Explorando un pueblo kurdo rodeado de afiladas montañas, con miradores increíbles y el mejor restaurante de mi recorrido por el norte de Irak
Akre es una población con un casco antiguo espectacular. Sus diferentes miradores ofrecen panorámicas memorables, con centenares de viviendas esparcidas en la ladera de una montaña formando diferentes niveles. Fue fundada por los otomanos a finales del siglo XIX, aunque en los alrededores hay restos arqueológicos que hablan de un pasado más remoto, como las ruinas desgastadas de una ciudadela. Desde sus inicios Akre fue un lugar multicultural, con comunidades kurdas, cristianas y judías conviviendo en paz. Pero actualmente los kurdos son mayoría aplastante, en parte por el gran número de inmigrantes recibidos en los últimos años, procedentes de Mosul o huyendo de la guerra en Siria.
VIAJE: ERBIL – BANAMAN
La jornada comenzó en el Hotel Jannat Bloudan de Erbil con otro abundante desayuno. Yo repetí el menú de días anteriores: ensalada de tomate, pepino y olivas; dos huevos duros; dos quesitos; un bol de yogurt con miel; tres bollos con mermelada; y té. A continuación preparé las mochilas; desalojé la habitación; y me despedí del simpático encargado. En la calle el tiempo era horrible, con un cielo cubierto de nubes grises, lluvia y frío.
Llegar hasta Akre fue mucho más complicado (y caro) de lo que había previsto, y al final invertí prácticamente todo el día. Estas fueron las etapas:
1. Taxi privado hasta la Terminal Internacional: cuando subí al vehículo no tenía ni idea de su ubicación, así que le dije al conductor “Garaj Shaqlawa” y él hizo el resto. La Terminal se encuentra al noreste de Erbil, y de aquí parten los autobuses que van hacia Turquía. Al llegar el taxista no me quería cobrar, pero era claramente una situación similar a lo que ocurre en Irán con el Taarof (quizás el hombre era iraní). Yo insistí, le di 3milD y pareció quedar satisfecho.
2. Minibús a Banaman: tras cruzar la Terminal aparecí en un parking donde a la izquierda había una fila de minibuses y a la derecha estaban los taxis compartidos. Yo elegí la primera opción, localicé mi vehículo y ocupé un asiento en la última fila, dejando mi mochila grande en el pasillo. Aun faltaban muchos pasajeros para completar el minibús, y cuando después de 45 minutos esperando no había aparecido ni una sola persona más me empecé a poner nervioso. Por suerte a las 12h en punto arrancamos. Precio: 3milD.
El minibús se dirigía a la población de Shaqlawa, pero yo había decidido bajarme antes para visitar el Castillo de Khanzad (o de Banaman). Así que fui controlando mi ubicación en el mapa y al llegar pedí al conductor que parara. El castillo se encuentra a 5 minutos a pie de la carretera, coronando una colina. Ofrece un aspecto imponente, con cuatro torres circulares y muros con almenas muy bien conservadas. Fue construido en el siglo XVI, cuando la zona pertenecía al Emirato de Soran, uno de los diferentes reinos kurdos que existían al este del Imperio Otomano. Y se convirtió en el hogar de la Princesa Khanzad, que gobernó el Emirato durante 7 años tras la muerte de su hermano.
Para alcanzar el castillo pasé junto a unas viviendas desiertas, entre grupos de gansos y gallinas; crucé un barrizal; y subí por unos escalones de piedra que me condujeron a la entrada. Las condiciones no eran ideales, cargado con mis mochilas y zarandeado por un fuerte viento. Pero al menos la lluvia paró un rato, y tuve todo el lugar para mí solo. Como era previsible la puerta estaba cerrada, así que no pude acceder al interior del castillo. Yo me conformé con dar una vuelta alrededor y hacer algunas fotos, hasta que empezó a llover con fuerza y tuve que marcharme a paso ligero. A pesar de todo, mereció la pena la visita.
VIAJE: BANAMAN – AKRE
A continuación seguí cubriendo etapas rumbo a Akre:
3. Taxi privado hasta Shaqlawa: de regreso en la carretera principal me puse a hacer autoestop, pero los primeros coches pasaron de largo, cada vez llovía más, y la situación me comenzó a preocupar. Con este panorama, cuando un taxi paró y me ofreció sus servicios no me pude negar. Eso sí, pagué 8milD por un trayecto de apenas 20km. De camino pasamos por un par de controles policiales en los que no tuve que enseñar mi pasaporte.
