Un oscuro búnker de la época comunista, un interesante museo de historia y una plaza gigantesca rodeada de monumentos
Ubicada en el centro del país, Tirana es la capital de Albania y su ciudad más importante. La fundaron los Otomanos en el año 1614, aunque no tuvo especial relevancia hasta que en 1920 se convirtió en la nueva capital, en detrimento de Vlorë. El régimen comunista llevó a cabo diferentes proyectos urbanísticos que arrasaron el Casco Histórico de Tirana, incluido el Antiguo Bazar y la Catedral Ortodoxa. En su lugar se amplió la gigantesca Plaza Skanderbeg y se construyeron bloques de pisos y edificios modernistas, como el Palacio de Cultura o el Museo de Historia.
Durante décadas Tirana fue una ciudad gris y triste, cerrada al mundo exterior. Pero hoy día ofrece un aspecto completamente distinto, con animados cafés, zonas peatonales y coloridas fachadas, gracias en buena parte a las medidas adoptadas por Edi Rama, alcalde de Tirana en el periodo 2000 – 2011. Entre sus atracciones turísticas estos son los 5 lugares de interés que considero imprescindibles:
PLAZA SKANDERBEG
Es la plaza principal de Tirana. Fue construida en 1917 durante la época del Imperio Austro-Húngaro y ampliada significativamente en los años 60 por el régimen comunista. Aunque su aspecto actual se debe a las últimas reformas realizadas en el 2017, que convirtieron la plaza en el mayor espacio peatonal de los Balcanes, con una superficie de 40mil m2. A su alrededor hay varios edificios interesantes:
1. Estatua de Skanderbeg: al principio la plaza estaba presidida por una estatua de Stalin, al que Enver Hoxha admiraba y consideraba el último líder comunista auténtico de la URSS. Tras su muerte en 1952 ambos países se fueron distanciando poco a poco, y en 1968 la estatua acabó sustituida por otra donde aparece el héroe nacional Skanderbeg en su caballo, como homenaje en el 500º aniversario de su fallecimiento.
Por cierto, en la Plaza Skanderbeg también había una estatua de Enver Hoxha, pero en 1991, durante los últimos días del comunismo, fue derribada por una multitud, marcando el comienzo de una nueva era.
2. Palacio de Cultura: data de 1963 y es un enorme edificio rectangular de estilo modernista que alberga el Teatro Nacional de Ópera y Ballet, y la Biblioteca Nacional. Frente a la entrada hay bancos donde la gente se sienta a descansar y un café con una animada terraza.
3. Mezquita Et’hem Bey: fue construida en 1821 y en el exterior destacan un pórtico cubierto por un tejado de madera y su minarete blanco. Las paredes están llenas de coloridos frescos (tanto dentro como fuera) donde aparecen plantas, flores y edificios antiguos. Es posible acceder a la sala de oración y hacer fotos cuando no está activa. En su día en la Plaza Skanderbeg había otras 2 mezquitas, pero una quedó arrasada tras la Segunda Guerra Mundial y otra fue demolida para dejar espacio al Palacio de Cultura.
4. Banco Nacional: inaugurado en 1938, su imponente fachada de ladrillo está decorada con varios relieves. En el interior hay un mosaico enorme de la misma época. Para verlo hay que visitar el Museo, que solo abre de martes a jueves, de 9h a 15h.
5. Ministerios y Ayuntamiento: Albania estuvo ocupada por los Italianos entre 1939 y 1943, aunque Mussolini tenía pensado quedarse mucho más tiempo. Estos edificios de estilo Neo-renacentista son obra de ese periodo. Sus fachadas tienen formas curvas, vivos colores y relieves que representan rostros humanos, estrellas y el casco de Skanderbeg (rematado por una cabeza de cabra montesa, símbolo de fuerza). Hoy día aun albergan organismos oficiales y en todos hay agentes vigilando, aunque pude hacer fotos sin problema.
