Iglesias excavadas en la roca cubiertas de coloridos frescos medievales, poblaciones tradicionales y un peligroso encuentro con un grupo de perros salvajes
Si ya has visitado los lugares imprescindibles de la Capadocia y tienes ganas de más, estás de suerte. Porque esta zona es tan rica en paisajes y rincones sorprendentes que las opciones son infinitas. Un recorrido a fondo te permitirá visitar poblaciones alejadas de lo circuitos turísticos, como Gülsehir o Nigde. Y continuar explorando valles remotos a un ritmo pausado en busca de nuevas formaciones rocosas de aspecto surrealista.
Dependiendo del tiempo que vayas a pasar en la Capadocia y los lugares que tengas pensado visitar, quizás te salga a cuenta comprar un Museum Pass Cappadocia. Es una tarjeta que permite acceder a 12 atracciones turísticas de la Capadocia, algunas de las cuales están en mi lista de imprescindibles (Göreme Open Air Museum, Ciudades Subterráneas…). En teoría ofrece las mismas ventajas que el Museum Pass de Estambul: un descuento en comparación con el precio individual de todas las visitas (cuantas más tengas pensado ver, más te ahorras); y la comodidad de no tener que hacer colas en las taquillas para comprar cada billete. El Museum Pass Cappadocia cuesta 110L y es válido para 3 días a partir de la primera visita.
ÇAVUSIN
Esta tranquila población se encuentra a tan solo 4km del centro de Göreme y cuenta con varias atracciones turísticas. Yo aparecí en Çavusin tras recorrer Rose Valley. Eran las 14h y el sol apretaba con fuerza, así que me encontré con una atmósfera aletargada, y caminé entre tiendas de recuerdos y restaurantes vacíos. Estos son los principales lugares de interés:
1. Pueblo antiguo: Çavusin está dominado por una enorme montaña llena de cuevas y ruinas de aspecto similar al Castillo de Uçhisar. En el pasado aquí vivía la gente del pueblo y, al igual que ocurrió en otros lugares, la erosión les obligó a abandonar la montaña y trasladarse a casas normales. Actualmente se puede subir por unas escaleras y dar un paseo, descubriendo todo tipo de construcciones y unas vistas magníficas.
2. Iglesia de San Juan Bautista: está cerca de la cima de la montaña y se accede mediante un precario puente de madera. La iglesia tiene enormes columnas y frescos muy borrosos.
Tras visitar la montaña, antes de bajar de nuevo por las escaleras, caminé unos metros y me quedé un rato contemplando un valle con espectaculares chimeneas llenas de palomares y rocas de formas surrealistas.
3. Çavusin Kilisesi: el interior de esta iglesia tiene frescos de gran calidad, pero cuando llegué a la puerta, situada en las afueras del pueblo, me la encontré cerrada por restauración. Ya hacía tiempo que no me ocurría esto, así que no me pude quejar.
4. Chimeneas: caminando hacia el norte desde Çavusin Kilisesi hay un grupo de chimeneas realmente fotogénicas. Son de forma triangular y sostienen una piedra de color oscuro (otro de los curiosos efectos de la erosión). Aquí estuve haciendo fotos completamente solo.
A continuación decidí llenar el estómago. Esta vez no hice caso de las recomendaciones y preferí improvisar. Así que evité los restaurantes del centro, con precios inflados, y entré en el Konak Café, situado en las afueras de Çavusin. Allí me recibieron una amable señora y su hijo, y en un momento me prepararon una comida deliciosa. Sopa de lentejas; Köfte (bolas de carne asada) acompañadas de ensalada y arroz; Fanta + agua fría para acompañar; y té. Comí en una mesa del comedor, que estaba desierto. Bueno, a excepción de un lugareño estirado en unos cojines que roncaba a pierna suelta (imagino que era el padre). Precio: 31L.
PIGEON VALLEY
Otra de las rutas recomendables en los alrededores de Göreme es el Valle de las Palomas (o “Güvercinlik Vadisi” en turco). Se llama así porque en el pasado los habitantes de la zona excavaron en la roca montones de palomares para que anidaran estas aves. De ellas se obtenían dos productos muy importantes: excrementos para abonar los campos de cultivo; y huevos para elaborar la base sobre la que se pintaban los frescos de las innumerables iglesias de la zona. Pigeon Valley conecta las poblaciones de Göreme y Üçhisar, tiene una longitud de 4,1km, y es bastante llano.
