Un vertiginoso teleférico que se eleva hacia las montañas, edificios y memoriales de estilo modernista, y un viejo puente otomano
Si no tienes problemas de tiempo y te has quedado con ganas de conocer más rincones de Tirana, no te preocupes. Aquí van 5 nuevos lugares que te mantendrán ocupado explorando esta ciudad en pleno proceso de transformación.
El centro de Tirana es bastante compacto y se puede caminar sin problema entre las principales atracciones turísticas, excepto un par de sitios a los que viajé en autobús urbano. Desconozco cuáles son las rutas disponibles. Yo me limité a elegir una avenida principal que conectara con la zona donde se encontraba mi destino; buscaba una parada; me subía al primer autobús que pasaba en esa dirección; y controlaba mi ubicación en el mapa, bajándome en las inmediaciones del sitio. Los billetes cuestan 40L y se compran en el interior del autobús a un encargado. El hombre tiene memoria de elefante, porque en cada parada hay rotación de pasajeros y el tipo parece acordarse de la gente que no ha pagado.
ARTE COMUNISTA
A parte de los edificios que comenté en mi anterior post, como el Palacio de Cultura, el Museo Nacional de Historia o Bunk’Art, en Tirana hay otros lugares que evocan el pasado comunista de la ciudad. Estos son los más destacados:
1. National Gallery of Arts: data de 1974 y contiene la principal colección de pintura del país. Me hubiera gustado visitar el Museo por su exposición de Realismo Socialista, pero estaba cerrado por obras de restauración, con una valla metálica alrededor del edificio y operarios descargando materiales. Al menos pude acceder a la parte trasera, donde hay un conjunto de viejas estatuas de la época comunista que representan a Stalin y Lenin (entre otros símbolos). Por lo visto el gobierno no sabe muy bien qué hacer con ellas y las ha aparcado aquí mientras toma una decisión.
2. Monumento al Partisano Desconocido: homenajea a los partisanos caídos durante la Segunda Guerra Mundial. Se compone de una estatua con un soldado que levanta el puño mientras sostiene un rifle; y dos relieves con escenas bélicas.
3. Consejo de Ministros: aunque el edificio fue construido en 1939 por los Italianos, me acerqué para ver un magnífico relieve añadido a su fachada en 1974 donde aparecen ciudadanos trabajando y soldados en combate, acompañados de la estrella comunista. En la puerta hay un agente vigilando, pero me dejó hacer fotos desde la distancia.
Al otro lado de la calle se encuentra el Parlamento, cuya puerta estaba rodeada de periodistas y cámaras; y un poco más lejos la Oficina Presidencial, con una fuerte vigilancia. En la zona también hay un pequeño parque con un búnker al que se puede entrar; y un trozo del Muro de Berlín.
4. Palacio de Congresos: utilizado por el Partido Comunista de Albania para organizar actos oficiales. Data de 1986 y es una construcción de vidrio y cemento muy original, aunque durante mi visita la fachada se estaba cubriendo de andamios para realizar obras. Hoy día en su interior tienen lugar conciertos, festivales y conferencias.
5. Cementerio de los Mártires: fue creado en el año 1971 para acoger las tumbas de varios cientos de partisanos fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial, aunque posteriormente continuó creciendo y hoy día es el cementerio más grande de Albania. Está ubicado sobre una colina 3,5km al sur de Tirana y yo llegué caminando. No fue la decisión más acertada, porque a parte de la distancia toda la ruta es cuesta arriba y acabé empapado en sudor. Para regresar al centro me subí a un autobús en la Avenida Elbasanit y solo tardé 10 minutos (40L), así que mi consejo es hacerlo al revés: ida en autobús y vuelta a pie.
Una vez en el cementerio pensé que no podría entrar. Las primeras dos puertas que encontré estaban cerradas, y cuando ya valoraba seriamente la posibilidad de dar media vuelta descubrí una puerta abierta en el extremo oriental del recinto. En total estuve media hora paseando, con la única compañía del personal de mantenimiento, que regaba y cortaba el césped.
Visitar el Cementerio de los Mártires merece la pena por 2 motivos: las vistas geniales que ofrece de Tirana, con sus coloridos bloques de pisos y las montañas de fondo; y la Madre Albania, una estatua de 12m de altura que representa a una mujer sosteniendo una corona de laurel y la estrella comunista. Cuando murió Enver Hoxha en 1985 el gobierno decidió ubicar su tumba al pie de la estatua, pero 7 años más tarde, tras la caída del régimen, se trasladó a un lugar menos épico. Es un monumento espectacular.
