Frondosos jardines, un mausoleo sagrado y una agradable población de montaña ideal para escapar del caótico centro de Teheran
Si no tienes problemas de tiempo y te has quedado con ganas de conocer más rincones de Teheran, no te preocupes. Aquí van 6 nuevos lugares que te mantendrán ocupado profundizando en la realidad de esta enorme ciudad que mucha gente decide borrar de su recorrido por Irán.
Para moverte por Teheran te recomiendo utilizar el Metro. En una visita de varios días lo ideal es comprar una tarjeta electrónica en cualquier estación. Así evitas hacer cola en las taquillas cada vez que viajas; y de paso ahorras dinero (se paga en función de los kilómetros que recorres). El precio de la tarjeta es de 10milT e incluye 5milT de crédito, mientras que un billete sencillo cuesta 1,2milT. En el Metro hay vagones exclusivos para mujeres; vendedores ambulantes con todo tipo de productos; y lectores magnéticos junto a la salida para pasar la tarjeta (de lo contrario pagarás el equivalente al trayecto más caro, independientemente de donde hayas subido).
ANTIGUA EMBAJADA DE ESTADOS UNIDOS
*Horario: 8.30h – 11.30h / 13h – 17.30h (viernes cerrado)
*Precio: 30milT
*Fotografía: ok
Durante todo su reinado el Shah Mohammad Reza Pahlavi fue un títere en manos de Estados Unidos y Gran Bretaña, que le auparon al poder en 1941 tras derrocar a su padre por negarse a colaborar con ellos en la Segunda Guerra Mundial. Así que cuando el Shah huyó del país en 1979 no es de extrañar que le acogieran los americanos. Esto indignó a la población iraní, que pidió la extradición de Mohammad Reza para ser juzgado por los abusos cometidos. Y cuando Estados Unidos se negó, una horda de estudiantes invadió su embajada y capturó a los 52 funcionarios, que fueron utilizados como moneda de cambio por el Shah. Al final Mohammad Reza se mudó a Egipto, donde moriría de cáncer meses más tarde, y los rehenes fueron liberados tras 444 días en cautiverio.
Hoy día el edificio de la antigua embajada se ha convertido en un museo llamado “U.S. Den of Espionage” (algo así como “nido de espías”), y se pueden visitar algunos de sus rincones más interesantes. Para llegar viajé en Metro hasta la estación de Darvaze Dovlat, y desde allí caminé 5 minutos. Sobre la puerta de entrada todavía aparece el escudo de Estados Unidos, pero a ambos lados hay dos relieves, en uno de los cuales aparece un pie descalzo (presumiblemente iraní) pisoteando la bandera.
En el interior me recibió un guía local (Alí) con un español muy correcto gracias a ver series como La Casa de Papel. Tras unos minutos de charla me condujo a una sala donde me uní a un grupo organizado. En ella Alí nos dio una breve explicación de lo que ocurrió en la embajada y nos puso un vídeo, que curiosamente consistía en un fragmento de un telediario estadounidense de 1979 relatando los hechos. A continuación estuve un rato caminando a mi aire por el edificio. Solo hay una pequeña parte abierta al público, pero lo que vi me dejó satisfecho. Esto fue lo más destacado:
1. Oficinas: con teléfonos y viejas máquinas de escribir, y algún mueble con el emblema de Estados Unidos.
2. Informes clasificados: los funcionarios americanos no tuvieron tiempo de destruirlos y detallan las maniobras que la CIA realizaba en diferentes países del mundo. Los documentos están a la vista y leerlos es fascinante.
3. Glassy Room: una sala donde se mantenían reuniones secretas, rodeada de paneles de cristal y con las paredes forradas de aluminio, para evitar posibles escuchas.
4. Habitaciones de la CIA: protegidas tras una enorme puerta de hierro, con numerosas máquinas codificadoras, ordenadores, y monitores de la época.
5. Pósters: cubren los muros de los pasillos, con graciosos dibujos y lemas en contra de Estados Unidos.
Durante la visita no había demasiada gente, así que pude pasear con tranquilidad y hacer todas las fotos que quise. Además junto a los diferentes objetos hay carteles con explicaciones en inglés. Para acabar, dos apuntes:
*La película “Argo”, ganadora del Oscar en el 2012, narra la historia de 6 funcionarios de la embajada que consiguieron escapar antes de ser apresados. Está basada en una historia real, aunque con muchísimas licencias dramáticas.