No me costó mucho encontrar el inicio, ubicado al oeste de Göreme, con un panel que incluye información detallada del recorrido. Y comencé a caminar por una pista sin asfaltar. Todo apuntaba a una ruta tranquila, pero nada más lejos de la realidad. Aquí van algunos ejemplos:
*Al poco de comenzar la pista se convirtió en un estrecho sendero que desaparecía entre la maleza. En un cruce me equivoqué de camino y acabé subiendo por una resbaladiza pared de roca, hasta que di media vuelta porque era imposible continuar.
*En una bajada me tuve que apoyar en el suelo y me clavé un pincho en la palma de la mano, que no paraba de sangrar.
*Subiendo una empinada cuesta me encontré a un metro de la cara con una serpiente enorme en medio del camino. Ella salió disparada, pero yo casi me caigo de espaldas del susto.
*En el tramo central de la ruta el sendero se ramificaba constantemente y no había señales. Me costó bastante orientarme, pero al final lo logré. En cambio la segunda parte de la ruta, que no tenía pérdida, estaba llena de carteles.
*Al pasar por un pequeño huerto me acerqué a hacer una foto y apareció un perro que se lanzó hacia mí. Tras mis malas experiencias durante el Camino Licio, no me importó que tuviera una cadena en el cuello y salí volando (en contra de lo que recomiendan los lugareños). Por suerte el perro no pudo continuar.
Dicho esto, me lo pasé genial recorriendo el valle, rodeado de plantas, flores exóticas y pájaros revoloteando. A medio camino alcancé un mirador con unas vistas épicas: a un lado Pigeon Valley, con rocas de formas onduladas; al otro Üçhisar, con su castillo, chimeneas y viviendas distribuidas en diferentes niveles. Cerca de Üchisar hay bastantes palomares excavados en la roca. Incluso me desvié del camino para acceder al interior de uno enorme, con columnas talladas y sus paredes llenas de huecos para las palomas.
Pero lo que más me sorprendió de la ruta fue que estuve solo casi todo el tiempo. Con la de turistas que hay en Göreme me esperaba algo similar a la parte central del Valle de Ihlara, con ruidosos grupos estropeando la atmósfera; y en cambio solo me crucé con dos parejas. La clave es que muchos de los visitantes de la Capadocia son chinos y por suerte no les gusta nada caminar. Hacen rutas en autocar y van parando en los miradores a hacer fotos. Así que pude pasear a mi aire y disfrutar del ambiente.
Al acabar el recorrido salí del valle y me dirigí al centro de Üçhisar siguiendo la carretera, deteniéndome en un par de miradores con buenas panorámicas (aquí sí acabé rodeado de turistas).
WHITE VALLEY
Tras visitar Üçhisar se me había hecho bastante tarde (ya eran las 17h), pero aun así me propuse regresar a Göreme siguiendo un valle que comienza en las afueras de Üçhisar: el Valle Blanco (o “Baglidere Vadisi” en turco). Tiene una longitud de 5km y como era de esperar se llama así por el color de las rocas que lo forman. Antes de marcharme del castillo de Üçhisar pregunté a algunos lugareños dónde estaba el acceso al valle y me sorprendió comprobar que no tenían ni idea (y eso que entendían el nombre). Menos mal que entre Google Maps y algo de sentido común me pude orientar.
Para empezar dejé atrás Üçhisar bajando por una calle llena de hoteles, agencias de viajes y tiendas de recuerdos. Tras cruzar la carretera principal vi un cartel que indicaba el lugar que buscaba; y siguiendo las indicaciones encontré el punto donde arranca el sendero que se interna en el Valle Blanco
Los primeros momentos fueron memorables. El camino avanza entre enormes rocas de formas onduladas; puntos con vistas geniales de las montañas; árboles llenos de pájaros que salían volando al verme; y áridas llanuras. Y no me crucé con nadie. Pero pasada la euforia inicial surgieron varios problemas:
*No hay carteles o indicaciones y me costó seguir el sendero. De hecho en varias ocasiones acabé en el fondo del valle, que era un barrizal plagado de mosquitos.
*A medida que el sol bajaba las sombras se adueñaban del valle, y no pude hacer buenas fotos de algunas chimeneas especialmente llamativas.
