Valles solitarios cubiertos de Chimeneas de Hadas, una gigantesca ciudad subterránea y docenas de globos iluminados volando al amanecer
La Capadocia es una región ubicada en el centro de la península de Anatolia que cuenta con un paisaje surrealista. Hace millones de años una serie de potentes erupciones volcánicas cubrieron la zona de ceniza. Y este material se solidificó, creando una roca caliza muy débil que el paso del tiempo y los elementos fueron moldeando a su antojo. Dando lugar a formaciones imposibles, entre ellas las conocidas como Chimeneas de Hadas. Recorrer los valles de la Capadocia rodeado de cimas retorcidas y ondulantes mares de piedra de diferentes colores es una experiencia única en el mundo.
En la Capadocia hay montones de lugares interesantes que visitar. Yo pasé 2 semanas y aun así me quedaron sitios pendientes. Estos son los 10 lugares que considero imprescindible conocer en este espectacular rincón de Turquía.
GÖREME
Este pueblo es el epicentro de la Capadocia. Es con diferencia el lugar más visitado y no me extraña: cuenta con una amplia oferta de alojamientos y restaurantes (eso sí, a precios abusivos); se encuentra a no mucha distancia del resto de sitios de interés de la zona; es realmente pintoresco, con Chimeneas de Hadas a cada paso; y aquí es donde se organizan los populares vuelos en globo. Así que en Göreme pasé unos cuantos días explorando los alrededores.
La principal atracción turística de la población es el Göreme Open Air Museum. A finales del siglo II vivía en la zona una importante comunidad cristiana. Y esto dio pie a la construcción de gran cantidad de iglesias y monasterios excavados en la roca, cuyos muros interiores fueron decorados con frescos representando todo tipo de escenas de los Evangelios y la vida de Jesús. El «museo» es un recinto con varias chimeneas donde se encuentran algunas de las iglesias más destacadas de toda la Capadocia, con unos frescos de gran calidad.
*Horario: 8h – 19h
*Precio: 45L + 15L (si quieres visitar la Karanlik Kilise)
*Fotografía: no
Llegué a la entrada tras un paseo de un cuarto de hora desde el centro de Göreme; compré mi billete en la taquilla; y me puse a recorrer el recinto. A estas alturas ya era consciente de lo que me podía encontrar (mucha gente, nula atmósfera…). Pero aun así mi experiencia en el Göreme Open Air Museum fue realmente nefasta. Primero, el precio de la entrada, que me pareció desproporcionado (Éfeso cuesta 60L, pero la visita ocupa un día entero). Segundo, que a pesar de llegar a las 9.30h, ya se me habían adelantado varios autocares llenos de turistas. Y en algunas iglesias no te podías ni mover, o tenías que esperar a que la gente subiera o bajara por estrechas escaleras. Como no, el 75% eran chinos, con todo lo que eso conlleva (gritos, gente colándose…).
Pero aun faltaba un tercer inconveniente que me pilló totalmente por sorpresa. ¡Está prohibido hacer fotos en el interior de las iglesias! Ni siquiera sin flash. Y no hay escapatoria, porque en cada recinto hay un vigilante sentado, y estás controlado en todo momento. Yo no tenía ni idea, y tras sacar la primera foto una chica casi me salta encima gritando “no foto, no cámara”. Así que en varias ocasiones estuve rodeado de frescos espectaculares sin poder fotografiarlos. Mi peor tortura. Con lo que me gusta este tipo de arte…
Según me explicaron, el motivo principal es evitar las aglomeraciones dentro de las iglesias, ya que sus dimensiones son muy reducidas y todos los grupos organizados quieren verlas. Sin posibilidad de hacer fotos la gente circula mucho más deprisa (en gran parte porque a la mayoría le importan un pimiento los frescos y su historia). Además, en el exterior de cada iglesia hay carteles donde se limita la estancia a un máximo de 3 minutos. Tiene narices… Una vez más el turismo de masas convirtiendo lugares únicos en simples parques de atracciones.
Con este panorama, solo tardé alrededor de una hora en visitar las 7 iglesias que componen el Open Air Museum, y sacar alguna foto de los alrededores (me gustó la chimenea más grande, que presidía el recinto, conocida como Rahibeler Manastiri). Y me largué de allí, bastante enfadado.
En los alrededores de Göreme hay otras iglesias que merecen la pena, a las cuales se accede desde la carretera que conduce al Open Air Museum:
1. Tokali Kilise: su visita está incluida en el billete de acceso al museo, y se encuentra a escasos metros de la entrada. Esta iglesia es mucho más grande que las otras y cuenta con muy buenos frescos. Así que cuando el guarda no miraba hice un par de fotos.
2. El Nazar Kilise: de regreso a Göreme hay un cartel a la izquierda que indica el inicio de una ruta que recorre el Zemi Valley. Al principio sigue una carretera sin asfaltar, por la que de vez en cuando pasa algún vehículo levantando polvo (a pesar del cartel que les prohibe el acceso). Y al cabo de un kilómetro largo aparece un desvío hacia la cercana El Nazar Kilise, construida en el siglo X. Tuve que pagar entrada (6L), pero fue una experiencia completamente distinta al Open Air Museum. Un amable encargado me abrió la puerta de la iglesia; estuve solo examinando cada detalle de los frescos (algunos de gran calidad); y pude hacer fotos sin flash. Me encantó. Todo gracias a que esta iglesia no está dentro de los itinerarios de los grupos organizados.
