Valles solitarios cubiertos de Chimeneas de Hadas, una gigantesca ciudad subterránea y docenas de globos iluminados volando al amanecer
La Capadocia es una región ubicada en el centro de la península de Anatolia que cuenta con un paisaje extraterrestre. Hace millones de años una serie de potentes erupciones volcánicas cubrieron la zona de ceniza. Y este material se solidificó, creando una roca caliza muy débil que el paso del tiempo y los elementos fueron moldeando a su antojo, dando lugar a formaciones imposibles, como las famosas Chimeneas de Hadas. Recorrer los valles de la Capadocia rodeado de cimas retorcidas y ondulantes mares de piedra de diferentes colores es una experiencia difícil de olvidar.
En la Capadocia hay montones de lugares para visitar. Yo estuve 2 semanas y aun así me quedaron varios pendientes. Estos son los 10 que considero imprescindibles:
GÖREME
Este pueblo es el epicentro de la Capadocia y con diferencia el sitio más turístico. La verdad es que no me extraña porque tiene una amplia oferta de alojamientos y restaurantes (eso sí, a precios abusivos); es una base ideal para explorar la zona; está rodeado de Chimeneas de Hadas; y aquí se organizan los populares vuelos en globo. Yo pasé varios días en Göreme y soy consciente de sus encantos.
La principal atracción turística es el Göreme Open Air Museum. A finales del siglo II vivía en la zona una importante comunidad cristiana. Y esto provocó la construcción de una gran cantidad de iglesias y monasterios excavados en la roca, cuyos muros interiores fueron decorados con frescos que representan todo tipo de escenas de los Evangelios y la vida de Jesús. El «museo» es un recinto con varias chimeneas donde se encuentran algunas de las iglesias más destacadas de la Capadocia, con unos frescos de gran calidad artística.
*Horario: 8h – 19h
*Precio: 45L + 15L (incluyendo Karanlik Kilise)
*Fotografía: no
Yo llegué a la entrada tras un paseo de un cuarto de hora desde el centro de Göreme; compré el billete en la taquilla; y comencé el recorrido. A estas alturas ya era consciente de lo que me podía encontrar (mucha gente, nula atmósfera…), pero aun así mi visita al Göreme Open Air Museum fue nefasta. Primero, el precio de la entrada me pareció desproporcionado (Éfeso cuesta 60L, pero la visita da para un día entero). Segundo, a pesar de llegar a las 9.30h se me adelantaron varios autocares llenos de turistas. Y en algunas iglesias apenas me podía mover, o tuve que esperar a que la gente subiera o bajara por estrechas escaleras. Como no, el 75% eran chinos, con todo lo que eso conlleva (gritos, gente colándose…).
Pero aun faltaba un tercer inconveniente que me pilló por sorpresa: ¡está prohibido hacer fotos en el interior de las iglesias! Ni siquiera sin flash. Y no hay escapatoria, porque en cada recinto hay un vigilante sentado y no pierde detalle. Yo no tenía ni idea y tras hacer una foto la encargada de la iglesia casi me salta encima gritando “¡no foto, no cámara!”. Así que en varias ocasiones estuve rodeado de frescos espectaculares sin poder fotografiarlos. Mi peor tortura. Con lo que me gusta este tipo de arte…
Según me explicaron, el motivo principal es evitar las aglomeraciones dentro de las iglesias, ya que sus dimensiones son muy reducidas y todos los grupos organizados quieren verlas. Sin posibilidad de hacer fotos la gente circula mucho más deprisa (en gran parte porque a la mayoría le importan un pimiento los frescos y su historia). Además, en el exterior de cada iglesia hay carteles donde se limita la estancia a un máximo de 3 minutos. Tiene narices… Una vez más el turismo de masas convirtiendo lugares únicos en simples parques de atracciones.
Con este panorama solo tardé una hora en visitar las 7 iglesias que componen el Open Air Museum, y hacer alguna foto de los alrededores (como la chimenea principal que preside el recinto, llamada Rahibeler Manastiri). Y me largué de allí bastante enfadado.
En los alrededores de Göreme hay otras iglesias que merecen la pena, y se accede desde la carretera que conduce al Open Air Museum:
1. Tokali Kilise: la visita está incluida en el billete del museo y se encuentra a escasos metros de la entrada. Esta iglesia es mucho más grande que el resto y cuenta con muy buenos frescos, así que cuando el vigilante no miraba hice un par de fotos.
2. El Nazar Kilise: de regreso a Göreme hay un cartel a la izquierda que indica el inicio de una ruta que recorre Zemi Valley. Al principio seguí una carretera sin asfaltar, por la que de vez en cuando pasa algún vehículo levantando polvo (a pesar del cartel que les prohibe el acceso). Y tras 1km me desvié a la cercana El Nazar Kilise, construida en el siglo X. Tuve que pagar entrada (6L), pero fue una experiencia completamente distinta al Open Air Museum. Un amable encargado me abrió la puerta de la iglesia; estuve solo examinando cada detalle de los frescos (algunos de gran calidad); y pude hacer fotos sin flash. Me encantó. Todo gracias a que esta iglesia no está dentro de los itinerarios de los grupos de chinos.