*Los muros que rodean la antigua embajada están cubiertos de pinturas murales de temática anti-americana. En septiembre del 2019 el gobierno decidió renovarlas y borró todas, incluida alguna icónica como la Estatua de la Libertad con una calavera en el rostro (que los turistas solían fotografiar junto a una iraní en chador caminando). Las nuevas pinturas se hicieron públicas en noviembre del 2019, coincidiendo con el 40 aniversario de la ocupación de la embajada. Pero como mi visita coincidió en octubre, los muros estaban tapados con plásticos y me quedé sin ver nada.
MAUSOLEO DEL AYATOLLAH KHOMEINI
*Horario: 24h
*Precio: gratis
*Fotografía: ok
Ruhollah Khomeini es una figura clave en la historia moderna de Irán. Desde el exilio fue el líder de la Revolución que acabó con la Dinastía Pahlavi. Y en 1979, tras someterlo a referéndum, fundó la República Islámica, de la que se convirtió en Líder Supremo. Así que cuando falleció 10 años más tarde, el gobierno ordenó la construcción de un Mausoleo acorde a su importancia. Está ubicado en el sur de Teherán. Para llegar viajé en Metro a la estación de Haram Motahhar Emam Khomeini, y caminé unos minutos hasta la entrada.
Desde la distancia el Mausoleo impresiona. Tiene una cúpula dorada rodeada de 4 minaretes; y dos cúpulas más cubiertas de azulejos de color turquesa. En torno al edificio hay una superficie inmensa, con espacio para que aparquen infinidad de vehículos y se congreguen auténticas multitudes.
En el año 2017 tres terroristas irrumpieron a tiros en el Mausoleo y uno de ellos se suicidó con un cinturón de explosivos. Por suerte los policías que vigilaban el recinto los abatieron rápidamente y solo hubo una víctima mortal. Pero desde entonces las medidas de seguridad para acceder al Mausoleo son máximas. Primero tuve que dejar mi mochila pequeña en una consigna situada a unos 200m de la entrada; y después un policía me registró. Además hay que descalzarse como en las mezquitas.
El Mausoleo consta de una sala principal gigantesca, con enormes columnas y un techo cubierto de espejos. En el centro está el sarcófago de Khomeini, protegido por una estructura metálica llamada zarih. Los fieles se acercaban a tocar la estructura, y algunos introducían billetes a modo de ofrenda. Aunque no hay una separación física, la parte derecha es para los hombres y la izquierda para las mujeres (yo me despisté y me llamaron la atención). La atmósfera no es nada solemne y todos los visitantes se hacían selfies, así que pude utilizar mi cámara sin problemas.
A continuación, ya que estaba en la zona, aproveché para caminar hasta Behesht-e Zahra, el cementerio más grande de Irán. Aquí destaca la parte reservada a los mártires que fallecieron durante la Guerra de Irak, con estrechas avenidas donde se suceden miles y miles de lápidas, acompañadas de urnas de cristal con fotos y objetos personales de cada mártir. Todas relatan una historia diferente. A veces veía mujeres solitarias sentadas, cubriendo la lápida con pétalos de flor; o familias enteras charlando y tomando té alrededor. Un lugar realmente emotivo que pone aun más de relieve las trágicas consecuencias del conflicto.
Mi visita al Mausoleo coincidió con un día festivo, el Safar 28, que conmemora la muerte de Mahoma. Y como ya me ocurrió durante la Ashura, en los alrededores había varios puestos ofreciendo comida gratuita a todo el mundo. Primero un abuelete con una bandeja me dio un pequeño plato de plástico, y resultó ser un arroz con leche delicioso (con su canela y todo). Y más tarde en otro puesto cayó un té.
DARBAND
En el pasado Darband era una pequeña aldea de montaña ubicada al norte de Teherán, a 1.800m de altura, pero con el crecimiento imparable de la ciudad se acabó convirtiendo en un barrio más de la capital. Su ubicación es privilegiada, al pie de los Montes Alborz, con aire puro y bonitas vistas. Así que no es de extrañar que sea la zona donde viven las familias adineradas de Teherán, escapando del caos y la contaminación. A nivel turístico Darband no tiene atracciones espectaculares, pero es un lugar ideal para dar un paseo y observar cómo pasan su tiempo libre los iraníes. Para llegar a Darband en transporte público necesité dos etapas:
1. Metro hasta la estación de Tajrish: yo lo cogí en la Plaza Imam Khomeini y tardé media hora. Durante el trayecto puedes relajarte, ya que Tajrish es la última parada de la Línea Roja y no hay riesgo de pasar de largo.
