Fuegos que arden sin parar y edificios históricos a escasos metros de yacimientos cubiertos de torres y máquinas extractoras de petróleo
Si no tienes problemas de tiempo y te has quedado con ganas de conocer más rincones de Baku, no te preocupes. Aquí tienes 6 nuevos lugares que te mantendrán ocupado y te permitirán profundizar en la realidad de esta ciudad de contrastes.
Para utilizar el transporte público en Baku te recomiendo adquirir una tarjeta monedero llamada Bakicard. La venden en las taquillas o máquinas expendedoras de las estaciones de Metro, cuesta 2M, y la puedes recargar posteriormente con el importe que consideres necesario. La Bakicard es imprescindible para pagar los viajes en Metro y Autobuses modernos (los de color rojo). A modo de ejemplo, un trayecto de Metro cuesta 0,3M. Yo puse un total de 4M y tuve suficiente para una estancia de 9 días.
MEZQUITA TEZE PIR
De todas las mezquitas que hay en Baku, esta es una de mis favoritas. Fue construida en el año 1914, aunque en el lugar ya había un santuario desde el siglo XIV, con la tumba de Abu Seyid Abdulla, un personaje local muy venerado. Para llegar caminé un cuarto de hora desde la parada de Metro de Nizami, cruzando un barrio realmente auténtico, con viviendas luciendo balcones de madera, pequeños comercios y mucho ambiente.
Teze Pir es enorme y tiene un exterior espectacular, con una imponente fachada llena de detalles y dos altísimos minaretes. Cuando accedí al patio no había casi nadie, y estuve unos minutos haciendo fotos y disfrutando de la atmósfera relajada (mejor luz por la mañana). El interior de la mezquita es precioso, con una sala de oración diáfana donde rezaban varios feligreses, arcos decorados y una cúpula de grandes dimensiones. Además, con el calor que hacía en el exterior, agradecí pasar un rato a la sombra recuperando fuerzas.
Como es habitual, para entrar en la mezquita es necesario descalzarse. Cuando salí, un abuelete me había cogido las zapatillas y las había puesto junto al sitio donde estaba sentado, como si las estuviera vigilando (no sé muy bien de qué). Cuando se las pedí me ofreció un calzador para ponérmelas, y al rechazarlo me dio un par de caramelos. Obviamente esperaba una propina a cambio…
HEYDAR ALIYEV CENTRE
*Horario: 11h – 19h (hasta las 18h los fines de semana) (lunes cerrado)
*Precio: 12M
*Fotografía: ok
Una impresionante construcción de estilo futurista que fue finalizada en el año 2012, al mismo tiempo que las Flame Towers, el otro símbolo de la nueva Baku. Para llegar viajé hasta la estación de Metro de Nariman Narimanov, y desde allí caminé un cuarto de hora. Era la parte central del día y hacía un calor sofocante, pero cuando vi la primera imagen del Heydar Aliyev Centre me olvidé de todo.
Es un edificio alucinante, lleno de formas onduladas y curvas imposibles, en cuyo interior hay un Auditorio, un Museo y diversas salas de exposiciones. Está situado en una inmensa plaza con jardines y estanques que permiten espacio suficiente para obtener fotografías desde todos los ángulos posibles. Y a eso me dediqué durante un buen rato, caminando alrededor del edificio. Había bastantes turistas, pero el recinto es tan grande que quedaban completamente diluidos. También me encontré con varias parejas de novios haciéndose reportajes fotográficos. De vez en cuando aparecía algún vehículo de lujo (imagino que con alguien importante a bordo) y paraba justo en la puerta de entrada del edificio. Como un flamante Porsche custodiado por dos guardas de seguridad.
Se puede acceder al interior del Heydar Aliyev Centre pagando una entrada, pero las exposiciones que había cuando visité el lugar no me llamaron la atención. Y considero que lo realmente interesante está fuera. Por cierto, el nombre del edificio es en homenaje a Heydar Aliyev, el primer Presidente de Azerbaiyán. El país está lleno de enormes carteles con su retrato, y tras su muerte en 2003 ahora es su hijo Ilham quien gobierna, gracias a unas elecciones que muchos observadores internacionales cuestionaron por sus numerosas irregularidades.