3. Sakli Kilise: el camino está señalizado con un cartel amarillo. Pero cuando me disponía a recorrerlo un lugareño me dijo que la iglesia estaba cerrada por obras de restauración. Así que me quedé sin saber cómo es.
A parte de iglesias, un lugar de Göreme que no te puedes perder es Sunset View Hill. Un mirador al que se accede tras un corto paseo desde el centro, y que ofrece unas vistas inmejorables del pueblo y los alrededores. Lo mejor es subir para ver la puesta de sol (de ahí el nombre del sitio) y contemplar Göreme de noche, con el castillo de Uçhisar iluminado en la distancia.
Por último, Göreme está lleno de agencias que organizan todo tipo de actividades en la zona: alquiler de quads, paseos a caballo, rutas en mountain bike, cursos de cocina… Incluso presenciar una Sema de los Derviches. Así que el límite lo pones tú.
ALOJAMIENTO
En total pasé 6 noches en Göreme, repartidas en dos alojamientos diferentes, buscando los precios más económicos posibles (exceptuando dormitorios compartidos):
Stay in Peace Cave Hostel – 125L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa, situada en una cueva excavada en la roca; cama doble muy cómoda; matrimonio propietario realmente amable; ubicación céntrica; tranquilidad total por la noche; precio (teniendo en cuenta las tarifas de Göreme); wifi rápido; desayuno incluido en el precio; servicio de lavandería por un importe razonable (5€ la bolsa).
*Puntos en contra: lavabo compartido con una limpieza mejorable.
Hay otro punto en contra que no es culpa directa del alojamiento. La habitación está en una cueva (esa es la gracia), y esto tiene dos consecuencias: escasa ventilación (no hay ventana, solo un pequeño extractor); y humedad (olía a moho, y cuando me vestía por la mañana la ropa estaba impregnada). Por cierto, la habitación está ambientada en el antiguo Egipto, con pinturas en las paredes y una escultura (¡?). Aquí pasé 4 noches, y me hubiera quedado más tiempo. Pero la habitación estaba reservada durante semanas, así que tuve mucha suerte al encontrarla disponible.
Cappadocia View Hotel – 31€/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; wifi rápido; personal de la recepción muy amable; terraza con buenas vistas de los globos por la mañana; agua de cortesía; desayuno abundante incluido en el precio.
*Puntos en contra: sin aire acondicionado (en verano tiene que hacer un calor horrible).
A parte del precio, hay otro punto en contra que tampoco es culpa directa del hotel (aunque algo podrían hacer). Por las mañanas muchos huéspedes se levantan temprano para ver el amanecer con los globos. Y algunos montan un escándalo tremendo, hablando a gritos, con niños corriendo… Lo mismo ocurre cuando regresan. Así que si tú no quieres ver el amanecer, o quieres dormir un par de horas tras el espectáculo, lo tienes crudo. En fin… Aquí pasé 2 noches, y a parte de esta situación fue una estancia agradable.
COMIDA
En Göreme no hay ni rastro de restaurantes tradicionales y casi todos los locales están orientados al turismo. Así que me tuve que emplear a fondo para encontrar algo correcto y no muy caro. Estos fueron mis dos lugares favoritos:
Can Can Restaurant
Ubicado cerca del Cappadocia View Hotel. Al pasar junto al local me gustó todo: propietario muy amable, ambiente familiar, precios correctos, terraza cubierta en el piso superior, y un fuego en plena calle para hacer barbacoas. Un día pedí Sish Tavuk (brochetas de pollo) y la carne estaba deliciosa. Y otro el plato típico de la Capadocia: Testi Kebap. Se trata de pequeñas vasijas de barro donde se cocina carne en salsa o verduras. Yo elegí el Et Testi Kebap, con dados de carne de ternera, y estaba delicioso. Normalmente el camarero rompe la vasija con un martillo para volcar el contenido en el plato, pero en el Can Can no están para gastos innecesarios, y el recipiente no se rompe.
Otra ventaja: en el local no venden alcohol, pero te permiten comprarlo en una tienda anexa. Yo un día me compré dos cervezas Efes (por solo 10L cada una). Y mientras me bebía una el dueño me guardó la segunda en la nevera, para mantenerla bien fría. Al final, la mañana que me marchaba de Göreme la dueña me vio y me invitó a sentarme a tomar té y charlar un rato, mientras sus hijas se encargaban de parar el autobús que necesitaba. Una familia encantadora…
Firin Express
Un local céntrico especializado en Pide (pizza turca), con muchas variedades. Aunque también ofrece otros platos. Yo cuando fui pedí sopa, Pide (tienen una de berenjena y queso muy rica) y Fanta, todo por 30L. Los camareros son chavales muy amables, y el servicio es eficiente.
DERINKUYU
Entre las muchas maravillas que esconde la región de la Capadocia se encuentran las ciudades subterráneas. Los expertos no se ponen de acuerdo en su origen, pero el historiador griego Jenofonte ya hablaba de estas ciudades en el siglo IV AC. Todo apunta a que fueron construidas en tiempos de los Hititas o de los Frigios, hace miles de años. Principalmente eran utilizadas para ocultarse de tropas invasoras. Más tarde, diversas colonias cristianas encontraron en estas ciudades un lugar ideal para esconderse, primero de los romanos, y después de los musulmanes. Y contribuyeron a su expansión. Los últimos habitantes de las ciudades subterráneas fueron diferentes comunidades griegas, que sufrieron represalias durante el conflicto bélico entre Grecia y Turquía. Y tras el Tratado de Lausanne fueron enviadas a su país de origen.