2. En la Plaza Tajrish hay furgonetas que realizan el recorrido hasta Darband. Yo pregunté a un lugareño y me indicó dónde estaban. Al poco de subir el vehículo se llenó de pasajeros y nos pusimos en marcha. Tardamos un cuarto de hora y el billete cuesta 2,5milT. La alternativa es coger un taxi, pero me pedían 20milT y lo encontré demasiado caro.
Una vez en Darband comienza un camino asfaltado que discurre junto al río en constante ascenso. El tramo inicial está abarrotado de cafés y restaurantes. Algunos muy lujosos, con diferentes terrazas y balcones donde se ubican las mesas, atendidas por elegantes camareros. También abundan los puestos que venden fruta confitada.
A medida que avanzas, los locales están cada vez más espaciados y ganan en sencillez. En mi opinión estos son los mejores, con una atmósfera genial, rodeados de bosque, iluminados por decenas de bombillas, y con el sonido del agua de fondo. Los más populares ofrecen divanes situados sobre el río. Eso sí, a pesar de los grupos de patos el agua está llena de basura (un serio problema en Irán). Yo visité Darband un jueves y el ambiente era relajado, pero los fines de semana la zona se llena de gente que acude a comer, tomar té o fumar shisha.
El camino continuó ganando altura, con buenas vistas del valle; las montañas; y Pas-Ghaleh, un fotogénico pueblo con casas tradicionales y una mezquita. Me crucé con muchas chicas con el pelo descubierto que aprovechaban la ausencia de policías. Y burros cargados que los lugareños utilizan para repartir mercancías entre los diferentes locales. Al final decidí dar media vuelta por varios motivos:
*El asfalto desapareció y el sendero se empinó todavía más, convirtiéndose en una ruta de senderismo llena de barro. Y yo no estaba preparado (iba en tejanos y zapatillas de ciudad).
*El cielo se cubrió de nubes grises y la niebla comenzó a envolver las montañas, ocultando las vistas.
Aunque si estás interesado puedes seguir avanzando por esta misma ruta, con dos opciones que pintan bastante bien:
1. Shirpala: un pueblo a 2.750m de altura donde están las Dogholu Waterfalls.
2. Cima del Monte Tochal: con 3.964m de altura. En Shirpala hay un refugio donde se puede pasar la noche, desde el que se tardan unas 4 horas en coronar la montaña.
De hecho me crucé con varios grupos de montañeros equipados con botas de trekking y bastones que parecían regresar de alguno de estos lugares. Si optas por el Monte Tochal te recomiendo utilizar un Telesilla que parte desde Darband y evita toda la zona de restaurantes. Desconozco el precio, pero tratándose de Irán seguro que es baratísimo. Yo regresé a Darband por el mismo camino. Para acabar lo normal hubiera elegir un divan y sentarme a comer en un restaurante, pero ese día andaba con el estómago algo revuelto y preferí dejarlo correr.
SA’DABAD PALACE COMPLEX
*Horario: 9h – 17h
*Precio: 30milT + 30milT (incluyendo White Palace)
*Fotografía: ok
Este enorme recinto compuesto por numerosos jardines y palacios fue la residencia de verano de los monarcas de la Dinastía Pahlavi, y la mayoría de sus edificios se construyeron durante el siglo XX. Los Pahlavi alcanzaron el poder mediante un golpe de estado que derrocó a la Dinastía Qajar en el año 1921. Pero el reinado de sus dos únicos Shahs (Reza Khan y Mohammad Reza) estuvo lleno de polémicas que indignaron a la población. Como su intento de secularizar el país, igual que hizo Atatürk en la vecina Turquía. O las constantes intromisiones de Estados Unidos y Gran Bretaña, que controlaban los yacimientos petrolíferos de Irán. El Ayatollah Khomeini supo capitalizar desde el exilio el descontento de la gente. Y tras una serie de masivas huelgas y manifestaciones, en 1979 Mohammad Reza se vio obligado a abandonar el país, que se convirtió en una República Islámica.
