Una red de Metro con paradas que son auténticas obras de arte, un mercado de alimentos bajo una gigantesca cúpula y las celebraciones del Nowruz
Tashkent es la capital de Uzbekistán y la ciudad más grande de Asia Central. A pesar de tener un aspecto moderno sus orígenes se remontan al siglo II AC, cuando surgió un modesto asentamiento en el valle del río Chirchiq, cerca de la frontera de Kirguistán. Con el tiempo fue creciendo y cambiando de manos entre los diferentes imperios y kanatos que dominaron la zona. En 1865 el general Cherniayev consiguió conquistar la ciudad con un ejército de tan solo 3mil soldados y la incorporó al Imperio Ruso, que continuó expandiéndose hacia el sur hasta que chocó con los intereses de Gran Bretaña. Y dos años después Tashkent se convirtió en la capital del Turquestán Ruso, una región subdividida posteriormente en 5 repúblicas soviéticas conocidas popularmente como los «istanes”.
En comparación con otras ciudades históricas de Uzbekistán como Samarkand o Bukhara, las atracciones turísticas de Tashkent no son tan llamativas. Pero aun así, si dispones de tiempo hay varios lugares que merecen una visita, entre los cuales destaco estos 5, además de narrar mi experiencia durante la celebración del Nowruz.
BAZAR DE CHORSU
Chorsu es el mercado más grande y popular de Tashkent. Está ubicado en el Casco Antiguo y lleva funcionando de manera casi ininterrumpida desde el siglo XIII. En el pasado a su alrededor había centenares de viviendas tradicionales hechas de adobe y antiguas mezquitas. Pero en el año 1966 un terremoto arrasó el centro de la capital, dejando sin hogar a 250mil personas. Según los datos oficiales solo 15 perdieron la vida, aunque hay muchos expertos que ponen en duda esta cifra.
A continuación el gobierno comunista dio luz verde a un macro-proyecto de reconstrucción que se llevó por delante otra parte del Casco Antiguo para dar paso a las amplias avenidas y enormes bloques de pisos característicos de la arquitectura soviética. En la actualidad todavía es posible ver algún barrio que se conserva más o menos intacto, pero Tashkent no es ni mucho menos el lugar ideal para descubrir cómo era Uzbekistán hace siglos.
El elemento más icónico del Bazar de Chorsu es su gigantesca cúpula de color turquesa, con 30m de altura y 80 de diámetro, añadida tras el terremoto. El mercado tiene dos niveles: en la planta baja hay puestos de carne, especias, productos lácteos y encurtidos; y en el primer piso se venden frutos secos (con encargados muy insistentes) y es posible disfrutar de una gran panorámica del mercado. En el exterior, siguiendo el contorno de la cúpula, hay otras zonas cubiertas con puestos de fruta, verduras, pan, kurut (unas bolitas de queso muy populares en Asia Central), artesanía… Y vendedores particulares buscándose la vida, sentados en el suelo o junto a camiones cargados de verduras. Por todas partes hay transportistas con viejas carretas de madera y niños de etnia gitana pidiendo limosna.
Mi visita a Chorsu coincidió con la hora de comer y decidí probar algún plato típico. Los puestos de comida se concentran en Ovgat Bozari, un recinto no muy lejos de la cúpula. La verdad es que pasé mucho tiempo buscándolo y al final di con él de casualidad, cuando ya me marchaba resignado pensando que a lo mejor estaba cerrado de forma temporal por la crisis del coronavirus. Menos mal, porque fue una gran experiencia.
Nada más llegar me vi rodeado de alimentos exóticos y como tampoco aprecié excesivas diferencias entre los puestos elegí uno al azar, donde me atendieron unas señoras muy simpáticas. Yo pedí Hasib (trozos de morcilla en un bol con caldo y cebolla); Shashlik (kebab) de cordero; medio Non (el pan tradicional de Uzbekistán, con forma redonda); y un té con limón. A continuación me senté en una zona con mesas familiares, rodeado de lugareños; y en cuestión de segundos llegaron los platos. El Hasib estaba riquísimo y la carne del kebab se deshacía en la boca. Una auténtica delicia. Además solo pagué 35milS (menos de 3€). Las señoras me hicieron sentir genial, sin parar de sonreír y preguntarme cosas. Si visitas el Bazar de Chorsu es una parada imprescindible.