3. Sakli Kilise: el camino está señalizado con un cartel amarillo, pero un lugareño me dijo que la iglesia se encontraba cerrada por obras de restauración y me quedé sin saber cómo es.
A parte de las iglesias, un lugar de Göreme que no te puedes perder es Sunset View Hill. Un mirador al que se accede tras un corto paseo desde el centro y que ofrece unas vistas inmejorables del pueblo y los alrededores. Lo ideal es subir para ver la puesta de sol (de ahí el nombre del sitio) y contemplar Göreme de noche, con el castillo de Uçhisar iluminado en la distancia.
Por último, Göreme está lleno de agencias que organizan todo tipo de actividades en la zona: alquiler de quads, paseos a caballo, rutas en mountain bike, cursos de cocina… Incluso presenciar una Sema de los Derviches. Así que el límite lo pones tú (y tu bolsillo).
ALOJAMIENTO
En total pasé 6 noches en Göreme, repartidas en dos alojamientos diferentes:
Stay in Peace Cave Hostel – 125L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa, situada en una cueva excavada en la roca; cama doble muy cómoda; ubicación céntrica; tranquilidad total por la noche; wifi rápido; servicio de lavandería a un precio razonable (5€ la bolsa); matrimonio propietario realmente amable; precio (teniendo en cuenta las tarifas de Göreme); desayuno incluido.
*Puntos en contra: baño compartido; limpieza mejorable.
Hay otro punto en contra que no es culpa directa del alojamiento. La habitación se encuentra en una cueva (esa es la gracia) y esto tiene dos consecuencias: escasa ventilación (no hay ventana, solo un pequeño extractor); y humedad (olía a moho y cuando me vestía por la mañana la ropa estaba impregnada). Por cierto, la habitación está ambientada en el antiguo Egipto, con cuadros en las paredes y una escultura (¡?). Aquí pasé 4 noches y me hubiera quedado más tiempo. Pero la habitación estaba reservada durante semanas.
Cappadocia View Hotel – 31€/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; wifi rápido; personal de la recepción muy amable; terraza con buenas vistas de los globos por la mañana; agua de cortesía; abundante desayuno incluido en el precio.
*Puntos en contra: sin aire acondicionado (en verano tiene que hacer un calor horrible).
A parte del precio hay otro punto en contra que tampoco es culpa directa del hotel (aunque algo podrían hacer). Por las mañanas muchos huéspedes se levantan temprano para ver el amanecer con los globos, y algunos montan un escándalo tremendo, hablando a gritos, con niños corriendo… Lo mismo ocurre cuando regresan. Así que si tú no quieres ver el amanecer, o te apetece dormir un par de horas tras el espectáculo, lo tienes crudo. En fin… Aquí pasé 2 noches, y a parte de esta situación fue una estancia agradable.
COMIDA
En Göreme no hay ni rastro de restaurantes tradicionales y casi todos los locales están orientados al turismo. Así que me tuve que emplear a fondo para encontrar sitios correctos y no muy caros. Estos fueron mis dos lugares favoritos:
Can Can Restaurant
Ubicado cerca del Cappadocia View Hotel. Al pasar junto al local me gustó todo: propietario muy amable, ambiente familiar, precios correctos, terraza cubierta en el piso superior, y un fuego en plena calle para hacer barbacoas. Un día pedí Sish Tavuk (brochetas de pollo) y la carne estaba deliciosa. Y otro el plato típico de la Capadocia: Testi Kebap. Se trata de pequeñas vasijas de barro donde se cocina carne en salsa o verduras. Yo elegí el Et Testi Kebap, con dados de carne de ternera, y estaba delicioso. Normalmente el camarero rompe la vasija con un martillo para volcar el contenido en el plato, pero en el Can Can no están para gastos innecesarios y el recipiente no se rompe.
Otra ventaja: en el local no venden alcohol, pero te permiten comprarlo en una tienda anexa. Yo un día me compré dos cervezas Efes (por solo 10L cada una), y mientras me bebía una el dueño me guardó la segunda en la nevera para mantenerla bien fría. Al final, la mañana que me fui de Göreme la dueña me vio y me invitó a sentarme a tomar té y charlar un rato, mientras sus hijas se encargaban de parar el autobús que necesitaba. Una familia encantadora…
Firin Express
Un local céntrico especializado en Pide (pizza turca) con muchas variedades. Aunque también ofrece otros platos. Yo cuando fui pedí sopa, Pide (tienen una de berenjena y queso muy rica) y Fanta, todo por 30L. Los camareros son chavales muy atentos y el servicio es eficiente.
