Un antiguo minarete entre estelas y petroglifos, una piscina de aguas termales rodeada de montañas y un mercado tradicional con huidizos lugareños
Bishkek es la capital de Kirguistán y su ciudad más grande, superando el millón de habitantes. Se encuentra en el valle del río Chu y antiguamente era una parada habitual de las caravanas que recorrían la Ruta de la Seda. Entre los siglos XVIII y XIX estuvo bajo el dominio del Kanato de Kokand (Uzbekistán), que ordenó la construcción de un fuerte. Hasta que en 1863 los rusos conquistaron la zona con el apoyo de las tribus locales. A continuación empezó a crecer una urbe de trazado cuadrangular y amplias avenidas que fue designada capital de la recién creada República Soviética de Kirguistán. En 1926 se rebautizó como Frunze, en referencia a Mihail Frunze, un destacado líder bolchevique nacido aquí. Pero tras la independencia del país en 1991 los nuevos gobernantes recuperaron el nombre original.
En la actualidad muchos viajeros ignoran Bishkek y ponen rumbo a las montañas, pero se trata de una agradable ciudad con numerosos ejemplos de Arte Soviético (tantos que les dedico un post a parte), animados parques y un interesante Museo de Historia. Además constituye una base ideal para realizar excursiones por los alrededores. Estos son los 5 lugares de Bishkek que recomiendo:
NATIONAL HISTORICAL MUSEUM
*Horario: 10h – 18h (lunes cerrado)
*Precio: 150S
*Fotografía: ok
Este gigantesco cubo recubierto de mármol ocupa un extremo de la Plaza Ala-Too y fue construido en el año 1984 para albergar el Museo de Lenin. Cuentan que en el interior había salas con espectaculares murales y relieves de bronce que representaban diferentes escenas relacionadas con la Revolución Rusa, además de infinidad de símbolos y propaganda soviética. Pero tras la desaparición de la URSS se convirtió en el National Historical Museum, y en marzo del 2016 cerró sus puertas para unas obras de reforma. Resultado: los murales fueron retirados; el presupuesto del proyecto se disparó hasta los 22 millones de dólares; el Primer Ministro Sapar Isakov acabó condenado a 12 años de cárcel por corrupción; y el Museo se vio envuelto en un interminable proceso judicial que provocó que durante mi visita (¡5 años más tarde!) todavía continuara cerrado al público. Así funcionan las cosas en Kirguistán…
Por suerte unos meses más tarde, a finales del 2021, las obras acabaron, y cuando volví a Bishkek pude acceder al edificio. Tras pagar el billete en la taquilla (el precio es realmente económico) comencé el recorrido. El Museo repasa la historia de Kirguistán, desde el Paleolítico hasta el final de la Unión Soviética. Se divide en 3 plantas, teniendo en cuenta que la inferior ya se considera como 2ª:
1. Planta 3ª: es la más interesante. La mayoría de hallazgos proceden de diferentes túmulos funerarios descubiertos por todo el país. Hay misteriosas figuras de terracota; vasijas de cerámica; utensilios de metal; puntas de lanza y flecha… Por algún motivo que desconozco no está permitido el acceso a la sala donde se exponen los objetos de oro, que incluyen una magnífica máscara (tengo que observarla desde unos metros de distancia). También me gustó un altar de sacrificios Saka sostenido por 4 figuras humanas; unos osarios de terracota decorados con relieves; una roca con petroglifos; y varios Balbal, también llamados estelas Kurgan, piedras antropomorfas que se colocaban sobre los túmulos funerarios de personajes destacados.
2. Planta 4ª: comienza con la época del Kanato Karakhanida y acaba con la incorporación de Kirguistán al Imperio Ruso. Hay enormes tinajas; maquetas de los monumentos más destacados del Kanato (como la Torre de Burana); y unas baldosas lujosamente decoradas. En esta planta también hay un Museo Etnográfico que trata todos los aspectos de la cultura y tradiciones kirguisas: una yurta, coloridas alfombras, joyas, instrumentos musicales, literatura, elaborados ropajes, utensilios de labranza, recipientes para guardar el kumis (leche de yegua fermentada), sillas de montar a caballo…
3. Planta 5ª: abarca desde la Revolución Rusa hasta la actualidad de Kirguistán. En general se exhiben fotografías antiguas y objetos pertenecientes a personalidades destacadas (cuadernos de notas, medallas, ropa…). Aquí me gustaron los carteles de propaganda soviética y diferentes elementos donde aparece el rostro de Lenin o la Hoz y el Martillo.