*Durante la ruta empecé a pensar que caminar solo por un valle remoto a punto de oscurecer no es la mejor idea. Turquía es un país muy seguro, pero locos hay en todas partes y esto era ponérselo demasiado fácil. Además mi guía de viajes hablaba de algunos casos de chicas que habían sido violadas recorriendo la zona en solitario.
El caso es que hubo momentos de tensión, porque dejé atrás Göreme sin encontrar la forma de salir del valle y ya eran las 19h pasadas. Por suerte el sendero me llevó hasta Love Valley (el más grande de los dos) y allí encontré una tienda de recuerdos donde el propietario me dijo que estaba a punto de alcanzar la carretera principal. En parte me tranquilicé, pero por otro lado no me hacía mucha gracia regresar a Göreme de noche por una carretera llena de vehículos. Entonces vi sobre una colina cercana un grupo de turistas a caballo y un sendero que iba en esa dirección. Así que me lancé y conseguí salir del valle. Bueno, antes tuve que pasar junto a un rebaño de ovejas y dos perros gigantes que se dirigían hacia mí. Menos mal que el pastor los detuvo a tiempo…
Una vez en la parte superior de Love Valley contemplé una magnífica puesta de sol que tiñó el cielo de color naranja. Y regresé a Göreme recorriendo pistas de tierra desiertas, rodeado de oscuridad, pero muy contento por cómo había transcurrido la jornada. Mi único miedo era cruzarme con algún perro, porque las pistas pasaban junto a varias viviendas. Pero al final solo escuché ladridos una vez, y resultó ser un pobre cachorro encadenado, con el que estuve jugando unos minutos.
NIGDE
Nigde es una ciudad moderna, con grandes avenidas llenas de gente y montones de comercios (sobretodo de kebabs, dulces y frutos secos). Cuando los Hititas dominaban la península de Anatolia Nigde era conocida como Nahita, y ya era un importante centro comercial de la ruta que unía el Mar Negro con el Mediterráneo. Aunque su época dorada tuvo lugar durante el Sultanato de Rum, que financió los principales monumentos de la ciudad. No obstante, a pesar de esta rica historia Nigde ha quedado marginada de los circuitos turísticos que recorren la Capadocia, y muy poca gente se acerca hasta aquí.
Yo reconozco que mi principal objetivo era visitar el Monasterio de Eski Gümüsler. Pero ya que estaba aproveché para explorar la ciudad. Esto fue lo más destacado:
1. Museo de Nigde: se compone de varias salas dedicadas a diferentes períodos históricos, con objetos procedentes de yacimientos arqueológicos cercanos, como Göltepe y Acemhöyük (Edad de Bronce); o Tyana (Imperio Romano). Hay ánforas decoradas; relieves Hititas; y esculturas romanas. Pero lo que más me impactó fue un grupo de 5 momias (4 niños y una mujer) encontradas en el Valle de Ihlara. Los niños todavía tienen la ropa puesta y sus caras son espeluznantes. Si eres muy sensible mejor evita esta sala. Realicé la visita solo, excepto unos momentos donde invadió el museo un grupo escolar, con docenas de niños gritando y corriendo. Precio: 6L.
2. Mausoleo de Hüdavend Hatun: con un tejado de forma cónica, fue construido a principios del siglo XIV, y tiene una decoración muy elaborada.
3. Mausoleo de Serifali: una construcción similar, aunque más pequeña y modesta.
En general fue un paseo agradable que me ocupó media jornada, durante el que noté muchas miradas de la gente al ser el único turista.
Además de las atracciones que visité, en Nigde hay otros monumentos de la época Selyúcida, como la Mezquita de Alaeddin, la Madrasa de Ak, o la Nigde Kalesi (una ciudadela con buenas vistas). Y en los alrededores están las ruinas de Bor (una antigua ciudad Hitita, a 14km); o la población de Kemerhisar (donde se pueden ver las ruinas de Tyana, a 19km). Ninguno de estos lugares es imprescindible, pero si te gusta explorar rincones al margen de los circuitos turísticos lo pasarás genial.
ALOJAMIENTO
Hotel Sahiner – 105L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; cama doble muy cómoda; baño privado con ducha perfecta; limpieza extrema; ubicación céntrica, a escasa distancia de la terminal de autobuses y las principales atracciones; wifi rápido; personal muy atento; desayuno incluido.