Los siguientes 2 lugares están relacionados de alguna forma con el comunismo:
6. Antigua residencia de Enver Hoxha: el líder comunista vivía en el barrio de Blloku, reservado para la élite del partido y sus familias, con unas extraordinarias medidas de seguridad. Pero sorprende comprobar que utilizaba una casa relativamente sencilla, sobretodo en comparación con los hogares de otros líderes comunistas de la época, como el Palacio de la Primavera de Ceausescu. Por lo que leí el interior de la vivienda se conserva tal y como quedó tras su muerte y el gobierno está valorando la posibilidad de abrirla al público. Aunque de momento hay que conformarse con verla de lejos.
7. Café-Museum Komiteti: un local ambientado en la época comunista con todo tipo de objetos apilados en sus estantes. Hay viejos televisores, libros, figuras, banderas, tazas, fotos… Me pareció un sitio perfecto para tomar un café, pero cuando se lo pedí a una chica me envió a un local anexo de los mismos propietarios, totalmente moderno e impersonal. Allí pregunté a un camarero y me dijo que el local con encanto era la cocina (¡?). De hecho no había nadie ocupando las mesas, mientras que el espacio moderno estaba lleno de gente.
En fin, aun así me senté a tomar un café, pero al cabo de un rato me tuve que marchar porque los camareros me ignoraron por completo. Moraleja: entra un momento a ver el interior, haz un par de fotos, y continúa tu recorrido por Tirana.
Además de estos sitios me hubiera encantado ver Piramida, una enorme estructura con forma de pirámide inaugurada en el año 1988 que albergaba un museo dedicado a Enver Hoxha. Tras la llegada de la democracia fue utilizado como galería de exposiciones e incluso discoteca. Pero el edificio se fue deteriorando poco a poco y en los últimos años ofrecía un aspecto decadente. Incluso se llegó a pensar en demolerlo. Hasta que en febrero del 2021 (unos meses antes de mi visita a Tirana) comenzaron las obras con el objetivo de convertir Piramida en un centro tecnológico para jóvenes, y me la encontré rodeada por una valla, entre maquinaria pesada y montones de materiales de construcción. Una pena…
TANNER’S BRIDGE
Se trata de un puente de piedra Otomano construido durante el siglo XVIII que cruzaba el río Lana a su paso por la zona donde trabajaban los carniceros y curtidores de piel (de ahí su nombre, que significa “puente de los curtidores”). En el pasado formó parte de la transitada carretera que conectaba Tirana con el este del país, pero en 1932 se desvió el cauce del río y el puente perdió su utilidad. Por suerte en los años 90 fue restaurado y hoy día luce impecable, reservado solo para peatones. Es uno de los monumentos más antiguos de Tirana, aunque está en pleno centro, rodeado de bloques de pisos y al lado de una ruidosa carretera, así que cuesta bastante apreciarlo (y más todavía conseguir buenas fotos).
Cerca del puente se encuentra Tanner’s Mosque. El templo original data del siglo XVII, aunque en 1927 lo destruyó un rayo y tuvo que ser renovado por completo. El minarete se volvió a incorporar en los años 90.
HOUSE OF LEAVES
*Horario: 9h – 16h (los domingos de 10h a 15h) (lunes cerrado)
*Precio: 700L
*Fotografía: no
Un Museo ubicado en una casa de dos plantas construida en el año 1931 que al principio funcionó como clínica privada de obstetricia donde se trataba a las embarazadas. Pero durante la Segunda Guerra Mundial fue requisada por la Gestapo. Y tras la expulsión de los Nazis en 1945 el régimen comunista de Enver Hoxha eligió el edificio para albergar la sede central de la Unidad Técnico-Científica del temido Sigurimi (el Servicio de Inteligencia Albanés). Durante décadas esta Unidad se dedicó a vigilar tanto a sus ciudadanos como a los visitantes extranjeros de todas las formas posibles: ocultando micrófonos, pinchando teléfonos, abriendo cartas, realizando seguimientos con fotos y vídeos… En su momento de máximo apogeo la Unidad llegó a emplear a 15mil trabajadores, que con el final del comunismo tuvieron que buscarse otro trabajo.
