Un descomunal edificio que alberga el Parlamento, un interesante museo arqueológico y una visita al palacio donde vivía el odiado Ceausescu
Atravesada por el río Dambovita, Bucarest es la ciudad más grande de Rumanía y el motor económico del país. En el año 1659 se convirtió en la capital de Valaquia, un poderoso Principado que durante más de 5 siglos ocupó los territorios situados entre el Danubio y los montes Cárpatos. Y más tarde, en 1866, continuó ejerciendo como tal en el recién constituido estado de Rumanía, creado tras la unión de Valaquia y Moldavia. Antes de la Segunda Guerra Mundial Bucarest vivió un periodo de gran prosperidad y se llenó de elegantes edificios que le valieron el apodo de Little Paris. Pero posteriormente buena parte del Casco Antiguo fue destruido por los bombardeos de los aviones aliados y Nazis; el violento terremoto de 1977; y los polémicos planes urbanísticos de Nicolae Ceausescu en la década de los 80.
A pesar de todo, en la actualidad Bucarest cuenta con varios monumentos que merecen la pena, distribuidos en una zona bastante compacta que se puede recorrer a pie. Estos son los 5 lugares que considero imprescindibles:
CASCO ANTIGUO
Ocupa una parte del centro de Bucarest. Con todos los destrozos sufridos durante el siglo XX es un auténtico milagro que todavía queden edificios históricos en pie. Estos son los más destacados:
1. Curtea Veche: a mediados del siglo XV el Príncipe de Valaquia era nada menos que Vlad III, también conocido como Vlad Tepes (el Empalador) o Dracula. Y decidió construir un palacio en Bucarest para controlar mejor la frontera sur, bajo la constante amenaza del Imperio Otomano. Más tarde sus sucesores reconstruyeron y ampliaron el palacio, donde pasaban largas temporadas alejados de Targoviste (la capital oficial de Valaquia). Hoy día apenas quedan algunos muros, arcos, lápidas y una columna. A pesar de todo me hubiera gustado visitar las ruinas, pero se estaban realizando obras de restauración y todo el recinto se encontraba rodeado de una valla metálica que impedía el acceso. Así que me quedé con las ganas.
Justo al lado está la Iglesia Curtea Veche, la más antigua de Bucarest, que data del año 1559. Durante dos siglos aquí fueron coronados los príncipes de Valaquia. El exterior es muy bonito, intercalando piedra con franjas de ladrillo rojo (mejor luz para la fotografía por la tarde). Y dentro hay frescos del siglo XVI, aunque demasiado oscuros y borrosos. Yo visité la iglesia un domingo por la mañana y había bastantes feligreses. Además un cura paseaba con un bebé en brazos; y un matrimonio obligaba a su hijo discapacitado a tocar todos los iconos sagrados (el pobre estaba hasta las narices y no paraba de gritar).
2. Iglesia Stavropoleos: Bucarest cuenta con un montón de templos Ortodoxos, aunque esta iglesia es mi favorita. Fue construida en el año 1724 y formaba parte de un monasterio de monjas disuelto a principios del siglo XX. Sus dimensiones son modestas, a la sombra del gigantesco edificio del Museo Nacional de Historia. Pero es una auténtica obra de arte, con una fachada cubierta de frescos y puertas de madera tallada.
En el interior las columnas están decoradas y las paredes llenas de pinturas murales representando todo tipo de escenas de la Biblia. En el siglo XIX un terremoto hundió la cúpula de la iglesia, pero por suerte fue reconstruida. La verdad es que pasé un rato muy agradable, disfrutando de una atmósfera genial, con la única compañía de la anciana encargada. Junto a la iglesia hay un patio con varias lápidas y cruces medievales.
3. Iglesia Zlatari: un templo con un interior cubierto de pinturas murales. Aunque lo que más me llamó la atención fue el brazo de San Cipriano, expuesto en una lujosa urna. Cuenta la historia que antes de convertirse al Cristianismo San Cipriano era un poderoso mago, y muchos fieles acuden a la iglesia en busca de una solución para los hechizos y maldiciones que (en teoría) están padeciendo. Yo estuve un rato curioseando y vi a mucha gente que se arrodillaba ante la reliquia y tocaba el cristal que la protege. O que escribían el nombre de un ser querido (vivo o muerto) en un trozo de papel y se lo entregaban al cura para que lo leyera durante la misa, acompañado de un donativo.