ARTE ISLAMICO
Esparcidos por el centro de Tashkent hay una serie de interesantes monumentos islámicos que constituyen un buen anticipo a lo que aguarda en las ciudades históricas. Estos son los 3 lugares que recomiendo:
1. Plaza Hazrat Imam (o Khast Imam): se encuentra al norte del Bazar Chorsu y es un sitio muy agradable para dar un paseo o sentarse a observar a la gente. Durante mi visita había numerosas familias (una se acercó a hablar conmigo) y grupos de niños jugando con sus bicis y cometas. En un extremo de la plaza destaca la Mezquita Hazrat Imam, la más grande de Tashkent, construida en el año 2007. Su entrada está flanqueada por dos minaretes de 54m de altura y dos cúpulas de color turquesa.
En el otro extremo se levanta la Madrasa Barak Khan, una escuela islámica del siglo XVI con una portada (Iwan) imponente y dos cúpulas que acogía a grupos de estudiantes. Hoy día sus antiguas habitaciones están ocupadas por tiendas de souvenirs distribuidas alrededor de un patio. Por último, en un lateral de la plaza se puede visitar la Biblioteca Muyi Mubarak, que supuestamente guarda el Corán más antiguo del mundo (varios expertos no comparten esta afirmación). Y la Mezquita Tellya Sheikh, que data de mediados del siglo XIX y era el principal lugar de oración de Tashkent.
A poca distancia de la Plaza Hazrat Imam me llamaron la atención las obras del gigantesco Center of Islamic Civilization, rematado por una elaborada cúpula. Cuando esté acabado constará de un museo, una biblioteca, salas de exposiciones, y un centro de investigación. Y albergará el famoso Corán, que ocupará un lugar estelar en el interior del complejo. Para dar cabida a este edificio se ha destruido una parte del Casco Antiguo de Tashkent, y entre las vallas metálicas que rodeaban las obras pude ver numerosas viviendas de adobe en ruinas.
2. Madrasa Kulkedash: data del siglo XVI y es uno de los pocos edificios religiosos que sobrevivió al terremoto de 1966. Tiene una bonita portada y dos minaretes lujosamente decorados. En tiempos de la Unión Soviética la Madrasa se utilizó como museo, pero tras la independencia volvió a recibir estudiantes. Durante mi visita el interior del edificio se encontraba en obras, aunque el vigilante me dejó asomarme al patio. Cerca de la Madrasa está la Mezquita Juma, ubicada sobre un montículo. Desde ella se pueden contemplar buenas vistas del Bazar de Chorsu, con su cúpula emergiendo entre docenas de puestos.
3. Mausoleo de Sheikhantaur: un sencillo edificio con una cúpula turquesa donde se encuentra la tumba de este santo local que vivió durante el siglo XIV. Está escondido entre enormes edificios de viviendas y oficinas, y me costó muchísimo dar con la puerta de acceso.
Tras la muerte de Sheikhantaur otros personajes destacados de Tahskent decidieron ser enterrados junto a él, pero hoy día solo se conservan otros dos mausoleos. Uno es el de Kaldirgach Bey, a escasos metros, con un tejado de forma cónica. El otro pertenece a Yunus Khan, un descendiente del propio Genghis Khan fallecido en el siglo XV. Es el mausoleo más lujoso, pero pertenece al recinto de la Universidad Islámica y los vigilantes no me dejaron entrar, así que me tuve que conformar con ver su magnífica portada.
METRO
El Metro de Tashkent es uno de los más bonitos del mundo, y sus elegantes estaciones son un auténtico festival de relieves y mosaicos. Las obras comenzaron en tiempos de la URSS y la primera estación fue inaugurada en 1977. Hasta el año 2018 la fotografía estaba prohibida porque el Metro todavía formaba parte de la red de instalaciones militares del país (en el hipotético caso de un ataque nuclear era el refugio subterráneo designado para la población). Pero por suerte esta situación anacrónica ya es historia y se pueden hacer fotos sin problema.