La verdad es que pasé un par de horas muy entretenido recorriendo el National Historical Museum de Bishkek. Hay numerosos paneles con información en inglés, aunque si lo necesitas también hay guías disponibles. Durante la visita me crucé con bastantes turistas, pero el recinto es enorme y no me molestaron. En el exterior del Museo hay un conjunto de Balbals realmente fotogénicos que es posible contemplar sin pagar la entrada.
En el centro de la Plaza Ala-Too se levanta una columna con la estatua de Manas (protagonista del poema épico más famoso de la literatura kirguisa) a lomos de su caballo. Data del año 2003 y sustituyó a la de Lenin, que ahora se encuentra detrás del Museo. En la Plaza también se puede ver una enorme bandera de Kirguistán; y dos soldados de la Guardia de Honor que son relevados cada hora en el transcurso de una breve ceremonia. Por último, en el extremo opuesto destacan una serie de edificios públicos con columnas y cúpulas doradas. La Plaza Ala-Too es un lugar donde los habitantes de Bishkek acuden a pasear, creando un ambiente muy animado.
OSH BAZAR
Un fascinante mercado situado a 4km del centro de Bishkek. Para llegar solicité un taxi a través de la app de Yandex y me dejó junto a una de las entradas por 120S. Cuando finalicé la visita decidí regresar al centro a pie siguiendo la Avenida Chuy y tardé alrededor de 45 minutos, pasando por algunas de las principales atracciones de la ciudad, como la Plaza Ala-Too o la Filarmónica Nacional.
En Osh Bazar es posible pasear durante horas entre carretilleros transportando la compra de sus clientes y puestos con todo tipo de productos a la venta: frutos secos, dulces, verduras, especias, ropa, escobas… Me llamaron la atención algunas especialidades típicas de Asia Central:
*Lepyoshka: pan de forma redonda con un dibujo en el centro.
*Kurt: pequeñas bolas de queso de sabor muy fuerte. Un lugareño me dio una para probar y no me gustó nada (excesivamente salada), aunque dicen que es el aperitivo ideal para acompañar con unas cervezas.
*Naswar: bolitas de tabaco de color negro. Se consumen poniendo unas cuantas entre el labio inferior y los dientes, y escupiéndolas tras unos minutos. Un chaval me regaló un envoltorio de plástico con varias raciones, pero no me acabó de convencer y lo tiré al cabo de unos días.
*Hvorost: dulces de color rojo y naranja con forma de empanadillla.
Osh Bazar opera todos los días de 8h a 20h, aunque los lunes hay muchos puestos cerrados. La verdad es que el mercado me encantó, pero me marché con mal sabor de boca porque sorprendentemente nadie quería aparecer en mis fotos. Y eso que de entrada utilicé el móvil, renunciando a mi cámara réflex. Y empleé todos los trucos que se recomiendan en estas situaciones: pedir permiso, sonreír, intercambiar unas palabras antes de sacar el tema… Pero nada funcionó. Ni siquiera con los hombres o chavales, que se negaron en redondo salvo un par de excepciones. Al final me cansé de preguntar y me limité a hacer fotos panorámicas desde la distancia. En fin, quizás tuve mala suerte…
Otro mercado importante en Bishkek es Dordoi Bazar, situado a 8km del centro. Está considerado el más grande de Asia Central, aunque su interés turístico es escaso porque se centra en la venta de productos modernos importados de China. Yo no lo visité.
PARQUES
En el centro de Bishkek hay varios parques donde por las tardes se respira una gran atmósfera, con familias y grupos de amigos pasando el rato alejados del ruido de la ciudad. Estos son mis 3 favoritos:
1. Oak Park: inaugurado a finales del siglo XIX, es uno de los parques más antiguos de Bishkek. Se divide en dos partes: una con varios senderos que discurren entre un bosque de enormes robles (de ahí el nombre del parque); y otra con jardines llenos de coloridas flores y docenas de curiosas estatuas. La mayoría proceden de una exposición de escultura que tuvo lugar en la capital en 1984 y atrajo a numerosos artistas de toda la Unión Soviética. Cuando acabó la exposición las estatuas permanecieron en el parque y con el tiempo se fueron añadiendo otras nuevas. En Oak Park hay varios negocios que alquilan bicicletas de 2 y 4 ruedas, muy populares entre los lugareños.