4. Plaza Universidad: además de varias estatuas y la Universidad de Bucarest, hay otros edificios interesantes como el Teatro Nacional (construido en el año 2014, de aire futurista); el Palacio Sutu (que alberga el Museo de Historia de Bucarest); o el Ministerio de Agricultura.
5. Pasajul Macca-Vilacrosse: una galería cubierta con un techo de cristales tintados y bonitas fachadas. Dentro hay varios cafés con pequeñas terrazas para sentarse a descansar. Su estado de conservación es bastante mejorable, y durante mi visita el techo estaba protegido por una red para evitar daños si se desprendía algún cristal.
6. Carturesti Carusel: un edificio de principios del siglo XX que albergaba la sede de un banco y que en el año 2015 fue transformado en una librería llena de encanto. Tiene varias plantas con columnas y escaleras pintadas de color blanco; iluminación tenue; y montones de libros interesantes. Se puede acceder y hacer fotos con discreción.
7. Palacio CEC: es la sede del banco público CEC Bank, construida en el año 1900. Impresiona por su monumental fachada y su cúpula de vidrio y metal.
Un paseo por el Casco Antiguo muestra lo mejor y lo peor de Bucarest. Por un lado me gustó mucho caminar por calles adoquinadas entre edificios históricos. Pero por otro sufrí el asedio constante de mendigos, músicos ambulantes y empleados de bares y cafés. Además, durante mi visita había un montón de obras de restauración, con feas lonas y andamios a cada paso.
MUSEO NACIONAL DE HISTORIA
*Horario: 10h – 18h (lunes y martes cerrado)
*Precio: 20L
*Fotografía: ok
Es el museo arqueológico más importante de Rumanía y está situado en un gigantesco edificio construido a finales del siglo XIX para albergar la Oficina Central de Correos. Se divide en 4 partes:
1. Lapidarium: contiene estelas y lápidas funerarias de la época romana y la Edad Media, con elaborados relieves e inscripciones.
2. Tesoro: una sala con todo tipo de joyas de diferentes momentos históricos, como el Tesoro Pietroasele (varias piezas de oro del siglo IV que pertenecían a los Godos); o las Joyas de la Monarquía Rumana, con cetros, coronas y piedras preciosas.
3. Columna de Trajano: durante los años 40 se realizó una copia a tamaño real del monumento, ubicado en Roma. La columna original fue construida en el año 113 para conmemorar la victoria del Emperador Trajano sobre el Reino Dacio. Es de mármol, tiene 30m de altura y está completamente cubierta de espectaculares relieves representando las Guerras Dacias, con 155 escenas y más de 2.500 figuras.
El Reino Dacio tiene su origen en el siglo I AC y se expandió rápidamente, abarcando un territorio similar al de las actuales Rumanía y Moldavia. La capital estaba ubicada en Sarmizegetusa. En el año 69 DC su deseo de hacerse con el control de la Península de los Balcanes les llevó a invadir la provincia romana de Moesia, al sur del río Danubio.
Los Dacios fueron repelidos, pero este enfrentamiento marcó el inicio de una serie de conflictos que en el año 101 culminó en las Guerras Dacias. En ellas se enfrentaron los ejércitos del Rey Decebalus y las legiones del Emperador Trajano. Y tras 5 años de intensos combates los romanos se acabaron imponiendo y ocuparon el sur del reino, donde se encontraban las importantes minas de oro, creando la Provincia de Dacia. Por cierto, el Rey Decebalus se suicidó cuando estaba a punto de ser capturado.
La verdad es que me lo pasé genial contemplando los diferentes relieves de la columna, donde aparecen combates, asaltos a fuertes, los romanos navegando el Danubio, etc… En su día visité la Columna de Trajano original en Roma, pero no pude apreciar bien los detalles.
4. Exposición Temporal: siempre hay una y yo coincidí con “The Gold of Chinese Emperors”, formada por un conjunto de elaborados objetos de oro procedentes de la época del Emperador Wanli (siglo XVII), miembro de la Dinastía Ming.
En las escaleras de entrada al Museo solía haber una estatua que desde su inauguración en el año 2011 creó mucha polémica. Representaba al Emperador Trajano completamente desnudo (¡?) con la Loba Capitolina, que parecía levitar sobre sus brazos. La estatua era objeto de bromas constantes, hasta que en 2017 la Loba apareció con la cola rota y las autoridades retiraron el monumento. En principio para repararlo, pero más de 2 años después parece que no hay muchas ganas de volver a exhibirlo.