Shaqlawa es una población rodeada de un bonito paisaje, muy popular entre los kurdos, que en verano y los fines de semana acuden en masa. Está situada en el valle que forman los Montes Safeen y Sorek, y cuenta con algún sendero para pasear y varias cascadas. Pero sus hoteles son caros y en el norte de Irak hay lugares mucho más interesantes, así que continué mi ruta.
4. Taxi compartido a Afryan: el conductor me dejó en una parada de taxis en las afueras de Shaqlawa. Cuando llegué era el único pasajero que se dirigía a Akre y me senté a esperar. Pero una hora después no había conseguido ni un solo compañero de viaje y ya se estaba haciendo peligrosamente tarde. En estas apareció un lugareño que iba a Harir y un taxista me propuso unirme a él por 3milD cada uno. La verdad es que no me solucionaba el problema, así que le pedí que me dejara más lejos, donde comienza la carretera que va directa a Akre, a unos 25km de distancia, por 5milD. La idea no le gustó y estuvo discutiendo un rato con sus amigos, pero al final aceptó y nos pusimos en marcha. Durante el trayecto pude contemplar enormes montañas de color negro con sus cimas nevadas.
5. Autoestop hasta Akre: una vez más acabé solo en la carretera intentando detener un vehículo. Y con varios problemas añadidos: ya eran las 15.30h y empezaba a oscurecer; hacía un frío tremendo; y los primeros vehículos pasaron de largo ignorando mis señales. No tardé mucho en desanimarme. Pero al final tuve el golpe de suerte que necesitaba: paró un coche; y el chaval que lo conducía (Zeravan) se dirigía a Akre. Así que problema resuelto.
Zeravan hablaba algo de inglés y fuimos charlando todo el trayecto. De esta forma me enteré que era un Peshmerga (soldado del ejército del Kurdistán). De camino pasamos por algún control policial, pero Zeravan conocía a todo el mundo y no fue necesario parar. Además, una vez en Akre tuvo el detalle de desviarse de su camino y llevarme hasta la puerta del hotel que elegí para pasar la noche. Este chaval me salvó la vida… Por fin había llegado a Akre, 6 horas después de abandonar el Hotel Jannat Bloudan.
ALOJAMIENTO: LAWEEL HOTEL – 25milD/Noche
*Puntos a favor: habitación enorme; cama doble muy cómoda; lavabo privado con ducha de agua caliente; buena limpieza; tranquilidad total por la noche; mobiliario moderno; ventana con vistas geniales; wifi rápido; nevera; bomba de calor (la agradecí, porque hacía mucho frío); empleados del hotel muy simpáticos.
*Puntos en contra: ubicación demasiado alejada de Old Akre; el lavabo de la habitación tenía el asiento del WC roto.
Mi primera opción fue el Motel Azadi, pero las habitaciones costaban 50Usd y no estaba dispuesto a pagar ese dineral. Por suerte el encargado de la recepción se portó genial y me sugirió otro hotel más económico situado a solo 100m de distancia (yo pensaba que el Azadi era el único alojamiento de Akre). De entrada me pedían 35milD, aunque tras una dura negociación conseguí un precio más razonable. Nada más instalarme en mi habitación, salí a la calle con ganas de llenar el estómago.
COMIDA: SAFEEN RESTAURANT
En los alrededores del hotel hay varios restaurantes, pero unos amigos del encargado me recomendaron este local y decidí hacerles caso. Todo un acierto, porque fue una cena espectacular. Yo pedí pollo asado con arroz como de costumbre, y para acompañar judías y verduras en salsa (enseñé una foto porque nadie hablaba inglés), y una botella de agua. Pero los camareros no pararon de traer platos a mi mesa y al final, a parte de lo que había pedido, tenía 11 raciones más. Había de todo: sopas, ensaladas, pasta, remolacha, Hummus, trozos de manzana en salsa… Una auténtica locura. En el resto de mesas sucedía lo mismo, así que no recibí ningún tipo de trato especial. Acabé a reventar, y a la hora de pagar… ¡solo 5milD! Sin duda el mejor restaurante de mi viaje por el Kurdistán iraquí.