*Puntos en contra: precio; hotel para fumadores (la habitación huele a tabaco).
En Nigde la oferta de hoteles es reducida. Durante el trayecto en autobús hice una consulta en Expedia y solo aparecían opciones caras. Así que me planté en el único alojamiento que recomendaba mi guía, un edificio moderno orientado a gente de negocios. El precio me pareció elevado, teniendo en cuenta mi experiencia previa y que era temporada baja. Pero es que la tarifa habitual era de 140L y ya me estaban aplicando un generoso descuento. Yo intenté regatear y hasta hice un amago de marcharme. Pero estaba cansado y no tenía plan b, así que al final me quedé a regañadientes.
COMIDA
No probé lugares que merezcan una mención especial. Algún local de fast food y poco más.
LOVE VALLEY
Hay dos valles con este nombre en la Capadocia y yo comencé visitando el menos popular. El sendero arranca desde Zemi Valley, indicado por un cartel antes de llegar al Göreme Open Air Museum. Y en apenas un cuarto de hora estaba rodeado de espectaculares chimeneas con forma fálica (de ahí el nombre del valle). No había absolutamente nadie, así que pude pasear y hacer fotos sin ser molestado, probando diferentes perspectivas, con una luz perfecta.
Desde el fondo del valle subí por un camino hasta la parte superior, que ofrece unas vistas magníficas, con las chimeneas en primer plano; y de fondo Rose Valley, con sus formaciones rocosas onduladas. El día había comenzado con un sol radiante y hacía más calor que en jornadas anteriores, con lo cual decidí evitar la parte central y regresé a mi hotel a descansar.
A eso de las 16.30h me puse de nuevo en marcha. Ahora tocaba visitar el Love Valley más famoso para poder comparar con el de la mañana. El encargado de la recepción de mi hotel me había recomendado utilizar un dolmus, o caminar por la carretera principal. No sabía con quién estaba hablando… En lugar de eso atajé por las pistas de tierra que utilicé el día que recorrí White Valley y llegué directo en tan solo 25 minutos. Este Love Valley también tiene chimeneas de forma fálica, pero aquí me encontré con dos problemas:
*La luz no era muy buena para la fotografía, al tener el sol de cara.
*Pensaba que habría alguna forma directa de alcanzar el lado opuesto del valle, donde hay un mirador, y no hubo manera. Primero seguí un sendero que casi me lleva hasta la parte superior, pero en el último momento apareció una roca que había que trepar, y un paso en falso me enviaba al fondo del barranco. Así que tuve que dar media vuelta; salir del valle; recorrer un tramo de carretera; y por último desviarme por una pista de tierra. Por suerte me encontré con una pareja (él de Bulgaria, ella de Rusia), y fuimos charlando durante el trayecto.
Una vez en el mirador de Love Valley me encontré con un ambiente horrible: docenas de turistas en quads levantando nubes de polvo; música disco a todo volumen; tiendas de recuerdos; columpios y bancos enmarcados en corazones para las fotos de Instagram; gente por todas partes… No daba crédito… Por suerte el paisaje compensó con creces las molestias, con el valle cubierto de chimeneas; Rose Valley de fondo; Çavusin; el Monte Erciyes… Reconozco que este Love Valley es mucho más espectacular que el primero y me quedé un buen rato haciendo fotos, con una luz perfecta. Eso sí, es importante no llegar más tarde de las 18.30h, porque a esa hora las sombras comienzan a cubrir el valle.
Para regresar a Göreme no tenía ganas de volver a la carretera e intenté por todos los medios atajar bajando directo al valle, pero no hubo manera. Una vez casi lo consigo, pero acabé al borde de una peligrosa pendiente. Así que tuve que volver a subir y dar un rodeo por la carretera, rodeado de quads. Por lo menos me sirvió para comprobar la amabilidad turca: una señora paró su coche junto a mí y me invitó a subir para llevarme a Göreme. Todo un detalle. Aunque preferí volver a pie buscándome la vida.
De nuevo en el fondo del valle utilicé los atajos que conocía y llegué a la parte superior justo cuando el sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, con un cielo totalmente despejado. Fue una justa recompensa. A continuación bajé por pistas de tierra envuelto en sombras, con el frescor de la noche, el olor de las flores, y las luces de Göreme en la distancia. Me detuve un momento para jugar con el cachorro encadenado. Y alcancé mi hotel sin problema.