El Sa´dabad tiene dos puertas de entrada:
*Sur: para llegar hay que coger el Metro hasta la estación de Tajrish. Desde allí hay 1,5km hasta la entrada, que se pueden cubrir a pie o en taxi.
*Norte: junto a la Plaza Darband. Se llega desde la estación de Tajrish, en furgoneta o taxi. La ventaja de esta entrada es que permite realizar la ruta por el Sa´dabad cuesta abajo.
Yo visité el Sa´dabad después de Darband, y solo tuve que caminar un cuarto de hora hasta la puerta Norte. No hay ningún tipo de indicación en inglés, pero pregunté a unas chicas y me confirmaron que estaba en el lugar correcto. Al igual que en el Palacio de Golestan, la entrada básica solo permite acceder al recinto, y las visitas a cada edificio se pagan a parte. Tras comprar mi billete un policía registró mi mochila pequeña y pude continuar. Los jardines del Sa´dabad son realmente bonitos, con árboles enormes, coloridas flores, y cuervos revoloteando. Y está atravesado por el río, que bajaba con mucha fuerza. Por todas partes había bancos con parejas charlando o familias de picnic (cualquier lugar es válido para los iraníes). Durante mi visita el ambiente era otoñal, con zonas cubiertas de hojas secas y una fría brisa.
En el Sa´dabad hay un montón de edificios. Estos fueron los que más me gustaron:
1. White Palace: el único que visité. Es el lugar donde vivía el Shah Mohammad Reza con su mujer Farah Diba. Se trata de un edificio blanco de forma rectangular y dos pisos de altura, con un exterior bastante sobrio. Junto a la entrada había una estatua de grandes dimensiones del Shah, pero las revoluciones siempre la toman con las efigies de los líderes derrocados y ahora solo quedan las botas.
En el interior hay dos enormes vestíbulos que dan acceso a las diferentes salas. El de la planta baja tiene el techo decorado con relieves muy elaborados; y el del primer piso tiene cuatro coloridos frescos con escenas de la mitología persa. No me hizo ninguna gracia comprobar que todas las salas están protegidas por cristales, que crean reflejos y dificultan la fotografía. Aun así vi alguna interesante, como el comedor; o el dormitorio del Shah, con una piel de tigre en el suelo. En el White Palace me encontré con un montón de iraníes y a veces fueron un agobio.
2. Green Palace: dicen que el interior merece la pena, con una espectacular habitación cubierta de espejos. Pero ya había visto unas cuantas salas de este estilo en el Palacio de Golestan y me limité a contemplar el exterior.
3. Shams Palace: este palacio era la residencia de la hermana del Shah y en la actualidad contiene el Museo Textil. En mi opinión es el más fotogénico, de estilo neoclásico, con una fachada llena de columnas y una torre en un extremo. Tampoco visité el interior.
El resto de edificios albergan varios museos: Militar, Etnográfico, Bellas Artes, Historia Natural… Hay para elegir, así que todo depende de los gustos de cada uno.
La residencia habitual del Shah Mohammad Reza se encontraba en el Niyavaran Palace Complex, situado al norte de Teherán. También está abierto al público, pero ya había cubierto mi cuota de palacios en Teherán y no lo visité. Cuando salí del Sa´dabad por la Puerta Sur me sorprendió ver una fuerte vigilancia, con alguna calle cortada y garitas con soldados. Más tarde me enteré del motivo: a escasa distancia está la residencia del actual Presidente de la República (no confundir con el Líder Supremo).
TORRE AZADI
*Horario: 9h – 18h (sábado cerrada)
*Precio: 25milT
*Fotografía: ok
Esta innovadora torre fue inaugurada en el año 1971, durante las celebraciones con motivo del 2.500 aniversario de la fundación del Imperio Persa por Ciro el Grande. Tiene forma de Y invertida y 45m de altura, y en un principio se llamaba Torre Shayad, porque se construyó por orden del Shah Mohammad Reza Pahlavi. Pero los líderes de la Revolución le cambiaron el nombre a Azadi (que significa “Libertad”). La torre se encuentra al oeste de Teherán. Para llegar viajé en Metro, me bajé en la estación Meydan-e Azadi y caminé 10 minutos hasta la plaza. Eso sí, hay que cruzar dos avenidas de varios carriles donde no paran de pasar vehículos y me costó un mundo. Ser peatón en Teherán es una toda una aventura…
Por lo menos mereció la pena el esfuerzo. La torre está cubierta de placas de mármol blanco y ofrece una imagen espectacular. Primero la contemplé desde la distancia, rodeada de jardines y fuentes (apagadas). Y después me fui acercando, haciendo fotos desde todos los ángulos posibles. Tuve mucha suerte, porque el día estaba nublado, pero justo cuando llegué a la torre apareció el sol un rato y disfruté de una luz perfecta. A mi alrededor había abueletes con cámaras ofreciéndose para fotografiar a la gente, o vendiendo té; y grupos de chavales haciéndose selfies.