Después de comer compré víveres en una tienda para solventar la cena y el desayuno. Fue deporte de riesgo, porque tuve que cruzar a oscuras una carretera de dos carriles por sentido con un tráfico constante de vehículos a toda pastilla. Pero bueno, logré sobrevivir, y me encerré en la habitación a leer, escribir y descansar. Aunque Akre estaba sin suministro eléctrico, y por problemas técnicos el generador del hotel no comenzó a funcionar hasta las 20h pasadas.
EL CASCO ANTIGUO DE AKRE
Al día siguiente me desperté tras una noche de sueño impecable. Y cuando miré por la ventana me encontré con una gran sorpresa: después de un montón de jornadas de lluvia y cielos nublados, la mañana había amanecido con un sol radiante. No podía perder el tiempo, así que desayuné galletas y un zumo; preparé la mochila pequeña; y salí al exterior con ganas de explorar Old Akre. Como estaba a 5km de mi hotel, paré un taxi en la carretera y me llevó por 2milD. Esto fue lo más destacado de mi visita:
1. Mirador 1: para empezar subí a una colina situada justo frente a Old Akre y pude contemplar unas vistas geniales del pueblo, con una luz perfecta para la fotografía. Ante mí se extendía un mar de viviendas de coloridas fachadas y los minaretes de diferentes mezquitas. Me recordó a otras poblaciones que visité en Irán, como Masuleh, Palangan o Howraman. En una montaña cercana aparecía pintada la bandera del Kurdistán (con un sol en el centro) y la palabra Peshmerga. En la cima del mirador hay un típico letrero de “I Love Akre”, y allí me encontré un grupo de chavales que se me acercaron para hablar unos minutos.
2. Old Akre: tras hacer montones de fotos bajé hasta el centro del pueblo y llegué a la plaza principal. Presidiendo el lugar hay un antiguo Palacio Otomano. Su fachada es imponente, pero el interior está en ruinas (lo pude ver desde el mirador). Este es el punto de encuentro de los vecinos de Old Akre, que se sientan al sol a charlar o compran en los diferentes comercios. En el centro de la plaza vi un cartel reclamando la independencia del Kurdistán, un niño montado en un burro, y un par de mujeres con burka negro (llevaban la cara tapada con un velo y no se les veían ni los ojos).
Desde la plaza me adentré en las calles del pueblo, subiendo niveles en dirección a la parte alta. De camino me crucé con muchos niños jugando, alguna mezquita, casas otomanas… La mayoría de estas antiguas viviendas están ocupadas por familias de refugiados, que viven en condiciones lamentables. Al final llegué a una iglesia muy bien conservada, una evidencia de la importante comunidad cristiana que un día vivió en Akre. Aunque la puerta estaba cerrada y no pude visitar el interior.
3. Ciudadela: a partir de la iglesia continué cuesta arriba por un sendero de piedra y llegué a la cima de la montaña. Allí crucé los restos de un arco de entrada y aparecí frente a un amasijo de ruinas excavadas en la roca, con formas que dejan intuir depósitos de agua, muros, escaleras, ventanas… También hay alguna cueva oscura donde es necesaria una linterna. Según cuenta la leyenda, aquí se ubicaba el palacio del Príncipe Zeid, construido nada menos que en el siglo VI AC. Aunque algunos expertos aseguran que estas ruinas son los restos de una pequeña comunidad cristiana que vivía aislada en la montaña. En el lugar no había absolutamente nadie y estuve un rato curioseando a mis anchas.
La Ciudadela me permitió disfrutar de unas vistas espectaculares de las montañas. Me hubiera gustado recorrer algún sendero, pero no tenía ninguno señalizado en maps.me y no me quise arriesgar, teniendo en cuenta que en diciembre los días son cortísimos. De regreso a Old Akre pude ver un gracioso burro (me miraba con las orejas de punta) y un halcón volando.
4. Mirador 2: en mi opinión ofrece la mejor panorámica de Old Akre. Se llega caminando hacia el oeste, ganando altura. Y además de las casas se puede ver la Gran Mezquita, con su cúpula y minarete de color blanco. La imagen es preciosa y no me quería marchar de allí. Era como observar un hormiguero. Entre el laberinto de viviendas de repente aparecía una señora caminando, o un vehículo en marcha. El sol a veces se ocultaba tras una nube, pero en general hizo un tiempo perfecto.