ORTAHISAR
Esta población se encuentra a 4km de Göreme. A diferencia de Üçhisar o Çavusin no hay ningún valle interesante que conduzca hasta ella, así que decidí desplazarme en dolmus. La parada no estaba muy lejos de mi hotel, pero cuando llegué acababa de pasar uno y tuve que esperar casi una hora al siguiente vehículo. Además el dolmus me dejó en la carretera principal y me tocó caminar 1km hasta el centro de Ortahisar. Precio: 4L.
Ortahisar es un lugar agradable que todavía se mantiene al margen del turismo de masas. Tiene una plaza llena de cafés y animadas terrazas donde los lugareños charlan; casas de piedra centenarias; y una atmósfera relajada, sin quads ni grupos de chinos. Esto fue lo más destacado de mi visita:
1. Castillo: una montaña llena de cuevas similar a la de Üçhisar, aunque esta sí fue utilizada como fortaleza en tiempos del Imperio Bizantino. La erosión ha provocado que el castillo lleve años en restauración y solo se puede subir a la terraza intermedia. Pero aun así lo recomiendo: el precio es de risa (4L); llegar hasta la terraza supone una pequeña aventura, utilizando una precaria escalera metálica pegada al exterior de la montaña; y las vistas de Ortahisar y los alrededores son espectaculares, con sus viviendas tradicionales y valles rodeados de palomares.
Si visitas el castillo por la mañana, al salir dirígete hacia el norte y cruza el valle. Desde el otro lado podrás contemplar una panorámica insuperable de Ortahisar, con el castillo y las casas del pueblo bajando por la ladera, y una luz perfecta para la fotografía. Eso sí, ni se te ocurra comprar algo en el café cercano. Quería refrescarme con un Twister y el dueño me pedía 10L, cuando el precio normal en una tienda es de 1L.
2. Pancarli Kilise: está situada a 3km del centro, así que antes de ponerme en marcha me aseguré de que estaba abierta preguntando al chaval de la taquilla del castillo (solo me faltaba pegarme la caminata para nada..). La ruta consistió en seguir una carretera sin asfaltar que atraviesa viñedos y campos de cultivo. Tan solo me crucé con un par de lugareños llenando garrafas en una fuente, y apenas pasaron vehículos. De vez en cuando aparecen indicaciones, pero yo me orienté con Google Maps y llegué a la iglesia sin problema.
Allí me encontré con el encargado durmiendo a pierna suelta porque el lugar estaba desierto. Pero el abuelete se vino arriba, me cobró el billete (5L) y continuó con la siesta. Nada más entrar en la iglesia me di cuenta que el esfuerzo había merecido la pena. Pancarli Kilise está excavada en la roca y sus muros son un festival de coloridos frescos bizantinos que datan del siglo XI, en muy buen estado de conservación. Así que me tiré un buen rato contemplando las diferentes escenas que representan la vida de Jesús y otros santos. Me encantó.
En Ortahisar se pueden realizar otras actividades, como visitar el Monasterio de Hallacdere, excavado en la roca; o recorrer los valles de Ortahisar y Uzengi.
ÜRGÜP
Después de visitar Pancarli Kilise en teoría tenía que regresar a Ortahisar, caminar hasta la carretera principal, y esperar a que pasara un dolmus que me llevara hasta Ürgüp. Un recorrido que en el peor de los casos me podía hacer perder un par de horas. Pero desde la iglesia pude ver a no mucha distancia una población, y el encargado me confirmó que era Ürgüp, y que se podía llegar a pie. Así que no me lo pensé dos veces y me lancé a la aventura.
La verdad es que fue una ruta memorable (para lo bueno y lo malo). Primero caminé por el fondo del valle, entre rocas ondulantes de color naranja, palomares, antiguas viviendas excavadas, vegetación frondosa, lagartijas correteando, mariposas de colores… El calor era abrasador, con dos agravantes: se me había olvidado ponerme crema protectora y meter una botella de agua en la mochila.