DERINKUYU
Entre las muchas maravillas que esconde la región de la Capadocia se encuentran las ciudades subterráneas. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre su origen, pero el historiador griego Jenofonte ya hablaba de estas ciudades en el siglo IV AC. Todo apunta a que fueron construidas en tiempos de los Hititas o los Frigios, hace miles de años. Principalmente eran utilizadas para ocultarse de las tropas invasoras. Más tarde diversas colonias cristianas vieron en estas ciudades un lugar ideal para esconderse, primero de los romanos y después de los musulmanes; y contribuyeron a su expansión. Los últimos habitantes fueron diferentes comunidades griegas que sufrieron represalias durante el conflicto bélico entre Grecia y Turquía, y tras el Tratado de Lausanne regresaron a su país de origen.
Hay decenas de ciudades subterráneas y se pueden visitar varias, como Kaymakli o Gaziemir. Yo elegí Derinkuyu porque es la más grande de todas y además hay menos grupos de turistas.
*Horario: 8h – 19h
*Precio: 35L
*Fotografía: ok
Derinkuyu fue descubierta en 1963, cuando durante las obras de construcción de una vivienda un muro se hundió y quedó al descubierto un túnel que daba acceso a un auténtico laberinto. Derinkuyu está estructurada en 18 niveles, con una profundidad máxima de 85m y capacidad para acoger durante varios meses a 20mil personas.
La entrada a Derinkuyu está en el centro del pueblo del mismo nombre. Yo aparecí con mis mochilas, de viaje entre Ihlara y Nigde. Así que me tomé un zumo en una cafetería anexa y pedí al encargado que me las cuidara. Un gran ejercicio de confianza (o de inconsciencia) porque le dejé las dos mochilas con absolutamente todo: cámaras de fotos, dinero, pasaporte… Pero es que no tenía otra opción.
Tras comprar el billete comencé a bajar a las profundidades. La verdad es que si eres claustrofóbico éste no es tu lugar, porque hay que moverse completamente encorvado por estrechísimos túneles. El recinto cuenta con indicaciones (flechas rojas para bajar y azules para subir), pero deja un amplio margen para la exploración por libre, con buena iluminación y sin vigilantes. La pena es que de todo el enorme complejo solo se puede visitar el 10%, sin pasar del nivel 7. Y por mucho que te esfuerces, al cabo de una hora ya no queda nada que ver (a parte de adentrarte en túneles oscuros rumbo a lo desconocido, poco recomendable).
En Derinkuyu hay todo tipo de salas: almacenes para guardar alimentos; cocinas; viviendas… Hasta una iglesia con columnas. Varios túneles tienen enormes piedras de forma circular que se utilizaban para bloquear la entrada en caso de ataque. También me pude asomar a un conducto de ventilación que atraviesa todos los niveles de la ciudad y da una idea de su profundidad. Mi visita coincidió con un par de grupos de chinos y algún turista independiente, pero esperando unos segundos continuaban su camino y estuve solo bastante tiempo.
ROSE VALLEY
Este valle (“Güllüdere Vadisi” en turco) se llama así porque cuenta con unas formaciones rocosas que según el momento del día adquieren un color rosado. Tiene una longitud de 5km y es una de las rutas más recomendadas de la Capadocia. Para llegar al inicio caminé hasta las afueras de Göreme siguiendo la carretera hacia el norte, y me desvié a la derecha por una pista de tierra. No hay ningún tipo de indicación y tuve momentos de duda, pero un lugareño me confirmó que era el camino correcto. A continuación la pista comenzó a bifurcarse, todavía sin señales, aunque pude ver en la distancia una zona de enormes chimeneas donde había estado durante mi recorrido por Swords Valley, donde recordaba haber visto marcas de pintura que conducían al Rose Valley. Así que fui directo y continué por un estrecho sendero que cruza la montaña.
Al otro lado me estaba esperando una espectacular panorámica del valle, con sus rocas de forma ondulada, y paré un rato a hacer fotos. Después bajé y pude continuar gracias a la ayuda de los propietarios de un café, porque había un cartel con indicaciones realmente confusas. Por suerte el resto del camino está bien señalizado y no tuve más problemas.
Caminar por el Rose Valley fue una auténtica gozada. Primero avancé por el fondo del valle, entre afiladas chimeneas, pequeños viñedos, palomares y antiguas viviendas. También atravesé dos túneles, y en uno me encontré con una tortuga de tierra (la única que vi en la Capadocia). Además vi lagartijas correteando, mariposas de color naranja y en todo momento me acompañó el sonido de pájaros e insectos. Cuando empecé la ruta me crucé con una pareja de francesas y un grupo de turistas con guía, pero después estuve completamente solo.
En Rose Valley hay iglesias excavadas en la roca. Mi guía hablaba de tres, pero yo solo encontré señales hacia una de ellas: Haçli Kilise. La entrada es gratuita y el interior me dejó sin palabras. El ábside está cubierto de frescos medievales en muy buen estado, y en el techo hay una enorme cruz esculpida. Cómo no, el lugar estaba desierto y pasé un rato genial explorando cada rincón. Por si fuera poco, a escasos metros hay un café con una terraza cubierta donde me pude sentar a tomar una Fanta (7L). El dueño se quejaba de que a la gente no le gusta caminar, aunque en el rato que estuve sentado aparecieron 3 parejas de turistas.