PALACIO DEL PARLAMENTO
*Horario: 9h – 17h (en invierno de 10h a 16h)
*Precio: 40L (tour estándar)
*Fotografía: ok
En 1940 el general Ion Antonescu se hizo con el poder mediante un golpe de estado, y durante buena parte de la Segunda Guerra Mundial Rumanía colaboró con la Alemania de Hitler, enviando tropas al frente y deteniendo a decenas de miles de judíos y gitanos, que acabaron en los campos de concentración nazis. Hasta que en 1944 el Ejército Rojo invadió Rumanía y pasó a formar parte de la URSS. En 1965 Nicolae Ceausescu fue designado secretario general del Partido Comunista Rumano. Y con el tiempo se convirtió en un cruel dictador que se distanció de la Unión Soviética y gestionó el país como si fuera su cortijo privado, dando rienda suelta a ideas totalmente descabelladas.
Una de estas ideas fue la construcción del Palacio del Parlamento, iniciada en 1984, durante la etapa final de su mandato. Se trata de un gigantesco edificio que ostenta el récord de ser el más pesado del mundo, con alrededor de 4 millones de toneladas. En las obras se utilizaron soldados del ejército y montones de “voluntarios” que trabajaron en turnos interminables. Y se demolieron un sinfín de viviendas y edificios históricos del Casco Antiguo. Tras la caída de Ceausescu el proyecto estaba al 60% de construcción, y el nuevo gobierno lo finalizó como buenamente pudo entre los años 1992 y 1996. Actualmente alberga las Cámaras del Congreso y el Senado, pero la mayoría de sus más de 1.000 salas están desiertas, sin que nadie sepa muy bien qué uso darles.
El Palacio del Parlamento se encuentra al final de la Avenida Unirii y es una imagen impresionante. Mi idea era conocer el interior, pero la crisis del coronavirus provocó que se suspendieran las visitas de forma temporal. Una pena, porque hay una gran variedad de opciones, que incluyen el acceso a la terraza o a los sótanos, donde Ceausescu tenía un refugio nuclear.
Cerca del Palacio pude visitar más lugares de interés:
1. Catedral Nacional: los proyectos megalómanos no son exclusivos de las dictaduras y también ocurren en las democracias. Este templo se empezó a construir en el año 2010 para albergar el Patriarcado de la Iglesia Ortodoxa Rumana, y cuando las obras finalicen será el templo ortodoxo más grande del mundo. En fin… Durante mi visita la cúpula principal, de color dorado y 86m de altura, todavía estaba rodeada de andamios.
2. Plaza Unirii: otro buen ejemplo de las polémicas reformas urbanísticas que Ceausescu llevó a cabo en la capital. Sus dimensiones son enormes, rodeada de tiendas y centros comerciales, y una parte central con jardines y fuentes. Está unida al Palacio del Parlamento por la Avenida Unirii.
3. Catedral Patriarcal: de momento todavía es la sede de la Iglesia Ortodoxa Rumana. Data del año 1659, aunque a lo largo del tiempo ha experimentado importantes reformas. Su fachada está llena de frescos con un interesante Juicio Final. A escasos metros está el Palacio Patriarcal, que hasta el año 1993 albergó el Parlamento. La catedral se encuentra sobre Metropolitan Hill, decorada con jardines y estatuas, y es un remanso de paz en medio del caos de la ciudad.
4. Monasterio Antim: protegido por muros de gran altura, tiene una elegante iglesia de ladrillo. Estuvo a punto de desaparecer por culpa de los proyectos de Ceausescu, pero al final se consiguió salvar.
PALACIO DE LA PRIMAVERA
*Horario: 10 – 18h (lunes cerrado)
*Precio: 45L
*Fotografía: ok
El comunismo fue una pesadilla para muchos ciudadanos de la Unión Soviética. Pero lo que ocurrió en Rumanía durante el régimen totalitario de Nicolae Ceausescu fue un paso más allá. Su policía secreta (la Securitate) sembró el terror, espiando, torturando y asesinando a miles de personas. Y la población vivió en la miseria, sometida al racionamiento de alimentos y energía, mientras el país se embarcaba en proyectos cada vez más ambiciosos, como la construcción del Palacio del Parlamento. Por eso causó especial indignación cuando, tras la Revolución de 1989, la gente descubrió el lugar donde vivía Ceausescu con su mujer Elena y sus 3 hijos.