Hay decenas de ciudades subterráneas, y se pueden visitar varias de ellas, como Kaymakli o Gaziemir. Yo elegí Derinkuyu porque es la más grande de todas, y además la frecuentan menos grupos de turistas.
*Horario: 8h – 19h
*Precio: 35L
*Fotografía: ok
Derinkuyu fue descubierta en 1963, cuando durante las obras de construcción de una vivienda un muro se hundió, y quedó al descubierto un túnel que daba acceso a un auténtico laberinto de estancias. Derinkuyu está estructurada en 18 niveles, con una profundidad máxima de 85m, y capacidad para acoger durante varios meses hasta 20mil personas.
El acceso a Derinkuyu se encuentra en pleno centro de la población. Yo aparecí cargado con mis mochilas, de viaje entre Ihlara y Nigde. Así que me tomé un zumo en una cafetería anexa y pedí al encargado que me cuidara el equipaje. Un gran ejercicio de confianza (o de inconsciencia) porque le dejé mis dos mochilas con absolutamente todo: cámaras de fotos, dinero, pasaporte… Pero es que no tenía otra opción.
Tras pagar la entrada, comenzó el descenso a las profundidades. La verdad es que si eres claustrofóbico éste no es tu lugar. Porque hay que bajar completamente encorvado por estrechísimos túneles. El recinto cuenta con indicaciones: flechas rojas para bajar, azules para subir. Pero deja un amplio margen para la exploración por libre, con buena iluminación, y sin vigilantes. La pena es que de todo el enorme complejo solo se puede visitar el 10%, sin pasar del nivel 7. Y por mucho que te esfuerces, al cabo de una hora ya no te queda nada que ver (a parte de adentrarte en túneles oscuros rumbo a lo desconocido, poco recomendable).
En Derinkuyu se pueden ver todo tipo de estancias: almacenes para guardar alimentos; cocinas; viviendas… Hasta una iglesia con columnas. En varios túneles hay enormes piedras de forma circular, que se utilizaban para bloquear la entrada en caso de ataque. También me pude asomar a un conducto de ventilación que atraviesa todos los niveles de la ciudad y da una idea de su profundidad. Mi visita coincidió con un par de grupos de chinos, y algún turista independiente. Pero esperando unos segundos continuaban su camino, y estuve solo bastante tiempo. En resumen, un lugar fascinante.
ROSE VALLEY
Este valle (“Güllüdere Vadisi” en turco) se llama así porque cuenta con unas formaciones rocosas que según el momento del día adquieren un color rosado. Tiene una longitud de 5km, y es una de las rutas más recomendadas en la Capadocia. Para llegar a su inicio caminé hasta las afueras de Göreme siguiendo la carretera hacia el norte, y me desvié a la derecha por una pista de tierra. No había ningún tipo de indicación, y tuve momentos de duda. Pero un lugareño me confirmó que era el camino correcto. A continuación la pista comenzó a bifurcarse, todavía sin señales, aunque pude ver en la distancia una zona de enormes chimeneas donde había estado durante mi recorrido por el Swords Valley, y en la que recordaba haber visto marcas de pintura que conducían al Rose Valley. Así que fui directo, y continué por un estrecho sendero que atravesaba la montaña.
Al otro lado me estaba esperando una espectacular panorámica del valle, con sus rocas de forma ondulada, y paré un rato a hacer fotos. Después bajé y pude continuar gracias a la ayuda de los propietarios de un café, porque había un cartel con indicaciones realmente confusas. Por suerte, el resto del camino sí que estuvo bien señalizado, y no tuve más problemas.
Caminar por el Rose Valley fue una auténtica gozada. Primero avancé por el fondo del valle, entre chimeneas puntiagudas, pasando junto a pequeños viñedos, palomares y antiguas viviendas. En un par de ocasiones atravesé túneles, y en uno me encontré a una tortuga de tierra (la única que vi en la Capadocia). A mi alrededor, el sonido de montones de pájaros e insectos, lagartijas correteando, y muchas mariposas de color naranja. Y lo más importante: soledad absoluta. Cuando empecé a caminar vi a una pareja de francesas y un grupo de turistas con guía. Pero eso fue todo.
En el Rose Valley también se pueden visitar iglesias excavadas en la roca. Mi guía hablaba de tres, pero yo solo encontré señales claras hacia una de ellas: la Haçli Kilise. La entrada es gratuita, y el interior me dejó sin palabras. Su ábside está cubierto de frescos medievales en muy buen estado, y en el techo hay una enorme cruz esculpida. Cómo no, el lugar estaba desierto, y pasé un rato genial explorando cada rincón. Por si fuera poco, a escasos metros hay un café con una terraza cubierta en la que me pude sentar a tomar una Fanta fresquita (7L). El dueño se quejaba de que a la gente no le gusta caminar, aunque en el rato que estuve sentado aparecieron como por arte de magia 3 parejas de turistas.
El tramo final de la ruta fue espectacular. El sendero discurrió por la parte superior del valle, con unas vistas memorables. Rodeado por un mar de chimeneas y rocas de colores que se extendían hacia el horizonte, donde se podía ver el castillo de Üçhisar. A cada paso encontraba una foto mejor que la anterior, y me costó mucho marcharme de allí. A continuación el camino regresó al fondo del valle, y tras recorrer 1,5km más por una pista polvorienta llegué a la población de Çavusin.
