menú y pedí Ensalada Shopska, una Pizza de Bacon y dos cervezas Skopsko. La comida me gustó, pero no tanto la actitud del camarero, que parecía que se había tomado varias copas de más, con respuestas un tanto bruscas. Y eso que solo eran las 12h… Precio: 530D.
Después de comer aproveché que estaba a escasos metros del hotel para regresar a mi habitación y descansar un par de horas.
LAS RUINAS DE HERACLEA LYNCESTIS
*Horario: 9h – 18h (de octubre a marzo hasta las 16h)
*Precio: 120D
*Fotografía: ok
No podía marcharme de Bitola sin visitar el recinto arqueológico que contiene los monumentos más antiguos de la ciudad. Las ruinas de Heraclea Lyncestis están situadas a 2km del centro y llegué paseando tranquilamente en algo menos de media hora. En el interior hay construcciones relacionadas con dos periodos históricos:
Imperio Romano
–Teatro: está ubicado sobre una colina y data del siglo II. Tenía capacidad para 2.500 espectadores, que se reunían a presenciar obras de teatro o peleas de gladiadores. Al pie de las gradas hay 3 huecos para jaulas con animales salvajes, que por desgracia también eran una parte importante de los espectáculos. Es posible acceder a la parte superior de las gradas y disfrutar de una magnífica panorámica, con las montañas de fondo.
–Pórtico: se conservan algunas columnas y un par de estatuas.
–Termas: todavía se aprecian las salas en las que se dividía el edificio (Frigidarium, Tepidarium y Caldarium), con diferentes temperaturas.
Imperio Bizantino
–Residencia Episcopal: entre los siglos IV y VI Heraclea Lyncestis fue una importante sede de la iglesia y los obispos vivían rodeados de lujos. Los suelos de algunas salas están decorados con bonitos mosaicos donde aparecen todo tipo de animales y plantas.
–Basílica Grande: solo quedan en pie los cimientos del templo y varias columnas, pero en un extremo hay un espectacular mosaico con una superficie que supera los 100m2. Es una auténtica obra de arte, con escenas llenas de colorido: un león enfrentándose a un toro; un leopardo devorando a un antílope recién cazado; pájaros; vegetación exuberante… No veía un mosaico de tanta calidad desde mi visita al Museo del Bardo (Túnez).
–Basílica Pequeña: aquí no hay mosaicos pero la estructura de la iglesia se encuentra en muy buen estado.
Al igual que en el Museo de Bitola, no me crucé con nadie en las 2 horas que pasé recorriendo las ruinas. Apenas hay información a parte de los nombres de cada parte. Y se nota que las excavaciones siguen su curso porque el lugar es un auténtico laberinto, sin una ruta marcada para ver las principales atracciones. Aunque aquí reside su encanto y disfruté recorriendo estrechos senderos, buscando la forma de continuar, entre montículos de tierra, columnas y capiteles semi enterrados, y pasarelas de madera.
Por la mañana lució un sol radiante pero cuando llegué a Heraclea Lyncestis el cielo se cubrió de nubes. Me vino genial, porque la temperatura era agradable y las condiciones de luz perfectas para fotografiar los mosaicos. Tras la visita regresé al centro de Bitola. De camino paré un momento a beberme un zumo de manzana (50D) porque estaba deshidratado. Y en mi habitación me dediqué a preparar mis próximas aventuras en el Parque Nacional Pelister, solventando la cena con un yogurt y galletas.
CONCLUSION
Bitola es la única ciudad de Macedonia que sí perteneció en el pasado al mítico reino de Alejandro Magno, y cuenta con un recinto arqueológico que lo acredita, a diferencia de las modernas estatuas de Skopje. Yo viajé a Bitola básicamente para visitar el Parque Nacional Pelister, pero al final pasé una jornada muy entretenido descubriendo sus diferentes lugares de interés, como los espectaculares mosaicos de Heraclea Lyncestis o el Bazar Otomano. Además me gustó su animado ambiente, aunque por la noche me restara horas de sueño.
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