En el año 2010 se añadió una columnata con una estatua de Chingiz Aitmatov, un famoso escritor kirguiso, y se cambió el nombre del parque en su honor, pero entre la gente todavía es conocido como Oak Park.
2. Panfilov Park: está justo al lado de Oak Park y es el preferido de los niños porque cuenta con un parque de atracciones que incluye una enorme noria. Data de 1979 y homenajea a Ivan Panfilov, un importante general del Ejército Rojo (por eso el parque tiene forma de estrella comunista). Además de las atracciones infantiles también hay un mercadillo con puestos que venden artesanía y recuerdos.
3. Victory Park: fue creado en el año 1981 y se encuentra al sur de Bishkek. En el centro se levanta un memorial con forma de pirámide dedicado al cerco de Leningrado, ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial. Y es que Kirguistán acogió a miles de refugiados que lograron huir de esa ciudad. En los alrededores hay estatuas que hacen referencia a otros conflictos de la historia reciente del país; y una red de senderos que se adentran en un tramo de bosque. Durante mi paseo vi varias graciosas ardillas en busca de comida.
TORRE DE BURANA
A mediados del siglo IX una serie de tribus nómadas que habitaban la región entre Kirguistán y China unieron sus fuerzas creando el Kanato Karakhanida. Y en el año 999 conquistaron Transoxiana aprovechando la debilidad del Imperio Samánida. Unas décadas más tarde el Kanato se dividió en dos reinos independientes: el occidental, con capital en Samarkand; y el oriental, cuya corte estaba en Balasagun y después se trasladó a Kashgar (China). Y aunque casi siempre tuvieron que rendir pleitesía a otros estados más poderosos, sus gobernantes encargaron la construcción de magníficos monumentos. Hasta que en 1212 perdieron el control de la zona, poco antes de la invasión de Genghis Khan.
Balasagun nunca se recuperó de la destrucción provocada por los Mongoles, y esta ciudad que había sido un animado centro comercial de la Ruta de la Seda desapareció en el olvido. A pesar de todo, sus escasas ruinas constituyen uno de los recintos arqueológicos más importantes de Kirguistán, donde destaca la Torre de Burana. Está 75km al este de Bishkek y se puede visitar en una excursión de un día, o de camino al lago Issyk Kul. Lo normal es llegar a Balasagun (conocida popularmente como Burana) en dos etapas:
1. Marshrutka a Tokmok: para empezar caminé desde mi hotel hasta la Terminal Este. Allí tuve mucha suerte, porque la marshrutka nº353 que cubre la ruta ya estaba casi llena de pasajeros. Con lo cual guardé mi mochila grande en el maletero trasero, ocupé un asiento junto a la ventana, pagué el billete al conductor (50S) y arrancamos en cuestión de minutos. El trayecto duró una hora, siguiendo el Valle de Chuy.
De camino pasamos por Kant, una población que no se llama así por el filósofo sino por una planta de procesado de azúcar construida en los años 30 (kant significa “azúcar” en kirguiso). Aunque hoy día es más conocida por albergar una base aérea del ejército Ruso. También me entretuve contemplando el paisaje, con campos de cultivo; rebaños de vacas guiados por pastores a caballo; y las montañas de fondo. La marshrutka me dejó en la Terminal de Tokmok, donde ignoré a varios taxistas que me ofrecían sus servicios.
2. Taxi Privado hasta Burana: la verdad es que necesitaba un vehículo, pero siempre intento evitar a los taxistas que merodean las Terminales porque suelen ser más caros. Además en Tokmok la oferta de taxis en infinita. Así que me alejé de allí y negocié con un abuelete. Por un trayecto de ida y vuelta a las ruinas de Balasagun con una hora de espera me pedía 600S, pero yo lo rebajé a 500S (unos 5€) añadiendo media hora más de visita y nos pusimos en marcha.
Mi idea inicial era utilizar un taxi solo para la ida y regresar a Tokmok en autoestop, pero con esos precios tan económicos no tenía sentido complicar las cosas. También hay marshrutkas que viajan entre Tokmok y Burana, aunque sus horarios aleatorios pueden suponer una pérdida de tiempo innecesaria.