El Museo abrió sus puertas en el año 2017 y su nombre (“casa de las hojas”) hace referencia a la hiedra que cubre la paredes del edificio. Se compone de más de 30 habitaciones donde hay expuestos antiguos dispositivos de vigilancia (grabadoras, cámaras…); documentos desclasificados que evidencian las actividades de la Unidad Técnico-Científica con todo lujo de detalles; el oscuro laboratorio donde se revelaban las fotos; carteles de propaganda comunista; vídeos de la época (me impactó uno con el seguimiento a la mujer de un diplomático)… Cada habitación cuenta con carteles en inglés. Además la casa conserva su aspecto original, con viejas puertas, suelos de madera y lúgubres pasillos.
House of Leaves está a un par de calles de la Plaza Skanderbeg. La visita se realiza por libre y si te gusta la historia es un lugar imprescindible. Por cierto, justo enfrente está la Catedral Ortodoxa de la Resurrección, inaugurada en el año 2014, y merece la pena entrar unos minutos.
NUEVO BAZAR
Un mercado situado a unos minutos del centro que los Albaneses conocen con el nombre de Pazari i Ri. Sus orígenes se remontan al año 1931 y se creó con el objetivo de complementar la actividad comercial del Antiguo Bazar. Pero cuando este fue demolido por el régimen comunista en 1959, el Nuevo Bazar comenzó a crecer sin control convirtiéndose en un lugar caótico. Hasta que el gobierno local puso en marcha un proyecto de rehabilitación, y en el año 2017 volvió a entrar en funcionamiento con un diseño completamente renovado.
El eje del Nuevo Bazar es una plaza con un conjunto de puestos que venden fruta, verdura y todo tipo de antigüedades, muchas de ellas relacionadas con el pasado comunista de Tirana (gorras, banderas, pins…). Rodeando la plaza hay tiendas de carne y pescado; y numerosos cafés y restaurantes donde es posible probar platos típicos del país a precios muy económicos. Las fachadas de los edificios están pintadas de vivos colores y las calles anexas son peatonales, creando un espacio ideal para pasear y observar a la gente. Yo visité el Nuevo Bazar una mañana soleada y el ambiente era genial.
MONTE DAJTI
Ubicado 25km al este de Tirana, el Monte Dajti tiene 1.611m de altura y constituye una excursión perfecta para disfrutar de la naturaleza alejado del ruido de la ciudad. Forma parte del Parque Nacional Dajti, creado en el año 1966, con una superficie de 295km2. Su territorio incluye montañas cubiertas de espesos bosques, profundos barrancos y atracciones como el Lago Bovilla o la Cueva Pellumbas.
Es posible llegar a las inmediaciones del Monte Dajti por carretera, pero la forma más espectacular es utilizando el Dajti Ekspres, un teleférico inaugurado en el año 2005. La Estación Inferior está a 4km del centro y si no quieres caminar ni gastarte el dinero en un taxi te recomiendo viajar en autobús. Hay salidas regulares desde las inmediaciones de la Torre del Reloj y el billete solo cuesta 40L. El vehículo es de color azul, tiene escrito “Porcelan” en la parte frontal, y el trayecto puede durar hasta media hora en función del tráfico y otros imprevistos (en mi caso un camión de basura de cara que no cabía o tener que cambiar de autobús a medio camino). Yo fui controlando mi ubicación en el mapa y me bajé en la parada más cercana, desde donde solo tuve que caminar unos minutos hasta la Estación Inferior.
El billete del Dajti Ekspres cuesta 1000L ida y vuelta (o 500L solo ida). Yo elegí un domingo y además lucía un sol radiante, así que me esperaba una larguísima cola de gente. Pero para mi sorpresa no había nadie y al poco de llegar a la zona de embarque subí a una cabina completamente solo. Imagino que en verano las cosas son bien distintas.
Una vez en marcha el teleférico cubre una distancia de casi 5km, sorteando un desnivel de 900m, hasta alcanzar la Estación Superior, situada en una zona conocida como Fusha e Dajtit, a 1.050m de altura. El recorrido dura 15 minutos y ofrece unas vistas magníficas. De camino contemplé bosques con árboles de diferentes colores fruto del otoño, granjas solitarias, un pequeño lago, y hasta un par de búnkers. Eso sí, me parece lamentable que los pasajeros se hayan dedicado a rayar los cristales de las ventanas. La última parte del trayecto es una locura, con un espeluznante tramo casi vertical que se enfila por una pared de roca. He subido en bastantes teleféricos y no recuerdo algo parecido.