ÜÇHISAR
Esta población es la segunda más visitada de la Capadocia, tan solo superada por Göreme. Todo gracias a su principal atracción turística: el castillo de Uçhisar. En realidad el castillo es una montaña llena de agujeros y salas excavadas, donde en el pasado vivía la gente del lugar. Hasta que el aumento de población y la erosión de la roca provocaron que la montaña fuera abandonada, a cambio de viviendas más seguras. Yo llegué a Uçhisar tras recorrer Pigeon Valley, y ya desde muy lejos pude ver el castillo. Una de las imágenes clásicas de la Capadocia.
Antes de llegar al castillo hay una zona de cafés y tiendas de recuerdos que ofrece magníficos primeros planos. Con la montaña rodeada de enormes chimeneas de forma cónica, donde en tiempos del Imperio Bizantino se excavaron tumbas, y más tarde palomares. La imagen es imponente. Eso sí, poco después me encontré junto a la puerta del castillo con algunos ponis y camellos de aspecto triste, esperando que el tonto de turno se hiciera la foto con ellos. Desgraciadamente algo bastante habitual en Turquía.
Una vez abonado el ticket de acceso al castillo (9L) subí por unas escaleras. Primero cruzando el interior de la montaña, y más tarde por el exterior, aunque sin peligro alguno. Desde la cima se pueden contemplar unas vistas espectaculares de los alrededores: Göreme, grupos de chimeneas, valles con formaciones rocosas de diferentes formas y colores, el Monte Erciyes de fondo con su cumbre nevada… Todo con una luz perfecta para la fotografía, así que recomiendo visitar el castillo por la tarde. La verdad es que a parte de las vistas no hay mucho más que hacer en el lugar, con lo cual estuve unos minutos y bajé de nuevo al pueblo.
Antes o después de visitar el castillo puedes aprovechar para comer en alguno de los restaurantes del pueblo. Yo decidí pegarme un homenaje, y tras varias jornadas cumpliendo a rajatabla mi presupuesto diario, acudí al Sakli Konak, situado en el centro de Üçhisar y muy recomendado. Había visto tanto autocar arriba y abajo que me esperaba un comedor lleno de turistas. Y me llevé una sorpresa: el restaurante estaba desierto. Y eso que era sábado a las 14.30h. El camarero me explicó que tenían todas las mesas reservadas para la cena, pero a la hora de comer no había mucha actividad. Así que me senté en una mesa de la terraza. Cómo no, más tarde aparecieron dos parejas de chinos, pero se marcharon rápido.
Yo comí unos entrantes (Meze) cortesía de la casa, muy ricos (tortas de calabaza, yogurt con pepino, salsas…); Babagannus (berenjena mezclada con queso y nueces); y Kuzu Saçtava (trozos de cordero a la plancha con tomate, pimiento y cebolla). Todo delicioso. Y para acompañar, una cerveza Efes que sentó genial. Los camareros fueron realmente amables. Eso sí, al final la cuenta subió a 78L. Pero un día es un día…
ESKI GÜMÜSLER
Este espectacular monasterio se encuentra un tanto apartado, y por eso no está incluido en los populares circuitos que ofrecen las agencias de viaje de Göreme y que la mayoría de turistas acaba contratando. Pero si te gustan los frescos medievales no te lo puedes perder.
*Horario: 8.30h – 19h
*Precio: 6L.
*Fotografía: ok
El billete de acceso me pareció muy barato, teniendo en cuenta los precios de otras atracciones de la Capadocia. Y hasta me dieron un folleto explicativo con información y fotos del monasterio. Cuando llegué no había nadie, así que pude recorrer Eski Gümüsler a mi aire, disfrutando de la atmósfera. Esto fue lo más destacado:
1. Patio interior: un recinto descubierto desde el que se accede a las diferentes salas del monasterio. Las paredes están llenas de agujeros, arcos, cruces… Y en el suelo hay tinajas semi enterradas donde se almacenaban alimentos, y tumbas.
2. Iglesia: con altísimas columnas decoradas con motivos geométricos; y muros cubiertos de frescos Bizantinos, realizados entre los siglos XII y XIII. Su calidad es excepcional, y están entre los mejores de toda la Capadocia. La verdad es que no decepcionaron. Hay una escena que representa el nacimiento de Jesús (Natividad) llena de personajes y detalles, con un colorido asombroso. En una pequeña capilla se esconde una sonriente Virgen María con el niño, un hecho inédito porque nunca se representa a la Virgen sonriendo. También hay imágenes de ángeles, santos, etc… Fue genial contemplar la iglesia en soledad. Y al final me marché cuando llegó un grupo de turistas sudamericanos.
3. Resto de salas: rodeando la iglesia hay un laberinto de estancias. Una sala con varias tumbas presidida por una cruz tallada en la roca; la cocina, con agujeros en el suelo para guardar alimentos y piedras redondas para taparlos; una sala sobre la iglesia con frescos muy difuminados representando una escena de caza… Después de ver iglesia todo parece poca cosa, pero no está de más echar un vistazo.
Vigilando el recinto había un simpático guarda de seguridad, encargado de que nadie utilizara el flash. Cuando se marchó el grupo de turistas, me hice un par de selfies en la iglesia utilizando mi GoPro con el trípode. El hombre me vio y me dijo que no estaba permitido el uso de trípodes, pero me dejó continuar.