El tramo final de la ruta es espectacular. El sendero discurre por la parte superior del valle, frente a un mar de chimeneas y rocas de colores que se extienden hacia el horizonte, donde destaca el castillo de Üçhisar. A cada paso encontraba una foto mejor que la anterior y me costó marcharme de allí. A continuación el camino regresó al fondo del valle, y tras recorrer 1,5km por una pista polvorienta llegué a Çavusin.
ÜÇHISAR
Esta población es la segunda más visitada de la Capadocia, tan solo superada por Göreme. Todo gracias a su principal atracción turística: el castillo de Uçhisar. En realidad el castillo es una montaña llena de agujeros y salas excavadas en la roca donde en el pasado vivía la gente del lugar. Hasta que el aumento de población y la erosión provocaron que la montaña fuera abandonada por viviendas más seguras. Yo llegué a Uçhisar tras recorrer Pigeon Valley y en la distancia se divisaba el castillo, una de las imágenes clásicas de la Capadocia.
Antes de llegar al castillo hay una zona de cafés y tiendas de recuerdos que ofrece unas vistas magníficas, con la montaña rodeada de enormes chimeneas de forma cónica donde en tiempos del Imperio Bizantino se excavaron tumbas y más tarde palomares. Mi cámara de fotos echaba humo. Eso sí, poco después vi junto a la puerta del castillo a varios ponis y camellos de aspecto triste.
Tras pagar el billete de acceso al castillo (9L) subí por unas escaleras. Primero cruzando el interior de la montaña y más tarde por el exterior, aunque sin peligro alguno. La cima ofrece una panorámica espectacular de los alrededores, con Göreme, grupos de chimeneas, valles con formaciones rocosas de diferentes formas y colores, y el Monte Erciyes de fondo con su cumbre nevada. Todo con una luz perfecta para la fotografía (mejor por la tarde). La verdad es que a parte de las vistas no hay mucho más que hacer en el castillo, así que al cabo de unos minutos bajé al pueblo.
Antes o después de visitar el castillo puedes aprovechar para comer en alguno de los restaurantes del Üçhisar. Yo decidí pegarme un homenaje, tras varias jornadas cumpliendo a rajatabla con mi presupuesto, y acudí al Sakli Konak, situado en el centro del pueblo. Había visto tanto autocar arriba y abajo que me esperaba un comedor lleno de turistas, pero para mi sorpresa el restaurante estaba desierto. Y eso que era sábado a las 14.30h. El camarero me explicó que tenían todas las mesas reservadas para la cena, pero a la hora de comer no había mucha actividad, así que me senté en la terraza. Cómo no, más tarde aparecieron dos parejas de chinos, pero se marcharon rápido.
Yo comí unos entrantes (Meze) cortesía de la casa muy ricos (tortas de calabaza, yogurt con pepino, salsas…); Babagannus (berenjena con queso y nueces); y Kuzu Saçtava (trozos de cordero a la plancha con tomate, pimiento y cebolla). Todo delicioso. Para acompañar una cerveza Efes que sentó genial. Los camareros fueron muy amables. Eso sí, al final la cuenta subió a 78L, pero un día es un día…
ESKI GÜMÜSLER
Este espectacular monasterio se encuentra un tanto apartado y por eso no se incluye en los populares circuitos que ofrecen las agencias de viaje de Göreme y que la mayoría de turistas contrata. Pero si te gustan los frescos medievales no te lo puedes perder.
*Horario: 8.30h – 19h
*Precio: 6L.
*Fotografía: ok
El billete de acceso me pareció muy barato, teniendo en cuenta los precios de otras atracciones de la Capadocia. Y hasta me dieron un folleto explicativo con información y fotos del monasterio. Cuando llegué no había nadie, así que pude recorrer Eski Gümüsler a mi aire, disfrutando de la atmósfera. Esto fue lo más destacado:
1. Patio interior: un recinto desde el que se accede a las diferentes salas del monasterio. Las paredes están llenas de agujeros, arcos, cruces… Y en el suelo hay tumbas y tinajas semi enterradas donde se almacenaban alimentos.
2. Iglesia: tiene enormes columnas decoradas con motivos geométricos y muros cubiertos de coloridos frescos Bizantinos que datan de los siglos XII y XIII. Su calidad es excepcional y están entre los mejores de la Capadocia. Hay una escena con el nacimiento de Jesús (Natividad) llena de personajes y detalles. Y en una pequeña capilla se esconde una sonriente Virgen María con el niño (un hecho inédito porque nunca se representa a la Virgen sonriendo). También hay imágenes de ángeles y santos por todas partes. Fue genial explorar la iglesia solo, hasta que llegó un grupo de turistas sudamericanos y me marché.