Al principio el sendero no tuvo pérdida, e incluso había marcas rojas y blancas, como si fuera un tramo del Camino Licio. Aunque más tarde comenzaron a aparecer numerosas alternativas. Encima, al tener marcado en Google Maps el punto donde quería llegar empecé a coger atajos y caminos borrosos para no caminar más de la cuenta. Y la cosa se fue complicando, porque a veces tenía que sortear profundos valles y me tocaba encontrar un nuevo sendero; o avanzar campo a través entre plantas espinosas, mosquitos, y madrigueras que amenazaban con torcerme un tobillo (imagino que eran de topos o conejos). Pero lo peor estaba por llegar…
Al pasar junto a una chimenea llena de agujeros, de repente comenzaron a salir de su interior perros salvajes que corrían hacia mí ladrando. Parecía una escena de una película de terror. Serían unos diez, y liderando la manada había un perro enorme. Milagrosamente mantuve la compostura y no salí corriendo (no sé si de forma intencionada o porque el miedo me dejó petrificado), ya que eso hubiera sido mi perdición. El caso es que me quedé plantado y le amenacé con tirarle piedras (inexistentes, porque estaba en medio de un prado), pero el perro seguía a toda velocidad…
Y cuando ya lo tenía a escasos metros y me veía en el suelo sangrando, me encaré con él y me salió de dentro un grito que retumbó en el valle. Fue un “Valeeeeeee” mezcla de rabia y desesperación. Y el perro frenó en seco, sin saber qué hacer, al igual que el resto. Al poco volvieron a ladrar e hicieron otro intento de seguirme, pero grité una vez más mientras me alejaba y los perdí de vista. Es difícil expresar lo que sentí cuando ya me vi a salvo: temblaba como un flan, con el corazón a mil por hora, y casi me echo a llorar. Me había salvado por un pelo del desastre…
El resto del camino hasta que llegué a la carretera fue un calvario. No parecía acabarse nunca y los valles se sucedían. Incluso hubo un tramo donde atravesé un campo de plantas que me llegaban por encima de la cintura, sin saber qué había dentro. Pero al final lo conseguí y alcancé el punto que buscaba: un mirador lleno de turistas que no se imaginaban de dónde venía. Estaba agotado, muerto de sed, y lleno de arañazos. En una tienda cercana compré una botella de agua grande a un precio razonable (2,5L) y casi me la bebo de un trago.
Ürgüp es otra población de ambiente relajado similar al de Ortahisar. Estaba habitada por una importante comunidad griega, y tras el intercambio de población fruto del Tratado de Lausanne quedó prácticamente abandonada. Hasta que el aumento de turismo en la región hizo que se restauraran muchas de las viviendas tradicionales y algunas se convirtieron en hoteles de lujo.
Esto dio de sí mi visita a Ürgüp:
1. Las Tres Gracias: el mirador al que llegué tras mi odisea. Está a 1km de Ürgüp y permite contemplar tres chimeneas coronadas por una piedra plana de color oscuro. La imagen se ha convertido en un símbolo del pueblo e incluso de toda la Capadocia. La verdad es que son realmente fotogénicas. Después caminé hasta el centro de Ürgüp por la carretera principal, que casi no tenía arcén, con los vehículos pasando a escasos centímetros.
2. Casco Antiguo: al llegar a Ürgüp me desvié a la derecha y alcancé un mirador que ofrece una panorámica genial de la parte antigua del pueblo, con sus casas tradicionales de piedra, arcos y minaretes. Coronando el conjunto está la tumba de un santo local, con una cúpula y la omnipresente bandera de Turquía.
Otra opción es subir hasta la tumba, con buenas vistas de los alrededores, pero yo estaba agotado. Los amantes de los vinos también pueden visitar alguna bodega para probar las variedades que se producen en la zona.
Ya en la plaza principal de Ürgüp, encontré una pastelería con un nombre que me hizo gracia, Sükürogullarj (vaya tela…), y ocupé una mesa del comedor para reponer fuerzas y aprovechar el aire acondicionado. Primero pedí un té y una porción de Kadayif (una especie de bizcocho bañado en miel); y después una copa de Dondurma (helado turco) de 3 sabores que estaba delicioso (tan espeso que casi se podía masticar) y una botella de agua. Precio: 20L.
KARSI KILISE
La Iglesia de San Juan, excavada en la roca en el siglo XIII, contiene algunos de los mejores frescos bizantinos de la Capadocia, y misteriosamente está excluida de los circuitos turísticos que parten a diario de Göreme (algo similar a lo que sucede con el monasterio de Eski Gümüsler). Para llegar en transporte público lo mejor es coger en el centro de Nevsehir un dolmus en dirección a Gülsehir (salen de una parada junto a la mezquita de Alibey); y pedir al conductor que te deje en la carretera, junto a la pista que va a la iglesia, 1km antes de llegar al pueblo. El trayecto dura un cuarto de hora y cuesta 3,5L.