4. Exterior: el monasterio está excavado en la base de una pared de roca. Es posible subir y asomarte al patio desde arriba, y explorar las innumerables viviendas que hay en los alrededores (la pared está llena de cavidades de todo tipo).
Llegar a Eski Gümüsler en transporte público es un auténtico coñazo. Para empezar tienes que viajar a la ciudad de Nigde. Su Terminal de Autobuses está a 4km del centro, aunque hay un servicio de dolmus gratuito (esta opción se conoce como «servis») que te llevará sin problema. El recorrido del servis acaba junto a la terminal antigua. De allí parten los autobuses hacia la pequeña población de Gümüsler, donde está el monasterio. Aunque sus horarios todavía son un gran misterio para mí…
Yo estaba alojado en un hotel de Nigde y caminé hasta la terminal antigua. Una vez allí pregunté por mi vehículo. Había leído que había autobuses cada hora en punto, y aun faltaban unos minutos para las 10h. Pero tuve que esperar hasta las 11h. Así que entré en una cafetería de la terminal, me senté en una mesa del comedor, y me tomé un par de tés (3L). Ya en el autobús el trayecto duró apenas 20 minutos (3L), pues solo se trataba de recorrer 9km hasta la entrada del Monasterio.
El regreso a Nigde fue mucho peor. A eso de las 13h acabé la visita al monasterio y caminé hasta la parada de autobús sin tener muy claro a qué hora pasaba. Un par de lugareños me dijeron que a las 13.20h; un abuelete me indicó antes de bajar del bus que el siguiente pasaba a las 14h… Resultado: acabé subiendo al vehículo a las 14.45h. Casi dos horas de espera… Fue un agobio, y al final ya no sabía qué hacer. Eso sí, los vecinos del pueblo fueron super majos, interesándose por mi situación, saludándome al pasar…
Por tanto, un monasterio muy recomendable para amantes de los frescos medievales, o viajeros con mucho tiempo disponible (en mi caso coincidían las dos cosas). Si no es así, mejor céntrate en otras atracciones de la Capadocia.
IHLARA VALLEY
El Valle de Ihlara está a 80km de Göreme, pero es uno de los más atractivos de toda la Capadocia. El paisaje es espectacular, con un profundo cañón formado por el río Melendiz que en algunos puntos llega a alcanzar los 150m de altura. Y un montón de iglesias, viviendas y monasterios excavados en la roca, algunos cubiertos de frescos. En el pasado el valle era conocido como Peristrema, y entre los siglos XI y XIII fue el hogar de diversas comunidades de monjes Bizantinos. Los turistas normalmente recorren un tramo del valle, pero yo me propuse realizar la ruta completa, siguiendo el curso del río hacia el norte.
*Precio: 30L
*Fotografía: ok
Yo estaba alojado en una pensión de Ihlara y me hice un lío para encontrar la taquilla de acceso. Seguí la carretera principal por una fuerte bajada, y después tuve que volver a subir un trecho, siguiendo las indicaciones del personal de la Star Pansiyon. Pero al final encontré la taquilla y pude comprar la entrada. En total estuve 8 horas en el valle, entre caminata y visitas, pero mereció la pena el esfuerzo.
Mi ruta constó de 15km, divididos en 3 tramos:
1. Ihlara – Centro de Visitantes: 4km. Comencé a caminar a las 9.30h, y en todo el recorrido únicamente me encontré a una pareja de franceses. Fue genial avanzar junto a la orilla izquierda del río, sin que el sol apretara todavía, completamente solo. En este tramo visité la Kokar Kilise, con unos frescos en muy buen estado, representando todo tipo de escenas de la Biblia.
2. Centro de Visitantes – Belisirma: 4km. Los turistas suelen acceder aquí al valle, bajando por unas escaleras de madera con un total de 360 escalones. Yo las subí para contemplar las vistas, y volví a bajar, entrando de camino en la Agaçalti Kilise, con unos frescos impresionantes en el techo. En este tramo sí me encontré bastante gente, pero sin llegar a agobiar. Era cuestión de dejar pasar y volvía a estar solo. Visité otras iglesias, como Sümbüllü, Yilanli, Kirk Dam Alti… Todas con frescos interesantes. Aunque daba pena ver muchos totalmente cubiertos de grafitis, con las figuras apenas reconocibles.
En Belisirma hay varios restaurantes que ofrecen comidas en unas plataformas de madera sobre el río. Donde te puedes recostar en mullidos cojines mientras pones los pies en remojo. Como es de esperar, los precios son bastante caros. Yo ocupé una pequeña mesa y me tomé una Fanta (7L), acompañada de unos crackers que llevaba en la mochila. Pero la mayoría de visitantes optan por sentarse a comer, y ponen aquí punto y final a su recorrido por el valle.
Tras el breve descanso, di una vuelta por el pueblo, entre viviendas tradicionales. Y visité dos iglesias un tanto retiradas: Direkli Kilise y Bahattin’in Samanligi Kilise. Desde ellas pude sacar buenas fotos panorámicas de los alrededores.
3. Belisirma – Selime: 7km. La parte final del recorrido por el valle me encantó. Discurrió por la orilla derecha del río Melendiz, y no me crucé con nadie. Y eso que me tomé las cosas con calma, y tardé horas en realizar el trayecto. Disfruté muchísimo, acompañado del sonido del río, que bajaba con bastante agua. Y el paisaje fue sin duda el mejor de toda la ruta. Con enormes paredes de roca de color anaranjado, completamente lisas, o con bloques gigantes a punto de desprenderse. De vez en cuando aparecían misteriosos agujeros que conducían a oscuras viviendas con siglos de antigüedad.