BAKU STATE CIRCUS
Los amantes de los antiguos edificios de estilo soviético se llevarán una decepción en Baku. Porque durante los últimos años el gobierno se ha encargado de eliminar casi todas las muestras arquitectónicas relacionadas con su pasado dentro de la URSS. Nada que ver con el festival de arte soviético que esconden las calles de Tbilisi. Aunque por suerte todavía queda una construcción en pie: el Baku State Circus.
Para llegar caminé desde la estación de Metro de Nizami, atravesando un barrio de estilo completamente opuesto al glamour de Baku. Pude ver pequeños comercios, viviendas medio en ruinas, puestos de Döner, una calle llena de tiendas de frutos secos… Un paseo muy entretenido. Al final localicé el edificio que buscaba.
El Baku State Circus es una construcción circular coronada por una cúpula que data del año 1967. El exterior es de estética sobria y muy complicado de fotografiar, ya que está rodeado de edificios a escasa distancia. Aunque a través de las ventanas descubrí detalles que me encantaron En varias de las paredes hay mosaicos soviéticos con curiosas figuras, como una mujer sobre un caballo o unos gimnastas levantando pesas. Y los accesos a la pista están decorados con pinturas de payasos y malabaristas.
Me hubiera encantado entrar, pero todas las puertas estaban cerradas con llave. De hecho, el edificio tenía un aspecto muy abandonado, y la última función se había celebrado hacía 7 meses, con motivo de las fiestas de Fin de Año. Así que el futuro del Baku State Circus es más que incierto. Por una parte me supo mal. Pero por otro me alegré de que no hubiera más espectáculos, porque en el cartel de la última función aparecían fotos de una llama amaestrada, o un mono disfrazado conduciendo una bicicleta…
A escasos metros del Baku State Circus está el Teze Bazar, un mercado cubierto lleno de puestos con todo tipo de productos a la venta: alimentación, electrónica… Por lo visto mucha gente acude aquí a comprar productos gourmet a buen precio, como caviar o azafrán.
MAR CASPIO
Con sus 371mil m2 de superficie, el Mar Caspio es el lago más grande del mundo. En él desembocan ríos míticos como el Volga o el Ural, y separa los países del Cáucaso de la zona de Asia Central. Así que tenía muchas ganas de conocerlo, aprovechando que Baku se encuentra junto a su orilla. Desde lejos la imagen es idílica, con aguas de color turquesa. Pero si te acercas durante un paseo por el Bulvard, verás que el lago está muy sucio, con manchas aceitosas, fruto de las numerosas torres de extracción de petróleo.
Para encontrar una zona menos contaminada hay que viajar hasta Shikhov Beach, una playa situada 12km al sur de la ciudad. Para llegar utilicé el autobús, y el proceso fue muy sencillo: me planté en una parada de la carretera principal que recorre la costa (frente al Museo de la Alfombra); subí al autobús número 125 (de color rojo); y pagué utilizando mi tarjeta Bakicard. De camino a la playa hay algún lugar de interés:
*Yacimiento Petrolífero de Bibi-Heybat: aquí se perforó el primer pozo de petróleo de Baku en 1847. Y con el paso del tiempo el paisaje se transformó en un bosque de torres oscuras. Tan espectacular que James Bond recorría la zona en su coche al principio de la película “The World is not Enough” (1999). Actualmente la actividad ha decrecido, pero todavía se pueden ver bastantes máquinas extractoras de vivos colores en pleno funcionamiento. En teoría las fotos están prohibidas, así que o te conformas con verlo desde el autobús (como hice yo), o bajas y buscas algún mirador estratégico.
*Mezquita Bibi-Heybat: fue construida en 1998, aunque respetando el diseño del antiguo templo erigido durante el siglo XIII por los Shirvanshahs, y demolido por los rusos en 1936. Toda una afrenta, porque este es uno de los lugares más sagrados para los musulmanes azerís, ya que alberga la tumba de Ukeyma Khanum, una descendiente de Mahoma. Mi visita coincidió con un grupo de turistas árabes, y las muestras de fervor eran continuas, con lugareños rezando de rodillas. La mezquita es enorme, aunque lo mejor está en el interior, con una sala que contiene la tumba, decorada con vidrieras de colores, lujosos azulejos y una cúpula verde; y otra destinada a la oración. Una visita muy recomendable.