*Horario: 8h – 17h
*Precio: 6L
*Fotografía: ok
Tras caminar unos minutos encontré la iglesia y una taquilla desierta. Por un momento me temí lo peor y pensé que al ser época de Ramadán la iglesia estaba cerrada. Pero pude abrir la puerta y visitar el interior.
La iglesia se compone de dos plantas: una inferior, decorada con dibujos geométricos de escaso interés; y otra superior, a la que se accede por una escalera metálica, con sus muros completamente cubiertos de frescos. Esa planta es sencillamente espectacular y pude disfrutarla en solitario durante media hora, con escenas religiosas de todo tipo, imágenes de santos, y un Juicio Final con criaturas extrañas (poco común en las iglesias de la Capadocia). El colorido sorprende, gracias a que los frescos han sido minuciosamente restaurados. Las únicas fuentes de luz eran la puerta (que dejé abierta) y una ventana, así que mi vista se tuvo que acostumbrar a las penumbras del recinto, que creaban una atmósfera todavía más auténtica.
Cuando salí de la iglesia había alguien en la taquilla y me acerqué para pagar el importe de la entrada. Pero solo tenía un billete de 100L y el encargado estaba sin cambio. Solución: el hombre no se complicó la vida y me dejó marchar sin pagar. Todo un detalle…
AÇIK SARAY
Cerca de Gülsehir hay otro lugar de interés conocido como Açik Saray (o «Palacio Abierto«). Se trata de un recinto de grandes dimensiones con diferentes estancias excavadas en la roca que datan del siglo X. En un principio se pensó que era un complejo monástico parecido al Göreme Open Air Museum, pero tras analizar con detalle la zona se llegó a la conclusión de que son lujosas viviendas de familias adineradas que prosperaron durante el Imperio Bizantino. La entrada de Açik Saray se encuentra junto a la carretera, a unos 2,5km de Karsi Kilise, en dirección a Nevsehir. Yo no tenía ganas de caminar porque hacía un calor horrible, así que esperé unos minutos y apareció el mismo dolmus con el que viajé a la iglesia. Incluso el conductor se acordaba de mí y me llevó sin cobrarme nada. Otro detalle más…
*Horario: 8h – 17h
*Precio: gratis
*Fotografía: ok
Reconozco que a priori Açik Saray no me llamaba mucho la atención y estuve a punto de no visitarlo. Pensaba que sería similar a lo que ya había visto en los diferentes valles de la Capadocia. Pero nada más lejos de la realidad. Las viviendas no son simples agujeros en la roca. Algunas tienen fachadas muy elaboradas, con arcos y relieves. En otras pude ver iglesias subterráneas (me encantó una con enormes columnas desgastadas por la erosión); pinturas representando animales; y una sala con una cruz tallada en el techo. Me lo pasé genial explorando el recinto totalmente solo, adentrándome en cuevas oscuras y bajando por escaleras polvorientas sin saber qué maravilla me estaba esperando al doblar la esquina.
En los bosques que rodean Açik Saray abunda un arbusto llamado Igde. Es bastante habitual en la Capadocia y sus flores amarillas desprenden un olor embriagador, aunque también atraen montones de abejas. Dentro del recinto también destaca una chimenea con forma de champiñón que se ha convertido en la imagen de Gülsehir. Cerca hay una cueva que permite buenas composiciones fotográficas.
Para regresar a Nevsehir me planté una vez más en la carretera a esperar el dolmus. Aunque un lugareño se apiadó de mí al verme bajo un sol de justicia, paró su coche y me llevó hasta el centro. No hablaba nada de inglés, así que la conversación fue complicada. Asombrosa la amabilidad de los habitantes de Nevsehir…
ALOJAMIENTO
De cara a visitar los alrededores de Gülsehir decidí alojarme dos noches en Nevsehir. Las opciones en esta ciudad son muy reducidas, principalmente hoteles modernos orientados a gente de negocios, con lo cual no tuve mucho margen de maniobra.
Viva Hotel – 85L/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; limpieza extrema; baño privado con ducha perfecta; ubicación céntrica, a escasa distancia de la parada de dolmus a Güsehir; nevera; precio; abundante desayuno incluido.