Los billetes se compran en la taquilla de cada estación y cuestan 1.400S, independientemente del número de paradas o los cambios de linea. En el pasado se utilizaban fichas de plástico, pero ahora las encargadas dan papeles con un código QR que se pasa por un lector. Las estaciones cuentan con un vigilante de seguridad encargado de controlar cualquier elemento sospechoso (sobretodo las mochilas de la gente de aspecto extranjero). El Metro de Tashkent me recordó al de Minsk porque circula a muy poca profundidad (todo lo contrario que el de Kiev).
En el interior de las estaciones su decoración hace referencia a diferentes pasajes de la historia de Uzbekistán, como el Imperio Timúrida o la Unión Soviética. Estas son las que más me gustaron:
Línea Azul
1. Toshkent: decorada con paneles de cerámica que representan escenas del pasado de la capital.
2. Kosmonavtlar: dedicada a los pioneros de la exploración espacial. Tiene paredes pintadas con colores que simulan el aspecto de la atmósfera terrestre; brillantes columnas; cristales en el techo; y paneles circulares con las imágenes de diferentes astronautas y astrónomos famosos, como Yuri Gagarin o Mirzo Ulugbek. Sin duda es mi estación favorita.
3. Alisher Navoi: dedicada a este popular poeta del siglo XV, considerado uno de los grandes impulsores de la lengua uzbeka. El techo forma cúpulas decoradas con motivos florales; en las paredes hay paneles con escenas de la obra de Navoi; y sobre una puerta destaca un mosaico donde aparece un corredor con una antorcha. En Alisher Navoi convergen las líneas roja y azul, y es complicado encontrar un momento sin mucha gente.
4. Gafur Gulom: homenajea a un conocido escritor y poeta fallecido en 1966. Destacan las columnas de color turquesa y los paneles modernistas con curiosas composiciones donde aparecen rostros e imágenes que evocan la obra de Gulom.
5. Tinchlik: me encantaron sus paredes, llenas de elaborados paneles modernistas con todo tipo de formas geométricas, símbolos y flores; y las lámparas que cuelgan del techo.
6. Beruniy: es la última parada de la línea azul. El techo está cubierto de relieves geométricos de color blanco.
Línea Roja
7. Mustaqillik Maydoni: sobre la entrada hay un espectacular relieve; y en el interior tiene columnas de mármol, lámparas de cristal y un techo decorado con motivos geométricos. Fue una de las primeras estaciones que entró en funcionamiento.
8. Bunyodkor: hace referencia al mejor equipo de fútbol de Uzbekistán, ubicado en Tashkent, donde llegó a jugar Rivaldo y estuvo a punto de hacerlo Samuel Eto’o. Tiene paneles circulares con composiciones donde se pueden ver diferentes monumentos de la capital; y un techo cubierto de relieves.
Hay muchas otras estaciones y la red del Metro se encuentra en constante expansión. Si te interesa especialmente el tema y cuentas con tiempo suficiente, solo tienes que comprar un billete, mirar por la ventana, y bajarte en las estaciones que te llamen la atención. También te recomiendo este post de adventuresoflilnicki, con una descripción de cada estación y numerosas fotos.
ARTE SOVIETICO
Teniendo en cuenta que el centro de Tashkent se reconstruyó casi por completo durante los años 60, yo me esperaba calles llenas de mosaicos, relieves y esculturas de estilo soviético, al igual que ocurre en Minsk, Chisinau o Kiev. Pero cuando Uzbekistán se independizó en 1991 la gente estaba muy resentida tras décadas de ocupación rusa, así que la mayoría de símbolos comunistas fueron eliminados. Y otras obras de arte menos polémicas han ido desapareciendo poco a poco sin que nadie hiciera nada por protegerlas, dejando espacio a modernos edificios.
A pesar de todo dediqué bastante tiempo a explorar Tashkent, y al final encontré varios ejemplos de arte soviético. Estos son los más interesantes:
1. Istiklol Palace: una gigantesca sala de conciertos construida en 1981, cuando era conocida como People’s Friendship Palace, con capacidad para 4mil espectadores. Se trata de un imponente edificio de color blanco, y me entretuve haciéndole fotos reflejado en un estanque cercano. Cuando estaba a punto de marcharme me vio un lugareño y me dijo que me acercara. Yo pensaba que me iba a llamar la atención por utilizar mi cámara, y en cambio me hizo un pequeño tour guiado por el interior de la sala. La decoración es realmente lujosa, con paredes cubiertas de azulejos, puertas de madera tallada, lámparas de cristal y techos con relieves. Todo un detalle. A continuación el hombre me quería enseñar la ciudad en su coche, pero ya me pareció excesivo y preferí no abusar de su amabilidad.