3. Resto de salas: alrededor de la iglesia se puede recorrer un laberinto de estancias. En una hay varias tumbas y una cruz tallada en la roca. La cocina tiene agujeros en el suelo para guardar comida y piedras redondas para taparlos. Y en una sala sobre la iglesia hay frescos difuminados que representan una escena de caza.
Vigilando el recinto había un simpático guarda de seguridad encargado de que nadie utilizara el flash. Yo me hice un par de selfies en la iglesia con mi GoPro y el trípode. El hombre me comentó que no estaba permitido el uso de trípodes, pero me dejó continuar.
4. Exterior: el monasterio está excavado en la base de una pared de roca. Es posible subir y ver el patio de la iglesia desde arriba, o entrar en las docenas de viviendas que hay en los alrededores.
Llegar a Eski Gümüsler en transporte público es un auténtico coñazo. Para empezar tienes que viajar a la ciudad de Nigde. La Terminal de Autobuses está a 4km del centro, aunque hay un servicio de dolmus gratuito (esta opción se conoce como «servis»). El recorrido del servis acaba junto a la Terminal Antigua. De aquí parten los autobuses hacia la pequeña población de Gümüsler, donde está el monasterio, pero sus horarios son un misterio…
Yo estaba alojado en un hotel de Nigde, así que caminé hasta la Terminal Antigua y pregunté por mi vehículo. Había leído que salían cada hora en punto y solo faltaban unos minutos para las 10h, pero tuve que esperar hasta las 11h. Mientras entré en una cafetería de la terminal, me senté en una mesa del comedor y pedí un par de tés (3L). Ya en el autobús el trayecto duró apenas 20 minutos (3L), pues solo se trataba de recorrer 9km hasta la entrada del Monasterio.
El regreso a Nigde fue mucho peor. A las 13h acabé la visita y caminé hasta la parada de autobús sin tener muy claro a qué hora pasaba. Un par de lugareños me dijeron que a las 13.20h; un abuelete me indicó antes de bajar del bus que el siguiente pasaba a las 14h… Resultado: acabé subiendo al vehículo a las 14.45h. Casi dos horas de espera… Eso sí, los vecinos del pueblo fueron super majos, interesándose por mi situación y saludándome al pasar.
Por tanto, un monasterio recomendable si te gustan los frescos medievales o tienes mucho tiempo disponible (en mi caso coincidían las dos cosas). Si no es así, mejor céntrate en otras atracciones de la Capadocia.
VALLE DE IHLARA
El Valle de Ihlara está a 80km de Göreme y es uno de los más bonitos de la Capadocia. El paisaje es espectacular, con un profundo cañón formado por el río Melendiz que llega a alcanzar los 150m de altura. Y un montón de iglesias, viviendas y monasterios excavados en la roca, algunos cubiertos de frescos. En el pasado el valle era conocido como Peristrema, y entre los siglos XI y XIII fue el hogar de diversas comunidades de monjes Bizantinos. Los turistas normalmente recorren un tramo del valle pero yo me propuse realizar la ruta completa, siguiendo el curso del río hacia el norte.
*Precio: 30L
*Fotografía: ok
Yo estaba alojado en una pensión de Ihlara y me hice un lío para encontrar la taquilla de acceso. Primero bajé por la carretera principal, y después tuve que volver a subir un tramo siguiendo las indicaciones del personal de la Star Pansiyon. Pero al final pude comprar la entrada. En total estuve 8 horas en el valle y recorrí 15km. Estas fueron las etapas:
1. Ihlara – Centro de Visitantes: 4km. Comencé la ruta a las 9.30h y avancé por la orilla izquierda del río, con una temperatura muy agradable. En todo el trayecto solo me crucé con una pareja de franceses. De camino visité Kokar Kilise, con unos frescos en muy buen estado que representan todo tipo de escenas de la Biblia.
2. Centro de Visitantes – Belisirma: 4km. Los turistas suelen acceder aquí al Valle de Ihlara, bajando por unas escaleras de madera con un total de 360 peldaños. Yo las subí para contemplar las vistas y volví a bajar, entrando de camino en Agaçalti Kilise, que tiene unos elaborados frescos en el techo. Aquí sí me encontré bastante gente, pero sin llegar a agobiar. Más tarde visité otras iglesias, como Sümbüllü, Yilanli, o Kirk Dam Alti, todas con frescos interesantes. Aunque daba pena ver muchos cubiertos de grafitis, con los personajes apenas reconocibles.
En Belisirma hay varios restaurantes con plataformas de madera ubicadas sobre el río. Los precios son bastante caros. Yo ocupé una pequeña mesa y me bebí una Fanta (7L), acompañada de unos crackers que llevaba en la mochila. Pero la mayoría de visitantes optan por comer en una plataforma y ponen aquí punto y final a su recorrido por el Valle de Ihlara.