*Xanlar: se trata de un barrio tradicional situado entre la mezquita y el mar, muy diferente al centro de Baku. Durante mi paseo pude ver casas antiguas, callejuelas estrechas, lugareños charlando, pequeños comercios… Me encantó la atmósfera.
En la mezquita volví a coger el autobús 125 y me llevó hasta Shikhov Beach. Pero a continuación viví una auténtica odisea. Porque la playa está dividida en tramos privados, que pertenecen a restaurantes, clubes, hoteles, centros de ocio… En muchos me exigían pagar 5M por entrar (me negué en redondo); en un lugar me denegaron el acceso porque iba solo y el sitio era para familias (¡?); y en otro directamente me dijeron que no sin mas… Solo hubo un club en el que pude convencer a dos vigilantes para que me dejaran pasar gratis. Y acabé en medio de una playa abarrotada de gente, con música disco a todo volumen, así que me largué al momento. Los pies me ardían de tanto caminar bajo un sol infernal. Y yo que solo quería dar un paseo junto al mar y sentarme a tomar una cerveza fría…
Al final logré encontrar la playa pública, y mi esfuerzo tuvo recompensa. Allí pude contemplar a la gente bañándose con un impresionante bosque de torres petrolíferas de fondo. Una escena realmente fotogénica. Allí estuve charlando un rato con el socorrista y su amigo, que hablaba un inglés muy correcto. Y como no había mucho más que hacer, regresé al centro de Baku. Moraleja: si no tienes ganas de fiesta (o de gastarte 5M), bájate del autobús directamente en la playa pública.
YANAR DAG
*Horario: 10h – 20h (o hasta las 21h los festivos) (de noviembre a abril cierra 2 horas antes)
*Precio: 9M
*Fotografía: ok
Desde la antigüedad Azerbaiyán es conocida como “La Tierra del Fuego”, por varios motivos. Principalmente porque el país cuenta con enormes reservas subterráneas de gas, y a veces la presión provocaba que saliera por alguna fisura del terreno. Así que cuando por cualquier motivo el gas entraba en combustión, se producían misteriosos fuegos que no se apagaban nunca y provocaban el asombro de los viajeros. Por eso el fuego aparece en muchos símbolos del estado azerí (su escudo, las Flame Towers…)
Durante la época soviética la explotación de las reservas de gas provocó la extinción de casi todos los fuegos. Pero en los alrededores de Baku todavía se puede visitar uno. El lugar se llama Yanar Dag, que significa “montaña de fuego”. Aunque cuentan las malas lenguas que las autoridades lo mantienen ardiendo de forma artificial con fines turísticos.
La mayoría de turistas visita Yanar Dag como parte de un circuito organizado por la Península de Absheron; o alquila un taxi para recorrer cómodamente los 18km que hay desde el centro de Baku. Pero yo decidí desplazarme en transporte público, y fue muy sencillo. Tan solo necesité dos etapas:
*Metro: hasta la estación de Azadliq Prospekti (linea verde).
*Autobús: el número 147, de color blanco. Nada más salir de la estación caminé unos metros hasta la avenida anexa, y allí estaba el vehículo esperando (comienza su recorrido en Azadliq). El billete solo cuesta 0,3M y se paga en efectivo (no sirve la Bakicard). El trayecto dura media hora y atraviesa distintos barrios de Baku además de una zona llena de máquinas extractoras de petróleo (algunas a escasos metros de las viviendas). La última parada del autobús es justo la entrada de Yanar Dag, así que no tuve que preocuparme de saber dónde estaba en cada momento.
Otra opción es viajar en Metro hasta la estación de Koroglu, y en la Terminal coger el autobús 217. No la probé personalmente, pero cuando llegué a Yanar Dag vi que este autobús también finalizaba allí su recorrido.
A estas alturas, ya no me sorprendió comprobar que el precio de la entrada es de solo 2M para los lugareños. Una vez en el interior del recinto, me encontré frente a Yanar Dag: una colina de cuya ladera brotan llamas. La verdad es que el lugar impresiona, y en la antigüedad tenían que alucinar. Había bastantes turistas, y por momentos fueron un incordio (mención especial a un numeroso grupo de paquistaníes). Pero con paciencia pude disfrutar del sitio con muy poca gente. A parte del fuego, hay unas escaleras que conducen a una zona desértica de nulo interés. Solo encontré un pobre caballo utilizado para dar breves paseos a los turistas o aparecer en sus fotos.