El Palacio de la Primavera (conocido también como Mansión Ceausescu) fue encargado por el anterior secretario general del Partido Comunista Rumano. Pero falleció durante las obras, y en 1965 Nicolae Ceausescu se instaló junto a su familia. Eso sí, entre 1970 y 1972 encargaron una serie de reformas y ampliaciones que convirtieron el palacio en un hogar digno de reyes. Todo llevado en el más absoluto secreto, porque el socialismo no permitía este tipo de lujos. La mansión se salvó de la ira de los rumanos gracias a que, tras la caída de Ceausescu, fue ocupada rápidamente por el nuevo gobierno. Y en el año 2016 abrió sus puertas al público, sin apenas cambios.
Las visitas al Palacio de la Primavera son guiadas y se recomienda realizar una reserva a través de la página web. Yo lo intenté una vez pero me la cancelaron. A continuación envié un correo pidiendo información y no recibí respuesta, así que me planté en la Mansión. Por suerte pude comprar una entrada y hacer la visita junto a 3 turistas alemanes. Para llegar viajé en Metro hasta la estación de Aviatorilor y caminé unos minutos. Un billete de 2 viajes (ida y vuelta) me costó 5L.
El recorrido duró algo más de media hora y accedimos a parte de las 80 estancias de la Mansión. El despacho, la sala de estar, los dormitorios, el cuarto de baño chapado en oro… Todo lujosamente decorado, con lámparas de cristal de Murano, alfombras de seda India, maderas nobles, cuadros… Me gustaron especialmente el invernadero (con las plantas originales) y la piscina cubierta. Ambos recintos cuentan con coloridos mosaicos de estilo soviético donde aparecen mujeres, signos del zodiaco, peces o un astronauta flotando en el espacio. Fue toda una sorpresa. Además el guía era un tipo de aspecto siniestro que hablaba como un autómata y creaba una atmósfera todavía más auténtica.
El Palacio de la Primavera está ubicado al norte de Bucarest, en el lujoso barrio de Primaverii. En los alrededores hay viviendas de familias adineradas (frente a una vi aparcado un Ferrari); y más atracciones turísticas:
1. Parque Rey Mihail I: situado alrededor del Lago Herastrau, uno de los muchos que forma el río Colentina antes de desembocar en el Dambovita. Tiene fama de ser el más bonito de Bucarest y pasé un rato muy agradable caminando junto a la orilla, entre lugareños y ciclistas, cafeterías con animadas terrazas, y jardines llenos de flores. En el agua había pequeñas barcas de vela y grupos de gaviotas nadando.
2. Casa Presei Libere: un enorme edificio de estilo soviético construido en 1956 que durante muchos años fue el más alto de la capital (mide 104m). En esa época se llamaba Casa Scinteia, porque allí estaba la redacción de Scinteia, el periódico oficial del Partido Comunista Búlgaro. Actualmente ha sido sustituido por diferentes periódicos de corte más liberal (de ahí el nombre). La imagen del rascacielos es impresionante, tanto de cerca como desde el Lago Herastrau. En tiempos de la URSS había una estatua de Lenin a escasa distancia, pero tras la Revolución fue sustituida por un monumento que representa unas alas de metal, en memoria de las víctimas del comunismo.
3. Arco de Triunfo: inspirado en el de París, fue inaugurado en el año 1936 para celebrar la unificación de Rumanía tras la Primera Guerra Mundial. Está ubicado en una rotonda con un tráfico intenso y para obtener buenas fotos me jugué el tipo, con docenas de vehículos pasando a escasos centímetros.
PLAZA DE LA REVOLUCION
Durante 1989 se produjeron una serie de protestas ciudadanas que acabaron con los gobiernos comunistas de varias repúblicas de la Unión Soviética, como Polonia, Hungría o la RDA. Y en diciembre los rumanos también decidieron lanzarse a las calles. Primero en Timisoara, con una manifestación que fue aplastada con dureza; y días más tarde en el centro de Bucarest. Para dar una imagen de normalidad Ceausescu convocó un mitin multitudinario en la Plaza del Palacio, retransmitido a todo el país. Pero las cosas se torcieron y acabó abucheado y huyendo en helicóptero junto a su mujer. Poco después fueron detenidos en Targoviste y, tras un breve juicio en el que se les acusó de genocidio, la pareja fue fusilada el día de Navidad. Los videos del último mitin y la ejecución están disponibles en YouTube y son impactantes.