Y llegando a Selime todavía me estaban esperando dos sorpresas más: una zona con chimeneas de forma cónica y grandes dimensiones; y el Monasterio de Selime, una montaña completamente agujereada, con todo tipo de estancias (una cocina, la iglesia, almacenes…). Para acceder tuve que enseñar la entrada en la taquilla, y fui subiendo hasta una terraza a bastante altura, que ofrecía muy buenas vistas de la población de Yaprakhisar, con su mezquita y las montañas nevadas de fondo. A todo esto ya eran las 17.30h y estaba bastante cansado. Así que no hice una visita muy a fondo del lugar, ya que no tiene frescos. Lo bueno fue que también estuve casi solo, porque ya era tarde.
Durante todo el día hizo un tiempo genial, con sol y buena luz para las fotos, pero el cielo cubierto por una fina capa de nubes que refrescaba el ambiente. Únicamente al final, durante mi visita al Monasterio de Selime, el cielo se nubló del todo. Aunque ya me daba igual.
Otro apartado importante durante mi ruta por el Valle de Ihlara fueron los encuentros con fauna. Los hubo de todo tipo: cigüeñas de cuello negro volando sobre las paredes de roca; enormes sapos saltando en las charcas; mariposas de colores; lagartos Agama (uno se plantó de un salto sobre una piedra a menos de un metro de mí, y allí se quedó como posando); lagartijas; pájaros revoloteando; un escarabajo de color púrpura y grandes dimensiones matando a un caracol (los pillé en plena lucha y me quedé fascinado)… Eso sí, hubo momentos en los que tuve que caminar entre nubes de insectos (mosquitos, pequeñas mariposas…). Cosas de la primavera…
Para acabar, aquí van unos datos prácticos a tener en cuenta para caminar por el Valle de Ihlara:
*El sendero no tiene pérdida. Menos aun sabiendo que se trata de seguir el cauce del río. Solo encontré hacia el final una bifurcación sin indicaciones, pero alguien había hecho una flecha con piedras marcando el camino correcto.
*Las iglesias a visitar están perfectamente señalizadas con carteles, y es imposible pasárselas de largo. Además, cuentan con paneles explicativos muy detallados.
*La ruta avanza por el fondo del valle sin apenas desnivel. Aunque para visitar las iglesias hay que subir y bajar bastantes escaleras.
*Si ya has cubierto tu cuota de iglesias excavadas en la roca, y viajas con presupuesto ajustado, te recomiendo entrar en el valle a la altura de Belisirma, y caminar hasta Selime (o al revés). Un tramo espectacular y de acceso gratuito (no hay taquillas que impidan el paso).
Después del monasterio estaba que me moría de sed. Menos mal que había una tienda junto a la carretera donde me pude comprar una Fanta y dos Twisters (todo 10L). Y allí me quedé esperando un dolmus. Apareció poco antes de las 18h, y en cuestión de minutos me llevó de regreso a Ihlara por 3L.
ALOJAMIENTO/COMIDA
Para poder recorrer el valle en su totalidad, decidí pasar dos noches en la población de Ihlara. No hay muchas opciones disponibles, pero el primer alojamiento que visité ya me convenció:
Akar Pansiyon – 90L/Noche
*Puntos a favor: habitación muy espaciosa; cuarto de baño privado de dimensiones gigantes; limpieza impecable; ubicación cerca del acceso al Valle de Ihlara; tranquilidad total por las noches; dueño muy amable; buen wifi; restaurante anexo con platos a precios razonables; desayuno incluido en el precio.
*Puntos en contra: camas individuales algo incómodas; ducha rota, con una fuga de agua que le restaba potencia.
La única pega inicial que encontré fue el precio. Un chaval salió a recibirme, y me dijo que una habitación costaba 200L. El sitio estaba bien, pero tanto… El caso es que le dije que era muy caro, y su siguiente precio ya fue de 130L. Aun así insistí en que no podía pagar más de 90L. Entonces hizo una llamada al dueño y aceptó mi oferta. Más tarde entré en la página web de la pensión, y el precio que indica para una habitación individual es de 25€ (unas 170L). Aunque la pensión estaba bastante vacía, y quizás por eso aceptaron la rebaja.
Para comer utilicé los servicios del restaurante de la pensión, gestionado por dos chavales muy simpáticos. La oferta de platos es escasa. Yo cené dos veces, y en ambas pedí Tavuk Saçtava (un revuelto de trozos de pollo a la plancha, con tomate, cebolla y pimiento), acompañado de una pequeña ensalada y una Fanta. Todo delicioso y abundante, por 32L.
PASABAGI
*Horario: 8h – 19h
*Precio: gratis
*Fotografía: ok
En esta zona se encuentran algunas de las chimeneas más espectaculares de toda la Capadocia. Yo aproveché que estaba en Çavusin, tras recorrer el Rose Valley, para acercarme caminando (la distancia es de 1,5km). Al principio avancé por un sendero que atravesaba campos de cultivo. De camino me encontré a una pareja (él del País Vasco, ella Italiana) con los que charlé un rato. Más tarde continué por una carretera con bastante tráfico, bajo un sol abrasador. Pero enseguida llegué a Pasabagi.