*Horario: 9h – 17h (hasta las 18h en verano)
*Precio: 110S
*Fotografía: ok (excepto en el Museo)
El taxista me dejó junto a la entrada del recinto tras un breve trayecto de 20 minutos; compré el billete en una taquilla; y comencé la visita. Esto fue lo más destacado:
1. Torre de Burana: se trata de un espectacular minarete del siglo XI que formaba parte de una mezquita. En su día tenía 45m de altura y debía ofrecer un aspecto similar al Minarete Kalon de Bukhara (también obra de los Karakhanidas). Pero en el siglo XV un terremoto destruyó los últimos niveles y se quedó en 24m. Afortunadamente los rusos realizaron diferentes trabajos de restauración y hoy día el monumento aguanta en pie.
El exterior está decorado con dibujos geométricos hechos de ladrillo. Y es posible subir hasta una terraza de observación que ofrece buenas vistas de los alrededores, con campos de cultivo y las montañas nevadas de fondo. Eso sí, la escalera es estrechísima (no caben dos personas a la vez); tiene escalones muy separados; y en la parte central no se ve absolutamente nada. Una pequeña aventura, en especial el descenso de espaldas… A mí me tocó esperar un buen rato a que bajara una familia que avanzaba a paso de tortuga, aunque por suerte mereció la pena. Seguro que se acabará prohibiendo el acceso, al igual que ocurrió en el Minarete Kalon.
2. Balbal y Petroglifos: a escasos metros de la Torre hay una explanada con docenas de estelas Balbal, obra de las tribus nómadas que habitaban el Valle de Chuy. Las más antiguas datan de los siglos VII – II AC, cuando los Escitas dominaban la región. Aunque buena parte de las que se exponen en Burana pertenecen a los diferentes pueblos túrquicos (como los Kipchaks) que se expandieron por Asia Central durante la Edad Media. Me encantaron. Por si fuera poco junto a las estelas hay un camino delimitado con piedras decoradas con petroglifos donde aparecen ciervos y hombres con arcos. La mayoría son de los siglos VII – III AC.
Me sorprendió mucho ver estas valiosas obras de arte esparcidas por allí sin ningún tipo de protección, no solo de los elementos sino de la gente. Por ejemplo, durante mi visita dos críos estuvieron todo el rato saltando de piedra en piedra y subiéndose a las estelas entre las risas de sus padres, que lo veían de lo más normal. En fin…
3. Museo: consiste en una pequeña sala donde hay diferentes objetos antiguos encontrados en las ruinas de Balasagun. Entre ellos destacan joyas, restos de cerámica, piedras con inscripciones en árabe o cruces cristianas, armas… La fotografía está prohibida (¡?) y la señora encargada me lo recordó nada más entrar.
Yo pensaba que al ser jueves estaría solo en el recinto, pero me tocó compartirlo con varias familias. A la hora acordada con el taxista caminé hasta la entrada y regresamos al centro de Tokmok. Como al día siguiente me dirigía hacia el lago Issyk Kul preferí pasar la noche allí en vez de volver a Bishkek.
Shamsinskaya Hotel – 1200S/Noche
*Puntos a favor: habitación enorme; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; encargada de la recepción muy amable.
*Puntos en contra: ubicación alejada del centro; mobiliario destartalado.
Cuando busqué alojamiento en Tokmok la única opción disponible en Booking era el lujoso Hotel Burana, que cuesta 100Usd/Noche. Y en Google Maps solo encontré otro con unas críticas horribles. Al final me orienté con maps.me, donde aparecían varios hoteles, aunque desconocía si estaban abiertos y qué me iba a encontrar allí. Por suerte el primero que visité (el Shamsinskaya) me convenció y me pude instalar sin problema.
A continuación todavía faltaban unas horas antes de que se hiciera de noche y las dediqué a visitar Tokmok. Me sorprendió su ambiente soviético, con viejos bloques de pisos, un antiguo teatro, un panel con la hoz y el martillo, un parque con esculturas, fábricas abandonadas… La guinda fue encontrar una rotonda con un avión de combate real. Por supuesto mi presencia deambulando con una cámara de fotos despertó todo tipo de miradas curiosas.