Tras el fin de la dictadura la Plaza del Palacio se rebautizó con el nombre de Plaza de la Revolución, y cerca de ella hay lugares interesantes:
1. Sede del Partido Comunista Rumano: un edificio soviético de gran tamaño. Desde su balcón Ceausescu pronunció su último discurso, y un helicóptero le recogió en la terraza cuando las hordas enfurecidas estaban a punto de atraparle. Desde el año 2006 alberga el Ministerio del Interior, con agentes vigilando la entrada, así que tuve que hacer fotos con disimulo.
2. Palacio Real: aquí se ubicaba la Mansión Golescu, residencia de la familia real desde el año 1837. Fue arrasada en un incendio y el edificio actual es de un siglo más tarde. Aunque Carol II solo lo pudo disfrutar 3 años, porque el general Ion Antonescu le obligó a abdicar. Es un palacio imponente y en la actualidad alberga el Museo Nacional de Arte, con una amplia colección de pintura y escultura.
3. Iglesia Kretzulescu: data del siglo XVIII y su exterior es similar a la Iglesia Stavropoleos, con columnas y una fachada llena de frescos. Durante mi visita el templo estaba en restauración, con una parte cubierta de andamios, y no pude acceder al interior.
4. Sala Palatului: una sala de actos de estilo soviético construida en 1960 junto al Palacio Real. Se utiliza para conferencias y conciertos.
5. Biblioteca Central de la Universidad de Bucarest: data de finales del siglo XIX, cuando reinaba Carol I (por eso hay una estatua ecuestre suya frente al edificio).
6. Ateneo Rumano: una sala de conciertos de estilo Neoclásico realmente fotogénica. Fue construida a finales del siglo XIX y el interior está lujosamente decorado, pero la única forma de verlo es asistiendo a alguna función.
ALOJAMIENTO EN BUCAREST
En total pasé 4 noches en Bucarest alojado en el mismo hotel.
Central Guesthouse – 72L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; lavabo privado con ducha de agua caliente; limpieza impecable; ubicación céntrica, a unos minutos a pie del Casco Antiguo; aire acondicionado; nevera; wifi rápido; propietaria muy amable; precio.
*Puntos en contra: check in laborioso.
Reservé este alojamiento a través de Booking y al momento la propietaria contactó conmigo para pedirme que le enviara por correo electrónico una copia de mi Pasaporte. Además tuve que esperar hasta el mismo día del check in para recibir un correo con los códigos de acceso al edificio (no hay recepción). Y como todavía no tenía tarjeta SIM local, al llegar a Bucarest me vi obligado a buscar un bar con wifi. Por suerte pude ocupar mi habitación sin problema.
A partir de aquí mi estancia en la Central Guesthouse fue impecable, y la propietaria estuvo disponible en todo momento vía WhatsApp para resolver cualquier duda.
COMIDA EN BUCAREST
En esta ciudad no encontré ningún local que me llamara la atención. Durante mis paseos tan solo vi restaurantes de comida extranjera (principalmente italianos); y alguno nacional, pero demasiado turístico y con precios excesivos (platos principales a 50L). Así que no me compliqué la vida y solventé las comidas comprando en un Carrefour 24 horas situado a dos calles de mi alojamiento; o en un KFC de la cercana Plaza Unirii (un menú completo me costaba solo 19L).
CONCLUSION
Normalmente dedico dos posts a las capitales de los países que visito porque suelen estar llenas de lugares de interés, pero en el caso de Bucarest no fue así. Apenas quedan edificios antiguos por diferentes motivos; y tampoco se han conservado muchos ejemplos de arte soviético (el odio a la figura de Ceausescu era tan grande que tras su muerte la gente arrasó con todo). Así que en un país con tantos atractivos preferí dedicar mi tiempo a lo verdaderamente importante.
En un principio había decidido visitar el Lago Snagov, situado 40km al norte, donde hay un monasterio con una iglesia que en teoría alberga la tumba del mítico príncipe Vlad Tepes (alias Dracula). Aunque tras investigar descubrí que esta afirmación es más que dudosa. Además es muy complicado alcanzar el lago en transporte público; y en plena crisis del coronavirus no tenía nada claro que la iglesia estuviera abierta. Con lo cual lo dejé correr.
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