Consejo fotográfico: visita Yanar Dag por la tarde para tener la mejor luz. O en su defecto de noche, cuando las llamas son más espectaculares.
ATASHGAH MABADI
*Horario: 10h – 20h
*Precio: 4M
*Fotografía: ok
Otro motivo por el que Azerbaiyán era llamada “La Tierra del Fuego” es porque en el pasado había un buen número de seguidores de la religión Zoroastriana. Y estos construían Templos de Fuego (llamados Atashgah) dedicados al dios Ahura Mazda, en los cuales ardía una llama sagrada de forma permanente. Los fieles rezaban dirigiendo su mirada a esa llama, y sus sacerdotes eran llamados Magos (“Magi”), como los tres que fueron a visitar al niño Jesús a Belén. Cualquier seguidor de la serie “Juego de Tronos” verá que las similitudes entre Ahura Mazda y el Señor de la Luz son importantes…
El Zoroastrismo (también conocido como Mazdeismo) es una de las religiones más antiguas de la Tierra. Sus principios fueron predicados por Zoroastro (o Zarathustra) en Asia central, varios siglos antes del nacimiento de Cristo. Y el Imperio Persa la adoptó como religión oficial hasta la llegada del Islam. Como Azerbaiyán formó parte durante mucho tiempo del Imperio Persa, y contaba con numerosos fuegos naturales, es normal que esta religión calara hondo en la zona. Hasta el punto que la principal festividad del país, el Novruz, coincide con las celebraciones de fin de año de los zoroastrianos.
Durante los siglos XVII-XVIII el gobierno iraní persiguió a los zoroastrianos, y muchas familias emigraron al norte de la India, donde son llamados Parsis. En la Península de Absheron se puede visitar un Templo de Fuego. Yo una vez más decidí desplazarme en transporte público, y fue muy sencillo.
Tan solo necesité dos etapas:
*Metro: hasta la estación de Koroglu (línea verde/roja).
*Autobús: el número 184, de color blanco. Tras el recorrido en Metro, salí al exterior (con el cielo cubierto de nubes y una molesta lluvia) y pronto vi una Terminal de Autobuses con un montón de vehículos. En la entrada hay un panel que indica en qué andén para cada autobús, así que no me costó nada encontrar el mío. Subí, ocupé un asiento, y al poco nos pusimos en marcha. El billete solo cuesta 0,5M y se paga en efectivo (no sirve la Bakicard). El trayecto duró media hora y no vi nada destacable. La última parada del autobús es Suraxani, a pocos metros de la entrada del Atashgah, así que no tuve que preocuparme de saber dónde estaba en cada momento.
En la entrada del recinto compré mi billete, y comencé a explorar el lugar. El templo actual data del siglo XVIII, cuando fue reformado por seguidores de la religión Hindú, y dedicado a los dioses Shiva y Ganesh, aunque conserva muchos detalles de la estructura original. Baku era una importante parada de la Ruta de la Seda, y el comercio con la India atraía a numerosos fieles. Dejó de funcionar a finales del siglo XIX, por el inicio de las extracciones petrolíferas a gran escala en la zona, y la pérdida de importancia de la Ruta de la Seda.
El Atashgah Mabadi tiene forma triangular, y está compuesto por un altar central, en el que arde una llama eterna (ahora alimentada de gas artificialmente); y una muralla con diferentes estancias donde vivían los fieles, que ahora contienen objetos antiguos y paneles explicativos en inglés muy interesantes. En algunas salas hay maniquíes representando escenas de la época; en otras pequeños altares… Y sobre las puertas de entrada, relieves con inscripciones. Me sorprendió ver bastantes turistas, así que imagino que este lugar forma parte de los circuitos organizados que recorren la Península de Absheron.
La visita al Templo de Fuego se puede complementar con otra al Castillo de Ramana, situado a 9km de distancia. Cuando salí del templo compré en una tienda un zumo de naranja y una masa rellena de patata (1L); caminé hasta un grupo de taxis; y un conductor me llevó por 5M. La imagen desde la carretera es espectacular, con la torre principal rodeada de una muralla, almenas redondeadas, y una luz perfecta para la fotografía (el cielo ya estaba despejado). Este castillo (al igual que otros esparcidos por la península) data del siglo XII, cuando los Shirvanshahs tejieron una red de torres defensivas para proteger su reino.