Tras el breve descanso di un paseo por el pueblo, caminando entre viviendas tradicionales; y visité dos iglesias un tanto apartadas: Direkli Kilise y Bahattin’in Samanligi Kilise. Desde ellas pude hacer buenas fotos panorámicas de los alrededores.
3. Belisirma – Selime: 7km. El tramo final sigue la orilla derecha del río Melendiz y ofrece los mejores paisajes de la ruta, con enormes paredes de roca de color naranja completamente lisas; bloques gigantescos a punto de desprenderse; y misteriosas cuevas que conducen a oscuras viviendas con siglos de antigüedad. Además no me crucé con nadie, y eso que me tomé las cosas con calma y tardé horas.
En las afueras de Selime me esperaban dos sorpresas: una zona con chimeneas de grandes dimensiones; y el Monasterio de Selime, una montaña llena de agujeros con todo tipo de salas (una cocina, la iglesia, almacenes…). Para acceder tuve que enseñar la entrada del Valle de Ihlara en la taquilla, y subí hasta una terraza a bastante altura que ofrece una gran panorámica de la población de Yaprakhisar, con su mezquita y las cumbres nevadas de fondo. A todo esto ya eran las 17.30h y estaba bastante cansado, así que no hice una visita muy a fondo del lugar.
Durante todo el día hizo un tiempo genial, con sol y buena luz para la fotografía, y una fina capa de nubes que refrescaba el ambiente. Únicamente al final, durante mi visita al Monasterio de Selime, el cielo se nubló del todo. Aunque ya me daba igual.
En cuanto a fauna, a lo largo de la ruta vi cigüeñas de cuello negro; enormes sapos nadando en las charcas; mariposas de colores; lagartos Agama (uno se plantó de un salto sobre una piedra a menos de un metro de mí); lagartijas; pájaros revoloteando; un escarabajo de color morado matando a un caracol (los pillé en plena lucha y me quedé fascinado)… Eso sí, hubo momentos en los queme tocó caminar entre nubes de mosquitos.
Para acabar, aquí van unos datos prácticos del Valle de Ihlara:
*El sendero no tiene pérdida: se trata de seguir el cauce del río.
*Las iglesias están perfectamente señalizadas con carteles y cuentan con paneles explicativos llenos de información.
*La ruta avanza por el fondo del valle sin apenas desnivel, aunque para visitar las iglesias hay que subir y bajar bastantes escaleras.
*Si ya estás cansado de ver iglesias excavadas en la roca y viajas con presupuesto ajustado, te recomiendo entrar en el valle a la altura de Belisirma y caminar hasta Selime (o al revés). Es el tramo más espectacular y no hay taquillas que obliguen a pagar.
Después del monasterio me moría de sed. Menos mal que había una tienda junto a la carretera donde pude comprar una Fanta y dos Twisters (todo 10L) y esperé el dolmus. Apareció poco antes de las 18h, y en cuestión de minutos me llevó de regreso a Ihlara por 3L.
ALOJAMIENTO/COMIDA
Para recorrer el valle en su totalidad decidí pasar 2 noches en la población de Ihlara. No hay muchas opciones disponibles, pero el primer alojamiento que visité ya me convenció:
Akar Pansiyon – 90L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; baño privado gigante; limpieza impecable; ubicación, cerca del acceso al Valle de Ihlara; tranquilidad total por la noche; dueño muy amable; wifi rápido; restaurante propio; desayuno incluido en el precio.
*Puntos en contra: camas individuales algo incómodas; ducha rota, con una fuga de agua que le restaba potencia.
Al llegar a Akar Pansiyon un chaval salió a recibirme y me dijo que una habitación costaba 200L. El sitio estaba bien, pero tanto… Yo le dije que era muy caro y el siguiente precio ya bajó a 130L. Aun así insistí en que no podía pagar más de 90L. Entonces hizo una llamada al dueño y aceptó mi oferta. Más tarde entré en la página web de la pensión y el precio que indica para una habitación individual es de 25€ (unas 170L). Aunque la pensión estaba vacía y quizás por eso aceptaron la rebaja.
Para comer utilicé el restaurante de la pensión, gestionado por dos chavales muy simpáticos. Yo cené dos veces y en ambas pedí Tavuk Saçtava (trozos de pollo a la plancha con tomate, cebolla y pimiento), acompañado de una pequeña ensalada y una Fanta. Todo delicioso y abundante. Precio: 32L.
PASABAGI
*Horario: 8h – 19h
*Precio: gratis
*Fotografía: ok
En esta zona se encuentran algunas de las chimeneas más curiosas de la Capadocia. Yo aproveché que estaba en Çavusin, tras recorrer el Rose Valley, para acercarme a pie (son 1,5km). Al principio avancé por un sendero que atraviesa campos de cultivo. De camino me encontré a una pareja (él del País Vasco, ella Italiana) y charlamos un rato. Más tarde continué por una carretera con bastante tráfico, bajo un sol abrasador, y llegué a Pasabagi.