5. Cascada Sipe: se trata de un salto de agua de 18m de altura ubicado al este del pueblo. Está dentro de un recinto (el Sipe Resort) y por la mañana la puerta se encontraba cerrada. Cuando regresé por la tarde pensé que tendría que pagar algo, pero me dejaron acceder sin problema. La verdad es que la cascada me sorprendió mucho. Está rodeada de frondosos árboles con hojas de diferentes colores, y cae a una piscina desde la que el agua continúa por un canal artificial. En el recinto hay tiendas y diferentes terrazas para sentarse a comer algo, charlar o tomar té. Tiene que ser un lugar genial en verano, pero cuando lo visité estaba desierto, con sus locales cerrados y basura por todas partes.
Camino de la cascada pasé junto al cuartel de los Peshmergas, con sus paredes exteriores cubiertas de pinturas murales. Pensé que no estaría permitido hacer fotos, pero un policía me dejó. También me crucé con dos chavales que me hicieron algunas preguntas y me pidieron un selfie. Y es que cuando la gente me veía se quedaban mirándome con caras de sorpresa.
En los alrededores de Old Akre es posible realizar excursiones en busca de antiguos templos y cuevas, pero para ello es necesario ir acompañado de algún vecino del pueblo, porque las indicaciones brillan por su ausencia.
REGRESO AL HOTEL
Tras recorrer Old Akre todavía eran las 15.30h, así que decidí caminar los 5km que había hasta mi hotel, pensando que el trayecto estaría entretenido. Pero al cabo de un rato aparecí en un tramo deshabitado donde no me sentí seguro y cambié de opinión. Por suerte en el Kurdistán hay montones de taxis, así que detuve uno y el conductor me dejó en la carretera principal, a apenas 500m del hotel. Precio: 1milD.
Allí pude ver el Campo de Refugiados de Akre. Se trata de un castillo construido en tiempos de Saddam Hussein para torturar y encarcelar rebeldes kurdos. Y ahora se ha convertido en el hogar de unos 1.500 refugiados sirios que llegaron a la zona escapando de la guerra que ha arrasado su país. Yo me acerqué a hablar con el vigilante de la entrada, e hice un par de fotos del exterior. No me planteé acceder al castillo, pero desde fuera se veía un patio central rodeado de las diferentes salas reconvertidas en viviendas, con ropa tendida y gente entrando y saliendo. Este es uno de los campos de refugiados más pequeños de los ocho que hay en el Kurdistán iraquí, donde en total viven miles de personas, con el apoyo económico de la comunidad internacional. La verdad es que impresiona ver este tipo de lugares en directo…
Ya en mi habitación me dediqué a descansar un rato, porque no había parado de caminar en 6 horas. Y más tarde me acerqué al Safeen Restaurant para un nuevo festín. Esta vez no había pollo asado y en su lugar me pusieron trozos de Döner de pollo (pagué 1milD más que la noche anterior). Como el local estaba lleno de gente acabaron en mi mesa dos lugareños que cenaron un plato de Mumbar Dolma (tripas rellenas de arroz, carne picada y una mezcla de verduras y especias). Tenía un aspecto realmente asqueroso (¡y eso que me gustan los callos!). Al salir del restaurante el cielo continuaba despejado, con una luna llena preciosa. Sin duda una gran jornada…
CONCLUSIÓN
Contemplar el casco antiguo de Akre desde alguno de sus miradores es una experiencia fascinante. Además son muy pocos los turistas que visitan este rincón del Kurdistán iraquí, por lo que las oportunidades de contactar con la población local son ilimitadas. Una jornada completa será suficiente para visitar Old Akre, aunque añadiendo otra (y los servicios de un guía o alguien que conozca la zona) es posible realizar alguna ruta a pie por los alrededores y visitar antiguos templos.
Además no te olvides de comer o cenar en el Safeen Restaurant, que con sus abundantes menús y precios económicos se convirtió en el mejor restaurante de mi ruta por el norte de Irak. Y si viajas a Akre desde Erbil te recomiendo hacer un alto y ver el Castillo de Khanzad, que se conserva en un estado excelente.
Si te gustó el post, dale al like (el corazón que hay en la parte superior), deja un comentario con tu opinión, y sígueme en redes sociales