Es posible acceder al interior de la torre por una entrada subterránea y subir hasta la terraza superior, pero por error la visité un sábado (el día de la semana que cierra). De todas formas tampoco estaba muy convencido, porque no me interesa la ingeniería de la torre, y las vistas desde la terraza no son nada del otro mundo. Así que tras un rato explorando la zona me marché.
PUENTE TABIAT
Este moderno puente de 270m de longitud fue inaugurado en el año 2014 para conectar los parques de Taleghani y Abo–Atash, que hasta el momento estaban separados por una autopista con un intenso tráfico. Para llegar utilicé el Metro hasta la estación de Shahid Haghani, y en apenas 5 minutos ya estaba en el Parque de Taleghani. Tiene numerosos senderos que atraviesan un bosque muy atmosférico, con árboles llenos de cuervos y lugareños de picnic o dando un paseo. Yo me dediqué a buscar algún lugar para contemplar una panorámica del puente, pero la vegetación me tapaba las vistas y tuve que desistir.
Uno de los caminos me llevó hasta el enorme Puente Tabiat, con dos niveles y varias plataformas de observación. Constituye un popular punto de encuentro donde los habitantes de Teherán se sientan a charlar y los más jóvenes buscan pareja. Como visité el puente el Safar 28 (día festivo) había un gran ambiente. A mi alrededor pude ver a muchas chicas con tiritas en la nariz tras haberse operado (algunas muy jóvenes); y hasta aproveché para hacerme una foto con un par de soldados iraníes.
Al otro lado del puente está el Parque Abo-Atash. Allí continué avanzando por una avenida peatonal en busca de la panorámica del puente, y al final conseguí una medio decente metiéndome entre unos arbustos espinosos. También pasé junto a un recinto con varios restaurantes; y un espectacular Planetario. Cuando hace buen tiempo, desde el Puente Tabiat es posible contemplar los Montes Alborz en la distancia. Pero el día que fui estaba nublado, con una bruma que tapaba las vistas.
COMIDA EN TEHERAN
En la capital ocurre lo mismo que en el resto de Irán: los restaurantes no abundan y en muchos casos estaban demasiado lejos de la zona donde me alojaba. En cambio hay locales de fast food por todas partes, así que cuando encontré uno que me gustó lo visité casi a diario.
Khan Kebab
Situado junto a la Plaza Imam Khomeini, se trata de un sencillo local de kebabs con solo 4 mesas, muy frecuentado por lugareños. Yo acudía por la tarde, tras una jornada de visitas, y siempre pedía un Kebab de pollo (trozos o pequeños muslos) acompañado de arroz, tomates a la brasa, pan delicioso (lo hacía un chaval allí mismo en un horno de leña) y agua o Coke. La comida estaba riquísima, el precio 28milT (poco más de 2€), y los camareros muy agradables.
Calle Bab Homayoon
Se trata de una avenida peatonal que comienza junto a la estación de Metro Imam Khomeini y está flanqueada por todo tipo de puestos de comida, con mesas para sentarse (y gatos esperando lo que caiga). Yo visité alguna vez un puesto de Döner donde compraba Shawarmas de Pollo enormes por 25milT.
CONCLUSIÓN
Teheran es una ciudad tan grande que con paciencia no es difícil encontrar lugares interesantes alejados de sus espantosas avenidas principales. Si buscas una atmósfera relajada te recomiendo los bosques de Darband; los jardines y palacios del Sa´Dabad; el Puente Tabiat; o el cementerio de Behesht-e Zahra. Aquí el ruido del tráfico desaparece y estarás rodeado de árboles, pájaros y familias iraníes paseando en busca de un rincón para sentarse a picar algo y tomar té. Aunque si lo prefieres también puedes visitar edificios icónicos de la capital, como la imponente Torre Azadi, el Mausoleo del Ayatollah Khomeini, o la antigua Embajada de Estados Unidos.
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