2. Navruz Wedding Palace: un edificio de estilo soviético donde tienen lugar bodas y las celebraciones posteriores. Durante mi visita estaba en obras, con numerosos operarios entrando y saliendo.
Ambos monumentos se encuentran en el Parque Navoi, un lugar ideal para dar un paseo. Durante mi visita lucía el sol y estuve un buen rato entretenido recorriendo sus caminos, entre jardines con flores, familias locales, frondosos árboles y pájaros revoloteando. También hay numerosas estatuas dedicadas a personajes importantes, entre las que destaca una de Alisher Navoi. Y en el centro se levanta el moderno edificio del Parlamento (Oliy Majlis).
3. Earthquake Memorial: tras el terremoto de 1966 los líderes comunistas organizaron un proyecto de reconstrucción en el que participaron trabajadores y voluntarios de diferentes repúblicas de la Unión Soviética. Como agradecimiento 10 años más tarde se les dedicó este Memorial, que incluye la estatua de una pareja con su hijo; y una serie de relieves con escenas de las tareas de reconstrucción, llenas de heroicidad, al más puro estilo soviético. Mejor luz para la fotografía por la mañana.
4. Hotel Uzbekistan: un enorme monolito de cemento inaugurado en 1974 con más de 250 habitaciones. Se encuentra en un extremo de la Plaza Amir Timur, presidida por una estatua ecuestre del famoso líder, y su imagen es majestuosa. Durante mi visita una habitación costaba 40Usd a través de Booking (desayuno incluido). Un precio bastante asequible, porque en plena crisis del coronavirus los clientes brillaban por su ausencia. El caso es que leí numerosas críticas negativas sobre el estado de las instalaciones y no me acabé de animar.
En su lugar opté por subir al Bar, situado en la planta 17, y me tomé un café americano sentado en una silla frente a unas vistas espectaculares de la Plaza y los edificios que la rodean. Me atendió un camarero muy simpático y pasé un rato agradable por 25milS (un par de euros).
5. Circo: no podía faltar en una ex-república soviética. El de Tashkent fue construido en 1976 y tiene forma de platillo volante, con una cúpula de color azul. Delante hay una plaza con varias atracciones infantiles, incluidos (lamentablemente) varios ponis y caballos para dar paseos a los niños.
6. Memorial a Yuri Gagarin: está ubicado en el exterior de la parada de Metro Kosmonavtlar. Se trata de una estela con una serie de relieves donde aparece el legendario astronauta.
7. Centro Comercial Next: fui a comer algo enviado por el propietario de mi hotel y descubrí en el exterior dos magníficos mosaicos soviéticos. Lo más gracioso es que acababa de preguntarle si sabía dónde había mosaicos y me dijo que no. En fin…
8. Mosaico “Kobzar the Great”: ocupa el lateral de un colegio, con diferentes escenas épicas llenas de colorido. Sin duda uno de los mejores mosaicos soviéticos que he visto (y van unos cuantos). Frente a él hay una estatua de Taras Shevchenko, el famoso poeta ucraniano.
9. Teatro de Marionetas: lo descubrí por sorpresa no muy lejos de mi hotel. Data de 1979 y es un edificio de estilo soviético de formas asimétricas con un panel sobre la entrada donde aparecen diferentes personajes infantiles.
Puede que haya más arte soviético en Tashkent, pero yo pregunté a la gente y busqué en Internet, y no encontré nada. A veces descubría alguna foto antigua, como la de un edificio con un mosaico de Yuri Gagarin flotando en el espacio, hasta que alguien me confirmaba que el lugar ya no existía.