6. Torre del Reloj: fue construida en 1822 por los Otomanos, aunque a lo largo del tiempo ha experimentado diferentes reformas. En su día era el edificio más alto de Tirana, con 35m de altura, y actualmente es posible subir hasta un balcón para contemplar el centro de la ciudad. La entrada cuesta 200L y me atendió una mujer muy simpática con la que estuve charlando unos minutos. A continuación enfilé unas escaleras que ascienden en espiral y alcancé el balcón, tan estrecho que apenas me podía mover. Las vistas me gustaron, con la Plaza Skanderbeg, diferentes monumentos y las montañas de fondo. Pero alrededor se estaban construyendo varios edificios modernos que era imposible esquivar y me estropeaban la mayoría de fotos.
Nota: según pude leer, la mejor panorámica de Tirana se obtiene desde el Sky Tower Hotel, situado a unas calles de la Plaza Skanderbeg. Cuenta con un bar giratorio en el piso superior que ofrece vistas de 360º. Yo me acerqué, pero en la recepción me dijeron que el bar estaba cerrado por reformas, así que no lo pude comprobar. Una pena.
CALLE MURAT TOPTANI
Es la principal calle peatonal de Tirana, flanqueada por frondosos árboles que en verano permiten escapar un rato del sol. Tiene numerosos cafés, algunos de diseño, con enormes terrazas y música indie; y otros más acogedores, con espacios minúsculos y mobiliario antiguo. Durante mi recorrido también vi un puesto que vendía cuadros.
La calle Murat Toptani pasa junto a las ruinas del Castillo de Tirana. Fue construido en el siglo VI por Justiniano el Grande, monarca del Imperio Bizantino (de ahí que también se conozca como Fuerte de Justiniano). En esa época el castillo era el epicentro de la ciudad y continuó utilizándose durante la Edad Media, aunque los restos actuales son obra de los Otomanos. Sus últimos propietarios fueron los miembros de la poderosa familia Murat Toptani (por eso el nombre de la calle), que lo ocuparon en 1798. Pero en 1832 una serie de revueltas populares se extendió por todo el país y los Otomanos ordenaron la destrucción de todos los fuertes, incluido el de Tirana.
Hoy en día se conservan los muros exteriores y algunos cimientos. Dentro del recinto hay un centro comercial al aire libre con lujosas tiendas, puestos de souvenirs y modernos restaurantes donde se reúne la clase adinerada de Tirana.
MUSEO NACIONAL DE HISTORIA
*Horario: 9h – 16h (los domingos de 10h a 15h) (lunes cerrado)
*Precio: 500L
*Fotografía: no
Este gigantesco edificio está en la Plaza Skanderbeg pero merece un apartado especial. Fue inaugurado en el año 1981 y su fachada luce un mosaico de estilo comunista titulado “Los Albaneses” donde aparecen diferentes personajes correspondientes a las principales etapas de la historia del país. Por desgracia durante mi visita el mosaico se encontraba en restauración, cubierto por una lona, y no lo pude ver (la fotografía que incluyo no es mía).
El Museo consta de las siguientes partes:
1. Antigüedad: ocupa la planta baja del edificio y es sin duda la estrella del conjunto, abarcando desde la Prehistoria hasta el Imperio Romano. Entre los objetos expuestos destacan ánforas griegas decoradas con dibujos; esculturas de gran belleza; estelas funerarias con relieves; y dos espectaculares mosaicos (uno descubierto en Durrës y otro en Mesaplik). Hay numerosos carteles con explicaciones en inglés, y me hizo gracia comprobar los esfuerzos de sus redactores por presentar a la población Albanesa como descendientes directos de los Ilirios (algo muy conveniente durante el régimen comunista).
2. Edad Media: está en el primer piso y fue una auténtica decepción. Solo hay dos carteles con información muy genérica; y una serie de objetos sin orden aparente y escaso interés, a parte de algún relieve y un par de libros antiguos. Una sección está dedicada a Skanderbeg.
3. Historia Moderna: distribuida en el segundo piso, se divide entre el Renacimiento Albanés y la Independencia del Imperio Otomano. Incluye fotografías de los protagonistas, documentos, armas, banderas… En esta planta también hay una sección dedicada a la Guerra contra el Fascismo; y otra con Iconos procedentes de varias iglesias. Pero ambas estaban cerradas por obras.