La verdad es que el sitio me sorprendió. Yo me esperaba un conjunto de chimeneas solitarias en medio del campo y en cambio aparecí en un complejo turístico con aparcamiento para autobuses, tiendas de recuerdos… y un grupo de chinas con vestidos rojos haciéndose selfies. Y aun tuve suerte de no pagar entrada, porque ya estaba construida la taquilla y la puerta de acceso. Así que en breve tocará rascarse el bolsillo.
En Pasabagi pude ver un montón de chimeneas coronadas por piedras oscuras de forma cónica que les dan una aspecto de champiñón. Incluso una tiene tres cabezas. Había bastantes turistas, pero me resultó sencillo encontrar lugares apartados para hacer fotos sin ser molestado y pasé un rato agradable.
ZELVE VALLEY
*Horario: 8h – 19h
*Precio: 15L
*Fotografía: ok
Después de visitar Pasabagi ya eran las 17.30h, pero aun tuve tiempo de conocer un último lugar de interés: el Zelve Open Air Museum. Se trata de tres valles donde en el pasado vivía una importante comunidad en cuevas excavadas en la roca. Pero al igual que sucedió en otros rincones de la Capadocia, la erosión hizo que en los años 50 se tuviera que reubicar a la gente en la cercana población de Aktepe, conocida entre los lugareños como New Zelve. La entrada está a solo 1,5km de Pasabagi y era una pena marcharme, así que caminé a buen ritmo siguiendo la carretera principal.
Una vez en Zelve compré el billete en la taquilla y comencé a recorrer el recinto. Solo tenía una hora, pero al final me dio tiempo porque el acceso a uno de los valles estaba cortado a causa de un desprendimiento. El camino se encuentra perfectamente señalizado, con escaleras y carteles que explican lo más destacado.
La verdad es que Zelve me gustó mucho. Hay docenas de antiguas viviendas; alguna iglesia con cruces y columnas talladas; y hasta un molino (con su piedra y todo). El paisaje es espectacular, porque en la parte superior de los valles la roca forma retorcidas antenas de piedra muy fotogénicas. Y durante mi visita compartí el lugar con solo dos parejas: la hispano-italiana; y otra con la que charlé más adelante. Mis últimos minutos en Zelve fueron geniales, con la luz del atardecer, los valles envueltos en sombras y grupos de pájaros revoloteando. Inolvidable.
Tras la visita, la incógnita era cómo iba a volver a Göreme. La chica de la taquilla me dijo que había un dolmus a las 19.20h y me senté a esperar junto a una pareja: María, una chica filipina que trabajaba de enfermera en Jeddah (Arabia Saudí); y su amigo turco. La verdad es que me cayeron muy bien. Al final el dolmus apareció con 10 minutos de retraso y descubrimos que la ruta daba un amplio rodeo pasando por Avanos, pero como iba hablando con María no me importó. Al final llegué a Göreme de noche, muy contento por todas las aventuras vividas.
VUELO EN GLOBO
Hace muchos años que se organizan vuelos en globo en la Capadocia, y siempre fue una actividad económica y fácil de organizar sobre la marcha. Hasta que Instagram hizo acto de presencia y empezaron a circular fotos de cielos llenos de globos. Esto unido a la irrupción del turismo chino ha provocado que volar en globo sea mucho más caro (alrededor de los 160€), y haya que reservar con semanas de antelación. La cosa se ha agudizado todavía más, porque recientemente una empresa ha comprado 16 de las compañías que organizan vuelos, y ahora solo los ofrece como parte de sus paquetes turísticos. Resultado: cuando llegué a Göreme no había vuelos en globo disponibles. Tan solo servicios VIP con precios a partir de 250€. Y eso que cada mañana vuelan más de 2.500 personas (100 globos con una capacidad media de 25 personas). De locos…
Ya que no podía volar en globo, la única opción que me quedaba era verlos desde tierra. Si el tiempo lo permite, en verano se elevan a eso de las 5h, minutos antes del amanecer, y vuelan durante una hora. Así que el madrugón es importante. Los globos se pueden ver desde infinidad de sitios, pero estos son los más populares:
1. Sunset View Hill: es el mirador por excelencia de Göreme y en mi opinión el mejor lugar para contemplar los globos. Para llegar me desperté a las 3.45h, y a las 4.30h ya estaba en la cima, tras caminar 20 minutos todavía de noche. A mi alrededor el movimiento de furgonetas era constante, recogiendo a clientes para llevarlos a su globo. Yo opté por no quedarme en el mirador y continué hacia la derecha hasta llegar al borde de la montaña. Allí hay mejores vistas de Rose Valley (zona de la que parten los globos); y un primer plano de la montaña por la que sale el sol.