La verdad es que el sitio me sorprendió bastante. Yo me esperaba un conjunto de chimeneas solitarias en medio del campo, y en cambio aparecí en un complejo turístico con aparcamiento para autobuses, tiendas de recuerdos… y un grupo de chinas con vestido rojo haciéndose selfies sin parar. Y aun tuve suerte, porque no tuve que pagar entrada pero me di cuenta que ya estaba construida la taquilla y la puerta de acceso. Así que en breve tocará rascarse el bolsillo.
En Pasabagi pude ver un montón de chimeneas coronadas por piedras oscuras de forma cónica que les dan una apariencia de champiñón. Incluso hay una con tres cabezas. Había bastantes turistas, pero me resultó sencillo encontrar lugares apartados para hacer fotos sin ser molestado, y pasé un rato agradable.
ZELVE VALLEY
*Horario: 8h – 19h
*Precio: 15L
*Fotografía: ok
Después de visitar Pasabagi ya eran las 17.30h pasadas. Y aun tuve tiempo para conocer un último lugar de interés: el Zelve Open Air Museum. Se trata de tres valles donde en el pasado vivía una importante comunidad en cuevas excavadas en la roca. Pero al igual que sucedió en otros rincones de la Capadocia, la erosión hizo que en los años 50 se tuviera que reubicar a la gente a la cercana población de Aktepe, conocida entre los lugareños como New Zelve. La entrada estaba a tan solo 1,5km de Pasabagi, así que era una pena marcharme y tener que regresar otro día. Con lo cual caminé a buen ritmo siguiendo la carretera principal.
Una vez en Zelve, compré el billete en la taquilla y me puse a recorrer el recinto. Sin entretenerme mucho, porque solo tenía una hora disponible. Aunque al final me dio tiempo, ya que el acceso a uno de los valles estaba cortado a causa de unos desprendimientos. Además, el camino estaba perfectamente señalizado, con escaleras y carteles indicando lo más destacado.
La verdad es que Zelve me gustó mucho. Hay docenas de antiguas viviendas para entrar a curiosear; alguna iglesia con cruces y columnas talladas; y hasta un molino (con su piedra y todo). El paisaje es espectacular, porque en la parte superior de los valles la roca forma como antenas de piedra retorcidas, muy fotogénicas. Y durante mi visita compartí el lugar con solo dos parejas: la hispano-italiana; y otra con la que charlé más adelante. Mis últimos minutos en Zelve fueron muy atmosféricos, con las últimas luces del atardecer, los valles envueltos en sombras, y grupos de pájaros revoloteando. No se podía aprovechar mejor una jornada…
Tras la visita, la incógnita era cómo iba a volver a Göreme. La chica de la taquilla me dijo que tenía que pasar un dolmus a las 19.20h, y me senté a esperar junto a una pareja: María, una chica filipina que trabajaba de enfermera en Jeddah (Arabia Saudí); y un amigo turco. La verdad es que me cayeron muy bien. Al final el dolmus apareció con 10 minutos de retraso y otra sorpresa: en vez de ir directo a Göreme tenía que dar un rodeo y pasar por Avanos. Pero como no estábamos para elegir, pues aceptamos. Y llegué a Göreme ya de noche, pero muy contento por todas las aventuras vividas.
VUELO EN GLOBO
Hace muchos años que se organizan vuelos en globo en la Capadocia, y siempre había sido una actividad económica y fácil de realizar sin reserva previa. Hasta que Instagram hizo acto de presencia, y empezaron a circular por el mundo fotos de cielos llenos de globos. Esto unido a la irrupción del turismo chino ha provocado que volar en globo sea mucho más caro (alrededor de los 160€), y haya que reservar con bastante antelación. La cosa se ha agudizado todavía más, porque recientemente un gran grupo ha comprado 16 de las compañías que organizan vuelos, y ahora solo los ofrecen como parte de sus paquetes turísticos. Resultado: cuando llegué a Göreme no había vuelos en globo disponibles. Tan solo alguna entrada VIP con precios a partir de 250€. Y eso que cada mañana vuelan más de 2.500 personas (100 globos con una capacidad media de 25 personas). De locos…
Ya que no podía volar en globo, la única opción que me quedaba era verlos desde tierra. Si el tiempo lo permite, en verano se elevan a eso de las 5h, minutos antes del amanecer, y vuelan durante una hora. Así que el madrugón es importante. Los globos se pueden ver desde infinidad de sitios, pero estos son los más populares:
1. Sunset View Hill: es el mirador por excelencia de Göreme, y en mi opinión el mejor lugar para contemplar los globos. Para llegar me desperté a las 3.45h, y a las 4.30h ya estaba en la cima, tras caminar 20 minutos todavía de noche. Mientras, el movimiento de furgonetas era constante, recogiendo a clientes para llevarlos a su globo. Yo opté por no quedarme en el mirador, y continué hacia la derecha hasta llegar al borde de la montaña. Desde allí tenía mejores vistas del Rose Valley (zona de la que parten los globos); y un primer plano de la montaña por la que sale el sol.