ISSYK ATA
Issyk Ata se encuentra a 60km de Bishkek y es otra excursión interesante. Desde hace muchos siglos este lugar ubicado a 1800m de altura, al pie de los montes Tian Shan, es sinónimo de “curación” gracias a sus manantiales de aguas termales con todo tipo de propiedades medicinales. Aunque su popularidad se extendió cuando los rusos construyeron un sanatorio en 1891. El centro todavía sigue activo y tiene capacidad para 800 pacientes, pero los tratamientos solo se administran con prescripción médica.
Para llegar a Issyk Ata caminé desde mi hotel a la Terminal Este de Bishkek. Allí encontré la marshrutka nº316, que cubre la ruta con salidas varias veces al día. La primera es a las 8.30h (imprescindible si tienes pensado regresar a Bishkek). Yo cogí la siguiente, a las 10h. Tras ocupar un asiento junto a la ventana el conductor pasó a cobrar el billete (80S) y nos pusimos en marcha. El trayecto duró menos de hora y media. Primero avanzamos hacia el este, siguiendo el Valle de Chuy; cruzamos Kant; y en la población de Krasnaya Rechka nos desviamos a la derecha por una carretera secundaria que poco a poco fue ganando altura, con unas vistas geniales.
Issyk Ata no es un pueblo bonito. Se compone de varios bloques de pisos de estilo soviético; locales de comida que ocupan contenedores de metal; y una mezquita moderna. Pero está rodeado de una naturaleza espectacular, con escarpadas montañas y el río Issyk Ata.
Además cuenta con varias atracciones turísticas:
1. Piscinas de Aguas Termales: hay 3 y yo utilicé 2 de ellas. La primera pertenece al Ulai Hotel y no tiene mucha gracia, porque es pequeña y las vistas son bastante limitadas (está rodeada de paredes). Pero se incluye en el precio de la habitación (me alojé aquí) y le dediqué un rato. Eso sí, al última hora de la tarde, porque durante el día no cabía ni un alfiler (hacía sol y era domingo). El agua está ardiendo y mientras me bañaba conocí a dos chavales de Kant con los que hablé un rato.
La segunda piscina es otra historia: está ubicada sobre una colina a la que se llega por un sendero, y ofrece una magnífica panorámica, con las montañas de fondo (mejor luz para la fotografía por la mañana). Además es muy grande y permite una mayor privacidad. A cambio, el agua está templada y los efectos son menos relajantes. En ambos casos se pagan 100S por hora, y hay vestuarios y duchas.
2. Arte Soviético: en los alrededores del Sanatorio hay una pequeña plaza oculta entre los árboles donde se levanta una estatua de Lenin sobre un pedestal. Y no muy lejos se puede ver un conjunto de emblemas de la URSS, con la hoz y el martillo. Por todas partes hay casas tradicionales para alojar pacientes del Sanatorio. Algunas todavía se alquilan, pero otras se encuentran abandonadas, y es una pena porque son una maravilla, hechas de madera tallada y pintadas de color azul. Yo me colé en una con agujeros en el suelo, techos cayéndose a trozos y una habitación donde había varias camas rotas.
También pude entrar en un Centro Cultural abandonado. Ya había pasado dos veces por delante y pensé que todos los accesos estaban sellados. Pero a la tercera vi a 3 chavales saliendo de una puerta y no me lo pensé dos veces. Dentro encontré una sala con mesas de billar y un ajedrez gigante; y un pasillo con las paredes cubiertas de azulejos. El edificio ofrece mucho más, incluido un auditorio para centenares de personas, pero una puerta metálica soldada me impidió continuar con la exploración. Me encantó.
3. Relieve de Buda: según los historiadores, durante un tiempo la zona de Issyk Ata perteneció al Reino Tibetano. Y en una enorme roca hay un relieve de Buda (siglos VII-X) cubierto de pintura dorada para evitar su deterioro, además de algunos mantras tibetanos desgastados. Los árboles cercanos tienen sus ramas llenas de trozos de tela o plásticos de colores que deja la gente con la esperanza de que se cumpla su deseo.
4. Rutas de Senderismo: la más popular se adentra en el valle siguiendo el curso del río, y tras 2,5km alcanza una cascada de 8m de altura. Es muy sencilla, con 300m de desnivel positivo, pero yo llevaba varios meses sin hacer apenas deporte y no estaba aclimatado a la altura, así que me costó más de la cuenta. De camino pasé junto a algún grupo de vacas; un par de marmotas saltando entre las rocas; un mirador ideal, con el Monte Batyi (una pirámide de casi 4mil metros) recortado en la distancia; y varios lugareños, aunque ni mucho menos la multitud que me esperaba (la gente prefiere las piscinas). Mejor luz para la fotografía por la mañana.