Fusha e Dajtit es un lugar orientado al turismo local, con atracciones como el Adventure Park (una serie de circuitos de cuerdas y tirolinas) o un minigolf. También hay un montón de casetas de tiro; y caballos para dar paseos por los alrededores. Yo preferí emplear mi tiempo de otra forma:
1. Mirador: desde la Estación Superior las vistas de Tirana son espectaculares, aunque durante mi visita me encontré el sol de cara (mejor por la mañana) y la ciudad estaba envuelta por una nube de contaminación. Me hubiera gustado subir al bar giratorio del Dajti Tower Belvedere Hotel, situado en el séptimo piso, pero la encargada de la recepción me dijo que se encontraba cerrado por reformas (¡como el del Sky Tower!).
2. Hotel Dajti: un edificio abandonado de la época comunista cuya fachada amarilla luce dos magníficos relieves donde aparecen un niño y una niña vestidos de boy scouts. No pude encontrar información de este lugar en Internet, pero quizás era una casa de colonias para algún tipo de organización juvenil (como los Pioneers soviéticos). Yo me colé por una puerta de madera y estuve un rato explorando el interior, aunque no encontré absolutamente nada de interés, ni siquiera grafitis.
3. Senderos: la ruta más popular es la que sube hasta la cima del Monte Dajti, pero yo no tenía tiempo y me conformé con alcanzar el Collado de Qershia, a medio camino. Consiste en 3km (ida y vuelta) con un desnivel positivo de +300m. El ascenso es constante y llegué cansado. Además me encontré con dos problemas añadidos: el suelo estaba cubierto de hojas secas, que resbalaban y me hacían tropezar con piedras y raíces; y yo iba con zapatillas de ciudad. Pero bueno, la ruta está señalizada con marcas de pintura blanca y roja; atraviesa un bosque muy atmosférico; y apenas me crucé con gente.
En el Collado de Qershia los árboles tapan las vistas. Como mucho puedes continuar un poco más hacia el norte y contemplar desde un peñasco el valle que hay al otro lado. Yo no me entretuve y regresé a la Estación Superior. En total invertí hora y media en la excursión. A continuación volví a Tirana en teleférico, experimentando un nuevo subidón de adrenalina cuando la cabina llegó al borde de la pared de roca y bajó en picado. Totalmente recomendable (a no ser que tengas mucho vértigo).
COMIDA EN TIRANA
En Tirana las opciones para comer son ilimitadas, con montones de cafés y restaurantes, aunque yo me hice cliente habitual del mismo sitio:
Shyqi Traditional Restaurant
Un pequeño local situado junto al Nuevo Bazar que me recomendó Marin y me encantó. Su menú incluye numerosos platos típicos de la gastronomía Albanesa y probé muchos de ellos. Como el Fergese (delicioso), Tavë Dheu (Fergese con trozos de carne), Qofte, Pimientos rellenos de Queso o la Sopa de Pollo. Los precios siempre se mantuvieron entre los 500-700L por un menú de 2 platos + bebida (una cerveza Peja, originaria de Kosovo). Además el camarero era muy simpático y siempre charlábamos unos minutos sobre aspectos curiosos de Albania. Justo lo que necesitaba en Tirana.
Era Restaurant
Durante mi estancia en la capital solo falté una vez al Shyqi por probar algo distinto. Y visité este popular restaurante ubicado en el barrio de Blloku. Tiene un elegante comedor donde hay mesas con manteles blancos; atentos camareros vestidos de uniforme; y música agradable. Tras examinar el extenso menú pedí Dollma (rollitos de parra rellenos de arroz y carne); Tavë Kosi (cordero al horno con salsa de yogurt, el equivalente al Elbasan Tava de Kosovo); y una jarra de cerveza. Todo muy rico, rodeado de lugareños.
Eso sí, la cuenta picó bastante: 1732L (casi 15€). Al principio no me cuadró porque los precios de los platos eran aceptables. Pero la sorpresa fue la jarra de cerveza (la bebida no aparece en el menú) que cuesta 400L (lo normal son 150-200L). En fin, se trató de un homenaje puntual y al día siguiente regresé al Shyqi.
CONCLUSION
Las calles de Tirana están llenas de atractivos rincones, y en mis paseos encontré un montón de ejemplos de arte callejero, con pinturas murales que ocupan fachadas enteras; esculturas curiosas; y armarios eléctricos decorados con simpáticos dibujos, como el rostro de Dalí o el símbolo de Batman. Aunque de vez en cuando aparecían escenas que me devolvían a la cruda realidad del país, como niños descalzos pidiendo limosna o abueletes orinando a la vista de todo el mundo. En cualquier caso no tuve ninguna sensación de inseguridad y eso que recorrí a pie buena parte de sus barrios.
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