*Puntos en contra: camas individuales; wifi errático; hotel para fumadores (la habitación olía a tabaco).
Con el precio ocurrió algo curioso. El primer hotel que elegí al llegar a Nevsehir fue el Seven Brothers, ubicado a escasos metros. Pero el encargado de la recepción me dijo que todas las habitaciones estaban ocupadas por la llegada de un grupo de turistas kurdos. Aun así me hizo el favor de llamar al Viva Hotel, y reservarme una habitación, al mismo precio que las suyas (100L). La sorpresa llegó cuando al final decidí quedarme una segunda noche, y por esa me cobraron solo 70L. O sea que el recepcionista del Seven Brothers se llevó 30L de comisión. Está claro que no puedes bajar la guardia…
COMIDA
Al estar en pleno Ramadán, a la hora de la cena tuve que ir con cuidado. De hecho una noche salí a las 21h y me encontré todos los restaurantes cerrados (solo había tiendas de frutos secos y pastelerías). Con esta situación no me compliqué la vida y opté por el mismo lugar.
Mehm-Et Restaurant
Un restaurante enorme con dos plantas y una terraza exterior especializado en carnes. La verdad es que me gustó todo: camareros eficientes; comida abundante; ambiente local; y precios muy correctos. Los platos vienen acompañados de una serie de entrantes de cortesía (ensalada, salsa de yogurt, cebolla, pimientos fritos…), con un pan delicioso; y para acabar sirven té gratis.
Mi segunda cena en Mehm-Et fue espectacular. Al ser sábado la oferta consistía en una serie de menús a precio cerrado. Yo elegí uno de 45L que incluía sopa de lentejas; Iskender Kebap; sandía; y una botella grande de agua. Además de los entrantes de cortesía, que esta vez eran enormes, porque estaban preparados para familias y no había porciones individuales. ¡De hecho quería una Fanta y cambié de opinión porque solo tenían botellas de 1 litro! Acabé a reventar, y por apenas 7€…
En linea con las curiosidades del Ramadán, esa noche fue muy gracioso observar las mesas llenas de platos y todas las familias sentadas esperando sin tocar nada. Hasta que a las 20h se indicó desde la mezquita que ya se había puesto el sol, se escuchó un cohete, y la gente se abalanzó sobre la comida como pirañas, tras todo el día ayunando.
DEVRENT VALLEY
Tras explorar Ürgüp mi idea era conocer Devrent Valley. Se encuentra tan solo 6km al norte del pueblo, y su nombre turco podría traducirse como «Valle de la Imaginación«. El motivo es que en él hay un montón de rocas de formas extrañas que se prestan a todo tipo de interpretaciones, en función de quien las observa. La imagen más popular de este valle es la de unas rocas que parecen un camello con sus dos jorobas. Pero al final no visité el lugar por varios motivos:
*Estaba agotado tras las aventuras del día (ataque de perros incluido).
*El cielo se había cubierto de nubes grises que amenazaban con descargar lluvia (de hecho cayó alguna gota).
*Me habían dicho que llegar a Devrent Valley en transporte público era complicado y me tocaría hacer autoestop.
*Ya había visto infinidad de rocas curiosas y comenzaba a estar saturado.
*Eran las 17h pasadas y no iba muy sobrado de tiempo.
Así que caminé hasta la Terminal de Autobús de Ürgüp y cogí un dolmus de regreso a Göreme. De todas formas, Devrent Valley es una atracción turística bastante visitada y no puedo dejar de incluirla en una lista de 20 lugares destacados de la Capadocia. A pesar de ser el único de los 20 que no vi con mis propios ojos.
CONCLUSIÓN
La Capadocia es mi región favorita de Turquía y al tener mucho tiempo disponible la pude explorar en profundidad, alojándome en diferentes poblaciones, como Ihlara, Nigde, Göreme o Nevsehir. La combinación de valles de aspecto extraterrestre, arte medieval y poblaciones tradicionales era demasiado atractiva para poder resistirme, y mi estancia se fue alargando poco a poco. A pesar de mi encuentro con una manada de perros salvajes que casi me cuesta un disgusto. En definitiva la Capadocia es mucho más que un selfie con globos de fondo. Y se puede recorrer de forma independiente sin necesidad de apuntarse a los tours que organizan las agencias de Göreme.
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