En la zona de la cascada todavía quedaban enormes placas de nieve. Con material de acampada es posible continuar la ruta hacia el sur, entre lagos y pasos elevados. Pero yo ya había elegido otros lugares para este tipo de aventuras y regresé a Issyk Ata.
La última marshrutka para volver a Bishkek sale a las 16h, así que prácticamente me vi obligado a pasar la noche en Issyk Ata, porque de lo contrario solo hubiera tenido 4 horas para explorar la zona.
Ulai Hotel – 1800S/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; baño privado; buena limpieza; wifi rápido; nevera; piscina de aguas termales propia (aunque la puede utilizar todo el mundo pagando 100S); restaurante a precios razonables.
*Puntos en contra: camas individuales; ducha con muy poca presión (el mando perdía agua); precio.
Pero el principal problema fue que me alojaron en un edificio anexo al hotel muy ruidoso, porque las paredes están hechas con paneles de madera que tiemblan al cerrarse la puerta y dejan pasar cualquier sonido. Quiero pensar que no había habitaciones disponibles en el edificio principal, o eran más caras. Encima una familia numerosa se apoderó del lugar, hablando a gritos, viendo la tele con las puertas abiertas, y dejando que los críos corrieran por el pasillo.
La oferta de alojamiento en Issyk Ata es muy reducida. Yo encontré el Ulai Hotel gracias a Google Maps, porque en Booking no aparecía nada. Tras bajar de la marshrutka un lugareño me indicó el hotel, y en la recepción una pareja de chavales me hizo de intérprete con la encargada, que no aceptó ningún tipo de descuento. También es posible dormir en varias casas particulares del pueblo, pero sin hablar ruso es complicado. De todas formas no acabé contento con el Ulai Hotel y si regresara buscaría una alternativa.
A la hora de cenar no me compliqué la vida y acudí al restaurante del hotel. Allí ocupé una mesa y pedí Tuurama Shorpo (sopa de verduras con albóndigas); Kuurdak (carne de ternera con patatas y cebolla); y té con limón. La comida estuvo muy rica y me costó 520S. A unos metros del Ulai Hotel, cruzando el río por un puente, hay una tienda bastante completa donde pude comprar galletas y zumo para desayunar.
ALOJAMIENTO EN BISHKEK
En total estuve 15 noches en Bishkek, y dormí en el mismo hotel.
Seven Hotel – 1500S/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; baño privado con ducha perfecta; balcón con vistas de la ciudad; buena limpieza; ubicación céntrica, al lado de Victory Square; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; aire acondicionado; servicio de lavandería económico (me vino genial); encargados de la recepción muy amables.
*Puntos en contra: camas individuales; mobiliario destartalado; en teoría era posible pagar con tarjeta, pero al final tuve que utilizar efectivo porque el datáfono no funcionaba (¡durante dos semanas!).
Reservé las primeras 2 noches a través de Booking y negocié el resto directamente en el hotel, aunque solo me ahorré 100S por noche porque Booking ya aplicaba un descuento importante. El Seven Hotel ocupa la séptima planta (de ahí el nombre) de un edificio de estilo soviético propiedad del Hotel Dostuk, que es algo más caro (2milS por noche). En general acabé muy satisfecho.
Nota: en el año 2023 regresé al Seven Hotel y el precio de la misma habitación había subido a 2500S/Noche.
CONCLUSION
Reconozco que en Bishkek esperaba encontrarme una ciudad moderna similar a Tashkent, pero en su lugar descubrí un lugar más acogedor, con bonitos parques; abueletes con Kalpak (el gorro tradicional kirquiso, hecho de piel de oveja); puestos con señoras vendiendo Kvass (una bebida sin alcohol elaborada con harina y malta); grupos de chavales jugando a Kartoshka en las plazas (una especie de voleibol); y espectaculares vistas de los Montes Ala-Too, con su cumbres nevadas en la distancia. Para visitar las 5 atracciones turísticas que recomiendo necesitarás un mínimo de 3 días, uno para Bishkek y dos para las excursiones. Eso sin incluir la ruta para ver un montón de ejemplos de arte soviético que comento en el siguiente post.
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