4. Varios: para acabar, el Museo dedica un apartado a la Madre Teresa de Calcuta, que a pesar de haber nacido en Skopje pertenecía a una familia Albano-Kosovar (ambos países se disputan el merchandising de la monja). Básicamente se trata de fotos y documentos. Otra sala se centra en los Horrores del Comunismo, donde hay objetos personales de las víctimas (ropa, cartas, armas…) y duras imágenes de cadáveres.
Las diferentes partes del Museo incluyen murales y relieves de estilo comunista que representan escenas de la historia de Albania. En general me gustó bastante y estuve más de 2 horas, aunque si vas justo de tiempo te recomiendo centrarte en la planta baja. Yo apenas me crucé con gente, disfrutando de un ambiente muy relajado. Además, aunque hay avisos que prohíben la fotografía solo vi una señora vigilando en cada planta y no estaba muy atenta, así que hice las que quise.
GRAND PARK
Se trata del principal parque de Tirana, con casi 3km2 de superficie, y es un lugar muy frecuentado por los habitantes de la capital, que acuden a pasear, hacer deporte o sentarse a tomar un café en alguna de sus terrazas. Fue inaugurado en el año 1956 y cuenta con un enorme lago artificial, además de numerosos senderos que discurren entre una gran variedad de árboles y plantas. El Grand Park comienza en el extremo sur del Bulevar Dëshmorët e Kombit, detrás de la Universidad de Tirana, y llegué caminando desde la Plaza Skanderbeg.
Yo me centré en la zona del lago, donde hay rincones realmente fotogénicos y montones de patos. No son nada tímidos y mientras recorría la orilla uno de ellos salió del agua y se me acercó moviendo la cola para que le diera comida. También vi varios cisnes.
Además del lago en el Grand Park hay estatuas que homenajean a personajes destacados de Albania; la Iglesia de San Procopio, construida en 1945; un Zoo; y un Jardín Botánico. También alberga el Palacio Presidencial, que fue encargado por el rey Zog I en 1936, aunque la invasión de los Italianos no le permitió verlo acabado. Enver Hoxha lo utilizó para recepciones oficiales, y hoy día es la residencia del Presidente de Albania. Su exterior es muy sencillo y la verdad es que no tiene ningún interés turístico.
BUNK’ART
*Horario: 9h – 16h (lunes y martes cerrado) (en verano abre todos los días de 9h a 18h)
*Precio: 500L
*Fotografía: ok
La salida de Albania del Pacto de Varsovia por discrepancias con la URSS y la mala relación con sus vecinos (Yugoslavia y Grecia) hizo que Enver Hoxha viera cada vez más cercana una posible invasión. Así que en 1968, tras una visita a Korea del Norte, puso en marcha un proyecto que implicó la construcción de miles de búnkers y su distribución por todo el país para que la población defendiera el territorio. Y de forma paralela se creó en las afueras de Tirana un gigantesco refugio subterráneo para proteger a los líderes del partido comunista (incluido el propio Hoxha) y la cúpula del ejército.
El refugio fue inaugurado en el año 1978 y sus dimensiones impresionan: 2.700m2 de superficie con más de 100 salas distribuidas en 5 niveles preparadas para resistir todo tipo de ataques (bombas, armas químicas, misiles nucleares…). Al final las instalaciones nunca se tuvieron que utilizar y tras la caída del régimen comunista el lugar quedó abandonado, hasta que en el 2016 abrió al público.
El acceso al refugio es realmente atmosférico: primero caminé por un larguísimo túnel de cemento con una música inquietante de fondo; después compré el billete en la taquilla; a continuación recorrí un sendero hasta la entrada, pasando junto a misteriosas estructuras; y por último crucé una puerta metálica con una estrella roja y me interné en las entrañas de Bunk’Art. La visita se realiza por libre y en total dediqué 2 horas a explorar sus túneles (y porque era la hora de cerrar si no me quedo más tiempo). Esto fue lo más destacado:
1. Salas de descontaminación: situadas junto a la entrada, con una ducha para limpiar a cualquiera que accediera al refugio desde el exterior en caso de un ataque con armas químicas o nucleares.