MUSEO NACIONAL DE HISTORIA
*Horario: 9h – 18h (lunes cerrado)
*Precio: 50milS
*Fotografía: ok (pagando 60milS extra)
Este Museo es el lugar perfecto para conocer el pasado de Uzbekistán y contemplar numerosos hallazgos arqueológicos. Mi visita coincidió además con un día lluvioso, así que me permitió pasar unas horas protegido. El Museo Nacional de Historia fue fundado en 1876 y se trata de uno de los más antiguos de Asia Central. Actualmente ocupa un llamativo edificio de estilo soviético construido en el año 1970 que por sí solo ya merece la pena aunque no tengas pensado entrar.
Las diferentes salas hacen un repaso de las diferentes etapas del país, desde el Paleolítico hasta la creación de la República Soviética de Uzbekistán. Entre los objetos que más me gustaron destacan un relieve de Buda procedente de Termez; un amuleto de piedra con forma de candado y más de 2mil años de antigüedad; varios trozos de relieves del Palacio de Varakhsha (Bukhara); unos osarios de cerámica decorados con relieves y esculturas; y un conjunto de estelas de piedra antropomorfas llamadas Balbal. Aunque también me sorprendió ver demasiadas copias de objetos expuestos en otros museos mezcladas entre los originales.
En el Museo hay carteles con información en inglés, y durante mi recorrido coincidí con otros turistas, pero sin sentirme agobiado, a excepción de un grupo escolar con docenas de niños que sembraron el caos durante unos minutos. A pesar de no pagar el permiso de fotografía, hice unas cuantas con el móvil de forma discreta. Las encargadas de vigilar las salas no me dijeron nada, quizás porque el permiso es para utilizar cámaras profesionales o trípodes (por si acaso no pregunté).
NOWRUZ EN UZBEKISTAN
El Nowruz es el Año Nuevo Persa y tiene lugar en el equinoccio de primavera, que en nuestro calendario cae alrededor del 21 de Marzo. En Iran es la festividad más importante, y ya se celebraba en tiempos del Imperio Aqueménida, cuando el Zoroastrismo era la religión oficial. Aunque también se conmemora en otras partes del mundo, como Asia Central, la región del Kurdistán o Azerbaiyán. Y la casualidad quiso que aterrizara en el aeropuerto de Tashkent justo el día del Nowruz.
Cuando llegué a mi hotel eran las 9h de la mañana y mi habitación todavía no estaba lista. Pero no me importó porque en el otro lado de la calle se escuchaba música y había mucho movimiento de gente. Así que dejé mis mochilas en la recepción, cogí mi cámara de fotos y me acerqué a curiosear. Las celebraciones del Nowruz habían comenzado en diferentes puntos de la capital, y uno era la explanada frente al Humo Arena, un ultramoderno palacio de deportes inaugurado en 2019 donde tienen lugar partidos de hockey sobre hielo.
Al llegar me sorprendió la fuerte presencia policial. Había agentes por todas partes, tanto vestidos de uniforme como de paisano; y las calles que rodean el Humo Arena estaban cortadas al tráfico. Yo seguí el sonido de la música, hasta que un policía me pidió el billete. Pero cuando le pregunté dónde se compraban y vio que era un turista me dejó pasar gratis. Eso sí, antes revisó mi pasaporte y la cámara de fotos.
A continuación aparecí en la explanada y aluciné con la escena. Grupos de mujeres de todas las edades con vestidos tradicionales llenos de colorido, bailando y tocando la Doira (una especie de pandereta); unos niños tocando el Dutor (una pequeña guitarra de dos cuerdas); malabaristas; un funambulista; y al final de las escaleras del Humo Arena jóvenes tocando el Karnay (unas larguísimas trompetas que son el instrumento musical más característico de Uzbekistán). En los alrededores había divanes con elegantes familias tomando té y disfrutando del espectáculo. Y todo tipo de elementos decorativos, con cintas, flores, banderas… No había pegado ojo en toda la noche pero el show me activó al instante. Además la gente estaba encantada de que les hiciera fotos y mi cámara echaba humo.
Por si fuera poco, al cabo de un rato entendí el motivo de tantas medidas de seguridad. Y es que visitó el lugar nada menos que el presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, rodeado de un buen número de autoridades, incluido algún militar con su uniforme cubierto de medallas. Hubo un momento en el que había más agentes en traje que espectadores, y gran parte de las miradas se centraban en mí (por motivos obvios). Aunque no me dijeron nada y pude moverme con total libertad. Más tarde descubrí que también había francotiradores en los tejados (me los crucé transportando sus voluminosos rifles).