Al llegar a la puerta, vi que estaba cerrada con un candado. Pero cuando ya me alejaba del castillo, una señora me llamó de lejos. Vivía en la casa de al lado, y era la encargada de las llaves. Me abrió la puerta, me dijo que podía explorar el lugar a mi antojo, y me dio las llaves (estaba cuidando un bebé). Precio: 3M. Menos mal que pude entrar, porque la experiencia fue alucinante.
Para empezar subí a la torre principal, de 15m de altura. El pasadizo era realmente estrecho y tuve que utilizar la linterna del móvil porque no se veía nada. Además, me encontré con animales muertos, como una paloma o una lagartija. Pero lo peor estaba por llegar: para conectar con las escaleras del tercer y cuarto piso, me tocó caminar sobre unos tambaleantes tablones de madera, a una altura considerable. Lo pasé fatal. Eso sí, una vez en la parte superior de la torre disfruté de unas vistas geniales de los alrededores, con una enorme extensión llena de torres petrolíferas y máquinas extractoras; las casas del pueblo; y una mezquita tradicional.
También pude subir a la muralla que rodea la torre, pero de nuevo a pelo, sin ningún tipo de protección, por unos escalones irregulares. No me extraña que fuera el único turista… Tras la visita pasé por casa de la señora, devolví las llaves y recuperé el cambio (pagué con un billete de 20M).
El regreso a Baku no pudo ser más sencillo. Caminé un par de minutos hasta el centro del pueblo, y encontré parado el autobús número 204, de color blanco. El billete se paga en efectivo (0,3M), y el trayecto hasta la estación de Metro de Koroglu dura media hora. Esta vez viajé mucho más entretenido, atravesando la zona de torres petrolíferas que había visto desde el Castillo de Ramana. El lugar es impresionante, y estuve a punto de bajar a hacer fotos, pero al final me contuve. También pude ver el flamante Estadio Olímpico de Baku.
COMIDA EN BAKU
En Baku las opciones para comer son ilimitadas. Desde pequeños locales de fast food a lujosos restaurantes. Yo visité tres lugares:
Sehrli Tandir
El Sehrli Tandir es un bonito restaurante situado en el Casco Antiguo, recomendado por mi guía de viajes. Allí me senté en una mesa del comedor, y pedí dos platos típicos de Azerbaiyán. Primero, el Düshbara, una sopa con pequeños raviolis rellenos de carne. Y de segundo, el Yarpaq Xinqal, carne picada mezclada con yogurt y cebolla caramelizada, sobre capas de pasta estilo lasaña. Todo riquísimo, aunque acabé a reventar. Para beber, 2 latas de Fanta. Me atendió un camarero realmente simpático. Precio: 20M. A la salida, ya de noche, la zona de Icherisheher ofrecía imágenes de postal, con la muralla iluminada, bares y restaurantes con música, lugareños paseando…
Istanbul Köz Döner Lahmacun
Un local de comida turca cercano al CTH Hostel. Lo visité en varias ocasiones para llenar el estómago con un Döner Dürum, que en Azerbaiyán llaman Shaurma. Para beber una botella de Fanta de 0,5l. Precio: 4M.
Ali Usta Restaurant
Un local con más estilo situado junto al Istanbul Köz. Tiene un comedor enorme y acudí un par de veces para pedir un Döner Sandviç acompañado de una Fanta de 0,5l. Los camareros son ultra serviciales y el wifi funciona de maravilla. Precio: 5M.
CONCLUSIÓN
Baku cuenta con varias atracciones turísticas alejadas del centro que merecen una visita. Además, la capital constituye una excelente base para explorar en transporte público la Península de Absheron. Con lugares tan interesantes como las playas del Mar Caspio; la montaña en llamas de Yanar Dag; o un antiguo Templo de Fuego. Por si fuera poco, de camino pasarás a escasos metros de enormes yacimientos petrolíferos llenos de máquinas extractoras, algo que en otros países del mundo es muy complicado.
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