Cuando llegué había docenas de globos en el suelo. Para elevarse tienen que encender fuegos y la tela del globo se ilumina por completo, creando un efecto alucinante. Más tarde comenzaron a subir los primeros, brillando en el cielo para ganar altura. Cuando apareció el sol tras las montañas ya había globos por todas partes, envueltos en las primeras luces del amanecer. Fueron momentos mágicos y mi cámara echaba humo. El mirador permite hacer buenas fotos de los globos con el valle cubierto de chimeneas de fondo; o con las casas de Göreme. Junto a mí había centenares de personas, pero Sunset View Hill es tan grande que hay espacio para todos, y el lugar que elegí está más apartado.
A eso de las 6h los globos comenzaron a aterrizar y regresé a mi hotel con ganas de dormir un rato hasta la hora del desayuno. Sin duda merece la pena levantarse tan temprano…
2. Hoteles: hay algunos en Göreme que ofrecen vistas espectaculares, como el Sultan Caves Suites (con su fotogénico desayuno en la terraza) o el Museum Hotel (con su piscina infinita). Pero se han hecho tan famosos que ahora el acceso a sus terrazas está restringido a los huéspedes. Y para alojarse en ellos hay que reservar con tiempo y estar dispuesto a pagar una suma considerable. Esto ya dependerá del presupuesto de cada uno.
3. Valles: muchos aficionados a la fotografía recomiendan ir directamente al punto donde se elevan los globos, en el fondo de Rose Valley, para obtener primeros planos. O caminar hasta el cercano Love Valley (el más pequeño), para fotografiar las famosas chimeneas de forma fálica con los globos de fondo.
SWORDS VALLEY
El Valle de las Espadas (o «Kiliçlar Vadisi» en turco) tiene 3km de longitud y es uno de los más cortos de los alrededores de Göreme. Se llama así porque está cubierto de chimeneas de forma afilada, y comienza cerca de la entrada al Open Air Museum, a la izquierda de la carretera. Al principio la ruta avanza por una pista sin asfaltar con algunos vehículos que levantaban nubes de polvo. De camino hay una zona de rocas retorcidas junto un establo de caballos.
Por suerte al llegar a un camping encontré un sendero a la derecha que se interna en el valle, y al poco alcancé un mirador que ofrece unas vistas espectaculares, con un mar de rocas ondulantes de diferentes colores, docenas de chimeneas y las montañas de fondo. Me dejó sin palabras. La ruta continúa cuesta abajo y aquí llegó la confusión, porque comenzaron a aparecer pistas de tierra en cualquier dirección y no había ni una sola señal. Así que sin darme cuenta me desvié hacia el Rose Valley. Por suerte la zona es una maravilla y no me importó. Mientras caminaba pasé junto a enormes chimeneas con palomares; y una gigantesca montaña con varias salas excavadas en la roca que pude explorar.
Al final decidí retroceder y buscar el camino correcto. Yo sabía que el sendero atravesaba las montañas y hacía una U para regresar a la carretera, pasando por encima del Open Air Museum, así que empecé a probar opciones. En una ocasión atravesé una zona de espesa vegetación y me encontré el camino cortado. Y en otra subí por una fuerte pendiente y llegué al borde de un precipicio que me obligó a dar media vuelta arrastrándome para no resbalar. Al menos vi lagartijas que salían corriendo; grupos de mariposas azules en el barro que al pasar levantaban el vuelo; y todo tipo de insectos.
Por suerte encontré la ruta correcta y avancé entre las montañas cruzando pasos muy estrechos. Incluso a veces me tocó subir por escaleras de madera fijadas a la roca. En un rincón había dos chavales sentados que me ofrecieron un zumo para continuar. Y al cabo de unos minutos aparecí en la carretera, donde un cartel me confirmó que había recorrido el Valle de las Espadas. Prueba de orientación superada… En resumen, una ruta mal señalizada (quizá la peor), pero que recorrí en solitario durante la mayor parte del tiempo, con una sensación de aventura total. Muy recomendable.
CONCLUSIÓN
La Capadocia es una región imprescindible en cualquier circuito por Turquía. Eso sí, hace tiempo que dejó de ser una zona remota conocida por un puñado de mochileros. Instagram y la incorporación de los chinos al turismo de masas han disparado la popularidad de la Capadocia en los últimos años. Y en Göreme fui testigo de situaciones inverosímiles: alojamientos a precios que duplican los de cualquier otra parte del país; tiendas de alfombras que ahora se dedican a cobrar 50L por sesión de fotos; viajes en globo reservados con meses de antelación; chinas recién casadas que facturan su vestido de novia para hacerse fotos junto a las chimeneas; desayunos de plástico en la terraza de algún hotel para posar con los globos de fondo; agencias que alquilan coches de época descapotables de color rosa… Así que hay que venir preparado para imágenes que dañan la vista.
Como siempre, las listas tienen un componente subjetivo y están abiertas a debate. A mí me encantan los frescos medievales y por eso he incluido el Monasterio de Eski Gümüsler. Pero habrá quien piense que no merece la pena un desplazamiento tan complicado, habiendo muchas otras iglesias con frescos de gran calidad en los alrededores de Göreme. Esto ya depende de los gustos personales de cada uno.
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