En fin, tras dos horas realmente intensas hubo una pausa. Yo aproveché para acercarme a un puesto de comida y pedí un vaso de Haleem (puré de garbanzos con trozos de carne, muy rico) (10milS). Y regresé a mi hotel, porque a esas alturas estaba realmente agotado.
ALOJAMIENTO EN TASHKENT
En total estuve 4 noches en Tashkent, y dormí en el mismo hotel.
The Royal Stay – 217milS/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble; baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; mobiliario moderno; ubicación perfecta, en el centro de Tashkent; aire acondicionado; encargados de la recepción muy amables (aunque bastante despistados); precio; desayuno incluido (aunque muy escaso con la excusa del coronavirus).
*Puntos en contra: lugar muy ruidoso (por la noche los huéspedes gritaban y daban golpes; y a las 7h de la mañana comenzaban los trabajos de una obra cercana); wifi errático.
Cuando busqué alojamiento en la capital a través de Booking comprobé que la mayoría de hoteles económicos estaban a varios kilómetros del centro. Al final me la jugué con el The Royal Stay, que solo contaba con 3 valoraciones, y en general acabé satisfecho (gracias a mis tapones para los oídos). El lugar hacía solo un par de semanas que había abierto y disfruté de una habitación impecable con un gran descuento (el precio habitual era de 340milS/Noche). Eso sí, el desayuno me pareció penoso (dos pequeños bollos de chocolate; un yogurt; y café soluble), aunque el propietario tenía previsto incorporar mejoras.
COMIDA EN TASHKENT
En Tashkent las opciones para comer son ilimitadas, desde sencillos locales de comida rápida y puestos callejeros hasta lujosos restaurantes con precios asequibles. Estos fueron los 2 lugares que visité:
Afsona
Un restaurante recomendado por mi guía de viajes que me gustó bastante. Al llegar apenas había gente y pude disfrutar de un ambiente tranquilo. El menú (en inglés) tiene una gran variedad de platos típicos uzbekos. Yo pedí Qiyma Shurpa (una sopa con albóndigas y verduras); Boso Laghman (noodles fritos con trozos de ternera y verduras); y una jarra de cerveza. La comida estaba riquísima y me atendió un camarero muy amable. Precio: 68milS (menos de 6€). Repetiría sin dudarlo.
National Food
Otro local de comidas con buenas referencias situado frente al Circo soviético. La atmósfera es realmente auténtica, con numerosos platos tradicionales cocinándose junto a la entrada en enormes recipientes. Aunque la contrapartida es que no hay menú y casi nadie habla inglés. Por suerte conocí a un cocinero que entendía unas palabras y se encargó de hacerme el pedido. Además una clienta se acercó a explicarme de qué estaba hecho uno de los platos; y charlé unos minutos con un uzbeko que vivía en Canadá.
Tras unos momentos de confusión me senté en una mesa del espacioso comedor y al poco llegaron los platos: Haleem; Kuurdak (un estofado con carne de ternera, patatas y cebolla, típico de Kirguistán); y Non (el pan clásico de Uzbekistán). Precio: 75milS. Al principio me pareció carísimo en comparación con el Afsona (ni siquiera pedí bebida). Pero se trata de un sitio muy popular, lleno de lugareños; y las raciones son enormes. Tanto que me guardé el Kuurdak para la cena porque no podía más.
CONCLUSION
Tashkent me produjo sentimientos encontrados. Por un lado se trata de una ciudad moderna, con distancias kilométricas, amplias avenidas llenas de tráfico, conductores agresivos y muy pocos pasos de peatones. Aunque por otro las calles están limpias, la gente es realmente amable y se respira seguridad (hay numerosos interfonos para contactar con la Policía en caso de emergencia). En el post incluyo las 5 atracciones de Tashkent que considero más interesantes, pero reconozco que estas listas tienen un componente subjetivo importante y están abiertas a debate. Así que habrá a quien el Arte Soviético no le interese lo más mínimo y prefiera dedicar el tiempo a pasear por los parques de la ciudad. Todo es cuestión de gustos.
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