2. Habitaciones de Enver Hoxha: tras cruzar varias compuertas de cemento y metal que sellaban el complejo accedí a 4 estancias destinadas al Presidente de Albania. Consisten en un despacho, una sala de estar, el dormitorio y un cuarto de baño, que conservan infinidad de detalles: hay muebles antiguos; el suelo está enmoquetado y las paredes forradas con fibra de madera; una vieja radio emite un programa de la época; y levantando un teléfono se puede escuchar la voz de Hoxha.
3. Exposición: 12 de las salas repasan una parte de la historia de Albania, desde la invasión de Italia en 1939 hasta la caída del régimen comunista. Hay montones de fotografías, objetos antiguos y carteles con detalladas explicaciones en inglés. Un buen complemento del Museo Nacional de Historia.
4. Sala de actos: tiene capacidad para 200 personas, con filas de butacas rojas e incluso palcos destinados a los altos cargos. Una auténtica locura. Por unos momentos me olvidé de que estaba en un refugio subterráneo.
5. Sala de filtros: equipada con varios tubos y mecanismos que actuaban como una máscara de gas gigante, limpiando el aire que entraba en el búnker en caso de contaminación exterior.
Pero en el refugio hay mucho más: las habitaciones de Mehmet Shehu (el Primer Ministro de Albania), similares a las de Hoxha; una sala de comunicaciones; máscaras de gas (incluso una para caballos); obras de arte vanguardista… Al principio me crucé con otros visitantes, pero durante la última media hora estuve prácticamente solo, caminando por larguísimos túneles y salas oscuras. Parecía el escenario de una película de terror. Fue toda una experiencia.
Bunk’Art está situado cerca de la Estación Inferior del Dajti Ekspres, así que lo ideal es visitar el Monte Dajti el mismo día para aprovechar el tiempo.
Nota: en el centro de Tirana también se puede entrar en Bunk’Art 2, un búnker mucho más pequeño que contiene una exposición sobre el Sigurimi (el Servicio de Inteligencia Albanés).
ALOJAMIENTO EN TIRANA
En total estuve 8 días en Tirana y me alojé en el mismo sitio:
Nina Guest House – 14€/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; limpieza extrema; ubicación perfecta, a 10 minutos a pie del centro; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; lavadora gratuita (me vino genial); familia propietaria (Marin y sus padres) muy amables; precio.
*Puntos en contra: camas individuales; baño compartido; sin calefacción (hacía mucho frío).
El Furgon que cogí en Shkoder me dejó en la Terminal Norte de Tirana, y desde allí viajé en un autobús urbano hasta las inmediaciones de la Plaza Skanderbeg (40L). Después caminé hasta Nina Guest House, donde me recibió Marin. Fue la única vez que le vi y en días posteriores hablé con su padre (en francés). La familia vive en la planta baja pero apenas hacía ruido y acabé muy satisfecho. De entrada reservé 4 noches a través de Booking y después alargué mi estancia 4 noches más directamente con los dueños, aunque el precio no varió.
CONCLUSION
Tirana fue toda una sorpresa. Yo me esperaba una moderna capital similar a otras que había decidido no visitar en mi viaje por los Balcanes, como Podgorica o Pristina, pero en su lugar descubrí una ciudad con numerosos lugares de interés. Eso sí, durante mi recorrido Tirana se encontraba patas arriba, con obras y edificios en construcción por todas partes; y atracciones cerradas (me dolió especialmente no poder contemplar Piramida). En el post incluyo los 5 sitios que merece la pena conocer, aunque estas listas tienen un componente subjetivo importante y están abiertas a debate. A lo mejor no te atrae la idea de visitar el Museo Nacional de Historia y prefieres pasar más tiempo callejeando o explorando sus mercados. Todo es cuestión de gustos…
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