Nada más llegar ya había docenas de globos en el suelo. Para elevarse tienen que encender fuegos, y la tela del globo se ilumina por completo, creando un efecto alucinante. Más tarde comenzaron a subir los primeros, brillando en el cielo para ganar altura. Cuando apareció el sol tras las montañas ya había globos por todas partes, envueltos en las primeras luces del amanecer. Fueron momentos mágicos. El mirador te permite sacar buenas fotos de los globos con el valle cubierto de chimeneas; o con las casas de Göreme. Junto a mí había centenares de personas, pero Sunset View Hill es tan grande que hay espacio para todos. Y el lugar que elegí está menos concurrido.
A eso de las 6h, con mi cámara ya echando humo, los globos comenzaron a aterrizar, y regresé a mi hotel con ganas de echar una cabezada hasta la hora del desayuno. Sin duda merece la pena levantarse tan temprano…
2. Hoteles: hay algunos en Göreme que ofrecen vistas espectaculares, como el Sultan Caves Suites (con su fotogénico desayuno en la terraza) o el Museum Hotel (con su piscina infinita). Pero se han hecho tan famosos que ahora el acceso a sus terrazas está restringido a los huéspedes. Y para alojarse en ellos hay que reservar con tiempo y estar dispuesto a pagar una suma considerable. Esto ya dependerá del presupuesto de cada uno.
3. Valles: entre los aficionados a la fotografía, mucha gente recomienda ir directamente al punto del que se elevan los globos, en el fondo de Rose Valley, para obtener primeros planos y una perspectiva diferente. O caminar hasta el cercano Love Valley (el más pequeño), para fotografiar las famosas chimeneas de forma fálica con los globos de fondo. Yo no lo probé, pero no parece mala idea. En definitiva, las posibilidades son infinitas.
SWORDS VALLEY
El Valle de las Espadas (o «Kiliçlar Vadisi» en turco) es uno de los más cortos que se puede recorrer en los alrededores de Göreme (solo 3km). Se llama así porque está cubierto de chimeneas de forma afilada, y comienza cerca de la entrada al Open Air Museum, a la izquierda de la carretera. Al principio la ruta avanzó por una pista sin asfaltar por la que de vez en cuando pasaban vehículos levantando nubes de polvo. Lo único destacable fue una zona de rocas retorcidas junto a la que hay un establo de caballos, propiciando imágenes muy fotogénicas.
Por suerte al llegar a un camping apareció un sendero a la derecha que se internaba en el valle. Y al poco aparecí en un mirador con vistas espectaculares: frente a mí había un mar de rocas ondulantes de diferentes colores, chimeneas por todas partes, las montañas de fondo… Me dejó sin palabras. El camino continuó cuesta abajo y aquí llegó la confusión. Porque comenzaron a aparecer pistas de tierra en cualquier dirección, y no había ni una sola señal. Así que sin darme cuenta me desvié hacia el Rose Valley. No me importó mucho porque la zona era alucinante. Pasé junto a enormes chimeneas con palomares; y una gigantesca montaña a cuyo interior pude acceder, explorando algunas salas. Era la parte central del día, y el sol pegaba con fuerza. Pero no me importó lo más mínimo, porque estaba disfrutando como nunca.
Al final decidí retroceder y buscar el camino del Valle de las Espadas. Yo sabía que el sendero atravesaba las montañas y hacía una U para regresar a la carretera, por encima del Open Air Museum. Así que me puse a probar opciones. En una ocasión atravesé una zona de espesa vegetación y me encontré el camino cortado. Y en otra subí por una pendiente de roca, y llegué al borde de un precipicio que me obligó a retroceder arrastrándome para no resbalar. De camino pude ver lagartijas que salían corriendo frente a mí; grupos de mariposas azules en el barro que al pasar levantaban el vuelo; insectos de todo tipo…
Hasta que al final di con la ruta correcta. Estuvo genial, porque el sendero avanzó entre las montañas, cruzando pasos muy estrechos, y a veces me tocó subir por escaleras de madera fijadas a la roca. Allí me encontré con dos chavales echando el rato, que me ofrecieron un zumo para continuar. Y al cabo de unos minutos aparecí en la carretera, donde había un cartel confirmando que había seguido la ruta correcta. Prueba de orientación superada… En resumen, una ruta mal señalizada (quizá la peor), pero que recorrí en solitario durante la mayor parte del tiempo, con una sensación de aventura total. Muy recomendable.
CONCLUSIÓN
La Capadocia es una región que no puedes dejar de visitar. Eso sí, hace tiempo que dejó de ser una zona remota conocida por un puñado de mochileros. El furor de Instagram y la incorporación de los chinos al turismo de masas han disparado la popularidad de la Capadocia en los últimos años. Y en Göreme fui testigo de situaciones inverosímiles: alojamientos a precios que duplican los de cualquier otra parte de Turquía; tiendas de alfombras que ahora se dedican a cobrar 50L por sesión de fotos; viajes en globo reservados con meses de antelación; chinas recién casadas que facturan su vestido de novia para hacerse fotos en la zona; desayunos de plástico en la terraza de algún hotel para posar con los globos de fondo; locales que alquilan coches de época descapotables de color rosa… Así que hay que venir preparado para imágenes que harán daño a la vista.
Como siempre, las listas de imprescindibles tienen un componente subjetivo y están abiertas a debate. A mí me encantan los frescos medievales y por eso he incluido el Monasterio de Eski Gümüsler. Pero habrá quien piense que no merece la pena un desplazamiento tan complicado, habiendo muchas otras iglesias con frescos de gran calidad en los alrededores de Göreme. De todas formas, si crees que hay algún lugar de la Capadocia que debería estar entre los 10 que he elegido, acepto sugerencias.
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